¡HOLA A TODOS! Podría decirse que esto pasa en forma paralela a la semana previa al nacimiento del bebé. Cuenta como un fic aparte, si se quiere decir de algún modo. Las cosas son simples. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. Les ruego que se den una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.
Un especial agradecimiento a Ekléctica, quien se dio el enorme trabajo de corregir el fic.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!
ADVERTENCIA.
Principio 37 para ver y entender Manga: Los pétalos de cerezo significan nostalgia.
Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 5: Sándwich Nocturno.
Inframundo.
Diez días desde la desaparición de Perséfone. 22:07 pm.
De una cosa Hades estaba podía seguro: necesitaba contratar nueva servidumbre, ya que la que tenía… mejor ni comento al respecto, o me pondré a llorar para apoyar a Hades.
Digamos lo siguiente. Los espectros que servían en el castillo de Hades, como sirvientes eran limitados por lo visto, y había que decirles absolutamente TODO a la hora de manejar la casa. En esto, Perséfone no tenía problemas, y, como buena hija de Démeter que era, siempre consideraba los imprevistos y tenía anchura de miras a la hora de manejar la casa. Por eso no sólo las cosas marchaban sobre ruedas, sino que además siempre consideraba los cinco días que seguían a la hora de dar órdenes.
Claro que Hades no había apreciado todo el minucioso trabajo que su esposa se daba todos los días para mantener su querido hogar en pie, y fue necesario que la diosa desapareciera del mapa para que por fin se diera cuenta de que se había sacado la lotería y que no todas las mujeres tienen impreso en su código genético esto de manejar una casa. Los días que siguieron a la desaparición de la reina del inframundo fueron relativamente normales, pero luego de aquella desastrosa cena, las cosas fueron en picada y de mal en peor: en menos de dos días, el castillo de Hades, que pese a lo que dicen las leyendas, era una obra de arte de la arquitectura y se mantenía en perfectas condiciones, ya estaba como para demolerlo por falta de cuidados.
Sí, una casa se ensucia y desordena más rápido de lo que se cree. ¡Imaginen un castillo!
Hades abrió la puerta de su estudio. Esta se resistió un poco, chirrió al abrirse y al cerrarse, lo que logró destemplarle los dientes al dios. La habitación estaba llena de polvo y nadie se había preocupado de vaciar los papeleros. A lo sumo alguien había abierto las ventanas a diario, por lo que afortunadamente no olía a encierro. Hades le dio un puntapié a la puerta para abrirla y con cara de papel corrugado, entró a zancadas, seguido por Pandora.
"¡¿Cómo es posible que seas más inútil que yo, Pandora?!" La regañó una vez que hubo cerrado la chirriante puerta. "Nunca antes habíamos tenido estos problemas: ¡No Te Creo que No Sabes Manejar Una Casa! Esa es la peor excusa que he escuchado."
"¡Es cierto! No sé manejar una casa. ¿Crees que si supiera las cosas estarían así de mal?"
"Conociéndote, tal vez sí."
"¡Ay no me apoyes tanto! Al menos lo intento, no como otros."
"¿Quieres decir que no hago mi parte?"
"Sí."
Pandora se cruzó de brazos y le clavó la mirada a Hades. Pese a la insolencia que este gesto podría significar, era normal entre estos dos cuando estaban a solas, por lo que el dios no estalló de ira. Pandora era casi como su hermana y le permitía cierto grado de familiaridad en algunas circunstancias. Eso no quería decir que le aguantaba sus dichos.
"¡SÍ HAGO MI PARTE! Prácticamente YO, HADES, SEÑOR DEL INFRAMUNDO, Estoy Manejando El Castillo Y El Inframundo Al Mismo Tiempo." Hades se sacudió la ropa. "Lo tengo todo bajo control."
"¿Entonces por qué no sale la colada, por qué no has llamado al plomero, por qué los pasillos están llenos de polvo, por qué el salón de música sigue inundado, por qué no le has dicho a Myu o a Zeros que ayuden a fumigar el jardín, por qué Giganto bajó de peso, por qué no le has puesto el garrapaticida a Cerberos, por qué no lo has sacado a pasear o llevado al veterinario, por qué…?"
