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NOTAS iniciales DE la AUTORA.- /Escrito el 25 de septiembre del 2002, Publicado el 8 de enero del 2002/. ¡Hola de nuevo! Como ya se habrán dado cuenta en el capítulo pasado, he abierto varios corchetes, es decir, varias escenas... ahora tengo que adjuntarlas para que la lectura sea menos tediosa y más ágil, les pido disculpas por el "momentáneo" abandono de la trama del Mar de la Oscuridad (habrá que esperar para que rescaten a Zetty...), compliqué mucho las cosas fuera de ese mundo y tengo qué resolverlas (y no dejar abandonados a personajes, quiero que todos salgan). Por eso en este capítulo trataré de explicar qué fue de Koushiro, Matt, Daisuke y su vástagos... también hay una breve parte sobre la odisea de Zet Ichijouji. Esperen mucha acción, desesperación, y también descubrimientos.
¡Gracias por seguir leyendo!
¡Felices fiestas Navideñas a todos! ¡Feliz Año nuevo!
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MEMORIAS borradas
Por CieloCriss.
Capítulo 12 **Pensamientos de la curiosidad**
Bostezó, estiró los brazos y después se talló los ojos. Un cansancio indescriptible lo tenía atosigado y la preocupación estaba sembrada como si su mente fuera un campo de mazorcas. Se dio unos cuantos golpecitos en el rostro y volvió a bostezar.
-Ahhh, qué pereza - se quejó, mientras salía del cuarto de baño ya bien cambiado y peinado -; espero que Osen ya esté lista...
Pero Koushiro no estaba pensando en lo que decía. Quizá tenía pereza, pero eso le tenía sin cuidado, no podía dejar escapar de su mente el extraño sueño que lo había invadido... y la voz de Tentomon siempre susurrándole cosas que no entendía, parecía que ahora tenía dos conciencias en lugar de una, se sentía tan extraña esa situación, se sentía tan raro no comprender sus pensamientos y estar lleno de incoherencias... pero sobre todo, se sentía tan excluido de algo...
Caminó por el amplio apartamento con zancadas flojas, y paso lento. Miraba todo, a la vez no enfocaba nada. Fue directo al armario y buscó su vieja computadora, que desde la noche anterior no había podido hallar.
-Qué extraño... - se dijo de nueva cuenta - estoy seguro de que aquí estaba, ¿dónde pudo haber quedado?... no creo que alguien la haya tirado; a nadie le interesaría la máquina, es vieja y obsoleta.
Paró en seco al ver un portarretratos, era una foto de su hija cuando era bebé. Entonces recordó que en esos momentos encontrar su computadora era algo secundario si lo comparaba con la enfermedad de su niña. La fiebre que había azotado a su primogénita lo tenía perturbado pues había sido muy inesperada; él había estado muy feliz porque pensaba que Osen había mejorado, pero ahora creía haber adelantado hechos.
-¡Osen! - llamó con firmeza, dejando atrás todos sus conflictos internos para mostrarse serio y prudente, por nada del mundo se mostraría débil y temeroso frente a su hija aunque así se sintiera - ¿Ya estás lista?, es hora de irnos.
Pero su pelirroja no respondía. Al principio no le dio importancia a eso, muchas veces a él le hablaban y no hacía caso a la primera. Sin embargo siguió llamándola y Osen Izumi nunca retroalimentó el mensaje.
"¿Qué sucede con ella?... rayos, no la entiendo, en realidad no comprendo su comportamiento; a veces puede ser madura, pero en otras ocasiones me descontrola... a lo mejor se rehúsa a ir, ¿qué haré si se resiste?, ¡no quiero obligarla!, Osen debe estar consciente de que todo esto es por su bien... ¿qué no comprende que puede estar gestándose en ella alguna neumonía o fiebre rara?, Oh, Dios... soy un paranoico, lo peor del caso es que no puedo hacerle ver al mundo este enfoque que me atormenta, no es cuestión de flaquear a estas alturas de mi vida... Arggg, ¡demonios!, ¿qué estoy diciendo?, no sé porqué estoy pensando estas cosas... ni siquiera están ligados mis sentimientos... es que hay un zumbido dentro de mí que me nubla el entendimiento, me habla y no sé que dice... y lo raro es, que a pesar de que me molesta un poco tener ese "algo" adentro, me siento muy... ¿emocionado?" Koushiro maquinaba en su cerebelo todo eso y suspiraba a cada instante.
Llegó hasta la habitación de su vástaga. Tocó con suavidad.
-¿Hija? - llamó - ¿Estás ahí?
Le dio un empujoncito a la puerta y ésta se abrió silenciosamente hasta que se estrelló con la pared. Para sorpresa de Izzy, Osen no estaba ahí.
-¿Y ahora qué? - renegó algo irritado. En el escritorio de la niña vio un papel que parecía un recado, se acercó con intenciones de leerlo.
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**REGRESO EN UN MOMENTO, LO QUE TENGO QUÉ HACER ES DEMASIADO IMPORTANTE Y NO PUEDE ESPERAR. SE TRATA DE LOS DIGIMONS.
ATTE. Osen Izumi**
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Después de leer quedó lívido. Pero su palidez no se atribuyó a que su hija desobedeciera, sino a la última palabra de la oración... decía: "DI-GI-MON". Agarró con decisión un plumón de tinta azul y subrayó esa palabra.
-Digimon... digimon... ¿dónde he oído eso antes?, ¿dónde...? - se cuestionó inmediatamente, llevándose el papel al pecho. Lo arrugó desesperado, luego volvió a leerlo. No sabía porqué tanto escándalo por eso, no asociaba todavía su sueño con esos seres que encerraban esa fantasiosa palabra.
" **Izzy, nunca olvides que lo que más me gusta de ti es la curiosidad que muestras para las cosas... yo sé que nunca cambiarás, por eso sé que tarde o temprano comprenderás** "
-¡¿Quién eres?! ¡Por favor, dímelo, no me tengas en ascuas! - rogó, oyendo a esa conciencia, a esos datos que estaban dentro de él... a la esencia de Tentomon - Yo te conozco, pero estás jugando conmigo - aseguró nuevamente, rondando como maniático por toda su casa.
Por otra parte, ¿a dónde podía haberse ido Osen?, ¿y si corría algún peligro?; porque, aunque no comprendía muy bien lo que sucedía, sabía que la palabra Digimon encerraba tanta magia, que podía suceder cualquier cosa.
-Sea lo que sea... a Osen no permitiré que le pase nada - aseguró, acercándose a la entrada/salida de su casa para ponerse los zapatos -, voy a hallarla e iremos al hospital, como estaba planeado... todo lo demás es... es algo que no sé si vale la pena.
Justo cuando se iba a inclinar para quitarse las pantuflas, sonó el timbre, seguro era su pequeña que había regresado, al menos eso esperaba y anhelaba, porque ya tenía el corazón lleno de coágulos que se asemejaban a piedras en el camino.
Abrió con ansias, casi iba a ponerse a reclamarle a Osen su tardanza, hasta pensaba en reprenderla, porque los niños a veces suelen ser muy inconscientes.
-Oooooosse... ¡mamá! - saludó, totalmente trastornado por su falla de cálculo.
El cambio de su expresión fue muy obvio. De extravío y desconcierto, a calma mal disimulada y decepción. No es que no le diera gusto ver a su mamá, al contrario, las visitas que ésta le hacía siempre lo llenaban de gozo, pero hay que considerar su angustia de padre.
-Hola, hijo, ¿por qué esa cara?, pareciera que has visto un fantasma.
-Madre, qué gusto tenerte en mi casa... lo que sucede es que no te esperaba, me has sorprendido.
-¿En serio? - respondió la señora, que ya pasaba de los 60 -Pues ya sabes que a mí me gusta sorprender... la salida la tenía programada para la próxima semana, pero tenía tantas ganas de ver a mis nietos que no pude resistir siete días más... Oh, a lo mejor están todos dormidos, he llegado muy temprano... es que tenía planeado hacerles mi desayuno especial.
-Pasa, por favor... y toma asiento - pidió su hijo adoptivo, tomándole la mano con ternura.
La anciana señora Izumi seguía teniendo un carisma especial. Su figura se había transformado en regordeta y simpática, y su antiguo cabello color ciruela se había vuelto gris blanquizco, justo como la espuma del mar. Desgraciadamente había muerto su esposo y actualmente residía por gusto propio en un asilo, saliendo en ocasiones para visitar a su hijo y familia.
-He traído un hermoso trajecito para mi nieto - dijo, mientras hurgaba en su ancho y feo bolso -, es de cuando eras bebé, Koushiro.
-¿Ah sí? - cuestionó Koushiro, observando con atención ese viejo overol color arena - ¿Yo cabía ahí?
-Oh, sí... hasta te sobraba espacio - habló la abuela Izumi, sonriendo - pero creo que Robby cabrá mejor, Mimi lo alimenta demasiado bien.
-Mi hijo no va a llamarse Robby - aseguró Koushiro, dándole a su madre un jugo de plátano enlatado -; así que cuando Mimi te siga inventando nombres, tú deberás decirle que ya sabes que se llamará Kosuke.
A pesar de que el tema que abordaban madre e hijo era superfluo y hasta alegre, la abuela Izumi no podía evitar notar un dejo de tristeza y desesperación por parte de su querido Izzy, así que decidió preguntar... quizá ella estaba interrumpiendo algo.
-¿Qué sucede, hijo?, te notas angustiado... ¿Mimi está mal?
-Mimi justamente fue a su cita matutina con el ginecólogo, estoy solo en casa.
-¿Los niños fueron con ella?
-Nada más Benjamín - aclaró él -. Osen se fue a no sé donde, se supone que tenía que llevarla al hospital, pero últimamente no sé qué demonios le sucede, se la pasa desobedeciendo.
