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NOTAS iniciales DE la AUTORA.-(Escrito el 20 de mayo de 2003) He terminado de escribir el capítulo 17 de esta larga historia. Primero que nada los saludo /cordialmente n__n/ y les agradezco que sigan pendientes de este fanfic. Bueno, este es un **especial** dedicado al conflicto de Tai-Taiki-Hidemi-Akane; espero sea de su total agrado, me costó mucho trabajo escribirlo porque no sabía cómo hacer reaccionar a los personajes, pero al final de cuentas aligeré el drama  y resultó algo cursi, claro que hay un final inesperado que me permitirá retornar a la trama. Espero que les guste, así que sin más los dejo con la lectura.

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MEMORIAS borradas

Por CieloCriss

Capítulo 17 **Taiki y Hidemi**

Taiki Yagami no probaba el desayuno, lo batía con los palillos, moliéndolo cada vez más. Mezclaba el arroz con el omelet, los separaba. Pero sobre todo, su mirada canela estaba estancada en el alimento. En ese momento no era valiente, no quería ver a su papá de frente.

Jugueteaba con el mantel, lo restregaba en sus brazos y pateaba la mesa por la misma ociosidad que lo estaba dominando al cien por ciento.

Sabía que algo no estaba bien y, por alguna extraña razón, no quería recibir ningún tipo de noticias... la cara seria y nostálgica de su padre daba una sentencia anticipada. Taiki entendía y comprendía que estaba a punto de recibir noticias importantes.

—¿No vas a comer, Taik?

—No tengo hambre.

—Caramba, entonces vas a preocuparme. Nunca dejas de comer, aunque estés triste.

—Ya lo sé. Por eso Toshiro me dice glotón —admitió el vástago Yagami, con su voz apagada y sin su energía clásica. —, sin embargo hoy es diferente, estoy preocupado.

—Bueno, comprendo a la perfección que la situación no da para muchas sonrisas; pero en medio del misterio que nos han traído los digimons, hay mucho material para alegrarnos; hubiera sido peor no recordar nunca ¿No lo crees?... sí, ya sé que los digimons malignos que creó el enemigo pueden atacar en cualquier momento, pero estaremos preparados, buscaremos una estrategia. El enemigo no podrá hacer nada hasta que los digimons evolucionen a formas más poderosas, Koushiro cree que aún son bebés digimons,  y aunque no recordamos mucho, él ha estudiado mucho...

—Eso no es lo que me preocupa —interrumpió bruscamente Taiki.

—¿Ah no?, ¿entonces se trata de Zet?

—Zetaro ya está mejor.

—Entonces háblame con claridad, hijo. Me desagradan las perífrasis en personas directas.

El niño no contestó inmediatamente porque no supo que decir, era muy complicado expresar sus sentimientos. Miró el techo con rapidez, apenas y pudo vislumbrar que estaba pintado de azul, le echó una ojeada al sitio, uno de los tantos restaurantes del tío Davis.

—Desde que te fuiste sin avisar y regresaste has estado teniendo un problema, papá — dedujo Taiki —. Y todo ese tiempo has buscado decirme algo; sí, ya sé... soy ingenuo y nunca me doy cuenta de que cometo imprudencias... soy travieso y me gusta comer, pero eso no quita que te conozca muy bien —después del principio de esas palabras había adquirido más valor y menos tristeza —. En la mañana te veías muy raro, y me dijiste que debías hablar conmigo de un asunto de vital importancia que no podías postergar más.

—Estás en lo cierto. Hemos venido a hablar.

—Pues no quiero saber nada.

—¿Cómo?

—Es muy tonto, pero no quiero saber. Siempre que te pregunto sobre mi pasado terminamos peleando, te exijo que me digas cosas y no las dices... y ahora, que no quiero saber nada, quieres contarme.

—Taiki, francamente no te entiendo.

El menor encogió los hombros y desparramó más el arroz de su plato. Tai le clavó la mirada con mucha rudeza. No sabía si su hijo sospechaba  de qué hablarían, pero seguramente sí. Él no esperaba una reacción tan indiferente por parte su hijo.

—Ya me quiero ir. —pidió el chico.

—Pues no nos vamos, tenemos que platicar.

—No puedes obligarme.

—¡Estarás siendo un cobarde si huyes!, y yo no tengo hijos que evadan la valentía. Así que si tengo qué obligarte lo haré, aunque me guardes más rencor.

—¡Es que tú no entiendes papá!, ya no quiero saber nada de mi pasado. Ni de mi... engendradora, ni de cómo llegué a ti: ¡NADA! Eso es del pasado, no me interesa. De haber tenido una madre como la de May o Ben o Zet o Toshi, juro que querría saber hasta qué talla de zapato usaba. Ahora ya no necesito esos cuentos.

Taiki, ciertamente, no quería regresar al pasado. Días anteriores hubiera querido saber, pero después de sus últimas vivencias quería olvidarse de esos deseos frustrados. Había otras cosas en qué pensar, soñaba con recuperar sus recuerdos de digimons y aventuras.

—Lo lamento, pero debes saberlo —siguió Taichi, sin pensar mucho en Taiki. No reflexionó en si su hijo realmente estaba preparado para recibir la noticia. Sabía que Hidemi había sufrido mucho en el transcurso de su vida, si Taik conocía a su hermana ¿Acaso no haría feliz a ambos?, ¿cómo detenerse a pensar sólo en Taiki si Hidemi los necesitaba?

Los ojos de su hijo parecían desafiantes y brillosos mientras miraban nuevamente el techo. ¡Tenía que ser hoy!, habría un rencuentro, sonrisas y llantos de escampe.

—¿En dónde la viste?... ya sabes, a la señora.

—¿A Akane?

—Se llama Akane. Bueno, entonces así no le pondré a mi hija.

—¡Basta Taiki!, te pido un poco de seriedad.

—¡¡Esa mujer me abandonó!! ¿Quieres que le tenga consideraciones?... no sé si te diste cuenta, pero el viejo Taiki lleno de "ilusiones" ya no está enfrente de ti. La verdad es que no me hubiera importado ser hijo de una como ella, lo que me duele es el abandono tan frío que me dio. Ya tengo 11 años y sigues tratándome como si tuviera 7.

—¿Quieres que todo el negocio se entere de nuestra plática?

—Querrás decir riña—corrigió Taik, dejando escapar lágrimas.

—Taiki, no sé cuántas veces tendré que pedirte disculpas por mis equivocaciones. Bien, lo admito: te engañé, te mentí. Lo hice para ahorrarte dolores y sin embargo cavé doble sufrimiento; sé que me tienes rencor.

—No te tengo rencor, es sólo que a veces me enojo. Yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo, le habría dicho a mi hijo otras historias... es que no es culpa tuya papá, sino de ésa. ¿Por qué no nos olvidamos de la plática y de esa mujer?, estamos los dos juntos, y mientras eso pase no necesitaré de nadie más. Prometo que no exigiré una madre nueva, le tenía envidia a Osen porque ahora tiene a tía Mimi, pero yo ya tengo una mamá, mi tía Kari, y ha sido maravillosa conmigo.

Se llenó la boca de arroz, queriendo olvidar la charla. Comenzó a comer con prisa, su padre lo veía atentamente.

—Esa noche tuve un sueño en donde sentí que me conectaban con Agumon y algunos recuerdos de los digimons y del pasado. Recordé lo importante que es tener valor y demostrarlo, Agumon mismo me mostró la verdad: yo había sido injusto contigo; todos estos meses evadiendo tu plática, incluso te llevé con una especialista...

—Kaoru me simpatiza.

—De cualquier modo te llevé ahí sin considerar que yo también necesitaba terapia.

—Ya terminé —terminó el glotón, empinándose el té helado —¿Nos vamos?

Taichi lo ignoró y prosiguió:

—El sueño me trastornó, y sin estar en plena conciencia salí del departamento a caminar un poco para lograr relajarme. Me hacía mucha falta, en verdad me sentía fatal porque el culpable de nuestras novedosas diferencias era yo y no tú, como yo lo creía. No sé cómo, pero llegué a un sitio que no visitaba por largos años, se llama "La Adivinadora" y es un bar de cierto prestigio en las afueras de Odaiba...

