Ni hao!!!!!!! Q tal??? Bien??? Cansados??? Agotados??? Tomate un respiro con..... migo

Noooooooo, esto no es propaganda, esto es un fic serio, jejejeje, bueno, no del todo, solo lo aparenta

IMPORTANTE: Se me olvidó ponerlo en el anterior capítulo ^^UU. Los personajes aquí puestos no son míos, son propiedad de Clamp. Así q ya lo saben, los personajes de mi propiedad, no se pueden utilizar sin mi consentimiento, es decir, avisadme si los queréis emplear.

- "diálogos"

·~-·~-·~-·~- Cambios de escenario

Recuerdos

- "Pensamientos"

- "¿Quién eres? Me gustaría saber quien es la persona que tengo frente a mi"

Competición, juegos del destino.

Capítulo 2: Encuentros, reencuentros y recuerdos.

By: Kassy99

Lucha con todo tu VALOR

Enfréntate a tu DESTINO

Solo juega para GANAR

Y sigue hasta alcanzar el final

En la batalla no habrá PIEDAD

Así que guíate por tu instinto

Que solo hallarás en el CORAZÓN

Porque la VERDAD la encontraras

En el JUEGO que el destino te preparó

Así que: ¡Qué gane el MEJOR!

A Hua se le heló el corazón. Esa misma pregunta se hacia a sí misma. ¿Quién era?

Una niña de 14 años entraba a un apartamento. Dejó sus patines en la entrada y corrió por el pasillo para saludar a sus padres. La pequeña acababa de llegar del colegio y traía un adorno de arcilla que había hecho, su hermano se había quedado en casa de un amigo, así que podría pasar el día con sus padres.

Los padres de la pequeña no pasaban mucho tiempo en la casa, su padre era doctor y su madre diseñadora de moda. Los dos siempre estaban ocupados y últimamente discutían bastante a menudo.

La chiquilla se dispuso a abrir la puerta cuando oyó una nueva discusión de sus padres.

- "¡Cómo te atreves a echarme eso en cara!"- Inquirió el hombre.

- "¡Yo fui la que se empeñó en quedársela! ¡Si quieres el divorcio lo tendrás, pero ella se queda conmigo!"

- "¡Jamás será tuya, Hua es tan hija tuya como mía! ¡Y si no recuerdo mal yo fui quien lo arregló todo para la adopción, si no fuera por mi Aika jamás habría sido nuestra! ¡Y aunque no sea su padre tú no puedes reclamarme nada, porque tu tampoco eres su madre!"- La pequeña no podía creerse lo que acababa de oír, dio unos pasos atrás y dejó caer la pieza de arcilla.

Cayó al suelo y se hizo añicos. El ruido del golpe hizo que los padres se dieran cuenta de la presencia de la niña, había presenciado todo. Sus rostros se tornaron espantados.

Hua corrió a su cuarto y se encerró en él, sus padres la persiguieron querían explicárselo, llamaron a la puerta, pero la niña no contestó. Hua se tumbó en su cama y apretó la almohada contra su cara. Poco después sus padres se rindieron, decidieron esperar a que la niña se desahogara, era lo menos que podían hacer por ella

Se pudo oír la puerta abrirse y cerrarse. Seguido de los llantos de su madre.

Siguió llorando durante varias horas, hasta que se tranquilizó un poco. Hua se sentó en la cama, dejó la almohada. Se quitó las lágrimas, levantó un poco la vista y pudo ver que ya anochecía, tenía un osito de peluche delante de ella, lo agarró y lo apretó contra ella. Ese osito de peluche lo tenía desde los 13 años, era su peluche favorito, era marrón y aunque desconocía la razón, ese osito siempre la consolaba cuando estaba triste, sentía que de ese osito emanaba una calidez y con él se sentía segura.

La pequeña no salió de la habitación hasta entrada la noche, cuando todos dormían, salió a tomar algo y a beber, después como si fuera un fantasma se volvía a encerrar en la habitación.

A la mañana siguiente su hermano volvió y se enteró de lo ocurrido, al descubrir la situación se dirigió a la habitación de su hermana, llamó a la puerta y esperó. Nadie contestó.

La niña había quitado todo resplandor de luz, se sumergió en la oscuridad de la habitación, no podía confiar en nadie, todo en lo que había creído había sido una vil mentira, una farsa. No podía dejar que nadie entrase, no quería volver a sufrir. ¿Volver? Porque pensaba así, que era lo que le estaba sucediendo.

Esta situación se volvió rutinaria tras los días. Solo salía de su habitación para ir al colegio y para comer. Se aseguraba que sus padres no estuvieran y salía. Al cabo de unos meses la chica volvió a ser la misma, como si jamás hubiera ocurrido nada, pero ella había cambiado, el brillo de sus ojos desapareció y su sonrisa ya no era la misma.

Un mes más tarde sus padres se divorciaron, ella se quedó con su padre y su hermano con su madre. Su madre se marchó a los EEUU, con su hermano.

Ella se quedó en Japón. Su madre sólo la escribía, no sé atrevía a llamarla, se sentía culpable del cambio de su hija.

Hua aprendió a ser distante con la gente, a ser fría y a quitarle importancia a las cosas y personas que la rodeaban, aunque solo lo demostraba cuando su ira se desataba. En su interior solo había una inmensa oscuridad fría y helada, pero en el exterior aparentaba ser una chica dulce y tierna, lo que aconteció después la enseñó a canalizar toda esa oscuridad de otra manera.

Volvió a la realidad, se giró y se marchó.

- "Espera, no me has contestado"- Sagara se paró y sin mirarle le dijo.

