AVISO: este fic contiene SLASH (relaciones hombre/hombre, mujer/mujer). ES SUBIDO DE TONO (jaja, hace cuanto que no cambio esto) y la tendencia es homosexual, así que si te ofende en algún punto no lo leas...

DISCLAIMER: Los personajes y escenarios son creación inigualable de J. K. Rowling y aclaro que mi fanfiction no está hecho con fines de lucro. Siempre trato de tener ideas lo más originales posibles, si llega a haber coincidencia con alguna otra creación pido mis debidas disculpas a su autor...

cordialmente,

La Dama Norris.

Aviso a aquellas personas que odien el yuri (no veo razón alguna para hacerlo) absténganse de comentarios. Desde que comenzó el fic sabían lo que contendría, así que ahora SE LA BANCAN... - eso es todo..

Este capítulo va dedicado especialmente a todas las amantes de la pareja Neville/Bletchley y a quienes me lo han pedido especialmente. Realmente no imaginé que les interesara demasiado, discúlpenme por haberla pasado por alto, prometo remendar mi error. Pensé que las parejas secundarias les aburrían un poco, pero por lo que veo se ha despertado el interés! - Muchas gracias por leer y seguirme, enserio, miles!

Ni€a Komo andas nie-chan? De veritas Harry te parece frío? O.o Todos somos fríos de vez en cuando, especialmente creo que Harry nunca fue muy demostrativo. Pasa que no nos damos cuenta porque seguimos la historia desde su cabeza. Igualmente, pos ya lo veremos n.n... con respecto a lo d los cristales... (cara de misterio) puede que las cosas se pongan negras... ñaka ñaka ... (cara de maldad).

Anna-Lylian Lalis!! (eso fue un saludo espontáneo) komo estás? Quizá se te cumpla el incentivo que me diste... mmmh... en fin, LEE, jeje! Por cierto.. (sonrojo) no entendí lo de la bolsa d patatas... v.v podrías explicarme?? Es k m mata la curiosidad, perdona la ignorancia de la dama q sólo existe para servir a su celador... Ok, creo q m porté bien, así k NO ME MATES! n.nu Estas agregada en el mesinger, ahora falta q t conectes!

Anny Pervert Snape Hola linda! Seguís ahí, muxas gracias! a propósito, seguí varios de tus concejos (excepto el del novio(a), sñif, como ya sabes por el momento estoy soltera T--T)... y creo q dieron sus frutos, no sé, vos dirás cuando leas... A propósito, si te referías a Michael Serpent la autora de "Milk is my sugar" y "Hold me now" debo decirte q me han gustado mucho los fics de ella n.n Ya me acostumbro a esto d leer en inglés, eh! Por cierto, supe por Suisei q t encontrabas enfermita v.v... lo siento, espero volver a verte por el messinger (por no decir personalmente, pero ese es otro tema). Aunque algo me habías dicho ya, pero no sabía q estabas tan grave. Ok, desde aquí t mando mil besos y salutinos, q t mejores!!

Nyna Tonks jeje, ¿quién sos? No había contestado un review tuyo antes.. :p es broma, amiga! Gracias por ayudarme con los revs, y con tus ideas para este fic (y para el d dooby, jeje, prometo continuar con ese v.v). espero que por lo menos t tomes el laburo d entrar y ver si t conteste! x( porq eso d andar revisando por la red no es tu fuerte... suerte q estoy yo para recordarte! En fin.. dejame otro rev, no seas jeropa... besitos!! No t duermas -.-zZZ, leeme el cap enterito!!!

Elian Jaja, es verda, la cabeza de Draco es algo retorcida n.n... es desesperante, pobeshito... D verdad t gustaron las escenas d Warrington y Seamus? Jej, creo q esta pareja está en disputa todavía, no t olvides q aún queda un Slytherin q se siente dueño del irlandés... no sé, aún no llegué a ellos pero prometo hacerlo! ;P

gabyKinomoto Guau! Gracias! tanto tiempo y aún seguis la historia xD me encanta q t gusten las parejas, eso es lo q busco, ojalá sepa terminar esta historia como dios manda... ya ves q "la ultima fase" no lo era en realidad... soy mala para los cálculos v.v.... (así me llevo matemáticas a marzo.. ¬¬).

--La Apuesta—

Cap 16, Fase 11: "¡Comienza la casería!"

—¿No te habías ido? —Millicent fue tomada por sorpresa. Se sentó con pereza al borde del colchón. Se había quedado dormida contra el respaldo de la cama, con la cabeza castaña en su regazo. Y cuando despertó, ésta ya no estaba.

—Lo hice. Volví para avisarte que Dumbledore está abajo, llamando a todos los alumnos.

—Ah, pues... me alegro por él —se levantó, su cuerpo estaba sudado y semidesnudo. Rápidamente, comenzó a vestirse.

—Creo que el colegio está siendo atacado o algo así. Deberíamos ir abajo.

—¡Ve tú si tanto miedo tienes! —se abrochó la camisa.

—Pero ... oye, no seas terca, realmente creo que...

—Tengo cosas más importantes que hacer, ¿de acuerdo?

Parvati no entendía la actitud de su compañera.

—Bueno y... ¿No podemos, no sé, estar juntas un rato más? Digo, ¿es tan importante lo que se supone que tienes que hacer?

"De modo que en realidad era eso lo que venías a buscar...", pensó Millicent.

—No molestes, Patil. Sí, es muy importante. Nuestro trato era el de cumplir con La Apuesta, sólo eso, ya eres libre. Ahora, si me disculpas... —intentó esquivar a la muchacha.

