�¡Hola!

En fin, como no podía ser de otra manera, el examen de hoy me ha salido fatal (básicamente porque me han preguntado algo que no tenía en los apuntes... eso me pasa por hacer peyas, urg...). Pero, no nos engañemos, también ha sido por culpa de estar traduciendo compulsivamente este fic (cualquier cosa antes que acercarme a los apuntes, por dios!) y hoy subiré ¡4! capítulos seguidos. Además, he de deciros que es ahora cuando empieza lo bueno, pero lo BUENO DE VERDAD. Así que, sin más dilación, las contestaciones:

Gandulfo¡Muchas gracias wapo! Disfruta los capis y ya me contarás.

Celina: Interesante¿verdad? Mwahahaha, ahora sí que se pondrá interesante, ya verás. Esto no ha hecho nada más que comenzar. ¡Y qué envidia me das que vives en las Islas afortunadas! Aquí en Madrid o nos ponen bombas o se nos queman los pocos rascacielos que tenemos (qué cruz... y qué paciencia...).

Lucumbus¡Hola wapetón! Menudo elemento estás hecho. ¿Hasta qué hora estuviste rondando, cacho pendón? En fin, espero que te divirtieras al menos (no como yo, que me quedé en casa mirando a las musarañas en lugar de estudiar... qué triste...). En fin, espero que te gusten los capis. Y no, no he traducido la Orden del Fénix (soy friki, pero no tanto!), pero he leído las dos versiones y la española es lamentable y extremadamente mejorable.

Stiby¿Te llego el correo? Bueno. ¡Espero que te guste!

Marce: ya verás tú lo intrigada que vas a estar... jejeje.

Barby-Black: el nombre es "The Shadows of Silence". Aunque tengo a las autoras en favoritos y puedes ir desde allí. Si la lees en inglés dime qué tal lo estoy traduciendo, vale? BSS


"Las sombras del silencio" por Myth and Legend

Traducción de Lamia Somniorum

Capítulo 12: La serpiente en la hierba

"¿Vos decís la verdad,

¿Lo juráis, vos, serpiente?

¿O encontraré mentiras secretas

que me perseguirán el resto de mi vida?

Monvagon Minchanton.- "Palabras de Criaturas"

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La atmósfera en las mazmorras era espesa con los vapores de las pociones. Un hechizo Aerus silbaba frente a la nariz y la boca de Harry dándose aire fresco y limpio, pero aun así estaba asfixiado. Se inclinó sobre el caldero que Ron y él compartían, ignorando las miradas penetrantes de los slytherins y las preguntas ocasionales a Hermione desde una mesa cercana. Faltaban dos días para el partido de quidditch y el cargado aire de la mazmorra parecía estar vivo por la animosidad de las dos casas.

Ron añadió un chupito de agua de mickel, después una pizca de tuétano de dragón y le pidió a Harry que lo removiera constantemente mientras él leía las instrucciones una y otra vez. Les estaba yendo perfectamente y los dos estaban contentos con su éxito.

-No nos hemos equivocado en nada.- susurró Ron.- Ese estúpido gusano tendrá que ponernos una E.

¡Shhh¡No lo gafes- pidió Harry cuando obligó a la cuchara a dar un par de vueltas más al viscoso líquido.

Un golpe de metal contra metal atrajo su atención y alzó la mirada para ver a Draco echando un poco de su poción en un pequeño frasquito. Su cara tenía una expresión de satisfacción pedante cuando el fluido azul zafiro se deslizó por las paredes de cristal hasta que llegó al fondo del contenedor. Apretó el corcho en el tubo y agitando su túnica fue hacia el escritorio del profesor de Pociones. Pasó por delante de la mesa donde Ron y Harry estaban trabajando, y antes de que pudieran reaccionar les echó un puñado de polvo plateado en el caldero.

¡Eh, Malfoy!

-Señor Weasley, no alce la voz en mi clase.- dijo Snape con calma.

-Pero, señor, Malfoy nos ha estropeado el trabajo.- Ron hizo un gesto con la mano que englobaba al caldero y lo que tenía dentro, que se había vuelto verde y burbujeaba ferozmente.

