--*--*
NOTAS iniciales DE la AUTORA.-¡Hola a todos!, como ven, he escrito este capítulo rápidamente, lo que pasa es que quiero cerrar este fic pronto e hice la promesa de no dejarlo abandonado. Espero todos estén bien, y de antemano les agradezco por seguir pendientes de mi eterno fic de MB. El capítulo anterior estuvo muy movido, con mucha acción, todos lograron rescatar a Mayumi, pero Willis terminó muerto y los digimons malignos se fusionaron y huyeron a otra dimensión… ¿qué pasará ahora?... ya lo leerán. Este capítulo está algo explicativo, pero espero que les guste, intenté reestructurarlo para mejorarlo, pero no logré hacer nada mejor que esto.
Sin más por agregar, los dejo con la lectura.
*--*--
MEMORIAS borradas
Por CieloCriss
Capítulo 20 **La Profecía de la Fusión Prohibida**
Ben parpadeó. Intentaba no quedarse dormido, pero los párpados lo traicionaban, y se iban cerrando segundo a segundo, de manera inevitable. Estaba cansado, confundido, asustado. Reacomodó por cuarta vez su cuerpo que 'descansaba' en la incómoda silla de plástico que horas antes había instalado al lado de la cama de Osen, quien ahora dormía tranquilamente. Benjamín estaba velando el sueño de su Cerebrito.
Bostezó, nuevamente las sombras de la noche lo adormecieron, como si se movieran en círculos para expresar monotonía, cerró sus castaños ojos… todo se difuminaba, todo se volvía negro, y en su interior, oía una voz lejana, como si estuviera en otra dimensión. No le gustaba esa voz, no le gustaba lo que le decía.
--
**Ben, tú también te contradices ¿No es así?...**
**…he descubierto que tras la máscara de fortaleza superficial que aparentas dar, existe un niño llorón y caprichoso que teme dejarse ver débil, un niño egocéntrico que sólo se preocupa por su bien...**
--
El Principito Tachikawa se estremeció, inmediatamente abrió los ojos y sacudió la cabeza.
"¿Qué rayos pasa?, ¿¡Quién dice esas mentiras!?" pensó, con pesadumbre, le parecía terrible lo que había escuchado: él no sólo se preocupaba por su bien, no podía ser tan egocéntrico… no le gustaban esas palabras, y lo peor era, que le parecían familiares.
—Seguro estoy delirando o algo así—susurró— o tal vez es una pesadilla.
No sabía lo que sucedía, pero algo realmente extraño le estaba pasando, aún teniendo los ojos abiertos, seguía escuchando cosas…
--
**Ben, si no me das tu Perseverancia, me encargaré de matarte, y no sólo a ti, también a tu madre**
--
Se tapó los oídos con frenesí, el cansancio se había vuelto pánico. No era normal oír cosas, ningún chico ordinario oía voces extrañas que le avisaban que morirían él y su mamá. Aún así, le siguió pareciendo familiar lo que escuchaba, como si ya hubiera vivido ese instante. Sus expresivos ojos color miel, comenzaron a ver un paisaje diferente. La habitación de Osen había desaparecido misteriosamente, ya no veía a su hermanastra, ni al cuarto de ésta. Ahora Ben veía una extraña esfera de color verde, dentro de esa esfera había un niño… un muchacho exactamente igual a él. Era él, Ben.
—¿En dónde demonios estoy? —se quejó con presteza— ¿Es un sueño?
Pero Benjamín no recordaba haber estado dormido.
Le parecía terrible verse ahí, dentro de ese campo redondo y casi transparente; podía ver la cara de horror que tenía el Ben de la esfera, le ardió el estómago, ¡¿por qué a él le tenían que pasar estas cosas?!... entonces oyó cómo el Ben de ese lugar hablaba.
--
**¡Yo no quiero morir! ¡No lo merezco!... ¡vete al diablo! – Ese Ben estalló en llanto, mostrando de nuevo su parte sensible - ¡Y a mi madre ni la toques!, ella es lo único que tengo.... ¡desgraciado! ¿Por qué haces esto? ¿Fusión prohibida? ¡Al demonio con ella y con los digimons malignos! ¡¡Te odio, quien quiera que seas!!**
--
—¡La fusión prohibida! —dijo rápidamente Ben, saliendo de ese extraño trance—La fusión prohibida iba a matarme… lo recuerdo.
Se talló los ojos, y abandonó la silla, de nuevo estaba en la habitación de la chica Izumi; no perdió tiempo, se inclinó hacia ella.
—Hey, despierta Cerebrito— pidió Ben, moviéndola con cuidado—¿Ya te sientes mejor, cierto? — no obtuvo respuesta, el Principito suspiró—He recordado algo, te interesaría saberlo, pero seguro aún estás roncando por el calmante que te dieron, ¡mira que ponerte histérica!... y hablaste de una voz antes de desmayarte, yo también la oí… y se parece a la que he oído justamente en estos momentos; seguramente también recordaste.
La miró, calmada y pálida, semejante a una vela encendida, con la cera goteando y la intensa llama rojiza tan parecida a su cabello ladrillo. Ben estaba muy consciente de lo bonita que era Osen, por eso la celaba en demasía, por eso estaba conforme con su misión de cuidar su sueño.
Habían sido un día difícil; esa tarde habían rescatado a May de las garras del enemigo, pero las cosas no habían salido bien, la situación parecía todavía más tenebrosa. El intento de rescate había sido un éxito en parte, porque Mayumi Ishida estaba a salvo, por el contrario, el causante de los desvaríos había muerto, el tal Wallace, quien había sido víctima de los digimons malignos al estar poseído, ya no existía. Y él, Ben, había visto cómo el sujeto se había convulsionado ante todos, había sido verdaderamente impresionante… Daisuke fue el que dijo que Wallace estaba muerto, Joe intentó revivirlo en vano. Además, como si no fuera suficiente, Osen se había desmayado, May estaba débil a más no poder y Taiki había encontrado una hermana perdida de no sabía donde… claro, eso último no era mala noticia, sino buena. Benjamín no conocía a la hermana de Taiki, pero encontrar a un hermano no podía ser malo, lo malo, en todo caso, sería que Taik había vivido muchos años sin saber de la existencia de su gemela.
—Odio que todo sea tan de repente, qué asco— se quejó—, seguramente los problemas se ponen de acuerdo para agobiarme al mismo tiempo.
Echó una última mirada a Osen, luego salió de la alcoba.
El condominio de los Izumi estaba casi en penumbras. Ben notó que el cuarto de sus 'padres' estaba con la luz encendía, los rayos de electricidad pasaban por el orificio de la puerta con debilidad, también se oía el llanto de su hermanito, quien no había parado de chillar en toda la noche.
De haber estado como siempre, Ben hubiera sonreído al imaginar que su bella madre e Izzy no podrían dormir por cuidar al bodoque recién nacido, pero extrañamente negó por sus malas intenciones de burlarse… su mamá estaba reposando, había hecho algo muy arriesgado esa tarde… seguramente dormía, Joe le había dado un medicamento naturista para que canalizara el sueño. Entonces Izzy era quien cuidaba al nene, a Tulo.
Koushiro Izumi en verdad era buena persona, eso lo sabía perfectamente Ben. Ese último año lo había gozado mucho, por primera vez en su vida tenía un hogar estable, tenía una familia… no era que antes no la tuviera, aunque ahora, se sentía más normal; Izzy había llevado muy bien su papel de padre, pero eso no quitaba a Michael de la mente de Ben.
