Capitulo 8
¿Alguna vez han leído un cuento de Hadas?... yo he leído uno o dos a lo largo de mi vida, y también ha visto alguna películas basadas en ellos cuando era pequeño y me di cuenta de algo, son puras mentiras. Digo todo seria fácil si pudiéramos definir todo como un cuento… yo sería el príncipe azul, Pilica la princesa y Horo Horo el malvado hechicero que quiere separar a los protagonistas… o talvez Horo Horo seria mi princesa y Pilica la malvada bruja… el caso seria que yo solo tendría que matar al malo para vivir con mi princesa feliz para siempre. Pero esa no es la realidad.
Esto no era un cuento de hadas, nada solucionaría matando a alguien, para empezar ni siquiera había un malvado, nadie era el malo de la historia, bueno, talvez el único que podría entrar a esa definición era yo, sin embargo todo lo que ocurría a mi alrededor no era mi culpa, no podía controlar mis sentimientos… la triste realidad era que cualquiera de los caminos que escogiera, alguno de los hermanos Usui saldría lastimado, y yo no quería eso.
Pilica… Ella era una excelente compañera, era divertida, inteligente, astuta y culta… y por sobre todo, ante la sociedad ella era la mejor opción.
Horo Horo… Él era excelente… como todo… no solo tenía las cualidades que tanto me gustaban de Pilica, sino que le sumaba la inocencia en su mirada, lo infantil de su comportamiento, lo risueño de su voz, las mil y una formas que tenia para sacarte de quicio, todas aquellas cosas que yo no tenia… era como si fuera mi complemento.
Sin embargo, hasta hace una semana no había notado lo atractivo que era físicamente.
Esa mañana sentí como era despertado por unos labios curiosos que jugueteaban en mi boca. Abrí los ojos lentamente con algo de pereza para encontrarme con mi muy alegre esposa, era ella quien me besaba y de cierta forma me sentí algo decepcionado, parecía contenta, supongo que era por la noche que habíamos tenido, no creo que se escandalicen cuando les digo que tuve una noche algo agitada con ella, después de todo es lo normal, es mi mujer.
"buenos días dormilón" me saludo con cierto tono juguetón mientras volvía a besarme
"buenos días" respondí con algo de flojera.
"veo que aun no recuperas todas tus energías" me comento muy alegre. Me levante un poco quedando sentado sobre la cama.
"fue una noche larga" conteste tratando de seguirle el juego
"si… y muy divertida… que lastima que ya amaneció" tenia una sonrisa picara en su rostro. La verdad en esos meses había conocido una faceta que nunca imagine de mi esposa… era muy apasionada… mas de lo que yo soy…
"puedo continuar si tu quieres" me acerque para besarla pero justo cuando iba a tocar sus labios.
'gggggggrrrrrrrr" mi estomago rugió exigiendo algo de comer.
"lo siento" me disculpe algo apenado, era raro que me pasara eso, por lo regular me daba hambre hasta una hora después de despertar. Pilica rió con dulzura y después me beso.
"te diré que haré…" su voz tenia un toque sensual "iré abajo por el desayuno, lo traeré aquí…" acerco su rostro a mío "comeremos y después…" sonrió y me beso con cierta sensualidad.
"¿y después que?" pregunte con un sonrisa siguiéndole el juego
"después… ya lo veras" sonrió dándome un ultimo beso rápido para después levantarse de la cama sin ningún pudor, (ya imaginaran como), ponerse una bata y salir de la habitación.
Sonreí satisfecho, la verdad me alegraba verla feliz, lucia muy radiante, y esa forma de hacerla feliz en realidad no me incomodaba en lo mas mínimo. Me recosté de nuevo en la cama pero justo en ese lugar un pequeño rayo de luz, que se filtraba por la cortina, me dio en la cara, era algo incomodo si quería seguir descansando un momento.
Me levante dispuesto a tapar el pequeño intruso de luz, pero al llegar a la cortina pensé que no tenia caso recostarme de nuevo a dormir, ya que tenia planes con Pilica, así que decidí dar un vistazo al día, abrí la cortina completamente dejando iluminar así toda la habitación. Parecía un lindo día, el sol brillaba, los pájaros volaban de un lado hacia otro, y ninguna nube se vislumbraba en cielo, si un hermoso día, abrí la ventana y salí al balcón de la habitación para poder respirar el aire fresco.
