Hola a todos!!! Antes que nada, SIENTO MUCHO NO HABER ACTUALIZADO ANTES!!!!!!!!!!!! Perdón, pero es que se me juntaron un montón de cosas y tuve unos días insufribles!! En fin, no me voy a poner a contarles mi vida... pero LO SIENTO!! Acá les dejo el chap 8... Les advierto que decidí introducir un lío amoroso "paralelo", aunque en este chap no viene muy desarrollado... ya me contarán qué opinan!! (a ver si adivinan cuál es, jeje ;) )
REVIEWS!!!!!!!!!!!
En el chap Anterior....
-¡ERES UN COMPLETO IMBÉCIL! –gritó Ginny, perdiendo la poca paciencia que le quedaba- ¡NO ESTOY ENAMORADA DE MALFOY! ¡NO SOY SU NOVIA! ¡NADA! ¡SÓLO ME ESTOY EMPEZANDO A LLEVAR BIEN CON ÉL, PERO CLARO, TÚ NO PUEDES VIVIR SIN SACAR LAS COSAS DE QUICIO!
-¿Con que sólo "te estás empezando a llevar bien con él"? –preguntó Harry- ¡Da la casualidad de que tus amigas estaban diciendo algo completamente distinto! ¡Algo que sonaba a "están enamorados"! –dijo señalando a Sydney y Amy.
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-Júramelo. Júrame que de verdad me quieres lejos. Que no soy nada para ti. Dime que no quieres nada conmigo. Júramelo, y entonces te dejaré libre. Júramelo, y... nunca más volveré a acercarme a ti –susurró Draco, mirándola fijamente.
-No puedo –dijo al fin, cerrando los ojos-. No puedo.
-Lo sabía –respondieron los labios de Draco sobre los suyos, antes de atraparlos en un beso como nunca antes habían dado.
8. Besos
Aquello parecía hecho a propósito. Probablemente, si alguien lo hubiera visto, le hubiera dado un premio a la mejor sincronización o algo por el estilo. Pero nadie estaba mirando. La noche transcurría fría y lenta, y el castillo de Hogwarts se encontraba dominado por el silencio y la tranquilidad. Dentro de él, casi todos dormían. Sin embargo, había cuatro que no lo hacían. No podían. Cuatro espaldas apoyadas contra distintos muros. Cuatro pares de ojos cerrados. Cuatro pares de brazos abrazando sus respectivas rodillas. Cuatro cabezas dolidas de tanto pensar, de tanto darle vueltas a lo mismo. Cuatro personas atrapadas en la misma red. En el mismo problema.
Sí... seguramente. Si alguien los hubiera visto no hubiera quedado indiferente. Sus cuerpos se encontraban en lugares distintos, pero estaban en la misma pose: sentados contra el muro, cerrándose en sí mismos... buscando refugio. En cuanto a sus mentes, eso era algo distinto. Aquellos cuatro pensamientos estaban en el mismo lugar. La lechucería.
Por un lado, en las frías mazmorras, Draco Malfoy recordaba aquel recinto con especial cariño. Allí había empezado aquel juego. Y allí se había convertido en algo tan serio y terrible como dulce a la vez. Esa había sido, probablemente, la mejor tarde de su vida; después de todo, ¿qué mas se puede pedir que pasar horas abrazado a la persona que se ama, compartiendo risas y silencios, miradas, besos inolvidables?
Por el otro, dentro de ese mismo lugar, rodeada de lechuzas, se encontraba Ginny Weasley; sentía una terrible angustia, que a por momentos era remplazada por una íntima felicidad. Le parecía injusto que todo fuera tan difícil; ella sólo quería estar con Draco... lo demás le daba igual. Exactamente igual. Pero sabía que su hermano y Harry estarían como ella, desvelados. Por una vez en su vida se entristeció de que tanta gente se preocupara por ella.
Y no se equivocaba... en la Sala Común de Gryffindor uno, en la habitación de los chicos el otro, los dos amigos estaban sin poder pegar un ojo. Ron sólo quería lo mejor para Ginny, y Harry... Harry la quería a ella. Así fueron transcurriendo las interminables horas, sin que ninguno se moviera en lo más mínimo; pero finalmente el tierno amanecer fue dando paso a una soleada mañana, y llegó la hora de prepararse para las clases.
