N/A: Ohayooo minna-san! ^^
¿Se preguntan que hago aquí? ¬¬
¿Qué como no tengo vergüenza de parecer después de tanto tiempo? u/////u
Gomeeeeeen!! Fue pura flojera, porque no estaba de vacaciones... de hecho, ahora vienen mis vacaciones.... xDD
Para los amantes del yaoi, aquí viene yaoi, aunque no es YohjixOmi, sino que otra pareja ^^, y también viene un poquitín de lime! XD
- Iris Tsukiyono: Me alegra saber que te gusta mi fic ^-^
¿Maine Coon? No sabes cuanto tiempo estuve buscando la raza de los konekos para encontrar uno adecuado, y el maine coon me pareció el más lindo! =3
Me encantaría leer tu fic... ¿me das la dirección? Onegai!!
Ahh! Lamento decirte que Omi-chan no está en condiciones de salvarse solo... T.T
Muchísimas gracias por tu review!!
- Laie Himura de Fanel: Cierto que era linda esa parte? *¬* xDD
La puse porque creo que Omi-chan siempre tiene muy presentes a todos sus amigos... es muy lindo x3
Aquí llega la parte yaoiiiii! solo espero que te guste!! ^o^
Muchas gracias por tu review, espero que me sigas apoyando!! ;_;
Y un abrazo para ti también ^^
- MoOny GiRl2: Mmmm.... mejor no me arriesgo... xDD
Creo que te vas a llevar una sorpresilla... ^^UU
Sobre herir a Omi-chan, voy a tratar de no hacerlo, pero en mi situación de escritora, me es difícil.... es una tentación!!
Muchas gracias por el review!
- Suisei Lady Dragon: Acabo de inventar a esa niña! XDD me gusta el nombre Suzue....=3
Bueno... mejor no busques muchas explicaciones, porque no creo que las encuentres... ^^U
¿Tu crees que los tontos se van a dar cuenta? Lamentablemente, Omi si pasa fácilmente por mujer... pero de todas maneras nos gusta ^^
Sobre el cuchillo, ¿crees que soy capaz de herir a Omi-chan? Nooooo! Se me parte el corazoncito!!! ToT
Y sobre hacerle caso a Manx... pues.... ya vas a ver xDDD
Muchas gracias por tu review!!! Y te perdono la tardanza! XD
- Sherry Lady: Sherry-chan!! O sabes cuán feliz me has hecho con este review! ^____________^
¿Cierto que se ven bien juntos? ^^ pero como ya dije antes, va a haber un cambio de pareja... =P
Muchísimas gracias por tu review y todos tus consejos!!
Un beso grandote, y espero que te guste este capitulo!
- Chibineko Sam: Gomeeeeen! xDD
Lamento hacerte hecho esperar tanto, pero parece que así funciona esto de los reviews... xDD
No te enojes conmigo! Aquí toyy! ^^U
Espero que te guste este capitulo, y espero también que me dejes un review!
Disclaimer: Weiss Kreuz no es mío... ¿saben porque? Porque si hubiera sido mi creación, Omi hubiera salido más, Sakura no existiría y definitivamente, habría yaoi! xD
Capitulo 6: El Verdadero Enemigo
Todavía estaba despierto... pero extrañamente no se quería mover. Aya le había dado un buen golpe... pero no lo suficientemente fuerte, como se lo merecía.
Sentía el viento en su cara, estaba en la moto, con Aya, camino a la florería. Sabía lo que le esperaba... y si no fuera porque se sentía miserable, él mismo se estaría golpeando, o por último se tiraría de la moto.
No faltaba mucho para llegar, había reconocido las cercanías.
¿Qué diablos hice mal? ¿porqué tuve que ser yo? Quizás si Aya o Ken hubieran ido con él... estoy seguro de que lo hubieran protegido correctamente... todo esto es mi culpa... todo lo que esta pasando ahora es mi culpa... le fallé... no pude protegerlo... TODO ES MI MALDITA CULPA
Quizás que cosas estará pasando Omi por mi culpa... no quiero que le pase nada... no quiero que lo toquen... no quiero verlo sufrir otra vez... ya es demasiado...ya es demasiado... él es muy joven... ¿por qué esta aquí? no debería estar haciendo estas cosas tan horribles... no se merece esto... ya ha sufrido bastante
No es justo... ya hice sufrir a Asuka... y ahora a Omi...