Snape se puso en pie y se quedó al lado de Harry aceptando el ofrecimiento de Draco cuando lo hizo.

-Dígame, Potter¿en las instrucciones, dónde pone que se tenga que añadir cuatro onzas de las rarísimas y caras escamas de "pavesas voladoras"? (N/tr: Sí, lo sé. ¿pavesas voladoras? Pero era lo que a las dos y media de la madrugada me parecía mejor dada la palabrita "Ashwinder" que está en la versión inglesa. Se admiten sugerencias de traducción ante cosas como esta ��…)

Harry apretó los dientes y respiró hondo mientras sus dedos se apretaban en torno el mango de la cuchara.

-No pone que tengamos que añadir escamas de pavesas voladoras.- Snape alzó una ceja y se cruzó de brazos recostándose ligeramente hacia atrás.- No pone que tengamos que añadir escamas de pavesas voladoras… señor.

Severus Snape sonrió suavemente y recogió el frasquito que le daba Draco.

-Así es como vuestra poción debería ser… un azul claro y de un tono brillante, sin impurezas ni imperfecciones. Desde luego no debería ser… - se inclinó sobre el caldero.- verde con motitas rosas. Weasley, Potter, perdéis veinte puntos cada uno por decir mentiras de compañeros de clase y por ser incapaces de aceptar la vergüenza de vuestras propias meteduras de pata. Creo que os veré esta tarde en el castigo. Sugiero que recojáis vuestros ingredientes.

Lo hicieron en silencio, sin decirse una palabra mientras recogían bruscamente sus calderos e instrumentos sin importarles los ruidos y golpes que molestaban a los otros estudiantes. Harry temblaba de rabia. Snape no podía ver más allá de su encorvada nariz al comportamiento de mocoso mimado de Malfoy; o quizá el profesor de Pociones simplemente no quería verlo. Era tan injusto, y no había nada que pudieran hacer sin parecer una pareja de críos.

Subieron las escaleras hacia el pasillo de arriba y se quedaron allí, esperando a que Hermione terminara.

-Por lo menos uno de nosotros tendrá buena nota.- murmuró Ron.

¡No hay derecho¡Teníamos una poción perfecta hasta que Mafoy se acercó!

-Lo sé.- Ron pateó una piedrecilla de grava a través del pasillo mirando cómo se chocaba contra la pared de enfrente.

-No importa.- dijo Harry mientras que una pequeña sonrisa cruzaba sus labios de repente. – Aplastaremos a todos los slytherins el miércoles.

¿Tú crees? En fin, sé que somos buenos, pero no tanto como el viejo equipo.

-Lo seremos; sólo es cuestión de tiempo.

Hermione tropezó al salir por la puerta y subió las escaleras, retorciéndose para coger su horario de la mochila.

-Mi próxima clase ha sido cancelada. La profesora Vestor está enferma, así que nos ha dejado algo de trabajo. ¿Podemos pasarnos por la biblioteca un momentito?

Harry y Ron intercambiaron una mirada cuando se pusieron a ambos lados de la chica. La petición más común de Hermione era un viaje a la biblioteca. Lo máximo que podían hacer era intentar convencerla de que mirara unos libros y trabajara en la sala común mejor que en los dominios cubiertos de polvo de Madame Pince.

Acababan de terminar de subir las escaleras cuando Malfoy se interpuso en su camino con una sonrisa socarrona surcando su pálida cara.

-Bueno… si no fuera por la Sangre Sucia y sus gnomos mascota¿podrías hacer algo bien, Potter?

-Cállate, Malfoy. Haces trampas con la miserable serpiente que eres.

-Los Malfoy no hacen trampas.- soltó Draco.

-Sólo mienten y asesinan.- murmuró Ron con un susurro.

Harry se interpuso entre ellos dos rápidamente cortando cualquier tipo de incidente desagradable.

-Sólo hazte a un lado. No te estamos molestando.