-Ahh, ya veo... pero no te preocupes, los niños atraviesan por diversas etapas.
-Me dejó una nota muy extraña, temo que se esté metiendo en problemas por curiosidad. Bien dicen que la curiosidad mató al gato, ¡si lo sabré yo! - estaba algo exaltado, y su madre lo notó -. Por cierto, madre, ¿tú sabes qué significa Digimon?, ¿has oído esa palabra?
¿Por qué le preguntaba eso a su madre?, ¿por qué los párpados le pesaban tanto?, ¿por qué de repente sentía que estaba cayendo en un vacío y que su único sostén era un muñeco de plástico (con forma de pato) inflado con aire?
Le sudó la cara. Una esencia negra consumió la humedad de sus labios, y los carcomió dejando grietas. Intentó gritar, pero no, no se podía...
"¿Qué sucede? ¿Qué es lo que me está pasando? ¡Me estoy volviendo loco!" Koushiro sabía que era irreal estar cayendo por un hoyo negro salido de la nada. Él estaba en su sala, charlando con su madre y bebiendo jugo mientras se cuestionaba sobre la palabra Digimon y sobre el paradero de Osen.
¿Dónde estaba su madre?, ¿estaría él desmayado?... todo parecía indicar eso, hasta que una figura se delineó con perfección delante de él. Era su mamá... pero no, no era ella exactamente, lucía como si fuera una amazona aguerrida y psicópata.
-Madre... ayúdame.
-Es la segunda vez que te hago caer en este abismo, Conocimiento - dijo su mamá, que seguro estaba poseída, ¿pero porqué él no había presenciado la niebla y el miedo hasta comenzar a caer en ese agujero? -. Acabaré contigo... como desintegré a tu insecto curioso... ¡Maldita sea tu curiosidad!
-No, no quiero, no quiero caer. Ayúdame, mamá - rogó, teniendo mucho miedo de morir. El temor no era por él, sino porque no quería dejar a su familia, ¡no podía irse sin conocer a Kosuke!
-¿Ayudarte a no caer en el infierno?, nah... eso es lo que mereces.
-¡Haré lo que quieras! - pidió asustado, al sentir que su sostén imaginario y de plástico se reventaba -No es malo, no es malo tener curiosidad. No es malo querer saber.
-Si me das tu curiosidad...
-Ha...haré lo que quieras...
Cierto, el ciclo se renovaba o por lo menos se repetía. ¿Quién le pedía la curiosidad?, ¿por qué la estaba vendiendo?.
Nada de eso estaba ocurriendo en la vida real, todo estaba dentro de Izzy, en su mente. Ahí estaba el mencionado infierno, el hoyo negro y la "muerte" que lo habían atrapado cuando era un niño de diez años en el Digimundo cuando buscaba a Genai en las montañas. La única realidad que ocurría en esos momentos era que sí había una mujer poseída que se estaba quedando con sus pensamientos de la curiosidad.
Después de robar esa cualidad, la poseída ordenó:
-Empieza a estudiar el cosmo...
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-Ya terminé de iluminarlos a todos. En su mayoría son copias, pero hay cuatro volúmenes de la saga... ¡no puedo creer que esto esté ocurriendo! - opinó Osen, totalmente extasiada por el descubrimiento. Era seguro que ni los más suculentos platillos y divertidos juegos se podían asemejar a lo que Mayumi Ishida y ella presenciaban.
-¿Qué hacemos?, ¿hablarle a mi papá?
-Es lo más viable - opinó la pelirroja - ; pero primero considero necesario leer al menos los prólogos... en tanto lo haces, yo me pondré a registrar o capturar estos signos en la computadora vieja, ¿te parece?... claro que si tienes un mejor plan será mejor que lo digas, May.
-Considero que tu plan es lo suficientemente acertado, Osen - replicó la hija mayor de Sora y Matt -. No podemos llegar con nuestros padres así nada más, creerán que esto sólo es ficción... bueno, no creo que piensen eso...
-Lee - rogó Osen, mientras enchufaba a la pineapple.
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**Esta es mi historia, pero también la de ustedes. Este es mi inicio, y lo comparto, porque ahora todos formamos parte de esta maravillosa red que une dos mundos llenos de misterio y fantasías (...)
...Esa mañana vería a Yamato, por eso estaba entusiasmado, y no sólo eso, también disfrutaría de un campamento, ¿a qué niño no le gustan esos eventos tan divertidos? (...)
...a mis ocho años no pude ver anormal esa aurora boreal tan extraña... no todos miraron embobados con una sonrisa. Hubo quienes se cuestionaron, pero esas preguntas carecieron de importancia cuando el vacío nos jaló a otra dimensión (...)
...éramos en total siete niños, el mayor traía lentes y era alto, recuerdo que al visualizarlo vagamente remembré a las altas jirafas de los circos, su nombre era Joe, Joe Kido; le seguían otros tres que tenían 11 años: Taichi Yagami, el de cabello loco y carácter alegre; Sora Takenouchi, una niña muy responsable y linda, y mi hermano Yamato, a quien aún sigo admirando. Los otros dos aparte de mí eran Koushiro Izumi, que cargaba una computadora, y Mimi Tachiwaka, una princesita con vestuario raro... habíamos llegado a un mundo desconocido: el Digital (...)**
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La rubia se desesperaba y al leer se saltaba párrafos. Todo lo descrito la descontrolaba y sus manos delicadas temblaban por la sorpresa.
-¿Entiendes algo, Osen? ¡Mencionan a mis padres!
-También al mío - respondió la pelirroja -. Más o menos asocio las cosas, pero lo que me gustaría hacer es recordar. Al parecer este libro no es sólo un cuento, es la realidad... la ficción existe, no es una novela; es una vida impresa.
-¿Y cómo lo sabes?
-Por lo que te dije que me pasó ayer: yo vi a los digimons, ellos me hablaron del Digimundo. El Aro era la clave porque con su brillo podía regresar las letras a estos cuadernos en blanco... alguien quería que olvidáramos todo y por eso borraron nuestras memorias y también lo relacionado con el asunto, como el lenguaje digital perdido...
-El problema es que aunque ya están escritas nuevamente estas letras yo no recuerdo nada de los digimons... admito que me pone los pelos de punta hablar de ellos, pero dentro de mí nada más hay confusión... ¿qué relación puedo tener yo con los digimons?
-Sigue leyendo May.
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**...Los digimons llegaron a nuestras vidas en un abrir y cerrar de ojos. Lo primero que vi fue a Tokomon llamándome y mostrándome sus dientes. Cada uno de mis amigos recibió un digimon... eran como ángeles guardianes, los mejores amigos que todos los niños pequeños crean y que viven en la imaginación. Sólo un detalle: los digitales eran REALES (...)
...a la aventura llegó Hikari Yagami, la octava niña elegida. Desde la primera decisión como elegida, Hikari expandió su luz y nos hizo tener fe en la batalla contra Myotismon (...)**
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-¡Y eso que sólo es el resumen! - dijo Mayumi - ¿Sigo leyendo?
-Sí, pero cambia de libro. Luego leeremos con más calma, hay que ver de qué tratan los otros.
-Como usted mande, Miss Izumi - sonrió May, pero de forma nerviosa.
Con torpeza dejó el libro de portada color arco iris en el piso y cogió el tomo 4.
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**Dedico este libro a Daisuke Motomiya, no sólo por el valor en su lucha y liderazgo, sino por ser mi amigo, el más fuerte y decidido de mis todos nosotros (...)
...Arukerimon y Mummymon, junto con Oikawa, raptaron a Ken con el propósito de usar su semilla de la oscuridad para contagiar a otros niños (...)**
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-¡¿Dices Arukerimon y Mummymon?! ¡Eran ellos May, así se llamaban los digimons que vi!
-Y por lo visto no eran muy amables, ¡mira que raptarse al tío Ken!
-Lee el final, pasa al colofón - rogó Osen, dejando a un lado su trabajo computacional.
-Hey, qué coincidencia, justamente el capítulo final es un epílogo, ¡y del 2027!
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**...Mi hijo Seiyuro, siempre alegre y con doce años, acaba de entrar al estudio. Me avisa que es hora de irnos a la reunión de cada 1 de agosto.
...Han pasado 25 años desde que la Tierra se unió al Digimundo, ahora cada persona tiene su digimon (...)
*Taichi se convirtió en Embajador (...), Yamato (...)**
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-Ya, ya no puedo leer... mira Osen, hay una foto, somos nosotros.
-Sí, ya veo. Estoy muy asustada, no sé que pensar o hacer, ¿tienes alguna idea?
-No... en la foto parecemos cargar cosas, pero no aparecen, ¿crees que sean los digimons?
Inesperadamente se oyeron unos golpes nada suaves, alguien estrellaba su puño contra la puerta, ¿quién sería?
-¡Son los digimons esos! - mugió Osen, con voz alterada, levantándose de un movimiento -Vienen por el Aro... ¡Ay no!
-¿Quieres tranquilizarte? - pidió la mayor - Iré a ver, en tanto quédate aquí con la computadora, ¿de acuerdo?... no me mires así, que no va a pasarme nada, yo no soy tan descuidada como Ben o Taik.
-Pero May...
-A lo mejor es mi tío Tk junto a su familia, aún no sé porqué no están en casa. Es malo adelantar hechos, eso ya lo sabes.
La hija de Izzy no pudo ni responder y vio a la de cabellos dorados marcharse sin más del miedo que al leer ya se le había pegado. Aunque hubiera hecho el intento por seguirla, Osen no hubiera podido, estaba tan alterada, que la coordinación de su cuerpo no la hubiera ayudado mucho.
