¡HOLA A TODOS! Podría decirse que esto pasa en forma paralela a la semana previa al nacimiento del bebé. Cuenta como un fic aparte, si se quiere decir de algún modo. Las cosas son simples. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. Les ruego que se den una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.

Un especial agradecimiento a Ekléctica, quien se dio el enorme trabajo de corregir el fic.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA.

Principio 53 para ver y entender Manga: La chica del pelo crespo es SIEMPRE la más seductora.

Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.


Capítulo 6: Un encuentro con Hades.

Casa de Escorpión. Santuario de Athena, Grecia.

Siete días desde la llegada de Perséfone. 09:48 pm.

Alisa dejó a su recién nacido Kyrus en su cochecito, luego que le hubo cambiado el pañal. Se sentó sobre el sillón y se dedicó a observarlo con cariño, tarareando una suave canción de cuna. El bebé no tardó nada en quedarse dormido.

"Es muy pequeñito. ¡Qué encanto de bebé!" Dijo Saori, quien estaba con ella. "¿Ha llorado mucho?"

"No, para nada. Es curioso, pero se despierta cuando mucho tres veces por noche." Alisa sonrió traviesa. "Ojalá siga así. En todo caso, mi hermana, mi mamá y mi suegra están verdes de la envidia."

Saori sonrió y le acarició los deditos al bebé, quien ni bien sintió este contacto, abrió la mano y sujetó el dedo de la diosa, tras abrir un instante los ojos y volver a cerrarlos.

"¡Me alegra tanto que ustedes no hayan tenido complicaciones! Por lo que veo Kyrus está muy sano y eso que es prematuro." Saori retiró su mano. "Será un buen dorado este niño."

"Igual que su papá." Dijo Alisa embelesada. "Y sí, fue prematuro, pero no por mucho."

Alisa le sonrió con orgullo y volvió la mirada a su bebé, que dormía imperturbable. En eso, Perséfone salió del baño y se acercó al grupo. Se veía más recuperada. Se sentó junto a las chicas.

"Discúlpame por favor Alisa…"

"¿Ya se siente mejor? Me dio un buen susto hace un rato."

"¡Feh! No solo a ti: casi me muero." Protestó Athena, cruzándose de brazos. La diosa miró a su prima. "Deberías hacerme caso e ir a ver a un médico: esto es cosa de todos los días a la misma hora."

"Ya estoy bien. En serio: no estoy enferma." Perséfone se mordió los labios. "Debe ser un efecto secundario de haber dejado el Inframundo antes, eso es todo." La diosa les dedicó una sonrisa. "Además siempre me siento así en esta época del año."

"Con mayor razón debería ver a un médico." Le dijo Alisa asintiendo con la cabeza. "Al menos contrólese la presión, no cuesta nada." Iba a decir otra cosa, pero prefirió abstenerse y hacer uso de su derecho a permanecer en silencio.

"No es…"

"Asclepios es muy correcto y guardará el secreto." La interrumpió Saori. "Puedo decirle que venga, argumentando que tengo un fuerte dolor de estómago." Le ofreció con cariño. Perséfone suspiró y se calló, dando a entender que no quería hablar del asunto. Saori y Alisa intercambiaron una rápida mirada y suspiraron.

Si bien habían pasado once días desde que había abandonado el Inframundo, Perséfone sólo había pasado los últimos siete en el Santuario. La diosa apenas se había sentido en el lugar y no había causado muchas molestias. Saori la convenció de quedarse al menos por unos días, mientras se las ingeniaba para convencerla de que hiciera las paces con Hades de alguna manera y que regresase al Inframundo, cosa en lo que no le había ido tan bien.

Perséfone estaba algo volátil en ese sentido. Ni bien le insinuaban que tenía marido, o se acordaba del motivo de su partida del Inframundo o de lo bueno que era Hades, estallaba en llanto o se encerraba, furiosa, en su cuarto, dependiendo del caso y su estado de ánimo. Además estaba muy somnolienta y se cansaba con facilidad. Saori tenía algunas sospechas al respecto, que ya había compartido con la única mujer del Santuario que no usaba máscara aparte de ella misma, Alisa, quién… le había encontrado la razón.

Kyrus estornudó en sueños. Como despertó tras hacer esto, se puso a gimotear, para luego ponerse a llorar con todas sus fuerzas de recién nacido. Alisa rápidamente se volvió a él y lo tomó en brazos para consolarlo.

