¡HOLA A TODOS! Podría decirse que esto pasa en forma paralela a la semana previa al nacimiento del bebé. Cuenta como un fic aparte, si se quiere decir de algún modo. Las cosas son simples. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. Les ruego que se den una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.

¡MUCHAS GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA! Kala–neechan por reírse de mis locuras y a Yukime–chan por leer mis barrabasadas.

Un especial agradecimiento a Ekléctica, quien se dio el enorme trabajo de corregir el fic.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA.

Principio 82 para ver y entender Manga: Toda persona mayor de 50 años puede saltar unos 10 u 11 metros desde una posición vertical.

Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.


Capítulo 10: Conteniendo a Démeter.

Templo Principal. Habitaciones de Invitados.

"¿Mamá?"

Perséfone se puso de pie. Había estado sentada en la cama todo el tiempo, haciendo añicos sus uñas, desde que sus hermanas o primas habían salido del cuarto y desde que había sentido llegar a su madre al Santuario. Démeter, quien tenía ambas manos apoyadas contra la puerta y que sujetaba con furia maternal, casi rompe en llanto al oír la voz de su hija. Giró la cabeza con aprensión.

"Mi Niña Hermosa. ¡ME TENÍAS TAN ANGUSTIADA!" Con el rostro bañado en lágrimas, Démeter corrió hacia su hija y la abrazó con fuerza. Perséfone le devolvió el abrazo feliz de la vida: luego que su madre se enterara de cierto detalle, dudaba mucho que quisiera abrazarla de nuevo en mucho tiempo, así que tenía que aprovechar.

"Mamá: no exageres. ¡Yo estoy muy bien!"

"¿Cómo Vas A Estar Bien?" Démeter le sujetó las mejillas. "¡Mírate! Tienes los ojos hinchados, ojeras, te ves demacrada, tu cabello no tiene brillo. ¡Hasta subiste de peso!" la diosa de la agricultura la observó unos instantes. "¿Por qué no le dijiste a tu madre que ese malnacido de Hades te estaba faltando el respeto de forma tan cruel? ¿Por qué no me dijiste que sufrías tan horrendamente? Zeus podría haber hecho algo."

Perséfone forzó una educada sonrisa, sin saber muy bien cómo responder. La situación le resultaba bastante incómoda.

"Mamá… Mi señor Hades nunca me ha hecho nada." La diosa no obstante, no pudo evitar gruñir entre dientes. "Excepto ignorarme…"

Démeter observó bien a su hija. Esta se veía muy nerviosa, como cuando quería ocultarle algo. Interpretó esto como temor a alguna represalia del dios del Inframundo y como la diosa de la agricultura siempre buscaba la oportunidad para hablar y pensar mal de su hermano… adivine no más qué debió haber pensado. Pero la razón del nerviosismo de Perséfone no era el que su madre creía, sino otro… y con cada minuto que pasaba se ponía cada vez más nerviosa y temerosa. Si bien seguía brava con Hades por haberla ignorado, eso no quería decir qué…

"¿Cómo fue que escapaste, Quién te ayudó, Por qué no fuiste conmigo? Athena. ¿Qué te hizo esa mocosa malcriada?"

"¿Aparte de darme ropa seca y un refugio estos días? Nada." Perséfone sujetó las manos de su madre. "Athena se ha portado muy bien conmigo, incluso Artemisa, con lo fría que es. Mam , Yo no escapé del Inframundo: sencillamente salí sola…"

"Eso Fue Porque Hades Te Maltrata." Exclamó entre sollozos. "¿Por qué no viniste con tu madre? ¡Te hubiera protegido!"

"¡Hades No me Maltrata!" Puntualizó severa. "Me enojé con él, ¡Eso es todo!"

"¿Por qué no viniste a contarle eso a tu mamá que tanto te quiere?" Le preguntó Démeter sujetándola por los hombros. "Debiste haberme dicho que te forzaba: Habría hecho algo para…"

"Hades Jamás Me Ha Forzado. ¿Quién te dijo semejante barbaridad?"

"Eris me contó que te forzó cruel y salvajemente…"

"¡ERIS! No me lo creo. ¿LE CREÍSTE A ERIS?" Perséfone pestañeó incrédula, y de muy, muy mal humor. "¿Estás de broma?"

