El amor es Esperanza (Owari)

En la madrugada del primer día del mes de septiembre, Esperanza entra en trabajo de parto. Sólo Lilly, la vieja amazona la acompaña. La jornada es tediosa, todo el Santuario se encuentra en vilo; Saga se encuentra en su cuarto, aguardando las novedades mientras los Caballeros de Capricornio y Sagitario esperan en la enorme estatua de Atena, nerviosos.

Aiorios recuerda con angustia las palabras del antiguo Patriarca: "es posible que la Divina Doncella no sobreviva al parto". Ahora el momento de la verdad ha llegado, dónde se está poniendo a prueba la fortaleza de Esperanza y la entereza de Aiorios.

Las horas transcurren muy lentas en el Santuario; el parto está durando más de lo previsto. El Caballero de Sagitario aprieta su puño, sin saber como dominar la rabia que le provoca pensar que Esperanza puede estarse muriendo y no puede hacer nada.

Shura advierte la desesperación de su amigo. Él está perdido en sus recuerdos.

Flashback Aioros:

"Yo no te estoy diciendo que dejés de ser caballero u olvidés alguna de tus creencias. Yo entiendo lo que te pasa porque me siento igual... excepto porque no siento esa culpa tonta por un delito que no existe"

"Tomá una decisión pronto, porque nadie sabe lo que puede pasar mañana..."

"Algo no anda bien, sino no estarían demorando tanto. Y para colmo no me dejan verla... Pensar que desperdicié todo este último tiempo tratando de huir en vez de estar con ella... y tal vez se esté muriendo ¿Cómo pude arruinarlo todo?"

La voz de Shura lo devuelve al presente.

Ey, Aioros...

Aioros se da vuelta, con los ojos envueltos las lágrimas...

Yo no quiero nada. Yo sólo quiero cuidarla para siempre, nada más... y ahora se puede estar muriendo y yo estoy aquí, impedido de intervenir.

¿Muriendo? –pregunta Shura sorprendido. -¿De verdad?

Si, me lo dijo el Maestro Shion. Aparentemente a los dioses poco les importa la vida de la Divina Doncella una vez que dé a luz.

Aioros, yo no sabía...

No entiendo Shura. ¿De qué me sirve ser uno de caballeros más poderosos del la orden de la caballería si no puedo ayudar en nada a una simple mujer que está muriendo?

Aioros, no puedes protegerla de todo. Aunque seamos caballeros, sólo somos seres humanos, y además nuestro deber es cuidar de Atena...

...y a la humanidad. Ya sé cual es mi deber de caballero, no me quejo de él, y no pienso dejar de cumplirlo, pero...

¡Sólo estás lastimándote por algo que no puede ser! Mira, yo ya te di mi opinión sobre este tema y...

¡Es que no entiendes! ¡Yo por ella haría cualquier cosa, cualquiera! ¡Pero nunca le haría algo que pudiera perjudicarla!

La sinceridad de Aioros provoca que Shura medite unos minutos y luego conteste:

Es verdad. No te entiendo. Así que supongo que tampoco puedo juzgarte...

Shura...

...además debo reconocer que no has hecho nada malo. Y si no, deberá quedar a cargo de tu conciencia.

Mi conciencia está tranquila en ese sentido, no te preocupes.

Después de horas enteras en que el cosmos de Esperanza se siente muy débil, sin esperarlo demasiado, Lilly se acerca a los caballeros.

¿Qué... qué pasó? –pregunta Aioros expectante.

Lo que tenía que pasar. Atena está bien, y la Divina Doncella también.

Shura suelta un suspiro de alivio, mientras Aioros cierra los ojos agradeciendo al hado de que aquel fatal destino no se cumpliera. Lilly trae un mensaje:

Caballeros, la Divina Doncella les agradece que hayan estado al pendiente de ella todo este tiempo y quiere agradecérselos en persona.

Aiorios mira sorprendido a su amigo. Shura medita un momento y luego contesta;

Hum... creo que entre nosotros y el Patriarca somos demasiados para visitarla ahora. Tanto esfuerzo podría ir en perjuicio de su salud. Ve tú Aiorios, yo vendré mañana.

Shura pone una mano en el hombro de su camarada, este le agradece con un movimiento de su cabeza. Luego de que Capricornio se marcha, Aiorios y Lilly entran en la recámara dónde está Esperanza.

¿Necesita algo más Doncella? –pregunta Lilly.

No, Lilly, muchas gracias.

La enfermera se va, luego Aiorios corre hacia el lecho de Esperanza. Ella carga de su lado izquierdo a la recién nacida Atena. Con la mano libre le indica a Aiorios que se siente en el borde de la cama. Dulcemente le sonríe, y le muestra su bebé.

Mira Aiorios, ella es la persona que estuviste esperando tanto. ¿No es hermosa?

Mucho. Se parece a usted.

¡Faltaría más, siendo yo la madre! –se ríe –Ay, Aioros, me parece increíble. Ver un ser que es parte tuyo pero a la vez con el don de un alma nueva y limpia. ¡Y pensar que es la primer vez que la veo, ¡pero no sé como puedo quererla tanto, tanto!