BASTA....
Aya sintió las cálidas lágrimas de su compañero. Sentía mucha impotencia. Sentía rabia, dolor... tristeza... toda una mezcla de sentimientos que no quería volver a tener... ya había sentido esto antes... con Aya-chan... y con sus padres... y ahora con lo más importante que tenía... sus compañeros, sus amigos...
Aunque lo quisiera evitar y hasta ocultar, sentía un inmenso cariño por cada uno de ellos, en especial por Omi. Él era quien lo animaba, quien lo ayudaba a seguir soportando, con el que siempre, sin excepción, podría contar. Omi era el que hacia que se sintiera feliz, el que le daba las razones para todo, él era...
Aceleró repentinamente la moto, haciendo que el viento pegara más fuerte contra su rostro. No podía ser débil, era el líder, y no debía mostrar debilidad. Esa era la razón por cual no quería estrechar ningún lazo de cariño con nadie. Un líder se debe mostrar fuerte, para darles más seguridad a los demás, pero en este caso, el que le daba fuerzas al líder era el pequeño de ojos azules... uno de sus pilares se había derrumbado...
Mientras que en la florería, otro joven estaba en una situación parecida
- Kuso.... – se repetía una y otra vez el castaño desde que había recibido la desagradable noticia – creo que le voy a partir la cara alguien – murmuró irónicamente.
El joven de ojos verdes se movía como un león enjaulado, no paraba de dar vueltas, para cualquier lado, no importaba para donde. El tiempo lo estaba matando... tenía que golpear a alguien... y pronto...
Hidaka nunca había sido de esos hombres inmaduros e irreflexivos. Esta era una excepción. Aunque con el único que había experimentado algo parecido era con su viejo "amigo" Kaze... Si... el sentimiento era casi el mismo, con la diferencia de que sentía que debía proteger Omi... sentía que era muy pequeño, sentía que talvez fue su culpa....
Sentía desesperación. Pasar dos veces por situaciones tan parecidas no le ayudaba en nada.
- Calma... – respiró... cuando niño siempre le habían enseñado a relajarse por medio de la inhalación y exhalación del aire – que tonterías... – murmuró un instante después al mismo tiempo que pateaba una silla, botándola al piso.
El joven castaño se sentó en una esquina frustrado. Tenía que calmarse... no sirve de nada estar así, nee? se preguntó mientras se sonreía. Omi siempre le decía eso... Omi se puede cuidar solo... NO, Omi NO se puede cuidar solo... ¡tiene sólo 17 años! por Dios... ¿cómo alguien puede estar tranquilo en esa situación?
Si... lo más sano era pegarle al primero que entrara... quizás así me sienta mejor... el joven se levantó pesadamente, dando vueltas de nuevo. ¿Cómo no voy a poder hacer nada? Estoy seguro que si voy a buscarlo, talvez pueda encontrarlo... no se pierde nada con intentar...
Ken sonaba decidido, pero lamentablemente, cuando iba camino a la salida, escuchó el sonido de la motocicleta estacionándose. Paró en seco enfrente de la entrada. Era hora de dar unos cuantos golpes.
La puerta se abrió, mostrando a dos jóvenes agitados. Sus rostros expresaban la más profunda ira y tristeza. Pero supongo que eso a Hidaka no le importó, porque visualizando al primero que entró se lanzo contra él.
- Bien... – murmuró la joven mientras terminaba de colocarse su traje negro.
La joven tomó un pequeño transmisor y se tomó el pelo en una cola. Dio unas cuantas vueltas a su habitación y salió apurada.
- Después de un tiempo retirada, me llega un trabajo... – se dijo a si misma, montando una moto último modelo y dando un largo suspiro – por lo menos, hay buena recompensa – agregó mientras miraba la foto que tenía en la mano. Persia se la había entregado personalmente, para reconocer a la víctima, y completar su misión.
Parece que en realidad es alguien importante... si no fuera así, Persia no estaría tan acelerado... y Manx tan tensa...
