¡Hola!
Un pajaritollamado Barby-Black (¡¡Gracias!!) me ha dicho que el día exacto de Julio en que saldría el 6º libro será el día 16, y la traducción al español para diciembre.
Ahora las contestaciones:
Lady Kenoby: A mi también me da igual que salga en inglés, porque me lo voy a leer igual (como con el de La Orden del Fénix), aunque luego me corte las venas cuando escriba los fics porque no sé cómo han traducido algunas cosas (como ahora). Si nos ponemos a esperar a que salga la traducción nos dan las uvas (o más), y personalmente no pienso esperar tanto (antes me da un ataque de nervios).
Y sí, bueno, lo del acento transcrito de Hagrid es la leche. Yo para saber lo que dice lo leo en voz alta y ¡tiene sentido! Si lo leo callada no lo entiendo, pero si te oyes decirlo sí. Pruébalo, ya verás. Aunque de todas formas no es la primera vez que veo ese acento tal cual en un libro. En el colegio (con 13 años o así) nos mandaron leer "The Secret Garden" y variospersonajes principales hablaban así siempre. ¡Era desesperante! Menos mal que a esas alturas ya me había leído la versión traducida y sabía de qué iba la historia, que si no...
Remus-Lupin-Black-Darkg: bueno, creo que en este capi te resuelven algunas dudas, pero se abren otras muchas. ¡Ya verás! Un besito.
Barby Black: ¡Muchas gracias por el dato! Sí, es una traducción. Y hago lo que puedo, de verdad. A veces hay trozos enteros que me dejan muerta porque no tengo ni idea de lo que quieren decir y casi por desesperación me lo acabo inventando (que me perdonen las autoras... jo...). En fin, espero que te siga gustando. ¡Un besito!
Azazel Black: Si te soy sincera la escena, tal cual, en inglés es igual de confusa. Es un tanto extraña y te doy la razón. La verdad es que este fic, si tiene un fallo, es ese. A veces expone una situación y ya está. No la explica, ni la contextualiza, ni nada. Da por sentado que sabes lo que la autora quiere decir. Así que no te extrañe encontrar momentos parecidos. Bueno, preciosa, si te lees el de Hermione ya me contarás que te ha parecido. Ya te digo que a mí me encantó. ¡Un beso!
Glassed Eyes: mmmmhhh... eso es que Matrix ha cambiado algo, jeje. Un dejà vú así tiene que significar algo. Bueno, aun así espero que sigas pasándote por aquí. ¡Un beso!
The Hard: ¡Hola chaval! Sí, al principio es muy confusa. Se tira los primeros 12 capítulos abriendo cabos, historias cruzadas y mogollón de movidas, pero al final todo tiene sentido. Habrás de tener paciencia. La ID de la historia es 1560371. Le das a "Search" por ID y te la encuentra de fijo. De todas formas pueden meterte en mis autores favoritos, le das a "Myth and Legend" y en su página de Settings tienes todos sus fics.
Las sombras del silencio
Capítulo 9: Los Cerebrales
"¿Si me vieras estarías orgulloso
sabiendo que yo lo aceptaría todo?
Nunca normal y siempre señalado,
a menudo culpable, pero no avergonzado.
Estoy destinado a salvar el mundo, ya sabes,
Salvarnos a todos del enemigo común.
¿Puedo hacerlo? Espera y mira;
algún día sólo estaremos él y yo."
Pensamientos Inconclusos.- El niño que vivió
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Unos pocos estudiantes que deambulaban por los corredores se pegaron a la pared cuando Hagrid pasó; otros agacharon la cabeza y huyeron, no muy seguros del camino del guardabosque. Su ballesta estaba descargada, pero un grupo de primero la miró con horror. Sus perplejos ojos volaron de la cara de Harry y se precipitaron en su cicatriz. Un chico pequeño al frente de su grupo, tragó y meneó la cabeza como con compasión.