La Ishida abrió con premura la puerta, esperando con esperanza que fuera Takeru, Hikari o alguno de sus primos. Pero no era ninguno de ellos, tampoco eran esos digimons feroces, ni siquiera el fantasma Wizardmon. Era Kyo Motomiya.
-¿Kyosuke? ¿Qué haces aquí a estas horas?
El aparecido no pudo evitar sonreír ampliamente sin razón alguna aparente. Observó a la mujercita por leves segundos y esta vez pudo hablar.
-¡'Yumi!, no esperaba verte en casa de Sei y Toshi; vine a escondidas, papá no sabe que me le adelanté... es que Toshiro llamó hace rato y dijo que Seiyuro venía en camino por el Aro, no sé que diablos pasa en un lugar llamado Mar Oscuro, pero creo que Zet está encerrado o algo así. Te ves muy bien con esa pijama, 'Yumi.
Mayumi se enrojeció más que su prenda, miró hacia abajo con ira y por un momento odió que ese traje fuera tan cómodo y ñoño a la vez. Sin pensarlo mucho le cerró al moreno la puerta en la narices, al hacerlo gruñó.
Respiró hondo y profundo, al pasar 10 segundos, volvió a abrir, esta vez más controlada. Kyo tenía la mano levantada con la intención de volver a tocar, pero al ver otra vez a su amiga, bajó su extremidad con asombro.
-Dos cosas, 'Suke - inició, mientras alzaba su dedo índice de la siniestra - NO ME DIGAS 'YUMI, ¿entendido?
El de los googles asintió.
-Y por último: Si vuelves a hacer otro comentario sobre mi atuendo, serás hombre muerto, ¿de acuerdo?
Kyo estaba asustado, también cabeceó.
-Ahora pásale, que no tenemos todo el día, ¡están pasando cosas espeluznantes y maravillosas al mismo tiempo!
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"V-mon.... V-mon.... V-mon... sí, se llama V-mon y nada más que V-mon, ¿pero quién es V-mon?" Daisuke corría por la vía transeúnte esa mañana nublada y templada, hubiera querido venirse manejando, pero su brazo roto se lo impedía, y tampoco quería preocupar a Makoto y Kyo. Por eso iba corriendo por las calles de Odaiba como cuando era chico, lucía preocupado, la llamada de su sobrinito Toshiro lo había perturbado y no podía quedarse sin hacer nada; primero lo había tranquilizado, y ahora se disponía a alcanzar a Seiyuro, el hijo de su amigo Takeru. Davis no sabía qué era lo que se estaba gestando, y lo único que realmente lo tranquilizaba, era pensar en alguien llamado V-mon, ese cacofónico nombre lo guiaba a algo, y era casi un estimulante. "Debo de dejar de pensar en V-mon, tengo qué concentrarme en ese mentado Aro que mencionó Toshiro... veamos... alcanzo al niño, nos vamos a casa de Ichijouji.... averiguamos dónde demonios está eso del mar oscuro, y..."
-¡Oye, Daisuke!
El antiguo líder alzó la vista, y a lo lejos miró a Yamato Ishida, con un enorme bote con mayonesa. Al parecer su amigo acababa de salir de un supermercado.
-¿Matt?
-Pues sí, ¿quién más?, ¿se puede saber qué te pasa?
-Me temo que TENGO qué explicártelo - anunció solemnemente Motomiya -. Pero te explico mientras corremos rumbo a tu edificio, o si no puede ser demasiado tarde.
Ishida captó inmediatamente que algo no estaba bien, dejó caer el frasco con mayonesa que se quebró en el piso y se embarró de sustancia color marfil. El hombre casi piensa "Y era de mi marca favorita", pero se contuvo, sentía temor, mucho temor... entonces siguió a Davis, que se había adelantado.
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Zetaro Ichijouji tenía frío.
El viento entraba por cada uno de sus poros, y su cuerpo pálido se movía como gelatina ambulante. Apeaba desesperado, perdido, pero sobre todo irritado. Era tanta su rabia y enojo que no podía expresarlos. No le gustaba sentir esas ñáñaras de incomodidad, y hubiera querido destrozar algún ente cercano.
Sobre su sombra imaginaria, una bola brillante y formada por muchos trozos de papel volaba y lo seguía, pero Zet no caía en cuenta de eso, carecía de importancia.
"¿Qué hago aquí?" pudo decirse, mientras se dejaba caer con fuerza en el suelo, para raspar sus rodillas. Todo el dolor que lo torturaba era muy irreal, y por eso quería sentir sufrimiento físico, sería hasta cierto punto más agradable que seguirle la corriente a su corazón acelerado.
Cada vez le dolía más la cabeza; estaba desolado, no entendía nada, absolutamente nada.
-¿Dónde...? - comenzó, se calló rápidamente, estaba ronco - ¿Dónde están mis dibujos?
Sus dibujos... justamente estaban adjuntados sobre su cabeza en forma de luna llena.
Alguien lo observaba sigilosamente, era un humano de piel blanca, estatura media y ropaje negro. Su rostro era tapado por una capucha de tergal , y sus ojos enmarcados por lentes oscuros.
-Ha llegado la hora... por fin, y gracias a este mocoso, volveremos a estar juntos.
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-¡Rápido niñas, tenemos qué ir a buscar a nuestros padres!
-¡Espérenme! - rogó Osen, quien era mucho más lenta y cargaba con la computadora portátil.
Kyosuke frenó bruscamente sus pies, y en cuanto Osen lo alcanzó, le "arrebató" la computadora amarilla, para que Izumi pudiera ser más veloz.
-¿Mejor así, O-chan?
-Sí, Kyo-san - agradeció ella - ¡Muchas gracias!
-¿A ti no te molesta que te llame O-chan?
-A mí me gusta que los chicos grandes y amables como tú me llamen así - admitió la pelirroja, notando rubor en el hijo de Davis - ¡Pero apresúrate, Kyo!, que todavía tengo que llamarle a papá para que nos alcance... espero encontremos a tío Matt en la tienda con su mayonesa.
-¡No hablen al correr! - regañó May, desde enfrente.
-Como la jefa ordene - sonrió Kyo.
El trío llegó al piso inferior, extrañamente el elevador no había servido en el momento deseado, Kyo había dicho que en los tiempos de su papá los elevadores se descomponían muy a menudo, pero que era muy raro que eso pasara en la actualidad. Por eso habían bajado presurosos para buscar a Matt, primero querían ir a pedir ayuda a Izzy, sin embargo Osen pensaba que su padre seguro estaba buscándola por todo el edificio y sería complicado hallarlo.
A la salida casi se estrellaron con Daisuke y Yamato, quienes se dirigían al edificio por el Aro.
-¡Niños! - se impresionó Davis -Kyo, ¿qué haces aquí?
-Perdón... oí lo que le decías a Toshiro por el teléfono, pensé que podía ayudar... después de todo yo sabía cosas sobre el Aro.
-Bueno, no te culpo por querer ayudar, ¡pero a la otra avísame! - regañó Daisuke, quien seguía moviendo los pies como si corriera en una caminadora eléctrica - ¿Y ya lo tienes?
-¿Se refiere al Anillo mágico, Sr. Motomiya? - indagó May, todavía con la cursi pijama.
-Creo...
Osen estiró su brazo y lo mostró, Mayumi prosiguió:
-Está sano y salvo, los digimons no nos han atacado - entonces la de ojos celestes miró a su progenitor -, ¿estás enterado de todo, padre?
-De todo lo que Daisuke sabe - expresó Matt.
-Entonces será mejor que se preparen para recibir las sorpresas de sus vidas - avisó Kyo, fijando su vista en lo que su papá tenía rayado en el yeso -. Hey, ¿y qué significa V-mon?
-Pues...
Osen con rapidez tomó uno de los libros que cargaba Mayumi y lo ojeó con rapidez.
-Es el digimon de tío Davis - anunció -, aquí dice.
-¿De qué hablan, niños? - preguntó Yamato, un poco irritado - Hablen claro, por el amor de Dios.
-A eso vamos, papá. Primero Osen debe hablarle a su papá para que se nos reúna.
La rubia, cuyo apellido recesivo era Takenouchi, cerró los ojos y se mordió los labios, no sabía cómo explicar el misterio, nadie comprendía bien qué pasaba, sólo seguía sintiendo esos nervios calientes y anhelantes. Ahora abrió sus párpados y enchuecó su cuello para mirar al cielo. Horrorizada apuntó hacia arriba.
-AHHHHH - dijo secamente, llevándose las manos a la boca para comerse las uñas - ¡No lo puedo creer!
Su chillido fue aberrante y sonó como si alguien le hubiera atascado un cuchillo en el vientre. Al voltear hacia el sol, los demás comprendieron esa reacción. Sucedía algo inesperado.
Los gestos de Osen Izumi quedaron paralizados. Su boca apenas pudo abrirse para lanzar un gemido de terror.
-¡Koushiro! - alcanzó a decir Yamato, que estaba entre sorprendido y asustado.
-¿Qué hace ahí? ¿Qué hace ahí? ¡Se va a caer! ¡Tiene qué bajar de ese lugar! - chilló May con histeria.
Izzy Izumi estaba en la barda del edificio donde residía, justo en la punta, en la esquina izquierda. Su figura se movía como si estuviera ebrio y era manipulada por las ráfagas matutinas mientras realizaba ejercicios de los más excéntricos en existencia, eran movimientos que carecían de lógica.
-Eso... eso no lo haría Koushiro si estuviera consciente.
-¡Tenemos qué hacer algo, papá! - rogó Kyo.
En cuanto pudo moverse, Osen se adentró al edificio moviendo sus piernas con rapidez sorprendente, Yamato la siguió, quería frenarla y traerla de vuelta, pero comprendió que lo mejor era subir junto a la niña.