El jardín de la mansión era enorme, y también hermoso, el color verde del pasto tapizaba toda la visión, y justo en lugares estratégicos secciones con árboles o bellas flores matizaban el paisaje dándole una armonía genuina. Sin duda quien lo decoro era un artista. No había notado nada extraño hasta que escuche unos ruidos extraños, la principio no lo entendí, pero poniéndole mas atención.
"… cuarenta y cinco… cuarenta y seis… cuarenta y siente…" era un conteo, alguien estaba contando. Busque de quien era la voz, y justo debajo de mi balcón (que explica porque no lo había notado antes) encontré el peliazul… o por lo menos a su espalda. Se encontraba haciendo lagartijas en ese momento. Lo mire en silencio sin interrumpirlo. "…cincuenta y uno… cincuenta y dos…"
Subía y bajaba de forma rítmica, era común verle hacer ejercicio desde su accidente, sin duda él quería recuperar la movilidad que había perdido en aquella ocasión, sin embargo yo nunca le había prestado atención cuando lo hacia, hasta esa mañana.
No llevaba mucha ropa, solo unos shorts azules, sus tenis negros y una ligera playera negra empapada en sudor, eso me hacia suponer que ya llevaba tiempo ejercitándose.
"…cincuenta y ocho… cincuenta y nueve… sesenta" dicho el ultimo numero se dejo caer de rodillas en el pasto, pude escuchar su respiración agitada, poco a poco se levanto sin ninguna prisa, ya en pie camino hacia el juego de jardín que se encontraba un poco mas adelante (claro tomando como punto de referencia el balcón donde yo me encontraba).
Tomo un toalla de la mesa de jardín, secando las gotas de sudor de su rostro que escapaban de su banda… curioso no, había cambiado sus bandas típicas por una deportiva de la cual resaltaba el logotipo de la marca cuyo nombre es homónimo al de la diosa de la victoria griega (solo digo que me pareció curioso)… al terminar, volvió a dejar la toalla en el mismo lugar para después tomar una botella como de 2 litros llena de agua… había otras dos ya vacías en la mesa… al sentirse satisfecho dejo la botella en la mesa.
Y entonces paso… casi en cámara lenta… cruzo sus brazos y tomo los bordes de su playera con ambas manos, poco a poco (al menos eso me pareció a mi) fue levantando su playera, esta se despegaba de su cuerpo dejando ver su pálida piel, sus músculos se tensaban a medida que la playera subía, esa tensión los hacia ver mas voluminosos, y no solo era eso, el sudor que en ellos había le daba un color aperlado casi sensual, algo así como salvaje… simplemente irresistibles… y justo al llegar a la parte izquierda de su espalda muy cerca del hombro un dibujo se vislumbro, no era un dibujo, era un tatuaje, una águila en pleno vuelo, sin duda un obra de arte hecha en el mejor de los lienzos, cuando por fin se quito la playera sus músculos regresaron a la normalidad, sus musculatura no era en verdad muy marcada, pero lo bastante para hacerlo ver muy sensual. Era increíble lo que la ropa a veces esconde, yo jamás imagine que debajo de sus vestimentas pudiera encontrarse tan glorioso espectáculo.
Cuando se sintió un poco mas fresco, comenzó a buscar algo, miraba la rededor de él en el piso, y al parecer lo encontró, detrás de él, se dio vuelta y se agacho para tomar lo que parecía ser una cuerda, pero esto me permitió verlo de frente, en su abdomen se marcaba un pequeño lavadero completamente empapado por el sudor, logre ver una gotas que resbalaban por su pecho hasta llegar a su vientre, dejando el camino que seguían marcado en la piel, y por un momento envidie a esas gotas… sentía mi cuerpo calentarse con una rapidez inaudita para mi. Todo mi ser estaba respondiendo ante la simple vista, ante el espectáculo privado que sin saber Horo Horo me estaba regalando.