Taiki se tapó los oídos, su padre, con un movimiento rápido, le sostuvo los hombros y miró fijamente.

—Ahí conocí a tu madre, Taiki, se llama Akane Fujiyama.

—Suficiente...

—Lógicamente no pude soportar la tentación y entré. Akane aún trabaja ahí, la seguí hasta su camerino y sostuve una charla con ella. Le hablé de ti, estaba algo ebrio y fui grosero, pensé en que quizás querrías conocerla, pero ahora veo que no.

—Me da lo mismo, ya no me interesa.

—Pero a mí sí, por eso continuaré: seguía sintiéndome raro y ebrio, salí del sitio y me encaminé a casa, había acordado verme con ella a la mañana siguiente. Sin embargo surgió un imprevisto, tu madre fue poseída por los datos de digimons e intentó eliminarme —Taiki tembló notoriamente, cerró los ojos con fuerza y siguió escuchando: —. No tenía salvación, pero afortunadamente Agumon me protegió y salvó, lo muy malo es que hirió a Akane.

—¡¿Y qué hiciste?!, ¡papá!, ¡no me digas que está muerta!... te juro que aunque no la quiero ver no le deseo lo peor.

—Eso ya lo sé mi Taiki, eres un muchacho muy humano, ayudarías a tus peores enemigos. Justamente pensé en ti y decidí llevarla al hospital, ya era de madrugada a esas horas.

—Quizá, quizá si era importante saberlo. Gracias.

—No Taik, eso no era lo que quería decirte. Estamos en la mitad.

—¡Pues habla!

—Akane tenía quemaduras leves, pero necesitaba reposo. Pasé a verla y me pidió un favor que cambió mi vida entera.

Tai esperaba que Taik le dijera: ¿Qué cosa?, ¡dime!; pero su hijo no dijo nada.

—Taiki... esto... es muy complicado, pero... tú....tienes... tu madre... Taiki, ese día me enteré de que Akane Fujiyama tiene otra hija.

—¿Una hija? ¿Y eso que tien... ¡UNA HIJA!

—Se llama Hidemi, es tu hermana...

El niño cayó en un shock tétrico. Dejó de respirar un minuto entero al tiempo que se alejaba de la mesa arrastrando la silla. Observó a su padre, quien esperaba ansioso su reacción.

—Es igualita a ti, ella también estuvo en el hospital, está enfermita Taik, tiene un problema en su pierna por haber sufrido un terrible accidente. Realmente quisiera que fuera hija mía, eso en caso de que fuera tu gemela... sé que es difícil de digerir. Iremos a verla, quiero que le brindes alegría, ¡Vamos Taik, di algo!

Taiki seguía sin responder. Estaba ido, fuera del mundo de Tai, y de lo que el padre quería como respuesta.

—¿Por qué siempre que quieres decir algo y no quiero escuchar terminas diciéndolo? —dijo con sangre aparentemente fría.

—¡Tienes una hermana!, esperaba que te pusieras alegre, siempre quisiste una.

—¡Papá! —rugió Taiki —¡Tú no puedes saber qué se siente esto!

—Entonces explícame, y cálmate, porque en cuanto pague iremos a ver a Hidemi.

Taiki negó, hizo el intento de levantarse, Tai le sujetó la muñeca.

—¿Planeas huir?, Taiki, tienes qué enfrentar la realidad, ¡la verdad!

—Déjame ir... —susurró en voz apenas perceptible, como de alguien que teme su peor pesadilla.

—No.

Taichi, con su mano libre, sacó dinero de su cartera, después se puso de pie y jaló a Taiki tras él. Llegó hasta la caja, en donde una azorada Makoto Motomiya trabajaba de cajera.

—Makoto querida, en verdad tendrás que cancelar el postre, ¿sin rencores? —dijo Tai, con la mayor amabilidad posible, la esposa de Davis le regaló una sonrisa nerviosa, había estado escuchando todo el griterío que tenían padre e hijo.

—No hay problema Tai, ya sabes que nuestros restaurantes son tu segundo hogar. Así que ve guardando el dinero para otra ocasión, yo invito.

—Te agradezco  mucho las atenciones Makoto, Taik y yo perturbamos la paz...

—En serio que te preocupas demasiado, en realidad no han causado disturbio alguno. Sólo espero que pase lo que pase resuelvan sus problemas.

La madre de Kyo sonrió de nueva cuenta y se despidió con un adiós tembloroso. Lo que había escuchado de la conversación era escalofriante, y sinceramente esperaba que no fuera tan terrible todo eso para Taiki. Los vio salir de su establecimiento y de pronto se sintió muy afortunada de tener una familia completa.

—¡Mamáááá!, ¿no has visto mi camiset...? —Kyosuke Motomiya se asustó cuando su madre, al verlo arribar, se le fue encimó para abrazarlo —¿Hey?, que yo sepa no me saqué muchos méritos este año ¿Y el abrazo?

—¡Mi Kyo, te quiero mucho, ¡tenlo presente!

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El sol estaba triste para ser verano. Las nubes lo trataban de esconder, pero el brillo, imposible de evitar, alumbraba al mundo aquella mañana con poco viento y mucho gris. Desde hacía varios días que el clima estaba así de extraño, pero ninguno de los elegidos y sus hijos tomaba en cuenta ese suceso, tenían otras cosas en qué pensar. El auto de Taichi avanzaba a velocidad media, Taiki estaba hundido en su asiento, no miraba el paisaje, estaba perdido en sí mismo. Al principio había peleado con Tai, e insistido en que no quería tener ningún encuentro, pero ahora lucía ligeramente más convencido, con la piel pálida y su boca cerrada. El antiguo portador del Valor estaba perturbado por la reacción de su vástago, no lo comprendía, pero tampoco hacía mucho por entenderlo, para él también esto era difícil, igual que para Hidemi e incluso Akane. ¿Qué hubiera sido de él si hubiera tenido la oportunidad de tener esa familia?, últimamente se lo cuestionaba mucho.

"Agumon ¿Me escuchas?, yo creo que sí... ¿Sabes?, no sé qué hacer con Taiki, ya no conozco a mi hijo, no sé cómo reacciona y lo que piensa... ¿qué me recomiendas hacer?, ante todo la verdad, ante todo tiene qué ser valiente... es duro, es difícil, pero Taik es fuerte, como yo solía ser, ¿recuerdas cuando cuidaba a Kari?, imagino que así Taik cuidará a Hidemi, ya lo ha demostrado cuando cuida a la pequeña Izumi".

—Escucha Taik, debes tomar las cosas con calma, con madurez, no me estás demostrando el coraje de los Yagami... ha sido muy difícil para mí desde que me enteré, y desde entonces he buscado el momento adecuado para decírtelo.

—A lo mejor yo no soy tan valiente como tú crees... por favor, déjame regresar, no estoy listo.

—¿¡Y quién está listo para recibir una noticia así?!, ni modo hijo, lo afrontas. ¡Con un carajo! ¿No entiendes lo importante que es mostrar tu positivismo para que Hidemi lo tome de buena manera?

Ya no obtuvo respuesta, Taichi no se daba cuenta de lo mucho que presionaba a Taiki, de lo mucho que lo afectaba.

"Una hermana... una hija de esa mujer... ha vivido con ella... yo con mi padre... me separaron de mi hermana, hermana, hermana... papá dice que ha sufrido mucho... no quiero verla, ha sufrido lo que yo pude haber sufrido, pude haberme quedado con ella... puede ser mi gemela... esa mujer me separó de mi hermana. Está enferma, ha sufrido, yo he sido feliz con mi papá, ella no... mi papá tal vez no es su papá... ¡NO QUIERO IR!, es difícil, mi padre no lo entiende, ¿y si salgo huyendo? ¿Y si lloro?, no quiero llorar, pero no podré sonreír... soy un cobarde, tengo mucho miedo".

Tai paró el auto frente a un edificio viejo y gastado. Se adentró a un estacionamiento público y bajó del auto rojo.

—Ya llegamos, baja de una vez—el chico obedeció, Tai sujetó a Taik del brazo—. Te soltaré si prometes no correr.

—No voy a correr... pero entiende algo: no soy valiente como tú ¿Comprendes papá?, no esperes que sonría y haga feliz a... a... a mi hermana... ¡Dios! ¡Mi hermana! —rompió en llanto, tapándose el rostro, Taichi se inclinó hacia su vástago.

