¡¡Hola!!
Y tras el lapso de las Navidades una servidora retorna (como Jafar) para honraros con el fruto de largas horas de aburrimiento....
Porque sí, amiguitos, sí. Me he aburrido estas Navidades como nunca. De hecho, me he traducido 5 capítulos y os los voy a colgar hoy todos (si el document manager me deja... �) para que leáis hasta el capítulo 7 sin parar. ¡Ala, ahí queda eso! (Y hubiera traducido más si hubiera podido... pero se me acabaron el día 6... arg...)
Nessa: ¡Hola wapa! Ay la flor... la flor trae cola, sí, pero yo que tú no me preocuparía mucho por ella. Entra y sale de la historia de vez en cuando. Es importante, pero su papel pruncipal será mucho más adelante. Hasta entonces, paciencia.
Alexia Black: bueno, aquí tienes 5 capis seguidos. No te preocupes por la flor. Ya se desvelará su significado. ¡Un besote!
Migweg: Sí, logran crear una atmósfera increíble, pero a medida que transcurre la historia, mejora. La sensación que tuve al leerla fue de tener el corazón y el estómago hechos una bola uniforme durante 5 días. Ya verás. Y...bueno, vale, gracias...
Aidee: me temo que esta actualización ha tardado un poco, pero creo que compenso, ¿no? ¡Un besote, wapa!
Amy Etchard: jeje, la flor, la flor... bueno, ya verás lo que es la flor. ¡Espero que te guste! Un besín.
Lucumbus: ¡Hola! Vale, guay, ya he hablado con otra gente y también les mola la idea, así que ahora que tengo más tiempo me pondré en ello en seguida.... aunque lo de "gran diosa alabada".... cómo te sobras conmigo, jo. Tampoco es eso. Sí, bueno, algo de mafia sí que tiene la flor esa... como el beso de la muerte, jeje. Ya veremos, ya. Paciencia, que la flor tardará en desvelarse. ¡Un bisito!
Mayai: ¡Gracias! Sí, tiene 30 capítulos, y cada vez que me acuerdo me entra el vértigo, pero como la historia es tan buena no se me hace pesado. ¡Espero que la disfrutes!
Sacralo: no lo dudes. Por supuesto que mejora. Se convierte en algo completamente viciante. ¡Ya verás! Un besazo, wapo!
Las Sombras del Silencio
Capítulo 3: Contando gotas de lluvia.
La pesadilla corre a través de la tierra
Los cascos golpean atronadores en la arena.
Las sombras y la luz de las estrellas trazan su vuelo.
Ni las palabras amables ni tus lágrimas
Pueden detener el caudal de sangre y temores.
Sólo a la verdadera luz del sol
Estarás libre de tu tormento.
Psicología de los sueños.- Methius Humble
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-Harry, ¿de dónde has sacado eso?- preguntó Hermione. Su cara había palidecido, pero no era nada en comparación con la expresión de Ron. Sus pecas casi brillaban contra el blanco fondo de su piel y las oscuras sombras bajo sus ojos estaban vívidamente pronunciadas mientras miraba a la flor.
Durante un momento, Harry pensó que su amigo había caído enfermo, pero Ron deglutió y murmuró:
-No la toques. O sea, no la toques otra vez, porque obviamente ya lo has hecho ya que es de cristal.
-¿Sabes lo que es?
-Sí, y si mamá la encuentra le dará un ataque tremebundo. Y no me refiero a que simplemente grite, sino que se pondrá a llorar y de todo. No dejará nunca que te alejes de su vista.
Harry miró la flor y suspiró.
-No sé como llegó hasta allí. La tiré a la papelera en casa de los Dursley.
-Ya, bueno, no puedes deshacerte de ella tan fácilmente, tío. Tienes que esperar que la magia haga su trabajo.
-¿Pero qué es?
Ron titubeó y Hermione tomo la iniciativa, tomando aire para calmarse antes de empezar a explicarlo.
-Es un Melancolirio. Es una especie de flor mágica que es usada a menudo como una amenaza de muerte y es un presagio muy conocido de fatalidad. El número de pétalos simboliza el número de personas que van a sufrir. Cada vez que muere alguna de ellas, una línea roja aparece en el pétalo negro.