Lo peor es que no podía despegar mi vista de aquello, sentía mi cuerpo arder pero mis ojos no obedecían la orden de ya no mirarlo, comenzó a saltar la cuerda con gran velocidad, para mi, eso era como hipnótico, mis ojos seguían con todo detalle cada movimiento de su cuerpo, al brincar y al caer. Pero el ruido de la puerta abriéndose por fin logro sacarme del hechizo en el que Horo me había dejado.
Vi a Pilica entrar con una bandeja llena de comida la cual dejo en una mesa cercana a la puerta, me sonreía como siempre. Por mi parte aun sentía el calor que en mi cuerpo se había despertado ante la magnifica recreación que había presenciado, y sin pensarlo mucho, mas bien solo por reacción, camine hacia Pilica como si de eso dependiera mi vida, la abrace con algo de violencia y la bese tan apasionadamente como… mas bien nunca la había besado de esa forma. Sobra decir que paso después… Solo que… nunca la había tomado de la forma en que lo hice aquella vez…
Quiero imaginar que el explicar mi reacción, el explicar el motivo de la pasión incontenible que sentí en aquel momento, es algo innecesario, se refleja sin problema.
Supe desde ese momento que ya no solo lo deseaba estar con el como se esta con una novia, si no como un amante, lo deseaba como se desea a una mujer tanto física como espiritualmente y supe también que este deseo me llevaría al colapso, tarde o temprano mi vida colapsaría ante su cuerpo, pero en aquel momento no pensé que fuera a ser tan temprano.
Hace 3 días, cuando acababa de llegar de la oficina, revisaba las cuentas que había que pagar de la casa, una de las empleadas me había informado que Pilica había salido, me dirigí despacio al cuarto de juegos, quería tomar un poco de coñac, el día en la oficina había sido estresante, entre al cuarto sin poner atención a mi alrededor, iba leyendo los estados de cuenta de mis tarjetas y los recibos que debía pagar por el mantenimiento de la mansión.
Me senté en un cómodo sillón mientras veía lo que pague por un broche de diamantes… a decir verdad yo no sabia que costaran tanto, nunca había comprado uno, Pilica lo vio en una ocasión en la paseábamos por el centro comercial… la próxima vez preguntare cuanto cuesta antes de darle mi tarjeta de crédito…
Bueno creo que me desvié del caso, el punto era que estaba bastante metido en la cuentas cuando sentí que alguien tocaba mi hombro izquierdo… no había nadie... Di una mirada de desconfianza pero seguí con lo que hacia, pero al poco tiempo sentí que me tocaban nuevamente pero esta vez en el hombro derecho… tampoco había nada… no soy muy miedoso, y si soy algo escéptico, pero no puedo negar que si me ponía algo nervioso la situación, pues el ser tocado por el viento no es una gran explicación.
Rodé mi mirada por toda la habitación y no parecía haber nadie, aun con desconfianza volví mi mirada a los papeles en mis manos. Me sentía algo tenso cuando sentí que alguien me tomaba de las manos y ante mis ojos aparecía una cara completamente blanca… al menos eso reconocí. Seguida por un:
"¡¡¡¡¡¡BBBBBBBUUUUUUU!" como reacción ante el pánico sentido solté un pequeño grito… bueno talvez no tan pequeño. Más tome a la persona de las manos y en un movimiento rápido de defensa personal lo arroje lejos de mí. "Auch" la mima voz se quejo al caer de espaldas, y por fin pude reconocer quien era.
Me acerque a ver como estaba mi cuñado… seguía tirado y con una curiosa mascara totalmente blanca así que me puse en cuclillas para poder verle mejor.
"¿Qué demonios pretendías?" pregunte mientras le quitaba la mascara. Tenía los ojos como en espiral N/A: al estilo del anime
"asustarte" movió la cabeza de un lado a otro para quitarse lo mareado, y después sonrió "y lo logre" afirmo con orgullo.
"¿porque me asustaste?"
"porque cuando entraste no miraste a ninguna lado"
"¿estabas aquí cuando entre?"
"si, pero no parecías prestarle atención a nada y decidí jugarte una broma" sonrió con dulzura.
"y… ¿Qué es esto?" señale la mascara en mis manos
"es Douji" dijo alegremente supongo que asevero que yo sabia de que se trataba.
"¿y…?" pero no sabia
"pues es una máscara del teatro nō, representa a un chico joven, también denominado espíritu" coloco sus manos detrás de su cabeza, no parecía que quisiese levantarse.
