�¡Hola!

¡Odio, odio odio a Peter Pan!... Ejem... esto... ¡Odio, odio, odio los exámenes! Eso y que me cierren mi acceso a internet hasta el día 22 (> ). Ah, por cierto, me acabo de terminar de leer "La Orden del Fénix" en español (era la primera vez que lo hacía. Antes me la había leído -varias veces- sólo en inglés) y he de decir que la traducción es una basura. Considero que se podría haber hecho mucho mejor. Hay errores gordos y hasta puede inducir a confusión porque en un momento (cuando Herm y Ron le están diciendo a Harry que monte el grupo de ED) llega a decir que Harry "pudo hacer la Maldición Imperius"¡cuando no es cierto! Releí la frase 4 veces para asegurarme y en perfecto castellano decía efectivamente eso. Y hay frases que directamente se inventa y... ¡ni que lo hubiera traducido yo, por Dios, que se supone que son profesionales! En fin, relax...

Lucumbus: Ains... no es que no te quiera contestar al mail, es que no he podido, pero voy a hacer un pdoer y voy a intentarlo.

Gandulfo: Jo, gracias (me sonrojo, jeje). Sé que he tardado, pero ahora con los exámenes ya se sabe. Ten paciencia¿vale? Un besote!

Barby-Black¡Gracias! Sí, está muy bien, pero insisto en que sólo acaba de empezar. Trataré de actualizar lo antes posible. ¡Un beso!

Azazel Black: Bueno, bueno, pues tú estudia (que yo tendría que hacer lo mismo... jo). ¡Un besín!

Marce: Aquí tienes un nuevo capi. ¡Disfrútalo!


"Las Sombras del Silencio" de Myth and Legend

Traducción: Lamia Somniorum

Capítulo 11: El fantasma del bosque

"Guardo un secreto año tras año,

hasta que el aciago día se acerque.

Sostengo una fruslería perdida en la noche.

Úsala sabiamente para poner las cosas en su lugar."

Anónimo.

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Las hojas volaban crujientes y muertas sobre los vientos racheados del otoño. Filch, el horrible conserje, siempre estaba barriendo los frágiles y esqueléticos restos y gritando a los jóvenes que no podían resistir el saltar sobre los montones de forraje rojo y marrón.

Faltaba una semana para el primer partido de quidditch de la temporada, Gryffindor contra Slytherin, así que cuando Harry no estaba haciendo deberes, estaba entrenando. Hacía un rato que un viento arrollador y una espesa niebla que había reducido la visibilidad a unos cuantos metros les había obligado a meterse dentro. Ahora estaba sentado en uno de los sillones frente al fuego esforzándose con las "Pociones inútiles y dolorosas".

Hermione les había elogiado tanto a Ron como a él, por su mayor diligencia aunque las alabanzas a Ron parecían mucho más "físicas" que las más verbales dirigidas a Harry.

Miró por encima de la página y vio a sus dos amigos en una de las mesas que estaban frente a él. Hermione estaba inclinada sobre el hombro de Ron recogiéndose el pelo con una mano mientras señalaba algo en el libro de texto frente a ellos. Ron estaba ligeramente recostado en su silla mirando su cara con abierta admiración.

-Dan asco¿verdad- Harry se sacudió sus pensamientos y sonrió a Seamus, que se había desplomado en el sillón de al lado.- Quiero decir que¿no crees que después de más de seis años debería haberle pedido salir ya?

-Bueno, no le gustaba en primero, y en segundo Hermione estaba petrificada y Ginny desaparecida.- apuntó Harry en defensa de Ron.- En cuarto todo salió mal y Krum estaba de por medio…

¡Entonces debería haber aprendido a aprovechar las oportunidades- Dean rió suavemente desde la chimenea antes de mirar alrededor confuso.- Oye Harry, se está haciendo tarde. ¿No deberías estar con Dumbledore?

¡Mierda!