Ginny se encaminó a la Sala Común, rogando no encontrarse más que con Sydney y Amy, para asearse un poco. El día anterior, después de haber pasado el "castigo" disfrutando de cierto Slytherin, había asistido a clases, pero no había hablado con ellas. Sus amigas comprendieron que necesitaba estar sola y no insistieron en sacarle palabra; tampoco salieron a buscarla después de la cena, ya que no había ido al Gran Comedor (al igual que Malfoy y Ron; Harry apareció unos momentos, habló con Hermione y se fue).
Sin embargo, sabía que ellas eran lo único que tenía, aparte de Draco, y ahora que había tenido toda una noche para reflexionar se sentía lista para volver a "sociabilizarse", por así decirlo. También sabía que aún tendría que enfrentarse innumerables veces a Harry y Ron, pero estaba preparada. Todo a su tiempo. Para su alivio, cuando llegó a la Sala Común no se cruzó con nadie. "Seguramente están todos desayunando", pensó la pelirroja.
–GINNY! –exclamaron sus amigas, una con el pijama todavía puesto y la otra con el cepillo de dientes en la boca, cuando entró a su habitación.
La chica les sonrió abiertamente, y sin darles tiempo a preguntar, les contó lo que había pasado con el Slytherin.
–Así que... –empezó Amy, a quien todo eso la emocionaba enormemente– ¡AHORA SÍ QUE ESTÁS CON MALFOY!
–Dí que sí!! –exclamó Sydney.
–Bueno... –comentó Ginny poniéndose colorada– Aún no me ha dicho "quieres ser mi novia?" o algo parecido... ¡Es un chiste! –se interrumpió, riendo, al ver la mirada asesina de sus amigas. La reconfortaban tanto...
Las chicas decidieron no ir a desayunar, por si se encontraban con ciertos Gryffindor; además de los dos chicos, resultó ser que Hermione estaba al tanto de todo. Amy, al volver con Sydney de la lechucería la tarde anterior, había oído como Ron le relataba todo lo sucedido a la castaña.
Al finalizar las clases de la mañana sin ninguna novedad, el trío comenzó a debatir sobre si presentarse al almuerzo o no.
–No puedo más... el hambre me está matando! –exclamó Sydney.
–A mi también –asintió Amy–. Pero no sé si es conveniente que vayamos, podríamos entrar en las cocin...
–¡Claro que no! A mi me parece una muy buena idea ir al Comedor –interrumpió firmemente Ginny–. No puedo esconderme eternamente, ¿verdad? Además, por más que tenga que aguantar a mi hermano, también voy a ver a Draco... –dijo sin poder contener una sonrisa.
–Vaya... le extrañas, eh?
–Pero si le ha visto ayer....
–Déjalo, Syd!
Las tres rieron y así llegaron, contentas y (en apariencia) despreocupadas, al Gran Comedor. Cuando entraron no hubo un estiramiento de cabezas generalizado, ni una ola de murmullos; la pelirroja lo interpretó como una buena señal... Lo más probable es que nadie supiera aún lo de su "amistad" con el rubio. Conteniendo su mirada para que no se desviara a la mesa de las serpientes, se fue junto a los de su casa seguida de las otras.
Al llegar, se dio cuenta de que Hermione la miraba fijamente; Harry, por el contrario, tenía sus ojos fijos en una zanahoria de su plato, y Ron se encontraba con la mirada perdida en el jugo de calabaza.
–Hola, 'Mione –dijo Ginny alegremente, fingiendo que nada pasaba.
–Ho... Hola, Gin –contestó la castaña. Ron soltó un gruñido y Harry se limitó a resoplar, sin quitar la vista de la zanahoria.
La pelirroja se sentó separada de ellos por varios asientos, junto con sus dos amigas. Disimuladamente, rastreó entre la mesa de Slytherin hasta que encontró lo que buscaba. Al otro lado del Salón, Draco Malfoy paseaba su vista por las casas, impaciente. Después de unos minutos sus esfuerzos se vieron recompensados; unos hermosos ojos miel se posaron en los suyos, alegres.
Sin poder contenerse, sonrió abiertamente, a lo que la chica respondió con una de esas sonrisas. Una especialmente dulce, radiante, cálida... que lo volvía loco.
–Ya... pero no te gusta, ¿no? –preguntó una voz burlona en su oído. Draco dio un respingo y fulminó con la mirada al chico que había hablado. Luego sonrió.
–¿Y bien? –siguió Blaise– Te he atrapado, amigo. ¿Vas a seguir negándomelo?
–Nah –respondió el rubio con una mueca–. ¿Te molesta?
–¡Claro que no! A mi no me gusta la Weasley...Es más...me conviene que estés con ella, más de lo que tú crees.
