El amor es Esperanza (tsuzuku)
Arles, quisiera saber si puede recibirme el Gran Maestro.-le dice Aioros a Saga.
Voy a averiguar. Espera un momento.
El falso caballero de plata entra en la recámara del Maestro. Allí se encuentran dos mujeres cuidando al Patriarca. Una de ellas es una mujer rubia de edad mediana y cabello recogido. Es Lilly, la enfermera; no lleva máscara porque ya no es amazona, y por lo tanto no está obligada. Ella prepara unos paños húmedos para un posible ataque de fiebre de Shion, los cuáles eran cada vez más frecuentes. La otra es Esperanza, quien le lee un libro al maestro, tan dulce e inocente como siempre. Sin que ella lo advierta, Saga la observa largamente, pues como siempre no puede evitarlo, auque le cueste mirarla a los ojos. Esperanza lee un relato:
"...Ella había visto que el dedo de la Muerte se posaba sobre su pecho, y que como lo efímero, había sido creada perfecta en su belleza sólo para morir; pero los terrores de la tumba, para ella, sólo residían en una consideración que me reveló una tarde, al anochecer, junto a las riveras del Río del Silencio..."
Su Santidad, ¿ha pensado en lo que le pedí la vez pasada?
Sí Doncella.
¿Entonces...? –inquiere ella ansiosa.
Si se marcha será totalmente libre, aunque si lo desea puede quedarse en el Santuario. Pero si lo hace, estará renunciando a su condición de mujer definitivamente y sólo podrá ser la Divina Doncella.
¿Pero podré quedarme con mi hija, verdad?
Señor Arles... –lo llama Lilly.
Saga reacciona rápidamente. Con voz fría, directamente ignora a la enfermera, y sólo dice:
Disculpe Su Santidad, el caballero Aioros desea verlo.
Dile que pase.
Lilly, vaya a ver a la enfermería si hay alguien que necesite que lo curen.
Seguramente podrás hacer más por ellos que por mí... –dice el Maestro Shion en tono de burla.
No diga esas cosas Su Santidad. –responde Lilly. -Voy a traer más agua y ya voy.
No se preocupe Lilly... –agrega Esperanza. -yo busco el agua y usted vaya a la enfermería.
Es que no quisiera que se cansara Doncella. Usted también es mi responsabilidad.
Bah, un poco de agua no va a terminar conmigo –sonríe- Además hoy me siento de muy buen ánimo. Ya vuelvo Su Santidad.
Al entrar Aioros él saluda a la Doncella con una reverencia, y ella le contesta con un suave movimiento de cabeza. Lilly y Esperanza se marchan ante la atenta mirada de Saga.
Otra vez el caballero de oro saluda, frente a él se encuentra el lecho del maestro, y su lado el falso caballero de plata.
Aioros, ¿a qué se debe tu visita? –pregunta el Patriarca.
Vengo a saber de su salud y también a hacerle una consulta... un poco delicada –mira al caballero cubierto por la máscara.
Ya veo. Arles, ve a revisar las cartas que hayan llegado. Aunque esté enfermo, no podemos descuidar ningún tema. Con eso es suficiente por hoy.
Sí. –contesta Saga.
Tan frío como siempre, el caballero se marcha. Aioros se acerca al Maestro Shion, que le señala que se siente en la silla que antes había ocupado Esperanza.
Su Santidad, tengo una inquietud que no sé si puede responderme.
Dime Aiorios...
Es sobre Espe... sobre la Divina Doncella. ¿Qué pasará con ella cuando nazca Atena?
Deberá entregarla al Santuario. Hasta allí llega su responsabilidad. Luego es libre de marcharse, después de todo, sólo es una mujer.
Pero yo sé que le iba a pedir a Su Santidad si puede quedarse en el Santuario. Ella quiere compartir la crianza de Atena, es su mayor deseo. ¿Se lo concedería, por favor?
Shion se sorprende al escuchar el extraño pedido del Caballero de Sagitario. Reflexiona unos instantes; su voz cambia a un tono mucho más serio.
Aiorios... no quería decírtelo pero es posible que la Divina Doncella no sobreviva al parto.
¿Qué...? –exclama el caballero muy sorprendido.
Cómo ya te he dicho, su misión es traer a Atena al mundo de los humanos. Una vez hecho, no es necesaria.
Pero... ¡Eso no es justo! ¿¡Ese es el pago para quién traerá la paz al mundo! ¿¡La muerte! ¡Su Santidad, no entiendo! ¿Es que acaso no existe justicia en este mundo?
El anciano Patriarca mira al molesto Aiorios, que se contiene de derramar lágrimas llena de rabia e indignación. Luego agrega:
Comprendo tu sentir, pero así es la voluntad de los dioses y nosotros no podemos hacer nada.
¿Entonces debo... debemos quedarnos quietos mientas vemos cómo se escapa la vida de la Doncella?
Aiorios, si bien es probable que la Divina Doncella muera, tal vez en esta nueva reencarnación de Atena sea otra su suerte, pero no puedo asegurarte ni lo uno ni lo otro.
Sólo nos resta esperar a ver que ocurre.
Entra nuevamente Esperanza.
Aquí le traje el agua que me pidió Su Santidad –mira a Aioros, que se ve sensiblemente afectado- ¿Aioros, estás bien?
Aioros hace un esfuerzo para disimular la terrible noticia y desvía su mirada de la Doncella.
Sí, sólo que... recordé que tengo cosas que hacer... Con su permiso, Su Santidad.