—No debes temer hijito... todo saldrá bien, no permitiré que te pase algo malo. Y estoy seguro de que tu reacción será la más adecuada, la que salga de tu corazón.

Caminaron hasta internarse en el edificio. Taiki se sentía cada vez más miserable porque su hermana no había tenido una vida fácil, ese multifamiliar no era nada comparado con su condominio. Las paredes rayadas por rebeldes estaban despintadas, el suelo con mugre y ventanas rotas y protegidas con gruesos barrotes, incluso no había elevador.

—Un momento... ¡esa mujer estará ahí!

—¿Te refieres a Akane?

—No quiero verla, padre, a ella no.

—Tiene que ser así.

—Podrías citar a mi hermana en otro lugar...

—No hijo, no se puede. Tu madre le contó a Hidemi su situación, tu hermana no puede moverse porque se lastimó severamente su rodilla, ella no puede caminar bien.

—Ya veo...

—Sé fuerte Taiki, no tienes que estar exento de miedo.

Taiki Yagami retrocedió instintivamente al ver que su papá se detenía en una puerta. Pudo haber salido corriendo pero se abstuvo por su deseo de no decepcionarse a sí mismo.

"Tengo qué ser fuerte, tengo que poder afrontar esto... es lo que siempre quise" se dijo a sí mismo "ahora tengo a la mano mi pasado, romperé las ilusiones y enfrentaré mi realidad... no hay que llorar tanto... mi pobre hermana debe de haber sufrido más que yo... ¡maldita sea mi suerte!, cómo odio no poder controlar el tiempo, ¡cómo odiaré censurarme al ver a esa mujer tan desgraciada!... ella es la culpable, me separó de ¿Hidemi?, ¡¡sí!!, de Hidemi".

Tai tocó el timbre y cruzó los brazos, para él también estaba resultando muy complicado todo, pero así como Taichi no entendía los sentimientos de su hijo, Taiki tampoco pensaba en Tai.

El chico escondió la mitad de su cuerpo tras su padre. Nunca pensó sentirse tan desdichado y feliz al mismo tiempo. Le temblaba el cuerpo entero, no era capaz de decir palabra alguna, sus ojos querían llorar como si fueran nubes de verano. Y no podía dejarse llevar por esos reflejos de 'cobardía', no ahora.

Reflexionaba que al fin iba a conocer a la persona que lo tuvo en su vientre nueve meses.

"Pudo haberme... matado, y sin embargo permitió que naciera" pensó de repente, pero negó "Nada justifica el abandono de un hijo, ¡NADA!, esa mujer me abandonó, me separó de mi hermana, tengo que odiarla, ¡eso es lo único que puedo ofrecerle a esa señora!".

Mientras pensaba la puerta se entreabrió, Taiki vislumbró que la cabeza de una mujer joven y de ojos oscuros se asomaba.

—Yagami, pensé que no vendrías—dijo ella con voz metálica—, pasa.

Tai dio un paso al frente, Taiki dudó un momento, al final siguió a su progenitor.

Ya adentro hubo un silencio incómodo entre esos tres personajes. Taik aprovechó para observar el aposento en donde residía su hermana: estaba chico, descuidado, con polvo y tristeza; se mordió los labios.

—Ya veo... lo has traído—dijo Akane, observando a su hijo—. Pensé que no querría venir.

—Mi hijo es un niño de buenos sentimientos, ¡claro que iba a venir al saberlo! —defendió Taichi, tocando a su hijo por el hombro. El chico se sintió mal, ya que en verdad él no quería venir.

—¿Hablaste con él?

—¿No vas a saludarlo?

—No creo que quiera saludarme.

—¿Y por qué no se lo preguntas? ¡Eres su madre!

La señora avanzó hasta quedar frente a Taik. En ese momento el vástago de Tai no sentía odio, ni rencor, sólo mucha incomodidad.

—Has crecido mucho, Taiki. Te pareces a tu padre—Taiki no habló, nada más desvió la mirada—¿Te gustaría darme un abrazo?

—No. —respondió Taik, sin dudar.

Akane, sin ningún sentimiento impreso en el rostro se puso de pie, miró a Tai y le dijo:

—Te lo dije.

Tai negó amargamente.

—No le conoces, no puedes llegarle al corazón así. Eso dependerá de ti. —defendió Yagami, con seguridad. —¿Entonces has hablado con Hidemi?

—Le he dicho lo que sé.

—Entonces yo le daré mi versión... quiero que de mi boca oiga toda la verdad antes de que conozca a Taiki. Con tu permiso pasaré a su alcoba.

—Tienes el paso libre, yo me quedaré con el niño.

Taiki se sintió desesperado cuando su padre desapareció de su vista. No quería estar a solas con esa mujer, ¿o sí?... era muy curioso para él tener esa posición tan incómoda, se sintió detalladamente observado por la progenitora, quien de repente sonrió de forma extraña.

—Puedes sentarte — le dijo, señalando un sillón.

—No gracias —respondió secamente Taiki, haciendo esfuerzo por no temblar ni flaquear… de pronto había sentido ganas de abrazar a su madre, aunque no lo haría, pensó que sería humillante rebajarse a eso "Ella me abandonó; lo hizo porque no me quiere…" pensó de nuevo.

—Bueno, entonces quédate en pie, yo sí voy a sentarme — mencionó Akane.

El hijo de Tai miró a su mamá fijamente por unos momentos antes de desviar la mirada. Era una mujer muy hermosa y aunque Taichi se veía joven, se notaba que ella lo era más. Pensó en que Toshiro le diría que era un niño con suerte, estaba conociendo a su madre… después de todo su primo no podría volver a ver a su padre nunca más, lo mismo que Osen y Seiyuro con sus respectivas mamás (Yue y Yoshisaki).

—Seguramente debes saber por Yagami que no soy una madre buscando a su hijo perdido, ¿no es así?

—… no esperaba que me buscaran — argumentó Taiki, como si fuera verdad.

—Pero, de cualquier manera, supongo que es mi deber darte explicaciones. Muchas preguntas deben estar rondando por tu mente.

—…

Taiki no sentía deseos de hablar, tenía miedo de hacerle ver a su progenitora que la había extrañado, porque ésa era la verdad: él había soñado con recuperar a su madre. Cerró los ojos y  negó, negó sus dudas y se estremeció al imaginar a su madre trabajando en un burdel, en un sitio en el que su papá había ido para olvidarse del dolor… y entre ese dolor y el oficio de esa señora, había nacido él, ¿realmente Hidemi sería su hermana gemela?, ¿vendría de esa misma relación esporádica?

—También quiero confesarte Taiki, que a pesar de que me perdí el privilegio de conocerte, no me arrepiento de haberte dejado con Yagami.

—Quisiera… — murmuró el niño, al sentir un impulso que nacía desde su pecho — quisiera saber si hubo… una razón en especial.

—¿Del porqué te dejé con tu papá?

—Sí—afirmó, con un poco más de confianza.

—En realidad, no hubo una razón en especial del porqué fuiste tú — sinceró Akane, mientras de su bolsillo sacaba una fotografía —. Fue un volado al aire, fue suerte.

El chico de 11 años se estremeció al oír esa respuesta por su tono indiferente. Akane Fujiyama se acercó a él y le dio una fotografía.

—Aquí sales tú — y se la entregó, mientras Taiki quedaba atónito al ver la pintura.—Tu padre tenía razón al decir que eres un muchacho valeroso, supongo que la crianza que te ha dado te han hecho así, si la suerte no te hubiera favorecido, es muy probable que tuvieras una existencia muy diferente — dijo Akane, de nuevo con voz glacial, como si no tuviera sentimientos, al menos así lo sentía Taiki —.En estos momentos sé que Yagami tiene un sobre con los resultados de una prueba de paternidad sobre mi hija, me lo dijo ayer; yo hubiera querido creer que esto duraría más, pero realmente me hallo hastiada de haberle causado esa incertidumbre. Tú, ya sabes la verdad al ver esta fotografía.

—¡¡ELLA ES MI HERMANA GEMELA!! – gritó Taiki, al verse de bebé junto a otro bulto igual a él, la única diferencia era el color de sus ropas y un pequeño moño pálido que traía su hermana.