La joven encendió la moto, acelerando de inmediato. Encendió un pequeño localizador, que le indicaba un puntito brilloso.
Menos mal que no queda muy lejos... así podré llegar a la acción rápido. Sus ojos mostraban ansiedad, y su cara expresaba alegría.
Aumentó aún más a velocidad, recorriendo un camino interminable. Paró bruscamente frente a un almacén enorme.
- Supongo que aquí es... – dijo revisando con la mirada el localizador.
Examinó el lugar un par de segundos, y se dirigió a la parte lateral. Era demasiado obvio... ahí estaba la entrada. La chica se movía ágilmente dentro del lugar, como si ya lo conociera.
Observó a un guardia que se quedaba dormido, y con toda la calma, avanzó por sus espaldas, aproximándose a él. Ya estando cerca, puso su delicada mano sobre la boca del sujeto, y cortó su cuello con una daga, sin mostrara ninguna expresión. Hasta parecía que lo disfrutaba. Depositó el cadáver en el suelo, y siguió con su camino.
Se encontró con más guardias, que corrieron la misma suerte del primero. La joven era tan silenciosa y ágil, que su presencia no se notaba.
- Vamos, vamos... – gruñía el tipo, mientras que cortaba brutalmente las cuerdas del joven. – no me gusta que te quejes tanto... yo sé que te va a gustar – se sonrió lujuriosamente, mientras que posaba sus manos en la cintura del joven, recibiendo sólo más quejidos ahogados.
Omi se sentía desesperado. No creía que todo llegaría tan lejos. Sólo quería desvanecerse, para despertar en su habitación, juntos a sus amigos...
- Ya... – le dijo el tipo, acarició al menor, y de pronto arrancó la cinta de la boca de Bombay. Intensificó aún más el abrazo.
El ojiazul apretó sus ojos. Podía sentir el desagradable aroma del otro hombre, podía sentir sus grandes y grotescos brazos alrededor suyo... podía sentirlo... y no quería... quería que fuera otra persona...
- Soy hombre – dijo espontáneamente Omi, esperando que eso resultara.
- ¿Ahh? - se detuvo el hombre, y soltó al muchacho repentinamente. Se alejó e hizo una señal como si estuviera pensando.
Omi pensó que esa sería su salvación, perfectamente, el hombre frente a él podría no ser bisexual... ¿cierto?
El joven se alejó, mientras se quitaba la peluca. No le quedaban muchas fuerzas, pero algo se podía hacer... No esperó ningún segundo más, y se acercó al hombre por la espalda, pegándole fuerte en la nuca.
El hombre grande cayó al piso pesadamente. Lo había logrado... y eso que estaba cojeando...
- Eso fue demasiado fácil – exclamó Omi, alegrándose de forma espontánea. – tengo que deshacerme de estar ropa – se dijo mientras se miraba, y luego miraba al hombre en el suelo.
Se acercó aún cauteloso, y con asco comenzó a desvestir al hombre. Después de un rato de esfuerzos logró sacarle el pantalón, y dejándolo sólo en ropa interior.
- Ughh.... – emitió un signo de desagrado, mientras se deshacía de su minifalda. Esta bañada en sangre, y su pierna estaba inflamada... Se deshizo también de su peto, y lo rasgó, dejando un pedazo largo. Lo enrolló con mucha fuerza en su pierna herida, lanzando un gemido de dolor.
Luego de eso, tomó los pantalones el hombre y se los puso. Le quedaba muy grandes... pero por suerte tenía cinturón. Se puso desesperadamente la camisa recién removida del hombre, y buscó una salida, todavía cojeando.
Sólo había una salida. Regresó donde el hombre, y tomó el arma que había dejado en el suelo. Quizás la necesitaría.
Ahora decidido se dirigió a la salida, abriéndola esperanzado.
No había nadie cerca. Se alegró enormemente, y caminó por el único camino que había. La pierna todavía le dolía demasiado, y la sentía cada vez más fría.
- No puedo fallar ahora – se animó el joven, aunque no podía sacar una sonrisa en ese momento.
Caminó unos cuantos metros, encontrándose con un pasillo con dos caminos.