- "Mi respuesta a tu pregunta es Sagara, Ying-Tao Sagara, la líder de las animadoras de los Tigres"- Los murmullos empezaron a escucharse, solo era una animadora, una animadora sin importancia. Hua no le había dado el nombre completo, siempre lo hacía cuando la persona a la que se dirigía no le caía bien, solo, solo los que en un principio parecían agradables conocían su nombre entero- "Nos volveremos a ver, capitán Li"

La chica se marchó, dejando atrás una expectación asombrada.

Li estaba preocupado, no por lo que ella dijo, si no por lo que sintió, no era común en él ese clase de comportamiento, se moderaba y controlaba, como jefe de su clan debería ser la persona más paciente y tranquila que existe, pero ella le había alterado como nadie lo había hecho en su vida, y eso le preocupaba.

Los demás jugadores se marcharon a descansar, Shaoran permaneció inmóvil. El chico no respondía a nada.

Meiling se dirigió a ver el estado de su primo, acompañada de Tomoyo y Eriol.

Paul se fue a acompañar a Valerie, que quería conocer la biblioteca del campus.

Al llegar Shaoran se encontraba recogiendo, se acercaron a él, despacio. El chico se percató de una presencia mágica y al girarse se encontró a su prima con dos personas más, los dos jóvenes con una sonrisa resplandeciente. El antiguo Card Captor fijó su mirada en el chico.

- "No puede ser él"- "¿Hiragizawa?"

- "Veo que no me has olvidado, Li"- Era imposible borrar esa sonrisa en la cara del chico de misteriosos pensamientos.

- "Pero de mi creo que no se acuerda"- Añadió la futura diseñadora. Shaoran la miró, los años habían pasado desde que se vieron por última vez, pero esos amigos de su infancia jamás los olvidaría.

- "Daidouji. Jamás te desprenderás de la cámara"- Bromeó, algo poco habitual en él. La chica parpadeó y movió la mano donde tenía la cámara. Era verdad, ya se le había olvidado porque había venido. Aquello hizo que todos se fijaran en lo que llevaba la joven y a Meiling le apareció una gota al recordar la afición obsesiva que tenía. Eriol solo sonrió.

- "Las cosas han cambiado, ahora solo grabo para hacerle un favor a los chicos de mi equipo de fútbol, les interesa analizar el juego de sus futuros contrincantes, no deben de bajar la guardia ante el equipo más aclamado de Asia"- Puntualizó la joven para aclarar que no era la misma que antes, que ahora ya no tenía esa obsesión.

- "Bueno, como has visto hoy, tampoco somos invencibles, como cualquier equipo tenemos nuestros puntos débiles"- Dijo esto recordando el partido y a aquella chica, volviendo su rostro a una total seriedad.

- "Bueno, ¿por qué no vamos al Sweet Spring?"- Propuso Meiling para cortar la tensión.

- "Sí, allí podremos hablar mejor de estos años"- Afirmó Li, se movieron y se dirigieron al local.

- "Además allí esta esa, ¿no tenías que recogerla o algo así?"- Los amigos se extrañaron por la forma de hablar de Meiling, Shaoran solo se resignó, era la misma historia todos los días.

- "¿De quién hablas?"- Preguntó Tomoyo.

- "De Lin Liu, la jefa de animadoras, trabaja allí, es la novia de mi primito"- Tomoyo se sorprendió y decepcionó, pensaba que algún día volvería con ella, pero esas palabras hundieron sus últimas esperanzas.

- "Meiling, deberías haberte hecho a la idea ya."

- "Ella no te merece, es presumida y vanidosa, engreída, presuntuosa, desde el primer día la tengo calada."

- "Meiling, déjalo ya."

- "¿Puedo saber como es?"- Preguntó Tomoyo, para saber quién había usurpado el puesto de su amiga en el corazón de Shaoran.

- "Pues como iba diciendo, se llama Lin Liu, es la líder de las porristas, morena de pelo corto, por encima de los hombros. Sus ojos son de un color parecido al de los míos. Más o menos de mi estatura. Es presumida y vanidosa, siempre lleva un espejo en el bolso y algo de maquillaje para retocarse a cada instante. Su risa es estridente. La reconocerás en seguida, siempre lleva la mejor ropa y el pelo suelto, en la parte derecha se deja caer un mechón y hace poco se hizo reflejos caoba en el pelo"- La descripción de Meiling hacia pensar a Tomoyo en una niña rica y mimada, y no andaba mal encaminada. Y si fuera así ¿qué vio en ella?

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Después de enterarse de que Li tenía novia y de cómo era, ninguno de los presentes siguió hablando. El tema había cargado el ambiente. En poco tiempo llegaron al local. Entraron y se sentaron. Pidieron algo para beber y desayunar.

- "Bueno, Tomoyo que ha sido de ti estos últimos años. Me dijiste que ahora vivías en Francia"

- "¿En Francia?"- Repitió asombrado Shaoran.

- "Sí, ahora vivo en Francia. Me mudé unos meses después de que Shaoran volviera a Hong Kong, mi madre tenía negocios que atender así que nos trasladamos, desde entonces estoy en París"

- "Unos meses después de que me marchara"- Murmuró Shaoran

- "¿Entonces que pasó con Kinomoto?"- La pregunta que todos querían hacer, ¿qué pasó con Sakura?. Esta cuestión perturbó a Shaoran, su reacción fue percatada por sus amigos.

- "Sakura..."- Murmuró Tomoyo.

- "Dime Tomoyo, Sakura se lo tuvo que tomar mal"

- "Aún me acuerdo del día que se lo tuve que contar"

Tomoyo estaba esperando en el parque del rey pingüino, como se lo iba a decir y lo más importante, como se lo iba a tomar su mejor amiga.

- "Tomoyo siento haberme retrasado, es que tenía tareas en casa"- Se disculpó su amiga.

