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NOTAS iniciales DE la AUTORA.- (21/07/03), ¡Hola a todos!, muchas gracias por estar de nuevo dentro de esta historia. El día de hoy he releído este capítulo para tratar de corregirlo (digo "tratar" porque siempre se me van cientos de errores). Espero que el capítulo anterior les haya gustado, de antemano les doy gracias por todos los comentarios y mails que recibí, me animaron mucho. Bueno, haré un breve recuento de lo que pasó anteriormente, ya que tardo siglos en actualizar lo mejor es que les recuerde lo elemental: En el cap anterior Taichi se enteró de que Hidemi era su hija, y ésta por fin se reencontró con Taiki, el episodio fue un especial para los Yagami que terminó con el anuncio de que Mayumi Ishida había sido secuestrada… ¿cómo ocurrió eso?, anteriormente May, Kotty y Yuri habían comenzado a seguir a Arukerimon y Mummymon, y ahora retomo esa escena, por lo que cabe resaltar que parte de este capítulo es una retrospección (sólo una parte, ya después se indica el cambio de día). Espero la estructura no los confunda… también puede que haya escenas un tanto inverosímiles, pero éstas fueron necesarias para poder darle avances a la trama.
Sin más por agregar mejor los dejo con la lectura… Este capítulo se lo dedico a todas las personas que creen en algo, sea lo que sea…
¡Disfruten de las vacaciones!
Ahh, por cierto Iori_Jestez; espero aquí se resuelva la duda que tenías en cuanto al tiempo. Mayumi sí pasó 24 horas secuestrada, o al menos casi 24 horas… (como verás, la retrospección lo explica)
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MEMORIAS borradas
Por CieloCriss
LA FE, TE GUÍA
Capítulo 18 **La fe… **
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Todo esto sucedió un día antes de que Taiki y Hidemi se conocieran.
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Largas, anchas orejas. Encantadores ojos soñadores… carácter alegre, una sonrisa. Wallace esperaba que todas esas características fueran vomitadas por los digihuevos, y no pasaba ¡no salían!... no estaba Terriermon, ni Lopmon, todo era neblina, ira, molestia: ODIO.
Su corazón sufría espasmos de desesperación, su soledad estaba destinada a ser eterna, a dormir por siempre al lado de la muerte. Willis no quería despertar solo, necesitaba a sus mejores amigos.
Si no fuera por los estúpidos humanos que olvidaron, ¡si no fuera por esos odiosos niños elegidos!, si no fuera, si no fuera, si no hubiera falta de amor en su frío pecho…
No le cabía en la cabeza que todos hubieran borrado de sus memorias a los digimons, no era justo, porque con el olvido, los monstruos digitales habían desaparecido, como la inestable espuma del mar que se deshace en la arena.
Wallace era el único que no había olvidado y desde hacía un año trataba de recuperar ese grandioso mundo.
Fue una tarde, mientras trabajaba en su solitario departamento en Denver Colorado, cuando recibió la primera señal de que los digimons estaban con vida. Hubo niebla que tensó el ambiente, y entre esa confusión, aparecieron miles de datos que juntos parecían mariposas multicolores, magníficas y bellas. Les habló, ¡sabía que eran ellos, los digimons!, y les juró que daría su vida por traerlos de vuelta, no importaba el cómo, él tenía que volver a ver a sus gemelos digimons.
"… y fue ese día" recordó en la actualidad Wallace, mientras cuidaba de los digihuevos que había materializado la semilla de la oscuridad de Zet "… fue ese día cuando los digimons me informaron que la culpa era de ELLOS, de los malditos niños elegidos de Japón, de los mocosos que hace muchos años había conocido en Nueva York. Ellos y su maldita Fusión Prohibida habían traído un fallo de datos que causaron el olvido, y el olvido a su vez provocó el deterioro y desaparición de ese mundo digital… los antiguos niños elegidos deben morir para que el poder de los emblemas revitalice al Digimundo de Terriermon, DEBEN MORIR y darnos los emblemas... se puede regenerar ése mundo de la misma forma en la que yo pude traer a la vida a estos digimons –de las agujas de control- que también son mis amigos".
Pensaba mientras sobaba los huevos con intensidad, sin importarle el brillo oscuro que irradiaban. Willis no veía trampas, creía que todo lo que él hacía era bueno, estaba tan obsesionado con la pérdida de sus amigos digimons, que no le importaba pisotear a seres humanos para lograr su objetivo.
-¡Tienes que nacer pronto, Terriermon! – rogó a los digihuevos, pues tenía la esperanza de que de esos huevos negros salieran sus conejitos digitales. - ¡Esa estúpida Hikari Yagami destruyó a uno de mis digihuevos, si era el tuyo Terriermon, o el de Lopmon, juro que me las pagará caro esa mujer!
Kari, en efecto, había quebrado un huevo para evitar que se materializara con la energía de Zetaro, quien había estado a punto de morir.
-Maldita sea. – susurró el adulto norteamericano - ¿En dónde demonios se metieron los estúpidos de Arukerimon y Mummymon?, ya deberían estar de vueltas con las incubadoras… son unos retrazados mentales, casi en vano los reconstruí usando el método del difunto Oikawa.
Guardó silencio cuando atónito observó que uno de los digihuevos se rompía. El humo cubrió la oscura bodega en donde se hallaba. En la penumbra se vieron unos atemorizantes ojos ambarinos.
-Eres mío pequeño bebé… soy tu amo – susurró Willis, terriblemente eufórico.
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Yuriko Hida sacó de su bolso una daga de madera, en caso de ser necesario, pulsaría un botón que haría que la pequeña arma se volviera espada. "Por si las dudas" le susurró a sus compañeros de expedición, los hermanos Ishida.
Kotty y May Ishida se habían encontrado a Yuri en el supermercado de los Inoue, ahí mismo habían visto a dos personajes muy singulares que habían llamado su atención: una mujer vestida de escarlata y un sujeto con ropas azules bastantes extravagantes. Mayumi creía que eran los misteriosos Arukerimon y Mummymon que mencionaba su tío escritor en los libros sobre el Digimundo.
Así fue como los chicos, en plan detective, se habían encargado de seguir a los sospechosos.
-Dieron vuelta en la siguiente esquina, están en el barrio donde antiguamente vivían nuestros padres. Seguramente están buscando pistas – dijo May, mientras los otros dos la seguían.
-Mira hermana, ¡están subiéndose a un carro!
-Es un Jeep amarillo, justo como lo describe mi tío Tk… los perderemos de vista si se marchan en auto.
-¡Tenemos qué hacer algo, se nos echará a peder nuestra aventura!- se quejó Kotaro.
-Kotty, no se trata de un juego – regañó Yuri – y por favor, trata de no hablar tan alto.
-No permitiré que se escapen – comentó Mayumi, con mucha seguridad – Ninguno de nuestros padres lo permitiría, es una oportunidad única. No sé si nosotros debamos entrometernos, pero se ha presentado una oportunidad que no debemos desaprovechar. Si descubrimos la guarida de esos digimons y del maldito que le hizo daño a Zet, seguramente podremos derrotar a los digimons malignos, además, será más sencillo recuperar a nuestros amigos digitales.
-Eres impresionante, May – admitió Yuri –, sabes mucho.
-No lo creo – se sonrojó May.
Vio desesperada que los sujetos se marchaban en el obsoleto carro, salió de su escondite, miró a la calle y vio su salvación:
-¡¡TAXI!! – gritó
-¿Taxi? – preguntaron al unísono Yuriko y Kotaro.
-Oye May, ¿cómo vamos a pagar el taxi? – secreteó la hija de Cody.
-No tengo la menor idea – admitió la rubia Ishida -. Después pensaremos en eso.
Los pequeños subieron al taxi, el taxista los miró, se rascó la barriga y masticó su chicle con la boca abierta.
-¡No pierda tiempo y siga a ese jeep! – exigió la hija de Sora y Matt.
-¿Ehh?
-Siga a ese carro amarillo, apresúrese, por favor – mandó Yuri.
-Sí señor, ya oyó a las niñas, siga a ese carro como lo hacen en las películas – fulminó Kotty, solemnemente.
El taxista se dio por "aludido" y aplastó el pedal del acelerador.
-¡En un momento, señoritos! – gritó mientras se le atravesaba a medio mundo para alcanzar al jeep.
-Tenga cuidado, no estamos persiguiendo a nadie, sino espiando – se quejó May – … espero que no nos descubran.
Estuvieron en "sesión" espionaje varios minutos más, aproximadamente 17 tantos. Yuriko estaba notablemente nerviosa porque no tenían como pagar el transporte, y le desconcertaba que May estuviera tan tranquila en ese aspecto. Quizá la rubia tenía razón y eso era secundario, pero temía que el taxista no los dejara salir y terminaran en la delegación por no querer saldar cuentas. Suspiró y miró hacia delante, las calles cada vez lucían más despejadas y oscuras, no le gustó la sensación de soledad. Pensó en su madre Hiromi y se le erizó la piel al recordar que por culpa de los digimons malignos estaba en coma, ¡ella no descansaría hasta vengarse!
Kotaro a cada momento metía su mano en el bolsillo, acariciaba la armónica que Matt le había dado; su padre le había dicho que el día en que él fuera capaz de tocar el instrumento tan bien como él, sería verdaderamente valiente "Ya casi aprendo a tocar la armónica, te demostraré lo valiente que puedo ser, papito" pensó decido.
May sabía que era muy peligroso lo que estaba haciendo y hubiera querido realizar la encomienda sola, pero no pudo hacerlo: los niños elegidos eran un equipo, y siendo individualista sería mucho más débil. Le había costado traer a Kotaro al peligro, temía por su hermano, pero se fortalecía al pensar que su tío Takeru, de ocho años, había encontrado en los digimons y en el Digimundo la fuerza para ser autogestivo… a lo mejor a Kotaro le sucedería lo mismo, ella no quería hacerlo dependiente ni tampoco estaba en sus planes obsesionarse como su papá de 11 años.
-Se han estacionado, baje la velocidad – ordenó Mayumi al conductor.
-Pero niños, ¿a qué están jugando?
-Esto no es un juego señor – se quejó Kotaro, mientras Yuri le indicaba silencio con el índice derecho.
-Se dirigen a esa bodega abandonada. Entonces podemos bajar aquí – concluyó Mayumi.
Los niños abrieron la puerta y bajaron sigilosamente. De pronto los Ishida recordaron que no tenían con qué pagar, y cuando el taxista les cobró, no sabían que decir.
-¡¿No me digan que no traen dinero?!, ¿sabían que puedo mandarlos con la policía? – renegó el taxista, con su vulgar aspecto.
-¡No, a la policía no! – chilló Kotty.
-Escuche, no ande asustando a mi hermano – reprendió May -, y no, no traemos dinero, pero aquí tiene el número del trabajo de mi padre, ahí le van a pagar.
-¡JA!, lo siento niña, esto no es suficiente. Y más les vale no irse corriendo.
-Señor, le ruego que tenga compasión, le juro que le pagaremos – pidió educadamente Yuri, mientras contaba sus yenes una y otra vez -, aquí tiene un adelanto.