Draco alzó una ceja, inquisitivo.
–¿Qué?
–Oh, nada. Déjalo –respondió su amigo, sonriendo.
–Escúchame bien, Zabini –dijo Malfoy poniendo un gesto amenazador, en broma–. O me dices por qué te conviene a ti que esté con Ginevra, o te las verás conmigo...
–"Ginevra"?... Jajaja! –rió Blaise.
–Así se llama, ¿o no lo sabías? Además, es un nombre muy...
–De acuerdo, de acuerdo –lo interrumpió, sin poder contener las carcajadas–. Sólo me causó gracia que la llamaras por su nombre, cuando a mí casi siempre me sigues diciendo "Zabini".
–¿Estás celoso? –preguntó Malfoy con sorna.
–Oh, sí, Drakín... Es que te quiero tanto... –dijo Blaise, que ya no pudo más y comenzó a llorar de la risa. Draco lo miró con un gesto de superioridad.
–Deja de llamar la atención, ¿quieres? –esperó a que su amigo parara de reír–. ¿Y bien? ¿Qué es lo que te conviene?
–Bueno... –comenzó el otro mientras se servía un trozo de pastel de carne– ya que estamos en estos asuntos, te diré que yo también tengo los ojos puestos en una leona.
–¿Ah, sí? –exclamó Draco, bajando la voz para burlar oídos indiscretos y mirando a su amigo con interés– ¿En cuál de ellas, si se puede saber?
–Aaaaahhh.... –dijo Blaise encogiéndose de hombros– En una.
–¡Muy listo, Zabini! ¿Te importaría dejar los enigmas para otro momento?
–Está bien... no se enfade usted, Míster Malfoy –replicó su amigo imitando la voz de un elfo doméstico–. Te daré una pista... es amiga de la Weasley.
–¿Una de esas dos? –inquirió el rubio señalando discretamente a Sydney y Amy, que conversaban animadamente con la pelirroja.
–No, no. Su... tercera mejor amiga, por así decirlo.
–Pero... –dijo Draco frunciendo el ceño–. Yo sólo se que esas dos son sus mejores amigas... No conozco a ninguna tercera... Bueno, sólo sé de una más que se lleva bien con ella, pero no puede... No, no creo, es imposible...
–¿Quién? ¿A quién te refieres? –preguntó Blaise sonriendo misteriosamente.
–A la sangre sucia, ¿a quién si no? –respondió el rubio dando un sorbo a su jugo de calabaza.
–Te agradecería –dijo su amigo mirándolo fijamente– que a partir de ahora cambiaras eso de "sangre sucia" por "Granger". Si no te importa.
Malfoy apreció enormemente que no hubiera nadie sentado enfrente de él en el momento en que el jugo de calabaza salió despedido de su boca a causa de una violenta tos. Lo único que logró balbucear antes de sumirse en otro ataque de tos fue "Tú... esa... TÚ?"
Blaise se limitó a reír mientras observaba cómo su amigo se recuperaba lentamente.
–¡Yo no veo nada de qué reírse! –exclamó al fin.
–¿Que no? –replicó Zabini–. Yo sí... te he insinuado que me gusta Granger y mira cómo...
Malfoy volvió a toser.
–Pero... ¿te gusta EN SERIO?
–Sí –respondió el otro encogiéndose de hombros–. Es muy inteligente, tiene carácter... Y no está nada, pero nada mal. En estos años ha cambiado mucho... para mejor, se entiende.
Draco trató de asimilar la información.
–Y... ¿cóm..? ¿qu..? ¿desde cuándo? –preguntó, sumido en la confusión.
–¡Uf! –replicó Blaise haciendo un gesto con las manos– Desde mucho antes de que tú empezaras con lo de la Weasley. Mucho.
–¿Y por qué nunca me...?
–Porque me hubieras matado, Malfoy. Y lo sabes.
–Sí... puede ser... –concedió– ¿Y cómo sabes tú que no te voy a matar ahora?
–¡Porque has cambiado! Es decir... tú odiaste a tu padre siempre, pero no me vas a negar que antes le obedecías más... Ahora, por más que no quieras admitirlo, lo de la pureza de sangre te importa un cuerno.
El Slytherin reflexionó un momento.
–Tienes razón –dijo al fin–. Bueno... que tengas suerte, entonces. Pero yo que tú me cuidaría... No me extrañaría que la sa... Granger –se corrigió rápidamente– estuviera a los pies de San Potter.