Harry saltó de su asiento y corrió a través del agujero del retrato dándole las gracias a Dean mientras se iba. Cada tarde desde las últimas semanas había pasado una hora en el santuario del director, aprendiendo lenta pero inexorablemente el arte de la Oclumancia.

Había encontrado una manera más rápida y fácil de deshacerse de toda emoción; olvidar el pasado y el futuro y concentrándose simplemente en las exigencias del presente. Se concentraría en cada pensamiento como si hubiera acabado de llegar a su cabeza, solucionando el problema y dejándolo a un lado hasta que no hubiera más pensamientos, sólo la oscuridad y el silencio. No había sido fácil, y al principio había demasiados pensamientos que controlar, pero Dumbledore era un hombre paciente. Habían pasado más de una semana simplemente vaciando la mente de Harry y limpiarla de emociones antes de atacar el cuerpo con cualquier tipo de magia.

El proceso se había vuelto rápido. Harry encontró mucho más fácil separarse de su vida y protegerse de la magia de la Legeremancia. Cuando Dumbledore usó el hechizo por primera vez, Harry había sentido pánico al recordar sus lecciones con Snape. El director pareció darse cuenta y paró inmediatamente.

-No me tengas miedo, Harry. Si ayuda, piensa que es como levantar un muro contra la magia más que cerrar una puerta a una persona.

Harry estaba tan distraído por la metáfora que apenas tuvo tiempo para darse cuenta del segundo intento, pero en lugar de que la oficina se diluyera y desvaneciera frente a sus ojos y que cinta tras cinta de temblorosas imágenes, todo saltó y se reenfocó con mayor claridad.

-Bien.

¿Lo… hice bien?

-Has bloqueado el ataque inicial. Parece que no es tan difícil como tú creías. De todas formas, la Legeremancia es más compleja que el golpe inicial. Te instruiré en ella más adelante, pero por ahora practicaremos.

Y habían continuado haciéndolo. El hechizo inicial de "Legilimens" tenía ahora muy poco efecto sobre Harry. Incluso si le cogía desprevenido podía bloquear el flujo de imágenes en unos pocos latidos de su corazón y aguantar lo suficiente como para replicar con un ataque o un hechizo defensivo. Sospechaba que aquella noche Dumbledore empezaría a enseñarle las fases más peliagudas del hechizo.

Harry sintió una sacudida de culpabilidad cuando pensó en el director. Le había hablado a Dumbledore del sueño y la figura fantasmal de Lord Voldemort sobre él muy de pasada y a su pesar. No se había sorprendido, simplemente se afligió de que no le hubiera hablado de ello.

-Me sorprendes, Harry. Había pensado que por fin te había aclarado que necesitamos saber esas cosas. No es sólo por tu seguridad. ¿Qué hubiera pasado si esa magia hubiera sido verdaderamente maligna? Se hubiera podido extender por todo el colegio. Podía haber matado a todo el mundo. Noca deberías dudar decirme estas cosas, incluso cuando pienses que podrías despertarme.

-Pero yo…- Harry había sacudido su cabeza, rindiéndose cuando una explicación inútil murió en sus labios.¿Qué era?

-Una manifestación de un pensamiento malvado. Voldemort estaba tratando de leer tu mente e intentando entrar en ella. ¿Dices que te habló?

-Dijo "Mío"… pero creía que no podía llegar hasta mí.

-No puede. El tatuaje responde como debería creando una barrera alrededor de tus pensamientos para prevenir que te los lean. Cuando no pudo llegar hasta tu mente apareció en tu presencia física como el más débil de los fantasmas.

¿Volver�¿

-Quizás, dependiendo en cómo estime el éxito de un nuevo intento. Si lo hace, debes decírmelo, Harry.