"Papá" pensó de repente, y miró involuntariamente, casi por inercia, el teléfono. Su padre estaba lejos de él queriendo rehacer su vida, en Estado Unidos, sin él. Aunque no lo admitía, Ben seguía deprimido porque pensaba que sus padres lo habían traído al mundo sin el amor de una pareja, ahora ambos querían estar toda su vida con otra persona. Ciertamente a Benji le parecía acertado el matrimonio de su madre con Izzy, pero no estaba a gusto al saber que su papá contraería nupcias con una completa extraña, casi le daban nauseas… no dejaba de mirar el teléfono digital, y las frases que había escuchado de la extraña voz volvían a su mente como cometas imprevistos: "**… un niño egocéntrico que sólo se preocupa por su bien**" .
Un impulso nació de sus tobillos, y lo hizo avanzar en línea recta hasta el teléfono. El primogénito de Mimi agarró con rapidez el auricular y marcó el número de su padre, ¡él no era tan egocéntrico, se lo demostraría a esa voz! ¡Podía comprender a su padre y desearle la felicidad que éste merecía! ¡Aceptaría la boda de Michael, nunca más sería egoísta con sus papás!... no quería pensar siempre en su felicidad.
No contestaban, el tono del teléfono fue intercambiado por el clásico buzón, y eso lo agradeció Ben desde muy dentro, porque los nervios que sentía se le redujeron a la mitad.
Después de que la contestadora dijo "deje su mensaje después del tono", el muchacho de 11 años aclaró su garganta, y con torpeza comenzó a hablar.
—Errrr Hi Daddy…—hubo corto silencio en el que maldijo haber llamado a su padre, seguramente se oiría ridículo dejando ese mensaje mediocre; cambió su tono clásico y sus palabras fluyeron en japonés, no en inglés, como siempre que hablaba con Michael—Soy yo, Ben… Y sólo quiero decir que lo siento…—Ben suspiró y siguió hablando: —Pienso que realmente puedes casarte con esa persona, si lo deseas tanto… de hecho, me da gusto por ti que quieras hacerlo…
Colgó sin pensar en agregar más a su acción, al menos había sido sincero, se sentía mejor consigo mismo.
—Le estabas hablando a tu padre, ¿no es así, Ben? —interrumpió inesperadamente Izzy, quien había aparecido en la sala de estar cargando con Tulo, quien lloriqueaba levemente. Ben se llenó de ira, ¿por qué Izzy lo había espiado?
—¿Algún problema con ello? —retó molesto, como si su padrastro fuera a reírse de él.
—Por supuesto que no, me da gusto en realidad—admitió Izzy, mientras se sentaba en el sillón más amplio de la sala. Sacó un biberón de su bata, comprobó la temperatura de la leche, y comenzó a alimentar a su pequeño hijito. — Pero no vas a encontrar a Michael a estas horas.
—¿Cómo lo sabes? —indagó, todavía con el ceño fruncido.
—Porque… bueno, Michael viajó a Denver, para tratar de localizar a los conocidos de Wallace, ya sabes para qué…
—Ah, entonces mi padre conocía a ese señor.
—Todos lo conocíamos, era un niño elegido. Por todo el mundo hay antiguos niños elegidos… Wallace era un poco solitario, pero era buena persona… a mí me ayudó en varias ocasiones, era un genio.
—No creo que más que tú.
—Eso es lo de menos… es una lástima que las cosas hayan pasado así, me causa pena que haya muerto sin ver a sus compañeros digitales, después de todo eso quería, por eso se vio envuelto en todo este lío.
—Supongo—agregó Ben, mientras se sentaba junto a Izzy para ver a su pequeño hermano. —… Debe ser difícil entonces para ti estar aquí. Digo, si Wallace era tu amigo, ¿no querrías ir a su funeral?
—Mañana iré un rato, antes de que trasladen el cuerpo a Estados Unidos—dijo Izzy, con calma—. Además, después de todo lo que sucedió, lo único que realmente deseo es que Mimi y Osen se restablezcan, y bueno, tengo que cuidar a este travieso.
Ben no pudo evitar sonreírle a su hermano, ¡Su hermano!, ¡tenía un hermano!; Tulo estaba rojo, con sus ojitos cerrados y los puños apretados, como si sujetara algo, le pareció lindo.
—¿Cuántas veces al día come este niño?
—Yo más bien, Ben, preguntaría, cuantas veces en la noche come—admitió Izzy, con unas ojeras enormes, mientras mecánicamente zambullía el biberón que devoraba Tulo—¿Qué haces despierto?, pensé que te habías ido a dormir.
—Para que lo sepas, no soy tan insensible como te imaginas; estaba cuidando a la Cerebrito… honestamente pensé que se había vuelto loca: primero se desmaya por oír una extraña voz, no la culpo ahora porque esa voz fue horrible… pero luego, cuando despertó, se puso tan histérica que no la comprendí, hasta le dimos el calmante, ¿por qué se puso así?
—Porque…—reflexionó Izzy, lentamente—porque así como yo tengo recuerdos de mi pasado, ella comenzó a tener sus propios recuerdos, y puede que eso resulte tremendamente impresionante o doloroso. Sólo espero que la fiebre se le haya ido, me siento mal porque aún no le hago sus estudios anuales, pienso que podría recaer.
—Ya no tiene fiebre, la revisé hace cinco minutos.
—Gracias Ben—sinceró Izzy, conmovido por la ayuda.
—Es mi familia, es normal—Benjamín se sonrojó.
—¿Puedo saber porqué le hablaste a tu papá?
Ben dudó, iba a responder "¿qué te importa?", pero se la pensó mejor y contestó:
—Le llamé porque debía hacerlo. Me porté mal cuando mi papá me dio la noticia de que se iba a casar, no sé, me dio coraje, y ahora que lo pensé mejor, él merece ser feliz—el Principito encogió los hombros—. Pero creo que además de eso lo hice porque me di cuenta de una verdad… yo suelo hacer berrinches por idioteces, me refiero a que—su voz se quebró, y bajó el tono, sus ojos ganaron más brillo—… yo soy muy egoísta, y me quejo mucho de mis problemas, que al final resultan estúpidos si los comparo con otras cosas… después de todo no estoy enfermo, no fui poseído, no me enteré de que tengo una hermana perdida… mis amigos tienen esos problemas y se portan de manera más adecuada que yo… mi problema es sólo que no acepto que mi padre se case porque no me da la gana.
—No deberías menospreciar tus problemas—sugirió Izzy.
—¡Pero son estúpidos, totalmente de insectos!, y luego yo salgo con mis reacciones… drásticas
—Ciertamente tus primeras reacciones son algo impulsivas, sin embargo trasciendes esa primera etapa, ¿ves?, ya quisiste hablarle a tu padre para disculparte.
—Supongo…
—Te ves cansado, deberías irte a acostar—dijo Izzy, Tulo terminó su mamila, y el padre comenzó a sacarle el aire con el pequeño eructo.
—¡JA! Ya te dije que cuidaré a Osen—gruñó—No puedes cuidar a los tres, suficiente tienes con él—apuntó a Tulo, Ben estaba admirado de lo bien que Izzy cuidaba a su hijo "Debe ser porque él solito cuidó de la Cerebrito" dedujo, pero parecía que Izumi había tomado cursos para cuidar bebés recientemente, a lo mejor eso había hecho.