-Observa, Weasley, así es como deberías comportante: insignificante, como Potter.- una expresión calculadora cruzó la cara de Draco.- Pero de nuevo, sus padres eran incluso más rastreros que los tuyos y murieron como los esclavos que eran. ¿Los echa de menos, Potter¿Lloras cuando piensas en sus últimos momentos sin que pudieras salvarlos?

-Prefiero tener a mis padres muertos y enterrados antes que a los tuyos. ¿A cuánta gente ha matado tu padre, Malfoy, cuántas vidas ha arrebatado�¿Te hace sentir bien saber que es un criminal, saber que tú no eres mejor?

El golpe hizo que Harry retrocediera tambaleándose de sorpresa. La cara de Malfoy había tomado un tono rojo rabioso y su normalmente ordenado pelo rubio le había cubierto los ojos. Hermione y Ron se habían adelantado en un intento por parar la pelea antes de que empezara, pero en un segundo la varita de Malfoy estaba en su mana apuntando directamente al pecho de Harry.

¿Crees que no lo diré- silbó.¿Que no lo intentaré?

¿Intentar qué?

-Cualquier cosa que te quite del camino, Potter.

La explosión de luz roja apenas fue controlada. Un lío de líneas de colores golpeó el pecho de Harry, pero la varita de Malfoy fue golpeada por el potente retroceso y el rubio tropezó, balanceándose en el último escalón de lo que era una larga caída. Harry se adelantó ignorando la punzada de dolor de la maldición y agarrando la túnica de Malfoy, tratándole de mantenerle a salvo. Las manos de Malfoy agarraron sus muñecas tirando a Harry con él. En cuestión de segundos la caída había terminado y Harry estaba tendido en el frío suelo de mármol del vestíbulo, impresionado de que aún siguiera vivo.

¿Estás completamente loco- escupió a Draco mientras trataba de levantarse.¡Estaba intentando ayudarte, estúpido!

¡POTTER!

Harry rodó sus ojos y se quitó los restos de sus gafas rotas de la nariz. No necesitaba una visión perfecta para saber que la pesadilla de negro que se acercaba a grandes pasos a través de las losas era Snape.

¿Qué crees que estás haciendo, Potter, atacando a un compañero de esa manera tan desproporcionada? Ya veremos si no te expulsan por esto.

-Eso no es lo que…

¡SILENCIO- gritó Snape. La saliva se estaba acumulando en las comisuras de la boca.- Sígueme al despacho del director. Señor Malfoy, tendrá que venir conmigo para contarle al director lo ocurrido.

-No será necesario.

La profesora McGonagall estaba al principio de la escalinata con un libro en su derecha y con la izquierda agarrada a la barandilla.- Aunque los dos estuvieran peleando no sería tan grave como para una expulsión. Señor Potter, sígame. Profesor Snape, sugiero que encuentre un castigo adecuado para su pupilo, que tiene la misma culpa en esto.

Harry insultó en voz baja y se chocó con Draco cuando pasó junto a él y subió dolorosamente las escaleras hasta que llegó a donde estaba la profesora. Ron y Hermione, que estaban cerca, parecían pállidos por la impresión.

¡Profesor, no ha sido culpa de Harry!

-No importa de quién sea la culpa, señorita Granger. Si el señor Potter ha estado envuelto en una pelea, entonces tiene que aceptar igual responsabilidad.

-Pero…

¡Ya basta- la profesora McGonagall suspiró y se frotó con una nudosa mano sus ojos.- Entiendo vuestra preocupación, pero por favor, volved a la sala común. Debo hablar con el señor Potter a solas sobre este incidente.

Harry sólo pudo ver cómo Ron mascullaba un "Buena suerte" antes de que le hicieran alejarse. Parecía que caminaba por los corredores de Hogwarts en compañía de miembros del profesorado demasiado a menudo. Unos pocos estudiantes le dirigieron miradas curiosas, susurrando detrás de sus manos y especulando salvajemente. La profesora McGonagall no dijo nada hasta que llegaron a la puerta de su oficina. La abrió y le hizo un gesto para que entrara, donde se sentó miserablemente delante del escritorio.

