¡HOLA A TODOS! Podría decirse que esto pasa en forma paralela a la semana previa al nacimiento del bebé. Cuenta como un fic aparte, si se quiere decir de algún modo. Las cosas son simples. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. Les ruego que se den una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.

Un especial agradecimiento a Ekléctica, quien se dio el enorme trabajo de corregir el fic.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA.

Principio 58 para ver y entender Manga: Es posible incorporar las artes marciales a todo aspecto de la vida.

Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.


Capítulo 7: Más diosas entran en escena.

Estancias de Athena. Salita de Estar.

Tres horas después.

"¿Diga?" Contestó Saori su celular con algo de temor, al identificar gracias a la pantalla quién era quien la llamaba. Era la segunda llamada que atendía, luego de hablar con Julián.

"Athena ¿Eres tú?" Preguntó Hades al otro lado de la línea. Saori, al reconocer la voz, aguantó la respiración.

"Err… sí, soy yo. ¿Ocurre algo, tío Hades?"

"…"

"¿Tío?"

"No te preocupes, no llamo por nada en especial." Aclaró el dios del inframundo con cierto dejo de tristeza en su voz. "Verás, llamaba para avisarte que estoy resolviendo algunos asuntos personales en Atenas, pero nada que amenace tu integridad."

"Oh. Bien. Gracias por avisar…"

"Luego de eso regresaré al Inframundo, pero después tengo que ir al Olimpo… ¿Te puedo hacer una pregunta?"

"¡Claro tío, lo que quieras!" Saori tragó saliva y sujetó su celular con ambas manos.

"Disculpa que te moleste, no te quitaré mucho tiempo, pero ¿Has visto por alguna casualidad de las casualidades a Perséfone?" Le preguntó Hades sin mayor rodeo. "Es que…" el dios se detuvo unos momentos. "Es que la traje conmigo… y… mencionó algo de ir a pasear sola… y… no la encuentro." Era evidente que Hades no quería decirle que Perséfone no estaba con él desde hacía días. A lo mejor creía que Saori iría a decirle a Démeter o algo así.

"Err…" Balbuceó Saori sin saber qué contestar. "¿Dijiste Perséfone? Este… yo… verás…"

"Oh… ya veo. No está contigo ¿verdad?"

"…"

"No hay problema. Ya seguiré buscando." Dijo Hades apenado. El dios había interpretado el balbuceo de Saori como inocente ignorancia. "Bueno, me despido…"

"Oye tío ¿No has probado en llamarle al celular?" Sugirió Athena. Hades, al otro lado de la línea, abrió los ojos como platos. ¿Por qué no se le había ocurrido la idea antes? FEH.

"Tienes razón. Lo haré. Gracias y adiós."

"Adiós, tío. Salúdame a mi papá si lo ves."

"Lo que tú digas." Ambos dioses colgaron la línea al mismo tiempo.

Saori se quedó mirando el celular algún rato, hasta que finalmente se apoyó en el respaldo del sillón en el que estaba sentada. Suspiró profundo. Necesitaba contarle a alguien sobre esta llamada, pero no tenía a quién, ya que estaba sola con sus pensamientos en la salita de estar. Alisa se había quedado en Escorpión, cuidando Kyrus. Athena había subido hasta allí hacía una hora y media, junto con Perséfone, para esperar el arribo de Artemisa, quién llegó media hora después acompañada de uno de sus ángeles, Teseo. Una vez que la diosa de la cacería, la luna y los partos, protectora de las muchachas vírgenes y demás títulos hubo llegado, se llevó una fuerte impresión al ver a Perséfone, quien, con timidez, la saludaba con un ademán de cabeza.