-Así que ya han ocurrido cuatro de ellas.- murmuró Harry, sintiéndolo en lo más hondo.
-Si estoy en lo cierto, son muertes que has visto o que has presenciado.- la voz de Hermione cayó en un tono suave cuando terminó.- Tu madre y tu padre, Cedric y Sirius.
-¿Soy yo el último?
La boca de Ron se abrió y entonces se cerró rápidamente antes de que sacudiera su cabeza y se encogiera de hombros.
-No siempre se aplica al receptor. Simplemente puede ser gente a tu alrededor.- el chico dudó un momento antes de fruncir el ceño.- ¡Lo peor es que la has solidificado cogiéndola! ¡Tocándola has completado el encantamiento!
-Bueno, no lo sabía. ¡Sólo me pregunté por qué demonios la había dejado Pettigrew en el murete!
-¿Pettigrew estuvo en Privet Drive?- exclamó Hermione.- ¿Se lo has dicho a alguien?
-Puede que no fuera él.- Harry suspiró mientras se echaba en la cama.- Ni siquiera me hubiera fijado en él si no se hubiera chocado conmigo. Estaba oscuro; sólo ví un destello plateado y llegué a esa conclusión.
-No importa, Harry. Con todo el mundo vigilándote probablemente alguien lo vio y se lo dijo a Dumbledore, pero quizá deberías contarlo en caso de que se les pasara.
-O quizá estaba Fletcher vigilando y tuvo alguna noticia sobre escobas en oferta.- bufó Ron mientras enrollaba un jersey alrededor de su mano y cogía la flor de cristal y la ponía en la mesa al lado de la ventana.- Mejor será contarles esto.
Harry maldijo en voz baja y frunció el ceño mirando al techo. Honestamente, él no quería contarle aquello a nadie. Creía que la había dejado atrás cuando la tiró. Obviamente estaba equivocado.
-Se lo diré después. Todo el mundo ya tiene bastante con lo que preocuparse.
-Lo único que les preocupa eres tú, Harry.- puntualizó Hermione mientras recogía el chivatoscopio y ahogaba su chirrido con la almohada de Ron. Se sentó sobre el edredón y cruzó las piernas. Ron cogió un montón de pergaminos del baúl de Harry con una mirada de perplejidad cruzando su cara mientras decía:
-Oye, ¿ya has hecho todos tus deberes?
-La mayoría.
-Excelente. ¿Puedo copiar tu trabajo de historia de la Magia?
-¡Ron!- exclamó Hermione, abriendo la boca para echarle un sermón.
-Lo siento, Ron. Es lo único que aún no he hecho.
Hermione sonrió a la cara de fastidio de Ron antes de coger uno de sus libros del suelo.
-Bien, ya que no tenéis nada mejor que hacer, haríais bien en empezar con ello. Y Harry, no creas que esto significa que no tienes que decirle a la gente lo de esa cosa.- dirigió un dedo a la flor.- Si no lo haces, lo haré yo.
La lluvia golpeaba la ventana, su ritmo constante relajaba a los dos chicos que trabajaban en silencio. Hermione estaba leyendo con avidez y los suaves susurros de las páginas empezaron a marcar el paso de los minutos. Molly Weasley les llamó para comer, pero cuando se dio cuenta de lo ocupados que estaban les subió un plato de bocadillos de beicon frito y zumo de naranja para que comieran.
Harry alzó la mirada cuando la pluma de Ron se detuvo, y se dio cuenta de que su amigo estaba mirando algo en la puerta. Giró su cabeza y vio a la gatita negra que había rescatado antes. Estaba sentada muy derecha, como una de las estatuas egipcias que representaban tesoros. Sus ojos azules estaban observando a ambos cómo trabajaban y, un sutil ronroneo iba tomando fuerza.
-¿Es tuyo?- preguntó Ron.
-De Ginny. Me sorprende que Crookshanks no se lo haya comido todavía.
-Harry, él nunca haría algo así.- dijo Hermione, y sonrió cuando Ginny llegó corriendo y soltó un soplido de exasperación.
Su pelo estaba desordenado y se le estaba empezando a rizar. Parecía como si hubiera estado en el jardín, posiblemente bajo un seto, y Harry sonrió cuando la más joven de los Weasley agarró a la gatita y la empezaba a regañar.
