"Las sombras del silencio" por Myth and Legend

Traducción de Lamia Somniorum

Capítulo 14: Misterios sin resolver

"Suavemente, las lágrimas del cielo caerán,

una bendición sobre todos los amantes.

Pequeñas estrellas pueden disolverse,

Pero el amor no verá ponerse el sol."

Anónimo

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-¿Estás seguro de que has oído eso? En fin, te has dado un golpe en la cabeza.- Hermione frunció sus labios cuando Harry la miró.

-Estoy completamente seguro. Los dos saben algo, y ella está relacionada de alguna manera.

¿Y en serio crees que vamos a encontrar algo remotamente cercano mirando libros, Harry? Necesitamos algo más para seguir. ¿Qué es exactamente lo que estamos buscando?

¡Sólo algo sobre la Señorita Asli Drew!

Madame Pince les chistó para que bajaran la voz cuando Ron se acercó a la mesa tambaleándose bajo una pila de libros.

-Yo cogeré "Bruja a bruja" y "Misterios del mundo" ¿Por qué no leéis el "Directorio Mágico"- ella movió un enorme y pesado tomo frente a Harry y Ron antes de que empezara a pasar las páginas de sus volúmenes elegidos.

Abriendo las tapas de piel Harry hojeó las instrucciones y pasó a la primera página.

¿3219 antes de Cristo¡Está en orden cronológico!

-Genial¿cuántos años crees que tiene- preguntó Harry a Ron.

-Unos cuarenta, supongo. Aunque podría conservarse muy mal y tener 35 o una cincuentona resultona.

-Recuerda lo que dijo en la primera clase, que si intentábamos averiguar qué edad tenía sólo nos avergonzaríamos de nosotros mismos.

-Vale, empezaremos en 1900 y seguiremos hacia delante. Eso cubre casi un siglo.

El silencio fue sólo interrumpido por los suspiros de Hermione y sus sonidos de interés. Acabó con sus dos libros como si hubieran sido su última comida.

-Quizá si nombre no sea Asli Drew.

Ron miró a Hermione con horror.

¿Qué?

-Bueno, no está en ningún directorio, a menos que la hayáis encontrado.

-Sólo estamos en 1939…- confesó Harry pasando a la siguiente página y escaneándola.

-Digo yo que el director no contrataría a un practicante de magia no registrado para enseñarnos, así que o su nombre no existe o ella es una criatura diferente a un humano.

-Pues a mi me parece bastante humana.- murmuró Ron.¡Aquí! No, perdón, es Roger Drew.

Harry frunció el ceño al papel sin verlo. Estaba empezando a desear no haber visto nunca aquella confrontación en el pasillo. Quizás no debería conocer los secretos y dejarles mentir. Una imagen apareció en su mente y parpadeó de sorpresa.

-Su pelo.

-Buena observación- dijo Ron.- no es tan gris, así que quizá esté en la treintena.

-No, la otra noche cuando la vi discutir con Snape, su pelo se despeinó y se movía como si tuviera vida.

¿Cómo serpientes- preguntó Hermione.- Bueno, no puede ser una medusa porque nos ha mirado a todos a la cara y aún no nos hemos convertido en piedra.

-No se movía como serpientes, sino con un movimiento mucho más fluido. Ya sabes como dicen siempre los poetas, "su pelo brilló como la tinta" y esas cosas. Bueno, el suyo se movía así.

-Cogeré la "Enciclopedia de los Animales"- suspiró Hermione.

¡¡Aquí está¡Oh, madre mía, y es muy interesante- Ron silbó sarcásticamente cuando Harry se inclinó para leer la entrada. Estaba en una nota al pie, datos de nacimiento desconocidos: Asli Drew, practicante de magia en la actualidad.- Hay más, pero ha sido borrado.- Harry pasó un dedo por el pergamino raspado y suspiró.

- Nada es fácil.

-Pero eso significa que estamos por el buen camino y que tiene algo que ocultar y que no te estás volviendo un paranoico.- Ron sonrió y cogió el pequeño libro que Hermione había estado leyendo. Frunció el ceño a las páginas y las torció confuso.

-Está en francés. No puedes leerlo sin un nivel básico del idioma.- le informó Hermione.

¿Por qué estás leyendo en francés?

