Este nuevo desenlace, el auténtico, comienza en la misma escena que el anterior, cuando el mayordomo corta la corriente.
11 –Pero así, es como en verdad sucedió.
Lo siento, no quería asustar a nadie –comentó Rogers una vez hubo dado la luz.
¡Es un poco tarde para eso! –gritó Sirius enfadado.
El mayordomo lo ignoró y continuó.
Y entonces había tres muertos más.
¿Y quién lo hizo? –preguntó Bellatrix, más exasperada que nunca.
Nuevamente, el mayordomo pasó por alto la interrupción.
Consideremos los asesinatos uno por uno. ¡Señor Gioio!
El aludido tragó saliva, acosado por su tono autoritario.
Usted sabía que el señor Byrnnison no estaba muerto en un principio. ¡Hasta dando un único cursillo de primeros auxilios se puede diferenciar entre un paciente vivo y uno muerto! Usted disparó contra él en la oscuridad, y falló.
Arthur se tornó por enésima vez en esa noche del color rosa de su traje. Pero esta vez, sus ojos reflejaban miedo.
¿Y por qué lo hizo? –continuó Rogers -. Porque quería que nosotros le creyésemos muerto, así podría matarlo después sin que le viéramos.
¡Es verdad! –chilló Margaret-. ¡Era el que faltaba cuando encontramos muerta a la cocinera!
¿Pero cómo pudo matar a la cocinera si estaba con nosotros cuando fuimos a ver a Valerie, que gritaba en la sala de billar? –preguntó Sirius.
¡No lo hice! –gritó Gioio.
Abigail sonrió.
¿No esperará que le creamos? –dijo.
Debería creerle, señora Campbert, porque usted mató a la cocinera –sentenció Rogers.
La acusada abrió más los ojos.
Había sido su cocinera, y le dio informes al señor Byrnnison. Nos lo confesó en la comida. Los sesos de mono no se suelen encontrar en Inglaterra, señora.
Sirius se deshizo en arcadas al conocer la noticia.
Mientras tanto, Rogers se volvió hacia el hasta entonces silencioso Severus Snape.
Señor Snape, cuando finalmente pudimos acercarnos a la puerta a tirar la llave, usted cambió la llave del armario de las armas de mi bolsillo por otra... seguramente la que cogió del salón donde estaba encerrado el hombre del coche averiado. ¡Por eso no podíamos abrirles a Margaret y a usted cuando se quedaron encerrados, porque yo había tirado esa llave al bosque!
Severus se quedó fijo en su sitio, serio, sin mover ni un músculo.
Después –continuó el mayordomo- sugirió que nos separáramos. Así le sería más fácil dejar sola a su acompañante, la señora Shannon, en la sala de piano y dirigirse al salón por el pasadizo que Valerie le había enseñado y fingir encontrar el cadáver después.
Snape no se movió, Sólo gesticuló un atisbo de sonrisa y asintió levemente.
Todo ello, tras abrir el armario con la llave que ya había conseguido.
Dicho esto, el mayordomo agarró a Bellatrix por el brazo y la llevó hacia las escaleras.
Esto es increíble –dijo ella jadeando.
No tan increíble como lo que viene ahora, señora –la soltó para acabar de subir las escaleras-. Cuando estábamos arriba los dos juntos, yo me separé de usted para registrar el dormitorio principal. ¡Y usted...!
Bajó corriendo las escaleras para encararse con los fríos ojos de la aludida.
...bajó silenciosamente las escaleras y cortó la corriente.
Bellatrix hizo un ademán de llevarse la mano al bolsillo, pero allí no se encontraba su varita. No tuvo más remedio que seguir escuchando.
Después, cogió la cuerda del armario de las armas, entró en la sala de billar y esperó a Valerie para estrangularla.
Si –admitió ella-. Lo hice. Era una zorra. La odiaba con todo mi pequeño corazoncito.
Estaba celosa de que se "entendiese" con tu marido, por eso lo mató también a él.
Ninguno de los dos era indispensable –soltó fríamente.
Mientras estaba usted en la sala de billar –continuó Rogers-, la señorita Shannon fue hacia el armario de las armas, cogió el tubo de plomo ¡y mató al policía al que sobornaba!
La aludida soltó un gritito de emoción.