-Mayumi, localiza ayuda... trae a los bomberos o algo así.
-En seguida, tío Davis - obedeció la rubia.
-Kyosuke, ayúdame a buscar algo que ayude.
-Sí.
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-Espera, preciosa - rogó Matt -. El elevador es más veloz.
-¡No! ¡Es que no sirve! - exclamó la nena de cabellos color lumbre.
Yamato le tomó la mano a fuerzas y la arrastró hasta que se metieron al elevador.
-No tiene porqué no servir.
El elevador comenzó a subir, Osen miró angustiada todos los números y dijo:
-Pero no servía... ¡Juro que no servía!
-Osen, te creo... no te atormentes.
-¡Mi papá va a matarse si se avienta!... no puedo calmarme... ¡¡Es que no quiero que se muera!!... Tío Matt, no lo permitas, por favor.
Yamato abrazó a la hija de su amigo con mucha fuerza, para intentar darle confort. Osen comenzó a llorar con desesperación, desvió su mirada hacia la parte trasera del elevador, y vio algo que le llamó mucho la atención.
-¿Qué-qué es eso? - interrogó al instante, soltando a Ishida entre compungidos sollozos.
Lo que acababa de ver era una masa ovalada y de color morado. La bola deforme y lisa brilló al estar cerca de ella y se movió hasta llegar a sus brazos. Eran los pensamientos de la curiosidad de Izzy.
-¿Qué es eso? - Yamato arrebató el objeto, y lo miró extrañado. En ese instante el ascensor se detuvo, habían llegado al piso 14.
-¡Papá! - gritó Osen, saliendo como rayo del cuarto que subía y bajaba pisos.
-¡Espera Osen!
La pelirroja subió unos escalones para llegar al techo del edificio. Se encaramó con agilidad, sin importarle nada más que rescatar a su padre. Yamato también subió aprisa.
-¿A-a-a...? - trataba de decir la niña Izumi - ¿Abuelita?
La abuela Izumi miraba a su víctima con expresión diabólica, se tronaba los dedos, mostraba una sonrisa malévola y se revolcaba del placer.
-Ahora que has finalizado tu entrenamiento sobre el cosmos... ¡Salta, Conocimiento!
-¡¡¡NOOOOOOO!!! - rogó Osen - ¡No le digas eso, abuela!
La pequeña agarró la ropa de la anciana y la zangoloteó con fuerza. El Aro que cargaba en su bolsillo encandiló a la mamá de su papá hasta dejarla desmayada, de la señora Izumi salieron polvos, Matt y Osen pudieron verlos.
Pero era tarde, Koushiro tenía un pie en el aire y estaba saltando.
-¡Izzy, entra en ti! - rogó el músico-astronauta.
El amigo y la primogénita se acercaron con temor, tratando de hacer razonar a Izumi, pero cuando pensaban que habían logrado su objetivo, vieron desaparecer la figura del poseedor del emblema del Conocimiento, que cayó desafiando al aire... iba a perder la vida.
-¡¡PAPAAAAAÁ!! ¡No me hagas esto! - la nena se abalanzó contra la barda para tratar de salvar a su padre, Yamato la sostuvo para que no se resbalara. La atrajo hacia él e intentó voltearla para que no viera cuando su padre se estrellara.
-No veas...
-¡Que alguien lo ayude!... Ten...TENTOMON...¡Ayuda a mi papá, Tentomon! - lo dijo sin tartamudeos, su frase fue rápida y desesperada. Matt había abierto los ojos al oírla pedir ayuda a un ser que no conocía.
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Koushiro seguía las reglas de la física (todo lo que sube, tiene que bajar). Todo estaba en el pasado: su vida, su alma, su curiosidad, su familia. Iba cayendo sin saber que moriría, ni siquiera sabía si existía.
Pudo abrir los ojos para ver el suelo en el que se estrellaría; de esos ojos de terciopelo negro, una esencia lila fue saliendo de él justo por esa parte. Izzy, de haber tenido la curiosidad con él, hubiera asociado ese gas morado con su supuesta doble conciencia.
En esos instantes sólo pudo decir: Tentomon. Y dijo eso por instinto, porque era un dato que había salido de su inconsciente.
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Mayumi veía caer con horror a su tío Izzy, Daisuke y Kyosuke habían regresado cargando un colchón que no serviría de nada, pero al menos habían intentado ayudar.
-¿Qué diablos es eso que se forma? - indagó Kyo, mirando la nube opaca, que provocaba que la velocidad con la que caía Izumi disminuyera.
-¡Es una maravilla! - juzgó Davis - ¡Venga Kyosuke!, si la velocidad se sigue reduciendo, podremos ayudar con el colchón.
-¡Son los digimons los que lo han salvado!
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Tentomon no podía dejar solo a Izzy, así como Agumon no había podido evitar ayudar a Tai. Por eso sus datos habían salido, y por instantes, se habían materializado.
Cuando ya faltaban dos metros para que terminara el **paseo**, la niebla violeta despareció, y Koushiro se zambulló en el colchón relleno de plumas y resortes que sostenían los Motomiya.
-¡Se salvó! - gritaron Mayumi y Kyosuke al unísono .
Daisuke sonrió, y miró hacia arriba, donde las cabezas de Matt y Osen se asomaban.
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-¡Gracias Dios! ¡Gracias Tentomon!... ¡Mi papá está bien! ¿Has oído, abuela? - gritó Osen, tremendamente aliviada. Al girar su mollera la abuela había desaparecido - ¿Abuelita?
-Debió haber bajado para ver a tu padre... oye, preciosa... tu abuela, no tuvo la culpa, ella...
-Fueron los datos desfragmentados de digimons malignos los que hicieron eso - aseguró la pequeña -, mi abuela no hizo nada... ¡pobre!, espero no le haya pasado nada.
-Bajemos, Osen - ordenó Matt.
La niña no se hizo rogar y pegó la carrera nuevamente.
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El ingeniero Izumi volvió en sí lentamente, tardó varios minutos. Miró a todos como si no los conociera, pero se alegró al ver las sonrisas de ánimo que le regalaron.
-¿Y, Tentomon?
-Tentomon te ayudó, vive dentro de ti - aseguró su hija -; ya pasó todo papito, estás a salvo.
Matt mostró a Izzy el óvalo de pensamientos.
-¿Sabes qué es eso?
-Dámelos, por favor.
Los pensamientos de la curiosidad se metieron a su dueño de forma inmediata.
-Me siento vació cuando no tengo a mi curiosidad.
-¿Ehhh?, creo que no entiendo. - dijo Kyosuke.
-Yo sí, les leeré esto - dijo May, alzando la voz y acomodando uno de los cuatro libros, el del tomo 1- ...Izumi Koushiro estaba buscando al Señor Genai para que le diera datos del paradero Taichi, cuando...
Había leído parte del capítulo, le había llamado la atención, porque el título de ese episodio era justamente ese: pensamientos de la curiosidad y Megakabuterimon.
-¿De dónde sacaste ese libro?
-Son los de tío Takeru, el Aro los ha reescrito.
-Tenemos mucho de qué hablar, pero por ahora tendremos que llevar a Koushiro al hospital a que le tomen radiografías, puede tener un hueso roto.
-Estoy aturdido, no me duele nada. Quiero saber más de Tentomon.
-¡No seas terco, hombre! - regañó Daisuke -Estuviste a punto de morir y esa no es cosa de juego.
El teléfono celular de Izumi sonó, Osen tomó el aparato y contestó.
-¿Hola? - entonces se extrañó - ¡Ben, estás llorando!, ¿qué pasó? (...) ¡No es posible! - ahora la cara de la pequeña había vuelto a palidecer -Es que... no podía contestarte, lo atacaron (...) ¡¿Qué qué?!... no te preocupes, vamos para allá, ¡no llores Benji, no es fue tu culpa!
Cuando colgó se topó con la mirada interrogativa de los adultos y niños.
-Es que... allá en el hospital, hubo otro ataque.
-¡Sora y Kotty están allá! - rugió Ishida.
-¡¿Qué fue lo que pasó, Osen?!
-Vamos al hospital, se los ruego....
-¡Habla claro, hija!
-A mamá Mimi le indujeron el parto, está muy mal, papito, Ben no sabe qué hacer.
-¡Mi esposa!... ¡Mi hijo! - Izumi intentó levantarse, mas no pudo por la debilidad.
-Voy por la autonave - avisó Yamato.
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Fin del capítulo 12
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NOTAS finales DE la AUTORA.- ¿Qué les pareció?... pensé que me quedaría más emocionante, tengo qué admitir que en parte gracias a esta escena surgió Memorias borradas, por eso quería que quedara genial, aunque considero que no me salió tan mal, estuvo interesante visualizar a Izzy queriendo saltar y morirse, ¿no? Todo tiene una explicación, en este episodio no hablé mucho de cómo la abuela fue poseída, también seguro les extrañó que parecía que el llamado Vademon (¿se escribe así?) había poseído, porque justamente usé una técnica diferente con Koushiro. ¿Será que ciertas clases de digimons están invadiendo a los elegidos?... eso lo aclararé después, también hablaré acerca de los que van tras Zetty para rescatarlo, Ahhh, y sobre el hijito de los Izumi.
¡No se pierdan el próximo capítulo!
**Mb está dedicado a los que leyeron Fp**
¡gracias otra vez!, no se olviden del comentario.
Se despide: CieloCriss
P.D. Respondiendo a una cuestión: Piyomon no ayudó a Sora porque Taichi estaba cerca para prestarle su ayuda... a Tai lo ayudó Agumon porque no había nadie capaz de ayudarlo en esos momentos, por eso también a Koushiro lo ayudó Tento...
P.D. Espero no se hayan confundido mucho con el cap.