"¡No Dijo Nada Rebuscado! Hades es un infeliz capaz de cualquier cosa."

"Eso no es cierto mamá." La diosa entrecerró los ojos y la quedó mirando feo. "¡Deja de hablar así del dios que amo y con el que me casé!"

"¿Cómo Puedes Defenderlo Luego de lo que Te Hizo? Core: ¡Escapaste del Inframundo, llena de miedo!"

"No Escapé. Me fui muy tranquila porque estoy BRAVA con Hades, eso es todo." Perséfone se cruzó de brazos. "Y Lo Defiendo Porque Lo AMO. Tal como tú amaste a Jasión: Hades no me hizo nada que yo no permitiese."

"Soy Tu Madre. ¡No Hables Así de Él En Mi Presencia!" Démeter se acercó a su hija y le tomó las manos. "¿Qué clase de hechizo te puso para que lo sigas defendiendo así? HADES ES UN MONSTRUO." Perséfone se alejó de su madre con delicadeza y firmeza, para luego clavarle la mirada.

"Entonces ese Monstruo, como tú lo llamas, me ha hecho la diosa más feliz de todas." Le dijo con dureza y entrecerró los ojos, dispuesta a continuar. "Hades es…"


Afuera de la habitación.

Hera, Artemisa, Athena y Hermes escuchaban a través de la puerta, ayudadas con un vaso. Apolo también estaba en la misma actitud, pero él estaba escuchando a través de un estetoscopio. La única que no espiaba era Hestia, aunque tenía una actitud vigilante. Los cuatro hermanos apenas si respiraban para escuchar mejor.

"Apolo… ese es el estetoscopio de Asclepios."

"Me lo prestó."

SHHH!" Chistó Hermes.

"¡Parece Que Le Va A Decir!" Aventuró Athena.

"¿En serio, QUÉ DICEN?" Quiso saber Hestia de inmediato.

SHHH!" Chistaron Artemisa y Apolo.

"¡Le Va A Decir, Le Va A Decir!" Exclamó Hermes inquieto. "No sé qué, pero ¡LE VA A DECIR!"

"Definitivamente le va a decir." Apoyó Hera.

Los mellizos estaban por expresar una vez más su malhumor cuando tres poderosos cosmos irrumpieron en el corredor. Shion y Teseo, que estaban a una buena distancia, observando MUY tensos, se hicieron rápidamente a un lado al ver a Hades con su cosmo totalmente encendido y listo para descabezar al primero que se le cruzase (Shion y Teseo sufrieron una severa acidez estomacal verlo así y caminar en dirección de sus diosas), y colgados de sus brazos y cintura, a Zeus y a Poseidón, quienes intentaban por todos los divinos medios detener a su hermano.

"¡Hades, CÁLMATE que nadie se muere!" Le pidió Julián.

"¡Ya Sé Que Estás Preocupado, Pero NO Es Para Tanto!" Exclamó Zeus. "¡Contrólate, hombre, por todos nosotros!"

"Déjenme. Ir. Con. *MI*. Perséfone." Gruñó Hades, usando gran parte de su cosmo para caminar. Hera y Athena se irguieron al ver al grupo.

"La prudencia dice que te calmes o lo vas a lamentar." Insistió el padre de los dioses, sin saber qué más decir para calmarle.

"¡No Me Hables De La Prudencia Que No Tienes Cara!" Exclamó Hades. "¡Te La Comiste De Las Dos Maneras!"

"No es el momento, Hades. ¡Guarda tu Espada o Te Pincharé Con El Tridente!" Les regañó Julián. "¡HABLO EN SERIO!"

PAPÁ, Qué Bueno Que Llegaste!" Exclamó Athena preocupada y con lágrimas de alivio.

Hades se liberó de sus hermanos y corrió hacia el cuarto en el que Perséfone y su madre discutían, totalmente aprensivo y temeroso por la integridad de su mujer. Zeus, Poseidón, Hermes, Hera y Athena le saltaron encima en el último momento, como si fueran jugadores de rugby, apresándolo para que al menos se quedara quieto. Hestia y Artemisa miraban escandalizadas. Zeus y Hades iban a decir algo, pero en ese momento…

"¡LE DIJO!" Exclamó Apolo de pronto, que no había dejado de oír a través de la muralla.