No había habido rastro de Voldemort, ni más sueños extrañamente realistas, pero Harry se levantaba cada mañana doliéndole y escociéndole la espalda como si las espinas aún arañaran una oscuridad que él no podía sentir. Intentó mantener la calma e ignorar el agravamiento, pero después de unas pocas noches tuvo que pedir ayuda a Madame Pomfrey. Ahora, un gran vendaje le envolvía el torso y tenía que tomar una asquerosa poción al amanecer y al anochecer. Disminuía el dolor, pero la enfermera se estaba empezando a preocupar de que si las heridas continuaban mucho más empezaría a sentir los efectos de la pérdida de sangre.

Se topó con el momento presente y vio que la escalera móvil le había depositado en frente de la puerta de la oficina del director. Letras pulcras y verde esmeralda giraban a través de la madera rescribiéndose constantemente a sí mismas.

-Por favor, encuéntrate conmigo en la cabaña de Hagrid… tiene que ver con un amigo.

Tan pronto como Harry había leído las palabras, se desvanecieron dejando intacta la madera oscurecida por los años. Durante un momento Harry se cuestionó la validez del mensaje, pero no se atrevió a volver a la sala común y dejar al director esperando.

Con la varita lista en su mano caminó a través del colegio saludando o sonriendo a los ocasionales conocidos. Vio a Draco Malfoy cuando pasó frente a la biblioteca con su fría y pálida cara torcida en una expresión de desprecio. El chico caminaba solo por los pasillos en aquel momento. Tenía amigos, o algo así. Normalmente había un séquito de Slytherins alrededor de él, pero nunca los dos brutos protectores. Crabbe y Goyle por fin se habían marchado de Hogwarts.

Evitando su mirada Harry bajó las escaleras medio corriendo. Sus pisadas resonaban en la vastedad del Vestíbulo Principal antes de que abriera las enormes puertas y se deslizara en la oscuridad.

Una fina llovizna llenaba el aire y un halo brillante relucía entorno a la punta de su varita. El Bosque se recortaba contra el horizonte y la cabaña de Hagrid se agazapaba en la oscuridad, mostrándose cálida y confortable en las profundidades de la noche. Caminó hasta la puerta y se detuvo con la mano levantada para llamar. Dudando, se inclinó un poco, escuchando los sonidos de dentro.

¿Estás seguro- preguntaba una voz cansada. Sonaba áspera y ronca, pero Harry la reconoció como la de Lupin.- Se sabe que ha cometido errores a veces.

-Severus jamás nos engañaría deliberadamente. Está arriesgando su vida por esto. No tiene el respeto y el reconocimiento de antes del círculo más interno. Podría ser asesinado en cualquier reunión si se enteraran de su traición.

-Pero…

-Le confiaría mi vida, Remus.- la voz del director mantuvo un tono definitivo y Harry oyó a Lupin suspirar accediendo.

¿Pero dónde nos deja?

-En la oscuridad, parece, sin una vela en nuestro camino.

El sonido de un olisqueo seguido de un potente ladrido hizo que Harry pegara un respingo y se alejara de la puerta culpable. Fang saltó sobre él y le lamió toda la cara moviendo furiosamente la cola antes de que Hagrid se lo quitara de encima.

¡Calma, Fang¿Estás bien, Harry?

-Sí, gracias.- Harry se frotó la cara y trató de parecer lo más inocente posible.

-El director quería encontrarse conmigo aquí.

-Lo sé, chico, entra.- Hagrid le hizo una seña para que entrara en los estrechos confines de la cabaña con una enorme mano.

El cuarto, apenas lo suficientemente grande para Hagrid, estaba decididamente superpoblado. Dumbledore y Lupin estaban sentados a la tosca mesa de madera. Ambos sonrieron a la entrada de Harry y Dumbledore le indicó que tomara asiento.

-Lamento esta irregularidad, Harry. Me temo que esta noche debemos dejar la Oclumancia para otro día.

¿Qué ha ocurrido- quiso saber Harry.

-Se ha detectado actividad del Lord Tenebroso.

¿A parte de matar a sus propios mortífagos?

Hubo un momento de silencio mientras Dumbledore y Remus intercambiaban una mirada. Harry no sabía qué se habían dicho en aquella mirada, pero cuando Dumbledore habló su voz era tirante.

