Pido perdón por anticipado, ya que este capítulo resultó muy, muy triste, no me pregunten por que le hice esto a Inu si lo amo tanto, pero es que de vez en cuando debemos pagar por nuestras malas decisiones…

Capítulo IV

Esta ausencia

Registró todo el lugar en busca de algún rastro de la mujer, no lograba entender el motivo de su falta, estaba todo en su lugar, la casa permanecía perfectamente amoblada, solo el armario con las puertas abiertas, demostraba que se habían llevado parte de su ropa… ¿acaso el humano los descubrió?... era una pregunta que se repetía en su mente, gatillando su intranquilidad de una mayor forma, no quería que nada malo le pasara a Kagome…

Camino hasta el árbol sagrado de este época, decidido a esperar en alguna de sus fuertes ramas, hasta que la muchacha apareciera… no encontraba forma de buscarla, así que se decidió a experimentar aquello que llamaban paciencia, pero en cuanto llegó hasta el, pudo notar que había una blanca hoja de papel, firmemente adherida al tronco, cruzada en la parte superior, por lo que parecía una daga. Se acercó algo temeroso, con las manos metidas en las mangas de su haori, y arrancó el papel dejando en el lugar, al filoso sostenedor.

"Aunque no lo parezca, ahora, verás que esto finalmente

será lo mejor para todos… debes olvidarme…debes hacerlo…

sé que yo no podré…pero es lo correcto…lo lamento tanto,

no debí dejar jamás que esto pasara.

Inuyasha ve al Sengoku y haz tu vida lo mejor que puedas…

Kagome"

Maldición…- apretaba los dientes y arrugando el papel entre las manos, no podía creer lo que ella le estaba pidiendo… ¿olvidarla?... ¿olvidar el amor que sentía en el corazón por ella?... cómo podía pedirle semejante cosa… pasó años solo recordándola, ¿qué buscara su felicidad en el Senguko?... sabía que no existía para él la felicidad sin ella.

Sintió como un nudo se le apretaba en la garganta y tenía enormes deseos de destruir lo que fuera, cómo era posible que su niña se hubiera marchado dejándole semejante petición observó el tronco del árbol sagrado y retiró de él la daga, al menos el añoso árbol sentiría algún descanso, ya que la herida en su propia alma difícilmente encontraría alivio. Subió hasta la ventana de la que fuera la habitación de Kagome, forzó la ventana, lo que de seguro debió dejarla inservible, miró a su alrededor en la penumbra y notó que aquel lugar llevaba ya un buen tiempo vació, no había nada ahí de lo que en antaño correspondía al cuarto con una visible inclinación al rosa, de la adolescente de la que se enamoró.

Se apegó a una de las paredes, estaba tan cansado… cansado de sentir dolor en el alma y de no encontrar salida, cansado de esperar por ella y ahora encontrarse sumido en la soledad, no le quedaba ni siquiera su aroma… se sentó en el piso y ahí se quedó, como sumido en un sueño a ojos abiertos, sin poder comprender por qué si la amaba tanto… no podía tenerla.

Despertar en el frío abismo de tu ausencia

Es rogar por las horas perdidas en mi habitación,

Recordar cada lágrima que fue tan nuestra

Me desangra el alma, me desangra el alma…

De pronto su mente se llenó de muchas imágenes, de las veces que en batalla, hacía años ya, Kagome le demostraba una y otra vez que él era lo más importante, que aunque se le fuera la vida en ello, lo protegería… e incluso ahora intentaba, sin resultado, hacerlo, protegerlo del dolor de una relación oculta, pero sin embargo, no consideró, la enorme pena que le causaría su ausencia.

Desandar el sendero que escribimos juntos

Es tocar un silencio profundo en el corazón

Escapar de las brechas de un amor profundo

Es mentir de nuevo, por negar tu ausencia

Se quedó por algunos momentos mirando un punto fijo en aquel lugar, todo le parecía tan absurdo, si tan solo hubiera tenido el valor de enfrentar cuando debió a Kikyo y decirle cuanto amaba a la muchacha venida del futuro, sabía bien que la mujer lo sabía… pero….

Fui tan cobarde…- se reprochó, mientras ocultaba su rostro entre sus propias ropas, derramando lagrimas silenciosas que se veían resguardadas por la oscuridad y la soledad fría de su alma, en aquel sitio, nadie podría verlas… al menos por hoy podría liberar sus tristeza con tranquilidad

Esta ausencia tan grande tan dura tan honda

Que quiebra en pedazos mi razón

Esta ausencia desnuda de dudas y sombras me clava tu amor

Pensó durante horas en todo el tiempo perdido, culpándose de la decisión que en este momento ataba a Kagome a un compromiso sin amor… la amaba tanto y sentía aún en su piel la calidez de la de ella, acariciándolo con suavidad, tenía cada una de sus palabras de amor grabadas en su memoria, sintiéndolas como agujas que atravesaban su cerebro, llevándolo por una agonía inmensa.

Esta ausencia que duele en el fondo del alma

Que quema por dentro mi sueño y mi calma

Se sentía derrotado, pero que en su peor batalla, ¿cómo podía Kagome pensar en que esto sería lo mejor?... sentía que poco a poco el corazón se le iba a desgarrar, con solo pensar en que jamás la volvería a tener y miraba la puerta hermética de la habitación, soñando con que llegaría y le diría que ya nunca más se volverían a separar… que indefenso se sentía frente a esto… triste y desarmado, sin tener forma de salvarse del abismo en el cual se sentía caer.