-Te he estado buscando por todas partes. Harry, ¿estás seguro de que no es mágica?
-Razonablemente seguro.
-¿Qué estás razonablemente seguro?- gruñó Ron mientras se llevaba las manos a la cabeza.- Probablemente sea otro mortífago. Puede ser la tía esa, la Lestrange.
-Eso es ridículo.- espetó Hermione lanzando una mirada rápida a Harry para ver su reacción antes de continuar.- Si hubieras leído algo, Ron, sabrías que nunca se ha visto que ningún mago o bruja pueda cambiar a la versión infantil de su forma animal. La resonancia mórfica está más allá del control de la magia normal
-Me alegra ver que sigues tu dieta de una biblioteca al día Hermione.
Hermione le ignoró, se levantó, y fue hasta la puerta. Harry sólo tuvo tiempo para pillar a Ginny decir "Se llama Génesis. Genie para abreviar." Antes de que ambas chicas desaparecieran de su vista.
-Harry, ¿cuál es el nombre del goblin que paró la revolución menor de 1438?- preguntó Ron.
-Snorf el Empalador.- dijo Harry ceñudo.- O quizá Grockl el Estampador. No sé, invéntatelo. Binns no se dará cuenta.
La tarde estaba muy avanzada cuando Harry había terminado de garabatear los tres rollos de pergamino. Ron había terminado hacía horas y estaba leyendo "El Semanario de Quidditch" por tercera vez. Por lo menos, eso pensaba Harry, pero cuando Ron apartó el periódico vio los ojos de Ron evaluándole, y vió una expresión de profunda preocupación en el rostro de su mejor amigo.
-¿Qué?
Durante un minuto pensó que Ron no iba a decir nada, pero el chico empezó a hablar, titubeante al principio, pero después muy deprisa.
-Yo… yo no sé que pasó exactamente hace unas semanas, Harry, pero… ¿crees que de verdad Sirius murió?
Harry no sabía que decir, y ante su silencio, Ron continuó.
-Me refiero a que Mamá y Papá actúan como si lo estuviera, de hecho, todo el mundo parece darlo más por hecho que nosotros. Mamá nos dijo a Hermione y a mí que cayó tras el velo y Hermione ha estado intentando encontrar algo de información sobre él desde entonces, pero… bueno, no hubo cuerpo ni nada y Lupin dijo… dijo que la maldición que Lestrange usó no le habría matado, que sólo porque pasó a través de aquella cosa…
-Está muerto, Ron.
Durante un momento Ron sólo miró al suelo.
-Lo siento.
-No lo sientas, no fuiste tú quien lo mató. Fue por mi culpa.
-¿Qué? Harry, eso es una estupidez. ¿Cómo va a ser por tu culpa?
-Hermione tiene razón. Creo que tengo una manía de salvar a la gente. El sueño que tuve no fue real. Si hubiera escuchado a Hermione, Sirius aún estaría vivo ahora.
-Pero algún otro podría estar muerto.- Ron tragó con fuerza mientras Harry le miraba.- Quiero decir que Voldemort te engañó pero entonces rompiste la profecía esa. Si Quien Tú Sabes la hubiera tenido en sus manos quién sabe qué hubiera ocurrido y quién podría haber muerto.
Harry trató de convocar una sonrisa pero por alguna razón no podía encontrar la energía o la emoción para hacerlo. Casi dijo que no le importó quien hubiera muerto con tal de que no hubiera sido Sirius, pero no era verdad. Le importaba si hubiera sido Hermione, o Ron, o cualquiera de sus familias. Simplemente deseó desde lo más profundo de su corazón no haber sido tan estúpido.
Un repentino maullido hizo que ambos se giraran hacia la puerta justo a tiempo para ver una bola de pelo color canela siendo perseguida por el pasillo.
-¡Ay, Crookshanks!- la voz de Hermione se elevó con una nota de dolor. Ron se puso en pie en un abrir y cerrar de ojos y corrió hacia donde ella estaba en las escaleras.
-¿Estás bien?
-No. ¡Oh, este estúpido gato! ¡Ginny, mantén esa cosa alejada de mí! ¡Tu gatita no debería aterrorizar a Crookshanks!