Kotaro sacó de su pantalón unos extraños cupones.
-Mire, no sé, pero quizá le guste la música de Matt Ishida, ¿le conoce?
-¿Que si lo conozco?, ¡claro que lo conozco! – dijo el tipo -, pero mencionar al astronauta cantautor no te servirá de nada, niñito. Páguenme ya o súbanse para ir a la policía.
-Aquí tiene cuatro pases en primera fila para ver a Matt Ishida en concierto – dijo Kotty, regalando los boletos.
-¿¡CÓMO?! – gimió el sujeto, mientras tembloroso cargaba los tickets.
-Matt Ishida es mi papá, ¿le basta con eso?, y luego si va a su estudio de grabación seguro y le paga la cuenta. Pero por favor, no nos lleve a la policía.
-Niño, ¿cómo puedo agradecértelo?, mi esposa era la vicepresidenta del club de fans de Matt Ishida cuando era niña… hubiera sido la presidenta de no ser por una tal Jun Motomiya que quería acaparar todo y…
-¡Sólo márchese! – se desesperó May. El tipo se atemorizó por la orden y salió disparado con prontitud.
-¡Cuídense niños!
Los tres chicos suspiraron agradecidos.
-Oigan, ¿Jun Motomiya no es la mamita de Doguen?
-Eso no importa Kotaro, lo bueno es que ya se fue ese tipo tan loco – dedujo Mayumi.
-Eres un buen negociante Kotaro, de haber sabido que ese señor admiraba a tu padre, no hubiéramos perdido tanto tiempo – lamentó Yuriko.
-Entraron a esa bodega supuestamente abandonada… tendremos que acercarnos con mucho cuidado. – dijo May, de nueva cuenta tomando la delantera.
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Los primeros portadores de la Amistad y de la Esperanza estaban en una acera de Tokio, bebiendo tranquilamente dos cafés mientras dialogaban sentados en la banqueta.
-Entonces eso fue lo que pasó – susurró con seriedad Takeru al tiempo que sorbía su capuchino -. Con razón no podías decirlo enfrente de Seiyuro. Incluso no sé si haya sido bueno que me contaras esto hermano, después de todo el mismo Taichi es quien debió habérmelo confiando.
-A Tai no le molesta que lo sepas, al contrario, le agrada tener el apoyo de sus amigos. Si no te lo ha dicho, querido Tk, ha sido por falta de tiempo, y porque hoy tuviste ese loco compromiso con el cerdo de Toriyama.
-Bueno, quizás tengas razón. – Takeru encogió los hombros – Aún así el plan que tienes para ayudar a Tai… ¿no es un tanto disparatado?
-Yo diría – agregó Matt – que muy disparatado. Pero sería un acto propio de Tai. Me refiero a que, si yo estuviera en su crítica situación de hallar a un hijo perdido, él no se quedaría con los brazos cruzados.
-¿Y si la pequeña no resulta ser su hija? – preguntó Takeru.
-El problema principal no es de Tai, sino de Taiki. A los niños les afecta mucho más que a los adultos…. Y quiero que hagamos esto Takeru, porque cuando era un niño y me separaron de ti sufrí mucho… bueno, esto te lo digo ahora pero el Yamato de hace tiempo jamás lo admitió. El sufrimiento que me causó la separación de mis padres me dejó marcado, ¡tantas cosas imaginé!, hasta llegué a pensar que mi madre no me quería.
-Realmente la pasamos mal… tardé mucho en darme cuenta que nunca volvería a tener junta a mi familia – recordó Tk -. Por eso voy a ayudarte, porque Taiki va a conocer a una hermana que nunca ha visto… no es nuestro caso, este es más grave, pero de alguna manera ayudaremos.
-Además, quiero saber cómo es la hija de Tai, porque te diré Takeru, que tengo la corazonada de que sí es hija de Tai. – sinceró Matt - ¿Estás listo?
-Estoy listo para conocer a la pequeña Hidemi… habrá qué arriesgarnos, puede que no nos reciban, pero si no vamos nunca lo sabremos.
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Caminó apoyándose de sus muletas. Era la primera vez que las usaba desde su llegada del hospital. Ella y su madre habían estado internadas un par de días, luego habían regresado. Estaba sola en casa, Akane Fujiyama había salido a su trabajo; ya estaba cayendo la tarde. Hidemi deambuló con inquietud y se dejó caer en el comedor. Golpeó la mesa con su puño iracundo y se echó a llorar con fuerza, dejando salir mucho dolor de su corazón.
Ya no podía con tanta incertidumbre. Le quemaba la garganta, el estómago, le enloquecía la cabeza. La pierna le pulsó de dolor como si fuera el corazón, la asió para calmarse, poco a poco se fue relajando, mas sin embargo las lágrimas no dejaban de salir. No imaginaba que fuera posible que dentro de ella cupiera tanto rencor.
Hoy había enfrentado a su madre.
Habían discutido cuando la oyó quejarse del sujeto Taichi Yagami, quien había pagado las cuentas del hospital Querrá algo a cambio había dicho Akane con frialdad, y Hidemi, al oírla, se habían enfurecido.
El señor Yagami la había visitado más que su propia madre, le había dado cariño, le había infundido seguridad y ánimo en muy poco tiempo de conocerlo. ¿Por qué su madre ofendía a ese buen hombre?
Hidemi conocía el vínculo que unía a Tai y a Akane, ése vínculo se llamaba Taiki, y era otro hijo de su madre… Taiki, el nombre le causaba escalofríos.
La niña de canela cabellera se sentía sumamente infeliz. Habían enfrentado a su madre y le había contado que ella la había espiado cuando hablaba con el señor Yagami.
-¿¡Es que es verdad lo que oí aquél día en el hospital?!- chilló angustiada - ¿En verdad tienes un hijo del señor Yagami?, ¿¡Y yo puedo ser su hija?!, ¿¡Por qué!?, ¡quiero saber!- le había exigido en ese enfrentamiento.
-Es verdad todo lo que oíste. Fue mi amante, tengo otro hijo- secamente murmuró Akane, mientras se peinaba el cabello para salir a "La Adivinadora".
-¿¡Por qué me lo ocultaste a mí?! ¡El señor Yagami tampoco lo sabía!... y yo, ¿en verdad soy su hija?-
Yagami va a decírtelo porque lo averiguará respondió la madre.
¡¡Quiero saber!! había gritado Hidemi.
En realidad su madre no le había dicho mucho, pero al menos, ahora que la discusión había acabado, Hidemi ya tenía noción de saber la mayoría de las cosas: Taichi Yagami estuvo una noche con Akane Fujiyama… Akane tuvo un hijo y se lo dio a Yagami… nunca más supo de ellos.
La niña estaba aterrada por las posibilidades. ¿Y si el famoso niño llamado Taiki era su hermano gemelo? ¿Por qué su hermano tenía la suerte de estar con Yagami?... se sentía humillada por las circunstancias. Le tenía una envidia admisible a su posible hermano aún sin conocerlo, no tenía ganas de amarlo. Casi lo aborrecía. Y era comprensible, el dolor y la seca explicación de su mamá la tenían bloqueada.
Estaba derrumbada en la mesa del comedor, mojaba la madera con su llanto incontrolable, tenía deseos de ser consolada… pero estaba sola, no sabía si volvería a ver al señor Yagami… le dolía la pierna, tenía ganas de morirse y no volver a saber nada más.
-No puedo… querer a mi hermano… le envidio…
Entre el ruido de sus sollozos intranquilos, escuchó el timbre de su casa.
¿El timbre de su casa?, no, no esperaba a nadie. No conocía a nadie. ¡No iba a abrir!... en su mente apareció la cara de Tai Yagami, quien días antes había tocado en su casa para llevarla a ver a su mamá.
-¡Debe ser el señor Yagami! – concluyó más animada, para ella Taichi era el único que la comprendía, al menos era quien había hecho el esfuerzo… y bueno, su madre nunca le había dicho que Tai la había abandonado, Akane claramente había dicho No le dije nada a Yagami de nada. A Yagami-san no podía tenerle rencor.
Se levantó rápidamente y sin pensar mucho. Ya sea por su debilidad o su descuido, cayó de bruces al suelo y gimió del susto.
"¿Qué sucede allá adentro?" escuchó que decía una voz masculina y clara. Se había oído mucho ruido porque Hidemi, al momento de caer, había tumbado un florero que se rompió en muchas piezas.
Al no oír respuesta nuevamente se oyó el timbre. Hidemi se llenó de horror porque no se trataba de la voz de Tai. La puerta fue golpeada severamente y se abrió de una, casi desarmándose. Hidemi pidió ayuda al ver que dos sujetos con cabellos amarillos se introducían en su hogar con fines siniestros y desconocidos.
-Matt, casi tumbas la puerta, ¡y la has asustado! – regañó el más alto de los dos, pero asimismo el más joven.
-Pudo ser una emergencia; antes de irnos la arreglaremos – respondió el llamado Matt.
Hidemi se puso de pie con mucho esfuerzo, la pierna le comenzó a sangrar. Aún así alzó la muleta en posición de defensa.
-¡No se acerquen! ¡Váyanse o comenzaré a gritar!
Takeru y Yamato abrieron más los ojos al ver a la chica actuar con tanta valentía, sonrieron orgullosos al notar el brillante parecido que tenía con Tai.
-Los rasgos Yagami en mujeres siempre han sido los mejores – susurró atónito Takeru, no en balde él se había casado con Kari.
-El parecido que tiene con Taiki es impresionante – agregó Matt. Hidemi claramente escuchó el nombre del que supuestamente era su hermano pero no por ello dejó de estar alerta.
-Escucha, por favor pequeña… nuestra intención no era asustarte… no te alarmes – dijo Tk en actitud tranquilizadora. Por alguna extraña razón, ése sujeto le parecía conocido a Hidemi (bueno, ella conocía a Sei y ya saben a quien se parece Sei, ¿a que sí?).
-Por favor, siéntate – rogó Matt, al verla temblar de su extremidad – no quiero que te lastimes.
-¡¿Quiénes son ustedes y qué hacen en mi casa?!- exigió un poco más dulcificada.
-Tú no nos conoces ciertamente, pero hemos oído hablar mucho de ti – dijo Matt, con un tono muy poco usual en él, era sutil en estos momentos -, me llamo Yamato Ishida, y soy amigo de Taichi Yagami.
-Yo soy su hermano Takeru Takaishi – saludó Tk -, también soy amigo de Tai.
-¿A-amigos del señor Yagami?
-Sí – reafirmó Matt -, también conoces a mi esposa, su nombre es Sora.
-¿La diseñadora Sora Takenouchi?
-Así es – dijo Tk -. Por favor, confía en nosotros, no te haremos daño.
Matt cerró la puerta con cuidado, por buena suerte aún servía. Takeru se acercó a Hidemi y le ayudó a sentarse, luego se puso a recoger los cristales rotos y regados por todo el mini departamento.
La niña estaba teniendo un gran susto porque no sabía porqué la visitaban esos enigmáticos personajes. Matt se sentó a su lado y en unos minutos Takeru regresó de la cocina, donde había tirado los vidrios.
