Capítulo 3: Cuidado con la Quaffle

No fue fácil. Harry no tenía idea de cómo podía hacer para que Ginny se fijara en él. Cuando Ginny lo vio la mañana siguiente, después de que Harry había pasado casi media hora frente al espejo luchando con su cabello, lo único que ella le dijo fue:

"Harry, casi no te reconozco peinado"

Y él estaba seguro de que ésa no era la reacción que esperaba.

Se exprimió el cerebro y finalmente se le ocurrieron otras tácticas. Si la veía cargando algún libro pesado, o demasiados libros (a veces tantos como Hermione), se ofrecía a ayudarla. La primera vez había sido un fracaso, porque su amabilidad había hecho sospechar a Ginny que él planeaba alguna broma, y en vez de dejar que él la ayudara, ella había salido corriendo con libros y todo en la dirección contraria. La segunda vez Harry fue más cuidadoso y ella terminó confiándole sus libros, si bien continuó mirándolo con desconfianza.

Después Harry descubrió que el mejor lugar para hablar con Ginny a solas era la biblioteca. Ella pasaba mucho tiempo allí preparándose para los TIMOs, y por algún motivo que Harry sólo sospechaba, Hermione y Ron ya no iban tanto por allí. Una tarde que ambos se habían quedado solos (ya todos habían ido al Gran Salón), Harry se animó a dar un paso más osado.

"Ginny"

"¿Sí?"

"Estuve pensando en lo que decías de los movimientos evasivos... tengo algunas ideas... te espero mañana después del almuerzo en el campo de quidditch".

Le había llevado dos semanas darse cuenta que las prácticas de quidditch eran la excusa perfecta para pasar más tiempo con Ginny, tres días más decidir exactamente qué debería decirle y otros cuatro días para encontrar el coraje y el momento adecuado para decírselo. Todo eso, sólo para que ella contestara:

"Bueno".

Al reunirse el día siguiente, Harry saludó a Ginny, que tenía el pelo en una cola de caballo (como siempre lo llevaba cuando volaba), y deseó con fuerzas que sus rostro no transluciera (al menos no por completo) lo embobado que se sentía. Después de una hora de vuelos Harry no necesitó llevarse la mano a la cabeza para saber que estaba tan despeinado como siempre. Se consoló pensando que al menos esa mañana peinarse sólo le había llevado 20 minutos (gracias a una loción llamada Cabello sin Movimiento que había ordenado por lechuza).

Cuando volvían a la escuela, antes de entrar, Harry se detuvo y Ginny se detuvo junto a él. Hacía varios minutos que estaba juntando ánimos para decirle lo bonita que era, y se había puesto como límite la puerta de entrada. Y allí estaban, y su boca no recordaba cómo moverse para hablar.

"¿Pasa algo, Harry?

"Tu pelo...", empezó Harry.

Ginny se llevó una mano a la cabeza.

"Oh...debo estar horriblemente despeinada".

"No... se ve bien... así", dijo Harry señalando su cola de caballo.

Ginny se quedó mirando fijamente a Harry, como tratando de deducir si él lo decía en serio.

"Gracias... A tu pelo también le sienta bien el quidditch", le contestó ella pasando rápidamente la mano por la despeinada cabeza de Harry.

Harry sonrió, decidiendo que nunca más volvería a perder tiempo tratando de peinarse con esa estúpida loción.

Al acercarse el partido contra Slytherin el equipo de Gryffindor empezó a practicar diariamente. La práctica del lunes había terminado temprano porque Ron tenía deberes de prefecto, y Harry se quedó acomodando las cosas, particularmente feliz porque Ginny se ofreció a ayudarlo. Todos se habían ido y ella le hablaba con entusiasmo del próximo partido.

".. así que vamos a ganar porque tenemos el mejor equipo ...especialmente por la cazadora izquierda y el capitán...", le dijo ella guiñeándole un ojo.

Harry la miró sonriendo, ella se veía radiante, y antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, se inclinó y le dio un beso rápido en la boca. Ginny dio un paso hacía atrás llevándose una mano a la boca, con los ojos muy abiertos por la sorpresa, y entonces Harry escuchó la voz de la última persona que deseaba ver en ese momento.

"Bueno Potter, espero que tú y tu patético equipo hayan terminado con la cancha, pues es hora de que los mejores jueguen".

Harry y Ginny salieron rápidamente de los vestuarios, y vieron a Malfoy, Crable, Goyle y el resto del equipo de Slytherin con sus escobas en la mano.

"Ah, si están sólo Uds. dos...¿en 5 años no has podido conseguirte otra novia, Potter? Y tú Weasley¿por cuánto te alquila tu familia?", los otros rieron con Malfoy.

Harry sintió que se ponía más colorado de lo que ya estaba, pero fue Ginny quien respondió:

"Como si tú tuvieras novia aparte de Crable y Goyle".