—Lo sé, pero —se sonrojó levemente. La Slytherin la miró fugás. Aquel rosado de sus mejillas le gustaba mucho, y le traía lindos recuerdos —. ¿Quieres que todo quede así? Es decir, ahora te vas y ¿sólo eso?

La rubia arqueó una ceja.

—Sí, sólo eso.

—Te digo adiós y que te valla bien y punto.

—Ahám —la muchacha se ató los bucles rápida y desordenadamente. Con un ligero movimiento de varita logró que el colchón se convirtiese nuevamente en un montón de plumas (N/Norris: culpa de la Cenicienta por meterme esas transformaciones simbólicas en la cabeza... con lo de la calabaza y la carroza... en fin, ya está, no me presten atención... ¬¬u).

Parvati la observó unos segundos, mientras su ex-enemiga-ahora-valla-uno-a-saber-qué-sería metía la camisa de cualquier forma dentro de su pollera. Alisó esta imitando algo de pulcritud, aunque Parvati sabía muy bien que no la tenía y que tampoco era muy sutil. Pero, quizá fuese eso lo que le llamaba la atención de ella. En cierto modo la encontraba una persona muy interesante y excitante.

—Milicent... o sea que... ¿nada de lo que ocurrió tiene importancia ahora?

"¡Otra vez con lo mismo!"

—¿Qué ocurrió? A ver, repacemos los hechos —suspiró. No tenía tiempo que perder intentando convencer a una niña tonta de que no estaban jugando a las "novias" —: primero, me deprimí, y tú viniste y me ayudaste a componerme. Luego yo te conté lo que debía hacer y tú aceptaste ayudarme ¿de acuerdo?

—...

—Entonces nos acostamos, pasamos un lindo momento a pesar de estar tú más muerta que viva, y todo fue muy rápido y feliz, ¿verdad? Bueno, este es el momento donde termina nuestro trato y cualquier lazo afectivo que hallamos desarrollado. Las gracias te las he dado infinitas veces, pero si quieres lo hago una vez más: GRACIAS! Con permiso...

—¡Millicent! —Parvati se apresuro y tomó la coleta de su Slytherin, antes de que esta pudiese salir por la puerta de la sala de trofeos —. ¿Acaso no recuerdas nada? ¿Nada de nada?

La blonda le dirigió una mirada cortante.

—¿No recuerdas lo que me dijiste anoche? —la castaña sostenía una mirada triste —. No lo recuerdas —afirmó. Apoyó la cabeza contra la ancha espalda y la abrazó con ternura.

Eres la chica más hermosa que jamás halla conocido, no sabes cuanto desee este momento.. Lo digo enserio, más allá de la estúpida apuesta, aunque no me guste admitirlo, siempre supe que valías más de lo que aparentabas..., la verdad me avergüenza un poco... nunca se lo he dicho a nadie, y menos a una mujer. Debes de tenerme asco, te toque toda y tú ni cuenta te has dado... pero cuando vuelvas totalmente en sí habrás olvidado todo esto que te estoy diciendo... Ojalá lo hagas...

—Yo no olvido las cosas lindas que me dicen ¿sabes? —continuó la Gryffindor con una voz sumamente suave.

Millicent suspiró. Si pudiera quedarse con ella lo haría, pero realmente había cosas más importantes.

—Ya, enserio, también la he pasado bien, pero —separó los finos brazos de muñecas huesudas de su cuerpo. No sabía como sacársela de encima, y estaba segura de que si la seguía retrasando apelaría a la violencia — realmente necesito que me dejes ir, ¿sí? Imagínate que ocurriría si nos ven juntas. ¿No crees que es algo peligroso?

Pero no pareció apabullar a nadie con aquel parloteo.

—La verdad me importa poco y nada. Pero veo que mis intenciones no... no son iguales a las tuyas. Yo... lo siento, fui una tonta, no debí dejarme llevar. Verás, suelo ser algo sensible y, en fin, creo que soy fácil de seducir —levantó nuevamente la vista, sólo para encontrar dos ojos a los que no pudo adjudicarles ningún tipo de definición —. Bueno, no te molesto más, lo siento. Ve a donde debas ir.

Parvati se dio media vuelta mirando el suelo, escrutando aquel lugar donde hacía unos instantes se encontraba el colchón en el cual había pasado la noche. Pero Millicent no tenía tiempo para sentimentalismos, y tampoco carácter suficiente para afrontar problemas menores. O por lo menos los que ella consideraba problemas menores. Salieron y cerraron la puerta en silencio. La rubia se despidió monótonamente y salió corriendo, dejando a una deprimida y enamorada muchacha. El repentino cambio de Millicent se debía a que, como ya habían hecho el amor, toda aquella pasión que sentía por la Gryffindor se había desvanecido. Era muy triste, pero lo sabía por experiencia propia.

No habían pasado tres minutos desde que la Slytherin se alejó por el pasillo, cuando a Parvati la sorprendió un ave blanca.

—¿Tú no eres la lechuza de Harry? —exclamó sorprendida, al tiempo que tomaba el pergamino arrugado de su pata —¿Y esto?

Lo extendió:

No dejen a sus Slytherins. Los mortífagos se están reuniendo y aquí en Hogwarts hay más de uno. Creo que tienen una salida secreta dentro del colegio que está en el sexto piso. ¡Vigílenlos!

H.P.

Reúnete con nosotros en el sexto piso.