-Sé que es tu casa, pero me tomé la molestia de arreglar, pudimos cortarnos con los vidrios de ese florero – susurró Tk.
-Gracias… - dijo Hide.
-Por nada, ¿te sientes mejor?, podría darte un caramelo para que te vuelva el color al rostro – siguió diciendo el portador número uno de la esperanza.
-Estoy… bien…
-Tu nombre, es Hidemi Fujiyama, ¿no es así? – preguntó Matt.
-Sí.
-En verdad Hidemi, que mi hermano y yo queríamos conocerte.
-¿A mí?
-No sólo por saber quien puedes ser, sino por saber quién eres – animó Takeru.
-¿Realmente estás enterada de tu pasado? – preguntó Matt – No quisiera entrometerme pequeña, pero si es así, al menos me gustaría tratar de ayudar.
-Ustedes… ¿saben mi pasado?
-No, realmente no – respondió Tk -, nosotros estamos aquí porque sabemos lo que nuestro amigo Taichi sabe. Está muy preocupado por ti, por eso nos habló de tu situación, y mi hermano Yamato quiso conocerte, pero temo que te dimos un buen susto.
-Ustedes… saben, que tengo un hermano – dijo con seriedad.
-Sí, lo sabemos. Por ese hermano y por ti me tomé la libertad de conocerte – admitió Yamato.
-Mañana voy a conocer a ése niño – comentó casi despectivamente. – Lo dijo mi madre.
-Sí, mañana será un día difícil para ti y para Taiki. – dijo Matt.
-Yo quisiera no tener que verlo.
-¿No te ilusiona tener un hermano? – preguntó dulcemente Tk. El rubio Takaishi se compadeció del dolor que vio en los ojos de Hidemi, quizá la visita que él y su hermano estaban haciendo sólo empeoraría las cosas.
-Me ilusionaría tener a mi hermano conmigo… pero… no lo conozco.
-Es muy difícil estar separado de los hermanos – dijo Matt -, los hermanos que no se crían juntos se ven poco, conviven menos, ni siquiera se pelean… a veces sus padres los separan sin su consentimiento.
-Lo sé… si no me hubieran separado de mi hermano, todo fuera diferente – murmuró Hide, sin pensar en el porqué le decía eso a los extraños… tal vez esos señores eran los únicos que en esos momentos estaban ahí para ella, y eso la animaba mucho porque necesitaba tener con quien hablar, no quería estar sola. Claro que tampoco podía decirles "no quiero conocer a mi hermano porque le tengo una envidia y un rencor incontrolables".
-Hidemi – comentó Takeru -, mi hermano y yo decidimos venir a verte por varias razones. Número uno, deseábamos saber cómo eras. Número dos, queríamos volvernos tus amigos para ponernos a tus órdenes, y eso por atención al cariño que te profesa Tai. Y número tres, queremos contarte nuestra historia, porque quizás pueda servirte de algo.
-Gracias… - dijo la niña.
-Te comentamos que somos hermanos ¿no? – la niña le asintió a Matt -, pero aún así nuestros apellidos son distintos, el mío es Ishida y el de mi hermano es Takaishi.
-¿Por qué? – indagó la hermana de Taiki.
-Porque nos criamos por separado. – respondió Tk.
-Cuando éramos muy pequeños nuestros padres decidieron divorciarse, al hacerlo también a mi hermano y a mí nos partieron en dos. A mí me dejaron con papá mientras que a Takeru se lo llevó mamá.
-Es muy triste…
-Es muy parecido a tu situación – dijo Matt -, no igual, desgraciadamente no es igual.
-Por mi parte pasé años tratando de hacer volver a unir mi familia. Sufrí por no tener a mi hermano cerca, lloraba todas las noches… nos veíamos muy a lo largo…
-Al vivir con papá comencé a tenerle mucho rencor a mi madre – replicó Matt – pensé que había preferido a Takeru por ser más pequeño y tierno, sentía envidia por mi hermano y bueno, el divorcio me formó una oscuridad que casi me derrumbó.
-A mi hermano mayor y a mí nos costó mucho superar todo aquello, y pensamos que tú y nuestro sobrinito Taiki van a sufrir algo parecido. Será muy doloroso, pero lo superarán, porque son hermanos – agregó Tk.
-Ninguno de los dos tiene la culpa de las circunstancias a las que están sujetos a vivir actualmente. La culpa, posiblemente, es de los padres, como lo fue en nuestro caso. Nuestros padres debieron hablar con nosotros, pero no lo hicieron… aún así son humanos y pueden errar.
-Es… verdad… él no tuvo la culpa…
-Ni tú, ni él – dijo Takeru - ¡No tienen la culpa de nada!
-Taiki es un niño lleno de energía, es muy vigoroso y bastante sobreprotector. Siempre ha querido tener una familia. Cuando Taichi le comente lo que tú ya sabes se va aterrorizar, pero lo reanimará saber que estarás ahí.
-La hermandad es algo único, y considérate afortunada pequeña Hidemi, de tener un hermano… sea hermano completo o medio hermano.
-…. Gracias.
-Vinimos a tu casa a molestarte para ponernos a tus órdenes y a ofrecerte nuestra amistad – sinceró Takeru -, si en algo podemos ayudarte, háznoslo saber… acabamos de conocernos, pero sé que sabes que nuestras intenciones son buenas.
-Ustedes, son muy amables…
Los adultos se sonrojaron ante el encanto de la niña. Takeru le dio un dulce a la chica, ella lo tomó agradecida mientras de nueva cuenta se le hacían familiares esos hermosos ojos azules.
-Yo… a lo mejor tengo mucho rencor en mi corazón…
-Eso no está mal – dijo Yamato -, pero si puedes intercambia esa oscuridad por luz; verás que Taichi y Taiki serán personas muy importantes para ti.
-Prometo hacerlo… - dijo solemnemente Hidemi, mirando de Yama a Take una y otra vez – y… usted, me parece conocido – le dijo a Takeru.
-Ah caray, pues es la primera vez que nos vemos – comentó el escritor -, aún así puede que hayas visto a mi hijo si ya llevas viviendo meses aquí. Mi hijo se llama Seiyuro, pero debe ser varios años mayor que tú.
-¿Seiyuro Takaishi?
-Sí, ése es su nombre.
Hidemi se sonrojó intensamente, recordaron a su salvador.
-¿Conoces a mi sobrino? – preguntó Yamato, asombrado.
-Él, me salvó.
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En esa bodega, con aspecto sumamente arcaico, May sabía que se ocultaba un gran secreto. A cada paso que daba se forjaba en ella la seguridad de que los sujetos que habían seguido en verdad sí eran monstruos digitales creados por ADN humano, ¿de cuál humano?, ella no sabía con precisión el nombre del 'comandante' humano de la misión maligna de matar a los antiguos elegidos, pero más o menos entendía el método que se podía usar para materializar a los digimons, lo había leído, su tío Takeru lo había escrito. La rubia tenía la certeza de que ni el mismo Seiyuro se había leído los libros sobre el Digimundo con tanto interés como ella, le apasionaba esa manera de plasmar vidas, y más aún, le entusiasmaba saber lo que habían hecho sus padres cuando tenían su edad.
No lo decía pero los admiraba bastante. Todo lo que había leído de Sora Takenouchi la hacía sentir orgullosa, porque la primera Portadora del Amor había tomado un rol muy especial en la aventura. Por otra parte, y gracias a lo que Mayumi había leído sobre Matt, podía entender mejor muchas tendencias de su padre. Quizá, en otro tiempo, ya había visto los libros de Takeru, pero el efecto de releerlos había sido totalmente benéfico en ella.
Aún así tenía miedo. Y no por ella, sino por su hermanito. No podían correr riesgos, por eso agudizó lo más que pudo sus sentidos y tomó la posición de líder.
-Está todo empolvado, ¿verdad que ya no hacen edificios de madera? – interrumpió con voz audible Kotaro Ishida, las meditaciones de May se rompieron como si hubiesen sido burbujas, con el ademán clásico del dedo índice, ordenó silencio a su consanguíneo.
-No que yo sepa – le susurró Yuriko Hida, que traía sus enormes y bellos ojos verdes alertas; con su mano derecha portaba la daga de madera que ordinariamente usaban en el dojo de los Hida.
Sí, la estructura de la bodega era una mezcla de madera podrida y a la vez desvencijada. Había polvo alrededor, flotaba y las partículas se veían débilmente con la luz de la media tarde que cada vez se escondía más por los nubarrones; parecía que iba a llover a cántaros en un rato más.
Arukerimon y su súbdito enamorado ya se hallaban dentro de la bodega, los niños se deslizaron entre los desechos y las cajas hasta acercarse a una ventana de la cual salía un extraño humo espeso.
Kotty sintió que la garganta se le raspaba, se tapó la boca para evitar toser y hacer ruido. Yuri y May se miraron, asintieron como si estuvieran de acuerdo. Acto seguido se acercaron a la ventana, única entrada disponible para revisar el lugar, o por lo menos echar una ojeada.
-¿Tú o yo? – preguntó Yuriko Hida, un tanto temerosa.
- Mejor voy yo, pero te encargo a Kotty – dijo Mayumi con seriedad.
-¡Pero si yo sé cuidarme solito! – renegó el pelirrojito Ishida, bufando del enfado. Por centésima ocasión las niñas lo callaron.
-Creo que tú puedes hacerlo mejor que yo, May – admitió Yuri -, la verdad es que me muero de miedo, y no te preocupes por tu hermano, yo me encargaré de que esté a salvo.
-Hermana, ¿es que vas a entrar por esa ventan?, ¡yo quiero ir contigo!
-Hazle caso a Yuri, Kotaro – mandó la rubia mientras Yuriko se inclinaba y May se preparaba para usar a la castaña como si fuera escalera.
Ágilmente la hija de Sora y Matt escaló la espalda de la descendiente de Cody, se aferró a la protección con sus manos y se alzó como una experta gimnasta. Se asomó con sumo cuidado y vislumbró el lugar. Al principio todo estaba en penumbras, pero a Dios gracias éstas se fueron aclarando poco a poco.
Por fin pudo distinguir que el sitio estaba vestido de gris, de sombras extrañas. Sus encantadores ojos oceánicos miraron con horror que el humo neblinoso provenía de un digihuevo roto, ¡no sólo ése estaba roto!, había más en proceso de abrirse. Un individuo de cabello amarillo pálido reía eufórico mientras asfixiaba de la emoción a una de las extrañas criaturas que habían nacido. A ése monstruo no le halló forma, pero notó que mientras el hombre lo abrazaba, el bulto se fortalecía y creía, ¡evolucionaba!... era como si la energía del norteamericano nutriera las entrañas del recién nacido. Todo era penumbras, en esos momentos May sintió que el corazón le saltó de susto y por primera vez se arrepintió de haber seguido a los supuestos digimons.
Su temor no le bastó para desistir. Con bastante esfuerzo se estabilizó en la angosta barda y subió lentamente. Miró que Yuri y Kotty no le quitaban la vista de encima, estaban preocupados, no hizo intento de tranquilizarlos, siguió espiando.