En ese momento todos los jugadores de Slytherin sacaron su varitas, pero Harry y Ginny fueron más rápidos y ambos gritaron hechizos que fueron anulados por un rayo azul proveniente de atrás.

"¡Qué es esto!", gritó una furiosísima profesora McGonagall."¿Pero qué creen que están haciendo...?"

"Slytherin, 50 puntos menos. Gryffindor, 50 puntos menos. Sr. Potter y Srta. Weasley, vengan conmigo".

Harry no sabía si sentía furioso o desilusionado. Cuando por fin había juntado el valor para besar a Ginny (y qué bien se había sentido aunque fuera sólo un segundo), había aparecido todo el equipo de Quidditch de Slytherin, y ahora McGonagall los llevaba a detención, y él no había podido intercambiar ni una palabra con Ginny.

McGonagall los puso a corregir los ensayos de los chicos de 1º año y les prohibió hablarse. Pero cuando la profesora no estaba mirando, Ginny lo pateó suavemente por debajo de la mesa, y al mirarla ella le dedicó una sonrisa entre tímida y seductora, que hizo que Harry se olvidara por un momento de todo lo malo del mundo.

McGonagall no los dejó ir a la cena. Harry partió hacia la clase de Occlumnecy, y Ginny permaneció en la oficina corrigiendo bajo la mirada estricta de la profesora.

Si bien Harry había avanzado mucho en las clases con Dumbledore, esa noche estaba particular (y muy felizmente) desconcentrado. Se sorprendió cuando el recuerdo de esa tarde apareció ante sus ojos. Dumbledore no hizo ningún comentario al verlo, pero cuando Harry se iba le dijo con voz divertida pero mirada seria:

"Sabes Harry, si sales con ella, sería mejor que nadie se entere".

Harry fue a las cocinas a buscar comida, y fue prácticamente secuestrado por Dobby, quien no le dejó ir hasta que hubo comido el equivalente en peso a un elefante. Mientras caminaba hacia la torre de Gryffindor, Harry intentaba analizar esa última frase de Dumbledore.

¿Que nadie se entere¿Por qué querría Dumbledore que nadie se enterase? Aunque en el fondo Harry lo sabía. Para proteger a Ginny. Para que no terminara como Sirius, sufriendo por su culpa. Claro que tenía razón. Tendría que decirle a Ginny que se había equivocado. Por más que le doliera decírselo.

Decidido, Harry entró en el Salón Común y vio una figura solitaria sentaba frente al fuego. Ginny lo había esperado. Harry se sentó junto a ella, lo más lejos que el sofá se lo permitió.

"Hola", le dijo ella.

"Ginny, yo quería decirte que... que yo no...", suspiró fuerte y sin mirarla soltó, "fue un error".

Ella no dijo nada, sólo permaneció mirando el fuego, como si no lo hubiera escuchado. Harry no pudo aguantarse las ganas de mirarla, y tuvo la impresión de que tenía los ojos rojos¿acaso había estado llorando?.

"McGonagall me dijo... cuando me iba... me dijo que si salía contigo, nadie debía enterarse"

Harry saltó un su lugar. Dumbledore había visto su recuerdo, pero McGonagall ¿cómo se había enterado?. Tal vez su intercambio de sonrisas no había pasado tan desapercibido como habían creído.

Como seguía sin mirarlo, Ginny no notó su reacción, y continuó diciendo:

"Y yo me pregunté por qué nadie debería enterarse... y después comprendí... qué peligroso sería para ti". Ginny hablaba tan bajo que Harry tuvo que acercarse para escucharla. "Si él lo supiera, intentaría usarme, como antes, para hacerte daño..."

Harry sentía que el agujero en su corazón se estaba agrandando. Ginny pensaba que él estaría en peligro, cuando en realidad era al revés. Tuvo que aferrarse al sillón para contener las ganas de abrazarla. Tenía que decirle la verdad.

"En la clase de occlumencia, Dumbledore vio mi recuerdo... me dijo que nadie debería enterarse si salía contigo...yo después comprendí que era para protegerte... para que no te pase lo mismo que a...", tragó saliva antes de decirlo, "Sirius".

Ginny lo estaba mirando muy fijo. Si bien su expresión era triste, sus ojos brillaban con fuerza. Estaban tan cerca que Harry podía verse reflejado en sus pupilas. Un segundo después la estaba besando muy suavemente, mientras su corazón saltaba desacompasado en su pecho. Ella permaneció quieta, y en algún momento Harry sintió que ella le estaba devolviendo el beso. Y no se acordó ni de Voldermort, ni de Dumbledore, ni de nadie más. Sólo estaban él y Ginny. Sintió una honda tristeza cuando ella finalmente apartó su rostro.

"Igual podemos seguir siendo amigos" le dijo él.

"Oh, sí, por supuesto" asintió ella, muy colorada,"muy buenos amigos".