"¡Ya, gordito, tranquilo! No llores que no pasó nada." Alisa le dio algunas palmaditas en la espalda para luego acunarlo. El bebé estiró sus brazos, con las manos bien abiertas. "¡Shhh! Ya pasó, ya pasó…" Lentamente el bebé se calmó, hasta que su berrido se convirtió en un gemido. Perséfone se acercó a Alisa y le acarició los deditos al niño. Éste le sujetó un dedo y la miró con largura, antes de bostezar.

"¡Ay, papito, que sueño tienes!" Le dijo la diosa con ternura. Kyrus la miró con ojos grandes y si hubiera sabido sonreír, lo hubiera hecho. "¡Qué lindo crío! Me recuerda a Adonis cuando la tía Afrodita me lo entregó."

"Gracias." Dijo Alisa con una sonrisa. "¡Para colmo se sabe lindo! Apenas tiene unos cuantos días y ya le ha coqueteado a medio Santuario."

"¡Hijo de Escorpión!" Rió Saori divertida. "Espero que no haya heredado algunas mañas de Milo." Añadió antes de volverse hacia su prima. "Oye Perséfone… ¿Te puedo hacer una pregunta algo delicada?"

"¿Huh?"

"¡Pero no quiero que te pongas a llorar!"

"¿Por qué dices eso?" Preguntó Perséfone con algo de inocencia.

"Porque has estado muy llorona estos días." Saori levantó las manos en señal de paz. "No digo que me moleste, sólo estoy preocupada e intrigada."

"¿Intrigada por qué?"

"Verás…"

"Mejor lo digo yo." Dijo Alisa de pronto, interrumpiendo a Athena y sonriéndole a Perséfone. Saori suspiró de alivio. "¿Desde cuando más o menos siente náuseas en las mañanas?" Le dijo con un tono de voz muy respetuoso.

Tengo que decirlo: ni Alisa ni Saori querían un lío con Perséfone por haber metido las patas por falta de tino. De todos modos, la diosa se enrojeció hasta las orejas.

"Yo… siempre me siento así en esta época del año y…"

"Perséfone, ¿por qué tu cosmo se siente extraño?" Le preguntó Athena derechamente. "No me bajes la vista que sabes a lo que me refiero."

"…"

"Eso explicaría porqué está tan… usted sabe: sensible a todo." Añadió Alisa, acunando al bebé, que ya estaba muy dormidito en sus brazos. Perséfone bajó la mirada y regresó a su puesto en el sillón, sin dejar de mirarse las rodillas.

"Yo… esto no es lo que parece." Dijo con algo de vergüenza. "Es psicológico. Siempre me pasa en esta época del año. Nadie lo sabe, pero no estoy… no se hagan ideas… Yo no puedo."

Saori abrió los ojos y los llenó de lágrimas, aunque estas nunca rodaron por sus mejillas. Alisa entrecerró los ojos con suavidad, miró a su bebé, que dormía de nuevo y volvió a mirar hacia Perséfone.

"Con todo respeto, No creo que eso sea así esta vez." Le dijo con decisión. Alisa miró unos segundos a Saori, para volver a mirar a Perséfone a la cara. "No pierde nada con hacerse revisar."

Perséfone tomó aire para contestarle a Alisa, pero el sonido del celular de Saori la atajó. Athena parecía buscar un número en la memoria del aparato, y no se veía dispuesta a transar. Segundos después, apretó algunos botones más, tras encontrar el que buscaba.

"¿Alo? ¡Hola Artemisa! Soy yo, Athena." Saori pareció prestar atención a lo que su hermana decía al otro lado de la línea. "Sí, sí, también me alegro de escucharte. Disculpa que te moleste, pero… quisiera que vengas a mi Santuario: necesito ayuda…" La diosa se interrumpió unos instantes. "No, no puedo… ¡Porque no! ¡Lo prometí…! Sí… no. No te ocupará mucho tiempo. Cuando llegues lo sabrás… Oh. ¿No puedes?" Athena se mordió el labio, pero sus ojos mostraban astucia. "No importa, siempre le puedo pedir a Ilitia que venga: ella sí querrá ayudarme. Además será mucho mejor. ¡Adiós, hermanita mayor!" Saori colgó. Lejos de verse ofuscada, se veía traviesa.

"¿Para qué necesitas la ayuda de Artemisa o de Ilitia?" Preguntó Perséfone. Alisa las miró curiosa. Saori sonrió.

"Solo hay que contar hasta… ¡Tres!" Su celular la interrumpió. Athena miró la pantalla y sonrió. "Sabía que no iba a poder aguantarse." Dijo antes de contestar. "¿Diga? ¿Artemisa? Discúlpame, creo no haberme despedido. ¿Qué?" Saori sonrió con alegría. "¿VENDRÁS? ¡SÚPER! Entonces te espero. Nos vemos." Athena colgó. "La ayuda viene en camino."