Los ojos se le llenaron de lágrimas y esta vez no pudo evitarlo. Se aferró a la fotografía, acto seguido trató de controlarse.

—¿Por qué hizo usted eso? — ahora el valor estaba encarnizado en el heredero Yagami — ¡¿Por qué me separó de mi hermana?!, ¡no tenía usted el derecho!

—Pudo ser ella y no tú. No podía tener a los dos, al final la suerte te favoreció a ti y no a mi hija.

—¡Pero debió decirle a mi padre la verdad! —rugió, algo desesperado — Habríamos… sido, algo… parecido a una familia…

—Será mejor que tomes asiento mientras te traigo algo de beber— desvió la mujer, cambiando de tema.

Taiki se mordió los labios, hubiera querido injuriar, ¿qué acaso él no provocaba algo en su madre?, ésta no parecía ni siquiera odiarlo, tenía para con él una actitud muy indiferente. No lo soportaba, quería irse, quería que su tía Kari lo consolara como cuando era pequeño.

—Nunca… voy a perdonarla… — dijo Taiki, mirando a su madre mientras ésta iba a la cocina, Akane lo volteó a ver. El niño tenía los ojos brillantes, al parecer iba a decir algo más: —me privó de estar con mi hermana… ¡y a mi padre!... no puedo perdonar, pero… a pesar de eso, yo… tengo qué darle las gracias… después de todo, usted me dio la vida — "porque vivías de tu empleo que era estar con hombres,  tuviste la opción de abortarme y no lo hiciste" complementó, pensando, repleto de mareos.

A la señora Fujiyama le cambió el ritmo de su respiración al oír ese comentario, ¿de qué estaba hecho el corazón de los Yagami?, Taiki debería odiarla, pero Taichi tenía razón al haberle dicho que el niño era incapaz de odiar… y ella sólo se merecía odio. Le había dicho "no te perdono" pero "gracias", ¿no era aquello una contradicción muy enternecedora?, ¿qué clase de sentimientos estarían luchando adentro de Taik?

—Te… traeré una limonada.

Tal vez el ocaso de ese día sería diferente, tal vez no, pero para Taiki, después de haber enfrentando su mayor trauma, las cosas no serían iguales nunca más. Había dado su paso del eslabón perdido, y ahora, estaba muy cerca de conocer a alguien similar a él, ¡a su melliza!... se le erizó la piel, tenía miedo, se sentía culpable de haber tenido la suerte de haber vivido con su padre, pensó en que su hermana lo detestaría, él no soportaría ese desdén… aunque, al menos ya estaba más tranquilo.

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A Tai le hubiera gustado entrar a la habitación de Hidemi con Taiki a un lado, para él hubiera sido más sencillo, pero sabía que el chico debía enfrentar a su madre tarde o temprano. Taiki no lo iba a decepcionar, le conocía, o creía conocerle, por eso había provocado un encuentro un tanto abrupto entre ambos personajes. Era difícil. El día, lleno de nubarrones grises, anunciaba esa complejidad hasta cierto punto extremista. El antiguo portador de Valor sentía que sus sentidos estaban bloqueados de manera parecida a como se siente la anestesia bucal tras una extracción o reparación de muela. Odiaba esa sensación.

"Agumon, todo sería más sencillo si estuvieras conmigo, gritándome que demostrara ese valor… sin ti Agumon, es menos agradable enfrentar el destino. Pero te prometo amigo mío, que muy pronto volveremos a estar juntos" se dijo rápidamente mientras alzaba la mano para tocar la puerta del cuarto en donde reposaba Hidemi Fujiyama. ¿Qué clase de cosas le diría Akane a la niña?, Taichi no tenía fe en esa mujer, le guardaba mucho recelo, casi no esperaba cosas de ella. "Esa mujer es mi perdición y mi bendición al mismo tiempo. La causa de mi dicha, y de mi reciente desdicha. Le dio vida a mi hijo, y posiblemente me separó de mi hija, ¡qué contrariedad!, un oxímoron puro, como hubiera dicho mi amigo Takeru, que es escritor". En su bolsillo Yagami guardaba celosamente  un sobre, ése sobre le diría si él era en verdad el padre de Hidemi. Dejó de pensar y por fin se atrevió a tocar, acto seguido agudizó su oído para escuchar la débil voz de Hidemi, que le permitía el pase.

La miró y se le enchinó la piel, no la había visto desde la última visita del hospital, ahora la niña tenía otro semblante: más nervioso, pálido, pero con una determinación increíble. ¿Qué pensaría Hide de su posible padre?, muchas ideas le corroían la mente al licenciado Yagami.

—Puedo pasar ¿Verdad Hidemi?, ¿no te encuentras indispuesta? — la chica negó con presteza, revisó que las cobijas le cubrieran sus extremidades, alzó su carita y trató de sonreírle a Tai.

—Te ves muy recuperada desde la última vez que nos vimos—dijo Tai, aligerando su miedo al rechazo. El rostro de Hidemi era puro y él no distinguía rencor alguno.

—Es porque… es porque la incertidumbre ya no es mucha—admitió Hidemi, bajando la mirada.

—Escucha preciosa… yo, quisiera, hablar contigo sobre lo que tu madre te ha dicho… no sé, no sé si mi versión es la de ella. Quisiera dejar las cosas claras.

—Señor Yagami.

—¡Quisiera decirte muchas cosas pequeña!, pero ¿Sabes?, parece que los ratones me comieron la lengua. A veces desearía ser un niño de tu edad, ¡era tan sencillo decir las cosas!; pero si puedo hacer algo por ti, para que no sientas tanta incomodidad, te ruego que me lo digas.

Ella negó, se le humedecieron los ojos.

—Señor Yagami, en realidad no importa lo que pudo haberme dicho mi madre… yo misma lo escuché, yo fui testigo de una plática que tuvo usted con mi madre cuando nos hallábamos en el hospital…

—¿Qué has dicho, Hidemi?

—El día en que lo conocí me sentí sumamente extrañada por sus atenciones para conmigo, me sentí especial… ninguno de los amigos de mi madre, ni mis abuelos me habían hecho sentir así; por eso olvidé que era incorrecto espiar, ¡ni siquiera pensé en eso!, y escuché todo lo que usted le decía a mi madre.

—Debió ser terrible enterarte de esa manera tan incidental—opinó Tai, asombrado.

—La verdad, me perturbé mucho… fingí no escuchar, pero la carga se hizo demasiado pesada; por eso le revelé a mi mamá que lo sabía todo, ¡estaba muy enojada!

—¿Enojada?

—Enojada conmigo misma por ser una niña tan cobarde, debí decirle a usted que había escuchado, pero, no tuve el valor, no sabía si sería rechazada, ¡no sabía lo que quería!... lo que más me daba miedo era… saber que tenía un hermano.

—Ya veo. —mencionó Tai, acariciando la melena de la niña que estaba peinada con dos coletas — No te preocupes por el miedo, sin miedo no hay valor, y tú has demostrado ser muy valiente, me siento orgulloso, y estoy seguro de que tu hermano también se sentirá así cuando te conozca. Él también te tiene miedo, pero ambos van a sobreponerse.

—Eso espero—susurró, con la voz quebrándosele por la impresión, estaba a punto de soltar el llanto.

—Hidemi, dime una cosa… si yo, resultara ser tu papá ¿Estarías feliz?, ¿cómo te sentirías?, ¿puedes decírmelo? —preguntó Tai, pero la niña dio inicio a sus sollozos y se lanzó al pecho de Taichi para darle un abrazo muy fuerte—, Ya, tranquila, llora todo lo que quieras, estoy seguro de que luego podrás contestarme ¿Verdad? — entre las lágrimas Hide murmuró que sí, entonces Tai siguió acariciándola —. Entonces yo te diré cómo me sentiría si fuera tu papá preciosa—el hombre hizo una pausa y suspiró—. Me sentiría no sólo feliz, sino completo. En la vida a las personas y se nos da un corazón, el corazón es nuestra alma materializada y en él hay muchos espacios en donde podemos meter nuestros sentimientos… una parte de mi corazón estaba vacía hasta el momento en que te conocí a ti; y de no ser mi hija, ese afecto seguirá ahí, porque desde que vi tus ojos me volvió una esperanza que tenía a la mitad, ¡pero caramba, no lo oculto, muero porque seas mi hija!