Aioros se marcha en el momento que entra Lilly.
Oh, muchas gracias Doncella... –dice la enfermera. -por quedarse con el Maestro Shion, y perdón.
¿Perdón por qué? Me encanta ayudar. De niña quería ser doctora, y ahora es como si lo fuese un poquito...
Doncella, usted también necesita que la cuiden. –le dice Shion. -Mejor vaya a descansar.
Sólo porque me lo pide usted, Su Santidad. Bueno, entonces me despido. Mañana le traigo otro libro, que descanse.
La muchacha se marcha; Lilly se sienta al borde del lecho del maestro mientras le acomoda las almohadas.
¿Y Arles?
Lo envié a hacer unas revisiones con el correo y le dije que después podía irse a descansar.
"Mejor así"-piensa Lilly;ella percibe algo que no le agrada en el Caballero -Vi a Aioros al salir. Lo noté raro. ¿Pasó algo?
Me preguntó por el futuro de la Doncella, no le gustó lo que le respondí.
Aioros es un buen caballero y un buen hombre, pero es impulsivo como todos los jóvenes –medita un momento- No sé si hago bien en decirte esto, pero creo que él y la Doncella son bastante cercanos...
El Maestro mira a la enfermera; la conoce bien y sabe que si ella cree algo es porque es así. Luego suspira.
Ah... los jóvenes. Piensan que estar con alguien es tener su presencia física. No entienden que el amor no es apego, sino lo contrario.
Mira quien habla, el temperamental ariano que no acepta excusas o negativas. ¿Te acuerdas aquella vez en ese barco que iba para América, qué casi nos echan del salón de baile porque rompiste una escultura de hielo?
Sí, es verdad, fue aquella vez que no quisiste bailar conmigo...
Oh, bueno, yo era muy joven... además tú eras (y sigues siendo) 73 años mayor que yo, y en aquellos tiempos también solía pensar que la vida sin juventud no tenía fundamento.
¿Estás tratando de reconocer que tenías una actitud hedonista hacia la vida? –Dice Shion en tono jocoso- Oh, nunca creí que al final de mi vida fuera a tener a escuchar eso.
Hum, yo no diría tanto... solamente que en aquel momento para mi, eras un viejo –sonríe.
Ah... pero apenas Dohko te pidió de bailar aceptaste. Por eso me enfadé tanto.
Es que siempre me perdieron los morochos... y el vals. Además Dohko contaba mejores chistes que tú...
¡Pero no cómo los tuyos! ¡Ay vieja amiga, que pena que algunas cosas ya no vuelvan...! –piensa unos instantes- ¿Lilly, te arrepentiste alguna vez de ser amazona? Nunca entendí porqué elegiste esta vida llena de penurias. Eras tan hermosa y tan inteligente... hubieras conquistado el mundo...
¿Tú te arrepentiste de ser caballero?
No, tuve una vida bien vivida, sólo que a veces creo que hubo cosas que no supe disfrutar. Demasiadas presiones, aunque el honor de proteger a la humanidad lo ameritaron. Aún así espero que en la próxima vuelta, le toque a Dohko ser el responsable y a mi el viajero.
Bueno... ya tiene bastante con quedarse todo el día mirando esa piedra. Además, tienes suerte de que a ti la piel no se te haya quedado de ese color...
¡Ja, ja, ja! ¡De verdad tus chistes son los mejores, Lilly!
Cuatro meses más tarde...
El Maestro Shion agoniza en su lecho de muerte. La enfermera hace lo posible para aliviar el dolor del moribundo, pero todo es en vano. A su lado también se encuentra Esperanza y Saga. Con voz temblorosa Shion se dirige a Esperanza.
Doncella, perdóneme por dejarla sola en el momento más crítico... pero la vida se me escapa y... y no ya puedo hacer nada...
No piense en eso Su Santidad... –responde ella entre llantos.
No Doncella, debo hacerlo. Tengo que... elegir a mi sucesor... sino todo será mucho más difícil... en... el futuro...
La fiebre vuelve a apoderarse del ex Caballero de Aries. La Doncella se acerca a la enfermera y le pregunta.
¿De qué habla, Lilly?
El maestro debe decidir quien será el nuevo Patriarca. –explica la ex amazona- Debe ser otro Caballero Dorado, pero no puede hacerlo si no están todos los caballeros que convoca. Aunque pronuncie el nombre del elegido, si no lo señala con su propia mano frente a frente, no tendrá validez la decisión.
Saga escucha atentamente; él sabe que si logra dilatar la llegada de Shura tendrá mas chances de hacerse con el poder sobre el Santuario. Por eso , gracias a su control del correo, envió a llamar al Caballero de Capricornio lo más tarde que pudo. El falso Arles presiente que verá prontamente los frutos de sus largamente estudiados planes; y se sonríe debajo de su inexpresiva máscara.
¿Y qué podemos hacer? –pregunta Esperanza.
Nada, sólo nos resta esperar.
El Patriarca balbucea algunas palabras sin sentido, con un gran esfuerzo de su parte logra hablar muy despacio.
Lilly...
La mujer corre al lecho del Patriarca.
Ya he tomado una decisión...
Pero Maestro.. –interrumpe el falso Arles- Aún no llegan ni el Caballero de Capricornio ni el Caballero de Géminis...
No importa. –contesta Lilly. -Divina Doncella, vaya a buscar a Aioros...
¡Sí! –sale la muchacha velozmente.
Lilly... –vuelve a murmurar Shion.
¿Si? –responde ella con los ojos húmedos.