"¿YA LE DIJO?" Preguntó Hestia, extrañada de tanto silencio, volteándose hacia su sobrino con urgencia.

"¿Decirle QUÉ a QUIÉN?" Preguntó Hades… que dicho sea de paso era el único que no estaba enterado de la noticia.

Pues al parecer Démeter ya lo sabía.

"¿QUÉ HAS DICHO, INSOLENTE, CÓMO PUDISTE? ERES UNA PERDIDA. ¿CÓMO TE ATREVES A DESOBEDECERME?"

"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"

El furioso cosmo de Démeter salió de la habitación de Perséfone y pronto rebalsó el Santuario en ira maternal. Al mismo tiempo, otro cosmo igual de poderoso también se inflamó, pero éste no era agresivo, sino defensivo. Hades se puso pálido al notar que el cosmo de Perséfone se defendía de su madre, por lo que inflamó el suyo, tras desfigurar su rostro: si él podía evitarlo, nada dañaría a su mujer. Con inusitada fuerza, se levantó, quitándose de encima todos sus divinos familiares que intentaron detenerlo a toda costa, pero en vano, y blandiendo su espada de lado a lado (razón por la cual nadie se le quiso acercar), se abrió paso hasta la habitación.

Al fondo del pasillo, hasta donde Shion y Teseo se habían retirado por precaución, había algunas novedades. Doce caballeros dorados, los ángeles de Artemisa faltantes, algunos generales marinos y los tres jueces de Hades, se habían unido a Shion y Teseo, movidos por exceso de celo y aprehensión hacia lo que le podría ocurrir a sus respectivos dioses. Todos se cubrían los ojos para no mirar tanto desastre. Estaban tan absorbidos por la situación que se desarrollaba ante ellos, y tan pendientes del más mínimo llamado de auxilio, que hasta habían olvidado, de momento, sus rencillas.

"Feh." Dijo Minos. "Y creí que mi familia era la problemática…"

"Podría ser peor." Comentó Aldebarán.

Hades irrumpió en la habitación con violencia de una patada. Lo que vio no le dio tiempo de pensar dos veces. Perséfone se estaba defendiendo de su furiosa madre como mejor podía, pero como lo expresa tan sabiamente la ley de Murphy, le bajó la presión y estaba a punto de desmayarse, por lo que su defensa era algo precaria. Con su espada, Hades, en menos de un segundo, detuvo la guadaña de Démeter y con un hábil movimiento, la obligó a soltarla. Hades, a punta de espada, alejó a Démeter de su hija. Todos los demás dioses entraron a la carrera y a tropezones, pero la escena los dejó paralizados. Athena y Artemisa se mordieron las uñas; esta última intercambió unas palabras silenciosas con Apolo.

"¿Me Dices A Mi El Desnaturalizado?, ¿Qué Tienes En La Maldita Cabeza? Démeter, ¿Qué Clase de Madre le Hace Eso A Su Hija?" Hades apretó los dientes. "¡No Permitiré que Le Hagas Daño A Mi Esposa!"

"¿Hades?" Lloriqueó Perséfone, poniéndose de pie con la ayuda de la muralla.

"¡Maldito Violador!, ¡No Me Hables Que Luego Me Las Arreglo Contigo!" Ladró Démeter con los puños apretados, haciendo la espada a un lado y acercándose a su hija en temeraria actitud. Perséfone se puso de pie, temblorosa y pálida.

Zeus decidió intervenir en la situación, preocupado de lo que podría pasar, pero Hera se lo impidió, dándole a entender con la mirada que esperara un poco. Saori sujetó su escudo en alto. Hermes no se perdía ni un solo detalle. Perséfone intentó caminar hasta Hades, pero Démeter, en un rápido movimiento, le dio un certero bofetón que la tiró al suelo, Athena y Artemisa corrieron a asistirla. Hades, enojado, sujetó del brazo a Démeter con más fuerza de la necesaria y la empujó hacia un costado, bloqueándole el paso con su cuerpo.