Ambas mujeres la miraron curiosas.


Flashback. Era del Mito.

Hestia corrió a todo lo que le daban sus pies por el Olimpo. Hacía unos minutos que había hablando con Hades y ahora corría en dirección de Core. Por fortuna, había obtenido la imprevista ayuda de Afrodita y de Eros: ahora sólo faltaba su sobrina. ¡Tenía que llegar cuánto antes!

Siguió corriendo algunos minutos más, hasta que llegó al prado favorito en el que a Core le gustaba jugar y en el que se reunía en secreto con Hades. De hecho… la niña parecía estarlo esperando.

"Tía Hestia ¿Qué ocurre?" Le preguntó Core intrigada al verla a ella y no a quién esperaba. Sus ninfas observaron curiosas.

"Core. Escúchame con atención." Le dijo entre resoplidos. "Se trata de tu mamá." La niña abrió los ojos como platos.

"¿Le pasó algo a mi mamá?" Preguntó temerosa. Hestia negó con la cabeza.

"No, pero se le ocurrió una idea que te afecta mucho." Le dijo, mientras la sujetaba por los hombros. "Arregló con Maia que te cases con Hermes." El rostro de Core casi se desfigura de espanto y se apartó de su tía. "Tranquila, pequeña…"

"No… yo… yo no puedo… yo…"

"Yo sé que quieres mucho a Hades." Le dijo Hestia, deteniéndola con las manos. "Lo sé desde hace algunas semanas. Por eso vine a decirte esto."

"¿Cómo… lo supiste?" Preguntó Core aún más espantada. Creía haber sido más prudente al respecto. ¡Si su madre se enteraba! Hestia la miró con amabilidad.

"Eso no importa ahora: tenemos un problema qué solucionar." Le dijo con seriedad. "Para eso necesito que vayas a cortar flores al valle de Enna. Cuando veas un narciso…"

"¿Cortar flores? ¿Cómo quieres que vaya a cortar flores cuando…?"

"… y que finjas desesperación." Añadió Hestia. "Hades ya está enterado de lo que ocurre y fue a pedir tu mano a Zeus."

"¡Pero Mi Madre Se Va a Negar!"

"Por eso necesito que vayas a cortar flores." Insistió Hestia, quien se dirigió hacia las ninfas, que miraban temerosas. "Niñas, necesito su ayuda."

Fin del Flashback.


Ciudad de Atenas.

Esa tarde.

Julián Solo suspiró amargado y miró a su alrededor. Isaac de Kraken, quien se encontraba a una prudente distancia, se encogió de hombros cuando cruzó miradas con el dios. Poseidón hizo una mueca y miró alrededor suyo. ¿Y Ahora? ¿Qué se supone que debía hacer? Ya, está bien: él era Poseidón, dios de los mares, los terremotos, los caballos y un montón de otras cosas más. NO era el dios de los consuelos, por mucho que no pudiera negarse a darlos.

Estaba en un café que quedaba cerca de la facultad a la cuál asistía a clases. El dios de los mares observó una vez más a su alrededor con algo de hastío. Hades le había llamado la noche anterior (a horas que hacían meritorio un buen golpe, más aún porque se había pasado la noche en vela estudiando), pidiéndole por favor se reuniera con él, porque tenía que hablar con alguien. Y helo allí, atendiendo a los deseos de su hermano, quien, dicho sea de paso, estaba sentado frente a él, con la cabeza apoyada en la mesa… deshaciéndose en lastimero y patético llanto.

No se veía digno.

No es que no quisiera apoyar a su hermano en lo que fuera que lo estaba afligiendo tanto, pero tenía cosas mejores que hacer en ese momento… como estudiar para su examen de Cálculo que tenía al día siguiente y para el cuál apenas había avanzando con la materia.

Julián miró la profusa cabellera de su hermano sin saber qué hacer, mientras Hades seguía llorando a toda madre por una razón que no había logrado captar. Poseidón suspiró y se pasó la mano por la cara. ¡Qué Vergüenza! Nunca se lo habría esperado del dios del Inframundo, su taciturno hermano, ni en medio millón de milenios. ¿Qué miércoles le habría pasado? Julián, algo dudoso, le dio unas palmaditas de apoyo en la espalda a Hades, mientras seguía deshaciéndose en escandalosas lágrimas, sin dejar de mirar en rededor suyo. ¡Quién lo hubiera pensado de él! Mejor le seguía el juego: parecía estar bastante afligido y no se veía como para echar bromas. Julián suspiró: ¡Ojalá que nadie lo estuviera mirando!