-Parece que te has golpeado la nariz. Estás sangrando.

Él aceptó el pañuelo y lo apretó contra su nariz, dando un respingo cuando sintió el dolor.

-Profesora, no le puse una mano encima a Draco. Estaba intentando ayudarle para que no cayera.

-Pues el profesor Snape parece creer que le empujaste.

-Pregúntele a Ron o Hermione. Ellos le contarán lo que ha ocurrido.

¿Por qué no me lo cuentas tú, señor Potter?

Harry suspiró y empezó a hablar, empezando cuando el slytherin saboteó su poción. Cuando terminó, McGonagall asintió para sí.

-Parece que desde tu punto de vista no tienes culpa de nada excepto por ser enemigo del señor Malfoy.- suspiró y se puso en pie, caminando hacia la ventana por la que se veía el campo de quidditch.- Debería prohibirle jugar por ser parte de la instigación de esta reyerta.

¡Profesora!

-Pero… es muy improbable que ganemos sin ti, señor Potter. Aunque estarás castigado el jueves y el viernes. Y también deberás pedirle perdón a Draco Malfoy.

-Pero…

-Piensa en ello, Potter. Muestra una verdadera madurez admitir que estabas equivocado. Es eso o no jugarás al Quidditch esta temporada.

Harry asintió conforme, muerto de vergüenza por dentro ante la idea de la creída cara de Draco. No quería pedirle perdón, pero podía entender el punto de vista de la profesora… él no era del todo inocente.

-Debería elogiarle por no tomar represalias físicas.

¿Perdón?

-Ambos habéis mostrado el resultado de vuestros padres en cómo habéis reaccionado hoy, ya sabes a lo que me refiero.- con una mirada de simpatía y comprensión añadió.- Pude oír buena parte de la conversación entre Malfoy y tú.- los labios finos de McGonagall sonreían y un ligero fruncimiento arrugó su entrecejo.- Quizá debieras ir a Madame Pomfrey.- dijo señalando el pañuelo sangrante.

-No, en realidad está bien. No se ha roto nada. Sólo… volveré a la sala común.

-Por lo menos dame tus gafas.

Con un toque de su varita la montura retorcida se rehizo de nuevo, aunque un poquito peor por el uso. Harry las aceptó agradecido y se marchó de su oficina con el pañuelo empapado de sangre aún en su mano. Tres castigos en un solo día; sabía que debería haberse quedado en la cama aquella mañana. Estaba a punto de llegar a la sala común cuando una figura familiar con largo pelo rojo corría hacia él.

¡Parece que has tenido peor día que yo- la voz de de Ginny se mezcló con una risa, pero una vez que le miró a la cara, su sonrisa se desvaneció.¿Te has peleado?

-Me sorprende que no lo sepa toda la escuela a estas alturas.

-Bueno, hay rumores pero pensé que no…- empezó ella meneando su cabeza.- Espero que quien quiera que fuera esté peor que tú.

-Malfoy, y no. Los únicos moratones que le di fueron cayendo por las escaleras.

¿Le empujaste?

-No, Ginny, se cayó. Traté de sujetarle y tiró de mí hacia abajo.

¿Sabes cuál es tu problema? Eres demasiado bueno. Deberías haberle dado un buen empujón por todos nosotros.

Harry rió mientras le abría el agujero del retrato y la siguió a través de él. Hermione y Ron estaban sentados frente a la chimenea con los restos destrozados de su mochila entre los dos.

-Tu frasco de tinta se ha roto.- dijo Hermione con un suspiro.- y como se te llevaron tan rápidamente pensamos que podríamos limpiarlo todo. Me temo que tu libro de Herbología está completamente destrozado.- dijo despegando las empapadas páginas y acercando los libros para que se secaran.- Pero puedo arreglar tu mochila sin problemas.

Ron se mordía el labio inferior.

¿Cuál es el castigo- preguntó nervioso.- Por favor, dime que no te han prohibido jugar o algo así.