- Odio esto... no me gusta elegir... – se quejó, mientras que indecisamente apuntaba con su dedo los dos caminos - Mmm... salió el izquierdo.
Caminó otros cuantos metros, cuando escuchó una voz familiar. Su sangre se heló, y sus ojos se enancharon. No más problemas...
- Parece que el destino te jugó chueco... – se burló un hombre pelirrojo - vamos, koneko... yo no soy ningún problema... sólo quiero jugar un poco...
- ¡Schuldich!-
- Exacto, pequeño... – sonrió el más alto
Tengo que irme... no puedo quedarme aquí...
- Mmmm... ¿porqué tan pronto? Vamos, sólo quédate a jugar – se burló el hombre mayor, acercándose cautelosamente al menor.
- Schuldich... ¿Qué quieres? - preguntó el castaño con tono duro, mientras que veía con temor las movidas de su enemigo.
- Creo que ya te aclaré eso... – se sonrió el hombre, acercándose aún más.
~ Quiero jugar, chibi ~
La sangre de Omi se heló, y un escalofrío recorrió rápidamente su espalda. No sabía cual era el retorcido concepto de 'jugar' que tenía Schuldich.
- ¿Cómo que retorcido? – reclamó, alzando la voz, pero recuperando su calma en un instante.
~ Te voy a demostrar cuán retorcido es... ~
Así, el hombre se acercó a un Omi completamente paralizado, era una presa del miedo.
~ No te asustes tanto, koneko... no voy a hacer nada malo ~
Cada vez estaba más cerca... Omi trató de mover sus piernas sin resultado. Estaba aterrado al saber la posibilidad de ser el blanco de su enemigo. Ni siquiera antes se sentía así, ya que antes contaba con el apoyo incondicional de sus amigos... pero ahora estaba completamente solo con un psicópata.
~ Koneko, koneko... ¿cuándo vas a aprender? ¿crees que soy un psicópata? Si vieras de cerca de Farfarello... ~
El alemán soltó una carcajada.
- ¡Maldito! – gritó el castaño, mientras se abalanzaba sobre el rubio. Lágrimas desesperadas luchaban por salir, y lo único que sentía era una ira profunda
Cada golpe que le pegaba, lo hacía sentirse bien. El play boy solo se dejaba. Ni siquiera se tomaba la molestia de mirar a su atacante.
- Esto me lo merezco... todo esto y mucho más... - pensó, recibiendo gustoso todos los golpes que venían. Se sentía inútil e inservible. Le había fallado. Cuando esperó recibir el golpe número 34 por parte del castaño, abrió los ojos extrañado. El golpe no venía por ningún lado. Levantó la vista.
Aya sostenía la muñeca de Ken, mientras que éste sólo bajaba la cabeza.
- Ya basta – murmuró secamente el más alto.
- No es suficiente – respondió el motociclista, mientras que trataba de soltarse de la mano que lo retenía.
- Déjalo, Aya – murmuró desde el suelo el rubio. Aún en las condiciones que estaba, parecía que quería más. Se veía totalmente indefenso en el piso, con la cara moreteada, sangre brotando de sus labios, el pelo desordenado, y sus adoradas gafas oscuras rotas.
- No te sirve de nada esto, Ken – le hizo reflexionar el pelirrojo
- Claro que me sirve - gritó en medio de pequeños llantos – ¡este bastardo dejó que se llevaran a Omi! ¡¿Qué no te das cuenta?! – exclamó, mirándolo con sus ojos melancólicos.
- Yamete, Ken... – murmuró otra vez el pelirrojo, mientras evitaba su mirada. El se sentía igual... y si no hubiera sido por que tenía la cabeza antes que el corazón, Yohji no estaría en el mismo lugar.
- No quiero... – murmuró en el piso. – ¡¡¡Fue su culpa!!! – gritó en medio del silencio, mientras seguía sollozando. Ken ya no tenía fuerzas, ni siquiera para seguir pegándole al rubio.