-Pensé que podía ayudar. Es un libro sobre criaturas raras y oscuras. Éste- ella dejó un gran libro de cubiertas de piel de dragón en la mesa.- es la enciclopedia de cada animal del planeta, mitológico o no. Tiene un índice de rasgos definitorios al final. Puede ser útil.

Harry pasó las páginas desplegadas con las puntas de sus dedos. El pesado y claro pergamino susurró antes de que parara en el índice que Hermione había mencionado. La tipografía era tan pequeña que tuvo que acercarse para ver las letras, pero leyó la página hasta que vio algo.

-Hey, escuchad esto: Pelo como tinta: los Macchavelones. ¿Te suena de algo Hermione?

-No.- ella y Ron se juntaron mientras esperaban que Harry encontrara la página correcta.

-Los Macchavelones son una antigua raza. Humanoides en apariencia, confunden frecuentemente a los biólogos y su línea de aparición no está clara. Alcanzaron un nivel de civilización hace mucho más que la raza de magos y muggles. Conocidos por su sabiduría y filosofía son famosos por tener una gran proporción de Cerebrales con respecto a su nivel de natalidad.

¿Qué son- quiso saber Ron.

-Dumbledore dijo que podían crear nuevos hechizos y nueva magia. Aurora Black, la mujer de la pintura fue la primera conocida.- replicó Harry antes de continuar.- Los Macchavelones son una raza discreta y se cree que sus grandes ciudades están a menudo escondidas en los más densos bosques del globo. Cuando están cerca de un ser humano se pueden ver algunas diferencias físicas. Se sabe que su pelo tiene un movimiento fluido, independiente de su cuerpo. También son guerreros por naturaleza. En el folklore y la superstición también son conocidos como la "Antigua Raza".

-Cuidado con la Antigua Raza. Es exactamente lo que la pintura te dijo en la Mansión Black. ¿Crees que Asli Drew es una de esas Macchavelon- preguntó Hermione.- Y si lo fuera¿ por qué está aquí?

¿Por que Dumbledore le está pagando un sueldo?

-Me refiero que si crees que se está escondiendo. ¿No crees que es una cerebral?

-Ella no tiene la marca.

Ron y Hermione miraron a Harry pasmados durante un segundo.

¿Cómo es que sabes tanto?

-Dumbledore me lo dijo, Ron. Tiene la pintura de aurora Black en su oficina ahora. Todos los cerebrales nacen con una banda blanca atravesándoles la frente y el pelo. La profesora Drew no la tiene o la está escondiendo muy bien.- dijo Harry con una expresión sombría.

-Bueno, si no es una hacedora de hechizos¿por qué está tan preocupada¿Qué hay que la amenace- quiso saber Ron.- Me refiero que parece una mujer dura y no veo…

¿Va todo bien, señor Weasley?

Hermione se ruborizó cuando la señorita Drew giró la esquina de la estantería y les dirigió una mirada helada. Su pelo había vuelto a su apretado peinado y mirándola ahora Harry encontró difícil identificarla como la asustada y furiosa mujer que Snape había estado avisando la noche anterior

-Sí, todo va bien, gracias señora.

-Es que parecía que la señorita Granger, el señor Potter y tú mismo parecíais disgustados por algo que habíais encontrado.

-No es nada.- Harry le dirigió una tensa sonrisa mientras cerraba el libro.¿Está bien, señorita Drew? Parece cansada.

Durante un momento la mujer pareció perpleja como si no hubiera entendido la pregunta.

-Sí, no he dormido bien.- se volvió sobre sus talones y volvió a su estudio.

-Los Macchavelones no duermen.- dijo Hermione en voz baja.- Simplemente no la veo como parte de esa raza, es decir, que no son del tipo que se mezcla con la sociedad.

-Quizá lo harían si fuera necesario. Quizá está escapando de algo o quizá le esté haciendo un favor a Dumbledore.

-Mira Harry, tengo que ir a clase.- dijo Hermione.- Deberías buscar a la gente de la lista que encontraste en el despacho de Snape. La he mirado y sólo conozco un nombre: Elladora Kettridge. Ella descubrió las propiedades de la Gillyweed comiendo un poco y enseguida apagando su cabeza metiéndola en un barreño con agua. Me sorprende que no recuerdes eso.