NOTAS iniciales DE la AUTORA.- /Escrito el 25 de septiembre del 2002, Publicado el 8 de enero del 2002/. ¡Hola de nuevo! Como ya se habrán dado cuenta en el capítulo pasado, he abierto varios corchetes, es decir, varias escenas... ahora tengo que adjuntarlas para que la lectura sea menos tediosa y más ágil, les pido disculpas por el "momentáneo" abandono de la trama del Mar de la Oscuridad (habrá que esperar para que rescaten a Zetty...), compliqué mucho las cosas fuera de ese mundo y tengo qué resolverlas (y no dejar abandonados a personajes, quiero que todos salgan). Por eso en este capítulo trataré de explicar qué fue de Koushiro, Matt, Daisuke y su vástagos... también hay una breve parte sobre la odisea de Zet Ichijouji. Esperen mucha acción, desesperación, y también descubrimientos.
¡Gracias por seguir leyendo!
¡Felices fiestas Navideñas a todos! ¡Feliz Año nuevo!
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MEMORIAS borradas
Por CieloCriss.
Capítulo 12 **Pensamientos de la curiosidad**
Bostezó, estiró los brazos y después se talló los ojos. Un cansancio indescriptible lo tenía atosigado y la preocupación estaba sembrada como si su mente fuera un campo de mazorcas. Se dio unos cuantos golpecitos en el rostro y volvió a bostezar.
-Ahhh, qué pereza - se quejó, mientras salía del cuarto de baño ya bien cambiado y peinado -; espero que Osen ya esté lista...
Pero Koushiro no estaba pensando en lo que decía. Quizá tenía pereza, pero eso le tenía sin cuidado, no podía dejar escapar de su mente el extraño sueño que lo había invadido... y la voz de Tentomon siempre susurrándole cosas que no entendía, parecía que ahora tenía dos conciencias en lugar de una, se sentía tan extraña esa situación, se sentía tan raro no comprender sus pensamientos y estar lleno de incoherencias... pero sobre todo, se sentía tan excluido de algo...
Caminó por el amplio apartamento con zancadas flojas, y paso lento. Miraba todo, a la vez no enfocaba nada. Fue directo al armario y buscó su vieja computadora, que desde la noche anterior no había podido hallar.
-Qué extraño... - se dijo de nueva cuenta - estoy seguro de que aquí estaba, ¿dónde pudo haber quedado?... no creo que alguien la haya tirado; a nadie le interesaría la máquina, es vieja y obsoleta.
Paró en seco al ver un portarretratos, era una foto de su hija cuando era bebé. Entonces recordó que en esos momentos encontrar su computadora era algo secundario si lo comparaba con la enfermedad de su niña. La fiebre que había azotado a su primogénita lo tenía perturbado pues había sido muy inesperada; él había estado muy feliz porque pensaba que Osen había mejorado, pero ahora creía haber adelantado hechos.
-¡Osen! - llamó con firmeza, dejando atrás todos sus conflictos internos para mostrarse serio y prudente, por nada del mundo se mostraría débil y temeroso frente a su hija aunque así se sintiera - ¿Ya estás lista?, es hora de irnos.
Pero su pelirroja no respondía. Al principio no le dio importancia a eso, muchas veces a él le hablaban y no hacía caso a la primera. Sin embargo siguió llamándola y Osen Izumi nunca retroalimentó el mensaje.
"¿Qué sucede con ella?... rayos, no la entiendo, en realidad no comprendo su comportamiento; a veces puede ser madura, pero en otras ocasiones me descontrola... a lo mejor se rehúsa a ir, ¿qué haré si se resiste?, ¡no quiero obligarla!, Osen debe estar consciente de que todo esto es por su bien... ¿qué no comprende que puede estar gestándose en ella alguna neumonía o fiebre rara?, Oh, Dios... soy un paranoico, lo peor del caso es que no puedo hacerle ver al mundo este enfoque que me atormenta, no es cuestión de flaquear a estas alturas de mi vida... Arggg, ¡demonios!, ¿qué estoy diciendo?, no sé porqué estoy pensando estas cosas... ni siquiera están ligados mis sentimientos... es que hay un zumbido dentro de mí que me nubla el entendimiento, me habla y no sé que dice... y lo raro es, que a pesar de que me molesta un poco tener ese "algo" adentro, me siento muy... ¿emocionado?" Koushiro maquinaba en su cerebelo todo eso y suspiraba a cada instante.
Llegó hasta la habitación de su vástaga. Tocó con suavidad.
-¿Hija? - llamó - ¿Estás ahí?
Le dio un empujoncito a la puerta y ésta se abrió silenciosamente hasta que se estrelló con la pared. Para sorpresa de Izzy, Osen no estaba ahí.
-¿Y ahora qué? - renegó algo irritado. En el escritorio de la niña vio un papel que parecía un recado, se acercó con intenciones de leerlo.
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**REGRESO EN UN MOMENTO, LO QUE TENGO QUÉ HACER ES DEMASIADO IMPORTANTE Y NO PUEDE ESPERAR. SE TRATA DE LOS DIGIMONS.
ATTE. Osen Izumi**
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Después de leer quedó lívido. Pero su palidez no se atribuyó a que su hija desobedeciera, sino a la última palabra de la oración... decía: "DI-GI-MON". Agarró con decisión un plumón de tinta azul y subrayó esa palabra.
-Digimon... digimon... ¿dónde he oído eso antes?, ¿dónde...? - se cuestionó inmediatamente, llevándose el papel al pecho. Lo arrugó desesperado, luego volvió a leerlo. No sabía porqué tanto escándalo por eso, no asociaba todavía su sueño con esos seres que encerraban esa fantasiosa palabra.
" **Izzy, nunca olvides que lo que más me gusta de ti es la curiosidad que muestras para las cosas... yo sé que nunca cambiarás, por eso sé que tarde o temprano comprenderás** "
-¡¿Quién eres?! ¡Por favor, dímelo, no me tengas en ascuas! - rogó, oyendo a esa conciencia, a esos datos que estaban dentro de él... a la esencia de Tentomon - Yo te conozco, pero estás jugando conmigo - aseguró nuevamente, rondando como maniático por toda su casa.
Por otra parte, ¿a dónde podía haberse ido Osen?, ¿y si corría algún peligro?; porque, aunque no comprendía muy bien lo que sucedía, sabía que la palabra Digimon encerraba tanta magia, que podía suceder cualquier cosa.
-Sea lo que sea... a Osen no permitiré que le pase nada - aseguró, acercándose a la entrada/salida de su casa para ponerse los zapatos -, voy a hallarla e iremos al hospital, como estaba planeado... todo lo demás es... es algo que no sé si vale la pena.
Justo cuando se iba a inclinar para quitarse las pantuflas, sonó el timbre, seguro era su pequeña que había regresado, al menos eso esperaba y anhelaba, porque ya tenía el corazón lleno de coágulos que se asemejaban a piedras en el camino.
Abrió con ansias, casi iba a ponerse a reclamarle a Osen su tardanza, hasta pensaba en reprenderla, porque los niños a veces suelen ser muy inconscientes.
-Oooooosse... ¡mamá! - saludó, totalmente trastornado por su falla de cálculo.
El cambio de su expresión fue muy obvio. De extravío y desconcierto, a calma mal disimulada y decepción. No es que no le diera gusto ver a su mamá, al contrario, las visitas que ésta le hacía siempre lo llenaban de gozo, pero hay que considerar su angustia de padre.
-Hola, hijo, ¿por qué esa cara?, pareciera que has visto un fantasma.
-Madre, qué gusto tenerte en mi casa... lo que sucede es que no te esperaba, me has sorprendido.
-¿En serio? - respondió la señora, que ya pasaba de los 60 -Pues ya sabes que a mí me gusta sorprender... la salida la tenía programada para la próxima semana, pero tenía tantas ganas de ver a mis nietos que no pude resistir siete días más... Oh, a lo mejor están todos dormidos, he llegado muy temprano... es que tenía planeado hacerles mi desayuno especial.
-Pasa, por favor... y toma asiento - pidió su hijo adoptivo, tomándole la mano con ternura.
La anciana señora Izumi seguía teniendo un carisma especial. Su figura se había transformado en regordeta y simpática, y su antiguo cabello color ciruela se había vuelto gris blanquizco, justo como la espuma del mar. Desgraciadamente había muerto su esposo y actualmente residía por gusto propio en un asilo, saliendo en ocasiones para visitar a su hijo y familia.
-He traído un hermoso trajecito para mi nieto - dijo, mientras hurgaba en su ancho y feo bolso -, es de cuando eras bebé, Koushiro.
-¿Ah sí? - cuestionó Koushiro, observando con atención ese viejo overol color arena - ¿Yo cabía ahí?
-Oh, sí... hasta te sobraba espacio - habló la abuela Izumi, sonriendo - pero creo que Robby cabrá mejor, Mimi lo alimenta demasiado bien.
-Mi hijo no va a llamarse Robby - aseguró Koushiro, dándole a su madre un jugo de plátano enlatado -; así que cuando Mimi te siga inventando nombres, tú deberás decirle que ya sabes que se llamará Kosuke.
A pesar de que el tema que abordaban madre e hijo era superfluo y hasta alegre, la abuela Izumi no podía evitar notar un dejo de tristeza y desesperación por parte de su querido Izzy, así que decidió preguntar... quizá ella estaba interrumpiendo algo.
-¿Qué sucede, hijo?, te notas angustiado... ¿Mimi está mal?
-Mimi justamente fue a su cita matutina con el ginecólogo, estoy solo en casa.
-¿Los niños fueron con ella?
-Nada más Benjamín - aclaró él -. Osen se fue a no sé donde, se supone que tenía que llevarla al hospital, pero últimamente no sé qué demonios le sucede, se la pasa desobedeciendo.