"¡¿Y por qué no has hecho todas esas cosas tú y me ayudas un poco?!" Exigió saber Hades, harto ya de tanta pregunta. Pandora se miró las uñas con descuido.
"Porque tengo que manejar a los espectros y tocar el arpa."
"¡SI ES POR ESO Entonces Tengo Que Manejar El Maldito Inframundo!"
"Que dicho sea de paso, lo has estado haciendo bastante mal." Retrucó Pandora, muy pendiente de los detallitos de su manicure. Hades tuvo un tic nervioso compulsivo. "Tienes mucho papeleo acumulado, reconócelo."
"Ya está. A partir de ahora comienzas a manejar la casa."
"No puedo."
"¿Cómo que no puedes? ¡Claro que puedes!"
"¡No puedo, porque Perséfone no me deja!" Exclamó Pandora. La chica suspiró profunda. "Siempre intenta enseñarme con mucha piedad, pero nunca aprendo nada: siempre causo algún desastre. Lo mío es manejar a los espectros y tocar el arpa… ¿Por qué crees que siempre me hace tocar el arpa en las fiestas? ¡Para que no destruya nada!"
"No te creo." Hades se cruzó de brazos. "Si es así como dices, ¿Cómo entonces el castillo se mantiene tan bien durante la primavera y el verano?"
"Por teléfono. Y antes enviaba al señor Hermes." Afirmó Pandora. "En este castillo no se mueve una mota de polvo sin que Perséfone no lo autorice… aunque estos últimos diez días se han movido varias. En todo caso, ¿para qué te esmeras tanto? Dudo que mi cuñada regrese así no más. ¿Por qué no vas por ella?"
Hades se encogió de hombros y suspiró muy cansado. ¿Para qué se esmeraba tanto en que todo estuviera perfecto? En diez días no había sabido nada de Perséfone… y como ella había dicho que no quería volver a verlo. Eso le dolía más de lo que él creía. Extrañaba tanto a Perséfone que hasta creía verla por los rincones y la razón de que tuviera papeleo acumulado, se debía a que había estado pensando en ella más de la cuenta. Hades estaba angustiado, pero no demostraba nada: su esposa no estaba en el Inframundo… y no quería verlo. Eso le dolía. Pandora se dio cuenta que había metido las patas.
"¿Hades? Lo lamento, no quise…" Comenzó muy afligida. Hades le hizo una seña con la mano y se dirigió a la salida.
"Naah. Tienes razón. No sé ni para qué me esfuerzo tanto."
El dios salió del estudio y con lentos pasos se dirigió a su habitación, dejando a Pandora sola con sus pensamientos. Estaba cansado, tenía sueño y lo único que veían sus ojos era desorden y más desorden. ¡Vaya! No veía el lugar tan desastrado desde que era soltero. Una vez que estuvo recluido en sus habitaciones, se apoyó en la puerta tras cerrarla y echó una ojeada: la cama estaba deshecha, había algunos libros en el suelo, junto con parte de su papeleo diario. Había al menos diez vasos diferentes en su mesita de noche y montón de servilletas. Había ropa tirada en el suelo. No… definitivamente no veía su cuarto así desde que era soltero. Hades sonrió: cuando Perséfone vino a vivir con él, ya como su esposa, lo estuvo regañando por desordenado y guarro a diario por al menos seis semanas.
Suspiró y decidió poner un poco de orden. Estiró la cama, recogió la basura, ordenó un poco la ropa, lo que le tomó al menos una hora. Mandó a llamar a unos espectros a que se llevaran las cosas sucias y los desechos. ¡Incluso encontró el control remoto, perdido desde hacía seis días! (debajo de su almohada). Una vez que estuvo solo de nuevo, se puso pijama y echó en la cama, abrazando el camisón de Perséfone.
La extrañaba. No porque le mantuviera el castillo en perfecto orden, sino por todos aquellos pequeños detalles de los que nadie se percataba o preocupaba desde que se había ido. Tragó saliva… rodó hasta el espacio de su esposa, sin soltar su pijama y se dispuso a dormir.
La extrañaba mucho.
03:07 am.
Rodó de nuevo en la cama. Tenía hambre. Volvió a rodar. Seguía con hambre. Rodó una vez más. Su estómago rugió. Rodó por novena vez. ¡Bah!