"¡NO PERMITIRÉ Que Vuelvas A Tocarle Un Pelo A Mi Esposa!" Amenazó el dios.

DESCARADO, YO no voy a permitir que TÚ, MALDITA BESTIA ASQUEROSA, vuelvas a Tocarla!" Démeter se puso de pie y lo encaró con rabia. "¿Cómo te atreves a decirle 'esposa'? A UNA ESPOSA se la ama y TÚ ERES INCAPAZ DE AMAR." Démeter le dio un empujón que poco efecto tuvo. Zeus y Hestia intentaron contener a su hermana.

"¿Cómo Te ATREVES A Insinuar Eso Cuando…?" Comenzó a decir Hades, enfurecido hasta el tuétano, cuando fue interrumpido.

"¡ERES UN VIOLADOR PEOR QUE POSEIDÓN!" Chilló Démeter.

"¡Estoy Aquí por si NO se dieron cuenta!" Intervino Julián muy molesto. "¡Ese Asunto ya Estaba Zanjado!"

"¡Va a Estar Zanjado cuando Me Pagues La Pensión de Alimentos!" Démeter se volvió furiosa hacia los demás dioses, para luego clavarle los ojos a Hades. "Como que me llamo Démeter que No Voy A Permitir Que MI HIJA…"

"BASTA LOS DOS. ¡YA CÁLLENSE, CÁLLENSE, QUE ME DESESPERAN!" Gritó de repente Perséfone, furiosa, quien ya se había puesto de pie. "Nadie va a decidir por mí: ya tomé una decisión."

"Core, ¡no estás en posición de opinar!"

"¡CLARO QUE LO ESTOY! Y mi nombre es Perséfone."

"Démeter, Perséfone es lo bastante grande como para decidir eso ella misma." Dijo Zeus en un tono que no aceptaba discusión, mientras se cruzaba de brazos. Hera asintió con la cabeza.

"Core no sabe lo que quiere: está confundida." Espetó Démeter, señalando a su hija. "No está pensando bien."

"Eso es lo que tú quieres creer." Dijo Hades ya más calmado, intercambiando una tierna, pero sutil, mirada con su esposa.

"Yo sé lo que quiero. Mamá, te quiero mucho, pero no te metas en lo que hago." Perséfone apretó los labios. "NO tienes idea de cuánto esperé por esto." Añadió muy decidida.

"¿Esperar por qué?" Preguntó Hades intrigado. Démeter apretó los dientes.

"No puedes estar hablando en serio ¿Qué te puede ofrecer Hades? Te Ignora. Tu misma me lo dijiste."

"…"

"¿Lo ves? Ni tu puedes hacer nada contra eso."

Hades, enojado, iba a abrir la boca para dar su opinión al respecto y defenderse de algún modo, cuando Hestia le topó el brazo con la mano y le señaló a Perséfone con los ojos. Hera, Artemisa y Athena estaban con ella… y se veía tan bella como la primera vez que se vieron. Le sonrió a su esposa, siendo correspondido. Hera asintió con la cabeza.

"Si antes no te amaba, menos ahora. Además es el dios de muertos: ¿Qué apego puede tener por la vida?" Continuó Démeter.

"Más de la que crees, Démeter." Dijo Julián de pronto. Zeus carraspeó en señal de apoyo, pero no dijo nada. Perséfone rompió el contacto visual con su marido, como avergonzada.

"¿De qué hablan?" Insistió Hades. Algo le decía que le estaban ocultando algo.

"Aunque no me quiera, de todas maneras es mi deseo llevar esto hasta el fin." Sentenció Perséfone con el ceño fruncido.

"¡Ya déjense de hablar en clave que no me gusta estar…!"

"Hades… vas a ser papá." Le interrumpió Perséfone con los ojos llenos de lágrimas, como temerosa.

Todos los dioses presentes se quedaron helados y clavaron la mirada a los tres protagonistas de esta peculiar discusión, expectantes como no lo estaban desde la guerra olímpica contra los titanes. Hermes tragó saliva y sonrió: no sólo estaba feliz por su hermana, sino porque ¡Fama Se Iba A Quedar Calva De La Envidia Cuando Supiera Que Él Se Había Enterado Primero Que Ella! Hades casi se tragó la lengua (literal) y se volvió rápidamente hacia su mujer, mirándola de hito en hito, olvidándose incluso de respirar. Abrió la boca para decir algo, pero…

… Se desmayó y cayó de espaldas con un gran estruendo.