H. G.

-...........-..............-.............-.............-

Se preguntó si les habría llegado el pergamino. De ser así, de seguro todos estarían rumbo al sexto piso, o mismo buscando a sus serpientes. Él, por su parte, ya tenía atrapada la suya, sin embargo no podría dejarla allí para siempre. Además quería reunirse con los otros, y ayudar a impedir que los mortífagos escapasen del colegio. Pues bien, haría lo más sencillo: soltaría a Malfoy, no tenía derecho a tenerlo cautivo en una instalación del colegio, lo dejaría ir. De todas formas, no iba a llegar muy lejos. Estaba seguro que sus compañeros harían vigilancia en el piso indicado y si algún Slytherin intentase pasar por allí ellos lo detendrían. Pero ¿y qué si se armaba una pelea fea? Él debía estar allí cuando sucediese, no podía abandonar la situación.

Se encaminó al baño de vuelta. No estaba seguro de cómo haría para evitar una reacción violenta por parte de su enemigo, igualmente poco importaba con tal de que se escapase al lugar correcto. Pero, como era de esperarse, el que reaccionó con violencia fue él mismo, al encontrar tal espectáculo cuando entró en el baño.

Tomó del cuello de la camisa al chico rubio que yacía zambullido en el agua del lavabo, la cual había rebalsado y había inundado medio baño. El agua seguía fluyendo del grifo, pero Harry no se detuvo a cerrarlo. Acostó a Draco en el suelo y comenzó a inspeccionarlo con desesperación.

—¡Eh! —le decía intentando mantener la calma —¡Malfoy! ¡Eh! ¡Draco...DRACO!!! —le dio palmaditas en las mejillas pálidas y frías, pero tampoco reaccionó. Así estaba su rostro: blanco como la misma nieve, sus labios finos morados, sus párpados caídos y sin fuerza, como velados por la misma muerte. No, no era posible. Tomó una de sus manos. No estaban tan frías, aunque el cuerpo permanecía rígido su calor corporal no había desvariado demasiado. Pero no había pulso. Sintió que el corazón le daba un vuelco.

Harry acercó el oído al pecho. Este no daba signos de vitalidad, aunque no se detuvo demasiado a verificar si se oían latidos por miedo a caer en una triste verdad, y sus nervios tampoco le dejaban reparar en detalles. Realmente era una situación desesperante —¿En qué estabas pensando, ¡diablos!? —se sentó a su lado. Colocó sus dos manos sobre el esternón e hizo presión. Una... dos... tres veces. Se detuvo. La inmovilidad de la víctima lo estaba poniendo realmente nervioso. Siguió con las compresiones, observando como el cuerpo se sobresaltaba con cada tensión que propinaba al músculo, hasta llegar a las quince.

Inerte, totalmente. Se acercó sin más hasta sus labios, inhaló profundamente, tapó la respingada nariz (hasta sintió que podría romperla de lo delicada que era) y brindó cuanto aire pudo a su joven enemigo. Se había dado cuenta en esos últimos días del delicado estado mental y de la poca cordura que tenía Draco, y más luego de haber experimentado en carne propia de lo que era capaz. Pero jamás creyó que fuese a hacer algo así. ¿Habría sido por lo que él le había dicho? Era imposible, ¡no iba a matarse por él! Aunque si lo pensaba mejor, Draco había intentado disculparse antes de quedar encerrado...

No había respuesta.

—¡Draco! —le temblaban las manos, y ahora las mantenía suspendidas, sin saber verdaderamente que hacer. Se desprendió de su túnica, acalorado —¡Mierda!.... ¡Mierda! —comenzó a entrecortar respiros. El aire se le hacía amoníaco, imposible de respirar. Sintió que se le cerraba la garganta. Lo zarandeó desesperanzado —¡Draco! ¡Sé que vives, por favor, no me hagas esto... —sus palabras murieron en el llanto. Un llanto silencioso y espasmódico. Apoyó la frente contra aquel pecho, y juntó los brazos para calmar el dolor —Lo has hecho muy bien: aquí me tienes llorando... será que siempre te sales con la tuya —no quería perderlo, no merecía morir allí, ¡morir tan pronto! A pesar de todo, no merecía la muerte. No le guardaba rencores en aquel momento, lo único que Harry quería era que abriese los ojos. Aunque después lo maldijera, aunque quizá no se hablasen de vuelta. Aunque en otra ocasión se enfrentasen durante la misma guerra. Ahí se dio cuenta de cuanto le importaba en realidad. Gracias a él había aprendido muchas cosas. A sobrellevar las malas compañías, por ejemplo, a enfrentar sus temores y hacerle frente a quienes le caían mal. Era una lección de vida importantísima, y éste valor que adquirió en cada uno de sus molestos encuentros fue la base que lo ayudó a enfrentar a Lord Voldemort. Lo necesitaba, aún más de lo que creía.

Y al instante, sin poder resistirse, besó una de esas mejillas. Estaban tan frías y exuberantes, eran como dos manjares que valía la pena morder. Apoyó los labios de a poco, asimilando el hecho de que besaba la piel de Draco Malfoy. Sabía que este le había hecho daño, mucho daño, pero ya había pagado su deuda. La letra con sangre entra, dicen que dice el refrán...

De repente, un pensamiento trivial pudo más que su profunda meditación:

¿Acaso estaba besando a un muerto? Un escalofrío recorrió su espina dorsal como si fuese una podadora de césped. No, no estaba muerto, su mente no podía asimilar tal cosa... además, ¡no era cierto! Otra vez las lágrimas sorpresivas, y la molesta piedra en la garganta. Aferrado estaba a la esperanza de que sería sólo un momento de desconsuelo, un susto que debía correr para afrontar ciertas cosas, una prueba de valoración y luego de la tormenta saldría nuevamente el sol, y las nubes se disiparían. Era eso, sólo un susto y luego el rubio abriría los ojos. No, ¡de vuelta esta sensación! De vuelta en la cuerda floja, como le había ocurrido con Sirius: primero lo asaltaban estos pensamientos consoladores, para luego caer abruptamente en la irrefutable realidad...