-Ahh, ya veo... pero no te preocupes, los niños atraviesan por diversas etapas.
-Me dejó una nota muy extraña, temo que se esté metiendo en problemas por curiosidad. Bien dicen que la curiosidad mató al gato, ¡si lo sabré yo! - estaba algo exaltado, y su madre lo notó -. Por cierto, madre, ¿tú sabes qué significa Digimon?, ¿has oído esa palabra?
¿Por qué le preguntaba eso a su madre?, ¿por qué los párpados le pesaban tanto?, ¿por qué de repente sentía que estaba cayendo en un vacío y que su único sostén era un muñeco de plástico (con forma de pato) inflado con aire?
Le sudó la cara. Una esencia negra consumió la humedad de sus labios, y los carcomió dejando grietas. Intentó gritar, pero no, no se podía...
"¿Qué sucede? ¿Qué es lo que me está pasando? ¡Me estoy volviendo loco!" Koushiro sabía que era irreal estar cayendo por un hoyo negro salido de la nada. Él estaba en su sala, charlando con su madre y bebiendo jugo mientras se cuestionaba sobre la palabra Digimon y sobre el paradero de Osen.
¿Dónde estaba su madre?, ¿estaría él desmayado?... todo parecía indicar eso, hasta que una figura se delineó con perfección delante de él. Era su mamá... pero no, no era ella exactamente, lucía como si fuera una amazona aguerrida y psicópata.
-Madre... ayúdame.
-Es la segunda vez que te hago caer en este abismo, Conocimiento - dijo su mamá, que seguro estaba poseída, ¿pero porqué él no había presenciado la niebla y el miedo hasta comenzar a caer en ese agujero? -. Acabaré contigo... como desintegré a tu insecto curioso... ¡Maldita sea tu curiosidad!
-No, no quiero, no quiero caer. Ayúdame, mamá - rogó, teniendo mucho miedo de morir. El temor no era por él, sino porque no quería dejar a su familia, ¡no podía irse sin conocer a Kosuke!
-¿Ayudarte a no caer en el infierno?, nah... eso es lo que mereces.
-¡Haré lo que quieras! - pidió asustado, al sentir que su sostén imaginario y de plástico se reventaba -No es malo, no es malo tener curiosidad. No es malo querer saber.
-Si me das tu curiosidad...
-Ha...haré lo que quieras...
Cierto, el ciclo se renovaba o por lo menos se repetía. ¿Quién le pedía la curiosidad?, ¿por qué la estaba vendiendo?.
Nada de eso estaba ocurriendo en la vida real, todo estaba dentro de Izzy, en su mente. Ahí estaba el mencionado infierno, el hoyo negro y la "muerte" que lo habían atrapado cuando era un niño de diez años en el Digimundo cuando buscaba a Genai en las montañas. La única realidad que ocurría en esos momentos era que sí había una mujer poseída que se estaba quedando con sus pensamientos de la curiosidad.
Después de robar esa cualidad, la poseída ordenó:
-Empieza a estudiar el cosmo...
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-Ya terminé de iluminarlos a todos. En su mayoría son copias, pero hay cuatro volúmenes de la saga... ¡no puedo creer que esto esté ocurriendo! - opinó Osen, totalmente extasiada por el descubrimiento. Era seguro que ni los más suculentos platillos y divertidos juegos se podían asemejar a lo que Mayumi Ishida y ella presenciaban.
-¿Qué hacemos?, ¿hablarle a mi papá?
-Es lo más viable - opinó la pelirroja - ; pero primero considero necesario leer al menos los prólogos... en tanto lo haces, yo me pondré a registrar o capturar estos signos en la computadora vieja, ¿te parece?... claro que si tienes un mejor plan será mejor que lo digas, May.
-Considero que tu plan es lo suficientemente acertado, Osen - replicó la hija mayor de Sora y Matt -. No podemos llegar con nuestros padres así nada más, creerán que esto sólo es ficción... bueno, no creo que piensen eso...
-Lee - rogó Osen, mientras enchufaba a la pineapple.
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**Esta es mi historia, pero también la de ustedes. Este es mi inicio, y lo comparto, porque ahora todos formamos parte de esta maravillosa red que une dos mundos llenos de misterio y fantasías (...)
...Esa mañana vería a Yamato, por eso estaba entusiasmado, y no sólo eso, también disfrutaría de un campamento, ¿a qué niño no le gustan esos eventos tan divertidos? (...)
...a mis ocho años no pude ver anormal esa aurora boreal tan extraña... no todos miraron embobados con una sonrisa. Hubo quienes se cuestionaron, pero esas preguntas carecieron de importancia cuando el vacío nos jaló a otra dimensión (...)
...éramos en total siete niños, el mayor traía lentes y era alto, recuerdo que al visualizarlo vagamente remembré a las altas jirafas de los circos, su nombre era Joe, Joe Kido; le seguían otros tres que tenían 11 años: Taichi Yagami, el de cabello loco y carácter alegre; Sora Takenouchi, una niña muy responsable y linda, y mi hermano Yamato, a quien aún sigo admirando. Los otros dos aparte de mí eran Koushiro Izumi, que cargaba una computadora, y Mimi Tachiwaka, una princesita con vestuario raro... habíamos llegado a un mundo desconocido: el Digital (...)**
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La rubia se desesperaba y al leer se saltaba párrafos. Todo lo descrito la descontrolaba y sus manos delicadas temblaban por la sorpresa.
-¿Entiendes algo, Osen? ¡Mencionan a mis padres!
-También al mío - respondió la pelirroja -. Más o menos asocio las cosas, pero lo que me gustaría hacer es recordar. Al parecer este libro no es sólo un cuento, es la realidad... la ficción existe, no es una novela; es una vida impresa.
-¿Y cómo lo sabes?
-Por lo que te dije que me pasó ayer: yo vi a los digimons, ellos me hablaron del Digimundo. El Aro era la clave porque con su brillo podía regresar las letras a estos cuadernos en blanco... alguien quería que olvidáramos todo y por eso borraron nuestras memorias y también lo relacionado con el asunto, como el lenguaje digital perdido...
-El problema es que aunque ya están escritas nuevamente estas letras yo no recuerdo nada de los digimons... admito que me pone los pelos de punta hablar de ellos, pero dentro de mí nada más hay confusión... ¿qué relación puedo tener yo con los digimons?
-Sigue leyendo May.
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**...Los digimons llegaron a nuestras vidas en un abrir y cerrar de ojos. Lo primero que vi fue a Tokomon llamándome y mostrándome sus dientes. Cada uno de mis amigos recibió un digimon... eran como ángeles guardianes, los mejores amigos que todos los niños pequeños crean y que viven en la imaginación. Sólo un detalle: los digitales eran REALES (...)
...a la aventura llegó Hikari Yagami, la octava niña elegida. Desde la primera decisión como elegida, Hikari expandió su luz y nos hizo tener fe en la batalla contra Myotismon (...)**
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-¡Y eso que sólo es el resumen! - dijo Mayumi - ¿Sigo leyendo?
-Sí, pero cambia de libro. Luego leeremos con más calma, hay que ver de qué tratan los otros.
-Como usted mande, Miss Izumi - sonrió May, pero de forma nerviosa.
Con torpeza dejó el libro de portada color arco iris en el piso y cogió el tomo 4.
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**Dedico este libro a Daisuke Motomiya, no sólo por el valor en su lucha y liderazgo, sino por ser mi amigo, el más fuerte y decidido de mis todos nosotros (...)
...Arukerimon y Mummymon, junto con Oikawa, raptaron a Ken con el propósito de usar su semilla de la oscuridad para contagiar a otros niños (...)**
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-¡¿Dices Arukerimon y Mummymon?! ¡Eran ellos May, así se llamaban los digimons que vi!
-Y por lo visto no eran muy amables, ¡mira que raptarse al tío Ken!
-Lee el final, pasa al colofón - rogó Osen, dejando a un lado su trabajo computacional.
-Hey, qué coincidencia, justamente el capítulo final es un epílogo, ¡y del 2027!
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**...Mi hijo Seiyuro, siempre alegre y con doce años, acaba de entrar al estudio. Me avisa que es hora de irnos a la reunión de cada 1 de agosto.
...Han pasado 25 años desde que la Tierra se unió al Digimundo, ahora cada persona tiene su digimon (...)
*Taichi se convirtió en Embajador (...), Yamato (...)**
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-Ya, ya no puedo leer... mira Osen, hay una foto, somos nosotros.
-Sí, ya veo. Estoy muy asustada, no sé que pensar o hacer, ¿tienes alguna idea?
-No... en la foto parecemos cargar cosas, pero no aparecen, ¿crees que sean los digimons?
Inesperadamente se oyeron unos golpes nada suaves, alguien estrellaba su puño contra la puerta, ¿quién sería?
-¡Son los digimons esos! - mugió Osen, con voz alterada, levantándose de un movimiento -Vienen por el Aro... ¡Ay no!
-¿Quieres tranquilizarte? - pidió la mayor - Iré a ver, en tanto quédate aquí con la computadora, ¿de acuerdo?... no me mires así, que no va a pasarme nada, yo no soy tan descuidada como Ben o Taik.
-Pero May...
-A lo mejor es mi tío Tk junto a su familia, aún no sé porqué no están en casa. Es malo adelantar hechos, eso ya lo sabes.
La hija de Izzy no pudo ni responder y vio a la de cabellos dorados marcharse sin más del miedo que al leer ya se le había pegado. Aunque hubiera hecho el intento por seguirla, Osen no hubiera podido, estaba tan alterada, que la coordinación de su cuerpo no la hubiera ayudado mucho.