—De acuerdo, como gustes, nada más no te exaltes ¿De acuerdo? —replicó Koushiro, mientras pensaba en mil cosas a la vez: Mimi debilitada, Osen posiblemente enferma, Willis muerto, los Digimons malignos que parecieron unirse para irse a otra dimensión, Tentomon, el misterio de las memorias borradas, la fusión prohibida que mencionó Toshiro, el Aro Mágico de Gatomon, el funeral… los recuerdos… el lenguaje digital del 2027 desparecido… ¡Tantas cosas y sólo un cerebro!
Pero dejó de pensar al sentir que unos brazos lo rodearon. Volvió a la realidad y vio que Ben lo estaba abrazando. Izzy quedó estupefacto. Si no comprendía a Ben ordinariamente, menos lo hacía cuando al Principito le daban esos impulsos propios de Mimi. Izumi sonrió y respondió al abrazo con torpeza.
—Estoy asustado por todo lo que pasó—murmuró Ben, como si fuera un secreto—. Pero NO le digas a nadie.
Se separó con presteza, tocó con ternura la cabeza de su hermanito, le sonrió a Izzy, y se retiró al cuarto de Osen.
—Descuida, no le diré a nadie—respondió Koushiro, mientras dejaba atrás el sofá y se dirigía a la cunita de su bebé.
--
´No te escucho, tú no existes…'
'No te escucho, tú no existes…'
'No te escucho, tú no existes…'
**Aahh, claro que existo ¿Sabes donde estoy?, pues dentro de ti, y te puedo matar con sólo darte un mortífero beso**
'Te escucho… existes…'
**… OSEN, TE VAS A MORIR**
--
Con un suspiro exasperado, como si no pudiera respirar, Osen recobró el conocimiento. Estaba sudando, y su respiración entrecortada se intensificó en lugar de tranquilizarse. De su buró tomó su inhalador para el asma, aspiró la medicina varias veces, para recuperar el aliento. Trató de tranquilizarse, pero estaba agobiada a más no poder, tenía miedo, hasta en sus sueños escuchaba esa terrible voz, amenazándole con matarla, diciéndole que podía controlarla… ella lo sabía, ése ser existía, no solamente lo había oído en sus sueños, ¡esa voz era real! ¡Alguien podía manejarla! ¡Volverían a causarle ese dolor infernal!... recordaba haber sufrido mucho, cada momento doloroso regurgitaba en sus entrañas, como si fuera a vomitar sus recuerdos… sus recuerdos relacionados con la fusión prohibida y esa voz.
Miró a su derecha al distinguir los ondulados cabellos de Ben, y de nuevo sonrió al encontrar a alguien cerca de su lecho. Osen estaba muy agradecida por eso; siempre que despertaba después de haber estado enferma, alguien velaba su bienestar; Ben estaba dormido en la silla, pero aún así había velado por ella… sintió una intensa punzada de afecto por Benji.
Dejó su inhalador en el tocador, se levantó de la cama para ir a la cocina a tomar un poco de agua. Le dolía la cabeza, todavía tenía sueño pero no quería volver a dormir por temor de que esa voz volviera a molestarla.
Osen Izumi se había desmayado después de haber oído una extraña voz mientras rescataban a May (**Nos volveremos a ver, niños elegidos… nos volveremos a ver cuando ya tenga bajo mi poder a todo este mundo, y el de ustedes, y así pueda crear un nuevo imperio digital**); le daba vergüenza admitir que había sido cobarde, pero no había sido parte de sus planes caer inconsciente en vez de ser valiente. La voz que resurgía en sus pensamientos sólo le causaba pesares, y le revolvía todo, le aterraba de sobremanera.
"¿Quién podrá ser?" se indagó, antes de salir de su cuarto. Horas antes, cuando había despertado de su desmayo, le había preguntado a su padre, pero nadie le había sabido responder, por eso se había puesto histérica, incluso tío Joe le había tenido que administrar un calmante… sobra decir que eso tampoco la enorgullecía.
Sacudió su cabeza, no tenía intenciones de pensar en nada… salió de su alcoba, y antes de llegar a la cocina, algo llamó su atención. El teclear de una computadora se oía tecla tras tecla; la pelirroja miró el reloj del pasillo, las 3:20 AM. Su papá estaba trabajando en el ordenador, buscando respuestas.
Cambió de ruta, y se adentró al estudio. Observó que Izzy estaba absorto en el monitor, no se había dado cuenta de su presencia. Cerca de su papá estaba un comunicador en donde se escuchaba la serena respiración de Tulo, seguro que por medio de ese aparato el padre cuidaba el sueño de su pequeñito.
—Papá…—llamó Osen, pensó en que no le respondería generalmente Koushiro no respondía cuando estaba metido en sus asuntos complejos
—¡Osen! —saludó rápidamente Izzy, dándose la vuelta sobre su silla con ruedas —¿Cómo te sientes?, Ben dijo que ya no tenías fiebre.
La niña bajó la mirada y arrugó su vestido con las manos.
—Perdón por preocuparte…
—No digas tonterías, nos diste un buen susto pero no debes pedir disculpas—dijo el papá, tocándole la frente.
—Dejaré que me hagas los estudios…—replicó la ojinegra, titubeante.
—Por supuesto que te dejarás—agregó Izzy, y volvió a su posición de frente a la computadora. —Será mejor que te vayas a dormir… aún no amanece.
—¿Cómo están todos? ¿Pasó algo malo, verdad?, Oh, yo realmente no recuerdo.
—Sí, pasaron varias cosas, pero prefiero que descanses.
—¡Es que no puedo dormir, papá! —admitió Osen—…sigo escuchando a esa voz…
Koushiro tragó saliva ruidosamente.
—Hija… yo… te prepararé un té, ¿qué te parece?
—No gracias. Mejor dime qué pasó.
Suspiró, su hija, aún estando asustada, era tan curiosa como él. Izzy tuvo un extraño presentimiento, se aventuró a preguntar.
—Hija… Osen, ¿tú sabes lo que es la Fusión Prohibida?
Osen se rascó la frente, la palabra se volvió eco…
--
'Buscas hacer la Fusión prohibida, y quieres unir o fusionar los emblemas con los digimons, pero, por ser hija de Koushiro Izumi, uno de los antiguos elegidos, he heredado su emblema, su mejor cualidad... ¡Ésta es mi prueba final!, en ella probarás mi voluntad ¿O me equivoco?, ahora todo está muy claro ¡Papá sigue vivo!, yo no lo defraudaré...'
--
—¡Oh por Dios! —susurró la chica, al oír su propia voz dentro de su cerebro, ¿acaso era un recuerdo? ¿La fusión prohibida?...
—¿Qué pasó? —nuevamente Izzy giró hacia su hijita y la tomó de los hombros—¿Te sientes mal?, ¡Osen, estás pálida!
La pelirroja secó el sudor de su frente.
—La voz… quería hacer la Fusión Prohibida—balbució, sin comprender todavía—. Pero mi prueba consistía en evitar esa fusión prohibida, ¿lo comprendes papá?, era… como una prueba, acabo de recordarlo—Izzy le asintió. —La fusión cosiste en… fusionar a los digimons… ¿con los emblemas?, ¡Es que… no lo comprendo bien!, lo siento tanto.
—Tranquila Osen, no te preocupes—le dio palmaditas cariñosas en la cabeza. —Si no quieres dormir, trae esa silla para acá, juntos trataremos de encontrar algo que nos sirva de esta vieja pineapple.
Osen sonrió tremendamente agradecida, se apresuró a acercar un banco para sentarse junto a su papá.
—¿Qué buscas papá?
—Algo que me ayude a comprender lo que está pasando, pero realmente no sé que diantre le pasa a este aparato… no hallo nada de servir en él.