¡No, no ocurriría otra vez...!

—¡¡DRACO!!

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—¿Estás segura que es por allí?

Hermione señalaba un sendero de baldosas, como siguiendo rastros de un fugitivo. Siempre le habían gustado las series de misterio y de detectives muggles, donde había que deducir situaciones y reconstruir hechos a base de conocimiento general y pistas. Pero en éste caso no estaba jugando a Sharlock Holmes.

—Sólo recuerdo que aquí nos separamos. Habrá que ver adonde se ha ido.

—Arriba, Herm, como todos los mortífagos.

—¡No sé si lo es! ¡No hables como si lo fuera!

Ginny tragó en seco. Miró a su amiga con desconfianza. ¿Acaso la estaba defendiendo de más?

—¿Por qué estás tan confiada de que no lo es? Que no tenga la marca no significa que no esté incluida en la secta —comentó adivinando la situación. No iba a atacarla directamente con el tema de si se había enamorado o no, porque obviamente tampoco le contestaría con franqueza. Además estaba muy nerviosa, no la provocaría. Intentaría averiguarlo por otros medios.

—¿Y tú como sabes eso? —inquirió Hermione contraatacando.

—Ejem, mi padre trabaja en el Ministerio, algo del tema sé —seguramente más sabe de lo que habrá escuchado por su cuenta que de lo que le habrán dicho.

—Bueno, bueno, sí, está bien, pero... no creo que...

—¿¿POR QUÉ NO?? ¿¿ACASO SE HA COMPORTADO HERMOSAMENTE CONTIGO PARA QUE HABLES ASI DE ELLA?? ¡ES PANSY PARKINSON, NO LO OLVIDES! —ups! Bueno, se le había escapado.

Hermione adoptó una mirada seria.

—Creo que no va al caso, lo que halla pasado entre nosotras no es tema que deba importarte. De todas formas no ocurrió nada extraño —(sin mencionar el último episodio) —Sólo nos despedimos ... y ella dijo que se acostaría un rato en su cama.

—¿Y tú le has creído? —Ginny se acercó a su amiga y apoyó su mano en uno de sus hombros —. Escucha, amiga... yo... yo sé lo que se siente. No digo..., no estoy diciendo que me ocurra lo mismo con alguien en especial. Sólo quiero que sepas que a mí también —(sonrojo) —me ha afectado la compañía de una serpiente. Suena raro pero así es, ¿verdad?

Se miraron. La morocha asintió algo cohibida.

—Han podido con nosotros, y ahora que nos han obligado a...

—¿Quererlos?

—Si así quieres llamarlo... Como sea, ahora deberán aguantarse que vallamos tras ellos —continuó la pelirroja con una sonrisa —. Fue su culpa —Su amiga rió con sinceridad —. Ahora.... bueno, ve a buscarla donde creas que se halla metido. Es decir, si le crees pues, ve a donde ella te dijo, quizá no te mintió. Lamento haber sido tan ruda.

—Está bien, Ginny. A las dos nos está ocurriendo lo mismo.

—Msé... aunque supongo que es pasajero, ya se nos pasará —pero su mente procesaba la imagen de cierta rubia a la cual debía ver urgentemente para verificar su estado luego del accidente.

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—Muy bien, a ver: Hermione y Ginny se han ido por aquel pasillo, por lo tanto quedamos cuatro, si mis matemáticas no me fallan. Será lo único que aún no me falle. Siento que me consumo por dentro y que mi cabeza se exprime y exprime, hasta vaciarse y salir por mis oídos.

—¡Uh! ¡sí que estás bien! —se burló Seamus. Odiaba esa actitud tan dramática de Dean. Es decir, él tampoco se sentía enteramente bien, y su amigo no estaba tan errado en el punto "me consumo por dentro", ya que al irlandés también se le despertaba esa sensación. Pero no era momento ni lugar para llorar por la leche derramada (literalmente u.ú).

—Es mejor que se te despierten los rencores, Dean, así la búsqueda será mas efectiva —comentó Lavender con cierto sarcasmo.

—Tú... ¡mejor cállate!

Los Gryffindors subieron a las corridas. No estaban realmente seguros de cómo procederían ni que les deparaba su suerte, pero una efusión casi irreal les hacía ir tras sus presas, como si éstas fuesen su propia vida que se les escapa de las manos. Pararon en el quinto piso, estaban seguros de que habían oído ruidos. Miraron a ambos lados del pasillo principal, intentando divisar a alguien corriendo o escondido. Neville se apartó del grupo, y se alejó por el corredor inspeccionando el suelo. Esas manchas... se agachó y tomó un poco de aquella sustancia con su dedo índice. La olió. Era pus, el pus de su Mimbulus Mimbletonia. Neville no tenía idea de para qué alguien podía necesitar su planta, pero gracias a ésta estaba sobre la pista.

Lavender lo vio alejarse con nostalgia, pero no lo detuvo. Estaba algo ofendida con Neville, ya que no se había mostrado servicial ni mucho menos feliz de verla, estaba como en estado de shok. Se preguntó que le habría pasado y realmente sintió rabia por aquellos Slytherins. Imaginó que quizá lo habrían hecho sufrir más de la cuenta por ser el "patético de Neville Longbottom". Rechinó los dientes con furia.

—¡Dean, Seamus, no importa ahora si ese cuadro estaba o no el año pasado! —gritó poniendo fin a la absurda charla que habían comenzado los leones.

—¿Y Neville?

—Creo que él ya tiene su pista. Nosotros sigamos nuestro camino.