Harry suspiró y trató de parar de retorcerse las manos nervioso. No había hecho nada malo, ¿no? No había puesto un pie dentro del Bosque. No había querido desencadenar aquello… aquella cosa. La gárgola permaneció desafiante sobre la entrada de la oficina del director. Sus ojos miraban a Harry y el chico creyó ver en ellos un brillo de desaprobación antes de que Hagrid dijera "plumas de azúcar" y la estatua de piedra se deslizara a un lado.
La escalera móvil crujía en sí misma mientras los escalones retumbaban mientras se movían. Harry se subió y tamborileó con los dedos la igualmente móvil barandilla. De media, calculó, había visto el despacho del director dos veces al año, así que en el transcurso de su vida escolar aquella debía ser su onceava visita. Conocía el interior de la oficina tan bien casi como si fuera tan familiar como su dormitorio. Aunque esto no mejoraba el mal presentimiento de la perspectiva de estar en su interior otra vez.
-Oh, deja de preocuparte, Harry. El Profesor Dumbledore sólo quiere estar al tanto de cualquier cosa que hagas y que no sea…
-¿Normal?
-Algo por el estilo.
La enorme puerta de la oficina se abrió suavemente cuando Hagrid llamó, y el semigigante asomó su cabeza barbuda antes de empujar a Harry en frente de él. Una pluma cercana a él parecía estar escribiendo a su propia voluntad, y Harry se forzó a controlar la urgencia de leer su descuidada escritura.
-Bienvenido, Harry.- dijo el profesor Dumbledore, sonriendo amablemente mientras enlazaba sus dedos y se recostaba en su asiento.- ¿Hay alguna razón para esta visita?
-Usted dijo que se lo trajéramos si ocurría algo inusual. Cuéntaselo al profesor, Harry.- instó Hagrid, mientras se sentaba en una de las sillas frente al escritorio de Dumbledore. La silla gruñó en su tormento sin poder hacer nada, pero sostuvo su peso mientras él se sentaba y escuchaba.
Harry sintió una oleada repentina de nerviosismo. No importaba cómo tratara de decirlo en su mente, todo sonaba completamente estúpido. Tomando aliento profundamente, empezó a hablar.
-Sólo estaba guardando el equipo de Quidditch cuando la Snitch se escapó. Se quedó en el campo de Quidditch al principio, pero después voló hacía el Bosque y entre los árboles.- Dumbledore alzó una ceja con curiosidad, pero animó a Harry a continuar.- Fui a por ella, pero algo me paró. No quería ir más allá de las sombras del lindero.
-¿Por qué no, Harry? Has entrado en el Bosque muchas veces antes, con o sin permiso del claustro. ¿Qué te ha detenido esta vez?
Harry casi dijo que porque no quería hacerse el héroe, pero se mordió la lengua en el último minuto.
-La mayor parte de la sensación no era mía, señor. Parecía como si otra cosa me dijera que no debía entrar.- Dumbledore asintió una vez, como si fuera una respuesta perfectamente satisfactoria y que no le sonaba como una locura.- La snitch no estaba muy lejos de donde yo estaba. Intenté alcanzarla con la mano y fue cuando el aire a mi alrededor se iluminó. Era como una especie de red. Y la snitch fue devuelta a mi mano, señor.
Hagrid asintió confirmándolo, un tanto pálido tras su barba.
-Debería haberlo visto, profesor. Fue increíble. Asustó a los thestrals y todo.
-Lo que dices que ha ocurrido, Harry, es altamente inusual. Desde la llegada del hermano pequeño de Hagrid, Grawp, ha sido necesario erigir barreras increíblemente fuertes alrededor del bosque, por lo menos hasta que Grawp sea realojado. La inquietud que sentiste de entrar en el bosque es el resultado de esas defensas.- el profesor Dumbledore se levantó y apartó la pluma que seguía escribiendo del papel antes de dejarla a su lado.- Sin embargo, para que cualquier tipo de magia pueda ser realizada desde la periferia de la defensa hacia los dominios interiores debe ser común a la fuerza del hechizo de la barrera.