Hades se incorporó en la cama con el ceño fruncido, taimado. Tenía hambre. Mucha. Hacía diez días que no comía bien. Lamentó su suerte unos instantes antes de incorporarse sobre sus pies. Si esto seguía así, capaz y hasta le suavizaba el castigo a Tántalo. Se puso la bata y salió del cuarto: a ver si encontraba algo ligeramente comestible en la cocina.
Pasó desapercibido mientras caminaba hasta la cocina. Una vez allí, encendió una luz tenue. El lugar se veía en orden, nada parecía fuera de lugar, lo cuál podría ser un poco sospechoso. Tomó la bolsa del pan, de la cuál sacó uno, que dejó sobre el mesón. Luego abrió el refrigerador y sacó queso, mantequilla y jamón.
¡Qué raro! Se suponía que no había nada de comer. ¡Ni modo!
Hades se quedó mirando el pan, el queso y el jamón. Perséfone siempre le preparaba un sándwich de queso y jamón cuando tenía insomnio. Pero ¿Cómo lo hacía? Tomó el pan en una mano y lo observó. Él se preparaba sándwiches cuando era soltero ¿sería posible que lo hubiera olvidado? Dejó el pan a un lado y tomó el queso. Este estaba completo en un trozo. Quizás se había equivocado: el que Perséfone le daba venía en delgadas láminas. Lo único que estaba bien era el jamón.
Dejó los ingredientes en el mesón y los observó en su conjunto. Tomó el pan y lo partió con un cuchillo, luego puso todo el pedazo de queso en él, junto con el jamón.
No… no quedaba igual.
Él lo quería igual.
Su estómago rugió. Dos gruesos lagrimones recorrieron sus mejillas. Ni siquiera podría morderlo si lo dejaba así. ¿Y si cortaba el queso él mismo? Hades sacó su espada de algún lado y comenzó a cortar finas lonjas de queso… pero hizo un movimiento mal y casi se cercena la mano. Se puso verde de dolor, pero atinó a abalanzarse sobre el lavaplatos para no dejar un sanguinolento desastre. Rápidamente el dios encendió su cosmo para curar su herida, al tiempo que maldecía a las parcas por haberlo metido en ese lío. Una vez que estuvo curado, se mojó la mano con agua y tras secarse se acercó al mesón.
A las tres de la mañana, y luego de casi dos semanas muy complicadas, estaba muy irascible.
Hades encendió su cosmo. ¡QUERÍA UN SANDWICH Y LO QUERÍA YA! Nada se interpondría en su camino. Las paredes vibraron con la energía divina y las luces bajaron su intensidad. Señaló el pan con su dedo índice, mientras un fondo de llamaradas auspiciadas por Efectos Especiales Marca ACME añadía los toques necesarios para una escena de terror.
"¡YO SOY HADES! ¡OBEDECE, MÍSERO MEDRUGO DE PAN! ¡TRANSFÓRMATE EN SÁNDWICH EN ESTE MOMENTO!" Bramó el dios con violencia.
…
…
¡Bah! Como si el pan pudiera oírle.
En todo caso, pareció haber algún tipo de reacción a nivel molecular al menos, sin que mediase la intervención de alguna voluntad, por muy básica que esta fuera. La estructura química del pan pareció reaccionar a algún tipo de orden, y comenzó a vibrar con energía. Hades observó complacido como el pan le obedecía, pero se llevó la más cruel de las decepciones al ver que el pan se convertía en una medialuna (o un croissant) tras mucho esfuerzo y sudor, y no en el sándwich que él quería.
Quizás la levadura, al ser un tipo de hongo, fue el que logró este cambio.
Una gran gota de sudor resbaló por la cabeza del dios, quien agachó la cabeza tras un derrotado suspiro. Dos gruesos lagrimones le cayeron, cual cascadas, por las mejillas. ¡No Había Justicia Para un dios hambriento! Hades se llevó la mano al mentón en pensativa actitud.
"Hora de recurrir a la caballería pesada." Hades dijo meditabundo. De pronto puso una traviesa sonrisa en su rostro. "Esos dos hacen una bonita pareja."
Hades necesita un hobbie.
Habitación de Pandora.