—¡Pero éste piso está muy oscuro y él se fue solo! ¡Neville solo!

—¡El es más valiente que cualquiera de ustedes! —gritó Lavender con furia, al tiempo que tomaba a Seamus del brazo y lo obligaba a subir por las escaleras.

Dean se quedó mirándola, notando ese extraño brillo en sus ojos. Lavender estaba enamorada de otra persona, y él sabía ahora quien era.

Neville continuó siguiendo aquel rastro de gotas de pus. Estas cada vez eran menos espesas e iban disminuyendo su tamaño y continuidad, por lo que se le hacía cada vez más difícil distinguirlas. El sendero lo condujo hasta una sala de cuadros, donde le pareció ver a lo lejos a un chico de aspecto familiar que presionaba distintas partes de un lienzo, quizá intentando abrirlo, provocando que éste murmurase cosas incomprensibles pero que sonaban a queja. Si había algo que había aprendido Neville en su única experiencia límite, fue ser cauteloso y precavido. Se escabulló lenta, muy lentamente. Aquel salón estaba en completo silencio, el más mínimo ruido que hiciera podría llamar la atención de aquel muchacho. Pegado a la pared adyacente a la del cuadro que estaba siendo inspeccionado, se acercaba de a poco. Y reconoció su rostro cuando llegó al final de la pared, para quedar completamente paralizado. Sería el miedo que le había tomado a esa persona por los hechos recientes, sería el coraje que lo obligaba a enfrentarse a él sin siquiera pestañar. Lo cierto es que cuando Neville Longbottom se detuvo, Bletchley le dirigió una mirada amenazante.

—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que dijo, tomando a Neville totalmente desprevenido —. ¿Haz venido por tu planta? —tono burlón.

—No precisamente —contestó el Gryffindor, tragándose el miedo que hacía temblar su voz —. He venido a... cobrar venganza —¡por Merlín, ¿por qué había dicho eso?! Sonaba a película gángster (de haber sabido que diablos era un gángster le hubiese surgido este pensamiento). Era coraje, sólo eso podía ser.

Bletchley arqueó una ceja. Neville odiaba que hiciera eso. Su físico ahora no le parecía tan grande ni tan monstruoso en esas circunstancias, con aquella iluminación y a esa distancia. Pero la distancia pensionaba las cosas, así que Neville se acercó decidido hacia su enemigo. No pensaba en lo que podría pasarle (eso sólo lo acobardaría más), sólo en el hecho de que su enemigo merecía una venganza.

—¿Te crees muy listo, Longbottom? —rió Bletchley —. Ya sabes de lo que soy capaz, ¿acaso quieres más?

Pero esta vez Neville no vacilaba. Algo se había apoderado de él, esos deseos de hacerle pagar hasta la última gota de sudor que había desperdiciado. Bletchley captaba en sus ojos la determinación..., lo había estado esperando. No iba a mostrarse muy rudo, no quería intimidarlo demasiado. Y lo vio plantarse frente a él, cara a cara, sin siquiera mostrarse acobardado por su físico desarrollado.

—Ya, vete Longbottom, no tengo tiempo para ti —dijo el Slytherin con desprecio y volteó. Al instante, una punzada le hizo aferrarse el estómago. Rió —. ¿Eso es todo lo que tienes, amigo: hechizos baratos?

Pero Neville no arremetió con más fuerza sólo porque fue provocado. Tenía la impresión de que a esta serpiente le gustaban los juegos violentos. OK, entonces no iba a darle el gusto, ¿verdad? Se paró frente a su corpulento contrincante.

—¿Quieres explicarme por qué me abandonaste? —preguntó lo más suave y calmo que pudo.

Bletchley creyó haber oído mal, así que se escarbó la oreja y pidió que le repitiese lo que acababa de decir.

—¿Por qué me has abandonado? ¿Eres sordo? O es que te haces el sordo —Neville siguió con la vista fija.

—Yo no te abandoné —contestó el Slytherin al instante —. No lo hice. Creí que... en fin... —¿Quién lo hubiera dicho? A pesar de lo malo que parecía, tenía elocuencia de enamorado —. Pero, la verdad no te entiendo, ¿qué quieres decir exactamente?

—¡Que me siento desvalido! —vociferó Neville a punto del llanto —. Primero me engañas para... hacer eso tan indecente conmigo... —Bletchley se sonrojó —. Luego, cuando me enojo por razones obvias me... me.... te aprovechas de mi poca agilidad y de mi inferioridad corporal comparada con tus músculos —ahora realmente estaba soltando unas lágrimas —, y ... y ¡te abusas! Y me dejas allí, luego de todo eso, atado, como vil carnero, ¿lo crees justo? ¿lo crees enteramente justo?!!

Terminó respirando entrecortadamente. Puso una mano sobre su pecho, intentando regular el aire. No estaba hecho para tales puestas teatrales, menos si estas se comprometían directamente con sus vivencias personales. Odiaba recordar esos hechos y más gritarlos como si fuese lo más normal del mundo. Pero no había otra forma de persuadir a su rival.

La cara que había quedado en el rostro de Bletchley luego de aquel discurso era digna de fotografiar. Menguaba entre el desconcierto y la culpa.

—Y crees que... ¿podrías darme otra oportunidad? —contestó el Slytherin con ojos brillosos.

Si la cara de Bletchley había sido extraña, ni hablar la de Neville ahora. Realmente no era la respuesta que se esperaba, aunque de todas formas no había sonado muy sincera.