—¿Por qué es usted tan bueno? —chilló Hidemi, separándose un poco, para verle la cara a su Tai. Se veía que era una criatura necesitada de afecto, y Taichi podía darle ese calor como nadie más.

—¡Nada de que soy bueno! —rió Tai—Y de ahora en adelante Hidemi, no me hables de usted, ¿entendido?, es que me siento viejo cuando lo hacen, y aún no lo soy tanto.

—De acuerdo.

—Hagamos un trato—propuso mientras sacaba una carta—. Prométeme que aunque esta carta nos dé malas noticias tú serás mi hija y yo seré tu padre; me harías muy feliz si aceptaras, siempre quise tener una niña.

—A..A..c-eep…to —tartamudeó Hidemi.

—¡Yo también acepto! —agregó Tai, inundado de ánimo. Le dio el sobre a Hidemi y dijo:—Por favor hijita, ábrelo… en él dice si soy genéticamente tu padre. Me lo dieron ayer en la noche pero esperé hasta hoy para abrirlo porque consideré que a ti te correspondía hacerlo.

—¡Oh, yo no podría! —se excusó, temblando.

—Es un favor de un posible padre—chantajeó Tai.

Hidemi sintió un escalofrío que le recorrió la columna vertebral, rompió el sobre y abrió el papel con una torpeza notable, temblaba la hoja y leía temerosa mientras le echaba fugaces miradas a un Taichi expectante.

—¿Qué es lo que dice? —preguntó impaciente.

La chica soltó la hoja y comenzó a llorar con más fuerza, Tai se inclinó hasta ella.

—¿Qué es lo que dice, Hide…?

Hidemi lo miró, con sus ojos castaños llenos de lágrimas, con su sonrisa trastornada por la emoción y su sus cejas despeinadas.

—¡¡Papá!! —exclamó dulcemente, gimiendo entre cada sollozo —¡Estoy conociendo a mi papá!

—Mi hija, ¡Bendito Dios! — agregó Tai, mientras le daba otro abrazo, esta vez uno más tierno que el anterior—. Temía que no resultaran las cosas, pero una corazonada me hacía tener fe. Hidemi, ¿qué opinas de todo esto?, yo lo único que deseo es que estés contenta.

—¡Papá, estás aquí, conmigo! —gritó, loca de alegría —Estoy contenta, pero muy contenta, porque todas las cosas malas que abuela dijo de ti son mentiras, lo mencionó mi madre, que Tai Yagami era un hombre excepcional.

—¿Ella te dijo eso?

—Sí. Me lo dijo, ¡y yo le creí!

—No pequeña, realmente no soy excepcional… y ahora que soy tu padre no sólo de corazón, sino de sangre, quiero pedirte perdón, por no haber estado contigo en todo este tiempo, en verdad, de haberlo sabido yo… yo… ¡diablos!, nunca perdonaré que me hayan separado de mi hija.

—¡Pero lo importante es que estás aquí, y me quieres,  no te fuiste del lado de mamá porque no me quisieras, sino porque no sabías!

—Eres una preciosidad, y aunque no he estado contigo todo este tiempo, siento que te conozco. ¡Hidemi! ¡Mi pequeña Hidemi!, ¡tengo a la hija más linda del mundo! — Tai tenía los ojos húmedos y no paraba de elogiar, su corazón danzaba el ritmo de la alegría, el sentimiento de amor le inundaba la bilis… sí, habían sido días difíciles, llenos de terror, pero finalmente él recuperaba un tesoro que ni siquiera creía perdido —Te… te quiero mucho pequeña, y nunca más te faltará nada… haremos lo que tú desees, ¡Dios!, Taiki se infartará cuando te conozca.

La niña paró en seco al oír el nombre de Taiki, que retumbó en su mente, como campanario de un templo. Taiki… Taiki… Taiki… ¡ése era el nombre de su hermano gemelo! ¡DE SU GEMELO!, el pánico se apoderó de todo su ser y se mezcló con la feliz noticia de conocer al más digno de los progenitores.

—¿Sucede algo Hidemi?

—Taiki…—balbuceó Hidemi— Es mi hermano, ¿no es así?

—Sí. Está en la sala de tu casa, hablando con tu madre.

—¿Y es igual a mí?

—No puedo precisar que idénticos, pero sé que tienen un corazón igual de grande—sinceró Tai.

—A Taiki—comenzó a decir Hide— le iba a tener mucha envidia…

Tai no supo qué responder. ¿Envidia?

—Si es mi gemelo, en verdad él tuvo la oportunidad de estar al lado de un papá maravilloso, no le hizo falta nada,  es posible que sea alegre y no esté enfermo; pero ¿Por qué yo me quedé con mi madre y abuelos y fui criada de manera tan estricta?, pensé en esas posibilidades desde que supe que existía… ¿por qué él sí y yo no?

—Comprendo lo que sientes; sin embargo, nunca podrás saber si esa envidia que le quieres tener sea válida.

—Oh, ya no le tendré envidia nunca más, desde ayer me lo propuse. No envidiaré a mi hermano aunque su suerte haya sido mejor que la mía, ¿acaso eso sería justo?, cuando nos separaron éramos bebés, si yo le reclamara el que estuviera contigo, él podría reprocharme el que yo esté con mi mamá.

—Ese razonamiento es digno de un Yagami—dijo orgulloso—, el mismo que diría Taiki.

—¡No, no fui yo quien lo pensó! —dijo Hidemi—, yo tenía mucho rencor en mi corazón, mucho enojo, ¡y luego resentimientos!, pero ayer recibí una visita especial que cambió mi manera de ver la situación.

—¡Vaya!, me traes de sorpresa en sorpresa, ¿quién es ésa visita tan especial que recibiste?

—Vinieron a verme dos hermanos que por varias circunstancias se criaron separados, y me hablaron de la hermandad, de Taiki… ellos me dijeron que sabrías quienes serían.

Taichi Yagami sonrió agradecido.

—Entonces fueron Takeru y Yamato. —aseguró.

—Sí, el Señor Yamato Ishida y su hermano menor Takeru—admitió Hidemi. —Fueron muy amables conmigo…

—Tendré que darle las gracias a esos dos, y bueno, ellos son amables porque eres encantadora, siempre son así con las niñas lindas.

—Gracias…

—No me des las gracias, aún tengo mucho qué explicar… sobretodo quiero hablar de la manera en la que sucedieron las cosas entre Akane y yo.

—Sé, todo sobre eso— sus mejillas se enrojecieron—. Estabas triste por haber perdido a tu novia, estuviste en "La Adivinadora" esa noche y conociste a mi madre… fue una relación de una noche, que dejó dos bebitos.

—Supongo que luego hablaremos de eso con más calma.

—Su antigua novia, ¿era Sora Takenouchi?

—No, Sora es y será siempre mi mejor amiga, no era mi novia en aquél entonces, pero me descontroló que se casara con mi mejor amigo.

—¿Yamato Ishida?

—Sí, Yamato Ishida. Pero ya lo dije Hidemi, luego hablaremos de eso ¿Te parece?... creo  que es hora de que conozcas a tu hermano.

—Estoy lista—dijo en voz baja, inclinando la cabeza hacia el piso.

--

Taichi salió de la alcoba sintiéndose una alfombra en el cielo, estaba liberado de una de sus más grandes pesadillas. Caminó hasta la antesala y se encontró un cuadro lleno de tensión. Taiki estaba de pie, recargado en la pared con una lividez notable, traía en sus manos un vaso lleno de limonada pero no tenía intenciones de beberla. Al parecer, a su hijo no le había ido tan bien como a él, pero Taichi comprendía que Akane Fujiyama no era una mujer fácil de entender, habría que creer en el factor tiempo.

Los ojos de su hijo tenían una brillantez anormal, la mirada en cambio, a pesar de estar iluminada, estaba perdida. Akane estaba sentada, con los brazos cruzados en completo silencio.

—¿No te la vas a tomar? —preguntó con la voz afectada, al menos ya no se oía glacial.

—No tengo sed—respondió Taiki, sin posar sus ojos en ella.