Harry siguió a Ron al rellano y se inclinó contra la pared mientras Ginny agarraba a Genie y la alejaba de los pies de Hermione mientras Ron trataba de arrancar las garras de Crookshanks del cuello de Hermione.
-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?- quiso saber la chica.- ¿Y por qué no estás ayudando?
-No me estoy riendo. No encuentro graciosa la situación en la que está Hermione. Y no estoy ayudando porque no quiero empeorar las cosas.
Crookshanks giró sus ojos enormes hacia Harry y saltó de Hermione al suelo, refunfuñando y gruñendo mientras se alejaba del chico.
-Hermione, lo siento muchísimo.- Ginny sostenía a la gatita y pedía disculpas una y otra vez.- Pensé que la había encerrado en mi habitación, pero debe de haberse escapado. ¿Estás bien? Déjame que te traiga desinfectante.
-¡No puedo creer que haya sido atacada por mi propio gato!- lamentaba Hermione mientras se sentaba en el primer escalón de las escaleras y examinaba los arañazos en sus brazos. Los pequeños cortes estaban sangrando y la chica emitía un soplido de dolor cuando Ron curaba suavemente cada uno de ellos con un paño empapado en antiséptico.
Harry se sintió abruptamente excluido. Tenía que admitir que aquella era una de esas escenitas de roce, una en la que definitivamente él sobraba. Se retiró en silencio, volviendo hacia la habitación de Ron sin hacer un solo ruido.
La lluvia aún caía sobre la ventana y se acercó para mirarla, pegando su frente contra el cristal frío. No le importaba el hecho de que Ron y Hermione estuvieran… bueno, se convirtieran en algo más que buenos amigos. Sólo deseaba que se juntaran para que dejaran la timidez y las peleas entre los dos durante todo el tiempo. Miró ceñudo hacia los árboles a través del jardín cuando su mente se deslizó hacia Cho Chang. Por lo menos había sido una experiencia, la cual no tenía ninguna prisa en repetir. Los besos eran la parte buena; el resto era casi como tener tus emociones a punto de explotar todo el tiempo.
Su mirada atrapó una gota de lluvia coloreada de rosa, y frunció el ceño mientras se escurría por el cristal. Una estela de espeso y brillante rojo la siguió y Harry sintió cómo la bilis le llegaba a la garganta. No podía ser sangre. No llovía sangre. Durante un segundo se preguntó si debía correr y avisar a alguien antes de negar con la cabeza. Podía ser cualquier cosa, como que Fred y George estuvieran lanzando perdigones a la ventana o algo así. Con gran cuidado abrió la ventana y se asomó, estremeciéndose cuando algo cálido alcanzó su cuello. Lo que fuera que los gemelos estuvieran inventando ahora era mejor que cualquier otra cosa. Habían logrado incluso imitar la temperatura de la sangre. Giró su cabeza para poder mirar hacia arriba al tejado, y sintió que se le caía el alma a los pies.
Había una mano, todavía unida a su brazo, colgando del borde del tejado sobre la habitación de Ron.
-Todavía puede ser una broma.- se murmuró Harry a sí mismo mientras se quedaba helado en el alféizar mirando el tejado. Quizás debería ir y avisar a alguien. Realmente no quería mirar. No creía que incluso Fred y George pudieran ser tan realistas. Agarrándose a la enredadera que hacía tiempo había invadido el canalón, Harry se equilibró en el alféizar e, ignorando el agua que le caía encima, miró al tejado.
Sintió cómo la lluvia de sangre mojaba su cara y un extraño tañido golpeaba sus oídos. El temor sacudió su cuerpo y rápidamente cerró los ojos y trató de no perder el equilibrio. El cuerpo era real, todavía sangraba y estaba decapitado. Había ocurrido hacía muy poco tiempo. Se deslizó hacia la habitación otra vez, tratando de no ponerse malo y se quitó el jersey mojado. La camiseta de debajo estaba bastante seca, pero no evitó que siguiera temblando de arriba abajo.
Se detuvo un momento tratando de pensar racionalmente. Tenía que decírselo a alguien, pero si Molly Weasley lo encontraba, bueno, por mucho que respetara a la madre de Ron, no creía que reaccionara muy bien al saber que tenía un cadáver en el tejado.