—Quiero remendar lo que te he hecho.. si es que me dejas hacerlo. Te prometo que... Neville, óyeme —conforme hablaba iba ganando confianza y concordancia en sus palabras. Tomó al desconcertado Gryffindor por los hombros, éste sin poder creer la reacción que su rival había tomado —. Necesitas descargarte, ¿si? Adelante, en vez de hacerme un melodrama, ¡tírame un buen hechizo!

Bueno, ahora las cosas pasaban a castaño oscuro. Primero eran disculpas, luego subestimaba sus reproches catalogándolos como "melodrama", y ¡después le pedía que lo flagelase!

—¿Quieres un hechizo? —repitió Neville alzando una ceja.

—Sí...

—¿Eso quieres?

—SÍ...

—¿Quieres que me enoje?

—SÍ!

—¡¿Realmente?!

—SI!!!

—¡¿QUIERES CONOCER MI FURIA?!

—SIII!!!! SI! SI! SI! SI!

—Pues... nop, no habrá nada de eso..

—¿¿QUÉ?? ¿¿POR QUÉ NO??

—No es mi estilo —se dio media vuelta. Evitaba sonreír. Nunca había experimentado este tipo de situaciones, aquella satisfacción de hacerle desplantes a alguien. Nunca imaginó que tendría alguien a quien poder hacérselos.

—¡¡Tú, Longbottom!! —Bletchley amenazó con correr tras él —¡Regresa aquí! Odio... ¡te odio! ¿me oyes? Odio tu estúpida forma de... este... ¡caminar! ¡Eso es! ¡Caminas como pato, como MORSA EN CAUTIVERIO! .... ¡Neville! NEVILLE!! REGRESA!! —el chico sólo caminaba, alejándose como si no oyera todos aquellos insultos. Había adquirido bastante experiencia en eso de tragarse las críticas y los malos tratos, y sabía muy bien lo que era atragantarse con sus propios insultos, resultado que estaba obteniendo de parte de su rival. Hasta que de repente, a Bletchley se le ocurrió una idea que no podía fallar —. ¡Oh, Neville! —melódicamente —¡Que raro que no me has preguntado por tu Mimbulus! ¿Acaso ya no te importa?

Neville no se detuvo.

—Sabes, sé porque la quieres tanto. Son una especie en extinción, en menos de un año estas plantas han desaparecido de la mayor parte del planeta, sólo quedan algunos botánicos con Mimbulus en Asiria. Una plantita de estas está valuada en doce mil galleons.

Neville sabía que las Mimbulus eran raras, pero nunca había oído eso de la extinción ni de su valor y se le había hecho agua la boca, conociendo la afición de éste por las plantas y la herbología. Y, hablando de eso, al parecer Bletchley también era aplicado en aquella materia para saber ese tipo de información. Disminuyó la velocidad de su marcha.

—Bueno, iré al grano, aquí tengo tu planta —se acercó al cuadro que antes había estado inspeccionando —. Ya recordé, debía apretarle la nariz y luego presionar el lóbulo de la oreja izquierda —comentó mirando la figura. El cuadro se abrió, y de él sacó la Mimbulus Mimbletonia —. Esperaba que vinieses a buscarla, por eso la escondí. No voy a negarte que a mi también se me apetecía tener uno de estos especimenes tan valiosos en mi poder.

El Gryffindor por fin se detuvo y volteó. Supuso que el Slytherin intentaría persuadirlo ofreciéndole la planta a cambio de alguna recompensa de su parte, o mismo que amenazaría con quedársela. Pero no era exactamente eso lo que su rival tenía pensado.

—Pero —continuó la serpiente —, por más valiosa que sea... creo que sufrirá algunos daños —sin dar tiempo a reacción alguna, el Slytherin sacó la varita y con un movimiento rápido, la parte superior de la planta quedó rebanada en dos.

—¿¿QUÉ HACES?? —el terror en la voz del rollizo se hizo patente.

Otro movimiento, y la Mimbulus liberó a la fuerza una cantidad de pus impresionante. Casi daba risa como Neville se aferraba el estómago, como si cada cosa que le ocurriese a su planta lo hiriese por dentro, provocándole puntadas.

Conforme se acercaba, la cabeza de Bletchley procesaba aquella imagen:

CAMARA LENTA

Neville corre efusivamente, intentando no dejarse vencer por su ya antes mencionada problemática respiratoria, además de su incapacidad deportiva y su bajo estatus físico (antes mencionado también). Su camisa ondeando, dejando ver sus rollos (no demasiados, Bletchley juró que Millicent Bullstrode lo superaba enormemente) y su carne batiente. Sus piernas temblaban por la falta de ejercicio. ¡Y sus nalgas! ¡Cómo se batían esas nalgas! Como dos flancitos... ¡exquisito! –relame -. Por otro lado esa espalda ancha y vigorosa, sus músculos, que a pesar de carecer de firmeza, eran capaces de lograr grandes cosas...

FIN DE CAMARA LENTA

"Sí, quiero ver que grandes cosas puedes lograr..."

Y la avaricia y perversión de aquel muchacho pudieron más que su cordura. Tomó la condenada planta y la arrojó al suelo. El grito desgarrador de Neville sólo alimentó aquellos sedientos deseos de sentir violencia, y quería estar seguro de que se le cumpliría esta ambición en el mayor grado posible. Sólo le bastó mover su varita una vez más para echar un bonito fuego al suelo y dejar al fin a la pobre plantita totalmente carbonizada.

El dueño de ella llegó demasiado tarde y quedó paralizado, con los ojos salidos de órbitas. Su mirada subió al rostro de Bletchley, quien notó aquella ira con deleite.

—¡Ups!

Inevitablemente, estaba destinado a enfrentar la furia de Neville Longbottom.