- "No te preocupes, acabo de llegar"- No lo podía evitar, su sonrisa era triste.

- "¿Tomoyo estás bien? Últimamente te noto preocupada por algo. Si te pasa algo cuéntamelo, somos amigas"

- "Sakura, yo..."- Bajó la mirada, no la quería ver sufrir, no a ella.

- "¿Si Tomoyo?"- Tenía que contárselo, debía ser sincera con ella y consigo misma.

- "Sakura, yo... yo me voy a ir."

- "¡¿Qué?!"- La pequeña de los Kinomoto puso el grito en el cielo.

- "Me voy dentro de una semana a Francia, mi mamá tiene negocios allá"- Daidouji espero a ver la reacción de su amiga.

- "Que bien Tomoyo"- Dijo Sakura con una sonrisa.

- "¿Qué?"- Ahora la sorprendida era ella. Ante esa respuesta levantó la mirada.

- "Ahora podrás convertirte en una gran diseñadora, me dijiste una vez que en Francia se encuentran los mejores diseñadores. Así cuando vuelvas serás la mejor diseñadora del mundo."

- "Sakura..."- Su amiga no cambiaría, siempre daba la felicidad de los demás por encima de la suya.

- "Solo quiero que me prometas que cuando seas una super diseñadora, me dejarás ponerme uno de tus diseños"- Bromeó para no entristecer más a su mejor amiga.

- "Eso no hace falta que te lo prometa, todos los diseños que haga serán para ti"- Ya no pudo contener las lágrimas y se lanzó a abrazar a su amiga, Tomoyo lloraba como jamás lo había hecho.

Todos quedaron en silencio, a Tomoyo se le escapó una lágrima. Fue el peor día de su vida.

- "¿Y qué sabes de Kinomoto?"- Meiling fue la única que preguntaba por ella. Otro silencio se formó.

- "La última vez que vi a Sakura fue el día que me marché"

El aeropuerto. Sitio de despedidas y reencuentros, en esta ocasión presenciaba la despedida de unas buenas amigas, las mejores.

- "Recuerda Tomoyo me prometiste que serías una gran diseñadora. Espero encontrarte en las revistas como una prometedora diseñadora."

- "Claro Sakura, y tu cuídate, mientras yo no esté, seguro que tu padre y tu hermano cuidan de ti, además de Kero y Yukito."

- "Sí, tienes razón"- La sonrisa de Sakura se veía muy triste, demasiado para esa despedida, algo la entristecía, algo más que la partida de Tomoyo. Tomoyo vio el hundimiento de su amiga.

- "Sakura, t..."

- "Señorita Tomoyo nos tenemos que ir"- Sus guardaespaldas la llamaban. Tomoyo iba a preguntarle como estaba, se la veía demasiado deprimida para solo su marcha.

- "Adiós Tomoyo."

- "Hasta pronto Sakura"- Las dos niñas se abrazaron y Tomoyo se marchó dejando atrás a su mejor amiga.

- "Desde aquella vez no la he vuelto a ver. Después nos estuvimos carteando. Entonces fue cuando descubrí porque estaba tan triste aquel día."

- "Que le pasaba"- Preguntó Meiling.

- "En una de sus cartas me contó que..."

Querida Tomoyo:

Hola ¿cómo estas?. Yo aquí estoy bien, todo como siempre. Ya sabes, Yamazaki con sus mentiras, Chiharu intentando matarle, Naoko con sus cuentos y Rika con sus consejos.

En el aeropuerto te quise contar algo, pero no quería preocuparte. La verdad es que mi hermano no estará conmigo, se marcha a los EEUU, sí, como lees, se va a estudiar medicina.

A Kero no le he visto desde hace unas semanas. En cambio el dibujo del guardián del sello está en la portada del libro. Creo que el libro se ha sellado de alguna manera, porque no lo puedo abrir. Yue tampoco está, creo que ha vuelto a sellarse dentro de Yukito.

Hablando de Yukito, él también se marcha, se va a Australia, le han dado una beca allí.

Quién se lo iba a imaginar, todos me abandonan, es algo gracioso ¿no crees?.

Pero no te preocupes es algo que el destino me ha marcado, no os echo la culpa a ninguno, es la vida de cada uno y algún día teníamos que separarnos, tarde o temprano iba a suceder, solo que no me lo esperaba. Espero que seas feliz allí, no te preocupes por mi.

Te quiere tu amiga.

Sakura Kinomoto

Todos se quedaron sorprendidos y una pena invadió su interior.

- "Entonces Kinomoto se quedó sola"- Reflexionó Meiling.

- "Sí. Lo de Yukito y su hermano lo entiendo, pero lo de Kero y Yue se me hace muy extraño. No se pudieron sellar así como así"

- "Eso es verdad, ellos no pueden sellarse si su amo no lo provoca"- Reflexionó Eriol- "Eso es algo sospechoso, si Sakura no los selló, eso quiere decir que..."- Cuando Eriol iba a terminar sus reflexiones una chica los interrumpió.

- "Xiaolang, cariño"- La chica se acercó a la mesa y besó al joven hechicero. Eso alteró los nervios de Meiling.

- "Liu"- Fue lo único que se oyó de Meiling.

- "¡Ah!, Meiling no te había visto"- Dijo la joven con una sonrisa traviesa- "¿Vosotros quiénes sois?"- Se dio cuenta en la compañía de su novio y fijó su mirada en Tomoyo.

- "Lin, ellos son unos viejos amigos de Japón, él es Eriol Hiragizawa y ella es Tomoyo Daidouji"

- "Encantada"- Dijo con un poco de disgusto.