La Ishida abrió con premura la puerta, esperando con esperanza que fuera Takeru, Hikari o alguno de sus primos. Pero no era ninguno de ellos, tampoco eran esos digimons feroces, ni siquiera el fantasma Wizardmon. Era Kyo Motomiya.
-¿Kyosuke? ¿Qué haces aquí a estas horas?
El aparecido no pudo evitar sonreír ampliamente sin razón alguna aparente. Observó a la mujercita por leves segundos y esta vez pudo hablar.
-¡'Yumi!, no esperaba verte en casa de Sei y Toshi; vine a escondidas, papá no sabe que me le adelanté... es que Toshiro llamó hace rato y dijo que Seiyuro venía en camino por el Aro, no sé que diablos pasa en un lugar llamado Mar Oscuro, pero creo que Zet está encerrado o algo así. Te ves muy bien con esa pijama, 'Yumi.
Mayumi se enrojeció más que su prenda, miró hacia abajo con ira y por un momento odió que ese traje fuera tan cómodo y ñoño a la vez. Sin pensarlo mucho le cerró al moreno la puerta en la narices, al hacerlo gruñó.
Respiró hondo y profundo, al pasar 10 segundos, volvió a abrir, esta vez más controlada. Kyo tenía la mano levantada con la intención de volver a tocar, pero al ver otra vez a su amiga, bajó su extremidad con asombro.
-Dos cosas, 'Suke - inició, mientras alzaba su dedo índice de la siniestra - NO ME DIGAS 'YUMI, ¿entendido?
El de los googles asintió.
-Y por último: Si vuelves a hacer otro comentario sobre mi atuendo, serás hombre muerto, ¿de acuerdo?
Kyo estaba asustado, también cabeceó.
-Ahora pásale, que no tenemos todo el día, ¡están pasando cosas espeluznantes y maravillosas al mismo tiempo!
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"V-mon.... V-mon.... V-mon... sí, se llama V-mon y nada más que V-mon, ¿pero quién es V-mon?" Daisuke corría por la vía transeúnte esa mañana nublada y templada, hubiera querido venirse manejando, pero su brazo roto se lo impedía, y tampoco quería preocupar a Makoto y Kyo. Por eso iba corriendo por las calles de Odaiba como cuando era chico, lucía preocupado, la llamada de su sobrinito Toshiro lo había perturbado y no podía quedarse sin hacer nada; primero lo había tranquilizado, y ahora se disponía a alcanzar a Seiyuro, el hijo de su amigo Takeru. Davis no sabía qué era lo que se estaba gestando, y lo único que realmente lo tranquilizaba, era pensar en alguien llamado V-mon, ese cacofónico nombre lo guiaba a algo, y era casi un estimulante. "Debo de dejar de pensar en V-mon, tengo qué concentrarme en ese mentado Aro que mencionó Toshiro... veamos... alcanzo al niño, nos vamos a casa de Ichijouji.... averiguamos dónde demonios está eso del mar oscuro, y..."
-¡Oye, Daisuke!
El antiguo líder alzó la vista, y a lo lejos miró a Yamato Ishida, con un enorme bote con mayonesa. Al parecer su amigo acababa de salir de un supermercado.
-¿Matt?
-Pues sí, ¿quién más?, ¿se puede saber qué te pasa?
-Me temo que TENGO qué explicártelo - anunció solemnemente Motomiya -. Pero te explico mientras corremos rumbo a tu edificio, o si no puede ser demasiado tarde.
Ishida captó inmediatamente que algo no estaba bien, dejó caer el frasco con mayonesa que se quebró en el piso y se embarró de sustancia color marfil. El hombre casi piensa "Y era de mi marca favorita", pero se contuvo, sentía temor, mucho temor... entonces siguió a Davis, que se había adelantado.
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Zetaro Ichijouji tenía frío.
El viento entraba por cada uno de sus poros, y su cuerpo pálido se movía como gelatina ambulante. Apeaba desesperado, perdido, pero sobre todo irritado. Era tanta su rabia y enojo que no podía expresarlos. No le gustaba sentir esas ñáñaras de incomodidad, y hubiera querido destrozar algún ente cercano.
Sobre su sombra imaginaria, una bola brillante y formada por muchos trozos de papel volaba y lo seguía, pero Zet no caía en cuenta de eso, carecía de importancia.
"¿Qué hago aquí?" pudo decirse, mientras se dejaba caer con fuerza en el suelo, para raspar sus rodillas. Todo el dolor que lo torturaba era muy irreal, y por eso quería sentir sufrimiento físico, sería hasta cierto punto más agradable que seguirle la corriente a su corazón acelerado.
Cada vez le dolía más la cabeza; estaba desolado, no entendía nada, absolutamente nada.
-¿Dónde...? - comenzó, se calló rápidamente, estaba ronco - ¿Dónde están mis dibujos?
Sus dibujos... justamente estaban adjuntados sobre su cabeza en forma de luna llena.
Alguien lo observaba sigilosamente, era un humano de piel blanca, estatura media y ropaje negro. Su rostro era tapado por una capucha de tergal , y sus ojos enmarcados por lentes oscuros.
-Ha llegado la hora... por fin, y gracias a este mocoso, volveremos a estar juntos.
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-¡Rápido niñas, tenemos qué ir a buscar a nuestros padres!
-¡Espérenme! - rogó Osen, quien era mucho más lenta y cargaba con la computadora portátil.
Kyosuke frenó bruscamente sus pies, y en cuanto Osen lo alcanzó, le "arrebató" la computadora amarilla, para que Izumi pudiera ser más veloz.
-¿Mejor así, O-chan?
-Sí, Kyo-san - agradeció ella - ¡Muchas gracias!
-¿A ti no te molesta que te llame O-chan?
-A mí me gusta que los chicos grandes y amables como tú me llamen así - admitió la pelirroja, notando rubor en el hijo de Davis - ¡Pero apresúrate, Kyo!, que todavía tengo que llamarle a papá para que nos alcance... espero encontremos a tío Matt en la tienda con su mayonesa.
-¡No hablen al correr! - regañó May, desde enfrente.
-Como la jefa ordene - sonrió Kyo.
El trío llegó al piso inferior, extrañamente el elevador no había servido en el momento deseado, Kyo había dicho que en los tiempos de su papá los elevadores se descomponían muy a menudo, pero que era muy raro que eso pasara en la actualidad. Por eso habían bajado presurosos para buscar a Matt, primero querían ir a pedir ayuda a Izzy, sin embargo Osen pensaba que su padre seguro estaba buscándola por todo el edificio y sería complicado hallarlo.
A la salida casi se estrellaron con Daisuke y Yamato, quienes se dirigían al edificio por el Aro.
-¡Niños! - se impresionó Davis -Kyo, ¿qué haces aquí?
-Perdón... oí lo que le decías a Toshiro por el teléfono, pensé que podía ayudar... después de todo yo sabía cosas sobre el Aro.
-Bueno, no te culpo por querer ayudar, ¡pero a la otra avísame! - regañó Daisuke, quien seguía moviendo los pies como si corriera en una caminadora eléctrica - ¿Y ya lo tienes?
-¿Se refiere al Anillo mágico, Sr. Motomiya? - indagó May, todavía con la cursi pijama.
-Creo...
Osen estiró su brazo y lo mostró, Mayumi prosiguió:
-Está sano y salvo, los digimons no nos han atacado - entonces la de ojos celestes miró a su progenitor -, ¿estás enterado de todo, padre?
-De todo lo que Daisuke sabe - expresó Matt.
-Entonces será mejor que se preparen para recibir las sorpresas de sus vidas - avisó Kyo, fijando su vista en lo que su papá tenía rayado en el yeso -. Hey, ¿y qué significa V-mon?
-Pues...
Osen con rapidez tomó uno de los libros que cargaba Mayumi y lo ojeó con rapidez.
-Es el digimon de tío Davis - anunció -, aquí dice.
-¿De qué hablan, niños? - preguntó Yamato, un poco irritado - Hablen claro, por el amor de Dios.
-A eso vamos, papá. Primero Osen debe hablarle a su papá para que se nos reúna.
La rubia, cuyo apellido recesivo era Takenouchi, cerró los ojos y se mordió los labios, no sabía cómo explicar el misterio, nadie comprendía bien qué pasaba, sólo seguía sintiendo esos nervios calientes y anhelantes. Ahora abrió sus párpados y enchuecó su cuello para mirar al cielo. Horrorizada apuntó hacia arriba.
-AHHHHH - dijo secamente, llevándose las manos a la boca para comerse las uñas - ¡No lo puedo creer!
Su chillido fue aberrante y sonó como si alguien le hubiera atascado un cuchillo en el vientre. Al voltear hacia el sol, los demás comprendieron esa reacción. Sucedía algo inesperado.
Los gestos de Osen Izumi quedaron paralizados. Su boca apenas pudo abrirse para lanzar un gemido de terror.
-¡Koushiro! - alcanzó a decir Yamato, que estaba entre sorprendido y asustado.
-¿Qué hace ahí? ¿Qué hace ahí? ¡Se va a caer! ¡Tiene qué bajar de ese lugar! - chilló May con histeria.
Izzy Izumi estaba en la barda del edificio donde residía, justo en la punta, en la esquina izquierda. Su figura se movía como si estuviera ebrio y era manipulada por las ráfagas matutinas mientras realizaba ejercicios de los más excéntricos en existencia, eran movimientos que carecían de lógica.
-Eso... eso no lo haría Koushiro si estuviera consciente.
-¡Tenemos qué hacer algo, papá! - rogó Kyo.
En cuanto pudo moverse, Osen se adentró al edificio moviendo sus piernas con rapidez sorprendente, Yamato la siguió, quería frenarla y traerla de vuelta, pero comprendió que lo mejor era subir junto a la niña.