La bebé Atena abre los ojos y busca con sus pequeñas manos el contacto con las de su madre. Aiorios la mira, emocionado de saber que ese pequeño ser traerá la paz y la felicidad para toda la humanidad. Luego vuelve a mirar a Esperanza, ahí está, tan dulce y serena como siempre, pero además, feliz. ¡Y pensar que estuvo a punto de morir! El joven recuerda ese pensamiento que tanto lo había atormentado.

Esperanza... yo estuve muy preocupado por usted. Hay algo que usted no sabe, pero creo que puedo decírselo ya que hoy quedó atrás. El anterior Patriarca me dijo que corría un gran peligro, el peligro de la muerte. En ese momento sentí que el mundo se me venía abajo... No sabe lo preocupado que estuve...

Si lo sé. Igual que lo otro... el maestro me lo dijo...

Aioros se sorprende, ¿cómo pudo Esperanza sobrellevar ese peligro todo este tiempo y que nadie lo notara? A su mente viene otro recuerdo:

"Tomá una decisión pronto, porque nadie sabe lo que puede pasar mañana..."

Entonces... fue por eso que me dijo que...

Esperanza asiente y sonríe.

El maestro Shion solía decir que los engaños siempre llevan a la desdicha, que lo mejor es enfrentar la realidad auque nos parezca terrible. Eso fue lo que traté de hacer aquella noche del funeral...

Y yo no la dejé. Estoy muy apenado por mi conducta...

Deja de pedir perdón Aioros, ese es el único defecto que te encuentro. Tu exceso de precauciones innecesarias.

Es que... la lastimé, y también me lastimé yo inútilmente.

¡Pero eso ya no importa! No sufras más. Ya no tienes de qué. No me he muerto, no me lastimaste y no cometimos ninguna falta. ¿Qué más puedes pedir?

Supongo que nada más, ¿verdad? –Aioros hace una pausa y reflexiona -Creo que... estoy listo para escuchar lo que quiso decirme... eso si aún quiere hacerlo...

Claro que si. Esto vengo meditándolo desde hace mucho tiempo. ¿Te acuerdas de que cuando nos conocimos? Aquel día me dijiste que no era posible que para una persona con mi nombre no hubiera una esperanza, ¿lo recuerdas?

Sí.

Cuando estás conmigo, yo me siento muy tranquila, y muy feliz; me siento de una manera como nunca me había sentido con nadie. Desde ese día en el pueblo, vos ha sido esa esperanza...

Esperanza...

...todas las cosas buenas que me han pasado en la vida, se deben de algún modo a tu intervención o a tu presencia. Cuanto más triste he estado, cuanto más he querido revelarme contra el mundo o me he sentido muy cansada para continuar... siempre has estado conmigo para mostrarme el lado positivo de las cosas... Aioros, eres muy especial, porque eres mi caballero de la esperanza... Eso traté de decirte esa noche ¿Te parece que hice mal?

No Esperanza, usted es la madre de Atena, solo puede hacer cosas correctas.

Aioros baja la mirada, primero mira a la bebé, luego a su madre.

Creo que decirle lo que siento por usted es ser reiterativo. Solo quiero que sepa que puede contar conmigo incondicionalmente hasta el día de mi muerte. Es un juramento –sonríe- Y a ella también –señala a la bebé.

Esperanza sonríe, pero siente que hay algo que le falta decir...

Aiorios... sabes que en mi posición hay cosas que no podré darte nunca. Yo sé que te mereces más pero...

Yo nunca le pedí esa clase de amor, ni se la pediría nunca. Pero... no puedo evitar sentir esto y tampoco quiero evitarlo. –suspira extenuado de tanto luchar en vano.

Hoy es el día más feliz de mi vida. Siento que tengo todo lo que podría querer.

El mío también, auque no tenga la menor idea de que vamos a hacer de aquí en más.

Bueno, yo creo que por lo pronto tenemos a alguien que necesita mucho de nuestro cuidado y protección. –responde mirando a su hija.

Es cierto; vamos a tener mucho de lo que ocuparnos.

Esperanza acaricia el cabello de su bebé y Aioros le da un beso en la frente.

Ay, Aioros. ¡Qué hermoso es que sean tantas las cosas que nos unan y tan pocas las que nos separen!

Te necesito como a luz del sol, en este invierno frío

Pa' darme tu calor

Te necesito como a luz del sol, tus ojos el abismo

Donde muere mi razón

¿Oh, cómo quieres que me aclare?

¿Oh, amor, cómo quieres que te olvide?

Días después, en la enfermería del Santuario.

Bueno, sus signos vitales son correctos, así que me atrevo a decir que la infanta Atena se encuentra bien –dice Lilly entregando el bebé a su madre.

Es pequeña, pero muy fuerte. Y además es tan bonita y simpática –le sonríe al bebé- Vamos hijita, dale las gracias a Lilly por haberte revisado.

La pequeña sólo responde con un sonido parecido a una risa, entonces su madre la apoya en el cunero y comienza a cantarle una canción.

En ese momento entra el Patriarca.

¡Maestro! –exclama la enfermera. -¡Qué sorpresa verlo por aquí!

¿Por qué? –pregunta Saga. -¿No puedo venir a saber por la salud de Atena?

No Maestro, no quise decir eso...

Algunas de las aprendices se lastimaron en el entrenamiento; vaya a verlas.