"¿y… porque la tienes tu?"
"la compre"
"¿Por qué?"
"pues porque esta mañana iba trotando por la calle muy tranquilamente cuando vi una tienda de antigüedades, así que decidí a echar un vistazo, nunca sabes lo que puedes encontrar en esos lugares, había cosas muy curiosas, y la vi… así que la compre" era una linda historia… pero no resolvía mi duda
"y una vez mas ¿Por qué la compraste?" era un objeto curioso no cabe duda, pero esa no es razón para que alguien gaste su dinero en una cosa así.
"porque no había encontrado una así… y esa agranda mi colección" sonrió mas ampliamente
"¿tienes una colección de estas cosas?" vi una vez mas la mascara… a mi parecer era horrible.
"si"
"¿Por qué?"
"voy a comenzar a cobrar por cada pregunta" tenia una indignación fingida tan infantil que me hizo sonreír. "pues porque en el grupo de teatro de la primaria, en los festivales de verano, solía representar una obra del teatro nō… de ahí Pilica y yo comenzamos a coleccionarlas"
"pensé que solo actuaban hombre en esas obras"
"así es pero… no éramos muchos los que estábamos en ese grupo así que también Pilica actuaba en casi todas las obras" me pare y ofrecí mi mano para que el se levantara también y la aceptó
"no imagino a alguien como tu en una obra de teatro de ese estilo… bueno de ningún estilo" me fui a sentar de nuevo al sillón donde había estado
"siempre me han dicho que soy un gran actor" él se sentó en el sofá frente a mi.
"no es verdad… sobreactúas" dije sin mirarlo volviendo mi atención a la correspondencia
"no puedes decir eso… nunca me has visto actuar" era buen punto, pero su voz sonaba molesta y no pude resistirme a fastidiarlo mas.
"no es necesario… se te ve en la cara…" se quedo callado un momento, no me siguió el juego.
"oye Len… ¿tu sabes artes marciales verdad?" parecía un pequeño al preguntar
"si… ¿Por qué?"
"me lo imagine por como me hiciste volar hace un momento"
"si, es de reacción… mi padre quería que aprendiera esas artes y desde pequeño contrato maestros que me las mostraran… la verdad aprendí ha tomarle el gusto"
"si, es relajante golpear alguien…" me sonrió, supongo que se refería a aquella ocasión en la oficina antes de su accidente.
"lo es…" sonreí también
"¿podría enseñarme uno que otro movimiento?"
"¿Para que?"
"para patearte el trasero" sonrió aun mas
"muy bien" me puse de pie y le ordene que me siguiera. Mientras iba caminando iba quitándome la ropa del trabajo, más bien me iba poniendo un poco más cómodo, me quite el saco y la corbata, me desabroche un poco la camisa y me le arremangue las mangas…
"órale ¿me vas enseñar artes marciales o vamos a tener sexo?" voltee a verlo, me sonreía con burla
"haremos lo que tu quieras" trate de poner una voz seductora, y creo que lo logre pues se puso completamente rojo.
"no… yo solo bromeaba" comento apenado
"lo sé"
Llegamos hasta el jardín trasero, no había nadie
"bien te voy a enseñar dos movimientos"
"¿Por qué…?" dijo algo indignado "no me crees suficientemente fuerte para mas?"
"no… se que eres fuerte… de hecho creo que tienes bastante fuerza… pero no deja de ser fuerza bruta"
"oye… eso me insulta" tenia enfado fingido
"bien te lo comprobare" me puse frente a él "trata de golpearme con toda tu fuerza"
"¿bromeas?"
"no… hazlo" dije seguro de mi mismo, cosa que le molesto
"muy bien" levanto el puño y justo cuando tiro el golpe, yo me quite y al mismo tiempo le tome la mano para después hacerle una linda llave dejando su mano en la espalda para terminar de hacerle ver que la fuerza no servia contra un profesional, lo tire al suelo, dejándolo de pecho abajo y subí a él para que no se moviera
"lo vez… para empezar las artes marciales no son para atacar si no para defender, y de nada sirve la fuerza bruta, si no sabes que hacer con ella" sonríe al verlo tan sumiso ante mi.