—¿No vas a decir nada más?, hace un momento…

—Creo que ya no tengo nada más qué decir—admitió Taiki, encogiendo los hombros sin darse cuenta que su padre lo miraba incrédulo. —Sólo quisiera irme…

—Taiki—habló Tai, interrumpiendo a los interlocutores—¿Estás bien?

—Estoy bien—respondió el muchacho, endureciendo la mirada aún más para sentirse fuerte. —¿Y tú?

—Mejor que tú, sin duda alguna—mencionó el padre, acercándose al vástago, éste retrocedió un poco y sacó la fotografía, para mostrársela a Taichi.

—Mira, ¿te das cuenta? — dijo Taiki, sin flaquear—Es mi hermana gemela… y ella—entonces apuntó a su madre—nos separó por medio del azar, por la suerte, como si hubiéramos sido simples juegos de azar.

—Escucha Taiki—pidió Tai, sujetándolo de los hombros—trata de calmarte, Hidemi espera por ti.

—¡No, no me puedo serenar! ¡Ya me cansé de que me ordenes que me calme! ¡¡Si yo quiero exaltarme lo hago ¿Queda claro?!!, soy un niño después de todo, ¡no soy fuerte, la verdad me duele mucho que esta mujer no haya tenido corazón, me haya regalado y me haya separado de una persona que debe ser la más especial de mi vida!

—Taiki, hijo…

—¿Y sabes qué es lo peor de todo?, ¡que no puedo odiarla porque me dio la vida! ¡Lo peor es que siento deseos de agradecerle por haberme tenido al menos unos días en su regazo! —al hablar el chico no lloraba, todas las lágrimas estaban contenidas en sus lagrimales; el corazón de Akane estaba descontrolado ante las declaraciones de su hijo.

—Así debe ser Taiki, no debes odiar a la persona que te permitió vivir, no esperaba menos de ti.

—Siempre esperas más de mí de lo que deberías, la única realidad es que quiero mandar todo a volar e irme de aquí.

—¿No sientes deseos de ver a tu hermana?

—Sí, pero…— "La verdad es que tengo miedo de su reacción" pensó "Yo estuve once años con el mejor hombre del mundo, en cambio ella se ha criado en la miseria, está enferma; ¡ella sí que debe odiarme!".

—Pero nada, ven conmigo, vas a conocerla.

Taiki asintió sin pensar en su sentir al respecto, ¿por qué torturarse?, había afrontado a su madre, la prueba de rencor la había superado, y para con su hermana, él no podía sentir nada negativo.

Tai le ofreció la mano al chico, pero éste no la tomó, se le adelantó y vislumbró la puerta roída que le permitiría el pase al sitio de Hidemi.

—Es aquí ¿A que sí?

—En efecto.

—Entonces de una vez por todas voy a entrar.

—¿Quieres que entre contigo, Taiki?

—Diría que sí, pero es mejor que nos encontremos solos—susurró, temiendo que Hidemi lo rechazara enfrente de su padre.

—De acuerdo… saldrás de ahí mejor que como entrarás —sinceró Tai—… Y, Taik.

—¿Qué sucede?

—Lamento haberte presionado tanto para que dieras este paso.

—Así tenía qué ser, no hay problema.

--

**

Hablarle sería difícil, pero mirarla a los ojos sería la prueba mayor…

Ilusión sentía en su alma, la emoción le recorría las entrañas mezclada con un miedo puro;

De su corazón podría expresarse con una sonrisa, sin embargo necesitaba palabras.

El momento cumbre de su vida llegaba, ¡la vida suele tener tantos clímax sorprendentes!,

Mas tendría que controlarse y olvidarse del temor de ser rechazado, le temblaba el alma.

Invitado estaba a conocer sus encantos y a amarla, ¡era su hermana!, no le fallaría a Tai.

**

Tal vez, si el destino lo hubiera permitido, él no sería un extraño en su corazón,

Aunque de nada serviría lamentarse, ¡después de todo iba a conocerlo!, la puerta se abría…

Incapaz sería de rechazarlo, lo que más deseaba era conocerlo, pero no sabía cómo actuar.

Kilogramos de nervios se adjuntaban en su ser, trascendería el miedo y sería valiente.

Insomnio sentiría Hidemi si no enfrentaba su hermano, ¡ya sentía amarlo!

**

Los hermanos Yagami se vieron al mismo tiempo con sus respectivos ojos color avellana. Taiki abrió la puerta y su mirada asustada se posó en la temerosa de Hidemi; los dos rápidamente se desviaron el uno del otro… sintieron estallidos extraños en el vientre.

Sin embargo el vástago de Tai sabía que no podía rendirse y mucho menos retroceder, no era propio de un Yagami ni de nadie con amor en el corazón, ¡estaba viendo a su hermana!

Ambos estaban asombrados al verse, el parecido era verdaderamente notable, más aún estando juntos. Hidemi se sonrojó intensamente, Taiki en cambio se tornó amarillo, pálido, no sabía cómo acercarse, se le hacía demasiado trivial llegar a replicar "Hola hermana, me da gusto saber que existes, espero seamos buenos hermanos", eso no era lo apropiado, ¿pero qué era lo apropiado?, Taiki hubiera querido saberlo para ponerlo en práctica.

Suspiró nervioso mientras avanzaba hasta ella, sus pasos, ordinariamente ágiles, se distinguían por ser torpes, era como si él estuviera rotando alrededor de la estrella, que en este caso no era el sol, sino su hermana Hidemi. Lo primero que dijo el hombrecito fue un escueto  H-o-l-a, ya había llegado hasta la cama en donde reposaba la damita, quien le sonrió de manera angelical al oírlo.

—Hola—respondió de manera más clara que su hermano.

"Es increíble el parecido que tiene conmigo… es mi hermana, tiene una sonrisa muy linda, ¡es mi hermana!, TENGO UNA HERMANA, ¿acaso pude imaginar algo semejante?... mi padre me ha dicho que tengo que reconfortarla, pero con esa sonrisa, parece que ella me anima a mí… ¿qué debo decir ahora?".

Taiki negó con pesadumbre por no saber cómo actuar, se había vuelto a descontrolar, sus ojos brillaron y comenzaron a lagrimar levemente.

—Me da… mucho gusto… conocerte…—susurró, tallándose la cara, para disimular sus lágrimas.

—A mí también, Taiki —murmuró Hidemi, dirigiéndole una mirada emotiva—, ¿estás muy nervioso, verdad?

—Bueno… yo…

—Yo también lo estoy—admitió, con la voz temblorosa, también estaba llorando—, pero desde que me enteré, tenía… unas enorme ganas de conocerte.

—Igualmente, aunque me he enterado hoy— no estaba resultando tan difícil, a cada palabra que replicaba, Taik tomaba valor de la nada, o quizá del cariño que nacía por su hermana.

—En cambio yo me enteré hace unos días, y no he podido soportar la incertidumbre de mi descubrimiento.

—Debió ser muy desconcertante, ¿no es así? —preguntó Taiki, viéndola fijamente.

—Realmente no lo sé—replicó la niña—. Para ti debió ser más difícil, porque no sabías nada.

—Estaba enterado del oficio de mi madre… y bueno, no quería saber nada de ella.—admitió, la plática en primer momento emotiva, estaba volviéndose extraña.

—¿Sabes?, no sé cómo debe actuar una hermana, pero me gustaría saberlo—dijo Hidemi, de nuevo sonriendo—. Tener un hermano, es algo que jamás pensé que sucedería; y cuando me enteré de ti, bueno… si te soy sincera, sentí mucha envidia, porque estabas con el señor Yagami.

—En verdad lo siento, hermanaaa—dijo, por primera vez le decía hermana a su gemela—, de haber podido cambiar de lugar, ¡juro que me habría quedado para que no sufrieras!... sí, apenas te conozco, pero te miro y me siento mal por no haber estado contigo en tus mejores y peores momentos… tampoco imaginé la posibilidad de que existieras, pero soñé mucho con un hermano de verdad, con que mi madre regresaría a mi lado para cuidarme; y, cuando dejé de ilusionarme, pareció que todo lo que deseé se hizo realidad… al menos he enfrentado a mi pasado.