–Bah... eso se arregla fácilmente. En cuanto me conozca, se va a olvidar de ese cara–rajada.
Los dos siguieron hablando hasta que llegó la hora de volver a clases. Malfoy pretendía esperar a Ginny disimuladamente, pero su mirada se cruzó con la de Ron y comprendió que si se acercaba a ella corría el riesgo de ser atacado y recibir una paliza. "De todos modos, hoy tenemos castigo" pensó para consolarse.
Ginny se encontraba haciendo los deberes en la Sala Común, junto con Amy y Sydney. Ron había desaparecido rumbo a su habitación, y Harry tenía entrenamiento de Quidditch. El primer partido sería dentro de dos semanas, contra Ravenclaw.
De repente, una voz rompió su concentración.
–Gin... ¿podemos hablar?
–Claro, Herm –dijo la pelirroja, algo temerosa, mientras sus amigas observaban–. Siéntate.
–Bueno... voy a ir al grano. Necesito saber si es verdad que...
–...que estoy con Malfoy?
–Sí –susurró la castaña.
–Pues... sí. ¿Algo más? –inquirió Ginny, más fríamente de lo que pretendía.
–No, yo sólo quería... felicitarte –finalizó Hermione muy incómoda, consciente de que tres pares de ojos estaban clavados en ella. La pluma de Amy estaba dejando un enorme manchón en su redacción de Herbología, pero eso no pareció importarle mucho.
–¿Fe... licitarme? –repitió la pelirroja, incrédula.
–Sí –asintió la castaña–. Yo... no creo que sea malo que estés con Malfoy! Después de todo, ninguno de nosotros lo conoce a fondo, y bueno, yo... creo que hacen buena pareja –dijo con una risita nerviosa.
–¿Lo dices en serio?
–¡Claro que sí, Gin! Y... cuéntame... ¿cómo les va juntos? –preguntó Hermione, aunque por algún motivo parecía no estar a gusto.
–Bien, bi... pero.. ¿Qué es esto? –exclamó Ginny, extendiendo su mano hacia un bulto de color carne que asomaba levemente por el cuello de la camisa de la castaña.
–N–nada! Nada! –respondió la chica tratando de zafarse de la pelirroja. Sin embargo, ya era demasiado tarde.
–¿¡¿UNA OREJA EXTENSIBLE?!? –gritó la menor de los Weasley poniéndose de pie, mientras observaba cómo la oreja se camuflaba entre la alfombra en dirección a...– ¡El cuarto de los chicos... RON! –chilló Ginny, tomando la oreja y acercándosela a la boca– ¡NO PUEDO CREER QUE HAYAS LLEGADO TAN LEJOS! ¡ESPIARME! ¡CÓMO SE TE OCURRE! CUANDO TE VEA TE VOY A... A...
–¡Cálmate, Gin! –intentó en vano apaciguarla Hermione.
–¿QUE ME CALME? ¡ES UN CERDO! NO LO PUEDO CREER... ¿¡Y TÚ!? –exclamó señalando a la castaña mientras la oreja se contraía en dirección al dormitorio– ¿CÓMO PUDISTE?
–Yo... él me obligó, Gin!
–¿AH, SÍ? ¿CON QUE TE OBLIGARON, NO? –le espetó cruzándose de brazos.
–¡Tienes que creerme, Ginny! ¡Ron me dijo que... que... que si no lo hacía se lo diría a Harry!
–Le diría... ¿el qué? –preguntó la menor de los Weasley con el ceño fruncido.
–Pues... que... –comenzó la castaña bajando la vista– Pensé que tú lo sabías, Gin... a mí... yo... desde hace tiempo...
–¿Te gusta Harry? –preguntó la pelirroja comprensivamente, mientras se sentaba lentamente.
–Sí... un día me puse a discutir con Ron y sin querer se lo solté... Nunca se lo dijo, pero ahora me empezó a repetir que si no lo ayudaba a averiguar cómo era lo de Malfoy se lo diría, y yo no quiero...
–Está bien... está bien –susurró Ginny mientras la abrazaba–. Ya hablaré con él, ¿de acuerdo? Me encargaré de que no le diga nada a Harry.
–Gracias, Gin... eres una gran amiga. Yo...sé que no soy nadie para meterme en tu vida...–respondió la castaña-. Por cierto... lo que dije antes... de verdad hacen buena pareja -añadió timidamente.
La pelirroja sonrió y miró su reloj. Su estómago dio un vuelco. "Es la hora..." pensó.
