2.- La cena.

Todos se encontraban sentados alrededor de la mesa del comedor. A la derecha, Severus Snape, Abigail Campbert y Arthur Gioio; y a la derecha Sirius Black, Margaret Shannon y Bellatrix Black. En la cabecera de la mesa, una silla vacía.

Valerie entró con una gran fuente y empezó a servir la sopa.

-¿Esperamos a alguien más?-preguntó Bellatrix.

-Al séptimo invitado-informó Rogers.

-¿Y quién es nuestro anfitrión?-dijo Margaret.

El mayordomo rió entrecortadamente y salió del comedor.

Se hizo un profundo silencio.

-Bueno- empezó Abigail- creo que romperé el hielo yo. Hay gente aquí que no se conoce...

Margaret sonrió y abrió los brazos.

-¡Pues yo conozco a todo el mundo!

Algunos bajaron la mirada, otros se miraron. Abigail abrió mucho los ojos.

-¿Ya no se acuerda, profesora? Tres años en Gryffindor, antes de mi expulsión por "comportamiento indecente".

La señora Campbert  torció el gesto, recordando su breve estancia como sustituta en Hogwarts.

-Ya me acuerdo. También del individuo que está a su lado.

Sirius miró al lado opuesto de la mesa mientras tosía "Snivellus". En su asiento, Severus se volvía gradualmente amarillo.

-¿Qué considera indecente, señorita Shannon?- inquirió Snape, olvidándose del insulto.

-Bueno- Margaret se colocó coqueta el cuello de la túnica- digamos que me pillaron demasiado cariñosa con uno de mis compañeros... Creo que incluso durante tres días estuve casada con él.

Arthur formó una mueca en su cara y ella le miró con curiosidad.

-¿Qué le ocurre, señor Gioio? ¿No está usted casado?

El aludido pareció indignarse.

-Con el único con el que estoy permanentemente casado es mi elegante gato escocés.

La cara de Severus se deformó al imaginarse al decorado felino de Gioio.

-¿Y usted, señora Black?-Margaret se giró hacia Bellatrix, que la miró sorprendida-.No nos ha dicho nada. ¿Está usted casada?

-Si, pero conservo mi apellido de soltera. Tiene clase.-dijo mientras le lanzaba una mirada a Sirius quién, instantáneamente, miró en otra dirección apretando los labios. Gioio se percató del gesto.

-Un momento...Su apellido es el mismo que el del señor Black...

-Es muy común –dijo Sirius.

Bellatrix se rió entre dientes.

-¿Tanto te molesta, primito?-dijo.

Sirius la miró fijamente a los ojos. Los demás invitados parecían esperar que se lanzaría a por ella a través de la mesa.

-¿Y qué es lo que hace su marido?-prosiguió Margaret para relajar la situación, cosa que tuvo efecto en todos los invitados. Sirius bajó la mirada en un último esfuerzo por contenerse ante la mirada juguetona de Bellatrix, quien se dio por ganada la batalla.

-Nada - contestó.

-¿Nada?- Abigail se acercó las gafas a los ojos.

-El pobre se pasa todo el día tumbado boca arriba- respondió muy tranquila.

-Pues yo prefiero colocarme boca abajo.¡Já!-se rió Margaret.

                             *                *             *

La sopa estaba servida y empezaron a comer.

¡¡¡SRUUUP!!!

Sirius levantó la vista del plato para ver cómo cinco pares de ojos le miraban atónitos sorber con ruido la sopa.

-Perdón...-dijo mientras escondía la cabeza hasta casi tocar la pajarita con la nariz. El color de sus mejillas las hacía parecer dos cerezas maduras.

Miradas de reproche recorrieron la mesa.

¡¡¡SRUUUP!!! ¡¡¡SRUUUUUP!!!

A Bellatrix se le cayó la cuchara de la mano. Gioio tomaba su sopa casi como Sirius y se acompañaba de un ruido similar. Margaret abrió mucho los ojos.

-Ya no tengo hambre...- Snape soltó la cuchara.

En ese momento Valerie entró recogiendo los primeros platos y sirviendo una especie de tortilla blanquecina como segundo.

La señora Campbert comía con muchas ganas. Ante al asombro de los invitados, sonrió ampliamente.