"muy bien ya entendí…" parecía molesto "me dejas levantarme" en verdad se veía muy apetecible así, tan manso ante mi.
Sin pensar comencé a bajar hasta llegar a su cuello, aspire el aroma de su cabello, sábila y Jojoba, era embriagante. Lo bese con delicadeza y me acerque a su oído.
"¿y si no quiero?" hable de una manera algo ¿sensual? El puso una cara de susto que en vez de decepcionarme me hizo reír
"Len no creo que sea…"
"¿Por qué?... si mal no recuerdo tu fuiste el que lo ofreció ¿no?"
Sin meditarlo mucho, comencé a besarle el cuello despacio sin ninguna prisa. Con toques suave como una caricia, me encantaba… su olor, su piel, su sabor, su todo… él me encantaba… y amaba hacer lo que estaba haciendo, y los leves gemidos reprimidos que salían de su boca me decían que al él también le gustaba lo que hacia.
No me di cuenta en que momento o como paso pero cuando lo note él ya estaba volteado a mi. Y lo estaba besando en la boca de una manera tan apasionada… muy diferente a las veces anteriores, sentí sus manos recorrer mi espalda, había metido sus manos debajo de mi camisa, y yo sobra decir que no me quejaba mucho, de hecho por los múltiples gemidos de los dos, y el hecho de que habíamos logrado encajar nuestros cuerpo en esa posición a la perfección, podía concluir que ninguno de los dos hacia algo que no quisiese.
Sin embargo una estrepitosa frenada como de un auto nos interrumpió
"¿Qué fue eso?" pregunte algo asustado volteando a la puerta.
"no lo sé…" me contesto despreocupado e inmediatamente, comenzó a dar pequeños mordiscos a mi oreja "… y tampoco me importa" su actitud me sorprendió, era la primera vez que no actuaba como un loco paranoico cuando estábamos juntos.
Lo observe un largo rato, estaba muy relajado, sus mejillas estaba algo sonrojadas, su respiración era agitada, pero su mirada era tranquila… en realidad me hacia creer que no recordaba lo que estábamos haciendo, o mas bien dicho la parte mala de eso…
"¡¡¡Len…!" escuche el grito de mi esposa a lo lejos, dentro de la misión, parecía estar buscándome.
En cuanto escuchamos el grito, ambos nos paramos, creo que a Horo por fin le llego la información su cerebro, tratamos de acomodarnos un poco antes de que ella llegara, su sacudía mi camisa, mientras él, trataba de volver a poner en orden su rebelde cabellos
"¡¡¡Len!" por fin llego al jardín, no me pregunte como supo que ahí estábamos
"¿que ocurre?" pregunte tratando de fingir normalidad.
"Akane acaba de tener un hijo" dijo con emoción, y era tal su exaltación que no notó las precarias condiciones en la que nos encontrábamos.
"¿Akane?"
"su mejor amiga de la universidad" respondió Horo
"oh valla…" dije algo sorprendido sin saber que decir "pues que bien ¿no?"
"si es genial… mañana mismo ira a verla" dijo emocionada "o dios tengo que llamar al aeropuerto.
Dicho esto se fue corriendo dejándonos solos. Voltee a ver a mi compañero, el también la miraba algo extrañado.
Pilica había interrumpido el momento por algo sin importancia, pero supongo que era algo bueno pues al paso que íbamos no quería pensar donde terminaríamos.
Aunque no necesite pensarlo mucho.
Pilica había decidido salir de viaje a Hokkaidō para ver a su amiga. Nos encontrábamos en al aeropuerto, era tarde pues no había encontrado un vuelo mas temprano.
"bien, regresare en una semana, por favor no vallan a matarse" Pilica tenia una sonrisa burlona en su rostro. Se acerco a mi y me beso, luego se acerco a Horo y lo beso en la mejilla. "quiero verte aquí cuando vuelva ¿entiendes?" tenia un tono de advertencia
"claro" dijo con una gran sonrisa,
Después de eso, se alejo por la puerta de abordaje. Nos quedamos mirando como despegaba el avión.
"vámonos" ordene dando la vuelta y comencé a caminar. Él me siguió.
Desde que habíamos subido al auto el no dijo nada, solo se limitaba a observar el paisaje por la ventana.