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Las semanas se sucedieron y la investigación pronto fue apartada a un lago por los deberes acumulados. Afuera los días se nublaron y las noches se enfriaron bajo las garras del invierno. El uno de Diciembre amaneció particularmente amenazador.- El techo encantado del Gran Salón estaba oscuro, con nubes ominosas, y las velas ardían con un brillo blanco desde el borde de sus aureolas. A pesar de la calidez del lugar, la respiración de los estudiantes se reflejaba en el aire cuando reían o hablaban sobre lo leprosa que se acercaban las fiestas de la estación (N/tr: se entiende, de la estación del año, uséase, Navidades. Vamos, digo yo.)

¿Va a ir todo el mundo a Hogsmeade esta noche- quiso saber Dean.

-Probablemente, pero el toque de queda es a las nueve este año.

-Eso no nos da mucho tiempo. Hermione, somos prefectos¿no podemos romper las reglas un poquito?

¡No Ron!

-Yo voy a ir a Las Tres Escobar para beber tanta cerveza de mantequilla como pueda.- rió Seamus (n/tr: ejem… como buen irlandés… ejem)- Y después me voy a sentar delante del fuego y disfrutar.

¿Y qué pasa con tus compras de Navidad- preguntó Ginny.

-Tengo tiempo de sobra.

Harry se rió con la boca llena de patatas fritas y empezó a farfullar.

-Buena, Harry, no creo que tratar de ahogarte vaya a librarte de Pociones.- Neville se rió ante el comentario de Ron, pero la risa terminó cuando Harry continuó tosiendo.¿Estás bien?

Harry sacudió la cabeza furiosamente, le empezaron a llorar los ojos y la cabeza le empezó a doler.

-Harry, ya no es divertido¡te estás poniendo azul- exclamó Ron medio levantándose de la silla para ayudar antes de que Hermione moviera su varita en dirección a Harry.

¡Destrangularum!

Harry respiró grandes bocanadas de aire mientras el hostil pedazo de comida fue obligada a tomar la dirección correcta bajando por su garganta y se desmoronó sobre su plato, respirando agitada pero agradecidamente grandes cantidades de aire.

¿Estás bien- preguntó Ginny en voz baja inclinándose sobre él hasta estar a su nivel.

Él elevó sus dos pulgares como respuesta y continuó tendido mientras alrededor de él el ruido del Gran Salón volvió a su volumen normal, incluyendo la risa cruel desde la mesa Slytherin.

-Ignórales.- dijo la chica cuando le puso un vaso de agua delante.- Bebe esto y te sentirás mejor en seguida. Menuda suerte que Hermione conozca el hechizo Heimlich.

Harry sólo pudo asentir cuando Ron y Hermione le levantaron y le condujeron hacia Pociones. Discutían en voz baja a su alrededor. Hermione estaba regañando a Ron por no haber reaccionado más rápido mientras que el joven Weasley protestaba que él nunca había visto a nadie volverse azul antes y le habría gustado saber qué hubiera ocurrido.

¡Habría muerto!

-Pero está bien¿no, Harry?

-Sí.- Harry carraspeó sólo para agarrarse la garganta cuando le empezó a doler por el esfuerzo.

-Sé que suena estúpido, pero quizá debieras ir a ver a Madame Pomfrey, sólo por si acaso…- instó Hermione.

¡No quiero contarle que me atraganté con mi almuerzo- en la última palabra su voz se elevó una octava como un chillido, haciéndole fruncir el ceño y que Ron se riera.

-Venga Harry. Le diremos a Snape que estabas malo. No te pierdas Defensa.

Con un sispiro de resignación Harry se dio la vuelta para irse. Avanzaba penosamente por el corredor sin entusiasmo hacia la enfermería cuando una sombra oscura cayó atravesando su camino.

¿Vas a alguna parte, señor Potter? Estoy casi seguro de que deberías estar en mi clase.- Harry abrió su boca para responder pero no pudo hacer más que un silbido en su defensa.¿Cuál es el problema¿Te ha comido la lengua el gato? Sería un problema, la lengua humana puede costar casi 100 galeones en el callejón Knockturn, y puede ser muy importante en muchas pociones estimulantes o de comunicación impedida.

Los labios de Snape se curvaron ante la expresión de horror de Harry antes de volver a tomar su sombría alineación habitual.

-quieron un trabajo de cuatro pergaminos sobre los usos de la anatomía humana en pociones, señor Potter, incluyendo cualquier problema ético que creas sea pertinente. Entrégamelo mañana a las ocho en punto de la mañana. Ahora, por favor, vuelve a la clase.