- "Mucho gusto"

- "Sois amigos de Xiaolang, entonces encantada de conoceros"

En aquel momento una chica que llevaba unos vaqueros ajustados y una camisa de manga corta de color blanco entró en el local. Era Sagara. Se dirigió a la mesa que había al lado de los Card Captors, no se fijó en las personas que tenía al lado. Pidió un refresco y sacó unas gafas y un libro. Se colocó las gafas y empezó a leer el libro.

Lin se había acomodado en la mesa. Se sentó al lado de Shaoran.

- "¿Esa no es la chica del campo?"- Preguntó Meiling a Tomoyo, esta asintió.

- "¿Eriol?"- Murmuró Tomoyo observando como se levantaba para acercarse a la mesa de la japonesa. Su mirada se encontró delante de la joven. Shaoran solo miraba con desconfianza y seriedad, como cuando era niño.

- "Hola"- La chica levantó la vista y se encontró con una sonrisa. En un acto reflejo, cerró el libro y lo guardó.

- "Hola"- Devolvió su gentileza con la misma gentileza- "¿Quieres sentarte con nosotros?"

- "No, estoy con unos amigos"- Señaló la mesa de al lado, cuando notó la presencia de Shaoran la expresión de su cara cambio radicalmente- "¿Te quieres sentar con nosotros?"

- "No quiero ser ninguna..."

- "No eres ninguna molestia, todo lo contrario, será un placer tener con nosotros a una chica tan bella como tú"- La chica sonrió y se rió, el chico repitió lo mismo cuando se conocieron.

- "Sabes que eres muy persuasivo, nunca vi a ningún chico como tú, deberían de llamarte Don Juan, por como me has tratado, diría que tienes que tener varias chicas a tus pies"

- "Siempre obtengo lo que quiero"- Fue la respuesta del joven inglés.

- "No deberías de ser tan confiado, algún día descubrirás que no todo se puede conseguir"- Dijo esto último con un tono burlón, los dos se entendían bastante bien, se podía sentir un aura de misterio que les rodeaba.

- "Entonces aceptas mi proposición"- Le ofreció la mano para levantarse.

- "De acuerdo"- Cogió la mano, se levantó y Eriol, caballeroso, la guió hasta la mesa. Se sentaron juntos enfrente de Shaoran y su novia. Shaoran estaba cara a cara con la que antes le había advertido. No conocía a la chica y la reacción ante ella era a la defensiva y a la vez agresiva. Mientras que su novia miraba recelosa a la recién llegada.

- "Bueno..., esto..., ¡ah! ¿Cómo te llamas?"- A todos los presentes se les asomó una gota en la cabeza, primero por la forma de comenzar una conversación y segundo por lo lenta que fue la prima del lobo al preguntar el nombre de la recién llegada.

- "Mi nombre es Ying-Tao Sagara. Tú eres Meiling Li ¿no?"

- "Sí"- Respondió asombrada- "¿Te conozco de algo?"

- "No. Pero eres famosa en mi universidad, ¿quién no conoce a los primos Li? El capitán del equipo de fútbol y la que mejor maneja las artes marciales"

- "¿De verdad se me conoce en tu universidad?"- Dijo esto con dos estrellas en lugar de ojos.

- "Bueno..., también te conozco por lo que me contaron de ti mis amigas. Me dijeron que eras muy impulsiva y posesiva, infantil y bastante agresiva"- A Shaoran le apareció una gota por la nuca, era una descripción clavada de cuando era niña- "También me dijeron que eras la prometida de tu primo, algo que se me hace extraño, pero descubrí que era verdad"- Dijo esto último para si misma.

- "Creo que te equivocas"- Contestó Meiling.

- "Sí, te equivocas"- Reafirmó la novia de Li.

- "Yo creo que no tanto"- Murmuró su primo, ante la mirada asesina de las dos jóvenes, una por recordar su infantil forma de actuar y la otra por recordarle que la primita de Li fue su prometida antes que ella.

- "¿Qué has dicho?"- Empezaron a discutir los tres. Tomoyo empezó a pensar en lo que había dicho Sagara.

- "Hola Sagara, me llamo Tomoyo Daidouji"

- "Hola Daidouji, mucho gusto"- Las dos se sonrieron, habían conectado a la primer intercambio de palabras.

- "Perdona Sagara, pero tus amigas ¿quiénes son? ¿cómo pueden saber tanto sobre Meiling?"- Preguntó con curiosidad.

- "Veo que sigues poseyendo eso don de la observación Tomoyo"- Piropeó Hiragizawa a la futura diseñadora, provocando un ligero sonrojo sobre la chica, la verdad es que a Tomoyo no se le escapaba nada, siempre era muy observadora.

- "Mis amigas me hablaron de vosotros, de la joven Daidouji, Hiragizawa y los primos Li"- Todos tenían un símbolo de interrogación sobre sus cabezas, excepto Tomoyo y Eriol.

- "No hablaras de..."

- "Chiharu, Naoko y Rika, también del joven Yamazaki, aunque de él no me puedo fiar, de lo que diga solo salen historias fantásticas, bueno, quiero decir mentiras"- Ante el recuerdo del joven que siempre contaba una historia que se podrían definir como mentiras los cuatro amigos de primaria suspiraron, parece ser que nunca cambiaría.

- "Entonces ellas también deben de estar aquí"

- "Sí. Si queréis luego os acompaño a verlas"- Se dirigió a las dos chicas.

- "De acuerdo"- Contestaron al unísono. Hua miró el reloj y se levantó de la mesa.

- "Disculpadme, pero no puedo quedarme, tengo que hacer varias cosas y aún tengo que desempacar. ¡YA SÉ! Tomad"- Cogió un boli del bolsillo y una servilleta y empezó a apuntar algo- "Esta es mi habitación y el nº de tlf de mi móvil, si queréis contactar conmigo solo llamadme o id a la habitación, no suelo salir mucho así que soy fácil de ubicar"- Le pasó el papel a Meiling y se marchó hacia la puerta- "Hasta luego"- Meiling miró el papel y se quedó a cuadros, en seguida reaccionó.