-¡Eso es lo que he dicho!- interrumpió Hagrid.- ¡Eso es por lo que no podía creer lo que estaba viendo! ¿Cómo podía haberlo sabido?
-Harry, puedo verte en la cara que estás poniendo que no tenías ni idea de su existencia, así que la primera pregunta es, ¿cómo tu magia traspasó y reaccionó con el hechizo que rodea el bosque? La segunda, y quizás la más importante es, ¿cómo hiciste semejante magia sin tener la varita en la mano?
-No lo sé, señor.- fue una respuesta queda, y Harry sintió que se le caía el alma a los pies. Pensó que en la anterior ocasión había sido el cuadro, pero la Snitch le había obedecido sin dudar.
-Bien, Harry, parece que tienes un talento inesperado. ¿Desde cuándo puedes hacer magia sin varita con semejante éxito?
-Creo que nunca, Profesor. Excepto en Grimmauld Place, pero creímos que fue el cuadro.
Los brillantes ojos azules destellaron en su rostro un momento, como si estuvieran tratando de decidir si le contaba algo o no. Abrió la boca para hablar, pero todo lo que dijo fue:
-Gracias Hagrid. Has hecho exactamente lo que quería. Por favor, ¿podrías atender a los thestrals? Me temo que esto debe de haberles alterado más de lo que nos están demostrando.
-Por supuesto, profesor.
Una vez la puerta se cerró tras la ancha figura de Hagrid, Dumbledore indicó a Harry que se sentara. Abrió y cerró los cajones de su escritorio hablando mientras rebuscaba entre sus cosas.
-Confío en que tu sueño sea más tranquilo.
-Sí, parece que el tatuaje funciona.
-Mmmhh, he oído de varias fuentes que es impresionante y muy diferente del de tu padre. Ah, aquí está.- sacó un objeto rectangular grande envuelto en un paño.- Por desgracia, no tengo espacio para ella en mis paredes. Parece que mi oficina necesita una reforma.
Cogió su varita y señaló con ella significativamente a un pedazo libre de pared entre dos marcos de cuadro. La sillería brotó hacia el exterior, moviendo cuadro tras cuadro hacia fuera hasta que hubo un gran espacio de pared limpia. Quitando el paño, apretó el cuadro contra la pared y dio un paso atrás, dejando a la mujer parpadear por la luz del sol.
-Nos ha permitido moverla a un lugar más seguro. Además, creo que este castillo es más su hogar que Grimmauld Place.
Harry miró la pintura, sintiendo un escalofrío recorriendo su columna. Era la misma que había encontrado detrás de la Señora Black, y ahora que se había acostumbrado a la luz de la habitación, le miraba con ojos penetrantes, como una madre enfadada a su hijo desobediente.
-¿Quién es?
-Aurora Black.- Dumbledore dio un paso atrás y frunció el ceño concentrándose.- Por lo que puedo recordar sobre este retrato, ella fue una de las primeras estudiantes de Hogwarts, y fue ella quien hizo del nombre de Black algo noble y honorable. Era una Cerebral.
-¿Una qué?
-Una Cerebral es un ser capaz de crear hechizos. Extendió el repertorio de la magia hasta niveles inconcebibles. La mayoría de los hechizos que aprendéis hoy fueron obra de esta joven. Era muy poderosa, y parece que ese poder está imbuido en su retrato. ¿Ves esto?- señaló con un nudoso dedo hacia la escritura dorada que se movía y cambiaba tan rápidamente.- Es cada hechizo que ella creó cada vez que es realizado. Ella refleja lo que hace cada miembro de la comunidad mágica; también es capaz, como dijiste, de canalizar hechizos a través de un mago o bruja vivos. Sólo te ha utilizado.
Harry retrocedió un poco, no muy seguro de qué pregunta hacer primero.
-¿Cómo puedes crear un hechizo?
-Nadie lo sabe con seguridad. Incluso aquellos con la habilidad no saben como lo hacen.