–Bien... tengo que irme –dijo al cabo de un momento, poniéndose de pie–. Luego hablamos, Herm... nos vemos en clase de Pociones, chicas!
–Suerte, Gin!
–Disfruta! –exclamó Amy muy contenta.
–Nos vemos...
La chica salió a paso ligero de la Sala Común. Encima eso... no sólo su hermano se dedicaba a controlar cada minuto de su vida, si no que ahora la vigilaba por medio de otros, extorsionaba a Hermione... Había llegado demasiado lejos.
Suspirando, abrió la puerta de la lechucería. Draco ya estaba allí, y le dirigió una encantadora sonrisa cuando entró. Ginny se sintió como si, de repente, todos sus problemas hubieran desaparecido.
–Hola, Ginevra –susurró seductoramente.
–Hola, Draco –respondió ella cerrando sus manos sobre la nuca del rubio, que la tomó por la cintura.
Segundos después se encontraban fundidos en un beso. El Slytherin recorría la espalda de la pelirroja con sus manos fuertes y protectoras, mientras que Ginny se dedicaba a jugar a su antojo con su pelo rubio platinado, despeinándolo suavemente.
Cuando se separaron, Draco observó que la menor de los Weasley tenía las mejillas coloradas, algo que le encantó.
–¿Sabes una cosa? –preguntó mirándola fijamente.
–¿Qué? –respondió ella, que aún jugueteaba con un mechón rubio entre sus dedos.
–Eres preciosa.
–¿Qué tontería es esa?
–No es una tontería –replicó él–. Es la verdad.
–¡No es cierto!
–Te (beso) digo (beso) que (beso) sí (beso) es (beso) cierto! (beso)
Ginny se limitó a perderse en aquella mirada gris, disfrutando de cada beso como si fuera el primero.
-Oye –dijo después de un momento, despertando de su ensueño-. No es por nada, Draco, pero ¿no crees que deberíamos hacer algo? Es que como a McGonagall se le ocurra venir y vea todo sucio...
-Tienes razón –accedió-. Pero antes dame un último beso...
Sin darle tiempo a responder saboreó nuevamente aquellos labios dulces, aquella lengua con carácter, igual que ella...
-Vaya –dijo una voz amarga-. Bonita manera de cumplir un castigo.
La pareja se separó, horrorizada, queriendo saber quién los había descubierto esta vez. Ginny se quedó de piedra al ver a Harry, con su escoba de carreras al hombro y una expresión de odio en la cara.
-Con que "sólo estabas empezando a llevarte bien con él", ¿verdad? –siguió el moreno, con los celos inundando cada uno de sus sentidos.
-¿Qué haces aquí, Potter? –preguntó Draco con gesto amenazador, interponiéndose entre su enemigo y la pelirroja.
-¿Y a ti que te importa? La lechucería es un lugar de todos, ¿no?
-¿Acaso vienes a mandar una carta? –le preguntó Ginny cruzándose de brazos.
-No. Vengo de entrenar, me dirigía a la Sala Común y... cuando pasé por en frente de la puerta decidí entrar a hacerles una visita –respondió apoyando su escoba contra la pared.
-Para ir a la Sala Común desde el campo de Quidditch no es necesario pasar por delante de la lechucería –replicó Ginny, cada vez más enfadada.
-No, pero tenía ganas de...
-Me da exactamente igual... como si quieres dar 50 vueltas al castillo, Potter –lo interrumpió el rubio-. Lárgate.
-Ah, claro, tú lo que quieres es que te deje a solas con ella para que puedas seguir lavándole el cerebro, ¿no es cierto?
-¡BASTA YA, HARRY! –exclamó Ginny.
-No, déjalo, Ginevra... es interesante ver a este perdedor diciendo idioteces....
-¿"Ginevra"? ¿Así que ahora la llamas por su nombre real? ¿Acaso "Ginny" es demasiado vulgar para ti o qué? –inquirió Harry apretando los puños.
-Escucha, Potter. ¡Yo puedo llamar o dejar de llamar a mi novia como me da la gana! ¡Y eso, cara rajada, NO es asunto tuyo! ¡AHORA HAZ EL FAVOR DE DESAPARECER DE MI VISTA!
Ginny se quedó tan sorprendida al oír lo de "novia" que no reaccionó a tiempo para evitar que Harry le pegara un puñetazo al rubio y éste cayera al suelo con la nariz sangrando.
-¡HARRY! ¿QUÉ HACES? ¡DÉJALO! ¡NO LE VUELVAS A...! ¡HARRY, NO! ¡PARA!