Se dio lugar entonces a una larga explicación de los hechos que ya conocemos, que iban desde el motivo por el cuál Perséfone estaba en el Santuario, hasta las razones del porqué Athena le había pedido a Artemisa que fuese lo antes posible. Con cierto grado de incredulidad, la diosa recién llegada escuchó con atención todo lo que le dijeron… y como no vio mentira en ninguna de sus hermanas (los lazos de parentesco entre estos dioses son complicados, así que dejémoslo en que eran hermanas), decidió darle el beneficio de la duda y accedió a revisar a Perséfone en privado. Por esta razón Athena se encontraba sola en la salita de estar, en espera de noticias.

Athena se guardó el celular en uno de sus bolsillos, luego de bloquearlo. En ese momento, se abrió la puerta de la sala. Teseo, que desde que había llegado con Artemisa no había pronunciado sonido alguno y mantenía el ceño fruncido, le abrió paso a su Señora, quien entró con su usual elegancia y caminó hasta ella: se sentó en uno de los sillones, frente a Saori. Cómo venía sola, Teseo cerró la puerta y avanzó algunos pasos hasta Artemisa. La diosa asintió al ver los grandes e insistentes ojos de su hermana Athena sobre ella, ansiosa de noticias.

"Se quedó en su cuarto." Dijo con tranquilidad. "La llamaron al celular, así que la dejé sola: creo que era el tío Hades." Artemisa se miró las manos unos momentos y volteó la cabeza hacia su ángel. "Teseo ¿Serías tan amable de esperar afuera?"

"¡Señora Artemisa!"

"Por favor. Necesito hablar en privado con Athena."

Teseo asintió con la cabeza y con lento caminar salió de la habitación. Una vez que cerró la puerta, Artemisa le sonrió a Athena con complicidad.

"Perséfone tiene mucho en qué pensar ahora." Dijo tranquila. "Debo admitir que no te había creído, pero después de que hablé con ella… Me contó todo lo que pasó y porqué se fue del Inframundo. No vi mentira ni en sus ojos ni en su cosmo."

"¿La vas a delatar?" Preguntó Saori muy seria. Artemisa negó con la cabeza, cerró los ojos, se mordió el labio y apretó el puño. De pronto abrió los ojos, que se veían brillantes, al tiempo que un fondo de corazones, burbujas rosa y flores aparecía detrás de ella.

"¡Por supuesto que no! Lo que más necesita Perséfone ahora es apoyo y se lo voy a dar. Además sé cuánto tiempo esperó por este suceso y cuántas lágrimas derramó." Artemisa miró al techo con un bonito latido de corazón. "¡Hacía tiempo que no escuchaba algo tan bello!" Dijo con los ojos brillantes. La diosa carraspeó y recuperó su fría compostura. "Eso sí: Me preocupa lo que pueda llegar a pasar si la tía Démeter se entera."

"El invierno nuclear será un chiste al lado del desastre que dejará." Suspiró Saori de brazos cruzados. "Entonces, ¿Perséfone está…?" Artemisa le sonrió y asintió.

"Eso es lo que hace su situación más complicada: Ocurrirá a finales de la primavera, si todo sale bien." Artemisa suspiró de gusto. Athena aplaudió de contento. "Hace mucho que no pasaba esto entre los dioses: será todo un evento social." Nuevamente los ojos de la diosa se llenaron de estrellas. "¡Tengo que comprarme vestido nuevo! Hay tantas cosas bonitas que comprar y tan poco tiempo." El rostro de Artemisa se ensombreció de golpe y se cruzó de brazos. "Hay que mantener a la tía Démeter a raya."

"¡El tío tiene que saber!" Exclamó Saori con firmeza. "¿Te imaginas? Tiene que saberlo sí o sí."

"Antes que Démeter, si es posible." Comentó Artemisa. Meneó la cabeza preocupada. "Perséfone no puede alterarse mucho, está muy delicada: no debió irse del Inframundo, menos pasar tanto tiempo al frío. Es una diosa, pero aun así eso podría hacerle mal."

"¿Cómo dices? Pero ella es una diosa…"

"Aún así hay riesgos, pequeña."