La figura que yacía en los brazos de Willis se deslindó del poder negativo que irradiaba el sujeto. Una figura voladora apareció entonces. Tenía alas de murciélago, cuerpo de pelota, ojos color cerveza, traicioneros… y bueno, el rostro reflejaba estupidez e intriga entrelazados… ¿qué cosa sería ese digimon?, realmente no parecía ser tan malo.
-¿Terriermon? – preguntó el humano, con ilusión en el rostro. - ¿O eres tú, Lopmon?
El murciélago digital movió sus nefastas alitas y giró en torno a Willis.
-¡No soy ninguno de ellos! – gritó con voz áspera la criatura - ¿A quién le importan esos que mencionas?
-No… no eres ninguno de ellos, pero eres un digimon – la poca ternura que anteriormente Willis había mostrado al recordar a sus gemelos digimons se había disipado por una sequedad asombrosa.
-¡Soy Demidevimon!
-Demidevimon; ya veo. Espero te des cuenta de que ahora soy tu amo.
Mayumi notó que el digimon entrecerraba el ojo en son de engaño y contestaba:
-Oh sí, amo, a sus órdenes estoy… ahh, mi señor Elegido, haré lo que usted me pida ¡Lo juro!, incluso juntos podríamos armar un plan excelente para destruir a los odiosos niños elegidos, a Sora a Tai a Matt a TK a Joe a TODOS.
-¡Guarda silencio! – rugió Wallace, notablemente molesto por la rapidez con que hablaba ese ser tan denigrante.
"¿A Sora, aTai, a Matt…?, ese digimon parece conocer a mis padres y a los demás… ¡pero si acaba de nacer!, ¿cómo es que recuerda a los niños elegidos originales?; todo parece indicar que en verdad son los digimons del pasado, ¡y quieren acabar con…!" la chica suspiró desganada al tiempo que veía que Arukerimon y Mummymon entraban al cuarto del 'jefe' cargando con incubadoras portátiles.
-¡Amo, hemos regresado! – saludó Mummymon.
-Ya era hora, par de ineptos, ¡coloquen las incubadoras! – mandó Wallace, mientras con serenidad descarada se sentaba en una silla que parecía trono. Demidevimon se posó en su hombro como si fuera un águila real o un perico semi-educado.
-¿Consiguieron la dirección, Arukerimon?
-¡No aún, Amo!
-¿Qué no saben cumplir una orden con eficiencia?, ¡necesitamos la energía de un bebé!, y la de ese mocoso seguro está fresca, y será sencillo robarla porque acaba de nacer… En vista de que no pueden conseguir el Aro mágico ése chiquillo es la única posibilidad de tener la suficiente energía.
"¿La energía de un bebé?, ¡Dios mío!, espero no estén hablando del hermanito de Osen, como lo teme Kotaro" pensó May.
-Le prometemos no fallar, Amo – susurró la mujer-araña, inclinándose ante su regenerador.
-Eso espero. Los digimons ya están empezando a nacer. Quiero que cuando Terriermon y Lopmon nazcan todo sea perfecto… y con la energía que me hace falta crecerán sanos… luego robaremos los emblemas y crearemos nuestro mundo, MI MUNDO – enseguida la risa maniática invadió al norteamericano. May ya suponía que era extranjero por el acento que el sujeto usaba en su japonés.
Bajó la cabeza e hizo ademán de querer bajar, Yuri se acomodó estratégicamente y May descendió con ligereza hasta tocar el piso.
-Tenemos que avisarle a los demás, introducirme ahí sería la muerte – opinó la muchacha.
Otra ola de humo comenzó a salir por la ventana, Kotaro sintió que tosería y de nuevo se tapó la boca con fuerza.
-Entonces vayámonos – concluyó Yuriko, al oír las noticias de Mayumi.
Kotaro negó. Sentía que el humo le quemaba las entrañas, como si fuera aire de odio y desgarrara a su amor interno. Las niñas lo tomaron por los brazos y lo jalaron, al momento de hacerlo, Kotty dejó destapada su boca y comenzó a toser frenéticamente, provocando con eso un ruido innegable.
-¡Kotaro, silencio! – rogó Mayumi, desesperada.
-El odio… el odio está aquí – mencionaba Kotty entre cada demostración de tos.
El sonido viajó a su velocidad normal y llegó hasta oído de los enemigos.
-¡Alguien anda ahí! – chismeó el digimon llamado Demidevimon.
-¡Yo también oí! – agregó Arukerimon.
-Encuentren al espía – dijo tranquilamente Willis, con rostro ilusionado.
Los chicos comenzaron a evacuar el lugar, Kotaro seguía tosiendo, totalmente perturbado por la culpabilidad. May lo sujetaba fuertemente de la muñeca, a causa de eso iba más lento que Yuri, quien era en estos momentos la guía del trío de aventureros.
-¡Hay mucha niebla! – opinó la hija de Cody
-Es como si las tinieblas nos presintieran y tuvieran este lugar invadido por ellas – complementó May.
Las risas sádicas comenzaron a escucharse. Los habían hallado.
-¡Pero qué veo Arukerimon, si son los odiosos hijos de los niños elegidos!
-Atrapémoslos para darle una sorpresa al Amo Wallace.
Un extraño rayo, emitido por la pistola de Mummymon, pasó justo al costado de los chicos.
-¡Maldición! - gritó May – Nos van a atrapar.
-Era hacia el este, ¡la calle estaba hacia el este! – dijo Yuriko, totalmente perdida en la sombra que extrañamente acogía a la cuadra. – Si tan sólo distinguiera el este…
-No … pue…do, dejar… de toser… - chilló Kotty, le ardía la garganta.
"Tengo qué tener fe, tengo qué tener fe… la fe es lo importante en los niños, como dice mi amigo Toshiro, debo creer en la magia… debo creer en los digimons" reflexionó Yuriko Hida mientras huía "Si hay digimons malos, habrá unos buenos que nos protejan… está el digimon de mi papá, y el mío, si es que tengo uno… Bueno, si de verdad los digimons valen la pena, ¡me van a ayudar a escapar!, si de verdad existen y quieren ser recordados ¡que me muestren el camino que debo seguir para poder salvar a mis amigos de este problema".
La chica Hida se tropezó de pronto por un fallo locomotriz, tragó tierra, los hermanos Ishida la ayudaron a ponerse de pie, y entonces un luminoso resplandor comenzó a despejar la niebla por unos segundos. Observaron la calle cerca de ellos, ¡estaba ahí la única manera de salvarse!
-¡Es por ahí! –avisó Yuri, agradeciendo en silencio la ayuda que le habían mandado los digimons.
-Perfecto – sonrió May, viendo de cerca la esperanza.
Al momento avanzar la rubia presintió que algo se acercaba a su hermano. Lo envolvió en sus brazos y se dejó caer en la tierra. Sintió que algo le penetraba en la espalda y le distorsionaba sus sentidos. Otros dos piquetes más llegaron hasta ella, su cuerpo se entumió por completo.
-¡Jeringas gigantes! – exclamó Kotaro - ¡Mi hermana tiene en la espalda inyecciones! ¡Y todo por protegerme!
Yuriko retrocedió inmediatamente y junto al colorino le quitaron esos extraños objetos.
-Es… inútil… - dijo May, con torpeza, le temblaban los labios – Me inmovilizaron con… estas cosas.
-¡Hermana! – lloró Kotaro, la risa de Demidevimon se oía cercana al enterarse de que su ataque había resultado; Yuriko hizo crecer su daga.
-No vamos a dejarte aquí – aseguró la de ojos color esmeralda -, venceremos a esos digimons malditos.
-Yuri… llévate a Kotaro, por favor.
-¡No te dejo hermana! ¡¡NO ESTA VEZ!! – chilló Kotty de pronto, y muchas imágenes volaron directo a su memoria, las imágenes formaron una secuencia.
*--*--
"¡No te abandonaremos, May!" dijo Seiyuro.
"Es verdad hermana, siempre estaremos juntos…"
"¡Es una orden Kotty!, desde ahora Sei será como yo y lo obedecerás. Seiyuro, tú sabes qué es lo correcto y qué no... No quiero que me vean morir, cúmplanme ese capricho"
"Kotaro, nos vamos" mandó Sei mientras besaba a su prima.
"¡No me voy!" chilló el pequeño Kotty.
"Dale un beso a tu hermana y obedece su última voluntad"
"No quiero dejarla, ¡¡no lo haré!!"
"¡Llévatelo Sei!"
(/Fragmento de Fusión Prohibida, capítulo 11/)
*--*--
El pequeño recordó con temor aquella remembranza. Tembló, negó varias veces.
-¡No te volveré a abandonar Mayumi!- bramó decido.
Yuri vio que una silueta voladora se acercaba, se puso en guardia. Poco a poco vislumbró a un ser redondo y fantoche con alas de murciélago, se apresuró a saltar para batearlo con su espada de madera. Y en efecto, dio en el blanco a pesar de la niebla. Lo supo por el grito desgarrador y feo de la criatura llamada Demidevimon.
-…Tienes que decirle a todos sobre esto, Yuri… salva a mi hermano.
-¡No puedo May, eres mi amiga, jamás te abandonaré! – dijo Yuri.
Arukerimon se hizo presente, sus ojos giraban sin control de la emoción.
-¡El Amo va a ponerse feliz!
-¡¡HUYAN!! – rogó May, mientras con esfuerzo supremo se hincaba y empujaba a su hermano.
Yuriko sabía que no había oportunidad de salvar a Mayumi, pero no se resignaba a abandonarla, sería algo que ella consideraría injusto. Mummymon apareció al otro extremo, lucía temible, con su pistola atemorizante.
-Kotaro-kun, tu hermana tiene razón… si no puede moverse, tendremos que huir sin ella para luego intentar salvarla. Si nos quedamos aquí, los tres seremos presa de estos sujetos.
-¡Pero yo no quiero dejarla, no quiero que se muera! ¡Es mi hermana!
-No… voy a morirme… no… me van a matar… - dijo May, con seguridad, sintiendo el veneno extraño de las jeringas lanzadas por Demidevimon –Soy carnada…
-¡¡¡NOOO!!!
-Mayumi-chan, en nombre de nuestra amistad, ¡juro que pondré a salvo a Kotaro! – prometió decidida Yuriko.
Tomó la mano de Kotaro, a quien las fuerzas habían abandonado. Lloraba inconsolable porque sabía que tendría qué dejar a su hermana.
-¡Nos volveremos a ver! – dijo Yuri, mientras se alejaba a vivo paso, arrastrando al pelirrojo.
-¡Hermana, esto te dará valor! – gritó en última instancia Kotty, lanzando la armónica de Matt que cayó directo en las manos rosadas y frías de la rubia Ishida.
-… gracias… - murmuró, cerrando los ojos para neutralizar la extraña sensación del veneno digital.
Yuriko sabía dónde estaba la salida. Su paso rápido y su astucia provocaron que la niebla se fuera despejando. No se atrevieron a mirar a atrás, pero al parecer nadie hizo el intento de seguirlos. Muy pronto estuvieron lejos de aquella misteriosa y temible fábrica abandonada.