¿...no te gustaría ser matriarca?
¡Que tonto! –sonríe tristemente.
Ya veo que no. Entonces ve a ver si Saga o Shura pudieron llegar. Hay algo que tengo que hablar con Arles.
Lilly sale tan rápidamente como lo hizo la Doncella pensando en que le gustaría tener la máscara sólo una vez más para que nadie pudiera verla llorar.
Finalmente, cuando el maestro sólo se encuentra en compañía de Saga...
Parece que vas a poder librarte de mí, después de todo...
¡Su Santidad! –exclama Saga.
No te hagas el tonto. Yo sé bien que no eres Arles ¿O qué, pensabas que no iba a darme cuenta de la diferencia en sus cosmos?
Pero entonces, no entiendo... ¿Por qué? –pregunta el falso Arles sorprendido.
Porque necesitas darte cuenta de tu error. Si no lo haces ahora, de todos modos tendrás que hacerlo algún día...
¡Claro que no! ¡No tengo por qué escuchar los tontos consejos de un viejo decrépito!
¿Te enfurece escuchar la verdad, eh? Por eso te irritas con facilidad.
Puedes decir lo que quieras, pero eso no evitará que pronto yo esté en tu lugar.
Qué pena que esas palabras no sean tuyas...
Shura corre velozmente por las escaleras de las Doce Casas hasta llegar al salón del trono. Allí Esperanza camina angustiada, hasta que ve al caballero de Capricornio dirigirse hacia ella.
¿Usted es Shura de Capricornio, verdad?
¡La Divina Doncella! –exclama Shura sorprendido.
¡Su Santidad está muy mal! –lo jala del brazo- ¡Venga conmigo!
La soledad fue tan sombría que no te dejó encontrartu naturaleza divina.
La urgencia ganó esta vez, dispuesta a penetrarte,
prepotente y altiva.
Pero... ¿acaso no tienes miedo? –le pregunta Saga al Patriarca.
¿Miedo yo? ¿A qué? ¿A la muerte? Sé bien que la muerte es un descanso para quienes llevaron una vida limpia. Mi conciencia no me ha atormentado hasta ahora y no lo hará hoy tampoco. Pero... ¿es ese tu caso?
¡Cállate!
Qué pena que esas palabras no sean tuyas...
¡Cállate, o te callaré yo!
Estás siendo controlado. No es tu verdadero ser. ¡Reflexiona!
En ese momento entran Aioros, Lilly, Esperanza y Shura.
Escúcheme Doncella –Shion apunta su mano hacia Aioros- El... nuevo... Patriarca... es...
Pero Saga cierra rápidamente el puño de Maestro y este fallece antes de que su última voluntad sea evidente para la muchacha.
Descanse maestro...
Lilly abraza a Esperanza, que rompe a llorar mientras Saga cierra los ojos del Maestro.
No puede ser... –murmura Shura exhausto.
Llegamos tarde... –agrega Aioros desconsolado.
Creo... que lo mejor es que salgan todos... –dice con voz pesarosa Lilly. -Aioros, voy a necesitar ayuda. ¿Puedes quedarte?
Sí, por supuesto.
A la enfermera le toca la parte más cruel de la muerte, preparar el cuerpo para su último adiós. Todos obedecen y sin decir palabra se marchan. Después de unas horas salen, y cuando están solos, Lilly le habla al caballero.
Aioros...
¿Si?
El maestro te eligió a ti como su sucesor...
¿Qué? ¡Imposible, si no me señaló!
Si te señaló, estoy segura. Tiene que decírselo a todos. Si necesita un testigo, yo lo seré. Cuente con ello.
No Lilly, agradezco su confianza, pero me temo que la elección será un tema difícil. No se preocupe, me encargaré de ese tema.
Sin más, se marcha dejando a Lilly sola con sus pensamientos.
"Aioros es un verdadero caballero; tiene un corazón generoso que no le interesa el poder. Pero me temo que no todos en este Santuario piensan igual..."
El cuerpo del Maestro Shion es velado esa misma noche en el Santuario. Caballeros de todo el mundo llegan para presentar sus respetos. Lilly ha pedido permiso para dar el último adiós al maestro en soledad. Pero de todos quienes recuerdan su memoria, solamente Esperanza llora. Ella no se ha dado cuenta aún, pero en estos momentos es la persona de mayor autoridad en el Santuario. Justamente ese delicado tema es el que están tratando Aioros y Shura en la habitación contigua.
Llegó una carta de Saga. –explica Shura. -Dice que no llegará a tiempo a los funerales, así que no va a viajar. También dice que acatará cualquier decisión que se tome.
Entonces sólo somos nosotros dos. ¿Qué vamos a hacer?
La Doncella no puede encargarse eternamente del mando, además la única forma de suspender el cargo de Patriarca es si estuviera Atena para tomar sus funciones pero...
Eso no ocurrirá hasta dentro de varios años. ¡Shura, tenemos que tomar una decisión! ¡Mientras estemos sin Patriarca, el Santuario es completamente vulnerable!
Tienes razón, pero no tenemos siquiera una nómina de los posibles candidatos. El puesto será para quien tenga el suficiente valor de aceptarlo. ¿Serás tú, Aioros?
¿Qué? –exclama el Caballero de Sagitario sorprendido.
Aioros, sólo somos Saga, tú y yo. Saga no puede ser porque debe vigilar a Poseidón y vos sos el caballero dorado más fuerte de este Santuario. Y en cuanto a mí, yo voto a tu favor.