—De casualidad, ¿tienes el Aro Mágico?, se me ocurre que te lo dejaron a ti, para que investigaras sobre él.
—Sí, se lo pedí prestado a Kari—admitió Izzy, mientras se lo mostraba a su hija.
—¿Ya lo miraste, papá?, apuesto a que no.
Koushiro había olvidado que tenía el Aro en su poder… estaba agotado, pero los misterios le exigían investigación. Tomó el anillo y lo acercó a sus azabaches ojos, lo vislumbró intensamente, grabándose cada detalle.
—Este Aro tiene los signos principales del Lenguaje Digital del 2027, son los mismos símbolos que aparecen en la pirámide de Centarumon.
—¡Sí! —respondió Osen, olvidando a la voz para internarse en la curiosidad que compartía con su progenitor.
—¿Cómo es que ya lo sabías?, te me adelantaste—dijo el ingeniero con una sonrisa cansada.
—Es que… bueno… supongo que sí me adelanté un poco, pero no pude reestructurar el equipo, no pude reprogramarlo.
—Lo haremos ahora.
Los dedos de Izzy comenzaron a moverse a la velocidad de la luz mientras que hackeaba con presteza el equipo para instalarle los símbolos del Anillo dorado de la Luz… era extraño, sentía de repente que lo acogía una concentración antinatural.
Osen primero no despegaba sus ojos de la laptop. Era para ella sublime ver como su papá trabajaba en la máquina, era tan bueno en eso que nunca dejaría de considerarlo su héroe. La niña sintió que algo le quemaba la cabeza, desvió sus ojos y miró hacia su papá… algo morado brillaba en la frente de su padre, un raro símbolo formado por dos círculos de diferente tamaño unidos por una línea se estaba dibujando en la piel clara de Izzy.
"¿Qué sucede?" se cuestionó la niña, mientras miraba hacia arriba y distinguía la misma luz morada arriba de sus cejas.
—Papá…—Izzy no respondió. Osen se sintió nuevamente atraída hacia el computador y volvió a perderse en lo que hacía su padre.
El emblema del Conocimiento estaba brillando, y despertaba de nuevo en los Izumi, ellos eran tan despistados y estaban tan concentrados que no se dieron cuenta.
Cada vez que configuraba un símbolo, la añeja computadora se estremecía, como si estuviera viva, y cuando Izzy instaló el último comando y ejecutó el programa, Osen comenzó a recordar más cosas.
—¡Lo recuerdo! —dijo con un aplauso—También he usado esta computadora, hace tiempo… ¡Mira! —apuntó a un archivo—Yo hice esta traducción, pasé una información de un lenguaje a otro.
—Es verdad—respondió el padre y le dio clic al icono, los datos que Osen nombraba él los había adjuntado en su vieja tesis sobre el Digimundo que extrañamente se había perdido.
Al instante se desplegaron una gran cantidad de datos, los dos, padre e hija, sintieron una gran satisfacción interna, pero nadie dijo nada.
--
Toshiro tenía la vista perdida en la esquina izquierda del televisor. Como estaba apagado, en realidad no estaba mirando nada que no fuera el negro de la pantalla; sentía cansancio, no había podido dormir a causa del insomnio. Por inercia jugueteaba con la corbata grisácea que adornaba su traje, la movía dibujando ruedas sobre la camisa blanca y limpia. Subió los pies al sillón, se hizo bolita e intentó cerrar los ojos para descansar al menos unos minutos, sin embargo desistió porque en cuanto intentaba dormir, un fuerte vértigo lo invadía. ¿Por qué le pasaba eso?... Tenía ganas de que alguien despertara; deseaba hablar con Taiki sobre su prima Hidemi, quería charlar con su mamá y con Seiyuro; pero Toshi sabía que todos estaban dormidos y no despertarían hasta más tarde; apenas eran las siete de la mañana.
Se estaba aburriendo; sin tener nada que hacer sacó del bolsillo del saco sastre su celudigital para ponerse a jugar con él, en esos momentos el pequeño aparato vibró.
—Un mensaje, ¿a esta hora? —dijo, mientras lo revisaba—… ¡es de O-chan!
Rápidamente lo respondió: **Claro que puedes venir, estoy despierto, tengo curiosidad por saber tu descubrimiento. Por cierto O-chan ¿Ya estás bien?**
Toshi no esperó respuesta, llegó trotando a la cocina y abrió la puerta interna que comunicaba su casa con la de los Izumi, acto seguido se sirvió un tazón con cereal y esperó pacientemente a que su amiga pelirroja llegara.
Osen no llegó sola, la acompañaba Ben.
—Buenos días Toshi-kun —saludó la hermanita postiza, mientras entraba al condominio con mucha naturalidad. Ben la siguió con un ojo abierto y otro cerrado, saludó con una onomatopeya ininteligible.
—¿Ya te sientes mejor? —cuestionó Toshiro, preocupado.
—Estoy bien—cortó bruscamente Osen, a veces detestaba llamar tanto la atención con su enfermedad—, sólo fue un simple desmayo… Toshi-kun, ¿por qué estás vestido así?
—Es verdad, ¿se puede saber adonde vas a ir? — balbució Ben, un poquito más despierto.
—Fui un rato al funeral de Wallace Tanner—el jovencito encogió los hombros—, ¿gustan cereal?, es el de donitas de manzana con canela.
—¿Cómo que fuiste al funeral? ¿Te dejaron ir? —interrogó Ben, admirado.
—Le pedí a mi mamá que me dejara ir en su representación junto con papá-Takeru—replicó con expresión cansada. —Sólo fuimos un rato, para ayudarle a tío Daisuke, él se está haciendo cargo del traslado del cuerpo a Norteamérica… no había casi nadie, nada más algunos elegidos. Muchos como mi mamá no pudieron ir porque debían cuidar de sus hijos, así que, como ya lo dije, fui en vez de ella.
—Pero bastaba con que Takeru la representara—opinó Ben, cruzando lo brazos.
—Ya sé. Lo que pasa es que yo quise ir—admitió el canelo de 13 años—; tarde o temprano tenía que ir a un funeral; supongo que fue parecido al funeral de mi padre… porque él también tuvo uno, y cuando eso pasó, era demasiado pequeño....
Osen y Ben guardaron silencio por no saber responder. A Ben le parecía extraño que Toshiro hubiera ido al funeral de Willis sólo para asociar cómo había sido el funeral de su padre; Osen sintió que algo se le removía adentro, su mamá tampoco estaba con ella.
—Quiten esas caras, por favor. Ciertamente los funerales son tristes, y no me gustaría ir a otro, pero, mejor olvidemos el tema ¿Sí?... mejor sírvanse cereal y cuéntenme lo que ha pasado.
Los chicos asintieron, se sentaron en la alta barra, junto a Toshiro. La cocina estaba mucho más desorganizada que la de los Izumi, los muebles eran de cedro natural, tallados de manera rústica, como a Tai le gustaban. Había cajas de galletas fuera de lugar, Ben se apropió despistadamente de varias galletas de frambuesa mientras que Osen se servía del cereal de donitas.
—Toshiro, ¿están todos dormidos?, qué pasó con… errr—empezó a decir Ben, pero no supo continuar la frase.
—¿Te refieres a Hidemi? —interrumpió el hijo de Kari, con un suspiro.
—Sí.
—Bueno, no sé mucho aún. Se ha quedado a dormir aquí, pero no sé como se dieron las cosas, no hubo tiempo de platicar… yo me fui al funeral y cuando regresé todos se había ido a la cama… papá-Takeru me contó un poco sobre Hidemi, al parecer la madre de Taiki le ocultó todo este tiempo a mi tío Tai que tenía otra hija.