—Pero te ves triste…

—Estoy triste hermana, porque me abandonaron por medio de la suerte, y no veo en la señora Akane algún sentimiento especial hacia a mí. Sin embargo he enfrentado lo que me tocaba, y fue como si hubiera recibido un premio, porque nunca he hecho algo mejor que conocerte.

—¡Te pareces tanto al señor Yagami!

—Tú también te pareces a tu papá, a decir verdad, somos unos mellizos muy similares ¿No lo crees?

—Sí.

—Es mucho más sencillo hablar contigo que con ella.

—Lo que pasa es que mamá ha sufrido mucho…

—¡Todos sufrimos en la vida!, eso no quita todo lo que provocó con su egoísmo, en primer lugar no tenía derecho a ocultarle tu existencia a mi papá, y luego, ¡lo peor que pueden hacer los padres es separar a los hermanos!

—Lo sé. No la justifico, lo que ella hizo, casi no tiene perdón.

—Yo no la perdono, ¡no le perdono que me haya alejado de mi hermana! —reafirmó decidido.

—Comprendo…

—Hermana, no podría admitir que sé cómo actúa un hermano exactamente. Pero lo primero es, decirte que, siempre que me necesites estaré ahí. Somos amigos, somos gemelos, nunca voy a olvidar este reencuentro, porque tú y yo ya nos conocíamos, nacimos el mismo día.

—Hermano…—musitó dulcemente Hidemi.

Taiki le ofreció la mano y Hide la tomó en seguida. Ambos se sonrieron, y fue como si esas sonrisas fueran una alarma a la explosión de sentimientos. Nuevamente Hidemi se soltó llorando fuertemente, Taik se enterneció, olvidó sus rencores en contra de su madre, y suavemente le dio palmaditas en la espalda, como un inexperto consanguíneo preocupado. Sus lágrimas ya no salían, pero no porque las contuviera, parecían haberse extinguido, o a lo mejor quería ser una fortaleza para la niña.

"Se siente maravilloso tener a Hidemi cerca… sus lágrimas son cálidas, su voz… nunca más permitiré que me separen de ella. Si está enferma, como dice papá, no descansaré hasta que sane. Estoy empezando a entender como deben sentirse Osen y Toshi con sus nuevos hermanitos, y May con Kotty… no voy a permitir que a mi hermana le hagan daño" pensó recelosamente.

—Pensé que no querrías verme, que me rechazarías—admitió Taik

—Yo también pensé que no deseabas encontrar una hermana perdida—sinceró Hidemi.

—Ambos nos equivocamos, después de todo, somos gemelos, teníamos qué simpatizarnos.

—Eso creo…

—Hidemi, hermana, te quierr… ¡Te protegeré siempre! —el chico cambió de frase al final, pero  Hidemi comprendió que Taiki le tenía afecto y eso le bastó.

—Gracias.

--

Taichi estaba nervioso porque no sabía que resultaría del encuentro de los hermanos, aún así disimuló bien y se sentó en la sala para empezar a tomar la limonada que había despreciado Taiki. Miraba a Akane constantemente, ésta estaba muy quieta, viendo el cristal de la mesita en donde descansaban los vasos.

—Por lo que veo no te resultaron las cosas con Taiki—respingó Taichi.

—Quizás tengas razón, no le hallé el modo. Aunque yo diría que no me fue nada mal; Taiki no me odia, incluso me dio las gracias.

—Ahora tendrás que buscar el perdón de los dos, les hemos hecho un gran mal.

—Yagami, tú no le hiciste nada a esos niños. Al chico le diste lo que yo nunca le ofrecí, y para Hidemi eres un ángel de la guarda.

Taichi suspiró, estaba cansado de discutir.

—Tengo en mi poder una serie de estudios acerca del problema que tiene Hidemi en su pierna. ¿No te gustaría verlos?, los doctores aseguran que se recuperará con la terapia debida y el tratamiento novedoso.

—No me cabe duda que la rescatarás de su problema. —dijo la mujer— Al menos aprovechaste para hacerle esos estudios además de aplicarle ilegalmente la prueba de ADN.

—Lo has dicho en tono de amenaza, ¿no es así?, un crimen haber querido saber "ilegalmente" si la niña era mía. Pero no me detendré ni estaré en tus redes por esa amenaza; si es necesario ir a la corte, iremos, mi abogado, el Lic. Hida estará dispuesto a enfrentarte.

—¿En verdad quieres la custodia de Hidemi?

—Sí, ¿crees que es ambiente para ella esto?, discúlpame, pero no eres un ejemplo a seguir; no descansaré hasta ver a mi pequeña ser feliz, como deben ser todos los niños del mundo.

—Risas…—murmuró atónita Akane.

Le indicó silencio a Tai y pudieron distinguirse dos risas infantiles que salían de la alcoba de Hidemi Fujiyama. Los padres se pusieron de pie.

—¡Están riendo, como si siempre hubieran estado juntos! —suspiró Akane, estaba encantada—, parece, como si en verdad fuéramos algo parecido a una familia, eso hubiera deseado Taiki, me lo dijo.

—Es normal que rían, se han hecho buenos amigos; además, mi Taiki es muy simpático. —animó Tai—¡Tengo demasiados deseos de verlos juntos como para resistirme!, ¿por qué no me sigues Akane?, te dará gusto verlos.

—Ellos dejarán de reír cuando me vean.

—¿Huirás de tus hijos entonces?... eres totalmente desconcertante. — Tai la jaló del brazo, mientras se acercaban, le murmuró: —Todo el rencor que pude haberte guardado es nulo ahora ¿Comprendes?, me has devuelto parte importante de mi vida.

Giró la perilla sin siquiera informar que entraban, al sentirse observados, Hidemi y Taiki miraron hacia atrás, el muchacho de cabello loco, se puso de pie, su sonrisa no se suprimió, pero perdió fuerzas.

—Es la primera vez que estamos los cuatro juntos—dijo con un ligero flaqueo que no intentó ocultar. Se acercó a Akane, le hizo una reverencia. Tai estaba asombrado por el cambio del chico, no sólo Hidemi se veía más liberada, Taiki lucía más seguro, con menos resentimientos en su interior. Eran sus chicos de sangre ligera y gran corazón.

—Taiki tiene razón, ¿qué te pareció tu hermano, Hidemi?

—Es un niño muy tierno.

—¿Cómo?, ¿tierno?... nada más que no se entere la demás gente, me harían carrilla—agregó Taiki.

Sin duda alguna los cuatro personajes aún tenían mucho más qué decir, pero el momentáneo relax era muy reconfortante.

Akane Fujiyama era el único personaje verdaderamente perturbado, rápidamente de dispensó con sus hijos y con Tai y fue a la cocina a preparar unos bocadillos Mamá nunca prepara bocadillos para nadie les dijo Hidemi Debe sentirse muy honrada con esta visita tan especial comentó.

—¿Cómo te sientes de tu pierna hoy, Hidemi?

—Bien, señor Yagami.

—¡Caramba, no habíamos quedado en que soy tu papá!, nada de señor Yagami, ¿entendido?

—Sí, papá…

—Me gustaría pedirte un gran favor Hidemi— mencionó Taichi, solemnemente, Hide se sentía como una princesita—, si no estás cansada, si tienes ánimo, si no estás muy perturbada… y claro, si Akane accede… bueno, pues…

—¿Qué cosa? —interrumpió Taiki, mirando con curiosidad a su padre.

—Bueno, me encantaría que aceptaras conocer a mi hermana en una cena sencilla, Kari desea conocerte más que nada en el mundo.

—Tía Kari ha sido mi mamá en todo este tiempo, ¿entonces ella ya lo sabe, padre?—preguntó Taik

—En efecto, tuve qué recurrir a mi Kari para que me iluminara; algunos de mis amigos también están enterados.

—Hermana, a mí también me gustaría pedirte el favor que te ha sugerido nuestro padre; sé que ha sido difícil afrontar todo esto, pero sería grandioso que conocieras a tía Kari, ella es la mejor, y bueno, parece que tiene una luz que reconforta…

—Mi hermana—agregó Tai—tiene la ilusión de verte.

Hidemi se sonrojó intensamente y asintió; en realidad estaba aterrada, no tenía mucho ánimo de conocer a más personas, pero el rostro de su nueva familia la llenaba de ilusión. Además, todos los conocidos de Taichi Yagami hasta ahora habían sido amables con ella, y jamás habían mostrado lástima.

