¡HOLA A TODOS! Podría decirse que esto pasa en forma paralela a la semana previa al nacimiento del bebé. Cuenta como un fic aparte, si se quiere decir de algún modo. Las cosas son simples. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. Les ruego que se den una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.
Un especial agradecimiento a Ekléctica, quien se dio el enorme trabajo de corregir el fic.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!
ADVERTENCIA.
Principio 72 para ver y entender Manga: Mientras más posesiva sea una mujer, menos oportunidades tiene de quedarse con el hombre de sus sueños.
Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 9: En el Santuario de Athena.
Casa de Libra.
Aldebarán se rascó la cabeza y enarcó una ceja, presa de la más aguda curiosidad y extrañeza. No era el único… los demás dorados tenían expresiones similares y no lograban explicarse tal decisión de su diosa. Aioros se puso un dedo sobre la frente.
"A ver si lo entendí… ¿Athena nos acaba de decir que dejemos pasar a cualquier dios que aparezca, por muy amenazador que se vez, excepto a Eris?"
"A menos que ya esté sordo, eso fue lo que dijo." Dijo Dohko, mientras se refregaba los oídos. Varios santos dorados se miraron a la cara.
"¿Eso incluye a Hades?" Preguntó Alde con aprensión.
"Athena dijo que a cualquier dios, excepto Eris… y Hades es un dios."
Los santos dorados emitieron un gruñido de disgusto y resignación. Levantaron la cabeza cuando sintieron un poderoso cosmo no lejos de Atenas y tragaron saliva. Dohko se llevó las manos detrás de la cabeza.
"Mejor cada uno se va para su casa." Dijo con tono cansino. "Ya comienzan a llegar las visitas." Todos asintieron y en silencio, se alejaron a su respectivo templo.
¡Qué problemáticos eran los dioses!
Templo Principal. Habitaciones de Invitados. Cuarto de Perséfone.
"¡QUE HORROR! ¡TODO ESTÁ PERDIDO, PERDIDO!" Exclamó Saori, mientras se jalaba los cabellos y corría por alrededor del cuarto.
Perséfone se había sentado en el suelo, abrazando una almohada y media muerta del miedo. Artemisa, con una enorme gota en la cabeza, aleccionaba a Teseo de que no se interpusiera en el camino de los dioses y que cooperara todo lo que pudiera con Shion, quien se veía algo pálido.
"¡Mi mamá me va a matar, me va a matar! ¿Por qué me pasan estas cosas a mi?" Bufaba Perséfone llena de miedo.
"¡Mi Pobre Santuario!
"¡Ya Cálmense las Dos! ¡Nadie se va a morir!" Protestó Artemisa con energía, logrando su objetivo. Athena la miró con ojos grandes y Perséfone se mordió el pulgar. "¡Feh! Démeter no va a matar a nadie… sí se va a enojar, pero no nos va a atacar. ¿Cómo creen? Quizás va a estar…"
"Artemisa." La interrumpió Saori. "Démeter se enteró por Eris que Perséfone está aquí."
Casi en forma imperceptible, Artemisa abrió más los ojos, pero… no fue sino hasta que el cosmo de Démeter hubo llegado al mundo humano que perdió los colores. Tomó aire y se acercó a sus hermanas, agachándose junto a Perséfone.
"Te quedas detrás de nosotras en este cuarto, y no sales por nada del mundo. Saori… ¡Ve por tu escudo!"
"¿Y qué harás tú?"
Artemisa la miró con una neutral expresión.
Un centro comercial en Atenas.
"Esa que va allí está más linda." Dijo un tipo muy bien parecido, que estaba apoyado contra un barandal. "¡A eso yo le llamo una buena retaguardia!"
"Creí que te gustaban menos anoréxicas, hermano mayor." Le dijo otro que estaba a su lado. "¿Qué tal esa de allí?"
El celular del primer tipo sonó. Este le tomó y miró la pantalla, para luego poner una interrogante expresión en su rostro. Su hermano menor, y compinche de parrandas, lo miró curioso.
"¿Quién es, Apolo?"
"Es Artemisa…" Apolo contestó el celular. "¿Diga?"
"¡APOLO! Es Horrible, Toda Una Calamidad. ¡Necesito tu Ayuda!"
"¡Hola Artemisa! ¡Que Amable De Tu Parte Recordar Que Tienes Un Mellizo! Yo estoy muy bien, gracias por…"
"¡Ya déjate de bromas, Apolo! Necesito tu ayuda: ¡Ven al Santuario de Athena antes que la tía Démeter nos corte la cabeza!" Bramó Artemisa al otro lado de la línea. Sonaba tan urgente que Apolo ni siquiera chistó.
"¿Qué cosa?"
"¡Que La Tía Démeter Nos Va A Matar A Athena, A Perséfone Y A Mi Si No Vienes YA MISMO A Ayudar A Tus Pobres E Indefensas Hermanas!"
"¿Qué Miércoles Hace Perséfone Allí?" Preguntó Apolo sorprendido. "¿No que está con…?"
"¡VEN YA!"