—Que vieja tan miserable—opinó Ben, mientras Osen ponía atención al suceso. Por su desmayo se había perdido de cosas, no había presenciado la muerte de Willis, la madrugada anterior había descubierto que ese señor se había muerto; tampoco se había tomado tiempo para pensar en que Taiki tenía una hermana gemela.
—Debió ser muy duro para Taik—susurró Osen.
—Sí. Quisiera hablar con él, y con ella, es decir, Hidemi… pero imagino lo extraña que debe de sentirse, no sé cómo presentarme ante ella, y también opino que la madre de Taiki fue totalmente injusta con mi tío Tai, ¡¿cómo se atrevió a ocultarle algo tan importante a él y a Taiki?!
—Creo que tienes razón, ninguno de los pretextos la salvaría de su equivocación—dijo Osen, con severidad.
—Seguro y se achicharrará en el infierno por malvada—ofendió Ben.
—De cualquier manera nosotros no tenemos derecho a juzgarla— murmuró Toshiro—, sólo espero que las cosas mejoren. Lo que podemos hacer es apoyar a Taiki y ser amables con Hidemi, ¿no lo creen?
—Hai—afirmaron Osen y Ben al mismo tiempo.
—Entonces O-chan, ¿vas a decirme de una buena vez el misterio que descubriste?
—Claro que sí Toshi, para eso he venido—replicó la pelirroja—, ¿podemos ir adonde está tu ordenador?, claro que tendríamos que despertar a Sei… si quieres esperamos un rato.
—Nah, creo que durmió suficiente, además tiene el sueño muy pesado, seguro que ni se entera de nuestra presencia.
Toshiro acabó de comer su cereal, sólo restaban los sobrantes de leche saborizada a canela y manzana que no podían desperdiciarse. Aprovechó que Ben estaba entretenido confiscando 'secretamente' más galletas para tomarse bruscamente, y bebiendo del plato, los tragos de leche que restaban. Osen sonrió.
—Tanto tiempo con Taiki, supongo. —Toshiro se limpió los bigotes de leche.
—Sí, ya lo sabes, se me pegan sus hábitos de glotón. Pasemos a mi cuarto, muero por ver qué me vas a enseñar.
Como Toshiro lo había profetizado, Seiyuro, su compañero de habitación, no despertó cuando la pelirroja encendió la computadora. Ben se recostó en la cama de Toshiro y comentó que iba a descansar sus ojos o algo así. Toshi en cambio se puso más despierto y en voz baja susurró a Osen.
—Tú lo sabes, ¿no es así O-chan?, has escuchado esa voz…
—… sí, pero todos la oímos, cuando resonó en la bodega abandonada.
—Me refiero a que has oído esa voz también en tus sueños… sabes quien es—susurró quedamente Toshiro, muy mortificado—… sabes que esa voz está relacionada conmigo; quiero que hablemos luego de eso O-chan, necesito explicarlo.
—Como gustes—respondió la niña, un tanto confundida porque no sabía exactamente a qué se refería Toshiro.
Internó un disco compacto y comenzó a des-fragmentar información, Toshiro nada más veía como miles de signos raros se movían de arriba hacia abajo a una velocidad impresionante; no tenía la menor idea de lo que hacía Osen, pero esos minutos se le hicieron eternos.
—¿Pasa algo malo con mi computadora? —preguntó, como respuesta sólo obtuvo la negación de la pelirroja con un movimiento de cabeza.
Esperó otros minutos más. Ben casi se había quedado dormido, Seiyuro se movía constantemente en su cama, cercana a la pared del cuarto.
—Parece que ya pude, Toshi-kun—agregó Osen, algo apenada.
—¿Y qué es eso? —interrumpió súbitamente Toshi; el canelo había elevado un poco su tono de voz, Ben volvió a abrir sus ojos y mecánicamente se sentó al lado de ellos (aunque todavía parecía zombi por el sueño que lo invadía).
—Escuchen esto, posiblemente les traiga recuerdos: "Cuando los separados encuentren un punto fijo que los una, habrá iniciado el proceso para la realización de la fusión prohibida, en los lagos no habrá agua, el cielo dejará de dar luz y los vivos tendrán un futuro incierto"
—¿Qué cosa leíste?, ¿habla de la famosa fusión prohibida? —dijo Ben, abruptamente.
—Es una profecía… —murmuró Toshi, sintiendo cada una de las palabras
—Es el inicio de la profecía que estamos viviendo actualmente. —argumentó Osen, volteando hacia ellos: —Es la profecía del Fusión Prohibida.
—Vaya…
—Explica con decencia, ¿quieres?
—Ayer papá y yo lo descubrimos, gracias a que mi tía Kari le prestó el Aro mágico… el Aro Mágico tenía plasmado signos básicos del lenguaje digital que se perdió en el 2027; y con base a esos signos, reprogramamos la vieja laptop de papá, que tenía entre sus archivos esta profecía. —La pelirroja tomó aire con lentitud, parecía querer ordenar todas sus ideas—. Seguramente ustedes deben recordar algo referente a la fusión prohibida porque últimamente los recuerdos están volviendo a las memorias borradas; pero bueno, comenzaré por el principio, aunque no estoy totalmente segura de cómo pasaron las cosas.
—No te preocupes, tú sólo di lo que piensas.
—Ayer, cuando oí la voz horrible en la bodega donde rescatamos a May, me sentí totalmente débil, como si hubiera vuelto de pronto una pesadilla…—Toshi bajó la mirada, comprendiendo. Osen siguió—. Cuando desperté, esta madrugada, me uní a mi padre, que investigaba sobre los misterios de digimon… los dos estuvimos descubriendo cosas, ¡y noté algo muy raro!, conforme avanzábamos más, la frente de mi padre, y la mía, se calentaban y se volvían moradas; en la piel de papá se dibujó un símbolo; y creo que ese símbolo es justamente el emblema del Conocimiento. El caso es que, al estar investigando encontramos la vieja tesis de papá que incluye esta profecía. —Se aclaró la garganta, y notó que a lo lejos Seiyuro estaba despierto y también, aunque soñoliento, parecía oírla, ella reorganizó sus ideas—. Bueno… la verdad es que, todos nosotros fuimos parte de la última aventura del Digimundo… según lo que leí en la profecía y en el epílogo de los libros de tío Takeru, el Mundo Digital se había unido a la Tierra, todos los humanos tenían un digimon… en la profecía se menciona que a pesar de la unión de los mundos, estaban surgiendo problemas debido a que en parte había conflictos entre humanos y digimons, me imagino que algunos humanos trataban a los digitales como mascotas, o tal vez algunos digimon no admitían a los humanos, ¡a saber, no recuerdo!, el caso es que, debido a esos conflictos, a ese desequilibrio, comenzó a realizarse la fusión prohibida, que era como un "Fin del mundo"… según los lineamientos de las escrituras, las bases de datos de los digimon se esfumaron y se juntaron para crear a un solo ser. El problema era que "ese ser" estaba distorsionado por un extraño poder maligno y quería acabar con la armonía entre nuestro mundo y el digital…para el colmo, necesitaba de los emblemas que poseían los niños elegidos originales ¿Comprenden?
—¡Nuestros padres son los niños elegidos originales! —gruñó Seiyuro, adhiriéndose a la plática con presteza.
—Sí. Justo ahí entramos nosotros; nuestra misión era rescatar a nuestros papás, que habían sido capturados por el enemigo… además, teníamos qué impedir esa fusión. ¿Lo recuerdan?