-¿Y qué hay de Sirius y Tonks? Están emparentadas con ella, así que, más o menos, ¿significa que ellos también son Cerebrales?
-No.- la voz de Dumbledore fue tan dura que Harry le miró sorprendido.- No es una habilidad genética. No se ha dado nunca el caso de que el don se haya pasado de padres a hijos. Hay algunas especies que tienen mayor número de Cerebrales que otras, pero su aparición es aleatoria. Cada Cerebral descubierto es monitorizado cuidadosamente. Se distinguen por una banda blanca brillante a través de su frente. Algunos dicen que es un reflejo de la diadema de Aurora, pero debe ser sólo una leyenda.
-¿Se han encontrado a todos ellos?
-Probablemente no. A menudo ha habido temor de que Cerebrales desconocidos estuvieran controlados por gente hambrienta de poder, pero aún no ha ocurrido. No ha nacido un Cerebral desde hace más de 170 años.
Harry retomó su asiento, irguiéndose a disgusto mientras sentía la mirada de Aurora en él.
-¿Qué tiene que ver ella conmigo? ¿Por qué reacciona así?
-No lo sé.- durante un segundo Dumbledore pareció perplejo. Sus pobladas cejas ensombrecieron sus brillantes ojos azules y su mano izquierda apretó su labio inferior mientras pensaba.- Es posible que tu habilidad para hacer alguna magia sin varita no hubiera estado ahí desde que naciste. Quizá su interferencia y canalización la haya creado en ti o haya fortalecido una débil habilidad que ya tenías. No estoy seguro si es algo que temer o valorar. Quiero que tengas cuidado, Harry, Voldemort siempre está buscando una manera de acceder a ti o una debilidad. El retrato se quedará aquí en mi despacho, y si tienes algún problema, quiero que me lo hagas saber inmediatamente.
-Lo haré, Profesor.- Harry se levantó como si se fuera a ir cuando un pensamiento le asaltó espontáneamente.- ¿Profesor?
-¿Sí, Harry?
-¿Creó ella la Maldición Asesina?
-Sí, creo que ella creó las Tres Imperdonables. Sin embargo, no es al creador a quien debes culpar por las armas que hicieron, sino a aquellos que pueden encontrar la oscuridad en sus corazones para empuñarlas contra los demás.
Harry no respondió cuando salió por la puerta y volvió por la escalera. Sentía como si algo hubiera ocurrido y no se pudiera deshacer. Miró su mano derecha tratando de ver si había habido algún cambio, pero su piel permanecía intacta. No había nada que indicara que era diferente de cualquiera en la escuela.
-"Pumpernickel".- dijo esperando a que la Señora Gorda se hiciera a un lado antes de se introdujera en la comodidad de la sala común.
Parecía como cualquier otro sábado. Ron estaba hablando sobre quidditch con Kirke y Sloper. Hermione se abría camino a través de sus deberes sin ningún signo de que fuera a parar. Ginny y los dos Creeveys estaban acurrucados en los sobrecargados sofás hablando distraídamente. La mayoría de las mesas estaban ocupadas por estudiantes que intentaban acostumbrarse a sus estudios, y Harry sintió una punzada de culpabilidad. Tenía que practicar encantamientos, un trabajo de cinco rollos para Pociones y sabía que si no podía transformar a Ron en algún tipo de objeto inanimado en la siguiente clase de Transformaciones, tendría un problema.
-¡Has estado por ahí durante horas! ¿Dónde has estado?
-En el despacho del director.- se creó un silencio relativo en la habitación cuando al menos seis personas pararon lo que estaban haciendo para escucharle.
-Por favor, - murmuró Hermione.- dime que no tiene nada que ver con Draco Malfoy.
-No tiene que ver con ningún tipo de Slytherin.- se sentó en una silla a su lado y le empezó a explicar en voz baja. Ron se les unió y en unos pocos minutos los tres se quedaron en un silencio confuso.
-Pero si eras tú el que hizo esa magia este verano, ¿como que no te enviaron una carta?