03:30 am.
TOC, TOC, TOC, TOC.
Pandora, quien dormía profundamente, gruñó en sueños. Hacía al menos unos siete minutos que alguien golpeaba a su puerta con insistencia.
TOC, TOC, TOC, TOC.
Enojada, por fin abrió los ojos. La porfía de quién le llamaba sólo podía significar que el Inframundo estaba en peligro. La última vez que le habían despertado a mitad de la noche, fue cuando Perséfone en persona le avisó que Hades había sufrido un extraño ataque durante su sueño no hacía mucho y que necesitaba ayuda. En fin. Pandora encendió la luz, se puso sus pantuflas de piel de conejo, caminó hasta su tocador, se puso su bata y se miró en el espejo.
TOC, TOC, TOC, TOC.
Su rostro estaba azul. No porque estuviera enferma, sino por la mascarilla nocturna que usaba. Como Pandora dormía de espaldas, casi sin moverse, podía usar este tipo de productos sin temor a ensuciar las almohadas. Su cabello estaba sujeto en dos trenzas sueltas, una a cada lado de su rostro. A medio bostezar, y también enfadada (¡Más Valía Que Fuera Algo Importante y No Una Necedad!), Pandora caminó hasta la puerta.
"¡¿Qué pasa?! ¡Más Vale Que…!" Pandora dejó la boca abierta y abrió los ojos como platos. "¡Radamanthys!"
El Juez de Wyvern se puso rojo como semáforo y volteó la cabeza hacia otro lado. Pandora, por su parte se quería morir de la pena. ¡Tenía el rostro todo azul! ¡ENCIMA CON TRENZAS! ¿En qué estaba pensando cuando fue a abrir la puerta en esas fachas? ¡Para Colmo Era Radamanthys Quien la Despertaba! ¿Por qué no podía ser alguien más? ¿Por qué Radamanthys? Al menos no había sido Minos, pero ¡¿Por Qué Rada?! Con el más ferviente deseo de que la tierra se la tragase y la escupiera en Punta Cana, Pandora bajó la cabeza y rápidamente comenzó a deshacer las trenzas con las que dormía y a respirar con rapidez. ¡Su rostro estaba azul! ¡Azul Por Todos Los dioses! AZUL. ¿Por qué estas cosas le pasaban a ella…? Hey, Un momento… la chica se fijó en los pies de Radamanthys…
¡USABA PANTUFLAS DE PERRITO!
¡Qué Varonil! Hablando de mata – pasiones.
"Err…" Radamanthys se rascó el cuello bastante cohibido, y rojo como tomate. Hubiera querido evitar esto, pero no había tenido opción. "Disculpa la hora, señorita Pandora, pero el señor Hades quiere que vaya a la cocina."
"En seguida voy."
Pandora entró en su cuarto a la velocidad del rayo, para cerrar la puerta tras de sí con violencia. ¿Por qué? ¿Por qué ella? ¿Por qué? Dejando esas cosas de lado, la chica suspiró, contó hasta veinte y abrió la puerta así un poquito para asomarse. Radamanthys ya se había ido, por lo que la chica pudo respirar tranquila. Gruesas lágrimas de vergüenza recorrieron sus mejillas.
¿Por qué a ella?
Palacio de Hades. Cocinas.
Hades estaba sentado casualmente en una silla, mientras esperaba que Pandora llegase. Creía haber tenido una buena idea al enviar a Radamanthys a buscarla. Esos dos se veían muy bien juntos: nada más necesitaban un empujoncito y ¡Voilá! Serían una pareja encantadora (claro que… según él).
Hablando de empujones, Pandora, aún con el rostro azul, abrió la puerta de la cocina de una patada. Se veía molesta. Avanzó hasta Hades con los puños apretados.
"¿Mandaste por mí, señor?" Preguntó con los dientes apretados.
"Sí. Veo que Radamanthys te despertó." Hades se puso serio al observar mejor a su hermana. "¡No me digas que te vio con el rostro todo azul! ¡QUÉ CHASCO!"
Hablando de puñales por la espalda proverbiales.
"¿Qué necesitas?" Ladró Pandora.
"¿Me haces un sándwich, por favor?" Le preguntó con cara de perro apaleado.
