Este es mi primer fic, así que si vais debajo de la página a la izquiera... donde pone algo sobre review... pues es un comentario que hacéis sobre esta historia, así que si no os importa, podéis pulsarlo y expresar vuestra opinión. Ahí va esta historia; espero que os guste.

Capítulo 1: El nuevo vecino.

Hermione Granger suspiró mientras releía los derechos de los elfos... era realmente aburrido, y eso que ella siempre presumía que sabía leer de todo un poco. Y en aquel momento, no podía cumplir sus propias palabras. Se sentía extraña y molesta con todo el mundo, con ganas de irritar y enfadar a todos y a ninguno en concreto.

Se pasó un mechón por detrás de la oreja, y movió su cuello hacia los lados para que crujiera y sentirse más relajada. Pero, no sucedió, siguió sintiéndose incómoda consigo misma.

Vale... Herm... tranquila...- se tranquilizó a sí misma respirando entrecortadamente y colocando una mano en el pecho. Consiguió relajarse durante unos segundos y sonrió contenta de haberlo conseguido... comenzó a leer la nueva ley sobre los elfos domésticos cuando alguien entró en la habitación.

�¡Herm!.- su compañera de piso, Rebecca se tiró contra ellas como si fuera a envestirla y cayó justo sobre ella. A Hermione se le cayeron todas las leyes que estaba leyendo y miró hacia el suelo Dame fuerzas. pensó mientras se deshacía del abrazo de su amiga.

Ya vale Bec... ¿Qué ocurre?

La rubia comenzó a llorar descontroladamente y Hermione la ayudó a ponerse bien en el sillón, se preocupó... Rebecca era su mejor amiga desde sexto curso, no sabía que le podría haber pasado para que estuviera así. Comenzó a pensar mientras su mente la inspeccionaba... No tenía examen... y sus padres estaban sanos... quizás...

La miró y sonrió como pudo, con una mirada comprensiva.

¿Ha pasado algo con Charlie?.- inquirió acariciándole el hombro a la vez que se mordía el labio inferior con un gran pesar en el alma. Seguramente era eso ¡Todos los hombres eran iguales! Hacía tres meses Ron Weasly le rompía el corazón, seguramente con Rebecca había pasado algo por el estilo.

Oh... sí... soy tan feliz...

�¿Qué?.- Hermione se apartó bruscamente. ¿Habría tomado pastillas o algo así? Pobrecilla... se levantó lentamente mientras se cruzaba de brazos con miedo. Le dolía saber que algo le ocurría y no podía ayudarla.

�¡Me caso¡Herm me caso¡Con Charlie!.- se limpió la cara con la manga de la camisa de la emoción mientras sonreía con entusiasmo.

Hermione notó como un gran peso se iba volando de su cuerpo, y como algo más pesado se colocaba en su alma. Aunque sonrió como pudo acercándose a Rebecca todavía asustada. Se sentó a su lado ante la sorpresa de la rubia que seguía con la sonrisita.

Eso es... eh...- le gustaría haberle dicho que era genial, gritar con alegría y abrazarla, pero ella no podía hacerlo. Quería pero no podía hacerlo. Algo en su interior le decía que se negaba en rotundo.

Fantástico.- terminó lentamente comprendiendo lo que su amiga no podía decir. Su cara demostraba lástima, o aun peor, una compasión que Hermione odiaba que sintieran por ella.- ¿No has hablado con Ron?

Hermione se levantó rápidamente como si Rebecca tuviera una lanza y quisiera pincharle con ella. Se hizo hacia atrás unos pasos, pensando que de esa manera podría escabullirse de la conversación, pero sabía que sería imposible. Su amiga, era muy cabezota, no se daba por vencida tan fácilmente.

No.- contestó simplemente y caminó por la sala durante unos segundos, aunque su intención no era escapar.

¡Oh, venga!.- Rebecca esbozó una sonrisa enseñando una hilera de dientes blancos, alzó sus manos al cielo como clamando clemencia, y luego la miró con una mirada de frustración.- ¿Cuánto tiempo has estado soñando con Ron¿Cuántas veces has dicho que te morías por él? No irás a dejarlo perder todo por una discusión de nada...

¿De nada!.- Hermione estaba que echaba chispas, solo le faltaba que su mejor amiga estuviera dispuesta a perdonar a ese insensible pelirrojo. No podía evitar sentirse furiosa consigo misma, y también con Rebecca.- ¡Sus malditos celos me vuelven loca!.- estalló haciendo gestos con las manos.

Lo que te vuelve loca, es que no te haya llamado... y tú no te atrevas a hacer lo mismo.- repuso tranquilamente sin inmutarse por los gritos de la castaña.- Como cuando querías cortar con mi hermano. Díselo a la cara: O le quieres o no.

Hermione miró hacia el suelo incómoda por la situación. Rebecca era la hermana pequeña de Víctor Krum... y se había conocido el verano de sexto, cuando el muchacho la había enviado a Rumania. Él se pasaba la mayor parte del tiempo jugando a quidditch, así que había intimado con Rebecca, que era un año mayor que ella.