No Shura. Yo no estoy preparado para ese cargo, créeme. No sabría como hacer... Además, Su Santidad me encomendó cuidar de la Doncella. Para mí ya es una enorme responsabilidad.
¿Y entonces...?
Yo creo que debería ser Arles. Ha sido durante mucho tiempo fiel al Maestro Shion, y conoce el funcionamiento de todo el Santuario.
Pero.. él es un simple caballero de plata...
Sí, pero es el más indicado. Yo voto por él.
Sería un cambio en las leyes, pero parece lo más correcto. Igual debemos pedirle autorización a la Divina Doncella. Sólo ella tiene la última palabra.
¿Estás de acuerdo entonces? ¿Qué decides entonces?
Está bien, voto por Arles. Si la Divina Doncella lo aprueba será el nuevo Patriarca.
Mientras tanto, en una habitación casi a oscuras, Lilly escribe en su recámara una nota secreta:
"Querido amigo:
Perdóname que hayas recibido la triste noticia de la muerte de Shion a través de un simple telegrama, pero no me encontraba en condiciones de escribir nada. Debo reconocer que ya no estoy en condiciones de recibir las cosas sin que me logren afectar aunque sea un poco.
Pero no te escribo para desahogar mi pena, sino por un asunto más grave. Dohko, estoy segura de que Shion sí eligió a Aioros como su sucesor, pero este se ha negado a aceptar el cargo. En el lugar de Patriarca han nominado a Arles, que pese a ser un caballero de plata, seguramente aceptará el cargo. A mi me pareció algo inadmisible, pero la decisión la tomaron entre Aioros y Shura (los únicos con derecho a opinar) y la Divina Doncella no tiene la experiencia suficiente, no creo que objete nada. El comportamiento de Arles, ha sido muy extraño en los últimos tiempos, hasta me atrevería a decirte que no es él. La Divina Doncella es muy noble, pero joven y fácil de engañar, lo mismo que Aioros y Shura.
Sobre Saga no hemos recibido nada más que una carta donde se excusaba de su falta y no se mostraba demasiado interesado por la línea de sucesión en el Santuario. No puedo evitar preocuparme y por eso voy a confesarte algo que no le he dicho siquiera a mi conciencia: desde que ocurrió aquel desgraciado incidente con su hermano, no puedo dejar de sospechar de él también.
No sé que pensar, ya dudo de todo, excepto de mi buen criterio. Te enviaré esta carta por un medio seguro, haz lo mismo con la respuesta, ya no confío en el correo del Santuario.
Por favor, dame un consejo. ¿Qué es lo que debo hacer?
Tu vieja amiga
Lilly
Fuera del salón principal, Esperanza descansa de las conversaciones que tuvo que mantener obligadamente con todos los caballeros y amazonas que asistieron a los funerales. En realidad, en ese momento tan penoso, preferiría estar sola. Cuando Aioros se acerca, se seca las lágrimas que no puede mostrar en público.
Esperanza, la estuve buscando...
Sí, es que... sentía que me faltaba el aire. Lilly no está, la mandé a descansar un poco entonces vine un rato afuera...
Pero... estuvo llorando. Está triste, ¿no es verdad?
Esperanza mira al caballero, por un momento había olvidado que siempre adivinaba sus pensamientos. Además, el cambio en su ánimo es verdaderamente notorio.
Es que... desde que llegué al Santuario, el Maestro había sido muy bueno conmigo. Cuando había algo que no sabía siempre me lo explicaba de una manera sencilla para que lo pudiera entender y ahora que se fue...
El maestro Shion era una enorme guía para todos nosotros... creo que todos en el Santuario nos sentimos así.
Supongo que sí... Lo que quiero decir es que lo que pasó hoy me ayudó a entender un poco lo que significa la pérdida irremediable que significa la muerte de una persona, que se va y simplemente ya no vuelve...
Esperanza, entiendo lo fuerte que puede ser para usted este momento, pero los caballeros tenemos muy en claro ese concepto. Ninguno de nosotros puede ignorar lo finita que es nuestra existencia...
¿Por qué es parte de sus vidas, no?
Así es...
Es lo que pensé... –Esperanza piensa unos momentos, luego enfrenta su mirada con la de Aioros. –Antes de que vinieras estuve pensando en muchas cosas. Pensé en aquella vez que te dije que quería quitarme la vida auque en realidad sólo tenía miedo. Pensé en mi niña que me dio un motivo para desear vivir. Y también pensé en qué si por alguna razón en vez del Maestro hubieras sido vos el muerto... ¿Alguna vez pensaste en tu propia muerte?
Todos los caballeros, incluido yo, no tememos la muerte porque siempre estamos preparados para morir.
¡Pues tú estarás preparado, pero yo no! ¡Si murieras, no lo soportaría!
Aioros siente estremecerse su corazón recordando las fatídicas palabras del Patriarca, pensando en que a él le pasaría exactamente lo mismo si ella llegara a morir. Y por desgracia, el peligro es real.
¡Aioros, júrame que nunca te vas a morir! ¡Por favor, júramelo!
¡Yo no puedo jurarle algo así!
¡¿Por qué no! –exclama ella al borde del llanto.
¡Por qué es algo imposible! ¡Nadie es inmortal, ni siquiera un caballero! –ve los ojos húmedos de la muchacha –¡Esperanza, no me mire así, por favor porque...!
¿Por qué, Aioros?
Porque siento que me muero por dentro...
¡Entonces si no quieres que te mire así... dame el abrazo que estoy necesitando desde que llegaste!