-La profesora pensó en ello.- admitió Harry.- Pero decidió que dos castigos y una disculpa oficial a Malfoy deberían bastar ya que todo lo que hice fue insultarle.

-No deberían haberte castigado por nada. Tiró de ti en aquellas escaleras, no fue un accidente.

-Quizás deberíamos dejarlo. Pediré disculpas y le ignoraremos.

-A veces es un poco duro- dijo Hermione en voz baja.¿y os habéis dado cuenta de que se está volviendo un bastante violento? Le pillé metiéndose con algunos de tercero el otro día. Estaba mangoneándole a una chica y llamándole cosas horribles. Tuve que decírselo a su Jefe de Casa.

¿Lograste algo?

-El profesor Snape me recordó que mi posición como prefecta requería responsabilidad, sin chivatazos ni mentiras.- Hermione recitó mecánicamente.- Así que fui al profesor Dumbledore. Está investigando el problema.

¡Genial, Hermione!

-Bueno, honestamente Ron, lo que hice era lo que debía. No puedo ignorar el hecho de que se estaba pasando con la gente. Sólo lo hice discretamente, no como vosotros dos, que parecéis pensar que pegarse con la gente hasta dejarles hechos una piltrafa es la única manera.

-Sería una mejora para su apariencia.- murmuró Ginny antes de que se volviera hacia la escaleras. Miró por encima de su hombro y le dirigió a Harry una mirada perplejidad.¿Te dijo algo la profesora?

-No¿debería haberlo hecho?

-No, no es nada. Sólo preguntaba.

No fue hasta la cena cuando Ron y Harry desfilaron penosamente hacia la mazmorra donde recibirían su castigo. La última lección del día había sido con un montón de chicos de primero y, a juzgar por la creciente risa, había sido una sesión bastante explosiva. Cuando Ron abrió la puerta, torció la nariz de disgusto.

-Ergh… ¿a qué huele?

-Estiércol de Sprottlethwait (n/tr: me niego a intentar traducir o inventarme algo para esto…), Señor Weasley. Un ingrediente clave en muchas de las pociones más básicas, y por lo tanto, lo que ver estampado por las paredes y el techo. Es pegajoso, y el olor permanece durante días. Vosotros dos deberéis limpiar este lugar de arriba abajo. Dadme las varitas.

Le pusieron sus varitas en su mano abierta de mala gana y recibieron cepillos de raíces, cubos, fregonas y una fuerte poción para las manchas más difíciles.

-Estaréis en esta habitación hasta que yo esté satisfecho con su limpieza. No hablaréis. Estaré en mi oficina y una vez creáis que habéis acabado, llamadme y juzgaré por mí mismo.

Harry estuvo de acuerdo en limpiar la mitad trasera del cuarto mientras Ron se concentraba en la zona detrás de la mesa de Snape. Fregaron, hablando ocasionalmente en susurros, pero siempre cuidadosos para no alzar sus voces hasta la oficina de Snape. Las ventanas se elevaban en las paredes, se oscurecieron lentamente desde un sombrío gris hasta el negro. En un momento vino Filch iluminado por una lámpara y se rió de ellos dos.

-Siempre causando problemas. Corre por vuestras venas.- silbó antes de cerrar la puerta detrás de él haciendo que las llamas de las velas saltaran y temblaran.

-Está demasiado tranquilo ahí dentro.- dijo Ron con un bostezo.¿Qué crees que está haciendo?

Harry paró de frotar la suciedad del techo y escuchó con atención.

-Quizá está poniendo las notas, haciendo probablemente miserables las vidas de la gente con cada trazo de su bolígrafo.

-Mmhh, Acabo de terminar. ¿Te echo una mano?

-En realidad no. Dudo que este suelo podría brillar.- Harry echó un vistazo a su alrededor mientras fregaba las últimas motas del apestoso ingrediente de la pared.

-Tengo ampollas en las ampollas.- exclamó Ron levantando las manos.

-Sí, y apuesto a que apestamos. Me voy a ir derecho al baño después de esto.