Es toda su culpa... si yo hubiera estado en su lugar, no hubiera dejado que nada pasara... él era el responsable de Omi, yo le dije... maldito... ya no quiero... no quiero que Omi siga sufriendo... él no se lo merece... es muy joven, por Dios, sólo tiene 17 años... ¿Porqué él? Debería haber estado yo en su lugar... yo me debería haber ofrecido desde el principio... ¡no es justo! Me siento tan inservible... ni siquiera fui capaz de pensar en él un momento... también es mi culpa...
Ken dejaba que sus lágrimas cayeran libremente. ¿Porqué se sentía tan angustiado? Tan solo ahora se había dado cuenta cuán importante eran sus compañeros para él. Y en especial Omi... siempre mostrando una sonrisa energética, dejando los problemas a un lado para ayudarlos y animarlos. En realidad siempre había sido un egoísta. Nunca se había preocupado de los problemas de Omi. Nunca le había preguntado como le había ido en la escuela, o como se sentía. Omi era el que menos merecía recibir castigo alguno, y aún así, estaba siempre expuesto a cualquier cosa. Si... toda la culpa no era de Yohji... y si fuera así, se estaría mintiendo, porque de alguna manera, todos sabían los riesgos, incluso el mismo Omi aceptó los riesgos. No era momento de buscar un solo culpable... tenían que hacer algo en vez de estar llorando como inútiles.
- ¡Ken-kun! Yo sé que puedes hacerlo, ¡no seas flojo! – Recordó a Omi sonriéndole, solo eso le bastó para recuperar energías e iluminar sus ojos.
El joven se levantó con lentitud. Miró a sus compañeros. Los dos estaban con la cabeza baja, escondiendo la cara. Ken sabía que a ellos igual les afectaba. No sabía si más o menos que a él, pero igual les llegaba. Se acercó al rubio, y le tendió la mano.
- Levántate, Yohji – le dijo, mientras lo miraba con ojos diferentes. El rubio solo se le quedó mirando, dudando si aceptar la mano de su compañero.
- Vamos, Yohji, tenemos que ir a buscar a nuestro Omi – agregó, mientras que se agachaba y lo levantaba. Después, se acercó al pelirrojo, que estaba en una esquina de la tienda.
- Aya, tenemos que irnos ya – le murmuró, mientras que ponía una mano en su hombro. El pelirrojo no necesitó más para levantarse.
Los tres jóvenes se dirigieron a la salida, pero antes de llegar, alguien los interrumpió.
- ¿Adónde van, mis queridos asesinos? – preguntó la mujer recién llegada.
- Creo que está de sobra decirlo – dijo de manera fría Aya.
- Lo que no está de sobra decir, es que se van a tener que quedar aquí – aclaró la mujer pelirroja
- ¿De que hablas, Manx? – preguntó desconcertado el rubio moreteado
- Creo que ya escucharon, Persia-san no quiere que vayan ustedes – murmuró mientras los miraba fijamente, parece que no estaba bromeando.
- ¿Qué? ¿¡Pero que diablos!? ¿crees que le vamos a hacer caso? – respondió burlonamente Ken.
- No se preocupes, muchachos – les sonrió Manx – Persia ya mandó a alguien
- No podemos confiar en cualquiera – contestó de inmediato Aya, como a la defensiva
- Persia no manda a cualquiera – dijo con un toque de enojo y resentimiento - No hay trabajo para ustedes, y espero que hagan caso de sus superiores.
- Manx, ¿Qué estupidez nos estas pidiendo? ¿Es Omi, no te das cuenta? – exclamó Yohji
- Claro que me doy cuenta, y por lo mismo, ustedes no están calificados para esa clase de trabajos, ustedes solo asesinan, ¿entendido? – dijo Manx con un tono duro y mirada dolida.
La mujer les dio las espalda, y salió del lugar. Los tres jóvenes se quedaron en silencio.
- No me importa lo que haya dicho, igual voy a ir – dijo el castaño, mientras tomaba su chaqueta y su casco.
Los jóvenes estaba dispuestos a irse, cuando sonó el teléfono de la tienda. El castaño al ver que nadie se movía, y por el insistente sonido, levantó el teléfono.
- ¿Moshi moshi? – preguntó Ken exasperado
- Siberiano, habla Persia – le respondió una voz familiar
- ¡¿Persia?! – preguntó asombrado y sus ojos se enancharon enormemente. Con esto, el rubio y el pelirrojo se acercaron a su compañero.