Podía oír las voces desde la cocina escaleras abajo. Era la cabal voz del Señor Weasley y los tonos suaves de Lupin así como el duro y más militar sonido de Alastor Moody.
Pasó rápidamente por detrás de Ron y Hermione que le miraron y le siguieron inmediatamente. La cocina estaba caliente ya que la estufa estaba encendida, y Molly parecía ocupada con la preparación de la cena al mismo tiempo que leía una revista. El señor Weasley tenía una taza de té en las manos mientras hablaba con los otros adultos, pero alzaron la vista tan pronto como Harry llegó, considerablemente pálido.
-¿Estás bien?
Los ojos de Harry fueron hacia Molly de nuevo, pero no había prestado atención a la pregunta de su marido.
-Hay un…- Harry tragó y lo intentó otra vez, aunque su voz no alcanzó más volumen que un susurro.- Hay un cuerpo en el tejado.
-¿Un cuerpo?- resopló Moody.- ¿Cómo sabes eso?
-Había sangre cayendo por la ventana de Ron. Pensé que era una broma de los gemelos pero nunca pensé que fueran tan buenos.
-¿No es cosa de los gemelos, verdad?- preguntó Arthur, y Molly se giró, estrechando sus ojos mientras olvidaba por un momento lo que fuera que estuviera haciendo.
-¿Qué pasa con los gemelos? ¿Qué han hecho ahora?- se quedó paralizada y sus ojos se abrieron cuando toparon con Harry.- Oh, cielo, ¿estás bien? ¿Qué te has hecho en el cuello?
Una de las manos de Harry fue hasta su nuca y se limpió la espesa sangre.
-Ah, no es mía, y no creo que sea alguna broma de los gemelos, señor Weasley.- trató de recordar el cuerpo, pero estaba casi totalmente cubierto en una capa negra.
-¿Es alguien que conozcamos?- preguntó Ron que estaba de pie en la entrada, con Hermione.
-No conozco a mucha gente sin cabeza.- murmuró Harry.
-Muy bien.- gruñó Moody, dejando su taza y poniéndose en pie.- Arreglaremos esto. ¿Tenéis una escalera?
-¿No puede hacerlo con magia?- preguntó Hermione.
-¿Con todas las protecciones que Dumbledore ha puesto en este lugar? No lo creo. Es mejor no arriesgarse. Probablemente sean los mismos hechizos que han matado a quien quiera que sea el que está ahí arriba.
-Arthur, ¿qué está pasando?- preguntó Molly, mirándole verdaderamente confusa.
-Oh, nada de qué preocuparse, cariño. Estaremos de vuelta en un minuto. Harry, mejor quédate aquí. De hecho, todos deberíais quedaros. Os diremos lo que pasa cuando sepamos más.
Los tres salieron rápidamente al exterior lluvioso, dejando a Harry desplomándose en la mesa.
-Maldita sea, Harry, sólo has estado aquí unas pocas horas.- murmuró Ron cuando se sentó frente a él. Harry apoyó la cabeza en la mesa con un gruñido, encogiéndose ante la enfadada voz de la señora Weasley justo detrás de él.
-¿Puede alguien, por favor, explicarme qué está pasando? Si han sido Fred y George, ¿qué han hecho?
-Mamá, no son los gemelos. Hay un cuerpo en el tejado.- dijo Ron sin rodeos.
Alzando la cabeza, Harry se atrevió a mirar a la señora Weasley. Estaba pálida y con la boca ligeramente abierta, pero parecía contenerse y guardar la entereza.
-¿Nuestro o suyo?
-¿Qué?- preguntó Ron.
-Que si es alguien que conocemos o un mortífago.
-Puede ser cualquiera.- puntualizó Hermione mientras acercaba a Harry un paño húmedo.
Él frotó sin resultado la sangre de su cuello hasta que Molly lo cogió y empezó a frotar con fuerza contra su piel.
-Bien, quien quiera que sea, ha sido por su culpa. Dumbledore dijo que había protegido todos los puntos débiles en las barreras con algunos hechizos especialmente fatales.
-Pero si es un mortífago, ¿cómo sabía que Harry estaba aquí? Me refiero a que los códigos de Ron eran, francamente, una porquería, pero ninguna de nuestras lechuzas fue interceptada.