-Ha habido más muertes de lasque el Profeta se ha atrevido a publicar. Afortunadamente, al menos por ahora, nadie relacionado con el colegio se ha enfrentado a la magia del Señor Oscuro, pero es un poder por el que estamos preocupados.

-Está usando otro tipo de magia. No hemos oído los hechizos antes ni hemos visto ese tipo de efectos. No sabemos cómo lo está haciendo.- añadió Remus.

¿Sólo son maldiciones asesinas- preguntó Harry.

-No. Hay otros efectos de algunos de los hechizos como la pérdida de la cordura. Algunos muggles fueron encontrados deformados o locos como si los hubieran usado para probar su poder antes de atacar a la comunidad mágica.- Harry miró directamente a Remus Lupin y se dio cuenta de que los brillantes ojos grises estaban examinando su cara.- No pareces sorprendido.

-Nada de lo que haga puede sorprenderme. ¿Qué podemos hacer?

-Todo lo que podemos hacer es tener cuidado, por lo menos hasta que tengamos más información. Te estoy contando esto con la esperanza de que seas consciente de lo importante que es para nosotros saber qué está ocurriendo, y que debes contarnos cualquier suceso inusual.

¿Pero por qué precisamente yo? Supongo que no se lo vais a contar a la escuela entera. Solo los asustaría.

-Debería asustarte a ti, Harry.- dijo Dumbledore.

-Las únicas personas que temo perder están dentro de esta escuela en este momento.- sus ojos flotaron hasta la cara de Lupin durante un segundo y sonrió débilmente.- Pero temo también por los todos demás. No podemos dejarle hacer esto.

-No podemos detenerle.- Remus suspiró y se pasó las manos por la cara.

Un repentino sonido fuera hizo que la atención de todos se fijara en la puerta. La fuerte madera reverberó bajo los golpes arrítmicos, y Hagrid la abrió cuidadosamente. La llovizna entró en la habitación, pero afuera sólo había el sonido de los cascos y el suave rozar de alas.

-Son los thestrals. Todos ellos.- susurró Hagrid con una expresión de increíble asombro.

¿No deberían quedarse en el bosque- preguntó Harry volviéndose a Dumbledore.

-Esas barreras nunca podrían retener a un thestral. De todas formas raramente abandonan la seguridad del bosque.

-Se inclinaron ante mí la primera vez que entré allí. Nunca les había visto hacer eso antes.

-Mostrarán respeto al mago que crean ser de cierta importancia o poder.- una débil sonrisa cruzó los labios de Dumbledore.- Y hasta hace poco inclinaban sus cabezas ante mí, pero parece que has tomado mi lugar.

-Yo… yo no sé por qué.- tartamudeó Harry sonrojándose.

Uno de los animales golpeó la pared de la cabaña haciendo que la pequeña estructura temblara. Uno a uno los ocupantes salieron fuera y permanecieron confusos frente a la multitudinaria manada.

Lo único que Harry supo fue que Tenebrus bajó su cabeza ante él y uno a uno los otros le imitaron. Sólo tardaron un par de segundos, pero tanto Hagrid como Remus miraban al chico con las cejas levantadas mientras Dumbledore se reía suavemente.

-Parece que quieren algo de ti.

¿Pero qué- preguntó Harry.¿Por qué querría un thestral mi ayuda para nada?

-Quizá no sea ayuda. Quizá solo quieran que les sigas.- sugirió Lupin.

Tenebrus estaba esperando en el borde del bosque mirando sobre su hombro a la multitud. El resto de la manada le siguió haciendo que las barreras temblaran cuando, uno a uno, fueron hacia los árboles y se desvanecían en la oscuridad.

¿Debería entrar?

-Iremos contigo.- decidió Dumbledore.- Si no fuera por mi propia curiosidad no permitiría esto, pero como creo que es una verdadera estupidez darles la espalda a las criaturas del bosque…- Dumbledore lo dejó en el aire y se acercó a Harry poniéndose a su paso.