La joven se arroja a los brazos de Aioros, quien no hace nada para evitarlo...
Tu corazón es tan cálido... me gustaría que me abrazaras por siempre...
El caballero se abstiene de responder... sabe que no puede mentir, pero tampoco contestar con la verdad...
Aioros, tu eres... muy importante para mí... eres especial para mí... yo te necesito tanto... yo te...
Aioros reacciona bruscamente, como alguien que despierta bruscamente de los sueños y se encuentra con realidad... Sorpresivamente se aparta de la Doncella.
No debería decir esas cosas. Yo no soy más que un caballero y cumplo con mi deber, eso es todo. Como usted cumple con el suyo de Doncella.
Pero...
Creo que pasa demasiado tiempo conmigo, y tal vez por eso cree que me necesita más que a otro caballero, pero no es verdad...
¿Eh? No te entiendo...
Y por favor, no vuelva a abrazarme, me compromete...
Pero...
Usted es la madre de Atena. Una mujer de su jerarquía no puede hacer esas cosas. Ya debería saberlo.
La muchacha mira sorprendida el cambio de Aioros. Su voz y sus palabras suenan frías y distantes, muy diferentes a las de hace unos momentos atrás.
Mañana habrá reunión dorada para tratar la elección del nuevo patriarca. Seguramente será Arles, pero se necesita su visto bueno. Que descanse Divina Doncella.
Aioros se marcha, dejando a una Esperanza más confundida que cuando llegó. Ella se deja caer en el suelo, ignorante de que Shura de Capricornio estuvo observando la conversación.
¿Oh, cómo quieres que me aclare?
Si aún soy demasiado joven
Para entender lo que siento
Pero no para jurarle, al mismísimo ángel negro
Que si rompe la distancia que ahora mismo nos separa
Volveré para adorarle, le daría hasta mi alma
Si trajera tu presencia a esta noche que no acaba
Esa noche, Esperanza está sentada frente a una de las ventanas de los pasillos del Santuario. Desde la muerte del Maestro Shion hace un mes y su conversación con Aioros, su ánimo ha cambiado. Sólo falta una semana para que dé a luz.
Ahora ella le cose unos pompones a una mantita blanca que prepara para cuando nazca la pequeña Atena. A su mente vuelven distintos recuerdos, y todos sobre Aioros:
Flashback's Esperanza.
"¿Sabe Esperanza? No creo que con ese nombre no exista una esperanza para usted..." "No me mire así porque siento que me muero por dentro..."
"Una mujer de su jerarquía no puede hacer esas cosas..."
"Ay hijita, si pudiera explicarte lo mal que me siento. Desde que murió el Maestro Shion, Aioros ya no me trata como antes... Ya no habla conmigo apenas me saluda y cuando lo hace, usa una voz fría, como si no me conociera... Tal vez simplemente no le importo... No, eso no, sino no me evitaría todo el tiempo. Entonces me desprecia... ¿Pero por qué? ¡Yo no hice nada malo! ¿Acaso los caballeros son máquinas disfrazadas de humanos que no pueden ni sentir ni comprender los sentimientos de otros? ¿O ni siquiera eso se permiten? ¿Es eso lo que 'no puedo hacer'?"
Esperanza llora en silencio cuando alguien se acerca. Es Saga.
Divina Doncella...
¿Eh? –rápidamente se trata de secar las lágrimas y lucir normalmente –Ah, Maestro Arles, es usted...
Después de los funerales, Arles fue declarado nuevo patriarca del Santuario. Nadie opuso resistencia, ya que el visto bueno lo dio la misma Doncella. En realidad ella era demasiado inexperta y estaba demasiado triste como para ocuparse de asuntos de política, por muy importantes que estos sean.
Hoy no fue a buscar sus flores, Doncella...
Es que... no me sentí de ánimos...
¿Está triste, verdad?
Eh... un poco... tiene que ser la cercanía al parto...
Solamente eso Doncella?
El caballero dorado no se explica lo que pasa con la muchacha; hasta hace poco ella era alegre, ocurrente... distinta. Pero ahora esos hermosos ojos devuelven una mirada cargada de pena, una profunda pena. Ese sentimiento también tiene efecto en el cosmos de Saga, pues la parte limpia de su corazón se conmueve, algo que ya creía imposible. Quizás apresurar la muerte del maestro no fue tan buena idea; por un lado le convenía para poder estar cerca de ella (además de tomar el poder del Santuario), pero no había previsto esta reacción de la Doncella.
¿Es por la muerte del Maestro Shion?
Sí... en parte... –murmura sin ánimos.
Entonces hay algo más... –Saga se desespera pues ni aún estando vulnerable comparte alguno de sus pensamientos con él. Entonces piensa en una estrategia- Cuando nazca Atena...
¿Eh? –vuelve de su encierro interior.
Cada vez que nace la diosa Atena se hacen un día de fiesta en su honor.
¿Cómo los juegos olímpicos?
Algo así. Llevará algo de tiempo la organización, pero si quiere yo me puedo encargar. ¿Le gustaría verlos Doncella?
Bueno... –responde tímidamente- Parece una buena idea...
Después le avisaré sobre los detalles.
Saga está a punto de marcharse cuando la voz de la Doncella lo sorprende.
Maestro Arles...
¿Si? –Saga voltea; parece que su plan va a dar resultado.
¿Alguna vez se ha sentido solo?
¿Solo? –responde él atónito; jamás hubiera esperado una pregunta que lo tocara tan en lo íntimo.