Ambas suspiraron preocupadas y se quedaron en silencio por largos minutos. De pronto, cruzaron sus enormes, brillantes e ilusionados ojos. En un abrir y cerrar de ojos se acercaron la una a la otra y se tomaron las manos, llenas de entusiasmo, con los ojos muy brillantes.

"¡Seremos Tías!"


Olimpo. Estancias de Hestia.

La diosa del hogar dejó la revista de decoración que estaba leyendo a un lado y tomó un sorbo de su té de limón y naranja. Una fuente de agua gorgoteaba tranquila y una suave brisa inundaba el lugar, en contraste con el severo frío que estaba asolando Grecia. Hestia retomó su revista e intentó proseguir con su lectura. El hogar crepitaba tranquilo. La casta diosa del hogar y la familia disfrutaba su preciada soledad.

¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING, RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING, RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!

Sonó su celular. La diosa suspiró derrotada, preguntándose molesta en qué estaría pensando cuando había accedido a aceptar aquél condenado aparato, mientras rebuscaba el molesto artefacto. ¡Apenas lo usaba y no la dejaba tranquila! Cuando hubo encontrado el susodicho teléfono, lo contestó sin detenerse a mirar quién la llamaba.

"¿Diga?"

"¿Cómo está la diosa más guapa del Olimpo entero?"

"Hola Poseidón. ¿Qué tal?" Le saludó Hestia con una sonrisa. "Ten cuidado que si Afrodita te escucha, te va a restregar esa manzana suya por la cara."

"¿Afrodita? Mmm… Siempre puedo convencerla para…"

"No vengas con vulgaridades, Julián." Advirtió Hestia, encendiendo un poco su cosmo. Al otro lado de la línea, una enorme gota le resbaló a Julián por la cabeza. "Dime qué necesitas."

"Disculpa hermanita." Se disculpó Poseidón. "Necesito un enorme favor…"

"¡No Me Digas Que Por Fin Hiciste Las Paces Con Anfitrite!" Exclamó Hestia muy alegre.

"No. Además no tengo como hacer las paces con ella, si no sé ni donde está o si ha reencarnado siquiera." Gruñó Julián de mal humor. No le gustaba que le recordasen a Anfitrite. Carraspeó molesto. "Como decía, necesito un favor y mucha discreción de tu parte. Recalca eso de MUCHA discreción."

"¿Qué ocurre?"

"Es complicado… verás… se trata de Perséfone y Hades."


Palacio de Hades. Inframundo.

Pasado el Mediodía.

Hades colgó el teléfono. Julián tenía el celular ocupado: quizás ya había conseguido noticias sobre Perséfone y estaba haciendo algunas consultas o dando algunas órdenes. Se puso de pie y salió de su estudio, esquivando algunos escombros. El Inframundo y su castillo eran un caos: como no podía concentrarse tan sólo en una cosa, todo lo que había hecho le había salido a medias: el castillo estaba a medio asear y había una cola impresionante de almas impacientes que tenían que entrar que ya amenazaban con demandarlo. Para colmo algunas se habían ido a ver si podían entrar al Xibalbá, a probar suerte en otras religiones o a asustar a los vivos. A tanto había llegado el asunto, que incluso había recibido un memo de Zeus pidiéndole que por favor pusiera más atención a su trabajo, para luego preguntarle si se sentía bien o no, pues era extraña tanta negligencia de su parte. Hera puso un post scriptum de que por favor no se estresara y se tomara un té de manzanilla para calmar los nervios.

Feh.

Salió del estudio. Un cocker spaniel de color blanco y manchones café claro esperaba en la puerta con una pelota en el hocico. Hades, al verlo, sonrió y se agachó a su lado para acariciarle la cabeza. El perro le entregó la pelota y meneó la cola con energía.

"Ahora no, Cerberos. No estoy de humor: pídele a alguien más que juegue contigo."