En el momento que ella volvió a mirarlo, casi automáticamente Harry volvió a besarla. Y esta vez la abrazó. Ella pareció resistirse a la idea, pero luego apoyó sus manos en sus hombros. Harry no recordaba nada más agradable. Si tuviera que conjurar un Patronus, estaba seguro que sería algo impresionante. La imagen de su Patronus le recordó a Sirius. Esta vez fue Harry quien se apartó.

"Perdóname", le dijo.

Ginny se había puesto de pie. "Lo siento, Harry. Lo siento mucho". Y corrió hacia el dormitorio de chicas.

Los días siguientes Harry se sentía tan miserable que hasta el muy despistado de Ron lo notó.

"¿Te sientes bien, Harry?", le preguntó durante el almuerzo. "Hace varios días que casi no pruebas bocado".

"Claro que te parece que todos comen poco si siempre te sirves tres veces", acotó Hermione.

"Sólo con el postre", le contestó Ron ofendido.

Harry sonrió ante la típica discusión y se sintió un poquito mejor.

"Tal vez estés enfermo", dijo Hermione mientras se dirigían a la primer clase de la tarde. "Creo que hay algún virus dando vuelta en nuestra torre. Ginny tampoco está comiendo mucho últimamente", comentó pensativa.

Por suerte para Harry, ninguno de sus amigos notó la expresión en sus ojos, porque Ron se había puesto a discutir con Hermione sobre la "probada inexistencia" de eso que los muggles llamaban virus.

A pesar de todo su esfuerzo, tal vez porque Harry estaba débil por la falta de apetito, Dumbledore vio el recuerdo del sofá en el salón de Gryffindor. Esta vez sí dijo algo.

"Sabes Harry, tengo la impresión de que tal vez me haya expresado incorrectamente. Es maravilloso que te intereses en una chica, y que ella se interese por ti. Créeme que no es tan fácil que ambas cosas ocurran a la vez", Dumbledore sonrió como si estuviera recordando algo. "Sí creo que sería prudente evitar llamar la atención sobre ti. Por eso te he dicho que lo mantuvieras en secreto. Pero por favor, no te pierdas una de las más bellas experiencias de la vida por temor a lo que pueda pasar."

Mientras Harry escuchaba a Dumbledore, una sensación explosiva se apoderó de su estómago (aparte de un hambre abrumadora): tenía que hablar con Ginny.

Salió de la oficina de Dumbledore tratando de no parecer muy ansioso, pero mientras bajaba las escaleras empezó a correr, y no se detuvo hasta que llegó al retrato de la señora gorda.

En el salón común había ya pocos grupos de chicos, charlando algunos y estudiando otros. Ginny estaba sentada con tres de sus compañeras de año haciendo tareas.

¿Cómo iba a hacer para hablar con ella a solas? Decidió valerse de sus prerrogativas de capitán. Se acercó al grupo de chicas, y después de saludar dijo:

"Ginny¿podríamos hablar de la práctica de mañana?".

"Claro Harry", le dijo ella acercándose. Harry la tomó del brazo y se dirigieron a un rincón vacío.

"Necesito hablar contigo...a solas... ¿nos podríamos reunir hoy a medianoche aquí?"

"No creo que sea una buena idea", le dijo ella sin mirarlo a los ojos.

"Por favor, es importante".

Finalmente, ella asintió.

Harry sonrió triunfante, y al mirar a su alrededor se dio cuenta de que había unos cuantos pares de ojos observándolos con curiosidad.

"Genial", pensó Harry. "Ahora tendré que hacer algo".

"Y para la práctica de mañana trae... tu ropa de lluvia"

Después Harry buscó al resto de los jugadores del equipo, y los llevó al mismo rincón para decirles que en la práctica del día siguiente harían un hechizo climático para jugar con lluvia.

Ron hasta pensó que era un buena idea, porque durante esta temporada no habían practicado ni un solo día con lluvia, y estaba seguro que Slytherin conjugaría una tormenta para buscar una ventaja en la poca visibilidad.

Un minuto antes de medianoche Harry se dirigió al salón común escondido bajo su capa de invisibilidad. Encontró a Ginny leyendo junto al fuego. Aunque estaba seguro de que ella no podía verlo, Ginny levantó la cabeza cuando Harry se acercó a ella. Harry miró que no hubiera nadie bajando por las escaleras, y se sentó junto a Ginny cubriéndola con la capa. Ella ahogó un grito de exclamación al verlo.

"Casi me sacas el corazón del pecho" .

Harry le contó su charla con Dumbledore, mientras ella lo miraba sorprendida. Cuando terminó, Harry agregó:

"¿Y qué te parece?", sin preocuparse de lo expectante que sonaba.

Ella permaneció pensativa, mientras Harry no sabía cómo aguantarse las ganas de besarla.

Finalmente, le dijo:

"No quiero que él (Harry sabía que no se refería a Dumbledore) siga decidiendo mi vida", y para confirmarlo le dio un beso rápido en la nariz. Harry pensó que era la primera vez que le besaban la nariz... o al menos la primera vez que era conciente de ello.

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N.A: Gracias a todos por sus reviews!