A apenas unos pasos de los árboles, Harry sintió la misma extraña sensación de desconfianza y temor que previamente había tenido como si algo le dijera que no debería continuar. Su varita estaba en su mano derecha, la madera en su puño empezó a calentarse gradualmente contra su piel. No le prestó atención al principio, pero cuando se hizo difícil andar, se encontró mirando fijamente la punta de su varita. Líneas de plata parecían brotar y desaparecer de la madera marcando las vetas.

Dumbledore había levantado su varita sobre su cabeza y estaba murmurando un hechizo. Harry podía sentir el arrastre de las palabras que por su propia voluntad sus labios se movieron con los del director, aunque cuando nunca había oído el encantamiento.

Con un débil silbido una luz brilló frente a ellos y un agujero se abrió en la barrera permitiéndose a todos ellos dar un paso adelante a la húmeda protección de los árboles.

-Está muy tranquilo.- señaló Hagrid en una advertencia.

-Tendremos cuidado. Es mejor estar con Harry ahora que dejarle hacerlo solo después.- replicó Dumbledore guiñándole levemente un ojo a Harry.

Pero Harry apenas escuchó las palabras y les pidió un poco de atención. Se sentía extrañamente desorientado. Había estado en el bosque antes, pero nunca había sido tan consciente de sus sonidos. La barreras defensivas se levantaron en una cúpula a su alrededor, limpias y silenciosas, pero pulsantes de poder. Hizo que su pelo y su piel se estremeciera con su carga.

Tenebrus se paró en mitad de un claro y se quedó absolutamente inmóvil, con sus ojos vagando en la fronda como si estuviera esperando algo. Una escamosa nariz olisqueó la mano izquierda de Harry y él le dio unos golpecitos ciegamente sólo para darse cuenta de que era una cría de thestral. Los ojos brillantes le miraban con interés, pero la pequeña cosita no parecía asustada por el imprudente contacto de Harry.

-Allí.- siguiendo el dedo de Remus, Harry entrecerró sus ojos para ver un brillo plateado serpenteando entre los árboles. Se movía lentamente y el brillo le hacía perder definición.¿Qué es?

-Un fantasma.- dijo Dumbledore en voz baja mientras el fantasma se aproximaba.- A juzgar por su falta de forma definida se trata de un fantasma muy antiguo, sin duda. Mucho más que los que conozco y que residen en Hogwarts.

Se paró justo en frente de Harry. Era pequeño, apenas le llegaba a la cintura. Si miraba a las profundidades de la luz plateada, casi podía ver los rasgos de la cara de un niño pequeño. Los ojos eran grandes aunque sin emoción. No dijo nada al principio cuando se volvió a los thestrals y se inclinó mucho. Entonces se volvió a los humanos y les acercó algo.

Estaba suspendido sobre la palma abierta del fantasma lleno de barro y suciedad. Harry lo cogió con mucho cuidado y tembló cuando el frío del fantasma envolvió su mano antes de que lo cogiera en el aire.

-Guárdalo.- susurró el niño antes de que su luz empezara a desaparecer lentamente. En un parpadeo se había ido dejando una traza congelada en el aire.

¿Puedo verlo?

Harry acercó el objeto a Lupin y levantó la luz de su varita un poco más. El círculo de luz iluminó los retorcidos troncos de los árboles y los brillantes ojos blancos de los thestrals, pero no había nada más de especial importancia.

-Esto ha estado aquí un tiempo.- declaró Lupin cuando quitó el barro y la suciedad.- Aunque se conserva bien.

Sus dedos frotaron las últimas motas de guarrería antes de iluminarlo con la luz de la varita. El oro brilló deslustrado, pero las hebras de plata que rodeaban el metal captaron la luz y brillaron. El anillo era pequeño, como si fuera de un niño o una mujer pequeña.

-Algo no tiene sentido. ¿Por qué los thestrals nos traerían aquí para esto?