Lily aprieta los dientes; dentro suyo algo le advierte que aquel patriarca oculta algo debajo de esa máscara. Además, se le hace obvio que lo de las amazonas es sólo una excusa para sacarla del medio. Aún así, decide obedecer.

Si me necesitan estaré en el campo...

Una vez que Lilly se marcha, Esperanza sigue mirando a su niña que se ha quedado dormida.

¿Doncella?

¿Sí, Maestro? –se acerca a él.

¿Se sigue sintiendo sola?

Hum... no, no... Ahora tengo a mi pequeñita, bueno, yo sé que realmente no es mía solamente, pero no puedo evitar decirlo...

Sí, pero ... usted necesita otras cosas...

¿Otras cosas? No le entiendo...

Sí... tal vez no seas conciente, pero podrías tener lo que desearas con sólo... sólo pedírmelo... Esperanza... –extiende su mano hacia el rostro de la Doncella.

¡Maestro! –exclama ella sorprendida.

Los dedos de caballero de Géminis están a punto de tocar los cabellos de la joven, pero ella le da vuelta el rostro. En ese preciso instante se despierta la infanta Atena y llora buscando a su madre. Esperanza corre a acunarla, dejando a un Saga que, molesto, cierra el puño con fuerza.

Oportunamente Lilly vuelve a entrar.

Doncella, ¿recuerda dónde puse las vendas? Oh, Maestro, no vi que todavía estaba...

No, ya me retiro- se va.

Lilly ve al falso maestro marcharse y frunce el ceño. Luego mira a la Divina Doncella; sus ojos reflejan cierta confusión que es no es normal en ella. Como al pasar comenta...

Otra vez una de las aprendices se resbaló en el barranco. No se lastimó mucho, pero desobedeció a su maestra al ir ahí...

¿Ssss... sí?

Es increíble cómo se lastima la gente... – se acerca al botiquín y saca vendas y otras cosas- a veces tienen el peligro tan cerca, pero cuando se dan cuenta ya es muy tarde, y después se lamentan, pero estaba en sus manos evitarlo... -deja en la mesa algo- Es muy cierto aquello de que siempre es mejor prevenir que curar... –se va.

Esperanza mece un poco a la bebé, hasta que se queda dormida. Luego repara en el objeto que quedó arriba de la mesa; la enfermera se ha olvidado de llevarlo. Se acerca y lo sostiene para observarlo, y descubre que no es nada más y nada menos que un bisturí de cirugía...

Todos los habitantes del Santuario se reúnen para ver los festejos por el nacimiento de Atena. En honor a la diosa se han organizado varias demostraciones. En el sitio principal se encuentran el nuevo Patriarca y la Divina Doncella -sosteniendo de un lado, un canasto de flores y del otro a su bebé- esperando ver la competición más importante del día. En la arena de los duelos los concursantes, Shura y Aiorios, competirán para ver qué llega más lejos: la Excalibur de Capricornio o la flecha de Sagitario. Para tal fin han puesto diferentes marcas de medida de distancia.

¡Qué comience la prueba! –exclama el Patriarca.

Rápidamente, tanto como lo permite la velocidad de la luz, ambos caballeros lanzan sus ataques. Todos quedan impresionados con lo ocurrido y aplauden fervorosamente. Un soldado corre a constatar quien ha sido el ganador.

El golpe del Caballero de Capricornio ha superado los 170 metros. La flecha del Caballero de Sagitario ha alcanzado los 180 metros. Maestro, ¿da fe de esta prueba?

Doy fe. Aioros es el ganador.

Aioria sale de su asiento y corre a abrazar a su hermano. El público vitorea a Aiorios y cargando a su hermano en brazos, saluda al público.

Bueno, supongo que no siempre se puede ganar... –le dice Shura a Aioros.

Eso sí...

¡Felicitaciones hermano! –exclama Aioria.

¡Muchas gracias!

¡Muy bien Aiorios! –exclama Esperanza desde la tribuna. -¡Muy bien! –aplaude.

Aiorios se saca su cinta colorada y la enseña en muda dedicatoria a la muchacha. Ella besa la flor que había cortado en el peñón y se la arroja a su caballero, que la recibe en aire. Él le sonríe ampliamente, y ella le corresponde de igual manera.

Todos aplauden felices, por el triunfo de Aiorios y la llegada de Atena. Todos menos Saga, él único que ha notado la conexión entre la Doncella y su Caballero. Debajo de su máscara, el falso maestro cambia su expresión drásticamente, resurgiendo su lado oscuro.

Esa misma noche, y aprovechando que todos los caballeros están en el pueblo festejando, Saga sale decidido del salón del trono a ejecutar su plan. Disminuyendo su cosmos para que nadie lo detecte se desplaza hasta la décima casa. Allí sale Shura (uno de los pocos que se ha quedado) a recibirlo.

Maestro Arles, ¿qué hace aquí a estas horas? –pregunta Shura.

Aioros planea asesinar a Atena. Shura, quiero que lo detengas.

¿Que, que? ¡Eso es imposible! Aioros no es esa clase de persona.

¿Entonces lo que suceda con Atena no importa?

Por supuesto que es importante. Somos Caballeros quienes protegemos a Atena y a la tierra del mal.

El Caballero Dorado de Sagitario, puede ser reemplazado, ¡pero Atena no, Shura!