- Escúchame, Siberiano, no quiero que me desobedezcan – dijo el hombre, no recibiendo ninguna respuesta – Manx ya les dijo, no tienen que ir en busca de Bombay, porque ya envié a alguien
- ¡Persia! ¡No nos podemos quedar así! Es Omi quien está en peligro – exclamó exaltado
- Por favor, confíen en mi, sé lo que hago, y mande a un especialista para la misión, de ninguna manera puedo permitir que le paso algo a... a alguno de mis personas – dijo con voz media temblorosa
- Pero! – alcanzó a decir antes de ser interrumpido
- Ya les di instrucciones, si desacatan, obtendrán un castigo y algo más – amenazó tratando de sonar lo suficientemente decidido. Y con esto cortó.
El castaño colgó el teléfono, y miró a sus compañeros.
- No podemos ir – murmuró triste
~ Pero pequeño, no tienes porqué estar asustado... ~
- Estás loco, aléjate! – gritó Omi, mientras que retrocedía como podía, ya que su pierna no se lo permitía muy bien.
~ No me digas que me tienes miedo... ~
Schuldich se acercaba cada vez más, y el espacio entre ellos era cada vez menor. Estando en una especie de pasillo, no había mucho sitio adonde ir.
El corazón de Omi se agitaba con cada movimiento. Respiraba con dificultad, estando tan cerca del peligro... lo único que quería era salir corriendo, pero ya estaba casi arrinconado por el alemán. No había salida. Miró para todos los lados, buscando algo, algún fierro o palo que le sirviera para defenderse.
De pronto se dio cuenta frente a quien estaba. Lo había olvidado por completo. Centró su mirada en el pelirrojo. Él podía leer la mente... o sea que lo que todo que estaba pasando por su cabeza, también pasaba por la de Schuldich. Hubiera deseado estar contra alguien más, aunque hubiera sido más doloroso, le molestaba que perturbaran su mente y sus pensamientos.
~ ¿No te gusta que te lea? ~ preguntó el alemán esperando respuesta, pero no recibió más que una mirada de odio.
~ Mmm... no me pongas esos ojos feos... me gustan demasiado tus ojos como para no decirte que aún así, te ves adorable y apetecible ~
Schuldich se lamió los labios, y agudizó su mirada en su presa. Miró a Omi de pies a cabeza descaradamente, y se detuvo al ver una inmensa mancha de sangre.
~ Koneko, estás herido... les dije a esos bastardos que no se pasaran... ~ el tono de Schuldich pareció haberse ablandado un poco.
- No te acerques más... - murmuró débilmente Omi, quién ya perdía de a poco sus fuerzas.
~ Cortemos con el rodeo, ¿quieres? ~
El alemán parecía ansioso, y ahora se acercaba al joven con rapidez y decisión.
Omi cerró los ojos fuertemente. Se encontraba ya en el tope de la pared, y no podía escapar más. Su corazón saltaba, y sentía miedo. No quería a su enemigo cerca. Sabía que nada bueno saldría de él. Sus manos temblaban, esperando lo inevitable.
Cuando ya el pelirrojo estuvo lo suficientemente cerca de él, se detuvo, y lo observó. Podía sentir el miedo del joven, podía sentir el pequeño cuerpo de joven temblando, y también podía sentir su corazón palpitar.
Tomó la cara del joven, obligándolo a mirarlo, y sonrió abiertamente. Con una mano, tomó el mentón y acercó sus labios suavemente, uniéndose en un beso.
Omi abrió los ojos enormemente. No podía creer lo que estaba pasando. ¿Su enemigo lo estaba besando? En cuanto salió del shock, solo atinó a empujar al pelirrojo lejos de él.
Ahora si se sentía raro. Era su primer beso, y se lo habían 'robado'. Jadeaba rápidamente por la falta de aire. Todavía podía sentir el sabor de los labios de Schuldich.
El alemán retrocedió un poco, y volvió a sonreír.