Artemisa colgó el teléfono, dejando a Apolo con un extraño sabor en la boca. Este se quedó mirando al aparato unos instantes, por completo extrañado, hasta que la voz de Hermes lo distrajo.
"¿Problemas con Artemisa y la tía Démeter?"
"Perséfone está en el Santuario de Athena… y la tía no parece feliz."
"¡¿Perséfone?!" Preguntó Hermes extrañado, pero luego se encogió de hombros, como olvidando su pregunta. "¡Bah! Seguro exageran. Ya sabes como son las mujeres: son unas exager…" El violentísimo cosmo de Démeter bañó el centro comercial. Hermes y Apolo miraron al techo y luego cruzaron preocupadas miradas. "Err… conozco un atajo."
Santuario de Athena. Casa de Escorpión
Mientras tanto…
Milo aferró al bebé contra su pecho con delicada firmeza e impulsó a Alisa detrás de sí. Démeter pasó rauda por la octava casa, sin prestarles siquiera atención. El santo de escorpión tampoco hizo el intento por preguntarle nada. Soltó aire cuando la furiosa diosa hubo comenzado a subir hasta Sagitario. Su hijo, quien apenas se había perturbado por tan agresivo cosmo, se movió un poco y procedió a chuparse una de sus manitos. Como salido de un trance, Milo le acarició la espalda y dejó que Alisa le abrazara por la cintura. Su mujer observó preocupada la salida.
"Menos mal que no estoy arriba." Comentó nerviosa. Sin ser capaz ella de sentir ni un ápice de cosmo, Alisa no había quedado del todo indiferente ante la tremenda furia que despedía la diosa. "Espero que todo salga bien para Perséfone."
"Y yo que no se inicie una nueva guerra santa." Comentó Milo, todavía inquieto. "No salimos bien de una y ya estamos con líos hasta el cuello de nuevo a las pocas semanas."
Kyrus estornudó y gimoteó molesto, atrayendo para sí la atención de sus padres. Alisa rápidamente revisó la carita de su hijito, mientras Milo le cambiaba de posición para que fuera más accesible. Entonces el santo de Escorpión sintió cierto escalofrío en sus pies. Miró al piso con suspicacia… ¿Acaso alguien estaba usando los pasadizos secretos? Iba a hacer el comentario, cuando dos cansados cosmos llegaron hasta su templo.
"¡Esto parecía más fácil caminando!" Bufó Hestia.
"No puedo creer estos escalones… ¿Es que Athena no ha oído hablar de las escaleras mecánicas?" Se lamentó Hera.
Milo, al notar la repentina llegada de las dos diosas, rápidamente se puso delante de Alisa y cubrió a su bebé con sus brazos. Hestia y Hera recuperaban el aliento: a diferencia de Démeter, no se veían peligrosas, pero con los dioses uno nunca podía estar seguro. En esto, Hera notó la presencia de la pequeña familia… y puso ojos brillantes.
"¡Hestia, MIRA ESTO!" Hera corrió hasta Milo, lo que lo puso bastante nervioso. Alisa aguantó la respiración. "¡QUE NENE MÁS ADORABLE!"
"¡UUUH! ¡COSITA PRECIOSA!" Exclamó Hestia, quien se puso junto a su hermana. Ambas diosas miraron con ternura al bebé, que apenas abrió los ojos y las miró largamente.
"¡Aaaaaaaaw!" Exclamó Hera. De pronto le clavó los ojos a Milo, quien se apuró en hacer una respetuosa reverencia. "¿Dónde está tu esposa, caballero?"
"Err… ¿aquí?" Dijo Alisa sin soltar la capa de Milo.
"¡Cariño! ¡TE FELICITO! Tienes un bebé adorable y un buen marido. Me das sana envidia." Le dijo Hera con entusiasmo, antes de volverse hacia Milo. "Me complace que hayas abandonado tus mañas: creí que tendría problemas contigo."
"…"
"Hera, los estás inquietando…"
"Vuestro matrimonio cuenta con mi protección. Ahora si nos disculpan… tenemos que irnos." Sin esperar ni un segundo más, Hera reinició su carrera escalones arriba.
"Vuestro hogar también cuenta con mi protección." Les dijo Hestia con amabilidad. "Por cierto… ¿Démeter pasó hace mucho rato?"
"No… debe estar llegando a Capricornio." Dijo Milo muy tenso. Hestia le sonrió, se despidió y siguió los pasos de Hera. El santo de escorpión volvió a soltar el aliento. Alisa tomó a su bebé de los brazos de su papá.
"Venga mi niño… ¿Milo? ¿Qué fue todo eso?" Preguntó Alisa, que aún no salía de la impresión.
"No lo sé… pero al menos obtuvimos algunas bendiciones…"
"Cierto."
Templo Principal. Estancias de Athena.
Shion estaba angustiado. Saori le había prohibido que intentase detener a Démeter, quien ya estaba en gloria y majestad justo al frente del cuarto de Perséfone. Athena, con su escudo y con Niké, enfrentaba a su tía con templanza, pese a que esta se veía bastante… bueno… digamos que si no le había cortado la cabeza era porque Artemisa estaba en el camino, tratando de contenerle los brazos.