Cerberos le clavó los ojos a Hades de la forma que solo un perro mimado puede hacer, y gimió para conseguir un mejor efecto en el dios. Este nada más se limitó a suspirar de tristeza y a rascarle detrás de las orejas. El perro, fiel a su amo, se subió a su regazo, y, alzando el hocico, le lamió la cara. Hades le dio unas palmaditas en la espalda, lo dejó en el suelo y se alejó con paso triste.

Sí, leyeron bien. Cerberos y cocker spaniel van ligados entre sí. Es difícil asociar la imagen del terrible perro de Hades, de tres cabezas y cola de escorpión, cuya función es vigilar la puerta del infierno, con la del inofensivo perrito faldero que acabamos de ver, pero es cierto. Aquél cocker no era otro que Cerberos en su forma real, que sólo mostraba cuando estaba dentro del castillo, en sus jardines o en el regazo de Perséfone. Sólo cuando estaba haciendo su trabajo, vigilando que las almas impuras no se escapasen del tártaro, se veía como la terrible criatura a la que estamos acostumbrados.

De verdad Cerberos era un mimado: como Hades y Perséfone no tenían hijos, malcriaban al perro como si fuera uno, y como desde que Adonis había muerto que no habían niños en el Castillo del Inframundo, pues… ¡AY! del que le hacía algo al chiche de la casa: ese sí que era un perro con suerte.

Hades avanzó arrastrando los pies y levantando polvo a medida que caminaba. Había contratado esa mañana a una empresa en aseo doméstico para que limpiase el castillo, en vista de la increíble incapacidad de sus espectros para desempeñar esas tareas. Aún seguían trabajando en el castillo, bajo la atenta vigilancia de Queen Alraune, pero aún no llegaban a los pisos superiores y al paso que iban, se tardarían un poco.

El dios se sentía muy deprimido. Caminaba con las manos en los bolsillos, arrastraba los pies y sentía el pecho muy pesado. No hacía mucho había hablado con Perséfone por el celular, pero había metido las patas de nuevo y la diosa le había colgado antes que pudiera retractarse. ¡Qué Alguien le Explicase porqué Perséfone estaba tan voluble! Nada más le había dicho que la casa se caía a pedazos, eso era todo. El tino con las mujeres no era lo suyo.

¡Hades quería a su Persefoncita de vuelta!

Pasó por el cuarto de Pandora. La puerta estaba semiabierta y era más que obvio que la arpista estaba adentro. Quizás estaba de ánimo para conversar con él y ayudarle a aliviar su pena. Además… quizás podría contarle como le había en aquella misión a la que la había enviado con Radamanthys, a un descampado a ver si estaba lloviendo, con el afán de que estuvieran a solas, lo cual no había resultado según lo planeado (se habían regresado a los pocos minutos con una seca negativa). Sin ningún tipo de advertencia, Hades entró al cuarto dando grandes zancadas.

KYAAAAAAAAAAAA!" Gritó Pandora de pronto, cubriéndose con su bata y encendiéndose como semáforo. Hades pegó un brinco. "Mi Señor ¿Qué Se Supone Que Hace?" Preguntó Pandora molesta.

"¡No Grites Así, Pandora, Me Asustaste!" Protestó Hades en defensa propia.

Debo detenerme a explicar: en el momento en que Hades decidió entrar al cuarto de Pandora, ésta se estaba depilando las piernas con cera, y tuvo el tiempo justo para cubrirse con su bata cuando el dios entró tan de improviso. Esto no pareció molestar a Hades, pues se sentó, cruzado de piernas, frente a ella.

"¿Asustarlo yo? Pero usted me asustó primero." Rezongó Pandora, mientras se anudaba el lazo de la bata. "¿Le molesta?" Dijo muy enojada, haciendo alusión a que estaba haciendo algo privado, que la dejara depilarse tranquila y sola de preferencia.