"¿ocurre algo?" pregunte viéndolo de reojo pues iba conduciendo
"no… nada"
"siempre parecer guacamaya, ¿Por qué ahora no hablas?"
"solo no tengo ganas" respondió con simpleza. Me pareció extraño que no se haya molestado con mi comentario el cual tenía esa intención.
Llegamos a casa, bajo de auto como si el asiento le quemara y solo entro a la casa. No me dirigió más palabra, parecía enfadado o algo así. Yo entre con más calma a casa, había mucho silencio. No pareciera haber nadie.
Comenzó a sonar mi celular, parecía que un mensaje había llegado… era de Pilica
'Len, olvide decirte que le di 2 días libres a la servidumbre, espero que no te moleste, ve a cenar fuera con mi hermano… te amo'
O bien… gracias por avisar tiempo, al menos eso pensé. Bien tenía algo de hambre así que decidí ir por Horo para salir a cenar algo. Llegue hasta su habitación y entre sin llamar
"Horo quieres ir a…" no pude terminar la frase al ver lo que estaba haciendo "¿Qué demonios estas haciendo?" pregunte al ver como empacaba su ropa en una maleta.
"creo que es lógico" respondió algo cortante
"en serio ¿piensas regalar tu ropa a un orfanatorió?" dije con cinismo
"jajaja… eres muy gracioso" respondió con ironía, sin verme aun arreglando su maleta.
"¿A dónde vas?"
"no sé… lo que quiero es irme" sus palabras tan frías y tan fuera de él me molestaron. Me acerque él y le arrebate la prenda que tenia en su mano. "¿Qué te pasa?" me preguntó molesto por fin viéndome
"¿Qué te pasa a ti?... se supone que te quedarías aquí ¿Por qué te quieres ir?"
"pues cambie de opinión"
"se lo prometiste a tu hermana"
"mentí" contesto con simpleza arrebatándomela prenda
"¿Qué rayos pretendes?... responde ¿Por qué te vas?"
"ahí Len no te hagas el imbécil" me miro con un enfado muy extraño
"no me hago… simplemente no te entiendo" cada vez me hacia enojar mas.
"pues no es necesario, sólo me voy…" cerro la maldita maleta con fuerza y quiso irse, pero antes de que si quiera diera el primer paso lo tome con violencia y lo acorrale contra la pared.
"dame una maldita explicación o no te vas" advertí seriamente.
"que mas explicación necesitas…" respondió exaltado "maldición Len, no seas idiota, venos… que mas necesitas para saber porque me quiero ir" tenia los ojos algo llorosos mientras desviaba la mirada "dime ¿Cuánto tiempo pasara para que queramos revolcarnos, sobre todo si Pilica no estas" lo solté algo confuso.
Lo mire… yo no había pesado en eso… pero tampoco era algo fuera de la realidad, sin embargo no éramos animales… podíamos decidir lo que queríamos o no hacer, no era como si estuviéramos en celo… ¿verdad?
"no tenemos que hacer nada que no queramos"
"¿y tu no quieres?..." lo ví aun con confusión, "porque yo si quiero…" me confeso
"Horo… yo…" ¿que podía responderle? la mentira no me salía, la verdad era imposible.
"no quiero… no quiero lastimar a Pilica… pero…" tenia la mirada perdida en la ventana, parecía que en cualquier momento soltaría el llanto. "sólo por una vez…" dijo en un sollozo "sólo por una vez no quisiera ser yo…"
Parecía estar sufriendo, no solo parecía, lo estaba haciendo, y no me gustaba verlo sufrir… no quería… pero tampoco quería que se fuera… yo también… yo también deseaba lo mismo que él. Así que tuve que tomar una decisión.
Me acerque a él lentamente, lo observe un momento, era hermoso, siempre lo había creído. Con un dedo limpie la única lágrima que había salido de sus ojos, para después posar ambas manos en su rostro y obligarlo a que me viera.
"entonces…" dije con algo de duda, pero ya me había animado a hacerlo, así que tenia que estar firme "entonces sólo por esta noche… no seas tu" dicho esto lo bese
"Len…" trato de hablar pero lo calle con otro beso
"sólo por esta noche… tu y yo no somos nadie…" lo bese con suavidad y él comenzaba a responder a mis besos "no somos ni Horo ni Len… sólo dos desconocidos… que no quieren estar solos…" pase mis brazos por su cuello y lo acerque mas.