La chica rebuscó desesperadamente en sus bolsillos hasta encontrar lo que quería, su varita. Sin perder tiempo lanzó un "Petrificus Totalus" a Harry. Éste se quedó totalmente inmóvil, observando cómo Ginny se arrodillaba junto a su enemigo para mirar si estaba bien.
-Tranquila... no es nada –dijo el Slytherin, quien trataba de parar su hemorragia nasal con la manga de la túnica mientras se ponía de pie-.
-Debes ir a la enfermería...
-No, no hará falta...
-¡Claro que sí! Iré contigo... y en cuanto a ti –dijo mirando fríamente a Harry- ya enviaré a McGonagall para que te vuelva a la normalidad.
Minutos más tarde, mientras esperaba que a Draco le hicieran efecto los medicamentos de Madame Pompfrey contra las hemorragias, para poder quitarle el algodón de la nariz, observó lo hermoso que se veía el rubio aún en esas condiciones. Decidió que tenía que hablarle de eso ahora...
-Draco...
-¿Sí?
-Lo que dijiste hoy de que soy tu novia... realmente...?
Por toda respuesta, el rubio se le acercó hasta que sus rostros estuvieron pegados, y susurró "¿Acaso lo dudabas"?
Entonces la besó. En ese momento volvió a entrar Madame Pompfrey... y decidió no decir nada.
-¿LE PARECE BONITO, POTTER? ¿ACASO SIENTE QUE SU POPULARIDAD HA DISMINUIDO O QUÉ?
-Pero profesora... ¡La estaba besando!
-¿Y ESO LE DA DERECHO A IR REPARTIENDO PUÑETAZOS POR AHÍ?
-Pero... pero...
-¡PERO NADA, POTTER! ¡TENDRÉ QUE CASTIGARLE, A VER SI APRENDE A CONTROLAR SUS EMOCIONES!
-¿Qué está sucediendo aquí, Minerva?
-Oh... Nada, Severus. Potter y yo estabamos manteniendo una conversación...
-¿Conversación? No lo parecía -respondió Snape-. Por lo que he oído,Potter va a ser castigado... -dijo sonriendo malévolamente.
-Así es.
-¿Ya se le ha asignado el castigo?
-No todavía, Severus.
-Ah... en ese caso, megustaría proponer uno... Necesitaría que alguien me preparara unos ingredientes para las clases de pociones de quinto y sexto curso...
-En ese caso... -dijo McGonagall pensativamente- supongo que podremos mandarlo aél. Después de todo hay un alumno de Slytherin implicado.
-Vengo de la enfermería -corroboró Snape-. Su hemorragia ya ha parado.
-Bien -respondió la jefa de Gryffindor-. ¿Sería posible que hablara con él y con la señorita Weasley ahora?
-Tienen clase conmigo en este momento -contestó Snape mirando su reloj-. Pero con gusto les diré que se dirijan a su despacho cuando ésta acabe.
-De acuerdo... mi trabajo ha terminado, entonces. Hasta luego -se despidió severamente, lanzándole una mirada de reojo a Harry.
-Bien, Potter -dijo el profesor de Pociones mirando con odio al moreno-. Sígueme. Tu castigo te espera.
En las mazmorras los alumnos de sextocuchicheaban alborotados... Era la primera vez que Snape llegaba tarde a clase. Mientras tanto, Draco los observaba desde el escritorio del Profesor, sin molestarse en imponer orden. Su mirada se encontraba fija en cierta pelirroja que en ese momento charlaba con sus amigas...
De repente, la puerta se abrió. El silencio cayó sobre la clase en cuestión de segundos mientras Snape entraba a paso ligero, seguido de...
-¿Harry...? -susurró Ginny.
-¿¡POTTER!? -gritó Draco.
El moreno ni siquiera los miró; el profesor hizo aparecer una receta en la pizarra.
-Escucha, Draco -dijo luego al rubio-. Tengo que marcharme de nuevo, así que te quedas a cargo de la clase. Mi querido Potter -añadió con sorna- tiene que cumplir un castigo cortando tentáculos de babosa rumana gigante. Vigílalo bien.
Malfoy asintió lentamente, sonriendo perversamente al chico que tenía en frente, que le devolvía la mirada cargada de odio.
-Lo haré, Profesor.
Soo...eso es todo!!! Espero que lo hayan disfrutado... Y dejen reviews, POR FAVOR!!! Es que si no no hay ganas de seguirlo... :S
Los adoro! Salu2,
666 LuCkY 666