-No lo sé, Hermione.- Molly suspiró con una voz que mostró una pequeña insinuación de frustración.- ¿Serías tan amable de limpiar la ventana del cuarto de los chicos, cariño?
-Tranquila mamá. Yo lo haré.- Ron cogió el balde de agua y el paño antes de ir hacia las escaleras, con las orejas encarnándose cuando captó la sonrisa de gratitud de Hermione.
Justo cuando Ron volvía, Lupin se acercó a la cocina y carraspeó.
-Harry, ¿podrías… eh… venir conmigo?
-Por favor, dime que no es nadie que conozca.
-Era un mortífago. De todas formas eres unos de los pocos que ha visto a la mayoría de ellos con máscara o sin ella, así que…
Harry asintió sombrío y se levantó, aliviado por que su conmoción se hubiera aflojado y pudiera mantener la voz firme mientras seguía a Lupin de la casa a la lluvia. Habían recuperado el cuerpo y ahora descansaba en el césped cubierto por una lona azul brillante. El suelo burbujeaba mientras los pies de Harry chapoteaban en charcos que la lluvia torrencial había formado. Su pelo en seguida se empapó y se pegó contra su cabeza mientras permanecía de pie a un lado esperando a que Moody volviera de llevar algo que parecía estar dentro de un saco.
-Estaba en los setos. Algunos gnomos estaban tratando de decidir si era o no comestible.- su ojos mágico se revolvió hasta que ambos estuvieron enfocados en Harry.- Lo siento, chico, pero necesitamos que veas quién es. El cuerpo tiene la Marca Oscura. Puede ser que sea un mortífago renegado o uno lo suficientemente bajo en la jerarquía de Quien Tú Sabes como para molestarse en confiarle una misión en el Ministerio. Eso sólo en caso de que sea uno de los de Azcabán
Moody movió las manos donde tenía agarrado el material que contenía lo que parecía ser la herida que había causado que la cabeza se hubiera separado, dejando visible la familiar cara neandertal.
-Es Crabe Senior o quizá el padre de Goyle. Ambos me parecían iguales.- Harry frunció el ceño.- Estoy casi seguro de que fueron encarcelados.
-Y lo fueron.- murmuró Arthur con la cara contraída en una comprensión horrorizada.- Mejor voy al Ministerio. Fudge no sabe ha habido una fuga con éxito o todavía lo tiene entre rejas. Gracias Harry. Trata de olvidar todo esto.
-¿Los hechizos lo hicieron?
Lupin dirigió una rápida mirada a Harry, pero no le miró a los ojos.
-Sí, Harry. Dumbledore dijo…
-Es que sólo es un saco, y parece demasiado empapado de sangre, lo que sugiere que la cabeza estaba dentro. No sé lo que hacen las barreras, pero no creo que envuelvan cuerpos en bolsas.
-Harry, vete dentro.- ordenó Lupin con una repentina expresión de furia.- Y quédate ahí hasta que volvamos.
Se encontró a Ron en la puerta con una toalla en la mano. Harry la cogió agradecido y se frotó el pelo y la cara para secársela antes de dejarse caer en la silla más cercana a la estufa.
-¿Estás bien, cariño?- preguntó Molly cuando puso una taza de té frente a él en la mesa.
-Si.
-¿Quién era?- preguntó Ginny. Estaba sentada frente a él, mirándole cuidadosamente con sus brillantes ojos marrones, concentrándose en su cara. Tenía la sensación de que si le decía algún tipo de mentira se enteraría. Le ponía nervioso.
-Crabbe, o quizá Goyle.
-¿Qué?- espetó Hermione.
-Me refiero a uno de sus padres, no a las serpientes de nuestro curso.
-Aj… qué asco.- murmuró Ron.- He tenido sangre slytherin en mi ventana.
-Oh, pero pobre Goyle o… o Crabbe.- dijo Hermione sin mucho sentimiento.
-Probablemente no se enterarán.
-Ron…- regañó Molly, pero suavemente mientras cogía la toalla de las manos de Harry y atacaba su húmedo pelo con un peine.
-No sé como puedes hacerlo, Harry.- suspiró Ginny.- Creo que es un récord. Menos de 24 horas y los problemas ya te han encontrado... Madre mía…
-¿Qué?- preguntó Harry mirando sus ojos muy abiertos mientras Molly le dejaba por imposible. Ron le echó una mirada y echó té por la nariz mientras que Hermione luchaba por mantener la expresión impávida.- ¿Qué?