Me refiero... si sintió que aquellos a los que más apreciaba lo abandonaban..
Soledad, abandono. Palabras que parecen definir cualquiera de las vidas de los caballeros de Atena. Pero su caso, ambas se habían fusionado en un nombre. Kanon, su hermano gemelo, su mitad... él sí que lo traicionó. Y no sólo a él, sino que se traicionó a sí mismo el día que pensó en matar a Atena. Cuando Saga descubrió aquellos terribles planes, se juró a sí mismo jamás convertirse en alguien así. Claro que eso fue hace mucho, lamentablemente. Él se anima a hablar...
Una vez... una vez tuve un problema así... era alguien que parecía ser de una manera y resultó ser de otra.
¿Y qué hizo?
Decidí hablar con esa persona, yo... ya no soportaba la duda. Descubrí que lo que yo sospechaba era cierto... y no fue nada agradable.
Debe haberse sentido muy mal...
Sentí mi fe en la humanidad desmoronarse...
Ah... –piensa ella en silencio, luego agrega. -Pero ya la recuperó, ¿verdad? Digo, sino no sería caballero, ¿eh?
Saga contesta sólo con su silencio; y la muchacha se asusta. ¿Por qué a veces aquel hombre le producía una impresión y a veces una totalmente diferente?
Maestro, si no le molesta... me gustaría estar sola...
Claro... –murmura él retomando su camino.
Saga se marcha y Esperanza vuelve a sus pensamientos pero no como hasta hace instantes, pues ya ha tomado una decisión.
¿Como quieres que te olvide? Si tu nombre está en el aire
y sopla entre mis recuerdos Si ya sé que no eres libre, si ya sé que yo no deboretenerte en mi memoria
Así es como yo contemplo,
mi tormenta, de tormentos
así es como yo te quiero
Aioros de Sagitario observa a Esperanza; siendo ella la Doncella, debería aceptar como algo natural la muerte de la madre de Atena al nacer, ya que ese es su destino. Sin embargo un torbellino de emociones se agolpan en su corazón, él no está listo para verla partir y si estuviera en sus manos enfrentar cara a cara a la misma muerte con tal de que Esperanza no muriera, lo haría contento. Pero si existiera la posibilidad de hacerlo, sería un acto de lealtad o simplemente de egoísmo de alguien que se opone al inevitable destino sólo para no sentirse solo? Y si este es el caso, estaría cometiendo una falta grave a sus juramentos, algo que no podría perdonar, y mucho menos a sí mismo.
Ella está allí, recogiendo sus flores como siempre, ignorante de que los ojos claros del Caballero de Sagitario velan por ella en secreto.
Ey, que si seguís mirándola de esa manera la vas a quemar con la mirada. –exclama el Caballero de Capricornio.
¡Shura! ¿Cómo te atreves?
Es la madre de nuestra diosa Atena pero... es una mujer cómo cualquier otra.
¿Pero qué estás diciendo? –exclama Aioros. -¡Al insinuar que yo pueda a llegar a tener un pensamiento pecaminoso hacia la madre de nuestra diosa estás ofendiendo mi honor de Caballero! ¡Debería matarte por esto!
No te hagas el ofendido. Te vi cuando hablabas con ella la noche del funeral.
Aioros palidece. Shura hace un gesto de despreocupación.
Tranquilo Aiorios que estoy de tu lado. ¡Psss! Yo no estoy insinuando nada, te conozco y sé que no harías algo tan tonto. De todos modos pienso que necesitas, al menos, una mujer.
¿Qué? ¿Qué tontería es esa? Además es contra las leyes del Santuario.
¿Las leyes? ¡Ahora sí me has hecho reír Aiorios! ¿O tú de verdad crees que ESA ley es respetada? Eso es una tontería para las amazonas, ellas sí la han de respetar, imagínate que si alguna la quiebra y la descubren, la castigarían con la expulsión o la muerte. Las mujeres tienen más oportunidades de ser puestas en evidencia, sobre todo si quedan embarazadas. Es más, ahora ya no, pero parece que en épocas anteriores eso era algo bastante común, por eso apreció todo ese asunto de la máscara.
Pero... yo creía que la usaban porque era la única forma de las consideraran igual de fuertes que un hombre.
Sí, si, eso sí. Yo me refiero a lo de que si son vistas sin la máscara deben amar o matar al hombre que las vea. Es una forma de tapar ciertos... asuntos que no convienen que salgan a la luz, pero también una forma de que puedan lavar su honor. No siempre eran ellas las instigadoras, pero no tenían forma de ser oídas. Últimamente, parece que todos han creído en la prohibición, la ley se cumple y no se han presentado problemas, siempre habando de las mujeres.
Pero en cuanto a los hombres... ¿quién puede probar algo?
¡Shura! ¡Escúchate! ¿Estás justificando que los Caballeros rompan una ley establecida? ¡¿Conoces alguien que lo haga! ¡Porque si es así deberías decírselo al Patriarca!
Aiorios, evidentemente no entendiste que NADIE respeta esa ley. Si denunciaras a todos los que la quiebran, el Santuario se quedaría sin caballeros. Seguramente el Patriarca lo sabe, pero no puede hacer nada. Por eso te digo que necesitas una mujer Aiorios, porque no creo que juegues para el equipo contrario, je, je...
Pero es que...
Nadie te va a decir nada, y menos siendo un caballero dorado. No te estoy diciendo que tengas una familia oculta ni mucho menos pero... Además, podrás ser fuerte por un tiempo, pero tarde o temprano acabarás claudicando o volviéndote loco. Piénsalo.