- "Oye, esper..."- No pudo terminar la frase, ya se había ido.

- "¿Te pasa algo?"- Preguntó la novia de Shaoran.

- "No, nada, nada"- Contestó negando con la cabeza.

- "Debe de haberse equivocado, eso, es una equivocación, como es nueva debe de haberse equivocado"- Se repetía así misma.

Eriol miraba sonriente a la joven, como si supiese lo que ella pensaba. Meiling no podía creérselo, pero ahora que se acordaba.

Una chica llegó corriendo a la secretaria de la universidad. Meiling estaba confirmando la llegada de los estudiantes franceses. Se percató del jaleo que se estaba armando.

- "¡Tranquilizaos! ¿Qué es lo que ocurre?"- La llegada de la joven tranquilizó a las demás.

- "Parece ser que alguien se ha equivocado al transcribir algunos de los formularios"

- "¿Por qué lo dices? ¿cuál es el problema?"- La chica respiraba agitadamente, pero ya no por la carrera.

- "Porque a una de las visitantes le ha tocado una habitación compartida"

- "Si, ¿Y? ¿cuál es el problema?"

- "Que esa habitación la comparte con un chico de nuestra universidad"- Cuando dijo esto el revuelo comenzó de nuevo.

Aquella universidad era una de las más rigurosas y en las primeras reglas de la normativa indicaba claramente que estaba estrictamente prohibido las habitaciones mixtas, con excepción de que hubiera parentesco cercano, es decir, que fuesen hermanos, ni aunque fuesen primos, estaba prohibido.

Si el principado lo descubría el castigo sería enorme, sin la importancia de quien fuese el responsable. Esto debía de aclarase lo antes posible o por lo menos antes de que alguno del CPA (Consejo de Profesores y Alumnos) se enterase.

- "Será mejor que de momento no lo comentemos con nadie, ya lo iremos aclarando ¿de acuerdo?"

- "De acuerdo"- Dijeron las jóvenes ahí presentes.

- "Juradlo"

- "Lo juramos"- Volvieron a decir al unísono.

- "Mai déjame ver con quien le ha tocado"- La aludida se acercó y le entregó los papeles. Meiling pasó hoja tras hoja hasta llegar al lugar indicado. Sus ojos se abrieron como platos- "Mai, ¿esto es correcto?"- Preguntó con voz temblorosa.

- "Sí"- Mai se había rezagado detrás del mostrador. Era lo peor que podía haber ocurrido.

- "Je, je, je"- Meiling empezó a reír nerviosa. Conocía lo suficiente a aquel chico como para saber la reacción que tendría al descubrir la identidad de su compañero, en este caso compañera.

Al final esa habitación resultaría ser un campo de batalla. Meiling ocultó el papel rápidamente. Si se descubría que fue por ella, después tendría que soportar la cólera de los afectantes.

Los jóvenes continuaron conversando, mientras que Meiling no paraba de temblar de lo nerviosa que se había puesto. Por suerte o desgracia, iba pasando poco a poco el tiempo y con ello, la pareja se disculpó y se levantó de la mesa para despedirse.

- "Espero que otro día hablemos más, así podréis contarme más cosas de vosotros"- Comentó la pareja de Li, le cogió del brazo, indicándole que ya se tenían que ir.

- "Hasta otra"- Se despidió Li.

- "Hasta luego Li"- Se despidió Eriol.

- "Nos vemos joven Li"

- "Meiling, mañana hablamos"- Dijo esto seriamente. Lo que hizo que un escalofrío cruzara por la espalda de la chica. Shaoran se giró y levantó la mano como gesto de despedida.

- "A... adiós"- Dijo temblorosa de miedo. La pareja desapareció del establecimiento. Tomoyo fijó la mirada en su temblorosa amiga.

- "Meiling, ¿qué te ocurre?, desde que Sagara te dio el papel estas hecha un flan"

- "Déjala Tomoyo, ya tiene de por si demasiados problemas ¿no es así?"- Sus problemas la inquietaban pero con lo último mencionado por el inglés la intranquilizó más- "No te preocupes, todo irá bien y por mi no vas a tener ningún problema, no diré nada"

- "¿?"- Tomoyo no entendía nada, pero tratándose de Eriol se esperaba cualquier cosa.

- "No es por nada, pero no te conozco y mi primo no me ha dicho muchas cosas agradables de ti. Pero... porque se que ocultar secretos es tu fuerte, confiaré en ti"

- "Gracias"- Siempre con esa sonrisita de saberlo todo y de eterna seguridad que irritaba al más pacífico ser.

- "¿Me he perdido algo?"- Dijo Tomoyo con varios signos de interrogación sobre su cabeza.

- "Bueno, será mejor que nos marchemos, en este lugar hay mucha tensión"- Dicho y hecho, los tres se marcharon. Eriol como caballero que es, pagó la cuenta.

Los tres pasearon por la ciudad, hasta que decidieron separarse y verse al día siguiente. Eriol, siguiendo las indicaciones de Meiling, iría a pasear por las diferentes librerías, que había en la ciudad, buscando un libro en especial.

Meiling y Tomoyo paseaban por una calle con tiendas de todo tipo, desde restaurantes a tiendas de ropa. A la joven Daidouji le interesaba ir a una tienda de retales de la que había oído hablar, así que las dos jóvenes marcharon a susodicha tienda.

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En la residencia de estudiantes. Una amplia habitación, de forma cuadrada. Nada más entrar en el cuarto, a la derecha había un armario empotrado, el cual estaba abierto, en su interior había algunas perchas, en algunas colgaban vestidos, camisas faldas y pantalones, aunque la mayoría aún estaban en la maleta que se encontraba delante del armario. Había varias cajas, no muy grandes, todas esparcidas por la habitación, alguna de ellas todavía sin abrir.