Harry se sentó en su sitio junto a Ron, ignorando la expresión confusa de su amigo y sacando sus ingredientes. A lo largo de toda la clase sólo pudo decirle a Ron una cosa escribiéndosela en un trozo de papel: "Dos de tus tres predicciones falsas se han cumplido." (N/tr: ver capítulo 9)

-No tenía ninguna intención, Harry. Solo son coincidencias.- Ron retorció la pequeña nota mientras él echaba su poción en un frasquito.- Además, Hermione dijo que era físicamente imposible¿recuerdas?

Harry rodó sus ojos cuando Snape aceptó a regañadientes lo que le ofrecían y siguieron a sus amigos con desánimo fuera de la clase.

-Bueno, no debería ser posible que perdieras la voz por una falta de aire.- murmuró Hermione.- Quizá te hayas dañado un músculo del cuello o te hayas rozado una cuerda vocal…

-Además, sólo porque no puedas hablar no significa que no puedas venir a Hogsmeade esta noche.

Harry lanzó a ron una mirada furiosa y se preguntó cómo decir por gestos "pedazo de imbécil" y "trabajo de cuatro pergaminos".

El resto del día pasó sin incidentes. Ron o Hermione explicaba a cada profesor por qué Harry no era capaz de contestar las preguntas, y mientras que el profesorado entendía, uno de ellos le disculpaba para ir a la enfermera del colegio. Cuando se sentó en la cena su garganta estaba en carne viva por sus esfuerzos por hablar durante todo el día, y el pensamiento del castigo de Snape le estaba hundiendo.

-Es un poquito rato, ron. Quiero decir que sé que tú y Harry sólo estabais de broma, pero dos de las predicciones que hiciste se han hecho realidad.- Ginny sonrió tristemente.- Primero tuvo esa pelea con Draco y fue empujado por las escaleras. McGonagall pensó en expulsarle del equipo justo como dijiste. Ahora se ha atragantado con… ¿era una patata, Harry?

Él asintió miserablemente y tragó una cucharada de sopa caliente.

-Se atragantó con una patata y ahora no puede hablar.

¡Es una coincidencia- protestó ron por segunda vez aquel día.

-Vale, pero si se envenena en Herbología voy a empezar a creer en lo que tú digas.

-No veo por qué. En fin, he estado mintiendo en Adivinación desde hace años y nada de aquello se ha cumplido o hubiera muerto hacía ni se sabe.

¡Anímate- Neville apretó el hombro de Harry y sonrió.- Te volverá la voz pronto y apuesto a que una cerveza de mantequilla ayudará.

Harry agarró la mochila y cogió un pedazo de pergamino antes de escribirle sobre su trabajo. La cara de Neville se torció por la lástima antes de encogerse de hombros.- Muy bien, si tienes que hacer un trabajo enorme, llévatelo contigo. Apuesto a que podemos ayudarte todos. En fin, sé que los huesos pequeños de los oídos humanos son muy caros y se utilizan en las pociones para escuchar a escondidas.

¿Eso es por lo que estabas enfurruñado? – preguntó Hermione.- No dejes que empeore, Harry. Es decir, que si todos te decimos dos cosas y tú escribes con letra grande tendrás para cuatro pergaminos, y si incluyes problemas éticos (n/tr: esto me recuerda a uno de mis exámenes de "ética y deontología" y os aseguro que sin tener mucha idea se pueden escribir 4 y 50 pergaminos si se está especialmente inspirado) las posibilidades son infinitas. Podemos tenerlo hecho antes de irnos.

¡Al diablo con eso¡Bájatelo a Las Tres Escobas y lo podremos hacer a gusto- exclamó Ron.

La cena terminó con la estampida de la gente. Algunos subieron corriendo para coger los guantes y los gorros mientras que otros caminaban impacientes en el vestíbulo, esperando a sus amigos. Había un corto paseo hasta el pequeño pueblo de Hogsmeade, donde las tiendas estaban abiertas hasta tarde para los estudiantes para que pudieran examinar los variados bienes a la venta. Harry ya podía ver a algunos del profesorado vagando lentamente, listos para armar las filas y reagrupar a los rezagados cuando fuera necesario.

Cada prefecto había recibido una lista de estrictas reglas y les habían ordenado dar parte de cualquiera que rompiera esas normas a cualquiera del claustro inmediatamente. No había duda de que aquella noche los estudiantes de Hogwarts tenían canguros. Harry tenía seis hojas de pergamino en su bolsa, su frasco de tinta y algo de dinero. Si iba a tener que escribir su trabajo entonces, entonces trataría almenos de divertirse en el proceso.