"¿Te estás depilando? No, no me molesta: tu sigue no más, no te voy a molestar." Le dijo Hades sin captar que no era bienvenido. Pandora tuvo un tic en un ojo. "Estoy deprimido, necesito hablar con alguien, y como pasé por tu cuarto y vi que estabas, pensé ¿quién mejor que tú? Por lo tanto…"

Pandora miró a Hades sin poder creer lo que escuchaba y lo que veía. No sólo la interrumpía a mitad de su depilación, sino que para colmo comenzaba a contarle sus penas y desventuras. ¿Es que no podía depilarse en paz nunca? O una mejor pregunta ¿Qué había hecho para merecer esto? Hades comenzó a contarle lo triste y miserable que se sentía sin Perséfone a su lado. Nunca antes se había dado cuenta lo valiosa que ella era para él… se detuvo suspirando. Sí, la quería, y la extrañaba mucho. Esos últimos días le habían hecho recordar la época en la que se cortejaban y se sentía muy solo.

No era algo para la risa, aunque Pandora estuviera tentada: Hades estaba realmente afligido, y aunque no derramaba lágrimas, ganas no le faltaban. Lo peor de todo es que como la chica lo miraba con una mezcla de piedad, incredulidad, compasión y odio asesino, interpretó esto como que Pandora sufría lo que él, así que Hades no se cohibió y continuó con sus lamentos de viudo de verano (o de otoño, mejor dicho)

Pandora dejó que Hades siguiera hablando y se sacó el pedazo de cera que tenía adherido a una de sus piernas, apenas arrugando la nariz. Dejó el desecho a un lado y procedió a poner una nueva capa de cera, para retirarlo al cabo de unos momentos, de un tirón, apretando los labios de dolor. Iba a repetir esta misma acción en otro sector de su pierna, cuando descubrió a un muy intrigado Hades mirando sus acciones con particular fijeza. Esto la incomodó un poco.

"¿Te duele?" Preguntó.

"Un poco."

"¿Mucho?"

"A veces duele más que otras veces."

Pandora estaba ofuscada. Aplicó la cera y tras esperar algunos instantes, volvió a retirarla. ¡Feh! Ya que Hades la había interrumpido y argumentado que no le importaba que se depilara, pues se depilaría. ¡Gracias al Cielo Que ya había acabado con el área del bikini y otras partes vergonzosas! Esta vez, como no estaba del todo concentrada, hizo algo mal y le dolió más que otras veces.

Auch!"

"¿En serio te dolió?"

"En serio."

"No te creo."

"Pues allá usted."

"Pienso que eres una exagerada." Hades estiró la nariz. "No parece que doliera tanto."

"Es que ya estoy acostumbrada. ¿Puedo depilarme en paz?" Preguntó Pandora no muy contenta. Hades le hizo una seña con la mano, pero no dejó de observarla. "Señor, con todo respeto… me pone nerviosa."

"Es que Nunca había visto como se depila." Confesó algo sonrojado y curioso. "¿Qué usas?"

"Cera."

"Tengo curiosidad. ¿Me depilas?"

"¿QUÉ?"

Creo que el estar 'soltero' afecta el grado de madurez de un hombre. Ya saben, sin que la figura de la esposa, o novia, esté cerca, los niveles de madurez deben descompensarse y retrotraerse hacia estados más pueriles, en los que hacer o pensar idioteces como esta es cosa común. Pandora casi se muere cuando Hades se levantó parte del pantalón, revelando así su peluda y masculina pierna derecha.

¿PORQUÉ Perséfone NO SE LA LLEVÓ CON ELLA Cuando Se Fue Del Inframundo?

"¿Me depilas? Solo para probarte que no duele."

"Nunca he dicho que no duele."

"No me discutas y depílame."

"¡Pero Señor! No puedo, le va a doler mucho." Pandora no se lo podía creer. "Estos pelos están muy gruesos y largos."

"¡Depílame!"

"No."

"Pandora, ¡Depílame! Es una orden."