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Abrió los ojos y sintió que su mirada se agriaba por un ardor sobre natural. En cuanto lo borroso se volvió nítido, la niña de 11 años enfocó un rostro peludo, gris, de mirada traicionera y fanfarrona. Era Demidevimon. El vértigo se apoderó de su ser por unos minutos, pero gracias a la sangre fría que heredó de Yamato se tranquilizó lo bastante como para endurecer su rostro. Observó que el digimon volador se deslizaba lejos de ella, y una vez sin el paisaje desagradable que mostraba ése ser, May se sintió más serena.
El dolor en su cuerpo que anteriormente la había entumido era casi nulo, en pocas palabras, se había convertido en una leve molestia. Tenía las manos y los pies atados a una silla estática en medio de la habitación penumbrosa. No se veía gran cosa, y el único sonido audible era el goteo de una fuga de agua.
"Espero Kotty y Yuri estén a salvo" pensó inmediatamente, antes de analizar su situación actual.
La puerta se abrió de golpe y Demidevimon salió a toda velocidad riendo como maniático, May cerró los ojos por el poderoso haz de luz que la cegó, y poco a poco su mirada celeste fue cobrando vida. En el umbral de la puerta estaba la silueta delineada de Wallace, alrededor del mismo el humo de oscuridad volvía a opacar la luz.
Sin embargo, todo se neutralizó cuando el hombre pulsó el interruptor y trajo luz artificial. La chica por fin le vio directamente el rostro trastornado y frío. Pálido, con ojeras moradas trazadas bajo los párpados. Era alto, rubio, de espalda ancha y figura esbelta; Mayumi lamentó que no se tratara de su tío Takeru, tenían un ligero auge ambos adultos.
Wallace revisó unos papeles que traía en sus manos.
-Mayumi Ishida, hija de los portadores del Amor y la Amistad – susurró para él mismo, como si la niña secuestrada no estuviera escuchando.
May se mordió los labios y endureció todavía más la mirada. Wallace se acercó a ella y la miró largo rato.
-Tus ojos dicen que hay gran negatividad en tu corazón. Y además, un niño siempre tiene mucha energía.
-Nadie puede saber si hay cosas malas dentro de una persona si no la conoce bien – murmuró Mayumi, desafiante -. Así que no puedes saber si soy así con sólo mirarme los ojos.
-Deberás sentirte sumamente honrada, serás la energía que no pude completar para que nacieran…¡los niños tienen tanta energía! – volvió a decir risueño, con una sonrisa enferma.
Mayumi comenzó a temerle al sujeto; no sólo porque lucía demente, sino por lo que había escuchado. Tenía la impresión de que le harían lo mismo que a Zetaro, ¡ella no lo admitiría!, seguramente a su amigo Ichijouji lo habían tomado por sorpresa, pero ahora ella estaba advertida… anheló que la rescataran, lo deseó con toda su alma; no quería morir en ese lugar.
-Por otra parte… serías una carnada perfecta para atrapar a los emblemas… sí, mataré dos pájaros de un tiro. Fue buena idea espiarme, chiquilla… serás un imán para mis triunfos.
-¿Nada más me capturaste a mí? – preguntó secamente.
Wallace no contestó, comenzó a caminar en círculos alrededor de May. Monologaba.
-Nada debió haberse complicado tanto. Los ataques de "ellos" debieron ser más certeros, debería tener el Aro mágico conmigo, la Semilla no debió haber fallado. Pero todo eso está en el pasado, ellos están en camino, esta mocosa es mi fuente de poder y mi medio de canje. No importa si varios en mi pasar pierden la vida, ¡¡después de todo fue culpa de ellos desde un principio!!, un sacrificio por otro. Un mundo perfecto que se superponga a la irracionalidad humana.
-¡Está usted loco! – exclamó de repente May - ¡No tiene derecho a quitarle la vida nadie! ¡Y no le hará daño a mis padres!
-Los famosos niños elegidos tienen la culpa de TODO – sentenció Wallace - ¡Me separaron de Terriermon y Lopmon!... pero yo no olvidé, pero yo no olvidé, pero yo no olvidé. ¡Nunca olvidaría!...
-Muchos más perdieron a sus digimons, no nomás usted – agregó la rubia, desesperada.
-¡Cállate!, ¿Oíste?, ¡cállate!, tú no sabes lo que se siente que ellos no estén junto a ti, No lo s-a-b-e-s.
-Si lo que usted quiere es regenerar el Digimundo, puede retractarse y buscar una manera que no vaya acompañada de vidas inocentes.
-Ellos son mis amigos, hemos pactado.
-Seguramente usted no tiene a nadie a quien querer… - susurró May, Wallace no la oyó, caminó directo a una computadora que estaba cercana, la prendió y luego volvió la vista a May.
-Eres mi trampa. Los padres siempre salvan a sus hijos.
Se acercó a ella y metió la mano en el bolsillo de May.
La chica casi se desestabiliza, hubiera querido gritar, pero no halló fuerzas. No sabía las intenciones de ese degenerado. Para su alivio el adulto solamente sacó su celudigital.
-Arukerimon, Mummymon, Demidevimon – llamó con calma siniestra.
May distinguió las siluetas en la entrada del cuarto.
-Sí, Amo.
-Suspendan la búsqueda de ese bebé. Con la prisionera será más que suficiente. Han hecho un buen trabajo, retírense y cuiden de las incubadoras.
Los súbditos asintieron, May se llenó de terror aunque se alegró de que al menos no intentaran secuestrar a ningún bebé.
"Sé que vendrán por mí, ¿verdad que sí, mamá? ¿Verdad papá?" rogó internamente.
Observó que Willis revisaba su agenda digital y pulsaba el número de uno de sus padres.
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Yamato se sentía bien consigo sí mismo después de haber realizado su improvisada acción. Él y su hermano menor se habían aventurado a conocer a la posible hija de Tai y habían charlado con ella. Ciertamente el rubio Ishida no sabía si la plática con Hidemi había sido provechosa, sólo el tiempo lo diría. Estaba tranquilo, satisfecho; Takeru en cambio parecía estar maquinando algo por la seriedad de su semblante. Llegaron en auto-nave hasta la casa de Natsuko Takaishi y se dirigieron con paso lento hasta el departamento. Había demasiado silencio, pero no le tomaron importancia.
Cuando iban a pulsar el timbre del sitio, la puerta se abrió como si alguien los estuviera esperando.
-¡Mayumi! ¡Kotaro!, ¿en dónde se habían metido? – en lugar de ver a sus nietos, la gastada madre de Takeru vislumbró a sus dos hijos – Ahh, pero si son ustedes.
-Pues sí, somos nosotros, tus hijos – sonrió Tk -. Hemos venido por los chicos, gracias por cuidarlos tanto tiempo, mamá.
-Min está dormidita – avisó la abuela, mirando el piso apenada -. Pero Mayumi y Kotty… no han regresado.
-¿Cómo que no han regresado? – se exaltó Matt.
-Los mandé a que compraran dulces para la cena. Cuando tardaron mucho bajé al supermercado de la familia Inoue, pero me dijeron que se habían ido de ahí horas atrás… entonces pensé que a lo mejor estaban con Sora, y marqué allá, pero Sora no sabía de ellos, de hecho viene el camino. He pensado en dar parte a la policía – dijo la acongojada señora - ¡En verdad lo siento Yamato!, estaba por hablarte, pero no tenía cara para decirte esto por teléfono.
Yamato sintió un revoltijo interno bastante nefasto, gruñó, sin embargo le susurró a su mamá:
-No es tu culpa, madre. Ellos… deben estar bien. – trató de asegurar "El problema es que Mayumi es una niña muy responsable y jamás se 'perdería' por gusto" analizó.
En el umbral de la puerta apareció una Sora muy asustada.
-¿Qué ha pasado Matt?, ¿cómo es que los niños desaparecieron desde hace más de tres horas?, ¿ves la hora que es?, ¡ya está anocheciendo! – entró presurosa directo hacia su marido, Tk se dispuso a cerrar la puerta.
-Tranquila Sora– comenzó a decir Takeru, pero paralizó sus labios al visualizar las temblorosas siluetas de dos pequeños que penetraban en el apartamento antes de que él atrancaba la puerta -. Los niños han llegado – trató de reanimar.
Después de detectar que Mayumi no estaba entre los aparecidos y de mirar el llanto inconsolable de Kotaro, Tk se arrepintió de sonar animoso.
-¡¡MAMÁ!! – chilló el angelito pelirrojo - ¡Perdóname, si le pasa algo será culpa mía! ¡Si se muere será culpa mía! ¡Si la hieren será culpa mía! ¡¡YO NO QUERÍA DEJARLA COMO LA OTRA VEZ!... te juro que no quería, no quería, ¡pero es mi culpa papá! ¡PAPITO!
Sora pegó un grito y tomó a Kotaro en sus brazos, Yuriko aún jadeaba y no sacaba de su garganta palabras coherentes.
-¡¡¿En dónde está tu hermana?!! – exigió Sora.
Kotaro intensificó el llanto y embarró su carita en el pecho de Sora, no podía contestar. Yamato se consternó al instante, su única fuente de información era la hija de Cody. Con la mayor calma falsa que pudo, se inclinó a la altura de la castaña y le rogó.
-Yuriko, ¿qué es lo que ha sucedido?
Takeru arrastró una silla hasta la encalmada muchacha y la sentó, Natsuko le trajo un vaso con agua.
-… May… está, en peligro – pudo decir, muy triste -. Nosotros, tuvimos… que dejarla…
-¿Por qué, por qué corre peligro?
-Quería que salvara a Kotaro, corrimos mucho – dijo un poco menos histérica -, pero esos malditos digimons impidieron que la ayudáramos.
-¡Dios míos! – gritó Sora, con Kotty en su regazo.
-Queríamos ayudar – susurró la hija de Cody -. Por eso en cuanto vimos a esos digimons decidimos seguirlos hasta su guarida… ya estando allá quisimos regresar a avisarles a todos del peligro; pero nos descubrieron, y May, por protegernos, fue secuestrada por los digimons malignos a cargo de la persona poseída.
-¡Maldita sea! – exclamó Yamato, fuera de sí - ¿¡Por qué demonios hicieron eso de espiar al enemigo?!
-¡Mi hija!
-Yuri, tranquila, has hecho bien en contarnos, ¿dónde sucedió eso? – preguntó Takeru, consternado.
-En una bodega abandonada, en la periferia de la zona B de la ciudad.
-¡Pero lo que dijo Yuri no es la verdad! ¡Ella no les dijo que May está con los malos por mi culpa!... yo comencé a toser e hice que nos descubrieran, y May por cuidarme quedó con esos monstruos, y todo por cobarde – balbució Kotaro, con rostro lívido por el terror.
-Esas cosas suceden, le he dicho a Kotaro que no fue culpa suya mil veces, yo tampoco quería dejar a Mayumi… ella misma nos lo rogó, si nosotros escapábamos, podríamos informarles a ustedes, hemos corrido por mucho tiempo, ¡teníamos tanto miedo de que nos siguieran!, al principio lamenté haberme salido del Hospital donde está mi mamá, pero ahora comprendo que mi deber era ayudar a traer a Kotty de vuelta.