Al otro lado de la puerta había una estantería. Con unos pocos libros y algún objeto que otro. Al lado de la estantería se encontraba el escritorio.

La cama se hallaba junto a la ventana de la habitación de manera que la parte izquierda de la cama daba junto al ventanal y la cabecera a la pared. A la derecha se encontraba una mesilla de noche con una lámpara. La mesilla iba alineada con el escritorio y la estantería, dejando un hueco entre la mesilla y el escritorio. A los pies de la cama pegado a la pared había un mueble con cajones. Encima del mueble se podían apreciar algunas figuras y retratos que había puesto.

Junto al mueble estaba la puerta que conectaba con el baño compartido.

La habitación era un desastre y entre la ropa que había en la cama se pudo discernir una figura que dormía.

Una chica que miraba de un lado a otro se encontraba en una inmensa oscuridad. Miraba a todos lados minuciosamente.

- "Otra vez aquí"- Susurró la chica.

- "Sí, pequeña, has vuelto aquí"- Afirmó una voz de entre la negrura.

- "¿Qué hago aquí? ¿Por qué vuelvo aquí una y otra vez?"

- "Porque quieres respuestas a unas preguntas que solo tu misma puedes responder"

- "¿Cómo que yo misma? ¿A qué preguntas te refieres?"

- "A las que anidan en el fondo de tu ser"

- "Dime, ¿por qué me ayudas?"

- "Para responder a tus preguntas guíate por tu pasado, para eliminar tus miedos mira en el interior de tu ser, para ver la verdad desecha todo mal y déjate llevar por el amor que se encuentra en tu corazón. No huyas porque con eso solo aplazarás lo inevitable"

- "Aplazar que, ¿por qué me respondes de manera que no te pueda comprender?"

- "No seas impaciente, todo se sabrá en su debido momento. Ahora solo céntrate en lo más importante"

- "¿Y qué es lo más importante?"

- "Tu misión en esta vida, y en las demás. Este es tu momento, la batalla se acerca y solo el más fuerte vencerá. Solo el más fuerte vencerá"

La joven se despertó, ya se había acostumbrado a sus tan extraños sueños. Se levantó de entre el desorden de sus ropas y se dio cuenta de que todo seguía hecho un desastre. Ya totalmente despierta, se levantó y se dispuso a ordenar la habitación, sino no podría encontrar nada. Cogió todo y fue poniéndolo en su lugar. La ropa en el armario y los cajones. Los libros en la estantería, al igual que una radio y algunos compacs y cassettes. Unas fotos de su familia y amigos. En ninguna de ellas aparecía su imagen. Se paró a ver una de las fotos, era de sus padres y su hermano, ella tampoco estaba en aquella foto, al parecer ella fue quién los fotografió. Parecían tan felices. En la parte derecha y abajo, en la esquina se podía ver una dedicatoria. Para que jamás te olvides de los que te quieren. Le dio la vuelta al portafotos y lo abrió. Estaba escrita la fecha en la que se hizo la foto. El día que marcó su vida, el día anterior a su descubrimiento, el último recuerdo de felicidad junto con su familia. La última prueba de que alguna vez fue feliz. Dejó la foto en su mesilla de noche y siguió con su labor de limpieza.

De una de las cajas sacó un ordenador portátil, que puso en el escritorio. Ahora que se acordaba, le faltaban unas cajas. Estaban en un rincón de la habitación, eran más grandes que las demás.

Las abrió y de ellas sacó un televisor con vídeo y una mini nevera, en otra caja había un mueble con ruedas para el aparato de televisión.

Aún no se había acostumbrado, su padre la mimaba mucho. Por diversas razones no pasaban mucho tiempo juntos. Una de las razones fue tras el descubrimiento de la verdad, tal vez se sentía culpable de la radical transformación de su hija o quizá el mero hecho de hacerla saber de que aún la quiere, comprándole todos esos objetos creía obtener perdón o quizás demostrar su amor, no lo sabía con certeza. La cuestión era que después del divorcio se sumergió en el trabajo y en su ausencia le compraba cualquier capricho, aunque ella no lo pidiera.

Ella no odiaba a sus padres y ellos jamás entenderían el porqué de su repentino cambio. Todo lo contrario, ella agradecía a sus padres el que la hubieran cuidado, aunque no podría volver a confiar en nadie, ya que el dolor de la verdad la enseñó a cuidarse de la gente.

Armó el mueble y puso la televisión encima. Puso el artilugio enfrente del armario. La nevera la puso entre el escritorio y la mesilla de noche.

Aún le quedaban varias cajas con libros, esos los dejaría para después, antes tenía que ojearlos.

Agotada de ordenarlo todo se sentó en medio de la habitación y suspiró.

- "Mejor me doy una ducha y después seguimos con la labor"

Cogió sus objetos de aseo y los ordenó en su lado del cuarto de baño. Abrió el grifo del agua y se metió a ducharse. Poco después oyó el ruido de una puerta. Seguramente sería su compañera. Siguió con lo suyo.

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Shaoran acababa de llegar a la puerta de la residencia de estudiantes, había estado todo el día con su novia. Habían ido de tiendas y al cine. Comieron fuera. Pasar un día con Lin podía dejarle totalmente fatigado, si no fuera porque mañana tenía entrenamiento no le dejaría descansar durante toda la noche y se lo llevaría a una discoteca. Se dirigió directo a su cuarto para poder echarse en la cama y descansar. Estar con Pei era más duro que sus entrenamientos de magia cuando era niño.