-Mírate en el espejo.
Giró su cabeza y con un suspiró de exasperación trató de aplastarse el pelo, que se quedaba tieso alrededor de su cabeza como si estuviera siendo electrocutado.
-Quizás fuera mejor dejarlo húmedo, cariño.- dijo Molly dubitativamente antes de darse la vuelta y seguir haciendo al cena.
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Era medianoche. El cielo sin luna estaba iluminado de estrellas y Harry las había estado mirando desde lo que parecían horas. No había relojes en la habitación de Ron. No tenía ni idea de cómo su amigo se las arreglaba sin saber qué hora era en realidad, pero por lo menos Harry no podía contar los minutos hasta el amanecer.
Cuando aquella noche se había acostado, el sueño había venido rápidamente. Había comido mucho, estaba caliente y contento y un tanto borracho por el ron que la señora Weasley había insistido en poner en su té para ahuyentar cualquier tipo de resfriado. Se había despertado envuelto en un sudor frío, temblando y confuso.
Había visto a Sirius, le había sentido a su lado, oído su risa y visto al perro que había temido fuera el Grim durante buena parte de un año. La euforia por el retorno de su padrino se había convertido en horror cuando las cortinas fantasmales del velo le engulleron y se lo llevaron, dejando a Harry sólo bajo el cielo oscuro con el cántico maníaco de los mortífagos rodeándole.
Ahora se preguntaba si debería haber dormido más tiempo, si debería haber intentando diferenciar una pesadilla de la extraña realidad, pero el temor de ver a los lacayos de Voldemort fue seguido por el terror de los insidiosos pensamientos del Señor Oscuro. Quizás Riddle nunca pudo entrar verdaderamente en el cuerpo de Harry, pero había veces que Harry sentía que su mente estaba abierta a la magia oscura.
Un lloriqueo rompió la calma de la noche y Ron se dio la vuelta, murmurando algo. Harry lo ignoró al Principio, pero cuando su amigo empezó a moverse nervioso y a agitarse, se acercó cuidadosamente a la cama. Las palabras que murmuraba eran incoherentes, pero si se acercaba lo suficiente podía oírlas.
-¡Déjame, déjame!- Ron frotó febrilmente sus brazos con las manos intentando liberarse.- ¡Tengo que ayudar! ¡Tengo que hacerlo!
El siguiente sollozo fue un grito ahogado y Harry dio un respingo cuando su amigo empezó a forcejear más violentamente. Pesadillas. Probablemente de cuando Ron fue herido por aquellos cerebros. Nunca se le ocurrió a Harry qué tipo de hechizo paralizador había sido puesto sobre su amigo, quizá sólo en la superficie. ¿Ron había estado bajo todo aquello, preocupado y consciente mientras tropezaba por aquellos oscuros pasillos?
-Ron, Ron despierta.- Harry alargó una mano y tocó el hombro de su amigo, pero fue rechazado con fuerza.- Ron, no pasa nada.- Harry trató de pensar en algo mientras su amigo estaba cada vez más aterrorizado.- Ron, escucha: estás en tu cuarto. Es verano. Todo acabó. Estás a salvo. Vamos, soy yo, Harry.
Sus movimientos empezaron a calmarse, pero la cara de ron palideció y sus rasgos se contrajeron en un fruncimiento al borde de las lágrimas.- Oh… Dios, Harry. Ellos matarán…
-¿Qué?
-Corre.- susurró.
-Ron, a quién matarán, ¿quién va a ser asesinado?
-No puede vivir sin Sirius, Hermione.
Harry se quedó helado cuando Ron se volvió una vez más, enterrándose en la almohada y dejando escapar un suspiro, cayendo en un sueño profundo y sin recuerdos. Había sonado como una pesadilla al principio, pero después al final se había hecho más coherente y más frío. Sonaba como el futuro y no como el pasado.
Harry se sentó en el suelo frente a la cama de Ron, preparado para que nuevas palabras amables ayudaran en caso de que los malos sueños llegaran otra vez, y no fue hasta que el sol salió que no se pudo en pie y se fue.