Además, la chica era una persona muy cabezota, y tanto ella como Hermione sabían que cuando Rebecca se ponía a fondo en un tema, no había nadie que la venciera. Vivían juntas porque ambas estudiaban ciencias ministeriales... la rubia quería trabajar en el departamento del uso indebido de objetos muglees, ya que Arthur Weasly le habían influido notablemente. Hermione, por su parte, quería llegar a ser ministra de magia... cambiar las cosas. Pero, últimamente estaba fatal. Antes de llegar a la facultad, antes incluso del verano... el último día de séptimo, había discutido con Ron, y ante las palabras hirientes que se habían dicho ninguno de los dos se había atrevido a rectificar.

Oh... Rebecca... lo siento.- reconoció Hermione, ya que en parte no le apetecía discutir en aquel momento.- Es que... siempre hemos discutido, pero jamás había pasado tanto tiempo.- reconoció.

En Hogwarts siempre se veían todos los días, era inevitable el contacto, y con Harry como intermediario, era todavía más fácil hacer posible la reconciliación. Pero, Hermione no podía contar con Harry, puesto que aunque viviera con Ron, ya tenía bastantes problemas con las amenazas de los mortífagos. Rebecca no tenía la suficiente confianza con el pelirrojo... y Ginny, estaba estudiando Medicina mágica para ser sanadora.

Todas las posibilidades que tenía se esfumaban poco a poco, y ambos sabía que nunca llegarían a un acuerdo.

No te preocupes.- la consoló Rebecca con una sonrisa tranquilizadora.- Y si estás así por Ron... más vale que le llames o lo olvides. No soporto verte con esa cara, y más en vísperas de mi boda.

Tienes toda la razón.- asintió con certeza Hermione.- Tú traes una estupenda noticia y yo no paró de discutir con todo el mundo.- también sonrió, pero su alegría era pasajera, y por si fuera poco, pronto volvería a pensar en Ron, cosa que no le satisfacción en absoluto.

Y tengo otra noticia.- añadió con una voz melodiosa y cantarina mientras se levantaba del sillón.- ¡Tenemos vecino nuevo!

Hurra.- dijo sin ningún sentido de lo que la palabra significaba, y con la cara totalmente seria. Rebecca meneó su cabeza hacia los lados como reprochándole algo.

Y ¡Qué casualidad! Falta azúcar.- sonrió maliciosamente con un rostro de picardía.

Si falta azúcar, vas tu a pedirle.- Hermione seguía manteniendo su mente brillante de Hogwarts, que le había ayudado a alcanzar la máximo puntuación en los exámenes finales.

¿Yo? Qué ingenua Herm.- le dijo con otra risa burlesca y se acercó a ella para empujarla al exterior. Sin embargo, la castaña se hizo hacia un lado. De ninguna manera iba a dejar que Rebecca controlase su vida.

Mira, es rubio, ojos azules claros... cuerpo de infarto...

¿Y tú eres la que se va a casar?.- le sacó la lengua Hermione arqueando ambas cejas, y yéndose hacia otra parte de la casa mientras la rubia le seguía con pasos sigilosos.

Vamos... por fa...- pidió entrecruzando los dedos en señal de petición. Hermione negó con la cabeza.

He dicho que no... ¿Qué no entiendes?.- preguntó finalmente mirando en dirección al techo de la habitación.

Hermione la observó mientras Rebecca la miraba a ella, también. Como hacía cuando tenían dieciséis años, las dos se enfrentaban al juego de la risa, la primera en sonreír o reírse, era la perdedora, y la que más aguantaba sin estallar en carcajadas era la ganadora. Aunque, la castaña estaba muy decidida a no sonreír, Rebecca comenzó a hacer toda clase de muecas y finalmente, la chica no pudo evitarlo y se rió.

Eso no vale.- le aseguró Hermione señalándola con el dedo fijamente, sin desviar la vista.

Antes valía...- le recordó Rebecca y cogiéndola de los brazos la impulsó con suavidad hacia la puerta. La abrió y una vez fuera le sonrió.- Azúcar.- cantó y cerró la puerta tras de ella.

Hermione no necesitó un mapa, un millar de cajas se amontonaban en la puerta "7". Ellas vivían en una residencia de estudiantes, y era lógico que el chico que se mudase también estudiaría ciencias ministeriales. Como Harry y Ron convivían para ser aurores, o Ginny estaba en la residencia que estaba al lado de San Mugo. Cada residencia tenía su facultad y viceversa.

Tragó saliva, y volvió a colocarse un mechón detrás de la oreja. Hizo unas cuentas muecas, era extremadamente tímida, y en eso no había cambiado. Suspiró una vez más y anduvo despacio hasta encontrarse frente a la puerta. Cuando vio unos zapatos miró hacia el suelo, incapaz de ver sus ojos o su cara.

Esto... sé que eres nuevo, pero me preguntaba si tenías azúcar, es que resulta que no tenemos y... eh...

�¿Granger?.- una voz familiar sonó en los oídos de Hermione como si de un eco se tratara.

Ella alzó despacio los ojos. El tiempo se paró y fue como si no pudiera moverse con rapidez... como si se encontrara en una película en la que todo fuera más lentamente. Finalmente pudo pronunciar una palabra.

�¿Malfoy?

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Un poco patético el primer capítulo ¿no? Bueno, no me echéis tomates todavía. Pues enviadme reviews sobre que os parece, pero una cosa digo, que Draco vive al lado de Hermione va a tener mucho que ver con la reconciliación de ambos.

�¡Sé que no ha salido Ron! Pero, en el próximo capítulo sí ya lo veréis. Muchas Gracias. Hasta otra!