—Pues…—comenzó Toshiro—un poco.
—¡Sigue O-chan, luego veremos qué hacer para recordar! —exigió Sei.
—Nosotros debimos haber hecho un gran esfuerzo, y todo pareció indicar que acabamos con la fusión prohibida… pero de alguna manera, no sucedió lo que creímos, las cosas no fueron así de sencillas…
—¿Cómo?
—Nosotros retardamos la fusión prohibida, no la erradicamos. Yo estuve pasando la información de esta profecía a un lenguaje inteligible durante casi toda la aventura… luego mi papá lo estuvo descifrando, pero hubo una parte que no pudo traducir. Esa parte era la más importante, por más esfuerzos que todos hicimos, no pudimos descubrir nada… por eso tuvimos que salir del Digimundo, y al parecer dejamos allá a los digimons.
—¡Pero nosotros no sabemos nada claro sobre digimons! —renegó Ben.
—El párrafo que no se pudo descifrar habla de eso mismo, de las memorias borradas—Osen abrió en el ordenador de Toshiro un avanzado programa de gráficos y dibujó dos círculos, uno era más chico que otro y estaba dentro del grande. —Al parecer… en esa ocasión los elegidos impidieron la fusión prohibida de manera temporal… eso por cuestiones que ignoro, posiblemente se deba a un tercer factor, que podría ser esa voz que oímos o los digimons legendarios.
—¿Legendarios?
—Oh, todo parece indicar que son digimons sagrados que cuidan del Digimundo, o que cuidaban, porque ahora ya no están materializados.
—Honestamente Cerebrito, me estás confundiendo, yo lo que quiero saber es porqué hemos olvidado.
—A eso voy Ben, pero se me van las ideas—se quejó Osen, rascándose la nariz.
—No entiendo, ¿por qué no se pudo descifrar esa parte de la profecía en ese tiempo y ahora sí?
—No sé Toshi-kun, yo creo que se debe a que el emblema de mi papá ayer estaba brillando de manera asombrosa gracias al Aro Mágico. Y bueno, en realidad no hubo que descifrar o trasladar códigos; la razón por la que esa parte de la profecía no se podía leer era porque esos fragmentos los escribió un digimon… es curioso, yo no sabía que los digitales escribían libros. Está escrito por un digimon, no es un programa que pueda ser descifrado… si mi papá no hubiera estado ayudado por su emblema de la sabiduría, seguramente nunca hubiéramos sabido lo que decía— Osen coloreó los círculos que había dibujado. El pequeño de rojo, el grande de verde. —Esa parte de la profecía, son fragmentos de un libro.
—¿Y qué es lo que dice?
—Habla de una leyenda. De la leyenda de los niños que salvaron al Digimundo. — dijo la pelirroja—, no se refiere a nuestros padres, sino a otros niños, los primeros. Aquellos chicos instauraron la paz… claro que, en ese tiempo, el Mundo Digital era muy diferente a la época de nuestros padres, había otro tipo de organización, no ayudaban los dioses legendarios… en esas épocas un digimon se rebeló e intentó apoderarse del Digimundo por medio del escaneo de datos.
—¿Usaban una especie de escáner para robar los datos del mundo y de los digimons?
—Así es Sei, los robaban. —replicó Osen—Todos los datos los adjuntaban en el centro del Digimundo, en donde se hallaba ese digimon rebelde… el caso es que aquellos niños elegidos salvaron la situación, y cuando la paz se reestableció, los digimons gobernantes hicieron la profecía de la fusión prohibida, para evitar rebeliones… dicha profecía era horrible, y todos la evitaban porque si se cumplía, ellos dejarían su autonomía para convertirse en una pequeña porción del ser supremo… la profecía cayó en el olvido, pero alguien la retomó el año pasado, el 2027… yo considero que quien la retomó alteró las cláusulas de la profecía y la cambió, o la trastornó, de modo que ahora se desató la amenaza: "Si la fusión prohibida se ha de alterar, las memorias borradas quedarán y el vínculo eterno entre los mundos se romperá". Chicos… les mencioné que la fusión prohibida sólo se había retrazado, pero ayer todos vimos el resurgimiento de los monstruos digitales, observamos cómo se unieron y escuchamos a esa terrible voz; ayer la fusión prohibida verdadera comenzó, y sólo faltará que le roben los emblemas a nuestros padres para que se complete.
—¡Qué infamia!, seguro por eso mi bella madre sufrió ese ataque que casi la mata—opinó Ben, atarantado.
—Mi deducción es la siguiente: yo creo que los digimons fueron desfragmentados por las secuelas de la casi-fusión-prohibida, es decir, se trató de formar un génesis, pero como se cumplió la parte fatal de las escrituras y los humanos olvidamos, los digitales se convirtieron en datos… algunos de esos datos están en nuestro mundo. No todos, porque muchos de ellos están adjuntos en el centro del Digimundo, como en aquella antiquísima aventura. Ayer los digimons malvados lograron materializarse, ellos son comandados por esa terrible voz, que poseyó al señor Wallace… y cuando se abrió el portal, ellos se fueron al centro del Mundo Digital.
—¿Qué más decía la parte secreta de las profecías?
—Yo… en verdad lo siento, no recuerdo mucho, ¡todo fue demasiado repentino!, mi papá seguro lo entiende mejor.
—¡No te disculpes!, eres grandiosa O-chan, a fe mía que sí—sonrió Seiyuro—¿Qué haríamos sin ti?, ¡gracias!, ahora todo está más claro, y sabemos cuál es nuestro deber.
—¿Ah sí?, ¿Se puede saber qué cosa, según tú, es nuestro deber? —pidió Ben.
—¡¡Pues claro que evitar esa fusión asquerosa, Benjamín!! —dijo Sei, desafiante—. A pesar de lo que dicen esas escrituras, ¡la esperanza nunca muere!, y Wizardmon de algún modo sobrevivió y nos trajo el Aro del Gatomon de mamá-Kari, ¡Ese Aro nos trajo el milagro de enterarnos!, y aún podemos ayudar.
—Sí… escuchen esto: "-Entonces, el halo de luz brillará milagrosamente y despertará la esperanza que nunca se desvanece ante un corazón que empieza a recordar… y será momento de gritar 'Ahora es cuando la aventura, digievoluciona'-". Es lo último que se menciona.
—Debemos precisar seriamente en lo que haremos, ¿ya has pensando en algo O-chan?
—No tengo nada claro. Lo único que sé es que deberíamos encontrar la manera de viajar al Centro del Digimundo, para ver si en verdad ahí están guardados los datos, para revisar si ahí yacen los digimons malignos… y para averiguar si podemos evitar la fusión prohibida.
—Encontraremos la manera, ¡ya lo verás! —animó Sei.
—¡Están locos!, son unos insectos irracionales—se quejó Ben—. Es incoherente ir a ese lugar, ¡la puerta estúpida se cerró, sé que ustedes se acuerdan!, y luego, no tenemos manera de defendernos.
—¡Eres un pesimista! —le reprochó Seiyuro.