¿Entonces, por qué no le preguntamos a Aioros?

¡Estúpido!

¿Qué?

Saga: -Si le preguntas a Aioros: "¿Acaso vas a matar a Atena?" , creés que él va a responderte que sí...?

Y eso no es todo, la Divina Doncella también corre peligro...

¿La Doncella?

Claro... ¿No has notado un comportamiento extraño de Aioros para con ella?

Shura recuerda sus últimas conversaciones con Aioros; es obvio que al caballero le importa mucho esa mujer, e incluso él se lo dijo: "Por ella haría cualquier cosa, cualquiera". Al principio se había preocupado bastante, pero confiaba en su amigo y seguro que lo último que haría sería atentar contra Esperanza entonces; de qué forma ella está en peligro?

Bueno... yo... personalmente no creo que a la Doncella le ocurra nada. Además no entiendo qué tiene que ver eso con su supuesto deseo de matar a Atena.

Piensa Shura. Si Atena desapareciera, Aioros no tendría ningún obstáculo para acercarse definitivamente a la Doncella. Él sabe que la Divina Doncella no va a abandonar a su hija, y por ello no puede renunciar a sus votos de mujer pura. Si lo hiciera, su nombre se ensuciaría y el de Atena también. Así son las leyes. ¿Te imaginas las terribles consecuencias de algo así?

Yo...

Habría que esperar otros doscientos años para una nueva reencarnación, y para ese entonces el mundo ya sería absorbido por el mal. ¿Eres capaz de permitirlo Shura?

¡No podemos acusar a Aioros sin pruebas! ¡Yo no puedo creer eso de Aioros y no voy a creerlo!

Shura se da vuelta y se marcha a su templo rápidamente.

"No importa cuándo lo creas o no Shura. La espina de la duda ya se ha clavado en tu corazón" –Luego le grita- ¡Tarde o temprano te darás cuenta de que los hecho me darán la razón! -"Y me la darán. ¡Ja, ja, ja!"

Mientras, en la recámara de Atena, la Doncella juega con su niña.

-Hola hijita, hoy fue un día muy emocionante, no? Aioros ganó los juegos... pero yo sabía que iba a ganar, porque es el caballero más fuerte de todos. Y también el más generoso. ¿Sabés algo, pequeñita? Si no hubiera sido por él, ninguna de las dos estaríamos aquí. Todos han sido muy buenos conmigo pero para mí él es... especial... Pero no tenés que decírselo a nadie, es un secreto entre nosotras dos. ¿Y sabés que más? Te quiero mucho, mucho, mucho. Buenas noches, mi ángel.

Con un suave beso en su mejilla, se despide de su hija, ignorando que será la última vez.

Pero te pone loco en las noches, rogando entrar

en los confines más oscuros.

Después te arrodillas, ante el amor maternal,

suplicando ternura.

Esperanza entra a su recámara y se dirige hasta su cómoda. De uno de los cajones saca un cepillo para desenredarse el cabello como todas las noches. No es hasta que se ve en el espejo que nota una presencia detrás suyo. Es Saga, decidido a intentar convencer a la Doncella por última vez. Es necesario, para que su plan sea perfecto necesita su cooperación. La muchacha lanza un grito de sorpresa.

¡Ah! ¡Maestro Arles! –exclama nerviosa- Me... asustó... ¿En qué.. puedo ayudarlo?

Vine a decirle algo...

¿Y... no puede esperar hasta mañana? Hoy ha sido un largo día para todos y...

¿Quiere que me vaya, verdad?

Es que... –titubea Esperanza asustada. -No creo que sería un buen ejemplo para los otros caballeros que esté a solas con una mujer a estas horas de la noche, ¿no? –trata de reír, muy nerviosa mientras retrocede un poco hacia la pared.

¿Me tienes miedo, verdad?

Un gesto de la Doncella sirve como respuesta.

¿Por qué me tienes miedo, Esperanza?

Esperanza se alarma; es la segunda vez que el Maestro Arles la llama por su nombre. En verdad, no debería hacerlo, pero quizás él piense diferente de su antecesor. Aún así..

Es que... –rápidamente trata de buscar cualquier excusa para no confesar que todo él la asustaba.- Su... este... su rostro, la máscara, ya sabe... me da un poco de impresión...

No soy un monstruo, Esperanza.

Desobedeciendo toda norma de prudencia, el falso maestro se acerca hacia ella y se quita la máscara que cubre su rostro, aún a riesgo de arruinar todos sus planes.

Esperanza se sorprende aún más al descubrir que el Patriarca era un hombre casi tan joven como Aioros pero de cabello azul como los ojos, muy bien parecido en verdad. Pero ni siquiera conocer la verdadera imagen de aquel hombre tan extraño la tranquiliza, sólo logra inquietarla aún más.

Tómalo... como una muestra de mis sentimientos hacia ti, Esperanza.

Ella desvía la mirada mientras vuelve a retroceder.

Creo que lo mejor es que se vaya Maestro.

¡No! –toma su rostro obligándola a mirarlo- Antes tienes que escucharme.

¿Pero qué está haciendo Maestro? ¿Se ha vuelto loco?

¿Loco? Sí, pero por ti. Yo tengo conmigo a Atena, y quien tenga Atena será un dios, y lo controlará todo.