Subió varios pisos, era la última planta y el ascensor estaba abarrotado. Ya se acercaba a la puerta de su cuarto, sacó las llaves y abrió la puerta. Entró y la cerró tras de sí. Al entrar oyó el ruido del agua correr, seguramente su nuevo compañero estaría duchándose. Se quitó la chaqueta y la puso en una percha en el armario.

La habitación de Shaoran estaba radiante de lo limpio que siempre la conservaba. Dejó sus zapatos dentro del armario para ponerse un calzado más cómodo. Al rato dejó de oír correr el agua. Cogió ropa limpia y entró en el baño. Su compañero ya había entrado a su cuarto. Abrió el grifo y se dio una ducha.

Se quedó un rato bajo el chorro de agua. Pensaba en lo que habían discutido aquella tarde. Después de 10 años sin escuchar ese nombre, con solo volverlo a oír su corazón palpitaba aceleradamente.

Le había costado tanto olvidarla, no hacia mucho que salía con Pei, más o menos un año. No era lo bastante largo como para tomarse la relación como algo más en un futuro.

Aún recordaba a aquella niña que le robó el corazón, esa forma de ser, esa forma de reír, lo ingenua que era y lo que le costó confesar lo que sentía.

Años después de su ida de Japón, recordó a esa chica, tenía 20 años, había pensado en lo que sentía por ella y sacó la conclusión de que lo que él había sentido solo era un amor infantil, de niños. Acabó por olvidarla y ahora que la había enterrado, su pasado volvía para perseguirle. Terminó de ducharse y se marchó a su habitación. Se secó el pelo, se puso unos pantalones y se sentó en la cama. Permaneció un rato con la cabeza baja.

- "¿Qué habrá sido de ella?"- Era lo único que rondaba por su mente.

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Hua salió del cuarto de baño y se dirigió a su cuarto. Después de que cerrara la puerta oyó abrirse otra. Sería su compañera. Se secó y se puso una camisa.

La camisa era blanca y le estaba grande, bastante grande. La camisa no era suya, además de que era de caballero, era la camisa de su hermano. Se lo había dejado cuando se marchó.

Una niña de ojos verdes abrió la puerta que tenía delante, para encontrarse con una habitación vacía y oscura, a excepción de los muebles no había quedado vestigio de vida.

En ella ya no quedaba nada de la persona que anteriormente la habitó: los pósters, el ruido estridente de la música, el olor que desprendía, el olor a su hermano.

No podía creérselo, después de descubrirlo todo, su familia fue rompiéndose poco a poco. Siempre había un silencio mortal o una batalla verbal, no existía ningún punto central, todo eso sucedía despertar tras despertar, el único consuelo que tenía era que su hermano siempre estaría allí para consolarla y apoyarla, pero y ahora ¿qué iba a hacer? ¿a quién acudiría?.

Se dirigió hacia la ventana y extendió las cortinas para poder contemplar el cuarto con mayor detenimiento. Recorrió cada rincón de la habitación.

El escritorio donde él la ayudaba con sus problemas de matemáticas, aún podía oír como se reía su hermano cuando le explicaba esos dichosos ejercicios que jamás comprendería. Siguió mirando a su alrededor cuando fijó su mirada en un lugar, se giró y se dirigió hacia allí. Se paró frente a la cama. En ella había pasado tantos momentos: en ella se sentaba cada vez que necesitaba ayuda, hablaban horas y horas; en ella había pasado la noche viendo la tele con él, siempre lo hacía para no escuchar los gritos que se lanzaban sus padres; en ella saltaba, se revolcaba y la deshacía para molestar a su hermano; en ella se sentaba y miraba como su hermano se preparaba para salir, aunque solo tuviera 13 años su hermano siempre la preguntaba si estaba bien; y ahora después de su marcha era donde acudía para llorar.

Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Con ella iba su inseparable peluche, lo apretó contra sí y se echó en la cama. Su rostro se hundió en la almohada y su cuerpo se encogió.

En su mente no podía concebir esto, como podía haberse ido, no, no lo había hecho, no la había abandonado. Él no podía haber hecho eso, se lo había prometido, le prometió que él jamás la abandonaría, que siempre estaría con ella para protegerla.

Sus lágrimas inundaron su cara, cada vez lloraba más y más. Le odiaba, odiaba a su hermano, incumplió su promesa, la mintió como lo hicieron sus padres. No, no debería haber confiado en él, que iba esperar después de todo, si sus padres la mintieron, él no iba a ser menos. Al final el agotamiento la venció y se quedó dormida.

Abrió lentamente los ojos, se sentó en la cama y se frotó los ojos. Delante de ella estaba el armario y divisó algo en su interior. Cogió el osito y se fue acercando. Cuando ya estuvo delante, abrió la puerta rápidamente, en ella encontró una camisa, era de su hermano.

Se puso de puntillas y la bajó, al bajarla algo cayó del bolsillo. Miró el objeto, se agachó y lo cogió, era una carta, le dio la vuelta y pudo leer: Para mi peque. Una vena salió de su frente, cuando entendería su hermano que ella no era pequeña. Después del enfado abrió el susodicho sobre y sacó la carta. La desplegó y comenzó a leer.

Para la enana:

Hola canija, espero que no estés llorando por mi, ya sabes que eso es desperdiciar agua, bueno si lloras recuerda poner las lágrimas en un tarro y después utilizarlas regar las plantas, no olvides que así lo único que consigues es desperdiciar agua (después de ese comentario la niña ya no recordaba porque estaba triste por su hermano), bueno, hablando en serio, no quiero que llores, todo lo contrario, siéntete feliz de librarte de este hermano tan pesado (el comentario robó una sonrisa de la chica).