—¡Ya, silencio! —pidió Toshiro—Van a despertar a todos. Osen tiene razón, necesitamos viajar al Digimundo. Nuestros padres corren peligro, además, ellos no podrían ir al Digimundo, porque ellos son adultos, y tienen muchas obligaciones; ellos trabajan para darnos los mejor, nos cuidan, ¡tienen tantas responsabilidades!, no pueden abandonarnos para irse a buscar el secreto de los digimons, sencillamente ni mi mamá, ni tía Yolei ni Tía Mimi pueden dejar a sus bebés, ¡nos tienen que cuidar a nosotros!... y deben sentirse frustrados por no poder ir en busca de sus digimons, que se han escondido para no ser escaneados… ¡nosotros debemos materializar a los digimons y restaurar el Mundo Digital!, al menos debemos internarlo… eso al menos es mi sincera opinión, ¿están de acuerdo?
Sei alzó la mano y asintió, Osen lo imitó, Ben gruñó y afirmó con preocupación.
—¿Cómo iremos al Digimundo? — cuestionó.
—Primero que nada propongo informar a los demás de lo ocurrido, luego sabremos cómo.
—Sí—dijo Ben—pero que sea rápido, porque nuestros padres son muy veloces y mínimo se nos adelantan o se enteran.
—De acuerdo, le avisaré a todos y nos reuniremos hoy mismo, a las tres de la tarde, en el parque de la colonia.
Los cuatro suspiraron al mismo tiempo. Sus vientres estaban contraídos por los nervios, pero en sus corazones crecía la postura de ir al Digimundo para ayudar a restaurar a los digimons.
--
Kyosuke fue el primero en llegar al sitio señalado. Miró los alrededores para ver si veía a alguno de sus amigos, pero al no enfocar a nadie se sentó en el columpio más cercano y comenzó a mecerse progresivamente, de modo que cada vez llegaba más arriba, casi tocaba las ramas de un encino cercano.
A Kyo le gustaba columpiarse, le ayudaba a pensar, pero también recordaba cuando era niño y pasaba horas enteras en el parque con su papá.
El chico sonrió al recordar lo grandioso que solían ser esos días, esos lejanos días de su infancia. Estaba creciendo, eso Kyo lo tenía muy claro; las cosas iban cambiando. Su cuerpo estaba invadido de caracteres sexuales secundarios, su voz se había vuelto otra, sus pensamientos se habían complicado, y además, ya no jugaba en el parque junto a su papá.
La tarde era calurosa, la luz del sol le pegaba directamente en la cara, y él, mientras se columpiaba, se sentía verdaderamente vivo. Era relajante estar ahí, pero no le bastaba para estar contento, Kyo no tenía muchas razones para reír, la situación actual le estaba pareciendo verdaderamente complicada. Hacía apenas un par de horas que Davis había regresado a casa después de haber estado ausente toda la noche y toda la mañana… recordó fugazmente el rostro angustiado de su madre, y la admiró mucho cuando ella trascendió sus preguntas para animar a Davis. Su padre estaba melancólico, acababa de llegar de un funeral, y él se había hecho cargo de todo… Kyosuke sabía lo mucho que odiaba Daisuke ese tipo de cosas. "Pero él quiso ser valiente, por el recuerdo que tiene de su digimon, de su V-mon… debo ser como mi padre" se dijo rápidamente el chico con googles, al tiempo en que seguía arriba del columpio. Mientras miraba el paisaje de verano, un recuerdo se asomó a su mente, y se vio a él mismo, cerca de su papá… había varias personas más, pero estaban borrosas; había una pequeña silueta azul que él cargaba en sus brazos… comenzó a escuchar…
--
'Yo tampoco quiero irme – dijo Kyo – por favor, busquemos la manera ¡Tiene que haberla!, papá, por favor, intentémoslo'.
'No podemos dejar que se borre nuestra base de datos, no permitiré que mueras, entiéndelo Kyosuke, esto está fuera de nuestro alcance'.
'¡No, no lo está!, ¿Dónde quedó aquél niño aventurero que eras?, ¡El que nunca se rendía!'
'Kyo, cállate – reprendió Daisuke con voz grave - ¡Tú no sabes lo que dices!, no retes a tu padre, porque no sabes lo que ronda por mi cabeza, ¿has entendido?, no tienes ni la más remota idea de lo que me cuesta dejar a V-mon, mucho menos sabes lo que es ser padre y velar por el pellejo de tu hijo, hasta entonces, cierra tu boca, y aprende a ser prudente'.
--
—Me pregunto yo, ¿qué fue eso?... ¿un recuerdo?... pues, papá no suele reprenderme muy a menudo; aún así, lo sentí tan real…—musitó inquieto, tratando de despejar esos extraños pensamientos. —Y eso que traía en mis brazos, ¿será un digimon? ¿Mi digimon?, quisiera recordarlo.
—¡Kyosuke, no seas infantil y baja de ese columpio! —escuchó Kyo, bajó la mirada y se topó con un par de ojos con gafas enmarcando el color miel de los iris.
—¡Kurumi! —chilló sonrojándose, al tiempo en que se soltaba sin darse cuenta y caía—¡AHHHH!
Kurumi y sus hermanos cerraron los ojos al ver la pirueta que hacía Kyo en el aire, volvieron a abrirlos cuando escucharon el azotar del moreno en el suelo.
—¡Auch! —se quejó, e intentó levantarse al instante, para mostrar que no le había pasado nada; pero en su intento, Kurumi lo sentó en el suelo y se inclinó a su lado.
—¡Tonto! —regañó, moviendo su dedo índice—¿Por qué te lanzaste de forma suicida, Kyosuke?, no seas tan infantil, ya casi tienes 14 años, las chicas somos mucho más madura que ustedes.
—Es que me asustaste, ahora, deja que me ponga de pie, no me pasó nada.
—¿Que te asusté, dices?, ¡uyy!, ¡desconsiderado!, ¿qué acaso estoy fea o algo así?
—¡No no no! —dijo rápidamente.
—Y además no quieres que te cure la fea herida que te hiciste en el codo, ¡grosero!
—Kurumi… yo…—Kyo parecía un tomate. Zet sonreía ante la escena y Satoru extrañamente aplaudía.
Kurumi Ichijouji sacó un pañuelo de su overol de falda, limpió con brusquedad la herida –ella creía que con ternura- y envolvió el sangrante raspón en el trapo blanco, con golondrinas bordadas. En todo el proceso Kyo hizo un esfuerzo sublime para no quejarse.
—¡Listo! —sonrió la chica, y le dio un pequeño beso al pañuelo que cubría la herida.
Se levantó con una sonrisa pícara, y Kyo se aferró frenéticamente del pañuelo.
—G-G-Grrracias, Kurumi—tartamudeó con torpeza, poniéndose de pie.
—No hay cuidado Kyo, pero a la otra, sé más maduro y no juegues en esas cosas.
—Claro—respondió rápidamente Kyo, a pesar de que pensaba que subirse al columpio no era una acción infantil.
—Creo que aún no llega nadie—dijo Zetaro—¿Llevas mucho tiempo esperando?
—Alrededor de cinco minutos, pero llegué antes de la hora acordada, para que nunca más me tachen de impuntual. Tal vez los demás tienen problemas para salir de sus casas.
—Sé a lo que te refieres, nosotros tuvimos que decirle a mamá que iríamos a pasear un rato a Satoru, porque no nos quería dejar salir; se quedó bastante preocupada, pero papá la convenció de que nos diera permiso. — comentó Zet, sentándose en el arenero junto a Satoru.
—¡¡Míenn Hedmanoz!!—apuntó Satoru (Miren, hermanos).
—Sí, ahí vienen Ben, Osen, Doguen, Seiyuro y Yuri—replicó el morado, con extraña calma.
—¡Hey ustedes, impuntuales, por aquí! —gritó Kurumi, moviendo su mano.
Los nombrados respondieron el saludo pero para molestia de Kurumi, no corrieron hacia ella, se acercaron caminando, con el mismo paso.