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La picazón en la garganta fue un signo de que fluía aire. Draco comenzó a toser, pero esto no fue suficiente para que sus labios quedasen liberados. Harry sabía que estaba respondiendo, así que le dio unos segundos para que asimilara la repentina invasión de oxígeno y calmara sus espasmos. Pero el rubio aún no abría los ojos, así que Harry repitió el proceso, presionando los labios con frenesí.

No era la primera vez que los tocaba, ni la primera que los besaba tampoco. Sabía que todo esto había sido su culpa, más la culpa no lo hacía sentir culpable. No sabía si estaban a mano, pero estaba claro que los dos habían sufrido entre ese día y el anterior. Estaba claro que habían llegado a ese punto límite al que siempre habían temido llegar. Se vengaron el uno del otro, a su manera, pero lo hicieron. Acabaron por fin con su oponente, lo destruyeron como habían querido. Pero ellos se destruyeron a su vez, porque los dos eran tan imbéciles que no podían pelearse sin depender de lo que el otro hiciera. Porque se hacían dependientes para torturarse más el uno al otro.

Y terminar así.

Draco abrió de a poco los ojos, rojos como nunca en su vida, al darse cuenta de que respondía mecánicamente a la succión de labios. Primero su rostro fue de sorpresa, pero luego volvió a decaer, dibujando en su mirar la desgana más amarga. Harry se apartó de inmediato, sonrojándose por haberse quedado besándolo más de la cuenta. El rubio estuvo unos minutos para asimilar el hecho de que aquellos ojos verdes lo mirasen, luego de haber congelado su imagen en el más profundo de sus deseos imposibles, y en la causa perdida.

—¿Qué pensabas hacer? —habló el moreno como quien remarca a un hijo la falta que acaba de cometer, dejando salir luego un inmenso suspiro de alivio.

El rubio no contestó. Sólo continuó respirando con dificultad y sonriendo mosqueado.

—¡Casi te matas, enfermo! —ahora Harry experimentaba una mezcla de misericordia y enojo.

—Corrección... —murmuró el otro con voz ronca, haciendo un esfuerzo sobrehumano para que las palabras saliesen de su boca — casi me matas...

Antes de soltar alguna objeción, Harry meditó un poco más eso que Malfoy le había dicho. Sabía que estaba siendo franco y esto era un avance importante. Estaba confesando la causa de su intento de suicidio, lo cual demostraba que su frialdad se había calentado bastante, por así decirlo, y su orgullo estaba débil.

—¿Y tú? —contestó sin vacilar —. ¡Supongo que ahora estamos a mano! —le dolía en el alma decirle eso a su enemigo moribundo, el cual había experimentado una ataque sicótico grave. Pero no tenía que dejar que la pena lo hiciese flaquear, porque además, seguramente si demostraba que le tenía lástima, Draco se sentiría humillado o molesto, y eso no haría más que alejarlo de su posible recuperación psicológica y sentimental.

Al tiempo una tos feroz invadió al rubio y lo hizo convulsionarse. Se dio media vuelta tomándose de la garganta sin parar de carraspear, con los ojos lívidos y brumosos. Harry lo sostuvo por la frente, ayudándolo a mantenerse mientras escupía flema y, poco después, gotas de sangre carmesí.

—¡Necesitas ir a la enfermería! —se desesperó el Gryffindor, quien ya estaba con los nervios de punta. Levantó a Draco con delicadeza por la espalda y lo sostuvo en brazos.

—De qué servirá ... no hay nadie... —pronunció el rubio con dificultad, sintiendo como le raspaba la garganta dolorosamente. Pero Harry no se detuvo.

Draco se estremeció. Tenía miedo que Potter lo entregase a Dumbledore, o que lo llevase con algún medimago que pudiese descubrirle la marca tenebrosa del brazo. Pero el terrible agotamiento mental y físico que sobrellevaba terminó por ganarle, y dejarlo desmayado en brazos del niño-que-vivió.

Por suerte para él, al volver en sí no se topó con ningún rostro que pudiera haberlo tomado por sorpresa. Se encontraba en un lugar que ya había visto antes y que, por cierto, había adorado. Sin embargo, le traía una sensación de amargura.

—Pensé que te gustaría despertar en nuestra humilde morada —sentenció la voz de Harry, desde detrás de una columna de piedra. Comenzó a acercarse a la cama, ahora intacta como la primera vez, donde yacía el herido.

Draco estaba por remarcar con ironía aquella "bondad", pero no tenía voluntad para sarcasmos en ese momento. Se limitó a intentar sentarse, sintiendo una profunda puntada en las costillas. Gimió apenas.

—Te aconsejo que no te muevas mucho —el moreno se acercó hasta sentarse a su lado. Le tendió un vaso con un líquido transparente, espeso, que tomó entre sus finas manos el rubio con desconfianza, para luego dirigir una mirada incógnita a su rival —. Es para descongestionarte un poco. Calmará la hinchazón e irritación de tus pulmones, ojos, garganta, en fin. Y lo que tiene de bueno es que además te permitirá asimilar alimentos sin miedo a que los devuelvas por alguna descompensación del organismo —el rubio, aún con mirada adormilada, sostuvo el vaso, temblándole la mano. No iba a desconfiar de Potter, después de todo, si había algo de lo que él sabía era de pociones curativas, por la innumerable cantidad de ellas que había ingerido a lo largo de su vida. Aunque esto no explicaba entonces porqué Snape le daba clases particulares de pociones curativas a fines del año pasado... —. Tómatelo —repitió Harry con firmeza al notar que Draco se había quedado meditando —. Sólo hazlo, hasta el fondo.

Draco se frunció de hombros y bebió el contenido. Hizo esa mueca de asco tan característica al recorrer el líquido el interior de su garganta. No tenía sabor alguno, pero su densidad era desagradable. Devolvió el vaso vacío.