-¿Quizá olvidaron mandarla?- sugirió Ron frunciendo el ceño cuando Hermione rodó sus ojos.- ¿Qué?
-Es un sistema automático, Ron, con al menos 24 métodos de revisión de errores incluidos. No se habrían olvidado de él.
-¿Cómo sabes esas cosas?
-Leo.
-Pero quizá lo que el Profesor Dumbledore dijo sea verdad. Quizá no podía hacerlo hasta que ella utilizó el "Leviosa" a través de mí y ahora sí puedo.
-¿Dices que dejó algo de magia en ti?
-Eghh…- Ron torció la nariz.- Suena antihigiénico.
-No lo sé.- Harry puso su cabeza en sus manos.- Desearía ser simplemente normal.
-Oh, no te preocupes por ello, Harry. Quiero decir, ¿en cuántos problemas te puede meter algo así? Probablemente sea muy débil. Si quieres dejar de hacerlo, sólo asegúrate de usar tu varita en cada hechizo que hagas. Perderás las conexiones sinápticas por la inteligencia y olvidarás cómo hacerlo.
-¿Cómo montar en bicicleta?
-No, es un dicho muy habitual el que nunca olvidas cómo montar en bicicleta.- Hermione debió percatarse de las estúpidas preguntas que le iban a dirigir así que meneó sus manos hacia ellos.- No, no importa, olvídalo. Iros a hacer vuestros deberes. No olvidéis lo de Defensa. Quiere que seamos capaces de proyectar objetos pequeños para la próxima clase.
Los dos chicos hicieron lo que les decía decidiendo hacer la tarea de la Señorita Drew primero. Ron tenía una pluma estilográfica y Harry un sickle en la mesa. No tenían que proyectarlo lejos, pero habían pasado la clase práctica entera del viernes intentado conseguir alguna clase de imagen fuera de los objetos y fallando miserablemente. Ron se puso delante de la mesa con firmeza y apuntó con su varita.
-¡Lemura!
-Es "Lemuuuura".- dijo Hermione bajito. Ron estrechó sus ojos antes de sentarse a su lado y poniendo una mano sobre la de la chica.
-Hermione, ¿recuerdas el primer año?
-Sí, Ron.
-¿Recuerdas que fue lo que hizo que me cayeras tan mal durante un tiempo?
-Sólo intentaba ayudar.
-Lo sé, y es genial. Pero no lo hagas, por favor.
Hermione suspiró y sacó su varita dando un suave giro y diciendo el hechizo. La pluma se vio borrosa un momento y entonces hubo dos. Una era transparente y borrosa, la otra completamente sólida.
-Debería ser una réplica exacta.- dijo Harry.
-Vamos, hazlo mejor.
-Lemura.- la moneda se emborronó, y después se emborronó otra vez hasta que cuatro sólidas monedas aparecieron en la mesa.
-Te has pasado.- gimió Hermione, pero una pequeña sonrisa creció en su cara.- Venga, dime cómo hacer para que deje de estar tan borroso.
Se pasaron el resto del día trabajando en sus deberes, parando sólo para comer y para alguna discusión ocasional sobre quidditch. A la hora en que la noche había bajado sus negras cortinas sobre el sol, sólo Hermione seguía teniendo cosas que hacer. Su pluma rasgaba el pergamino mientras fruncía el ceño en su concentración. Harry estaba intentando obligar a la mesa a proyectarse astralmente y Ron había vuelto a molestar a su hermana para entretenerse.
-Ron, déjame en paz.- suspiró Ginny, recostándose en el sofá y cerrando los ojos.- ¿No ves que estoy ocupada?
Harry la miró de arriba abajo sospechoso; podía ver que era muchas cosas, pero "ocupada" no era una de ellas.
-¿Qué estás haciendo?
-Evitando hacer lo de Adivinación.
-¿Qué es?