¡No! ¡Atena nació para traerle paz a la humanidad, no desdicha!

La Doncella trata de zafarse nuevamente, pero el Caballero de Géminis es mucho más fuerte y la empuja contra la pared, sujetándola con una mano mientras con la otra acaricia su rostro.

¿Tu mayor anhelo es conservar a tu hija, verdad? Yo te daré eso, y todo lo que deseas si me aceptas. Desde la primera vez que te vi, supe que nuestro destino es gobernar juntos el universo entero. Piénsalo bien, te conviene... ¡A mi lado serás la reina más poderosa de toda la Tierra!

¡Yo no puedo! –exclama la Doncella llorando de desesperación y temor.

Aquella negativa basta para que el caballero la sujete con más violencia.

¡¿Es por Aioros, no es cierto! –exclama Saga; sus ojos comienzan a inyectarse de furia y de sangre- ¿¡Si fuera él no estarías ni dudando, verdad que no!

¡Suélteme por favor!

¡Estúpida mujer! ¡Perdiste tu oportunidad de salvar a Atena! ¡Harás mi voluntad, quieras o no!

La furia y la violencia del caballero va creciendo. Esperanza se da cuenta de que si no hace algo será su victima. Ella trata de apartar su rostro de su atacante, es ahí cuando advierte el bisturí que Lilly le había dado el día anterior y que ella ha conservado. Con un verdadero esfuerzo para vencer el temor que la paraliza, extiende su brazo hasta el bisturí y se lo clava en la mano.

¡AHHHHHH!

Aprovechando el descuido, Esperanza consigue liberarse de su atacante y correr hasta fuera de la habitación.

Espera por ti, espera por él,

espera por mí, también por aquel ...

Espera por ti, por él ...

espera por mí, también por aquel ...

La Doncella corre desesperadamente a través de los pasillos al tiempo hasta llegar al balcón frente al risco. Se detiene para tomar aire, pensando que allí estará a salvo. Pero al voltear, descubre que Saga ya está allí.

¡No! ¡Es imposible! –grita asustada.

Te olvidas de que los caballeros podemos correr a la velocidad de la luz.

El caballero comienza a acercarse mientras ella retrocede como había ocurrido anteriormente.

¡Si me hace algo, gritaré! ¡AUXILIO!

Es inútil, todos los caballeros están en el pueblo celebrando. ¿O ya lo olvidaste?

¡Aioros, auxilio! ¡Ayúdame, por favor!

De nada te servirá suplicar...

Esperanza retrocede aún más, llegando al borde del risco. Ella concentra todo su cosmos que, aunque humano y falto de entrenamiento, basta para que sea dirigido a una sola persona.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡AIOROS!

"¡¡¡Esperanza!"

¡No tienes escapatoria!

¡Mi misión fue traer a Atena al mundo, y no lo elegí, es verdad! ¡Pero yo soy su madre y juré cuidar de ella al igual que todos los hombres y mujeres que entregaron y entregan sus vidas a la causa de la humanidad...!

Saga se acerca aún más, la muchacha ya no puede retroceder.

¡Tonta! ¿Crees que tu sacrificio valdrá de algo?

¡Tal vez no sea más que una simple mujer, que no puede hacer mucho por ella! –responde con decisión Esperanza. -¡Pero no dejaré que nadie le haga daño porque ella es la paz para el mundo!

Esperanza está atrapada entre el barranco y el caballero maligno. El muro comienza a ceder...

Y por sobre todo... ¡Porque es mi hija!

...y cae...

Por las noches la soledad desespera,

por las noches la soledad desespera.

Que por las noches la soledad desespera,

por las noches la soledad desespera.

La muchacha ve por última vez los ojos desesperados de Saga antes de tocar el suelo.

Él la observa, atónito. Su primer impulso es tratar de buscarla, de ver si puede salvarla. Pero su mente comienza a enviar aquel dolor insoportable, que aparece en los momentos más terribles, cuando el bien y el mal luchan en su cerebro.

Mira lo que hiciste. –le dice su otro yo.

¡No, tú lo hiciste! ¡Yo no quería hacerle daño, yo sólo...!

Ambos somos responsables, yo por pensarlo y tú por hacerlo. Pero no debes sentirte culpable, ella perdió su oportunidad de salvarse y de salvar a Atena.

Atena...

Si no fuera por Atena, no hubieras tenido que hacer nada de esto.

Es verdad...

Sin ella, tendrás todo el poder del universo en tus manos. Debes deshacerte de ella...

Matar.. a Atena...

Ya no tiene ningún sentido conservarla. Ahora debes matarla, o todo se arruinará

¡Sí!

Saga vuelve a mirar el cuerpo inerte de la Doncella. Pero ya no es la parte suya que desea ir junto a ella, pedirle perdón y decirle que no quiso hacerle daño. Es su otra mitad que sólo piensa en huir lo antes posible de la escena del crimen...

Y en ese instante, todo lo que quedaba de humanidad en el Caballero de Géminis se borra y de ahí en más sólo mostrará su lado maligno.

Esperanza queda de frente al enorme firmamento estrellado; ellas brillan con su mayor intensidad, como aquella vez en medio del pueblo, cuando sentía que la vida no tenía ningún valor, aquella misma vida que ahora se le escapa. Ahora, todo es tan diferente...