-¡Voy a matar a ese tal Wallace si se atreve a tocar a mi hija!
-Es claro que debió ser ese sujeto degenerado… el mismo que le instaló a Zetaro la Semilla de la Oscuridad – lamentó Takeru, Sora estaba en shock y no hacía más que repetir 'Mi hija'.
Cuando el pánico por el suceso estaba invadiendo el viejo apartamento de la Señora Takaishi, el aparato celular de Yamato sonó, de inmediato el rubio Ishida contestó, a lo mejor se trataba de May.
**¿Yamato Ishida, no es así?** se escuchó, la voz era burlona .
-¿Quién es? – respondió secamente, imaginando lo peor. Distinguió un acento extranjero en hablar del interlocutor.
**Soy alguien que desea desde hace tiempo que le des un emblema que te fue confiado, y en todo este tiempo no has obedecido a mis pedimentos… algo sumamente desconsiderado de tu parte, ¿no crees?** las manos le temblaban a Matt de la furia **. Sin Embargo, Matt Ishida, esta vez tú y yo podremos entendernos mejor: si no fue suficiente intentar matarte para que entendieras mis intenciones de querer el emblema de la Amistad, el saber que tengo en mi poder a tu hija será más que suficiente… Mayumi Ishida, muy hermosa mocosa, por cierto**.
-¡Mayumi! – gritó Yamato - ¡Devuélveme a mi hija, desgraciado!
**Sí, eso planeo: un reencuentro fraternar, después de todo los padres siempre rescatan a sus hijos**.
-Juro que si le tocas uno de sus cabellos, te haré añicos.
**Ups, creo que la niña ha perdido algunas piezas rubias mientras la traíamos con nosotros, ¿eso se perdona, Matt Ishida?... ¡Los niños tienen tanta energía!, realmente no importa si quedan calvos**.
El sujeto Willis sonaba irracional, loco. Yamato se llenó de terror al imaginar la situación de su vástaga.
-¡Haré lo que sea necesario para que mi niña esté a salvo!
-¡Mi hija Matt! ¡Dile que nos comunique con ella! – rogó Sora, su esposo le asintió.
**Así me gusta, que los padres se sacrifiquen. ** sonrió Wallace ** Unas cosas por otras, vidas a cambio de que MI mundo se superponga a la desgracia humana. Un intercambio, un trueque es lo que propongo: los portadores del Amor y la Amistad a cambio de la odiosa vida de esta mocosa que tengo en mi poder**.
-¡¡Y aún imaginas que creo en tus palabras!! – retó Matt -¿Cómo asegurar que la pondrás a salvo?
**¡Silencio, Amistad!, No es mi culpa que no sepas suponer mis pensamientos, no en balde ustedes olvidaron, ¡siempre olvidan!, y por tu culpa y la de tus asquerosos amigos ya no están conmigo Lopmon y Terriermon, ¡Por tu chingada culpa!... Y las cosas funcionan así: Mañana a las seis de la tarde, en la bodega abandonada que los chiquillos que escaparon ya conocen, haremos el intercambio de vidas: la de los padres, por la hija. Más les vale no venir acompañados de nadie más, porque con un movimiento en falso, la mocosa se muere… y además, no les convendría hacer nada. Ellos estarán conmigo esta misma noche**.
-¡Con un demonio, iré a matarte ahora mismo!
**¡JA!, inténtalo y tu hijita se muere, ¡SE MUERE!**
Sora arrebató el teléfono con desesperación.
-¿Qué has hecho con mi hija? ¡NECESITAMOS HABLAR CON ELLA PARA CREERTE! – exclamó Sora.
Willis estaba encantado con los resultados de su plática telefónica, May estaba muy callada, y por el silencio de la habitación podía oír, a través del teléfono (y aunque estaba considerablemente alejada de su celudigital) las voces desesperadas de sus padres.
-Déjame… - iba a pedirle hablar con ellos, pero cambió de idea –Déjame tocarle una melodía a mis padres para que sepan que estoy bien. Sé que no puedo hablarles, pero si escuchan cómo toco la armónica ya no estarán preocupados, ¿o qué?, ¿crees que intentaré decirle tus planes malévolos con la música?
Wallace analizó a la chica, quien parecía inmutable. La verdad era que se moría de miedo, pero un extraño presentimiento la animaba a continuar.
**Una melodía… ya veo hasta donde puede llegar el límite de la cursilería ** meditó Willis, con sarcasmo -. **Bien, roñosa, ¡música para los oídos de tus padres! ** exclamó con demencia mientras respondía a Sora: **Está bien, está bien, Portadora del Amor, dejaré que la chiquilla les de un concierto, pero a la primera palabra de la niña, le perforo el cráneo, ¿les parece?, ¿Te parece, Sora Takenouchi?**
-¡Quiero saber de mi hija! – gritó Sora, ahora ella y Yamato compartían el celudigital para captar lo que sucedía en el sitio donde se establecía la comunicación.
Wallace desató los brazos de Mayumi, ésta respiró exaltada mientras temblando agarraba la armónica que Matt le había regalado a Kotty, y que Kotaro mismo le había lanzando antes de marcarse con Yuri. La rubia hubiera querido saludar a sus papás, pedirles que no se preocuparan por ella, pero si hablaba, corría el riesgo de perder la oportunidad de su vida… quizá algo tramaba.
Aspiró aire mientras Willis le acercaba el auricular, entonces May le sopló suavemente a la armónica, y empezó a crear melodías únicas. En total tocó pequeñas partes de tres.
La primera era alegre, y había sido la primera que Yamato le habían enseñado, muchos años atrás. La segunda pieza, era el bolero de Ravel (una parte de la pieza, y "versión armónica"), y por último, la tercera melodía, fue la que hizo que Yamato se estremeciera: era la música que Matt-niño tocaba en el Digimundo para su hermanito Takeru.
-May… - susurró quedamente, y comprendió que su hija no le estaba tocando a través del teléfono, su hija se le estaba hablando -Haré lo que tú me inspires.
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Tiempo actual. (Un día después. Hidemi y Taiki acaban de conocerse, Tai se acaba de enterar del secuestro de Mayumi).
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Los sentimientos, se dan imprevistos, y en ocasiones provocan que se nuble la razón. Justamente el raciocinio de Taiki pendía de un hilo. Por un lado, acababa de conocer a su hermana gemela, y su padre le había encomendado cuidar de ella; pero por el otro sentido, su mejor amiga había sido secuestrada y él estaba sin hacer nada.
Su consternado cuerpo se movía torpemente por la pequeña y descuidada habitación de Hidemi; a cada instante no dejaba de lanzar al aire frases inconexas, carentes de coherencia al menos para su interlocutora.
-… Desde que vi a esos monstruos que querían el aro lo supe, ¡esto no acabaría!... ¡Demonios!, no puedo permitirlo… May, May, ¡Mayumi!, quisiera estar contigo y ayudarte, ¡y quiero que me escuches!... ¿Qué sucederá con los digimons?... pero no puedo dejarla sola…
-Taiki. – interrumpió la cándida voz de Hidemi, con acento preocupado.
El chico de 11 años quedó estático al oír a su gemela, de espaldas le comentó:
-Hide, debería explicarte lo que sucede, ¿no es así?, perdón, soy un desconsiderado. Es que…
-Estás consternado, no entiendo lo que sucede o de lo que hablas; pero aún así te comprendo.
-¡Estoy hablando de los Digimons! – exclamó Taik, uniendo sus manos con las de su hermana - , los digimons son unos seres mágicos, que viven gracias a las computadoras… o algo así. Y bueno, los humanos nos hemos olvidado de ellos por alguna razón desconocida; luego, sucedió que los digimons malignos han logrado penetrar en nuestro mundo por culpa de un tipo loco que se ha atrevido, ¡que se ha atrevido a secuestrar a mi Mayumi!, a mi mejor amiga, y yo, bueno, quisiera ayudarla.
-Ya veo, te preocupa tu amiga.
-¿Sabes? – murmuró -. Mayumi es prima del niño que te salvó, Seiyuro.
-Creo que ella es hija de Matt Ishida y Sora Takenouchi.
-¿Cómo lo sabes?
-Es que ya conozco a sus padres. Pero eso en estos momentos no importa, Taik
-Sí, lo sé. Quizá papá y los adultos la rescaten, pero me gustaría ser yo quien la pusiera a salvo – se sonrojó ligeramente -; no me gusta quedarme con los brazos cruzados, Hide, no me gusta.
Hidemi Fujiyama sonrió. No entendía casi nada de lo que sucedía, posiblemente la palabra Digimon hacía eco en su mente, pero fuera de eso, lo único que le quedaba claro, era que debía ayudar a su hermano a rescatar a la llamada Mayumi.
-¡Taiki, entonces tenemos que hacer algo! – opinó con firmeza.
- ¿Qué podríamos hacer? - cuestionó con pesadumbre; sus ojos canela lentamente se iluminaron - ¡Ya sé, me comunicaré con Toshiro y los demás!, ellos deben de saber qué es lo que pasa.
-Entonces toma el teléfono y márcales, hermano.
-Gracias Hide.
Taiki agarró el aparato rosado que reposaba en el buró más cercano.
-Sólo que se supone que debería quedarme contigo, para cuidarte. Hide ¿No te importa que desobedezcamos a papá?
-Se trata de una emergencia, hermano – dijo Hidemi solemnemente -. Además, si mamá se fue del departamento no necesito niñero, siempre he estado sola.
-¿Y por qué se ha ido?, ya sabes, 'ella'
-Debió darle miedo. – creyó Hidemi - . Debió temerle a su nueva familia… ella siempre es así, pareciera ser que no puede soportar estar entre la felicidad porque siente que no la merece.
A los gemelos los invadió un suspiro idéntico.
-No fui precisamente amable con 'ella', y es que, la verdad, no puedo perdonarla tan fácilmente.
-No pienses en eso, mejor llama a tus amigos.
Taiki Yagami asintió, pulsó los dígitos del celudigital.
-Ho-hola, ¿eres tú, primo Toshi?, se te oye la voz algo ronca (…) ¿Que si dónde estoy?, Emm, no estoy muy seguro (…) Sí, hablo porque ya me enteré de lo de Mayumi (…) ¿Están encerrados en casa de Doguen? (…) No te preocupes Toshi, iremos por ustedes para sacarlos de ahí y juntos poder ayudar a May. Aún no sé cómo llegaremos, ¡pero llegaremos! (…) En efecto, estoy muy bien acompañado, ¡ya verás luego quien está conmigo!, hasta pronto.
El chico colgó el teléfono, Hidemi lo miraba con interés.
-¿Qué sucedió?
-Nuestro primo Toshiro y todos mis amigos están en casa de Doguen Kido, otro camarada. Los adultos los dejaron al cuidado de unas tías para que no intentaran intervenir en el rescate, pero ya estás conociéndonos, somos rebeldes e iremos a ayudar. Les prometí a mis amigos ir por ellos, aunque todavía no tengo la menor idea de cómo llegar a casa de Doguen, está algo retirada de tu departamento.