~ Ahora si me dieron ganas de más, me gusta como sabes... tus labios son suaves y tiernos, justo como tu ~
Omi se exaltó. ¿Qué intentaba hacer Schuldich? Omi se arrastró lo más lejos que pudo del otro hombre.
~ Koneko-chan, no te escapes... ya sabes que no puedes contra mi ~
Schuldich se acercó nuevamente al joven. Esta vez tomó a Omi por los hombros e intentó besarlo. Unió sus labios a los del menor con más fuerza y desesperación que la vez anterior.
Omi se movía inquietamente para cortar el beso, pero sus fuerzas eran escasas. Schuldich cortó el beso, para empezar a explorar con sus manos, el cuerpo del castaño. La respiración de los dos jóvenes era agitada y entrecortada.
- Yamete kudasai... – pidió el ojiazul, mientras que todavía se resistía a las caricias del alemán. Sus mejillas estaban de color carmesí, y sus ojos estaban perdidos. Su cara esta más pálida de lo usual, y su cuerpo estaba perdiendo calor, pero parecía que Schuldich no le importaba.
~ No seas malo y juega conmigo, chibi ~
El alemán todavía recorría con desesperación el cuerpo de Omi, trataba de introducir sus manos dentro del traje holgado que llevaba, y no le era muy difícil. El cuerpo casi inerte del castaño no oponía resistencia alguna.
Schuldich comenzó a besarle cuello, y a dar pequeñas mordidas, mientras su manos trabajaban en deshacerse de la chaqueta. Omi lanzaba pequeños gemidos inconscientes, estaba a punto de colapsar.
El pelirrojo vio al joven vulnerable, y para hacer más fácil su labor, lo depositó en el piso, y estando ahí, se lanzó de nuevo sobre él, recorriendo con sus manos expertas la espalda de su 'enemigo'.
- Mmm... no sabía que eras así, pequeño... no sabes cuanto me excitas – murmuró en su oído.
- Yamete... onegai... – pidió una vez más.
- No creo que te resulte pedir, no estas en posición – le respondió de inmediato el mayor. Otra vez sus manos bajaron lentamente por el cuerpo de Omi, para detenerse en sus nalgas - ¿Te gusta? – le preguntó, mientras que sus manos jugaban con sus glúteos.
No recibió más respuesta que suaves gemidos, pero de pronto, Schuldich sintió que una mano tomaba la suya, para alejarla. Omi intentaba reunir fuerzas, y trató de alejar las manos de Schuldich de su cuerpo.
~ ¿Qué se supone que fue eso? ~ Preguntó burlonamente, mientras que tomaba la mano que lo había alejado, y la retenía sobre la cabeza de Omi.
~ Mientras más te resistas es peor para ti... ~
Schuldich comenzó otra vez el juego de los besos, recorriendo por completo el cuerpo de Omi, mientras que con su otra mano, introducía la mano el pantalón, tratando de quitárselo.
- Iie – decía entrecortadamente el castaño, en medio de gemidos.
Omi no pudo resistir más, y se desvaneció. El alemán dejó se sentir presión, y se alejó de su presa. Se quedó observándolo, para luego tocarle su frente y sentir ardor.
- Un koneko con fiebre, lo único que faltaba – dijo con pesar, mientras intentaba cargar en brazos al joven.
- Supongo que tendré que llevármelo – se dijo a si mismo, mientras que reflejaba una gran sonrisa – lo malo fue que no pude jugar mucho... así que cuando se recupere, voy a seguir en lo que estaba.
- ¡¿Qué diablos haces?! - preguntó una sombra de manera ruda y enojada.
~ ¿Quién eres tu, pequeña? ~ preguntó Schuldich sin darle mucha importancia
- ¡Eso no te importa! – exclamó, tratando de olvidar el hecho de que el sujeto frente a ella estaba hablándole 'mentalmente'.
~ Ya vete, no quiero molestias ~ Schuldich se estaba alejando, ignorando completamente a la joven.
- Ughh.... – la azulada hizo una mueca de disgusto, mientras que le salían múltiples venas de su frente. – ya, vengo a buscar a Bombay, -
- ¿Te refieres a este koneko? – habló por fin Schuldich, mostrando al joven que tenía en brazos, y luego, con una mano, le hacía caricias en el pelo, como burlándose de la joven.