-Una larga y amplia predicción de los eventos de las próximas semanas con referencia a los sistemas planetarios. Firence dijo que teníamos que encontrar la paz con nosotros mismos por lo menos una hora al día. Y eso es lo que estoy haciendo ahora.
-Sólo exagera las desgracias para Trelawney. Es fácil. Veamos… Predigo que Harry tendrá una pelea con Malfoy y caerá por las escaleras poniendo en peligro sus posibilidades de jugar al quidditch.
-Ron tendrá un accidente en Pociones y perderá el uso de sus dos manos.- añadió Harry.
-Harry se atragantará con una patata en la cena y no podrá hablar por lo menos en un día debido a la asfixia.
-Eso es completamente impreciso.- murmuró Hermione.
-Ron se perderá en el Bosque Prohibido y será atacado por Aragog.
-Harry será envenenado por las plantas de Winglebrot en Herbología.
Ginny rió y alzó las manos.
-Vale, me hago una idea.
-Simplemente acusa de ello a Marte que está opuesto a Plutón o algo así.- añadió Ron mientras se sentaba al lado de su hermana pequeña.- Es fácil, y lo hicimos bastante bien, ¿verdad Harry?
-Sip.- Harry golpeó con la varita a la mesa que tembló y se hizo borrosa en cuatro direcciones antes de volver a sí misma con fuerza.
-Deja de atormentar a los muebles.- dijo Ginny abriendo un ojo para mirarle.- Estás pateándole el alma a esa mesita de café.
-¿Los objetos tienen alma?
-No creo. De todas formas, Ginny, - Ron se giró a su hermana.- si Harry no practica, nunca lo hará bien.
-Y eso viene de alguien que es incapaz de decir el hechizo correctamente.
Se aproximaban las primeras horas de la madrugada cuando Hermione se puso en pie y mandó a todos los Gryfindors a la cama.
Harry se tendió y miró el dosel sobre él. El sueño parecía más esquivo de lo normal, lo que era raro considerando lo temprano que se había levantado aquella mañana. Su espalda le escocía ligeramente y se sentía francamente molesto. Por más que pensaba en ello, más seguro estaba de que algo no iba bien. Moverse y darse la vuelta no funcionó, y sólo cuando se puso a contar ovejas como último recurso fue vencido por un agitado sueño.
Podía oler la lluvia en el aire, y la brisa soplaba alrededor de él mientras caminaba. Las últimas hojas del otoño crujían bajo sus pies, reduciéndose a polvo con cada paso. Los árboles estaban húmedos y cubiertos de musgo. Se alzaban a ambos lados de él pináculos de corteza brillante. Un aroma captó su atención haciéndole girar al oeste. El sol era una fina línea de sangre en el horizonte y sus ascuas relucían en el crepúsculo.
Un fuego ardía desatendido. Pequeñas e infantiles llamas se extendían hacia fuera como hebras de una telaraña desde el centro de la hoguera. Se quedó quieto, mirando a su alrededor y detrás de él, las llamas formaron filamentos, después paredes, encerándole en una prisión de calor y furia. El humo le estaba ahogando, los ojos le escocían, pero no los cerró. Cerró su boca y alzó sus ojos a los cielos. El sol se había ido, dejando sólo una débil luna que se fortalecía segundo a segunda mientras el día moría. Se derramó la oscuridad y la luz sobre el mundo. Él se sintió atraído y repelido por ella. Su piel estaba ardiendo. Podía sentir el fuego en su espalda, rasgando su piel. El sudor le goteaba por la cara pero no podía moverse del ardiente fuego.
Dio la cara a la pared de bermellón y oro, mirando una sombra que se aproximaba desde el otro lado. Al principio no vio nada familiar en ella, pero las llamas se apartaron acariciando el esquelético y serpentino cuerpo con amor. Unos ojos rojos brillaron con un destello satánico y los labios finos se separaron cuando Voldemort siguió adelante tocando con sus dedos la mejilla de Harry.
-Mío.
Y Harry abrió los ojos a los gritos que le rodeaban y miró en la realidad a la pálida cara de Voldemort.