Él me tomo de la cintura con suavidad, y despego un poco sus labio de los míos "… sólo por esta noche…" dijo en un susurro
Dicho esto caminamos lentamente hasta llegar a la cama. Nos tiramos en ella.
Desatamos la pasión, el deseo, las ganas, todo lo que llevábamos por dentro y que nos quemaba, lo que cada vez nos asfixiaba más.
Me entregue… se entrego… fue una entrega mutua de dos personas que jugaban a un juego prohibido… que al mismo tiempo que eran lo mas bizarro en el mundo eran lo mas perfecto… por primera vez pude sentir una pasión desbordada que emanaba de mi, por fin entendí a Pilica, entendí él porque de su pasión. La persona con la que compartías el momento era la que sacaba a flote tu pasión.
Era perfecto… todo lo era, la forma en que nuestros cuerpos encajaban, en que nuestros momento de éxtasis llegaba junto. Nos entregamos en cuerpo y alma sabiendo que esa seria la única vez que tendríamos esa oportunidad. Y así con el ardor a flor de pies, nuestra entrega termino casi al amanecer.
"Len…" me habló con pereza mientras trataba de conciliar el sueño.
"¿si?" pregunte besando con suavidad un parpado cerrado.
"quiero dormir…" afirmo con la misma voz somnolienta, mientras besaba su frente
"entonces hazlo" bese su otro parpado
"no puedo hacerlo si me estas besando…" su voz era alegre y su sonrisa infantil
"pues no duermas" conteste mientras le besaba los labios con suavidad.
Desde que terminamos el acto, el se recostó en la cama muy cerca de mi, me pareció maravilloso el ver esa sonrisa alegre, se había olvidado del mundo entero, y solo se concentraba en mi, así que comencé a besarlo dulcemente en el rostro, quería recordarlo de esa forma.
"pero tengo sueño…"
"pues duerme…" lo bese en la mejilla
"¡Len…!" abrió los ojos en un reclamo infantil, me pareció adorable así que bese sus labios
"¿Qué ocurre?" lo bese nuevamente en lo labios, luego lo volví a hacer, y una vez mas, hasta que me respondió le beso, tranquilo, suave, sin prisa… la terminar me aleje un poco de él, me quede contemplándolo con una sonrisa en los labios, el también me veía y me correspondía a la sonrisa. Un momento se puso algo serio, cosa que me extraño, después se acerco a mi reclamando mis labios, los cuales le entregue sin objetar, en otro beso parecido al anterior. Al separarnos el me miro de una manera algo extraña.
"Len…"
"¿si?"
"te amo" dijo con tanta simpleza y sin ningún esfuerzo, como si fuera la verdad mas conocida en este mundo.
Lo observe un momento, tratando de encontrar arrepentimiento en su rostro, pero no lo hice, su postura era segura, el no se arrepentía de lo que había dicho, y esto me hizo muy feliz. Volví a besarlo con la ternura que caracterizaba la mayoría de nuestros besos para después.
"yo también te amo"
El se alegró al oír eso… y volvimos a fundirnos dulces besos y tímidas caricias hasta que ambos nos quedamos dormidos.
Quede preso en un sueño tan agradable que es casi indescriptible, el calor de su compañía me mantenía sumido en una ilusión de felicidad. Sin embargo deje de sentir eso, en un momento dado me sentí solo.
Con un brazo trate de buscar a la persona con la que había compartido la cama y no lo encontré, abrí los ojos temiendo lo que me esperaba… estaba solo… a mi lado solo se encontraba la almohada que Horo uso.
Lo sabia… desde el momento en que todo comenzó sabia que esto terminaría así… desde le momento en que le di el primer beso ayer, sabia que hoy despertaría solo, aun así me resistí a creerlo. Levante mi cuerpo tratando de encontrar algo en la habitación que sabia no estaba allí.
Me deje caer pesadamente en la almohada al no encontrar nada en la habitación ¿Qué hora era?... era medio día… supiere con resignación y me quede contemplado la lámpara del cuarto.
Continuara…