Aioros llega corriendo hasta el final de las Doce Casas. Alza la vista y pronto sus temores se confirman: la Doncella está allí, inmóvil. Desesperado, corre hasta ella y la toma en sus brazos y pregunta:

¡Esperanza! ¡Esperanza! ¿Qué te pasó?

Aioros... viniste... tal como me juraste...

Aioros ve la herida en la cabeza de la muchacha, es poco probable que resista.

¡Esperanza! ¡Te pondrás bien! ¡Voy a llevarte a la enfermería y...!

Ella sonrió, con la pureza de su sonrisa, más serena que nunca.

Aioros, escúchame por favor, me queda poco tiempo... pero mi misión ya está cumplida. Lo único que realmente siento es que ya no voy a estar junto a mi hijita... ni junto a ti...

¡No, Esperanza! ¿Por qué? –llora desesperadamente.

No llores Aioros, me pone triste verle sufrir. ¿Quieres que me lleve ese recuerdo tuyo?

¡Perdóname Esperanza! ¡No me dejes! ¡Esperanza, yo te...!

Ella acaricia su rostro bañado en lágrimas llenas de dolor e impotencia.

Shhh. No necesitas decirme nada. ¿O acaso alguna vez necesitamos de las palabras?

Es que...

Aioros, me queda poco tiempo. Necesito que me escuches, es importante.

Te encargo a mi hija; solamente en ti confío. ¡Tienes que llevártela del Santuario, su vida corre peligro! ¿La cuidarás por mí?

Lo haré con mi vida. Te lo juro.

Hay algo más. El Patriarca no es quien pretende ser, él es...

¿Esperanza? ¡¡¡Esperanza!

Pero todo es inútil. El alma de Esperanza, la más pura de las mujeres mortales, ya ganó la inmortalidad.

De allí en más, todos los acontecimientos se precipitan uno tras otro. Aioros escribe su testamento en una de las paredes del templo de Sagitario. Él sabe que la misión que le encomendó la Doncella le costará la vida, pero no le importa. Sabe que al menos quedará su hermano y que cuando sea mayor, seguramente escogerá el camino del bien por el cual tanto se había preocupado en inculcarle. Después de tallar la última palabra mira por última vez hacia el Santuario, conciente de que si vuelve, sólo será en espíritu.

"Aioria, lamento no poder llevarte conmigo, pero aún te espera un gran futuro como Caballero de Atena, cuando ella regrese y tome el lugar que le corresponde. –toma la caja de la armadura dorada- No tiene de qué preocuparse Esperanza, el mal no se apoderará de su niña. Y en cuanto a mí, creo que pronto estaré con usted"

Y después ocurre lo que ya todos conocen, Aioros entra justo a tiempo antes de que Saga asesine a Atena y escapa con ella. El verdadero conspirador da la orden a sus guardias de matar a Aioros y traer a Atena, pero por supuesto esa no es su verdadera intención, así que cuando llega Shura al Salón del Maestro (enterado de la rebelión en el Santuario), este le cuenta su versión de los hechos en la que Aioros es responsable de los peores crímenes de los que se puede acusar a un caballero: traición y sacrilegio.

No puede ser... –murmura Shura estupefacto. -Entonces ¿la Divina Doncella...?

El Patriarca contesta simplemente con el silencio. No tiene necesidad de mentirle a Shura; con dejarlo creer es suficiente.

Entonces... ¿Aioros...? –"El Maestro me lo advirtió pero lo desobedecí... Y ahora.. yo soy el único responsable. ¡¿Dios Santo Aioros.. qué hiciste? Y peor aún, qué hice yo!"

El Caballero de Capricornio se marcha rápidamente del salón del maestro no sin antes ser demorado por un grito grave del Patriarca.

¡Espera Shura! ¿¡Adónde vas?

¡A hacerle pagar a Aioros por todos sus crímenes!

¡Shura!

Pero el caballero no obedece nuevamente pues como había dicho, la semilla de la duda que había sembrado en el corazón de Shura, ahora había echado raíces.

"No importa dónde te escondas Aioros. Shura cree que tú fuiste quien atacó a la Doncella. Tu vida y la de Atena tienen los minutos contados"'

Shura se lanza a perseguir a Aioros con la tenacidad de una fiera. Dentro suyo, un torrente de sentimientos en contradicción luchan por ganar espacio en su mente. Todo lo que creía de Aioros, a quien consideraba el mejor de los caballeros de oro y también quería como a un hermano se hace pedazos. Finalmente llega hasta un risco dónde Aioros lucha contra unos guardias del Santuario que quieren evitar que se lleve a Atena.

El Caballero de Capricornio le pide a los guardias que se retiren, él desea resolver esto frente a frente ya que (según cree) él es el único que conoce toda la verdad.

¿Por qué Aioros? ¿Por qué lo hiciste?

¿Por qué hice qué?

¡Cállate!

Shura usa su técnica más perfecta, Excalibur, y hiere a Aioros profundamente en la pierna.

¿Dime Aioros? ¿Para esto traicionaste al Santuario? ¿Para perder la vida como el mas vil de los traidores?

¡Lo único que quiero es proteger a Atena!

Shura llega al máximo punto de indignación pues no entiende lo que Aioros trata de decirle..