El aire era limpio y las nubes de vaho se elevaban sobre los estudiantes mientras charlaban y reían. Hogsmeade estaba anidada en lo profundo de un valle, brillando con una cálida y acogedora luz amarilla.

Las manos de Harry estaban hundidas en sus bolsillos mientras escuchaba las diversas conversaciones a su alrededor. Neville estaba poniéndo por las nubes los nuevos mantillos del invernadero cinco mientras Dean y Seamus escuchaban. Ron y Hermione estaban hablando un poco más atrás, muy juntos. Harry apostaría cualquier cosa a que si les preguntaba por qué lo hacían dirñian que para darse calor, pero él sabía que simplemente disfrutaban de la compañía del otro.

Lavender y Parvati estaban hablando sobre sus listas de compras y Ginny estaba arrastrando los pies. Sus intentos de hablar con Luna habían fracasado miserablemente y ahora parecía distraída y perdida en sus pensamientos. Harry redujo su velocidad hasta ponerse a su altura, lo suficientemente cerca como para ofrecer compañía pero no lo suficiente como para darle a Ron una impresión equivocada. Ginny se dio cuenta y sonrió agradecida.

-Realmente nunca te he dado las gracias por darme a Genie. Fue un detalle por tu parte.

Harry se encogió de hombros y entonces frunció el ceño, preguntándose acerca del pequeño felino. No la había visto alrededor recientemente.

-Está en cuarentena durante un tiempo. La profesora McGonagall se ha percatado de un comportamiento no muy de gato. Me ha permitido traermela esta tarde. Parece que es un gato perfectamente normal, pero con un poquito de carácter. Tenía terror de que se fuera a convertir en alguna bruja disfrazada. Sería como mi primer año otra vez.

Ginny se rió de la expresión de Harry y después meneó la cabeza.

-Lo siento, no te quiero dar la brasa. Supongo que como no puedes responder trato de llenar los espacios. ¿Cómo está tu voz?

-Mejorando.- se estremeció cuando su garganta se rasgó y su voz tembló amenazadoramente, pero Ginny sonrió dándole apoyo.

-La Señora Rosmerta tendrá algo para ello seguro, pero ten cuidado, algunos de sus "remedios curativos" pueden dejarte las piernas completamente inútiles.- hizo una pausa antes de bajar la voz hasta un susurro.- Pero no le digas a Ron que lo sé.

Las Tres Escobas era un populoso paraíso de calor. Un rugiente fuego iluminaba la habitación y la mayoría de los bancos y las mesas ya estaban ocupados. Hermione cogió una en una esquina al lado de una de las ventanas, disculpándose ante un grupo de ravenclaws que también se dirigían en aquella dirección.

Se sentaron alrededor mientras que Ron iba a la barra a pedir y empezaron a sugerirle varios puntos para los fuera poniendo en el trabajo.

¡Las uñas del pie se usan en perfumería!

¡El pelo es un ingrediente muy común!

-No olvides el hígado.

¿De dónde vienen todas esas partes? En fin¿matan a gente por sus pedazos- preguntó Neville.

-No en este país. Cuando mueres puedes dedicar tu cuerpo a varias compañías. Ellos te pagan bastante dinero por eso.- replicó Hermione.

-Aun así me parece siniestro. O sea¿cuándo dinero pueden pagar por mi hígado- rió Dean aceptando su bebida de Ron.

-Aquí tienes Harry. La señora Rosmerta sice que esto ayudará a tu voz.- Ron sonrió malvadamente cuando puso dos objetos frente a Harry.

El chico miró por encima del pergamino para ver una botella de cerveza de mantequilla y un vaso de cristal soplado con un fluido púrpura brillante. Echaba humo suavemente.

¿Qué es- gruñó.

-Eso no importa.- al ver la duda de Harry Ron fingió una expresión de dolor.¿Quién te crees que soy¿Snape? No te voy a envenenar. ¡Sólo bébetelo!

Cogiendo el vaso lo miró sospechosamente antes de que su mirada girara rápidamente a la cara de Ginny. Estaba haciendo todos los esfuerzos del mundo para no sonreir; de hecho la mayoría de la mesa estaban mirándole conteniendo el aliento.