"¡MOCOSA IMPERTINENTE! ¿CÓMO TE ATREVES A HACER TAL BARBARIDAD? ¿QUIÉN TE HAS CREÍDO QUE ERES? ¿QUÉ ES LO QUE CORE TE HA HECHO PARA QUE LA TENGAS PRISIONERA LUEGO QUE…?"
"Tía, no sé de qué hablas, pero si te calmas, capaz de pueda explicar."
"¡NO TE HAGAS LA MOSCA MUERTA! ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJA?"
"Tía, hazle caso a Athena: cálmate y te diremos donde está Perséfone."
"¿COMO QUIERES QUE ME CALME, HIJA DE LETO?" Démeter estaba muy alterada y sufriendo una subida hormonal de instinto materno puro al 100 por ciento. "¡MI HIJA ME NECESITA Y USTEDES ME IMPIDEN VERLA! ¿Acaso, Artemisa, Estás Coludida Con Hades Y Athena?"
"No, tía, no entiendes: Perséfone está bien, solo…" Comenzó a decir Athena, pero…
"¡MIENTES!"
Démeter blandió su guadaña en el aire y amenazó a ambas diosas, quienes, en un inesperado y fraternal gesto, se abrazaron llenas de miedo (sin atinar a protegerse con el puñetero escudo). Shion y Teseo aguantaron la respiración, haciendo enormes esfuerzos por obedecer las órdenes de sus respectivas diosas… pero el golpe nunca llegó. Apolo y Hermes lo impidieron: mientras Apolo sujetaba a su tía con una sencilla llave, Hermes le quitó la guadaña y la dejó fuera de su alcance. Démeter se debatió furiosa y cuando Apolo la dejó ir, le dio un divino bofetón.
"¿CÓMO TE ATREVES A INTERFERIR CUANDO MI HIJITA ESTÁ EN PELIGRO?" La diosa se volvió hacia Athena que seguía abrazada a su hermana mayor. "¡EXIJO QUE LIBERES DE INMEDIATO A CORE!"
"Perséfone no está presa, está en ese cuarto, tía, por favor, ¡Contrólate!" Le dijo Saori ya más calmada, soltando a su hermana. "No dejaré que la veas si estás así de alterada."
"No sé lo que te dijo Eris, tía, pero ten en cuenta que ella *es* la discordia." Puntualizó Artemisa. "No te alteres o harás que Perséfone se estrese y eso no le hará bien." Suplicó con ojos de cachorro y con las manos juntas bajo su mentón.
"¿Qué está pasando?" Preguntó Hermes, quien sufría disgustos cuando no sabía algo. Ojalá que Fama no supiera o eso le dolería en el orgullo varios meses. "¿Me Explican?"
"¡Yo también quiero saber algunas cosas!" Dijo Apolo mientras se sobaba la mejilla. Hacía tiempo que al dios no le daban una cachetada. Artemisa y Athena se pusieron delante de la puerta.
"¿DÓNDE ESTÁ CORE?" Insistió Démeter con angustia de madre. "¡Exijo Ver a Mi Hija!"
"Está aquí, pero no te dejaremos verla si primero no te…"
Comenzó a decir Athena, pero Démeter, de un empujón, la sacó de su camino a ella y a Artemisa, y de un puntapié abrió la puerta del cuarto. Los cuatro hermanos, Apolo y Hermes sin entender nada (aunque captando que Démeter estaba demasiado voluble como para hablar civilizadamente), se abalanzaron contra la puerta que se cerró de golpe por la diosa y nada de lo que hicieron pudo lograr que se abriera. Athena y Artemisa se miraron preocupadas.
"¿Nos Pueden Explicar Qué Está Pasando?" Exigió saber Apolo, ya no de tan buen humor.
En eso, aparecieron Hestia y Hera en el pasillo, jadeando y sudando la gota gorda, pues habían subido los escalones a toda prisa sin estar en las condiciones físicas óptimas. Haciendo uso de un divino esfuerzo, corrieron hasta el grupo de hermanos. Hera se apoyó en Apolo y Hestia en Artemisa.
"¿Llegamos a tiempo?" Preguntó Hera.
"¿Dónde está Démeter?" Quiso saber Hestia. Saori recogió su escudo y señaló la ahora cerrada puerta.
"Está con Perséfone."
Las recién llegadas se pusieron pálidas de la impresión.
Continuará.
Por
Misao–CG
Próximo Capítulo.
… Hera, Artemisa, Athena y Hermes escuchaban a través de la puerta, ayudadas con un vaso. Apolo también estaba en la misma actitud, pero él estaba escuchando a través de un estetoscopio. La única que no espiaba era Hestia, aunque tenía una actitud vigilante. Los 4 hermanos apenas si respiraban para escuchar mejor…
PS: Algo cortito, pero como ven, no faltó nada de acción. Espero no haberlos aburrido con este monstruo. ¡GRACIAS POR LEER!