-Éste es uno de mis platos favoritos- comentó.

Rogers entró de nuevo en el comedor.

-¿Por qué no esperamos al último invitado? Su comida se le va a enfriar- preguntó Sirius.

Valerie le dirigió una sonrisa.

-Ya le "pondgué" algo calentito- contestó.

-¿El biberón, querida?- dijo Margaret mientras levantaba una ceja.

La camarera sonrió sin entender la broma y salió del comedor hacia la cocina.

DING, DONG

Todos se quedaron fijos en sus sitios. Sirius se dio cuenta de que, del susto, había vaciado su copa de agua en el vestido de Margaret.

-Lo..siento...-dijo mientras trataba de limpiarla. Miró hacia la mesa.- Soy un poco patoso...

-Déjalo- dijo Margaret en tono cortante. Él, preocupado por disculparse, no se había dado cuenta de la trayectoria de sus manos, que iban derechas a una parte peligrosa de su túnica.

De pronto, se escuchó el ruido de la puerta al abrirse y la voz de Rogers.

-Buenas noches, señor Byrnison. Le esperábamos.

Una voz de hombre le contestó:

-Buenas. Lo siento, no encontraba la dirección-añadió en tono agrio.

-¿Me permite su maleta?

-No –se apresuró a contestar el extraño-. La dejaré en el vestíbulo. ¿por qué cierra la puerta con llave?

-Aquí no hay magia, señor.

En el comedor se miraron atónitos.

-Deme la llave-.Byrnison le exigió.

-Antes tendrá que pasar sobre mi cadáver –sonrió Rogers-. Ahora, si me acompaña al comedor, los demás invitados le esperan.

Ruido de pasos por el pasillo. Todos intentaron tragar la curiosidad y se esforzaron en parecer normales.

Rogers entró en el comedor.

- El señor Byrnison -anunció.

Un hombre cruzó el umbral de la puerta. Era muy alto y su cara le daba el aspecto de un cuervo en todos los sentidos: tez muy pálida, pelo negro brillante peinado hacia atrás dejando ver unas amplias entradas en la frente...Unos diminutos ojos grises a los lados de una nariz afilada completaban el cuadro que contemplaban los presentes.

El recién llegado se sentó a la cabecera de la mesa. La camarera tenía el semblante serio cuando se acercó a él con la sopa.

-No, gracias...-dijo Byrnison en tono áspero.

Se hizo un breve silencio, hasta que Rogers sacó de su bolsillo un papel cuidadosamente doblado.

-Bien- empezó-. Todos recibimos una carta. –Se la acercó a la cara y tosió aclarándose la voz:-"Estimado señor Rogers. Espero que pueda hacer acto de presencia como mayordomo a una fiesta, en la cual se comentarán cosas que le serán de gran interés. Firmado: un amigo."- Se guardó de nuevo la carta con cuidado.-Luego la dirección y las instrucciones a seguir. ¿Me equivoco?

-Yo recibí una carta similar...menos por lo de "mayordomo", claro- dijo Margaret.

-Yo también-dijo Sirius, pensando melancólico en el burruño de papel arrugado de su bolsillo.

Todos los demás asintieron entre ellos.

-También yo recibí una carta...-dijo Byrnison con tono enigmático.

-¿También decía lo mismo?- preguntó Rogers.

-No-contestó cortando en seco.

Valerie entró con el segundo plato para el recién llegado.

-Puedes llevártelo, Valerie-dijo-. Ya he cenado.

Rogers abrió la boca.

-¿La conoce?- preguntó.

-Nos conocemos-respondió, acariciando la falda de la camarera-.¿Verdad, preciosa?

Ella se alejó con cuidado, sin saber que hacer ni que decir y mirando al mayordomo desesperada. Los demás no sabían bien dónde mirar.

Rogers rompió el hielo.

-¿Les apetece fruta u otra clase de postre?

Bellatrix depositó suavemente su servilleta sobre la mesa y Abigail apartó con cuidado el plato de sí. Por un instante, Sirius y Gioio se miraron interrogantes.

-En ese caso-continuó el mayordomo- para el café y la copa hagan el favor de seguirme al salón.