- Uyyyy, ¡ya déjalo! – reclamó furiosa la joven de ojos violetas – ¡o sino te las vas a ver conmigo! – agregó mientras sacaba sus dos dagas y se ponía en posición de ataque
- No me das miedo, niña – le respondió Schuldich
- Tu tampoco -
- Vamos, por lo menos se educada, y preséntate -
- Maine Coon, creo que te basta con eso -
El pelirrojo de pronto se distrajo, ignorando de nuevo a la joven.
~ Schuldich, ven enseguida ~ Su líder se comunico con él.
~ ¿Que? ¡Estoy en media pelea, Brad! ~
~ Que no me llames así ~
~ Bien, bien... pero no puedo irme ~
~ Te digo que vengas de inmediato, no te enfrentes con esa mocosa, y tampoco traigas a ese koneko ahora ~
~ Oii, mi juguete no me lo quites ~
~ Ya te lo dije, Schuldich, deja al koneko al suelo y ven enseguida
~ No, no pienso dejar al koneko ~
~ Si no lo dejas, esa mocosa te va a perseguir por toda la cuidad ~
~ Mmm... buen punto... pero-- ~
~ Ya me oíste, son ORDENES ~
~ Crawford, respondeme! ~
- Ughh...maldito – exclamó, dejando a la azulada desconcertada
- Estas loco, ¡ya entrégamelo! – exigió la joven acercándose
- Bien, bien... – dijo Schuldich, acercó la cara de Omi a la suya, y depositó un beso. La joven agrandó los ojos.
- ¡Hey! – gritó la joven de ojos violáceos - ¿por qué hiciste eso?
- Lo hice porque significa que voy a volver por él – aclaró Schuldich, depositando al joven de sus brazos en el suelo – ¡Jaa! – se despidió el alemán, desapareciendo en un instante.
La joven de cabellos azules se acercó rápidamente al cuerpo.
- Mmmm... ¡está muy frío! – exclamó tocándole las manos – y también tiene fiebre – agregó al notar un sonrojo en sus mejillas y tocarle la frente.
Trató de arreglarle sus ropas, que estaban de lugar y se quedó mirándolo por unos momentos.
- Ese hentai, ¿qué se cree? pobre chico, menos mal que llegué yo, o si no que le hubiera hecho... – habló para si, todavía ordenando al joven. – tiene muy lindas facciones... – dijo tocando su cara – y además es muy atractivo... ¡yo lo voy a proteger! – gritó a la nada después de terminar, y subirlo a su espalda para llevárselo, pero se detuvo, dejándolo de nuevo en el suelo.
- Kusoo... tiene una herida... ese bastardo también se atrevió a herirle, ¡que rabia! –
La joven rompió su traje para vendar al joven
- Si no le pongo nada, se va a desangrar... espero que no le moleste... – dijo mientras se sonrojaba. Tenía que quitarle el pantalón, ya que su herida estaba en la parte superior de la pierna, cerca de la cadera. – parece que ya había tratado de detener la hemorragia... – dijo, cuando vio un pedazo de tela alrededor de su pierna, pero mal vendado.
- Uyy... que piernas... – dejó escapar, sonrojándose aún más – Suzue, contrólate... – se dijo – bien... terminé – se sonrió, le colocó de nuevo sus ropas y esta vez, cargó al joven a su espalda, alejándose del lugar.
N/A: Jojojojo! Ninmu kanryu!! ^-^
Me demoré mucho... -.-
Kaori es una floja... *Kaori se pega contra la pared*
No creo que haga falta que ustedes me peguen, ne?? ^^UU
¿Qué les pareció que entrara Schu en escena? XDD es un buen elemento.... y como se dieron cuenta aquí cambia la pareja!! ^-^
Sólo espero que les haya gustado, aunque la mayoría del capítulo fue pura charla.... xDD
Mejor me pongo a escribir el próximo capítulo... u___________u
Mis más grandes agradecimientos a las hermosísimas personas que me dejan reviews, y también a las que leen solamente... (que están esperando, déjenme un review! XD)
Presionen el botoncito de abajo, y háganme feliz, ok? ^^