-Haremos lo que se pueda, ¡ánimo! – habló Hidemi, mientras se ponía de pie y se alejaba de la habitación. Taiki notó un desperfecto en el caminar de su hermana "Ella está enferma", recordó. Rápidamente le llevó las muletas, que estaban recargadas cerca de la puerta.
-¿Mejor así, Hide?
-Sí, muchas gracias – confesó al tiempo en que se apoyaba en ellas -. Lamento tener que depender de unas muletas.
-No te lamentes, no tienes nada qué lamentarte.
Hidemi no percibió lástima en las palabras de su consanguíneo, al contrario, el niño le había inyectado fortaleza, ¡después de todo era su hermano gemelo!
De uno de los cajones de una cómoda, Hidemi sacó un par de llaves.
-Mira Taiki, estas son las llaves de una camioneta que nos heredó el abuelo al morir. Y ya que mi mamá se largó a no sé donde (seguro que a su trabajo), podríamos usar el vehículo para ir a casa de tu amigo.
-¿Cómo? ¿Manejar una camioneta sin permiso?, ¡Cielos Hide, eres temeraria!, no imaginé que tuvieras ideas traviesas – "excelente" agregó en secreto Taiki, sonriendo.
-¿Qué opinas?, yo no puedo conducir por mi problema, pero creo que tú no tendrías tantos inconvenientes; bueno, a excepción de los tránsitos y los policías viales.
-Nunca he conducido, además, no creo que alcance los pedales.
-¡Oh, no te preocupes!, el abuelito era muy bajito, por eso mandó adecuar la camioneta. Yo estoy más chaparra que tú y alcanzo; otro punto a favor es que el carro es automático.
-¡Genial, Hide! – expresó Taiki – Esto de arriesgarse es parte de la aventura, vayamos adonde está la acción.
"Hermano, estoy muy contenta porque te he conocido, quiero que también estés bien, por eso hay que rescatar a tu mejor amiga".
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-En pocas palabras, nuestra única esperanza de salir de casa del Llorón es esperando a que Taiki nos saque… ¡¡Y esperan que soporte eso!!, definitivamente necesitamos ir a rescatar a May, los adultos podrán tener un pasado único, pero nos necesitan – lamentó profundamente Seiyuro, bajando su celeste mirada con pesadumbre.
-Estamos vigilados- susurró Kurumi – Tía Jun, tía Makoto y tía Mimi nos tienen bien custodiados.
-¡Exacto, como si fuéramos presidiarios! – se quejó Ben.
-Oye Ben, no tires migajas de chocolate entre mis juguetes – regañó Doguen – Si de por sí ya los desacomodaste… ¬¬
-Sí sí, lo que digas, estamos aquí por un gran dilema y sales con incoherencias, ¿Cierto Cerebrito?
-Hai – respondió la pelirroja – Pero el dilema cesará cuando Taiki nos saque de aquí… yo comprendo que Mamá-Mimi esté al pendiente de nosotros, no es que nos tengan encerrados. El problema es que los adultos no nos comprenden…
-¿Y qué se supone que no nos comprenden?, en realidad, todos nosotros, no podemos hacer mucho – se exaltó Kotaro, cuya palidez sobresalía de manera impresionante -. Nosotros no somos capaces de salvar a mi hermana…
-Kotty-kun… - susurró Yuri -. ¡No ha sido culpa tuya!
El pequeño negó rápidamente y escondió su rostro entre sus manos.
-¡Ánimo primo!, ¿dónde queda el entusiasmo de los Ishida?... Errr, ¡es decir!, el entusiasmo de los Takaishi, los Ishida son la parte pesimista de la familia n__n
-Nosotros, Kotaro, tenemos el Aro Mágico de Gatomon, ¡ése aro nos ayudará a salvar a tu hermana!, ella no ha perdido la fe en ti, haces mal en tener esa actitud – regañó Kyosuke Motomiya. -. ¡Pues no esperemos a que Taiki llegue!, hay que iniciar un plan... ¡Toshi, Kurumi!, traigan sábanas.
-¿Para qué? – cuestionó Doguen – Mi mamá se va a enojar porque desordenaremos la casa.
-Primito, olvida eso ¿Quieres que los malvados digimons destruyan la Tierra y acaben con nuestros seres queridos?
-Claro que no.
-Entonces no te quejes.
Toshiro y Kurumi regresaron velozmente cargando varias sábanas.
-¡Yuri, Ben, Sei!, ¡hay que atarlas!
-Kyo, ¿las usaremos para salir por la ventana, no es así? – preguntó Zet – justo como en el cuento de Rapunzel .
-Exacto.
-¡¿Qué?! – chilló Kurumi.
- A mí me parece sumamente creativa la idea, será emocionante – opinó Toshi.
-¡Ja!, yo ya había pensando en eso antes – mintió Benjamín.
-¡¡Es irracional pedir que YO baje de un segundo piso por unas sábanas amarradas!!
-No te preocupes Kurumi, te prometo que no permitiré que te suceda nada malo – Kyosuke dijo eso con tal seriedad, que provocó que todos quedaran con la boca abierta, su semblante heroico hizo que Kurumi se sonrojara momentáneamente.
-¡Pues más te vale! – desvió cerrando los ojos, entre un suspiro de susto.
-En cuanto llegue Taiki nos fugaremos por aquí – agregó Sei -. Y juntos salvaremos a nuestra May, ¿cierto Kotty?
-Eso espero, primo Sei – murmuró un Kotaro Ishida muy afligido por su consanguínea.
Osen salió del cuarto de Doguen, en donde actualmente estaban amontonados todos los chicos. Revisó calmadamente toda la casa. Su mamá-Mimi estaba recostada en un sofá-cama que estaba en el estudio de los Kido. Cerca de su madrastra había un corral por donde Min Takaishi gateaba. Satoru y Tulo tomaban una siesta.
La mayoría de los elegidos habían decidido acompañar a Sora y Matt en el rescate de Mayumi. Davis había mencionado que después de la fortaleza e unión que habían logrado los elegidos en el pasado, no podían flaquear. Sólo Mimi había tenido que permanecer con su recién nacido por una convalecencia todavía reciente.
-Quisiera… estar con ustedes al menos esta vez – oyó Osen que dijo Mimi, seguramente se refería a su padre y los demás.
La pelirroja se dio la vuelta, vio que tía Jun entraba al baño, a Makoto Motomiya no la miró.
-Parece que la vigilancia está menos pesada – informó a sus amigos al regresar al cuarto de Doguen. – Aunque creo que la tía Makoto está haciendo guardia en la puerta de la entrada.
El celular de Toshiro volvió a sonar, rápidamente el canelo contestó:
-Habla Sugiyama Toshiro (…) ¡Ah!, eres tú Taiki (…) ¡¿Cómo?!, ¿En una camioneta? (…) No niego que esta vez me impresionaste, ¡pero eso sí, ten mucho cuidado!, nosotros ya tenemos la manera de escapar, estaciona la camioneta justo al costado de la casa.
El hijo de Kari colgó su aparato, con serenidad lo guardó en su bolsillo.
-¿Y bien?, ¿qué te dijo?, ¡habla de una buena vez! – pidió Kyo.
-No sé cómo le hizo, pero Taiki viene en camino en una camioneta de granja.
-Como mínimo el insecto enloqueció y la robó en uno de sus actos dementes al enterarse de que Mayumi estaba en peligro. Claro, lo irracional se le desata por cualquier cosa.
-Sea lo que sea, Taiki me sorprende – admitió Sei -, definitivamente a él no le gusta quedarse atrás.
-A nadie le gusta quedarse atrás… - mencionó Zetaro, de manera melancólica.
-Bueno, si mi tía Jun y tía Mimi están siendo despistadas, nos falta hacer que mamá se descuide – supuso Kyo –; de eso me encargo yo.
Kyosuke se retiró unos minutos, los demás siguieron en su misión de aprisionar bien las sábanas como cuerdas. Cuando el moreno regresó, una flamante sonrisa dominaba su rostro.
-¡Listo!, en cualquier momento… - empezó a decir Kyo, y se oyó el ring del teléfono – en cualquier momento mi abuelo le llamará a mi madre, de antemano le hablé y bueno, mi abuelo prometió entretenerla.
-No le habrás dicho la verdad – se imaginó Yuri.
-Oh, no, por supuesto que no, Yuri. Él cree que me iré a jugar fútbol con mis amigos; por eso aceptó entretener a mamá.
-¡Aprovechemos la oportunidad! – sonrió Sei – Nuestra improvisada escalera ya está lista, yo iré primero.
-¡Claro que no, pervertido! – le gritó Kurumi – Primero van Osen y Yuri, ¿no ves que traen falda?
-Ahhh, me doy cuenta – dijo pícaramente Seiyuro Takaishi.
-Ya Sei, Kurumi tiene razón. ¿Tú primero Yuri?
-De acuerdo.
Poco a poco fueron bajando por la ventana del cuarto de Doguen y desalojaron el hogar por el patio sin necesidad de cruzar por la casa.
-Vamos Taiki, no te tardes – mencionó Toshi.
"Hermana… May, tú siempre me has cuidado, y yo jamás en la vida he hecho algo por ti… es que soy un niño muy torpe, perdóname hermana… pero sé que si todos unimos fuerzas, lograremos rescatarte" reflexionó Kotty.
A lo lejos vieron un garabato de vehículo totalmente arcaico que venía en forma de zig-zag, lleno de imprecisión. Apenas y se podían ver las greñas del conductor: unas mechas castañas y paradas; también venía un copiloto.
-¿No me digan que ahí viene Taiki?
-Pues parece que sí, Zet, aunque ¡qué aberración de vehículo!, mejor se hubiera venido a pie.
-Yo le tengo envidia, manejó antes que yo – sinceró Kyo.
-¡¡Corran!!, viene directo hacia nosotros – avisó Toshiro, mientras tomaba a Yuri de la mano y la quitaba del camino.
La vieja camioneta cada vez se fue distinguiendo más, los niños notaron que Taik traía compañía.
Al parecer el hijo de Tai no sabía controlar bien el vehículo, y aunque hizo esfuerzo por frenar, le dio un leve toque al poste de la luz.
UPS se oyó de repente. Los pequeños se dirigieron velozmente hasta donde estaba su amigo.
-Es una suerte que haya llegado hasta aquí sin chocar u_u – opinó O-chan, entre preocupada y sonriente. Ella sabía que su "hermano" iba a aparecer, de ninguna manera Taiki Yagami dejaría a su suerte a May Ishida.
Sin embargo, fuera del humo que salió del motor, nada malo había pasado.
-Estoy bien, estoy bien – tranquilizó Taik al ver que sus amigos se asomaban por la ventanilla. El chico de pronto recordó que… - ¡¡HIDEMI!!
Volteó hacia su hermana gemela, ésta estaba ilesa.
-Todo bien por aquí – respondió algo intimidada al ver más de 10 pares de ojos observándola.
-Menos mal… - suspiró Taik, luego se dirigió a sus amigos -, ¡Chicos no hay tiempo que perder, vayamos a donde tienen a May secuestrada!
-Yo los guiaré – se ofreció Yuriko Hida, con decisión.