Shura...
Una cosa más, hay muchas chicas bonitas... afuera del Santuario. Puedes tener a la mujer que quieras, menos a esa –señala a Esperanza- Porque ahí sí que me vería obligado a matarte, y no es una broma. Qué quede en claro que todo esto te lo digo por tu bien porque eres mi amigo. A otro no le tendría la menor piedad.
No lo dudo Shura... no lo dudo...
Que con violencia sujeta su alma a una brutal represión,
esperando apaciguarse.
O confía en el paso del tiempo, como otra solución
para encontrar la calma.
En el salón del trono, Saga piensa en Kanon, aquel que fue su hermano y ahora es un traidor al que había encerrado en el Cabo Sunion. Desde aquel día en que pelearon, no había vuelto a pensar en él. El arrepentimiento no es un sentimiento que vaya con su personalidad, para bien o para mal. Y si no hubiera sido por la Doncella seguramente hoy tampoco estaría pensando pero... hiciera lo que hiciera, ella siempre encontraba la forma de desarmarlo. Y ahí radica el peligro; cuando ella está presente no puede comportarse como siempre. Sin embargo, sus intentos de ganarse la confianza de Esperanza han fracasado, pese a que el Maestro Shion ya ha muerto. Es evidente que se siente muy sola, y aún así se sigue mostrando amable como siempre, pero distante. ¿Qué impedía que fuese hacia él? Una voz lo distrajo de sus pensamientos.
Te estás ablandando...
¿A qué te referís? –pregunta Saga sobresaltado.
No te hagas el tonto. Hablo de la Divina Doncella. Te está haciendo vulnerable.
No digas tonterías...
Debiste matarla en su momento. ¿Por qué no lo hiciste?
Ella no es un peligro para nuestros planes... Además, hasta ahora nos ha favorecido, como cuando me nombró Patriarca.
¿Lleva a Atena en su vientre y no es un peligro? –inquiere sarcásticamente la voz-¿Cuándo vas a matarla? ¡Atena no debe nacer!
No voy a matarlas, no es necesario.
¡Idiota! ¿En qué estúpido plan estás pensando?
La Doncella quiere quedarse en el Santuario. Si la controlamos a ella, Atena hará nuestra voluntad.
Esa maldita mujer te está volviendo débil. ¡Primero no quisiste matarla, ahora hablas de dejar viva a Atena! ¿Qué más me vas a decir, que te arrepentís de haber matado a Shion?
Eso no tiene nada que ver con esto...
¡Tienes que matarlas, tarde o temprano habrá problemas!
¡No voy a hacerlo!
¿Te gusta, verdad? Es muy hermosa, es cierto. Pero no te engañes... de inocente sólo tiene la cara...
¡Ese no es asunto tuyo!
Todo es asunto mío. Yo soy tú, y tú eres yo. ¿Y a ver, cual es tu gran plan?
Tarde o temprano me ganaré su confianza, entonces se rendirá ante mí y hará todo lo que yo le diga.
¿Tan seguro estás?
Sí.
Muy bien. Haz la prueba. Date el gusto de tratar de conquistarla. Pero te advierto: si tu plan falla, entraré en acción y entonces no tendrás ningún poder de decisión. ¿Aceptas?
Acepto.
La misteriosa voz desaparece dejando solo al caballero nuevamente.
Esperanza sale a recoger las flores de siempre cuando ve a Aioria, que como siempre está haciendo una de sus travesuras. Y si Aioria está allí, Aioros no puede estar muy lejos. De inmediato va en busca del niño.
Hola Aioria. ¿Cómo has estado?
¡Divina Doncella! –esconde unas manzanas que había robado de la cocina.
¿Me convidas una? –señala la espalda del niño.
Aioria se pone rojo, igual que la fruta que le ofrece a la Doncella.
Tranquilo, no voy a decir nada. Pero... necesito que me hagas un favor. No me lo vas a negar, ¿verdad?
No... –responde el niño tímidamente.
¿Dónde está tu hermano ahora?
Es que... me pidió que no le dijera nada... y si le cuento me va a castigar...
No te preocupes por eso. Yo sé que se anda escapando de mí, pero de nada le va a servir... ¿Dónde está?
Detrás de las colinas, entrenando.
"Así que ahí se esconde, ¿eh?"- ¿Ah, sí? Bueno, eso quería nomás. Hasta pronto Aioria –se marcha comiendo la manzana.
Aioros se ha levantado antes del alba como todos los días posteriores a los funerales del Patriarca. Durante ese tiempo ha entrenado de sol a sol sin descanso, y bajo condiciones innecesariamente extremas. Y todo con un único objetivo; erradicar a Esperanza de su corazón.
El caballero se encuentra golpeando un muro cuando Esperanza lo encuentra.
¡Aioros! ¡Aquí estás! ¿Por qué me evitas?
Yo no la evito Doncella... –responde golpeando las rocas sin mirar a la muchacha- ...solamente tengo mucho de lo que ocuparme.
Ah, claro. –exclama ella molesta. -Y por eso ya no me llamas por mi nombre, ¿eh?
No le he faltado al respeto, Divina Doncella.
Esperanza se pone roja de furia como nunca antes. Camina el trecho que la separa del Caballero y se pone de frente entre él y la pared
¿Y qué tiene que ver el respeto con esto? ¡¿Qué es lo que te pasa Aioros!
No sé de lo que me habla...