¡Guaaau¿Quién es usted, Sherlock Holmes?
Deduzco de ello que no lo niega.
¡Para nada¡Estoy admirada! –dijo sonriente.
Todos se miraron unos a otros. Un pensamiento rondaba el ambiente, pero nadie parecía dispuesto a mencionarlo. Finalmente, fue Gioio quien lo formuló.
Entonces, el señor Black mató a la de la propaganda¿no?
¡NO! –gritó el aludido.
Pues no queda nadie más –dijo Snape.
¡Aún queda una posibilidad! –gritó, jadeando, dirigiéndose al centro de la sala-. ¡La varita ha desaparecido¡Señores, vacíen sus bolsillos¡Señoras, abran sus bolsos¡Quién tenga la varita, es el ase...!
Pero la sorpresa no le dejó acabar la frase. Allí, en el hall, el asesino empuñaba la peligrosa varita explosiva. Eso sí, sin parar de sonreír.
Rogers, sabía que era usted –articuló Sirius.
Lo sé –dijo el mayordomo-. Y he preferido descubrirme yo mismo.
Disfrutó de la mirada de asombro del conjunto de invitados.
¿Saben qué es lo más gracioso de todo? –continuó-. Ahí va¿por qué creían que el Mago Invisible había muerto? No lo conocían hasta esta noche...
Sirius abrió mucho los ojos.
¡Usted es el señor Byrnnison!
¡Un momento! –exclamó Gioio-. ¿Se puede saber a quién maté yo?
A mi mayordomo –contestó el asesino-. Como cualquiera de ustedes, era sacrificable. De todos modos, gracias por ayudarme a deshacerme de mi red de espías e informadores. Ahora que les conozco personalmente, no les necesito. Eran una molestia. Ahora, además, ustedes no tienen nada contra mí.
Bellatrix se adelantó.
¿Todo esto, entonces, no tiene nada que ver con el trabajo de mi marido, las ocupaciones del señor Snape?
Señora –suspiró Rogers- el espionaje es una pista falsa.
¡No se saldrá con la suya! –gritó Sirius, en una mezcla de enfado y terror.
¿Yo? –rió el "mayordomo"-. ¿Por qué no íbamos a conseguirlo? Les sugiero que apilemos los muertos en la bodega, salgamos de uno en uno, y finjamos que todo esto no ha ocurrido.
Y usted continuará haciéndonos chantaje, naturalmente –comentó Margaret.
Naturalmente –comentó Rogers ampliando su sonrisa-. ¿Y por qué no?
Yo le diré por qué no –dijo Sirius.
Lo que ocurrió a continuación fue tan rápido que ninguno de los invitados podría decirlo con exactitud. Lo único evidente fue una explosión verde que dio contra una pared, y un inmenso perro negro que se abalanzó a la garganta del chantajista, haciéndole una herida de la que manaba la sangra a borbotones. Finalmente, estaba muerto.
En apenas unas décimas de segundo, Sirius había sido capaz de transformarse en perro, justo cuando el falso mayordomo descargaba su varita contra él. Afortunadamente, él fue más rápido en defenderse, saltando sobre él clavando sus afilados diente caninos en su cuello hasta matarlo.
Felicidades, Sirius –soltó Bellatrix-. Ahora tú también eres un asesino.
El perro, a los pocos segundos, se irguió sobre sus patas traseras hasta volver a adoptar forma humana.
Puede –dijo-. Pero ninguno de nosotros saldrá de aquí.
¿Vas a detenernos –soltó Abigail desafiante.
Yo no –respondió-. El grupo de aurores que esperan apostados tras la puerta principal.
Los ojos de la señora Campbert casi se salían de sus órbitas. A modo de explicación, Sirius sonrió.
¿Ha pensado alguna vez en el Reino de los Cielos?
Waw, 4 paginas, cada día mejor. Jeje. ¡YA ESTA ACABADO! No me lo creo... Dos años para acabar hoy.. Snif (me emociono). Bueno, que os ha parecido? Sé que es un poko lioso, pero lo he hecho lo más entendible posible. Es un momento histórico. A partir de ahora, me concentraré al máximo en Pinceladas de Sangre, y luego empezaré otra sobre la infancia de Voldy y el primer asesinato que presencia. ¡Espero vuestros reviews!