-¿La hermosa damisela Hidemi? – se extrañó Seiyuro, al ver a su amiga con uno de sus colegas y al notar el parecido de la niña con Taiki.
Todos estaban asombrados por ello, Taiki miró hacia Hidemi, como pidiendo permiso, Hide asintió temblorosa: no sabía exactamente quienes eran esos niños, pero se daba cuenta de que eran muy importantes para su hermano… y bueno, ella tenía que enfrentar esa nueva vida que se le presentaba.
-Amigos… yo… bueno… Hidemi.
Toshiro alzó la ceja, Seiyuro le sonrió a Hidemi y le lanzó un beso aéreo sin que nadie se diera cuenta.
-Les presento a Hidemi, ella… es, mi hermana.
-Mucho gusto – musitó la chica, colorada.
-¿TU HERMANA? – preguntaron al unísono varios niños, Toshiro estaba mudo de la impresión, ¿Cómo era posible eso?, ¿qué había pasado en la vida de su primo?, ¿realmente esa chica era su prima?
-¡No hay tiempo para explicaciones!, si no nos damos prisa May correrá más peligro, ¡Suban!, Si Yuri me guía llegaremos en menos de lo que canta un gallo.
"Si no es que antes morimos en un accidente" dedujo Ben.
-De acuerdo – agregó Kyo -. Todos suban, no hay tiempo qué perder. Yuri y Toshiro irán enfrente con Taiki y su hermana.
"Creo que aparte de una guía, Toshi necesitará saber más sobre su familia" consideró el hijo de Davis.
-¡ALTO AHÍ, NIÑOS! – escucharon de pronto los hijos de los elegidos.
-Oh no, es la voz de mi bella madre – lamentó Ben, y luego dio media vuelta par verla.
-¡Tía Mimi, deberías estar reposando! – dijo Doguen.
-¡Ya sabía yo que planearían algo así!, por eso estaba pendiente. ¿Tienen idea de lo preocupados que estaremos todos si a ustedes les pase algo?; Mayumi será rescatada.
-¡Mamá, tú no lo entiendes ahora!, pero de ser niña nuevamente querrías intervenir, porque se trataría de una de tus mejores amigas – retó Ben.
-En verdad necesitamos hacer esto, nosotros tenemos un Aro lleno de poder –replicó Osen
-Además, la unión hace la fuerza… yo ya tuve la mala suerte de toparme con Wallace, ¡y no es invencible!, sólo necesitamos unir nuestras voluntades. ¡Así lo hubieran querido nuestros padres si fueran niños! – terminó Zetaro.
Mimí sonrió, sabía que le dirían eso.
-Le acabo de dejar a Makoto y a Jun una nota en la cual les ruego que se hagan cargo de los bebés mientras regresamos.
-¿Cómo?, ¡pero si usted aún no se recupera de su cesárea! – recordó Doguen.
-Ya habrá tiempo para eso, ¡yo tampoco puedo quedarme con los brazos cruzados!, como decía en los libros de Takeru, yo también soy una niña elegida y mi deber es estar con mis amigos sin importar que no me encuentre bien de salud, ¡así que a un lado, que yo manejaré esta camioneta!
Taiki tragó saliva y se recorrió, Mimi se introdujo en el vehículo.
-Suban todos, Taiki, dale espacio a Yuriko para que se venga enfrente – mandó Mimi, desafiante, se sentía extraña de encabezar todo ese embrollo, pero asimismo orgullosa "Tulo-chan, te sentirás orgulloso de tu mamá" se dijo a sí misma "Palmon me cuidará y mamá pronto regresará por ti".
Después de pensar en eso, la Señora Izumi prendió el auto al mismo tiempo que su Pureza, sonrió animada.
-¡Gusto en conocerte, Hidemi-chan, ye tendremos tiempo de conocernos! – saludó a la hermanita de Taiki (Ya sabía el problema de Tai; Sora, Koushiro y Taichi se lo habían comentado la noche anterior). Yuri entró al auto, Zetaro fue el último en subirse a la parte trasera de la camioneta - ¡Vayámonos!
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Taichi Yagami observó detenidamente una descuida estructura, se trataba de una vieja bodega, lugar en el cual estaba secuestrada Mayumi Ishida. Con su mira-lejos hizo un zoom lo más preciso que pudo, pero el intenso humo que cubría el lugar le impidió mirar con claridad. Mientras realizaba esa acción, alguien le puso la mano en el hombro, e inmediatamente el primer portador del Valor desvió su vista del binocular a su amigo.
-Gracias por venir – dijo Matt, con una tenue expresión de seguridad. – Todo bien ¿Verdad?
-Todo bien, tengo una hija – dijo Tai.
-Ya sabía que sería tu hija, tiene todas tus virtudes, y parece que no tiene tus defectos – bromeó el rubio, Taichi se extrañó de verlo tan relajado siendo que su hija estaba en manos del enemigo.
-Estará todo bien en cuanto May esté de nuevo con Sora y pueda presentarla a mi Hidemi, seguro y serán buenas amigas.
-Te estábamos esperando, deja y te conduzco con los demás.
Taichi siguió a su amigo con algo de duda, le asombraba tanta tranquilidad en Yamato. Cuando llegó al escondite donde estaban sus amigos, notó que Sora para nada que estaba serena, los ojos los traía hinchados de tanto llorar, ¡y él sin saber nada!; Mayumi llevaba casi un día secuestrada y sus amigos no le habían dicho nada porque estaban enterados de que ese día era especial para él, y vaya que había resultado especial, por eso no permitiría que nada lo arruinara.
-Ay Tai… - lloró Sora - ¡Mi pobre niña!, Muchas gracias por estar con nosotros…
-¡Todo saldrá bien!, May es una chica muy valiente – animó Yolei -. No se dejará vencer, nosotros estamos aquí para traerla de vuelta a casa. Sora, nosotros rescatamos a mi Zet, ten por seguro que también lo haremos con May.
-… y en cuanto tenga a ese sujeto en mis manos, voy a matarlo - dijo Yamato con frialdad.
-Ya casi es hora – susurró Davis -.Debemos estar listos.
-Sí – respondieron todos.
-A decir verdad Matt, me parece que… - empezó Tai, pero Ishida lo interrumpió.
-Esperabas encontrarme más exaltado, ¿a que sí?... pues ciertamente y de no haber recibido de May esas pistas, estuviera muy mal, totalmente sicótico, porque adoro a mi rubia.
-Tai, es que May es una chica muy lista. Cuando Wallace habló para informar que la tenía en su poder, lo convenció de que la dejara tocar la armónica de mi hermano para que Yamato y Sora supieran que estaba bien…. Y bueno, Mayumi se comunicó por medio del lenguaje musical que sólo mi hermano entiende – resumió Tk
-Vaya…
-Al principio Matt quería enfrentarse sólo a Willis, pero más tarde comprendió que May, por medio de sus melodías, le transmitió que debían ir todos los elegidos. No en balde se dice que la unión hace la fuerza – murmuró Sora -. Aún así me muero de miedo, ¡si algo le pasa a mi niña no sé que haré!
-Creamos en la fortaleza de Mayumi – pidió Kari
-Ha llegado la hora señalada, Sora y Matt deben entrar en acción – avisó Ken
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Mayumi Ishida traía ojeras en su macilento rostro infantil. El cansancio de no haber dormido por el terror lo traía a cuestas, y se hacía cada vez más espeso. Tenía pánico de que el código de barras que traía en el cuello le quitara toda la energía, de antemano sabía que Wallace le habían instalado una Semilla de la Oscuridad.
Eso había pasado el día anterior, después de la llamada que Willis le hizo a sus padres. Ahora no sólo tú eres mía, también lo son tus padres, ¿te imaginas cuando caigan en mi trampa? había cuestionado con ilusión, mientras May le observaba con terror ¿Qué vas a hacer conmigo?, Wallace había respondido a su cuestión con un golpe que la dejó inconsciente, y Mayumi realmente no tenía idea de lo que había pasado con ella en ese tiempo, sólo sabía, que tras su cuello, habían insertado una semilla similar a la que tuvo Zet.
Se hallaba amarrada con pesadas cadenas en el centro del edificio, la iluminación estaba enfocada a ella, como si fuera el premio de algún programa de concursos.
-Mamá y papá van a venir a salvarme… quiero abrazar a mi mamá – dijo dulcemente -. Es muy raro, pero esa semilla que me implantaron no ha crecido, quizá se deba a que sé que los efectos que puede causar en mí, o tal vez… tengo el deber de ser fuerte. - Le dolían las muñecas, quería desvanecerse.
Willis caminaba cerca de la niña y le sonreía maniáticamente.
-Muy pronto tendré los emblemas del Amor y Amistad.
-Sucio, demente y tramposo – replicó May, irónica - ¡todo un genio!
-Ah, búrlate mocosa, pero cuando tenga los cadáveres de tus padres en exposición esa carita tuya se pondrá más lívida que la cera de mis espectaculares veladoras.
Mayumi rogó que todo saliera bien. Le tembló la espalda al oír que la puerta principal de la bodega se abría, sus padres entraban al tenebroso sitio, en donde, aunque aún era de día, se veía oscuro, tenuemente iluminado por velas.
-¡¡Mamá!! ¡¡Papá!!, deben irse, ¡Es una trampa! – avisó la muchacha.
Willis le tapó la boca a la chica.
-Justamente y como buenos padres, han venido por esta mocosa. – rió Willis, sin imaginar la emboscada que le preparaban los elegidos; su locura le impedía ver claro en todos los aspectos a su alrededor, lo único que crecía en él era su obsesión de recrear el Digimundo. - ¿Están realmente dispuestos a entregar sus emblemas y a morir en mis manos a cambio de la libertad de esta chiquilla?
Continuará…
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Fin del capítulo 19
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NOTAS finales DE la AUTORA.- ¡Se terminó!, espero no se les haya hecho demasiado aburrido y largo (bueno… largo sí está, pero era necesario hacerlo extenso para poderme explicar mejor). ¿Podrán los adultos rescatar a Mayumi? ¿Qué pasará con Mimi y los niños? ¿Qué sucederá con los digimons?... no se pierdan el siguiente episodio, es la segunda parte de este. Estoy consciente de que la manera en la que adherí a Hidemi a la historia estuvo incoherente y fue demasiado rápida, pero tuvo que ser así, porque si no todo se volvería eterno (y bueno, en algunas ocasiones este tipo de cosas así pasan en Digimon); de cualquier manera luego profundizaré eso, ya que pase este nuevo clímax. ¡Ojalá les haya gustado!, les aviso que el final de este escrito ya está cerca, no sé exactamente cuantos capítulos falten, pero con este episodio abro el corchete final o la última 'fase' del fic.
¡Gracias nuevamente!, por favor, no se olviden del comentario… sé que este cap no quedó muy bien, pero prometo que el siguiente estará mejor (ya casi lo termino y tiene mucha acción).
¡Hasta pronto!
Se despide, CieloCriss.
¡Saludos!
P.D. Lamento si hay errores ortográficos o muchas incoherencias en la estructura narrativa, ¡soy algo descuidada!
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