¿Qué me va a hacer?

-Te pondrá mejor. No te preocupes, te ayudaremos a volver a casa.

Con una última mueca Harry se echó el líquido en la garganta. Era espeso y dulzón, y ardía en todo su camino hasta el estómago. Carraspeó un poco cuando sus ojos le empezaron a llorar y dejó el vaso en la mesa.

¡Estoy impresionada- la señora Rosmerta les sonrió abiertamente cuando se pasó por la pesa.- Incluso tu padre estuvo tosiendo durante unos buenos 20 minutos después de uno de esos. Ahora, veamos¿cómo está tu voz?

Harry tragó un par de veces más y trató de hablar. No había dolor y su tono sonaba bastante normal.

-Te dije que funcionaría.- se rió ron.- Ahora vamos, terminemos este maldito trabajo de una vez.

Poco a poco el pub se fue vaciando mientras la gente salía al frío y se iba a dar una vuelta por las tiendas. Dean y Seamus se habían ido con Neville a Zonko mientras que Lavender y Parvati al fin se disculparon y se fueron a visitar Gradrags. Eran casi las 8 cuando Harry puso el último punto en el pergamino y alzó la mirada.

¡Hey¿Adónde se ha ido todo el mundo?

Ginny desvió la mirada de las calles repletas de gente.

-A comprar. Al menos es a donde Ron y Hermione han dicho que iban.

-Sabes que podías haberte ido también. No tenías que quedarte.

-Bueno, yo por ejemplo quisiera ver cómo intentas caminar después de esa bebida que te ha dado y…- durante un momento pareció tímida y asustada.- definitivamente no quiero caminar por ahí sola.

Harry enrolló las hojas de pergamino y cerró la tinta antes de guardarlo todo en la mochila y vaciar su botella de cerveza de mantequilla.

-Entonces vamos, aún tenemos más de una hora. Podemos mirar algunas tiendas.

¿Seguro que no te importa? No puede ser divertido para ti ir por ahí conmigo.

¿De qué estás hablando? Estoy con la mejor jugadora de Quidditch que ha tenido el equipo.- Se puso en pie y se tambaleó peligrosamente cuando la habitación flotó frente a sus ojos.- Además, no creo que pueda caminar sin tu ayuda.

Ginny cogió la mochila y se la puso en el hombro antes de conducirle hasta el exterior. Las calles estaban llenas de estudiantes, y aunque ya había caído la noche, algunas horas antes, los callejones y las ventanas estaban brillantemente iluminadas. Los escaparates de las tiendas estallaban de color celebrando las fiestas con cada hechizo y encantamiento que podían postrar. En Honeydukes, las Judías de Todos los Sabores eran disparadas desde pequeños cañones y caían en una fuente de color. Los vestidos estaban bailando en las ventanas de Gladrags y un estallido de fuegos artificiales explotó en la tienda de broma de Zonko.

Ginny había hecho una compra justa de Navidad y Harry se había prometido a sí mismo hacerla la semana siguiente cuando los profesores empezaron a llamar por el toque de queda.

¡Maldita sea! Necesito ir a la tienda de Plumas Scrivenshaft. No tengo ninguna y necesito algo con que escribir.- se quejó Ginny cuando la profesora McGonagall empezó a reunir a la gente.

-Vamos por aquí y llegaremos antes.- Harry la agarró de la mano y se deslizaron entre Honeydukes y Zonko antes de girar hacia la derecha. Pararon bruscamente y sofocó una risa mientras Ginny dio un gritito de sorpresa.

¿Son Ron y Hermione?

-Eso creo.

-Bueno, ciertamente no están comprando.- ella se rió antes de apretar los labios y tratar de parecer severa.- No sabía que fueran ya pareja.

-Creo que nos hemos perdido la conversación crucial por un par de minutos.- Harry sonrió en la oscuridad y tiró suavemente de la manga de la chica.- Vamos, tengo una pluma de sobra que puedes usar. No quiero interrumpirlos.

¿Y qué pasa con el toque de queda?

-No tardarán.

Cuando se volvieron un par de motas blancas comenzaron a caer del cielo, lentamente al principio y después más rápidamente cubriendo el halo luminoso de la farola con pequeñas estrellas. La primera nevada del invierno caía sin ruido dejando que Ron y Hermione se besaran suavemente bajos los reflejos coloreados de las luces de Navidad.