-Mayumi, localiza ayuda... trae a los bomberos o algo así.
-En seguida, tío Davis - obedeció la rubia.
-Kyosuke, ayúdame a buscar algo que ayude.
-Sí.
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-Espera, preciosa - rogó Matt -. El elevador es más veloz.
-¡No! ¡Es que no sirve! - exclamó la nena de cabellos color lumbre.
Yamato le tomó la mano a fuerzas y la arrastró hasta que se metieron al elevador.
-No tiene porqué no servir.
El elevador comenzó a subir, Osen miró angustiada todos los números y dijo:
-Pero no servía... ¡Juro que no servía!
-Osen, te creo... no te atormentes.
-¡Mi papá va a matarse si se avienta!... no puedo calmarme... ¡¡Es que no quiero que se muera!!... Tío Matt, no lo permitas, por favor.
Yamato abrazó a la hija de su amigo con mucha fuerza, para intentar darle confort. Osen comenzó a llorar con desesperación, desvió su mirada hacia la parte trasera del elevador, y vio algo que le llamó mucho la atención.
-¿Qué-qué es eso? - interrogó al instante, soltando a Ishida entre compungidos sollozos.
Lo que acababa de ver era una masa ovalada y de color morado. La bola deforme y lisa brilló al estar cerca de ella y se movió hasta llegar a sus brazos. Eran los pensamientos de la curiosidad de Izzy.
-¿Qué es eso? - Yamato arrebató el objeto, y lo miró extrañado. En ese instante el ascensor se detuvo, habían llegado al piso 14.
-¡Papá! - gritó Osen, saliendo como rayo del cuarto que subía y bajaba pisos.
-¡Espera Osen!
La pelirroja subió unos escalones para llegar al techo del edificio. Se encaramó con agilidad, sin importarle nada más que rescatar a su padre. Yamato también subió aprisa.
-¿A-a-a...? - trataba de decir la niña Izumi - ¿Abuelita?
La abuela Izumi miraba a su víctima con expresión diabólica, se tronaba los dedos, mostraba una sonrisa malévola y se revolcaba del placer.
-Ahora que has finalizado tu entrenamiento sobre el cosmos... ¡Salta, Conocimiento!
-¡¡¡NOOOOOOO!!! - rogó Osen - ¡No le digas eso, abuela!
La pequeña agarró la ropa de la anciana y la zangoloteó con fuerza. El Aro que cargaba en su bolsillo encandiló a la mamá de su papá hasta dejarla desmayada, de la señora Izumi salieron polvos, Matt y Osen pudieron verlos.
Pero era tarde, Koushiro tenía un pie en el aire y estaba saltando.
-¡Izzy, entra en ti! - rogó el músico-astronauta.
El amigo y la primogénita se acercaron con temor, tratando de hacer razonar a Izumi, pero cuando pensaban que habían logrado su objetivo, vieron desaparecer la figura del poseedor del emblema del Conocimiento, que cayó desafiando al aire... iba a perder la vida.
-¡¡PAPAAAAAÁ!! ¡No me hagas esto! - la nena se abalanzó contra la barda para tratar de salvar a su padre, Yamato la sostuvo para que no se resbalara. La atrajo hacia él e intentó voltearla para que no viera cuando su padre se estrellara.
-No veas...
-¡Que alguien lo ayude!... Ten...TENTOMON...¡Ayuda a mi papá, Tentomon! - lo dijo sin tartamudeos, su frase fue rápida y desesperada. Matt había abierto los ojos al oírla pedir ayuda a un ser que no conocía.
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Koushiro seguía las reglas de la física (todo lo que sube, tiene que bajar). Todo estaba en el pasado: su vida, su alma, su curiosidad, su familia. Iba cayendo sin saber que moriría, ni siquiera sabía si existía.
Pudo abrir los ojos para ver el suelo en el que se estrellaría; de esos ojos de terciopelo negro, una esencia lila fue saliendo de él justo por esa parte. Izzy, de haber tenido la curiosidad con él, hubiera asociado ese gas morado con su supuesta doble conciencia.
En esos instantes sólo pudo decir: Tentomon. Y dijo eso por instinto, porque era un dato que había salido de su inconsciente.
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Mayumi veía caer con horror a su tío Izzy, Daisuke y Kyosuke habían regresado cargando un colchón que no serviría de nada, pero al menos habían intentado ayudar.
-¿Qué diablos es eso que se forma? - indagó Kyo, mirando la nube opaca, que provocaba que la velocidad con la que caía Izumi disminuyera.
-¡Es una maravilla! - juzgó Davis - ¡Venga Kyosuke!, si la velocidad se sigue reduciendo, podremos ayudar con el colchón.
-¡Son los digimons los que lo han salvado!
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Tentomon no podía dejar solo a Izzy, así como Agumon no había podido evitar ayudar a Tai. Por eso sus datos habían salido, y por instantes, se habían materializado.
Cuando ya faltaban dos metros para que terminara el **paseo**, la niebla violeta despareció, y Koushiro se zambulló en el colchón relleno de plumas y resortes que sostenían los Motomiya.
-¡Se salvó! - gritaron Mayumi y Kyosuke al unísono .
Daisuke sonrió, y miró hacia arriba, donde las cabezas de Matt y Osen se asomaban.
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-¡Gracias Dios! ¡Gracias Tentomon!... ¡Mi papá está bien! ¿Has oído, abuela? - gritó Osen, tremendamente aliviada. Al girar su mollera la abuela había desaparecido - ¿Abuelita?
-Debió haber bajado para ver a tu padre... oye, preciosa... tu abuela, no tuvo la culpa, ella...
-Fueron los datos desfragmentados de digimons malignos los que hicieron eso - aseguró la pequeña -, mi abuela no hizo nada... ¡pobre!, espero no le haya pasado nada.
-Bajemos, Osen - ordenó Matt.
La niña no se hizo rogar y pegó la carrera nuevamente.
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El ingeniero Izumi volvió en sí lentamente, tardó varios minutos. Miró a todos como si no los conociera, pero se alegró al ver las sonrisas de ánimo que le regalaron.
-¿Y, Tentomon?
-Tentomon te ayudó, vive dentro de ti - aseguró su hija -; ya pasó todo papito, estás a salvo.
Matt mostró a Izzy el óvalo de pensamientos.
-¿Sabes qué es eso?
-Dámelos, por favor.
Los pensamientos de la curiosidad se metieron a su dueño de forma inmediata.
-Me siento vació cuando no tengo a mi curiosidad.
-¿Ehhh?, creo que no entiendo. - dijo Kyosuke.
-Yo sí, les leeré esto - dijo May, alzando la voz y acomodando uno de los cuatro libros, el del tomo 1- ...Izumi Koushiro estaba buscando al Señor Genai para que le diera datos del paradero Taichi, cuando...
Había leído parte del capítulo, le había llamado la atención, porque el título de ese episodio era justamente ese: pensamientos de la curiosidad y Megakabuterimon.
-¿De dónde sacaste ese libro?
-Son los de tío Takeru, el Aro los ha reescrito.
-Tenemos mucho de qué hablar, pero por ahora tendremos que llevar a Koushiro al hospital a que le tomen radiografías, puede tener un hueso roto.
-Estoy aturdido, no me duele nada. Quiero saber más de Tentomon.
-¡No seas terco, hombre! - regañó Daisuke -Estuviste a punto de morir y esa no es cosa de juego.
El teléfono celular de Izumi sonó, Osen tomó el aparato y contestó.
-¿Hola? - entonces se extrañó - ¡Ben, estás llorando!, ¿qué pasó? (...) ¡No es posible! - ahora la cara de la pequeña había vuelto a palidecer -Es que... no podía contestarte, lo atacaron (...) ¡¿Qué qué?!... no te preocupes, vamos para allá, ¡no llores Benji, no es fue tu culpa!
Cuando colgó se topó con la mirada interrogativa de los adultos y niños.
-Es que... allá en el hospital, hubo otro ataque.
-¡Sora y Kotty están allá! - rugió Ishida.
-¡¿Qué fue lo que pasó, Osen?!
-Vamos al hospital, se los ruego....
-¡Habla claro, hija!
-A mamá Mimi le indujeron el parto, está muy mal, papito, Ben no sabe qué hacer.
-¡Mi esposa!... ¡Mi hijo! - Izumi intentó levantarse, mas no pudo por la debilidad.
-Voy por la autonave - avisó Yamato.
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Fin del capítulo 12
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NOTAS finales DE la AUTORA.- ¿Qué les pareció?... pensé que me quedaría más emocionante, tengo qué admitir que en parte gracias a esta escena surgió Memorias borradas, por eso quería que quedara genial, aunque considero que no me salió tan mal, estuvo interesante visualizar a Izzy queriendo saltar y morirse, ¿no? Todo tiene una explicación, en este episodio no hablé mucho de cómo la abuela fue poseída, también seguro les extrañó que parecía que el llamado Vademon (¿se escribe así?) había poseído, porque justamente usé una técnica diferente con Koushiro. ¿Será que ciertas clases de digimons están invadiendo a los elegidos?... eso lo aclararé después, también hablaré acerca de los que van tras Zetty para rescatarlo, Ahhh, y sobre el hijito de los Izumi.
¡No se pierdan el próximo capítulo!
**Mb está dedicado a los que leyeron Fp**
¡gracias otra vez!, no se olviden del comentario.
Se despide: CieloCriss
P.D. Respondiendo a una cuestión: Piyomon no ayudó a Sora porque Taichi estaba cerca para prestarle su ayuda... a Tai lo ayudó Agumon porque no había nadie capaz de ayudarlo en esos momentos, por eso también a Koushiro lo ayudó Tento...
P.D. Espero no se hayan confundido mucho con el cap.