Peque, espero que no me odies por no haber podido cumplir mi promesa. Yo quería estar junto a ti, pero no ha podido ser. Te quiero decir que nunca estarás sola, aunque no este ahí contigo, mis pensamientos y mi alma estarán siempre contigo. Te escribiré y llamaré, espero que tu también a mi.

Te dejo la camisa para que algún día me la devuelvas, solo es un préstamo. Pienso que podrás cuidarla, no quiero ninguna rotura ni manchas, como le ocurra algo me comprarás una nueva, canija.

Ah!!! Casi se me olvida, junto con esta carta hay un medallón, es tuyo, lo tenías de antes de estar con nosotros, también está la mochila esa y el peluchín del que nunca te desprendes, bueno había otras cosas, pero ya las tienes. Te preguntaras que tiene de especial ese medallón, pues resulta que en él hay una foto de una mujer, debe de ser alguien que te conocía. He podido convencer a papá y a mamá de que te la quedes, consérvalo y cuídalo, es parte de tu pasado.

No quiero seguir con esta carta, me estoy cansando, recuerda enana, siempre me tendrás a tu lado aunque no me puedas ver.

Dice hasta luego el más guapo de los hermanos.

P.D. Sigue entrenando, cuando volvamos a vernos veremos si el alumno supera al mejor profesor.

Dobló la carta y una sonrisa estaba dibujada en su faz, una lágrima cayó, pero estaba feliz, su hermano era y siempre será así, jamás diría que la quiere, siempre diría: yo te protejo porque es mi deber, no quiero que nadie me diga que soy mala persona, o algo parecido para no decir te quiero.

Guardó la carta en un bolsillo de su falda. Cogió la camisa y de ella sacó el medallón, se fijó en el grabado, era un dibujo bastante extraño, lo abrió y dentro había una foto de una mujer. Era hermosa, su sonrisa iluminaba el retrato, llevaba un vestido blanco, era de cabello negro y largo. En sus brazos sujetaba un ramo de flores, eran varias clases de flores, no sabía cuales eran pero eran muy bonitas.

Cerró el medallón y lo guardó junto con la carta. Cogió la camisa y se marchó de la habitación echó un último vistazo y salió sonriente de allí.

Hua sonrió al verse ante el espejo, la camisa le llegaba por la mitad de los muslos, le quedaba ancho y las mangas largas, en verdad no muy largas.

Se dirigió a la radio y puso música, estaba cansada, otro día revisaría los libros ¿quién se iba a enterar?.

Al ritmo de la música empezó a bailar y dejar correr su mente, liberarla de preocupaciones.

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En su habitación, Shaoran estaba leyendo un libro, lo hacía cada noche antes de acostarse. Era una costumbre y además algo que aumentaría su intelecto. Leía siempre algo relacionado con magia para aprender técnicas nuevas u otras formas de invocarla. Sus párpados ya caían del cansancio así que dejó el libro y apagó la luz. Cuando ya se disponía a dormir un ruido hizo que se levantara de un sobresalto. Encendió la luz y pudo apreciar que la música procedía del cuarto de al lado, de la habitación de su nuevo compañero. No iba a permitir que le robaran tiempo de descanso, al día siguiente tenía que entrenar. Se levantó y sin ponerse nada encima, así solo con sus pantalones, se dirigió al cuarto de al lado. Abrió la puerta del baño y fue a la siguiente puerta, la última barrera entre ellos, respiró y abrió la puerta.

N. de la loka autora: Hi!!!!!!!!!! Aquí estoy de nuevo con un fic. Debo decir que estoy mu loka, así que si de repente el fic parece raro será que estoy en crisis, aún tengo q hacer exámenes, hasta Semana Santa no creo q pueda escribir nada, incluso tal vez en Semana Santa no pueda, tengo que leer el Quijote de la Mancha, @_@ q agobio. A parte del extensísimo libro que es (al final no creo q ni llegue a leerme la mitad), tengo q escribir un artículo para el periódico de mi insti. La verdad, no sé si llegaré a los 17, espero q sí. Eso sí el tercer capítulo de este fic caerá pronto, este fin de semana.

Si, ya sé, demasiado largo, me he dado cuenta, jejeje, intento acortarlos un poco porque creo q se hacen pesados. Bueno, ya veré q hago.

Este capítulo ha sido algo revelador, ya sabemos algo más sobre al pasado de Hua, incluso que es una chica muy deportista, demasiado para mi gusto. Yo soy mala para los deportes ^^UUU y no es q no me gusten. Además q el fútbol no es mi fuerte ^^UUU. Pero... me encanta escribirlo así, si en algún momento me confundo en algo de algún deporte, díganmelo, q soy mu torpe para esto, además ¿Por qué fútbol? Porque es el deporte q practicaban más en el anime de CCS.

Una cosa q me he estado preguntando yo misma, es: ¿cómo puede ser que en una universidad halla tanta gente? ¿y cómo puede ser q todos estudien allí? Porque no creo que estudien lo mismo. A esto digo: Imaginemos que la universidad es enorme (cuando digo enorme, es muy enorme), hay cuartos compartidos, hay cuartos de baño compartido, cuartos de dos personas y de tres. Habrá gente q tal vez no viva precisamente dentro del campus. A cuanto lo q estudian, imaginemos q hay varios edificios, creo q serán 4 o 5, uno de arte, ciencias sociales y ciencias de las humanidades, ciencias de la salud e ingenierías y el de deportes. Pensemos q esto estaba planeado hace mucho y que construyeron los edificios para habitar a los alumnos. Conclusión, el campus es enorme y uno se podría perder fácilmente.

Dejémoslo así, si hay dudas pregunten, si hay comentarios, comenten, si hay sugerencias, sugieran y si hay quejas, vayan al gobierno, que ellos son los responsables de tanto cambio en la ley de estudios: eternal_phoenix_light@yahoo.es

Bye

Kassy99