"… entonces se fue y no he vuelto a saber de ella. ¡LA HE BUSCADO POR TODO EL INFRAMUNDO! Pero no aparece." Explicó entre sollozos. "No sé qué hacer, Poseidón… ¡La Extraño Mucho! La quiero de regreso, pero no sé… err… Julián, ¿me estás escuchando?" preguntó tras alzar un poco la mirada.

"Err… Perdón, ¿decías?"

"…"

"Disculpa, es que no te entendí palabra con tanto llanto."

"Perséfone me dejó." Tras decir esto, Hades pareció encogerse en su asiento, sepultó su rostro en la mesa y volvió a llorar. Poseidón, que ahora sí le había entendido, lo miró de hito en hito. "Se fue hace once días y no la encuentro."

El tren del pensamiento de Julián sufrió un severo descarrilamiento en ese momento. ¿Había escuchado bien?

"¿Qué Perséfone se FUE del Inframundo cuando?" Julián soltó aire: Hades no se estaba portando a la altura de su título. Pobre. "¡Qué CHASCO! Démeter te va a sacar la piel a tirones cuando te vea: te detesta más de lo que me detesta a mi."

"… Démeter no sabe que Perséfone no está conmigo."

"¡¿QUÉ?!" Julián casi se pone de pie de un salto. "¿CÓMO QUE NO SABE?"

"Hace tres días fui al Olimpo… y no pude encontrar a Perséfone allí." Explicó el acongojado dios mientras jugaba con sus dedos. "Y eso que me pasee por todos lados y no dejé piedra sobre piedra…"

"¿Entraste a los baños de las ninfas?" Preguntó Julián con una sonrisa picarona.

"No." Gruñó Hades.

"¡Bah! ¡Qué desperdicio de tu casco de invisibilidad!"

Hades dejó caer la cabeza sobre la mesa, causando gran estruendo, aunque esta vez no lloró. Julián se cruzó de brazos y lo miró con una mueca. Se compadeció de su hermano: nunca había tenido la misma suerte con las mujeres que tenían Zeus y él mismo y encima perdía a la única mujer que amaba y a quién le había sido enteramente fiel. Eso era todo un record para los dioses… a menos que Hades les hubiera ocultado algo, claro, pero conociéndolo, lo dudaba. Para colmo de males, Perséfone era la única que lo había aguantado los últimos 3500 años.

Julián suspiró. Le recomendaría que cambiara el estilo del peinado, que se portara más simpático y menos grave y seguro le lloverían las mujeres.

"Estoy preocupado." Dijo de pronto Hades. "Tengo un extraño presentimiento: temo que algo malo le pase. Es como si algo dentro de mi me pidiera que no la deje sola, como si me llamase, pero por más que la busco, no la encuentro."

"Lo que te pasa y conociéndote, seguro tu casa está hecha un desastre con lo desordenado que eres." Julián puso las manos detrás de la cabeza. "Tú no te conseguiste una esposa, te conseguiste un ama de llaves." Añadió. Hades lo miró furibundo.

"Yo me conseguí una esposa a la que amar, por más que nadie me crea." Aseguró con voz grave. "Amo a mi Perséfone, pese a todo Y SABES a lo que me refiero."

Julián se calló. Hades tenía que estar diciéndole la verdad. Además, de otro modo no se explicaba que hubieran permanecido tanto tiempo juntos, sin haber tenido hijos, por mucho que se hubiera llevado a su chica a la fuerza. Poseidón miró por la ventana: su hermano se veía genuinamente deprimido y ansioso por encontrar a su esposa. ¡Bah! Ese sin duda no era el problema real. Frunció el ceño: si Démeter se llegaba a enterar que su linda hijita no estaba donde debería y que para colmo estaba perdida en alguna parte del mundo… Se puso pálido y exhaló al pensar en esto. Su estómago dio un vuelco extraño y dejó caer los brazos. Si Démeter se llegaba a enterar de todo esto… ¡AUCH!

"¿Me ayudarás?"

"Hades… ¿sabes lo que pasará si Démeter se entera que Perséfone NO ESTÁ contigo?"

"Tengo una idea muy clara: me pasará lo mismo que al abuelo Urano y me dejará sin día del padre." Hades suspiró derrotado. "No puedo buscarla libremente en el mundo humano sin romper un par de tratados y en verdad que la echo mucho de menos…"

"Junto con tu castillo, que tiene que estar cayéndose a pedazos."

"Julián, por favor, en serio necesito tu ayuda." El dios del inframundo se cruzó de brazos. "Nunca te he pedido un favor y esto es muy importante para mi: Puedo darle un buen susto a tu profesor de Cálculo. Ya convencí a Thanatos."