Pandora entrecerró los ojos. Bueno, ya que Hades parecía disfrutar con el dolor y como además le debía VARIAS desde que Perséfone se había ido… Ni modo. Se encogió de hombros, se acercó un poco a la pierna de Hades, tomó la paleta de madera y aplicó una generosa capa de cera en la pierna del dios, desde la base de la rodilla hasta el empeine, pensando en el chasco del sándwich, de la cena y del descampado no hacía mucho.

"¿Te quejas de que esté un poquito caliente? No duele nada. ¡Esto es inaudito!" Exclamó el dios en un arranque de testosterona. Pandora lo miró con cara de estatua, para luego poner una sádica sonrisa. ¡Vaya Que Lo Iba A Disfrutar! Lástima que no tenía una cámara de fotos. "Ustedes las mujeres son unas exageraaaaa…"

De un simple tirón, Pandora arrancó el trozo de cera, depilando casi a la perfección dicha divina pierna, interrumpiendo así a su señor. Los ojos de Hades estallaron en lágrimas, luego que sus pupilas se redujesen a diminutos puntitos. Se puso de color amarillo y verde. Tragó aire y lo exhaló en el acto. Aguantó la respiración y contuvo el grito en su boca por algunos escasos minutos, mientras las lágrimas fluían sin cesar por sus mejillas.

"¿Duele, mi Señor?" Preguntó Pandora llena de sarcasmo. ¡Ah, La Venganza se sirve mejor fría!

"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!"

El grito de Hades se oyó hasta en el Olimpo.


Santuario de Athena.

Mientras Tanto…

Hestia, quien prácticamente había volado al Santuario luego que le colgase el teléfono a Julián, era guiada por Shion por los pasillos del Templo Principal. Ya estaba por llegar hasta las Estancias de Athena, donde estaban sus sobrinas, cuando se detuvo unos instantes, al igual que el Patriarca. Creyeron oír un rugido a lo lejos. Ambos intercambiaron una curiosa mirada y se encogieron de hombros al cabo de unos momentos.

"Ha de haber sido mi imaginación." Comentó Hestia con una sonrisa.

"Creo que sí, Señora: o quizás debió ser el viento." Le apoyó Shion.

Continuará.

Por
Misao–CG


Próximo capítulo...

"… Unos veinte segundos después, Eris y Ate, aun comiendo el dulce de leche, se asomaron por el armario una vez que Zeus y Poseidón se hubieron ido, con los ojos de un tamaño poco natural. ¿En serio habían escuchado lo que habían escuchado? Se miraron a la cara con una traviesa sonrisa y asintieron con la cabeza…"


PS: Ya sé que no debí haber depilado a Hades, pero bueno, una nunca se cansa de reírse de él. Aunque ya me pondré más buena con el pobrecito, que ya ha sufrido lo suyo y bastante. Datitos de Mitología griega… ya saben quién es Artemisa, hermana gemela de Apolo, diosa de la caza, los partos, la Luna y protectora de las muchachas vírgenes. Es hija de Zeus y la Titánide Leto: nació primero que su hermano. La Manzana a la que Hestia hace referencia, es la que Eris, la Discordia, arrojó al suelo durante las bodas de Peleo y la nereida Tetis (los padres de Aquiles), que tenía la inscripción 'Para la Más Bella…' Como Hera, Athena y Afrodita eran quienes podían haber reclamado la manzana, Zeus, antes de enemistarse con su esposa, hija favorita y hermana, le pide al príncipe troyano Paris que decidiera al respecto, antes de meterse él en un problema. Hera le ofrece a Paris poder sobre el mundo a cambio de la manzana, Athena le ofrece Sabiduría, y Afrodita le ofrece el amor de la mujer más bella del mundo (Helena, hija de Zeus y Leda)… Paris le entregó la manzana a Afrodita a cambio de lo que le ofrecía, lo cual se convirtió en uno de los antecedentes de la Guerra de Troya. Ahora… si bien no es mitología griega, para quienes no saben Xibalbá es el 'inframundo' que aparece en el Popol Vuh Maya, el cual es en esencia demoniaco. ¡GRACIAS POR LEER!