—Gracias —carraspeó. ¡Qué patético había sonado ese "gracias"! Jamás lo repetiría de vuelta. Aún en ese estado su cabeza se daba el lujo de seguir funcionando tan Malfoy como antes.

Sin embargo, cuando Harry se dio media vuelta para alejarse...

—¿Adónde vas? —esa voz perdía monotonía.

—Bueno, ahora debo dejarte descansar —contestó Harry sin animarse a mirarlo. No sabría si podría lidiar con la culpa de aquellos ojos marchitos.

Esperó unos segundos. Lo sabía, ya no lo necesitaba más allí. Sus pasos reanudaron una pesada marcha hasta la puerta de salida.

—H-Harry... —el orgullo se desvanecía por completo. Su voluntad rendía ante la frialdad de su enemigo, dejándolo más frágil que un bebé en incubadora. Todo lo que alguna vez fue inmutable ahora era carne de ternera.

Frágil...

—¿Sí? —cediendo la voz del moreno.

—¿Te quedarías un rato más conmigo?

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—¡OK, me rindo! —Bletchley gemía bajo el cuerpo de Neville.

—¡Creo que no te oí! —el Gryffindor continuaba tocando con su varita la superficie del pecho de su rival, dándole descargas mágicas como si de una picana eléctrica muggle se tratase.

—¡Me rindo! —lloriqueó nuevamente, al sentir con placer otra descarga sobre la piel desnuda y amordazada. Quería humillarse lo más que pudiese, hasta suplicar mil perdones.

—¡No te creo!

—¡Si lo hago, de veras! —ésta vez se le escaparon unas lágrimas involuntarias. Intentó ocultarlas, pero Neville se percató de ellas y se detuvo.

—No soportaste mucho, ¿verdad? —decidió por fin apartarse de encima de su rival. Lo hizo con calma, sabiendo que éste estaba bajo un hechizo inmovilizador, sin posibilidad de vengar sus heridas (¡venditas clases del ED!).

No es que Neville lo hubiese lastimado demasiado tampoco. Lo que hizo fue, más que nada, lanzarle hechizos que le provocasen cosquillas o puntadas, a modo de tortura. Bletchley continuó gimiendo de gozo, aún relamiendo los temblores que emitía su sistema nervioso a causa de las descargas.

—Eres maravilloso —exclamó aún dejando caer unas lágrimas —. Desátame y te juro que vivirás la mejor experiencia que jamás hallas tenido —su desesperación por hacerse una vez más de Neville era tan fuerte que sólo se limitaba a gritar lo que su corazón le pedía, sin darse tiempo a meditar quizá un mejor plan para lograr su liberación.

Neville no podía evitar que aquella situación le causase escalofríos. Ese condenado engendro era más jodido que su abuela, le sería muy difícil lidiar con él.

—Dejemos un par de cosas bien claras, mi buen amigo Bletchley —agitando impacientemente la varita contra la palma de su mano, el chico se acercó lentamente al Slytherin, sin querer demostrar demasiada sensualidad, no le gustaba eso de engatusar a la gente. Le incomodaba el solo imaginar lo que su rival podría estar fantaseando nuevamente con él —. No soy el tipo de persona que tú crees, lo sabes, ¿verdad?

Asintió la serpiente.

—Muy bien —continuó el rollizo —. Si de verdad quisieras tener algo conmigo creo que deberías ser un poco más considerado de lo que...

—¿Considerado? ¿Qué gracia tiene si soy considerado contigo? —bufó el Slytherin con decepción.

Otra vez Neville se vio obligado a arquear una ceja.

—Eres de los chicos malos, ¿eh? —se cruzó de brazos —. Odio a los de tu clase.

—Pues mejor... odiame mucho —siseó y sonrió al ver al Gryffindor estremecerse con sus palabras.

"Tienes la oportunidad de vengarte, Neville... no la desperdicies".

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&-&-El MaNtO dE NoRrIs-&-&

La última frase puede tomarse tanto que la pensó Neville, como que la pensó Bletchley, por eso no quise aclarar de quien era. Me gusta como les queda a los dos.

Sé que la escena de Draco y Harry quedó algo obvia, pero no deseo alargar mucho más la trama. Además no pude darle demasiado suspenso, teniendo en cuenta el tiempo real, no podía dejar al dragoncito dentro del agua más de 40 minutos! A menos que decidiera perderlo, pero no es el caso, comenzaron las vacaciones y estoy de buen humor ! Ok, tengo que estudiar aún un par de cosas... ¬¬

Bueno, como siempre espero que les esté gustando el desenlace, y, a quienes lo pidieron, la escena de Neville y Bletchley- ... hablando enserio, creo que deberíamos fomentar esta pareja, ¡me gusta mucho! (todas las que sean con Neville me gustan por lo gral)Quizá ya halla de estos dos, no me sorprendería. Yo estaba tan desconectada del mundo de los fictions cuando comencé este fic que ni sabía que la pareja Ron y Blaise existía fuera de mi apuesta (es enserio, imagínense! u.u). He leído bastantes Pansy/Herm, hasta leí otro Parvati/Millicent en italiano xD, suerte que lo studio nella scuola per capirlo. Pero ni un Neville/Bletchley, porfis, si llegan a encontrar alguno, aunque esté escrito en checoslovaco, por favor pásenme el link!!! De Dean y Warrington también encontré uno, sólo que no es la pareja principal, se menciona su relación en una sola línea, pero en fin, algo es algo.

Ok, me dejo de escribir, que aún debo estudiar (fastidio!). Besos, cuídense!