¡Sí sabes! ¿Es por lo de aquella noche, verdad? ¡Desde entonces te alejaste de mi! ¿Por qué ya no quieres verme? –hace una pausa- Aioros... todo este mes me la he pasado dándole vueltas y vueltas al asunto y no entiendo por qué me dijiste todas esas cosas tan feas...
No quise herirla, pero tampoco debemos vernos... y menos a solas...
¿Y por qué no? Nosotros teníamos algo hermoso y de repente...¿Qué hice de malo para que te fueras de esa manera?
¡Usted y yo no tenemos nada! ¡No podríamos tener nada!
¡Pues es muy tarde Aioros, porque por si no te diste cuenta ya lo tenemos! ¿Y sabes que más? ¡No me provoca ningún conflicto de valores o lo que sea!
¿¡Pero qué dice? ¿Acaso ya no le importa su hija?
¡Claro que me importa! ¡Pero esto no tiene que ver con ella, esto es entre tú y yo! Proteger a Atena no significa que de repente te quedas sin alma y, ¡uy, mágicamente se te borra la capacidad de necesitar de alguien! ¿Si le pasa a todos los seres humanos, que te hacía creer que no te iba a pasar a ti?
¡Si! ¡Pero aunque tuviera razón, no me puede pasar con usted! ¡No justamente con usted!
¿Por qué no?
¿Porque? ¡Si ya lo sabe! ¡Por qué es la Divina Doncella!
¿Ah? ¿Entonces admites que algo te pasa?
Da igual, de todos modos no deber ser...
¿Pero por qué? Que yo sepa hasta ahora no hemos roto ninguna de las incompresibles reglas de este Santuario...
¿A qué vino? ¿Qué es lo que quiere de mi?
¡Qué me digas lo que sientes por mí de la misma forma que yo traté de decirte lo que siento por vos! Por favor...
Aioros aprieta el puño y finalmente estalla.
¡¿Qué es lo que quiere que le diga! ¡¿Qué desde el día en que la conocí mi vida cobró un nuevo sentido! ¡¿Qué cada día sin verla es un castigo más grande que cualquier sufrimiento mortal! ¡¿Qué ante cada pena suya el corazón se me parte en pedazos! ¡¿Qué preferiría mil veces la muerte a que le pasara algo malo!
Aioros...
¡Si, eso es lo que siento! ¿Y sabe qué más? ¡Siento una enorme culpa que me tortura tanto como su ausencia! ¡Siento culpa por traicionar todo aquello en lo que he creído, por anhelar un destino que no me tocó! ¡Por tener este inútil deseo de revelarme contra lo que soy y querer algo que no puede ser! ¡No puede ser!
Aioros, yo no te estoy diciendo que dejes de ser caballero u olvides alguna de tus creencias. ¡Yo entiendo lo que te pasa porque me siento igual... excepto porque no siento esa culpa tonta por un delito que no existe!
El caballero mira a Esperanza como buscando una explicación, ella toma aire y sigue:
Mira Aioros, yo sólo soy una mujer común. No soy diosa, no soy amazona ni nada y hay cosas que quizás jamás llegue a comprender. Pero lo que sí sé es que algo que está basado en un sentimiento puro, ¿cómo puede ser un crimen? Yo estoy segura que lo nuestro es algo hermoso, algo que no desea hacerle ningún mal a nadie y no siento ninguna vergüenza porque no tengo de qué... Y si la sientes me veo obligada a pensar que el problema está en ti! ¡Es tu conciencia la que está sucia!
Ahora es Aioros el que reacciona con enojo como antes lo había echo la muchacha.
¡Eso sí que no es cierto! ¿Tan débil me cree? ¿O tan egoísta de pensar solamente en mí mismo?
¿Entonces cuál es el problema?
Yo sé cuál es el problema. No le tienes miedo al castigo, le tienes miedo a por primera vez en tu vida a ser feliz. Si no fuera así, estarías asumiendo lo que te pasa maduramente y no escapándote de... –trata de tomar la mano del caballero y descubre que está llena de heridas pues estuvo entrenando todo este tiempo sin sus muñequeras -¡Aioros, tu mano... está sangrando! ¡Y tienes heridas anteriores! ¿No te curaste para no ir a la enfermería; para no verme? ¿O lo hiciste para castigarte?
Esperanza mira acongojada al caballero. El trata de mirarla, pero al igual que le ocurría a Saga cuando trataba de mentir, no puede. Ella reacciona.
¿Te estás lastimando a propósito, verdad? ¡¿Oh Aioros, por qué te haces esto!
Váyase por favor... si de verdad le importo, váyase.
¿Tanto daño te hago?
Sólo váyase, se lo ruego...–cierra los ojos para contener las lágrimas...
Está bien –responde ella tratando de hablar lo más serena posible- No quiero que te lastimes.. Si no quieres verme, hazlo. Pero eso no va a evitar que sufras porque le puedes mentir a todos, incluso a mi, pero de tu corazón no te vas a poder escapar. Tu actitud de hoy sólo me confirmó que estoy en lo cierto.
Esperanza...
Piénsalo Aioros, no tiene ningún sentido lo que estás haciendo. Si eres infeliz es porque quieres, no porque "no puedes". Pero toma una decisión pronto, porque nadie sabe lo que puede pasar mañana...
¿Qué...? –exclama Aioros sorprendido. -¿¡Esperanza, qué quiso decirme?
Pero en vano llama a la muchacha, ella se marcha accediendo al pedido anterior de su caballero.