¿Ah, si? ¿Protegerla como protegiste a la Doncella?

No entiendes Shura...

No Aioros, entiendo mejor que todos. Yo te defendí ante el Maestro, le dije que no eras capaz de hacerle daño ni a Atena ni a la Doncella y en cambio...

El caballero vuelve a lanzar otro de sus cortes en el cuerpo de Aioros

Shura, no sé que te habrá dicho el Maestro sobre mi, pero te puedo asegurar que es una mentira..

No, no me asegures nada. Ya no creo en ti. Cometiste una traición terrible que le costará la vida a Atena.

¡Espera Shura, qué es lo que vas a...!

Aioros no puede terminar de hablar, pues el dolor de las heridas de Excalibur es más fuerte que su temple y se desvanece.

"Lo siento Aioros, pero me obligaste. Como también me estás obligando a hacer esto"

El caballero apunta su espada hacia la infanta Atena. A su mente vuelve la primer conversación con el Patriarca. Ahora lo único que puede hacer es acabar con la vida de esa pobre desdichada que ya no podrá cumplir su misión, pero...

Algo dentro suyo le impide hacerlo, él piensa que es compasión. La pequeña está al borde del abismo, evidentemente el destino se encargará de ser su verdugo. Entonces Shura se va, salvando sin saberlo, la vida de la única y legítima Atena.

En el gran Salón del trono Saga reflexiona sobre su plan:

"El cosmos de Aioros está muy débil, pronto morirá. Pero el de Atena... sigue intacto. ¡Ese estúpido de Shura no se atrevió a matarla! Aunque quizás... quizás sea mejor así. Si los caballero creen que Atena murió, me será más difícil controlarlos. Me acusarán de ser negligente y podría haber una rebelión. No. Mejor es que crean que ella sí está aquí y avala mis decisiones. Si, ese es un mejor plan.."

Entra Shura.

Maestro Arles... la infanta Atena... yo la...

Sí, ya lo sé...

Shura se arroja al suelo sin fuerzas siquiera para implorar perdón. Al ver el giro de los acontecimientos, Saga se decide a ejecutar su plan alternativo diciendo...

No te preocupes Shura. Atena está a salvo.

¿Cómo? ¿Quiere decir que la han salvado?

Sí, unos guardias la encontraron y la trajeron al Santuario, y si ha vuelto es porque su destino es vivir en esta era. Pero para que no quepan dudas sobre su autoridad, de ahora en más nadie podrá verla. Es la única manera de borrar la falta de Aioros sobre su madre.

Maestro...

Shura, eres el único que conoce la verdadera historia, y por lo tanto tu deber de ahora en más será callar para siempre.

Sí, entiendo. Con su permiso.

Shura sale de la recámara sintiendo su alma, aliviada de no haber cometido un crimen, y muy pesada de guardar un gran secreto. En la salida lo espera la enfermera.

¡Shura! ¡Shura! ¡Todo el Santuario dice cosas horribles sobre Aioros! ¡Tú lo conociste bien! ¿No lo creerás también, verdad?

Con vos seca contesta:

No, yo ya no creo en nada –piensa- "El Maestro es realmente bondadoso. Él cuidará bien de nuestra diosa Atena. Y en cuanto a vos, Aioros; me encargaré de que nadie vuelva a mencionar jamás tu nombre, para que nunca nadie sepa de tu terrible crimen!"

Lilly ve al Caballero marcharse. Ella sabe que todo es una gran mentira de principio a fin. Pero.. ¿quién le creería? Además, Saga no dejará de observarla en ningún momento, justo como lo está haciendo ahora desde que llamó la atención de Shura. Ella mira al Patriarca, que pese a toda su astucia no puede penetrar en sus pensamientos. Luego decide marcharse, recordando los consejos de la carta de su amigo, aprovechando que, gracias los vertiginosos acontecimientos, pudo interceptarla antes que Saga.

Querida amiga:

Escribo una vez más estas líneas, pues sé que como no has respondido, las anteriores no han llegado a tus manos. Espero que a tiempo. Siento mucho la noticia de la muerte de Shion, pero no tenemos tiempo para lamentarnos. Todos tus temores son justificados, por no decir que acertaste en todo. Épocas negras se avecinan sobre el Santuario, y por desgracia no creo que puedas hacer mucho por evitarlo.

Pero ten confianza, porque el destino de Atena es traer la paz a nuestra tierra y eso es algo inevitable mientras existan caballeros que defiendan a la humanidad y estén dispuestos a dar su vida por los ideales de bien y justicia. Ya los hay, aunque ni ellos mismo lo saben todavía.

Grandes batallas tendrán lugar en el futuro, pero mientras tanto, espera pacientemente como lo has hecho hasta ahora. Cuando llegue el momento indicado, lo sabrás. Cuando sientas que flaqueas, o que no podrás más recuerda conservar la esperanza, siempre.

Hasta siempre amiga mía.

Dohko de Libra

Lilly.. ¿mi hermano va a volver...? –pregunta Aioria angustiado.

Escúchame Aioria.. tu hermano era un hombre muy valiente. Él tuvo que cumplir una misión muy importante y...

Entonces es verdad lo que dicen ¿Está muerto, eh? –comienza a llorar.

La mujer abraza a Aioria; ya no es tan chico como para ocultarle lo sucedido. Se acerca a su oído para no levantar sospechas.