Démeter apretó los dientes, y presa de los celos y de furia hacia Hades, llamó su guadaña a su mano y atacó a su hija sin pensar en nada más.

Si había alguien en la habitación, que no estaba pensando bien, era ella y no Perséfone. ¿Quién lo diría de una deidad tan pacífica como Démeter?

Continuará.

Por

Misao-CG.


Próximo Capítulo...

"¡Que Fiesta! La familia debería reunirse más a menudo." Rió Apolo. El dios se volvió hacia Saori. "Oye, hermanita… ¿Cuándo me invitas de nuevo? Tienes unas amazonas de rechupe…" Artemisa en ese momento lo pescó de una oreja. "¡AYAYAYAYAY!"

"¡Tú Las Dejas A Ellas En Paz, Hermanito!" Le advirtió Artemisa. "No es el momento y debes recordar lo que le pasó a Dafne."


PS: No sé si lo habrán notado, pero es evidente que la habitación que Saori le prestó a Perséfone es lo bastante amplia como para albergar todos estos sucesos, si no fue así, pues no me explico cómo le hicieron para entrar todos a la misma habitación. Jasión es un mortal, el único y verdadero amor de Démeter. Ambos se reunían todos los días y las noches en los campos de trigo y se portaban como una enamorada pareja, haciendo de las suyas entre las espigas, pero… Zeus, quién ya estaba enamorado de Démeter, sintió celos y decidió deshacerse de la competencia para tener la pista libre… lanzó un rayo contra Jasión y el pobre se fue al patio de los callados, causando una profunda angustia y pena en la diosa por el amor perdido (y de paso el único que no la violó y la trató con ternura). De esta relación, nació un hijo, Pluto… y para cultura general, Zeus, una vez que Pluto hubo nacido, engendró a Core, aunque semiforzó a Démeter (la pobre tiene una asquerosa suerte con los hombres). Fama es la diosa de la fama (valga la redundancia). Ella anuncia a todo el mundo las peripecias y aventuras de los héroes y jamás se olvida de los sucesos heroicos. Metis era la Titánide de la Prudencia. Zeus se enamoró de ella e intentó seducirla. No obstante, y al ser la prudencia, Metis sabía que un amor con Zeus no podría traerle nada bueno, pero terminó rindiéndose ante los encantos del dios y ambos concibieron una hija. No obstante, antes de que la niña naciera, un oráculo le dijo a Zeus que el próximo hijo de Metis sería un niño que destronaría a su padre, por lo que a Zeus se le pasó todo el amor que podría haber sentido por Metis. Aun estando embarazada de la pequeña, Zeus invitó a la Prudencia a la cama, quién sin sospechar nada, aceptó. Pero ni bien Zeus la hubo estrechado en sus brazos… se la tragó. Sí, se la tragó con todo y embarazo, impidiendo con esto que se cumpliera el oráculo. Al tragarse a la prudencia, Zeus adquirió todas las facultades de la Titánide. Pero la historia no acaba allí: cuando se cumplió el tiempo en que la beba de Metis debió haber nacido, ocurrió algo curioso. Zeus se paseaba muy tranquilo por la orilla de un lago, cuando le dio una olímpica jaqueca. Fue tan fuerte que hasta no podía ver. Los gritos de dolor se escucharon por todo el Olimpo y los dioses acudieron a ver de qué se trataba con el ánimo de ayudar. Ni las artes de Apolo o los cuidados de Hera lograron aliviar le jaqueca del dios. Entonces Hermes fue por Hefesto, quien de un golpe de martillo, abrió la cabeza de Zeus para que el dolor cesara. Entonces… de la herida surgió Athena, ya adulta y completamente vestida para la guerra. El dolor cesó y la herida se cerró sola. Zeus conoció a su nueva hija, quién sería la predilecta… y "no cupo en sí de contento." ¡GRACIAS POR LEER!