Pandora, si hubiera podido, hubiera estrangulado a Hades allí mismo y sin perder más tiempo, pero le vio tan desvalido, y además como ella había metido las patas más temprano, accedió en su corazón a prepararle el puñetero sándwich, aunque no de buena gana. La chica asintió con la cabeza y se acercó dando pisotones a una de las gavetas para sacar un cuchillo: a ver si en la mañana le ponía un laxante en el café a Hades. Eso sería una buena venganza.
"¡No puedo creer que seas tan inútil, hermanito! Primero tienes este lugar cayéndose a pedazos y ahora eres incapaz de prepararte un sándwich tu solo. ¡Ya estás viejo, peludo y hediondo para estos trotes! Debería darte vergüenza." Protestó Pandora, mientras, diligente, le preparaba su divino tentempié. "¡Encima Egoísta! No me dijiste que habían medialunas con lo que me gustan."
"No había." Le dijo con cierto dejo de inocencia. "Te lo juro."
"Feh. Ten, aquí tienes."
Pandora le entregó el sándwich a Hades, quien lo recibió con una sonrisa. La chica estaba por irse cuando la voz del dios la detuvo.
"O sea, ¿va en serio que te vieron el rostro azul? Menos mal que no te vio con esas trenzas que te pones para dormir, porque te habrías visto bastante… pintoresca." Le dijo Hades, tras darle una mascada a su pan. Pandora se detuvo estática. Y se volteó furibunda hacia el dios. "Mmm… está seco. No te quedó como a Perséfone. Te faltó la mantequilla."
Pandora echó humo por las orejas. Primero la despertaban en medio de la noche sólo porque Hades quería un sándwich y el muy inútil no podía hacérselo el mismo, pasaba la vergüenza de su vida, pues la habían visto con un aspecto muy poco normal y luego que accedía a prepararle el sándwich al dios, este le decía que no le había quedado igual como su esposa y encima…
"Sí, está seco. El queso no te quedó chicloso. ¿Cómo es la palabra? ¡Derretido! ¿Por qué no me derretiste el queso?" Preguntó Hades inocente, tras darle una tercera mordida al pan. Pandora golpeó la mesa y lo enfrentó casi nariz a nariz.
"¡No te lo derretí porque no soy adivina!" Los ojos de Pandora se llenaron de lágrimas. "¡Al menos agradece que te preparé el mugroso pedazo de pan y no te dejé pasar hambre! ¡QUE PENA POR TI si no te gusta lo que preparo! ¡TOTAL, SOY UNA INÚTIL!"
Dicho esto, Pandora se fue medio llorando de regreso a su cuarto. Hades tragó su trozo de pan y observó totalmente perplejo la puerta por la cuál su hermana había desaparecido. ¿Es que tenía un don especial para hacer enojar a las mujeres? No se explicaba el razón del porqué Pandora había reaccionado como lo había hecho. Quizás le habían puesto algo al agua.
Suspiró derrotado. Hades no parecía haber heredado las mismas cualidades que sus hermanos a la hora de tratar con mujeres: Zeus y Poseidón parecían ser bastante populares entre las damas… aunque no envidiaba los problemas que ambos tenían con sus esposas. Hera era terrible y Anfitrite… se veía una nereida muy dulce, pero ¡Ay, como se enojaba! Menos mal que todavía no reencarnaba o Julián estaría en francos problemas.
Hablando de hermanos, Hades sacó su celular y marcó algunos números. Necesitaba hablar con alguien.
Tenía que ser su peinado. Quizás por eso las mujeres no le daban tanta bola como a sus hermanos o no les gustaba su presencia.
Sí, definitivamente era su peinado.
Continuará.
Por
Misao–CG
Próximo capítulo…
"… le dio unas palmaditas en la espalda, mientras se deshacía en escandalosa lágrimas. ¡Quién lo hubiera pensado de él! Mejor le seguía el juego: parecía estar bastante afligido y no se veía como para echar bromas. Julián suspiró: ¡Ojalá que nadie lo estuviera mirando!…"
PS: No sé si torturar a Hades de este modo sea muy beneficioso… después de todo, el tipo si tiene bastantes fans a las que temer. ¡ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHO! ¡GRACIAS POR LEER!