Aioria, aquí las cosas van a cambiar bastante y se van a decir muchas cosas... Pero tú ya eres grande y vas a tener que aprender a usar tu buen criterio y distinguir lo que es la verdad y la mentira.

Pero...

En tu corazón está la verdad. Todo estará bien, mientras no lo olvides- "Atena, es todo lo que puedo hacer por usted, hasta el día en que la vea regresar..."

Y en las afueras del Santuario, Aioros usa sus últimas fuerzas para entregarle a la niña a un extranjero llamado Mitsumasa Kido.

Esta niña es la reencarnación de la diosa Atena, que Dios manda al mundo cada doscientos años. Cuídela mucho, por favor.

La mente de Aioros se nubla; su cuerpo se paraliza, pero su espíritu se llena de calidez; la realidad se desdibuja, se aleja el dolor. Su último aliento lo utiliza para murmurar una palabra que sería tanto la máxima como la razón de su vida y de su muerte...

Esperanza...

En vano el Señor Kido invoca la presencia del Caballero. Con un último pensamiento, que resume lo que fuera la máxima como la razón tanto en la vida como en la muerte, se despide del mundo Aioros de Sagitario, el Caballero de la Esperanza...

Agosto-Septiembre del 2004 Notas especiales para un fic /capítulo especial

Este fic pertenece a mi fic seriado "Saint Seiya Resurrección", allí se encontrará esta misma historia ampliada, aunque con todo otro contexto explicativo muchísimo más complejo, pero todo lo que refiere a esta parte pre-robo de Atena está sin ningún corte o alteración. La verdad empecé a elaborar la historia en el verano del 2004 y no quise esperar hasta que la historia llegue hasta ese punto para contar todo esto, por eso aparece como historia independiente. Esta vez me veo obligada a realizar una gran nota de explicaciones así que seré lo más breve posible.

Traté de armar esta historia lo más ajustada al mundo de St.Seiya posible, lo que me tomó meses de laburo, ya que hice una investigación exhaustiva sobre diversas cronologías de la historia, y también de las personalidades de los protagonistas, cosa que fue un tanto difícil ya que son muy pocos los indicios sobre estas (caso Shion) y en algunos casos son medias contradictorias. Por ejemplo con Shura la cosa estuvo difícil. En el manga parece ser que es un caballero malvado, en el anime casi lo contrario. Me basé más en el anime, lo cual me trajo bastantes problemas ya que hay miles de contradicciones (Ej.¿Por qué si Shura era el más leal de los caballeros trató de matar a Atena, como se ve en su pelea con Shiryu?). También en la historia, titulada: "Melodía del deseo"que trata el tema de la locura de Saga. Incluso la primer parte del diálogo entre Shura y Saga proviene de ahí, así que si les pareció familiar, ya saben por qué Algo muy importante, la fecha puesta para el comienzo del fic es 1979 que es la línea que sigue la historia en mi fic (pese a que el Episode Gold la situaría en 1973)

Estoy muy feliz de escribir esta historia pues sobre el tópico de la etapa pre-nacimiento casi no hay fics. Entre los que he leído cito a: "Espejos rotos" de Daga (el único que habla sobre la madre de Atena aunque de forma totalmente diferente), "Recuerdos del pasado" (fic que pueden leer en la pagina 'Saori y Seiya forever love', que habla de la vieja amistad entre Aioros y Saga, sin mención a Atena), y dentro de la misma temática "Aioros consigue su armadura"(de Emmanuel García Escobar, se encuentra en 'Saint Seiya Universe') y finalmente "Aioros's last day", de Vane, donde como dice el título revisa toda la relación Aioros-Saga- Shura, en el último día de vida del primero. De todos ellos el primer fic y el último me parecieron los más similares a mi historia, aunque si los conocen se podrán dar cuenta de que este no es un plagio ni mucho menos (Sí, leo otros fics y si me sirven de influencia lo digo, algún problema?)

Esperanza es un personaje inventado expresamente para este fic, lo mismo que Lilly la amazona/ enfermera, el nombre, lo puse en honor a Lilly Rush, la detective de "Cold Case" (una serie estadounidense que trata una sección del FBI que se dedica a investigar casos sin resolver). De dicha serie tomé también la idea de la primer escena en que se ve primero la muerte de Esperanza El título está sacado de una novela mexicana llamada "Nunca te olvidaré"cuyo subtítulo es el nombre de este fic (Sí, también veo telenovelas, cual hay?)

El cuento que Esperanza le lee a Shion es "Eleonora" de Edgar Allan Poe.

Lyrics: La canción de Aioros y Esperanza es "Te necesito"de Amaral y Beto Cuevas. La de Saga y su otro yo es "La soledad" de Bersuit Vergarabat. Como ven hay mucho de "Songfic"auque no en el sentido estricto ya que la "música" acompaña las escenas, al revés de cómo son los songifcs en que la letra es la que da el pie a las escenas, no como ocurre aquí.

Bueno, después de todo este trabajo que me llevó investigar, escribir y explicar ustedes pueden hacer algo por mí y enviar dos míseras líneas a o en su defecto dejar una respuesta si lo están leyendo en un foro. Me interesa mucho las opiniones de todos

Ijou! Sayounara!

Vicky Varela