—Entonces espero Akane te permita salir…—dijo Tai— También, cuando estés más relajada, quisiera tocar algunos temas delicados, pero por ahora no pienses en nada perturbador.

—Papá, ¿Y Toshiro sabe que es su prima? —indagó Taiki.

—No lo creo, serás tú quien se lo diga. El único de los chicos que conoce a Hidemi, aunque sin saber la verdad, es Seiyuro—explicó Tai—, y cuando lo veas tendrás que darle las gracias porque salvó a nuestra princesita.

Taiki agrandó los ojos, Hidemi se tornó carmín.

—¿Ah sí?, ¿Seiyuro te salvó?

Hide-chan asintió violentamente, intimidada.

—¿Seiyuro-sama es tu amigo, hermano?

—@__@, ¿Sei-SAMA?... Errr, ¡ejem!, sí, es mi amigo, de hecho vivimos bajo el mismo techo… su nueva mamá es mi tía Kari.

—¡Vaya! —exclamó la chica.

—¬¬!

--

Akane dejó caer sus lágrimas en la hoja, con calma siniestra la dobló en cuatro y la puso sobre la barra de la cocina. El papel decía: Para Yagami Taichi. Se deleitó con la música de las voces infantiles  por unos segundos, luego avanzó hasta la entrada de la casa, alzó una maleta, y traspasó la puerta, para irse con el olvido.

Taichi salió a buscarla minutos después. Se oía demasiado silencio en la demás parte de la casa, la cocina estaba vacía.

La llamó un par de veces antes de distinguir su nombre en un papel algo arrugado. Lo recorrió un escalofrío, temió lo peor. Se dirigió con presteza y desplegó la hoja, se leía lo siguiente:

**

"Yagami:

            Hoy ha sido el único día que ha valido en la pena mi vida desde que nacieron los gemelos; has entrado en la vida de Hidemi y la has hecho feliz en corto tiempo, pues tu presencia resulta encantadora, igualmente que la del niño.  Pero no puedo en verdad ser parte de esta familia, NO soy capaz de tener una familia, por eso has sido un ángel que apareció en mi vida, tú sí podrás tener la familia que mereces, yo ni siquiera haré falta. No he renunciado a los niños, sin embargo soy indigna de ellos, y más de ti, jamás podré tener tu corazón, por otra parte no soportaría cargarlo en mi pecho. Me voy… no sé cuando regrese; no podría seguir con esta vida después de afrontar la mirada de repudio de Taiki, que en el fondo reniega de ser hijo de una como yo; quiero que cuando vuelva a verlo se sienta conforme, quiero erradicar mis males, y que cuando estemos frente a frente, me regale un abrazo, aunque no lo merezca. Nada va a cambiar lo que hice, y no me arrepiento. No pediré perdón por haberle dado a mis padres la carga de una niña enferma, ni por haberte entregado la mitad del paquete, era demasiado joven… fue lo mejor en aquél momento.

Sí, este escape estaba premeditado. Al principio, cuando te encontré, tuve la intención de aprovechar tu economía para sacar provecho de ella, te daría a Hidemi y yo podría irme muy lejos para buscar una vida nueva; pero el corazón de los Yagami es tan impresionante, y la bondad tan clara, que no pude con los remordimientos. Hidemi no es una carga, yo soy una carga para ella; estará mejor contigo y con su hermano;  los papeles están en el disco que está junto al florero, ahí hay un documento en el que te doy la patria protestad, ¿es suficiente, verdad?... lo sé, no tengo perdón por irme justo ahora.

Léele a los niños esta carta.

Espero que cuando volvamos a vernos no me guardes rencor, y puedas verme de manera diferente.

Akane".

**

—¡Demonios! —gruñó Taichi, al terminar la lectura—Esta mujer va a terminar volviéndome loco… no entiende que huyendo no resolverá su pesada situación.

No tenía cara para presentarle a Hidemi esa carta, ¿por qué justo ahora que la pequeña estaba contenta?, guardó la comunicación en su saco, tomó las galletas previamente horneadas y regresó a la descuidada habitación.

—Niños, les traigo galletas. —anunció, pero el sonido del digicelular lo descontroló por la insistencia.

Bajó la mirada para ver el número, la llamada estaba marcada como urgente y era de Yamato Ishida. Le dio la bandeja a Taik, quien no perdió detalle de los gestos de su progenitor.

—Matt ¿Sucede algo? —indagó perturbado, Tai sabía que Yamato sólo lo interrumpiría si fuese estrictamente necesario. —(…) No, todo bien por aquí, las cosas salieron casi perfectas (…) ¡¿Cómo?! ¿Hablas en serio?, ¡No te preocupes, has hecho lo correcto! (…) ¡¡Voy para allá!! —colgó.

—Papá…

—Taiki, tengo una salida urgente, quédate con tu hermana, Akane no está en el departamento.

—¿Pasó algo con los digimons?

Hidemi se extrañó al oír esa palabra, estaba intrigada.

—No exactamente, pero es urgente que vaya.

—¡Pues al menos dime qué pasó!

—¿Y prometes no enloquecer y salir corriendo?

—¡Dime papá!

—Escucha Taiki, conserva la calma. Prometo que todo saldrá bien, pero por ningún motivo me sigas, quédate a cuidar a Hidemi. —Tai tomó aire, miró al niño—Mayumi está en poder de el enemigo.

—¡¡MAYUMI  ESTÁ SECUESTRADA!!

—Matt y los demás adultos la traeremos de vuelta, no te preocupes.

—¡Es mi mejor amiga, no puedo dejarla sola!

—Los niños no intervendrán, obedece—mandó Tai con rudeza—. Hija, lamento esta situación, no quiero que te asustes, Taiki te pondrá al tanto de lo necesario…

—¿Estarás bien? —interrogó preocupada.

—Claro preciosa, en breve regresaré por ustedes… cuídense…

Tai besó la mejilla de su hija, le dio una palmada a su vástago y salió disparado del sitio. Taiki en cambio le dio un puñetazo a la pared, y balbuceó el nombre de su mejor amiga.

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Fin del capítulo 17

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NOTAS finales DE la AUTORA.-

¡Hola de nuevo!, gracias por terminar de leer este cap, ojalá les haya gustado un poco… la verdad al final de cuentas me dio pena hacer sufrir tanto a Tai y decidí que Hidemi debía ser su hija, ya me he encariñado mucho con el personaje, por eso la adherí a la historia; no sé si las reacciones en los chicos fueron las mejores, pero así me salió al escribirlo, a Taiki lo confundí pero lo terminé ablandándolo, después de todo desde FP tiene un carácter noble y fraternal… y por otra parte, a Hidemi también la seguí dulcificando, aunque ella misma explica que su actitud cambió gracias a los rubios hermanos Takaishi/Ishida (esa escena saldrá después). Espero no lo haya arruinado… ¡en fin!, dejaré de lamentarme, al menos quedé conforme. En el próximo capítulo se explicará qué rayos le pasó a May, si se fijaron la pista está en el capítulo anterior a este, pues Mayumi, Kotty y Yuri se pusieron a seguir a Arukerimon y Mummymon; por eso en el próximo episodio habrá retrospecciones para ayudar a la comprensión; no incluí nada de la trama en este capítulo porque era exclusivo de los Yagami… por cierto ¿Qué opinan de la huída de Akane?, ya verán luego qué sucede con ella (la verdad me resulta difícil emparejarla con Tai, pero nunca se sabe, ella se ha ido a buscar su destino y quizás en su regreso…). La acción y la trama principal serán retomadas, sabremos qué fue de Willis en todo este tiempo, ¡veremos si rescatan a May!

¡No se lo pierdan!, se titulará: Fe que guía.

Y por favor, no se olviden del comentario, me animan mucho con él.

P.D. Si alguien quisiera saber más o menos cómo es Hidemi, sólo tiene qué escribirme y con gusto les mandaré un dibujo de ella, o de cualquiera de los personajes de FP y MB (Me han mandado preciosos fanarts, y yo he hecho algunos)… contáctenme a cielocriss@graffiti.net o ziddycm@hotmail.com

¡Esto es todo!

¡Hasta luego!

Se despide, CieloCriss.

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