Esta ausencia de hielo, de piedra y silencio

Que corta las horas sin piedad

Esta ausencia infinita de noches y días no tiene final

Por un momento llegó a pensar que ella simplemente amaba a ese hombre al que estaba unida, que pensó que lo mas fácil sería desaparecer y no volver a encontrarse con él… y lagrimas aún mas amargas se agolpaban en su garganta, sintiendo por momentos que lo ahogarían… y la verdad no le importaba, sabía perfectamente que luego de haber sido un poderoso hanyou, ahora estaba siendo abatido por la peor batalla que le había tocado vivir… la vida sin Kagome…

Fue tan fácil decir que el adiós sanaría

Las espinas clavadas en tu alma y la mía

Esta ausencia me grita, que se acaba la vida

Porque no volverás

Demasiados días en los que solo iba al Sengoku para buscar algo con lo cual alimentar a su cuerpo cuando ya le era indispensable, por alguna razón no se dejaba morir, aunque cada vez estaba más débil… volvía y permanecía por horas en aquella habitación, oculto del mundo y de todos, sintiendo como hasta sus agudos sentidos estaban esfumándose, viviendo únicamente de los recuerdos de aquellos pocos días en que la sintió suya…se mofaba en ocasiones de si mismos, esgrimiendo una lánguida sonrisa, al comprender que todo pudo haber sido tan diferente, quizás hasta cachorros habrían tenido ya, si él no hubiera insistido en cumplir con una promesa que a lo largo del tiempo comprendió que no tenía ningún fundamento… luego suspiraba, ella creyó que dejándolo lograría que tuviera una mejor vida y él permanecía atado a sus recuerdos rogando por verla una vez más…

Ya lo ves tu partida no condujo a nada

Por que nada es el tiempo a la sombra de mi soledad

Ya lo ves derrotado y sin hallar la calma

Que daría por verte y olvidarlo todo

Despertó una vez más, en la oscuridad de aquel lugar, encontrando frente a él la figura delgada de una mujer de largos cabellos azabaches, iluminada suavemente por la luz que entraba por la ventana, sentía que los ojos le picaban al abrirlos tanto y tan de improviso, su corazón le golpeó el pecho con una fuerza inusitada y los labios se abrían y cerraban una y otra vez intentando decir alo, pero no lo lograba. Entonces se puso de pie lentamente apoyando aún la espalda en la pared, como ayudándose para no caer, ya llevaba casi dos días completos en aquel mismo rincón e incluso creyó tener algo de fiebre, cuando finalmente se incorporó, continuó mirando a la mujer que le sonreía con suavidad… no podía ser otra, solo Kagome lograba sonreír de ese modo, se dijo y entonces mostrando una débil sonrisa él también, se animo a abrazarla

Esta ausencia tan grande tan dura tan honda

Que quiebra en pedazos mi razón

Esta ausencia desnuda de dudas y sombras me clava tu amor

Esta ausencia que duele en el fondo del alma

Que quema por dentro mi sueño y mi calma

Se aproximo con lentitud, a pesar de la necesidad que tenía de ella, quien de algún modo alzaba sus brazos esperándolo, extendió los suyos, deseando atraparla en el abrazo más férreo que jamás le hubiera dado, decirle de ese modo todo lo que sufrió al pensar que no la volvería a tener.

Esta ausencia me grita, que se acaba la vida

Por que no volverás

Al cerrar el abrazo, se encontró de pronto con la soledad de aquel lugar, comprendiendo que Kagome nunca estuvo ahí, y un suspiro lleno sus pulmones al tiempo que las lagrimas se agolpaban en sus ojos, cayó de rodillas sin compasión de sus débiles extremidades, demasiado agotado por todo el dolor y ahora la poca fuerza física que lo mantenía, apretó los puños y los ojos, liberando las gotas de cristalino líquido que se abrieron paso en el aire, mientras que él encorvaba su espalda, y escondía su rostro entre su cabello, golpeando el piso con toda la escasa fuerza que le quedaba.

Kagome…- era todo lo que podía musitar con un dejo de furia que en ningún caso se acercaba a los que en antaño pudo tener, sin fuerzas ni para vivir.

Y me desangra tu partida

Y tu recuerdo hace temblar mi corazón

Como olvidarte si no quiero

Por que es que amor sin ti yo muero

Finalmente se dejó caer, en silencio, recostándose en el frío piso, siendo iluminado por la misma ventana que resplandeció sobre la ilusión de su amada, los ojos aún abiertos, murmurando de forma endeble el nombre de ella, una y otra vez… Kagome…Kagome…nada más habitaba su mente, estaba dejándose morir, sin fe ya de volver a tenerla… pidiendo a gritos que lo sacaran de esta agonía… su existencia había dejado de tener importancia cuando comprendió que su fallida decisión había mermado en la historia de ambos.

Esta ausencia de hielo, de piedra y silencio

Que corta las horas sin piedad

Esta ausencia infinita de noches y días no tiene final

Mirando la nota que ella le había dejado, demasiado arrugada ya como para poder ser leída una vez más, musitó de memoria algunas frases, cansado e ido," … debes olvidarme…debes hacerlo…

sé que yo no podré…"… yo tampoco puedo… dijo con un hilo de voz, mientras se dejaba caer finalmente en el abismo que le significaba su ausencia.

Te amo…-

Fue tan fácil decir que el adiós sanaría

Las espinas clavadas en tu alma y la mía

Esta ausencia me grita, que se acaba la vida

Porque no volverás, volverás, volverás… volverás

Continuara...

Bueno como ya saben, soy muy mala para las notas de autor y como ya les comenté al inicio, espero que no estén derramando demasiadas lágrimas, ya que de hecho yo estuve a punto de hacerlo mientras escribía, quise incluso ir a consolar al pobre, pero ya lo consolarán… tranquilas, que ANYARA, lo puede hacer sufrir, pero jamás lo convertirá en un ser infeliz para siempre .-, así que tranquilos…

Besitos

Anyara