-Son verdaderamente mágicos, Harry.- apuntó Hagrid.- Y también muy inteligentes. Es posible que te conozcan mejor que tú mismo.

¿Qué querrán a cambio?

-Ellos no funcionan así. Simplemente ayúdales cuando lo necesiten, es todo lo que querrán.

¿Y qué pasa con el fantasma¿Quién era?

-Me temo que no puedo ayudarte con eso.- Dumbledore sacudió su cabeza.- No he visto nunca ninguna señal de que indicara la presencia de un fantasma en el bosque.

-No lo he visto antes.- dijo Hagrid en voz baja meneando su cabeza con desconcierto.- Pero es un gran bosque. Ha podido estar aquí todo este tiempo y no habernos enterado nunca.

Harry miró donde el fantasma había estado frunciendo el ceño con sospecha. Parecía que el comportamiento de los thestrals había sido explicado y que simplemente le habían conducido a otro misterio.

Un aullido rasgó el aire elevándose entre los árboles y el mismo suelo. Sonaba sobrenatural, casi como una distante sirena de invasión. El sonido creció desde lo que parecía algo mecánico hasta convertirse en un grito humano que llenó el bosque e hizo a Harry estremecerse en un temor instintivo.

¿Qué es eso?

-Creo que quizá sea hora de marcharnos.

El grupo no necesitó que se lo repitieran. Sus pasos crujieron contra la maleza mientras caminaban de vuelta hacia el castillo con el extraño sonido pisándoles los talones. La barrera se cerró tras ellos cuando llegaron a los terrenos y el sonido cesó.

¡Pobre Grawp¡Estará asustado- se apuró Hagrid.

Harry pensó en el gigante, fiero y francamente terrorífico. A pesar de lo que Hagrid pensaban Harry estaba seguro de que podía cuidar de sí mismo.

-Hagrid- dijo Dumbledore tensamente.- quiero que tengas un ojo en el bosque y, como siempre, la seguridad de tu hermano es importante para nosotros. Todos los animales de han estado comportando extrañamente y cuanto antes encontremos la razón, mejor. Remus y yo tenemos que volver a Grimmauld Place. Necesitamos saber más sobre los actuales acontecimientos. Te haré saber lo que averigüe nuestro informador en un futuro próximo. Desearía que pudiéramos hacer más. Y¿Harry?

El chico desvió la vista del bosque y la dirigió a los ojos azules de Dumbledore.

¿Sí, señor?

-Quiero que seas discreto. No le digas a los estudiantes lo de los ataques a los muggles; sólo provocarías el pánico y un daño que ellos no podrían evitar. Te veré mañana.

¿Profesor?

¿Sí?

-Dijo que Voldemort estaba usando otro tipo de magia. ¿Cómo está consiguiendo los hechizos?

Durante un momento hubo un silencio y de la sombría expresión de la cara de Dumbledore, Harry supo que esa era la pregunta que se hacían todos.

-No lo sabemos. Siento que si lo supiéramos la respuesta se presentaría ella sola, pero aún no podemos comprender sus acciones.

Con un solo asentimiento Harry se volvió y caminó hacia el castillo, parándose sólo cuando Remus le dijo que se detuviera.

-Probablemente deberías guardar esto. Después de todo te lo han dado a ti.- Harry aceptó el anillo sin una palabra, aunque frunció el ceño.

-Ten cuidado¿vale?

-Estamos cubriéndonos las espaldas unos a otros, Harry. Espero que tú y tus amigos hagáis lo mismo. No te pongas en un peligro innecesario¿de acuerdo?

-No lo haré.

-Recuerda, aunque todo esté dicho y hecho, eres tú a por el que va. Ten cuidado Harry, y volveré tan pronto como pueda.

Con aquello dijo adiós y caminó hacia el oeste, lejos del bosque y del castillo, a donde la carretera se deslizaba a través del escabroso terreno, y Harry volvió su rostro hacia su hogar y su oscuro e incierto futuro.