Harry bajó de un salto de la silla y la devolvió a su sitio antes de ir hacia la puerta de la oficina de Snape. Cuando no hubo respuesta a su llamada miró a Ron y entonces, lentamente, giró el picaporte. La oficina estaba limpia y ordenada. Las cosas estaban colocadas y guardadas en carpetas apiladas ordenadamente. No había ni la más mínima prueba de objetos personales en todo el lugar. Ninguna foto de familia o algo así. Sólo una silla frente al gran escritorio, una papelera y la chimenea llena de brasas que ardían brillantes. Sobre la repisa de la chimenea había un reloj. Sólo tenía una manilla y apuntaba a las seis en punto.

¡Ni siquiera da la hora exacta- susurró Ron.¿Por qué guarda esa cosa vieja y estúpida?

Harry sólo se encogió de hombros y miró en torno a la habitación buscando algún signo del profesor. Sólo había una ventana pequeña. Estaba abierta para dejar entrar el aire fresco, pero no era lo suficientemente grande como para que cupiera el profesor de Pociones por ella. En el escritorio, aparte de los ordenados montones de papeles, había un pequeño cuaderno y una caja de cerillas.

-No toques nada. Lo sabría.

-Oye, que es Severus Snape, no Dios ni nada por el estilo. No es omnisciente. No está aquí así que no puede verme.

-Puede tener una capa de invisibilidad. Puede haberse convertido en una araña y estar mirándonos desde sus ojos multifacetados.

-Es más parecido a un murciélago.- murmuró Harry abriendo la caja de cerillas y mirando su contenido.- Polvos Flu. Me pregunto a dónde se habrá ido.

-Mira, tenemos nuestras varitas.- dijo Ron.- Salgamos de aquí ya. Podemos decirle que llamamos pero no quisimos molestarle. ¡Harry, deja ese cuaderno!

Harry alzó la mirada del papel hasta Ron, que estaba nervioso bajo la puerta.

¿Tienes un lápiz- preguntó pacientemente mientras su amigo hundió las manos en sus bolsillos y sacaba un lápiz muy pequeño. Tan suavemente como pudo, Harry pasó el grafito por el cuaderno. La mayoría estaba en blanco. Lo único escrito en ello eran seis nombres en la primera página y reconoció uno en seguida. Dejando la libreta en la mesa pasó a la segunda página y frotó el lápiz sobre la superficie sonriendo cuando la huella de los nombres apareció sobre el blanco.

-Harry, el fuego, se está volviendo verde¡está volviendo!

Harry arrancó la hoja y devolvió el cuaderno donde estaba, volviendo a la parte opuesta del escritorio justo cuando Snape salió del fuego. Sus ojos oscuros se abrieron u su cara se contrajo con la furia cuando vio a los dos chicos de pie, nerviosos, en su puerta.

¿Qué estáis haciendo aquí?

-Eh… nosotros… eh… Hemos acabado de limpiar, señor.

-Vale, fuera.

¿No quiere…?

¡He dicho que fuera!

¿De qué iba todo eso- preguntó Ron cuando la puerta se cerró con un portazo en sus caras.

-No lo sé, pero si realmente es un espía, esos nombres deberían decirnos algo sobre lo que está ocurriendo. Vamos, tenemos que ir a la biblioteca.

-No, olvídalo, estás empezando a hablar como Hermione. Además, apestamos. Escuca, la contraseña del baño de los prefectos es "flabberwocky". Usa el que está cerca de la torre de astronomía. Te veré luego.

Harry miró cómo Ron se largaba y cogió la lista. La escritura de Snape no era tan clara como podría pero era capaz de entender las palabras.

Zina Vincan.

Tuan Mivok.

Kalea Lenninstoff.

Elkama Thinsdale.

Archimedes Ancun.

Elladora Kettridge.

Había sido el último el que había titilado en su memoria haciéndole fruncir el ceño confuso. Lo había visto en alguna parte, leído en un libro o oído a alguien decir el nombre… con una sacudida de su cabeza, lo dejó. Había mucho tiempo para investigar las notas de Snape más tarde; además, tenía un partido de Quidditch en que pensar.