"No es necesario, bro, mi examen es mi problema y puedo pasarlo sin ayuda." Le dijo Julián fijándole la mirada. "Te ayudaré: pondré a mis marinos a buscar de inmediato."

"Por favor, que…"

"… serán cautos, ya lo verás. No quisiera levantar sospechas en el Olimpo, mucho menos con lo sensible que se pone Démeter en esta época del año."

Hades asintió con la cabeza y se puso de pie, siendo imitado en el acto por Julián. Ambos hermanos se dieron un amistoso apretón de manos.

"Tengo que partir. Te doy las gracias por esto que haces por mí. Llámame cuando tengas noticias."

"Así lo haré."

Poseidón le hizo una seña a su hermano, mientras este se alejaba con paso cansino del café en el que se habían reunido. Una vez que se hubo marchado, Julián se dejó caer derrotado en la silla. ¡QUÉ PROBLEMA! Tenía que manejar esto con mucho cuidado o el desastre sería notable. Cualquier paso en falso y despídete del mundo. ¿Cómo fue a pasar esto? ¿Cómo le que a pasar esto a la pareja más estable del Olimpo? ¡Feh! Las mujeres eran todo un problema cuando se lo proponían. Julián tomó su celular, movido por una corazonada. Isaac se acercó a él.

"¿Señor? ¿Algún problema?"

"¡Uff! Uno muy gordo." Le dijo mientras marcaba el teléfono. "Por favor, siéntate y dame unos momentos." Julián encontró el número que buscaba y comenzó a llamar. "¿Alo? ¿Athena? Soy yo, Julián, tu tío favorito. ¡Adivina con quién acabo de hablar!"

"¿HICISTE LAS PACES CON LA TÍA ANFITRITE?" Preguntó Saori al otro lado de la línea con particular entusiasmo. Julián tuvo un tic nervioso.

"No, no… para nada. Hablé con tu otro tío favorito: Hades."

"¿Y… qué quería?"

"Verás… no te vayas a reír de esto, porque es muy serio. Perséfone se fue del Inframundo y vi a tu tío muy…"

"¿Afligido? ¡Entonces sí la está buscando!" Exclamó Saori con alegría.

"Sí, ¿Por? ¿Acaso sabes algo?" Preguntó Julián extrañado por esta reacción.

""

"¿Athena?"

"Ay no… Promete que no le dirás nada a nadie… o que al menos serás muy prudente."

"Hecho… ¿Pasa algo malo?" Julián Solo se quedó en silencio mientras Athena le hablaba al otro lado de la línea, sin interrumpirla ni una sola vez. Isaac vio como su señor tragaba una buena cantidad de saliva y abría más los ojos. Al final suspiró. "… Eso cambia mucho las cosas: tendremos que ser muy cautos."

"¿Acaso crees que no lo sé, Julián?"

"Hay que arreglar esto de algún modo."

"Cuanto antes mejor…"

"Sin que se entere Démeter."

"¿Alguna idea?"

"¡Oye! ¡Tú eres la diosa de la estrategia!" Julián carraspeó. "Se me ocurre algo… por mientras… ¡Trata de convencerla que regrese al Inframundo!"

"Lo haré… Disculpa Julián, pero tengo que irme… Shion me llama."

"Dale saludos y cuídate. Llama por cualquier cosa."

Julián colgó el teléfono y lo dejó sobre la mesa. Isaac lo miró tranquilo, mientras miraba como su señor ponderaba aquél vuelco de los eventos. ¡A ver como desenredaban aquél lío sin que hubiera bajas! ¡Al demonio con sus estudios! El examen de cálculo podía esperar.

"¿Señor?"

"Necesito hablar con Hestia y con Zeus." Afirmó mientras tomaba su celular y se ponía a marcar algunos números.

Continuará.

Por
Misao–CG.


Próximo capítulo…

"… Disculpa que te moleste, no te quitaré mucho tiempo, pero ¿Has visto por alguna casualidad de las casualidades a Perséfone?" Le preguntó Hades sin mayor rodeo. "Es que…" el dios se detuvo unos momentos. "… es que la traje conmigo… y… mencionó algo de ir a pasear sola… y… no la encuentro…" Era evidente que Hades no quería decirle que Perséfone no estaba con él desde hacía días. A lo mejor creía que la diosa iría a decirle a Démeter o algo así…


PS: Las respuestas a sus review están en mi profile, como bien sabrán. Espero que esto les haya gustado. ¡GRACIAS POR LEER!