—Al parecer ya estamos la mayoría—dijo Osen—. Aunque no sé si May pueda venir.
—¿Cómo está ella? ¿Sigue igual de débil?, Ay, pobrecita de Mayumi.
—Bueno, Mayumi-chan es realmente sorprendente, casi está recuperada, al menos eso fue lo que le dijo a Osen, ¿verdad?
—Yo la vi algo cansada, pero dijo que haría lo que fuera con tal de venir. Kotty la ayudará a escapar.
—¿Y no estará mal que no descanse? —preguntó Doguen.
—Ella es de esas personas tercas, y hará su voluntad—dedujo Ben.
—Además yo la cuidaré. —agregó Sei—, ¡Seiyuro Takaishi por siempre se hará cargo del cuidado de sus primos Ishida!
—Cállate, no seas payaso—renegó Doguen.
—Llorón, hoy no estoy de humor, así que no empieces—renegó Sei.
—Oye Seiyuro, tú que vives en casa con Taiki, ¿qué sucedió con… ehh… su hermana?
—¿La dama Hidemi? — interrogó Sei, aún sabiendo que Kurumi se refería a ella—. Bueno, al parecer Hidemi se quedará a vivir con el tío Tai, aún no han localizado a su madre… en estos momentos Toshi y Taiki están con ella, pero Taiki no quiere obligarla a venir a esta reunión, Toshiro también piensa que sería para Hidemi muy perturbador, porque apenas nos ha visto y empieza a comprender lo de los digimons, él considera que no es necesario involucrarla en la pelea.
—Me gustaría conocerla, no sé, platicar con ella—admitió Kurumi—; pero es verdad que todo pasó demasiado rápido, será mejor que todo vaya con calma.
—Aunque yo creo que Hidemi debería integrarse a nuestro equipo; es realmente muy bonita—admitió el rubio, con una sonrisa.
—Ya, Seiyuro, déjate de cosas—regañó Yuri, acongojada. De nuevo había tenido que salir del hospital… su madre seguía en coma, y los problemas se acrecentaban. No estaba de humor para sonreír ante los comentarios de Sei.
—Lo lamento Yuri, trataré de comportarme.
—¡¡Mayumi y Kotaro se acercan!! — dijo Kyosuke.
A lo lejos vislumbraron que May y Kotty venían caminando por una pequeña colina para acercarse a ellos. May se movía con lentitud, se veía agotada, pero ruda, como alguien que nunca pierde el empeño. Kotaro la veía de reojo, pero no la ayudaba a caminar, seguramente porque su hermana se lo prohibiría.
Seiyuro corrió hasta su prima y le besó la frente, luego la apresó entre sus brazos y le chifló a Kyo, quien corrió hacia ellos. Entre Sei y Kyo cargaron a May –en contra de su voluntad- hasta donde estaban los demás.
—¡Ya, suéltenme! —se quejó.
—Hemos llegado, 'Yumi—dijo Kyo.
—¡No me digas 'Yumi, 'Suke!— renegó la rubia.
—Parece que te estás recuperando rápido—dedujo el hijo de Davis.
Kotty llegó segundos después, su rostro no expresaba nada, parecía hastiado de todo.
—¿Cómo estás, May? —preguntó Zetaro.
—Bastante mejor, como podrás ver—respondió Mayumi, un poco seca.
—Yo… tardé mucho más en recuperarme, creo que eres admirable—susurró Zet, como si recordara cosas funestas.
—No debes comparar mi caso con el tuyo, Zetaro—regañó Mayumi—… a mí no me poseyeron, sólo trataron de robarme mi energía vital.
"Eso ya lo sé" pensó el mediano hijo de Ken, mientras desviaba la vista adonde estaba Satoru.
Toshiro y Taiki aparecieron minutos después. Taiki traía un semblante perturbado y huraño. Llegó hasta sus amigos y sin saludar se sentó al lado de Osen. Toshiro también lucía afectado, y a pesar de que los chicos intuyeron que algo malo había ocurrido, no hicieron preguntas.
La junta dio inicio entre un silencio que sólo se rompía por la temerosa y dulce vocecita de Osen, quien trataba de explicar (de la manera más sencilla) lo que había sucedido y todo lo que podía acontecer si no trabajaban en la resolución. Taiki desviaba su mirada y por momentos vislumbraba a Mayumi, quien le devolvía el gesto, muy intrigada… se notaba que Taik quería hablar con ella, May, por su parte, también quería hacerlo.
Todos se sorprendieron cuando Osen les contó sobre la Fusión Prohibida, sobre la profecía y las memorias borradas, y casi al finalizar, Osen guardó silencio súbitamente y Toshiro hizo la propuesta de ir al Digimundo para ayudarle a sus padres, los niños se estremecieron de miedo, todos a excepción de Satoru, quien se había adormecido en los brazos de Kurumi y era ajeno a todos los problemas.
—¿Y bien?, quiero saber lo que opinan
—Ya sabes Toshiro, que yo estoy dispuesto a ir al Digimundo, no me importan los peligros—animó Sei—, y aunque la propuesta nos parezca inverosímil todos deberíamos aceptar… el enemigo no sabe que tenemos la intención de ir, así que tendremos esa ventaja.
—¡Podríamos morir! —chilló Kurumi, comiéndose las uñas—, posiblemente tenemos a nuestro favor el factor sorpresa, pero no tenemos la posibilidad de defendernos, no creo que baste con el dichoso poder de los emblemas.
—Eso es verdad—dijo Yuri—. ¿Tiene caso perder la vida por una mala planeación? ¿No sería mejor que le contáramos a nuestros padres?
—No lo creo, Yuri—reflexionó Toshi—. Esa voz, la que distorsionó la Fusión Prohibida, desea los emblemas de nuestros padres, nosotros heredamos esas cualidades, pero los originales son nuestros papás, y todo este tiempo ha querido matarlos… en cambio, nadie nos ha tomado en cuenta, a excepción de ese maravilloso ser llamado Wizardmon, que puso la esperanza en nosotros… sí, es verdad, podemos morir, aunque me pregunto ¿No vale la pena luchar por esto?, yo me muero de miedo, pero pienso que sí.
"Sería la única manera de hacer volver del coma a mi mamá, ¡debo hacerlo!"
—Tienes razón, vale la pena intentarlo—creyó Yuriko—. Necesitamos organizarnos bien.
—¡Yuri, sé razonable! —gritó Doguen Kido— ¿Cómo puedes verlo así de fácil?, no es que no crea en Osen, ¡pero es que es totalmente una imprudencia!, y nadie nos asegura que en realidad la mentada fusión prohibida sea una realidad.
—Además—interrumpió Kotty, con tristeza—. Nosotros no podríamos hacer nada…
—Kotaro, ¿qué es lo que te sucede? —preguntó Sei—¿Dónde están tus ánimos?, lo comprendo de Doguen, pero de ti no.
Kotty no respondió, se sentía culpable de tantas cosas, en su cabeza todo daba vueltas, y creía que sus imprudencias eran las causantes de todo el caos, sentía como si algo muy pesado le impidiera caminar… el pequeño pelirrojo también había seguido teniendo visiones sobre su pasado, se veía a sí mismo corriendo, tratando de impedir una tragedia, y una daga estaba cerca de penetrarlo… pero alguien, alguien a quien no recordaba, se había atravesado para salvarlo y había caído muerto.
—Creo que sé cómo podríamos ir—dijo Osen—. Necesitaríamos un celular para cada uno… la antigua leyenda dice que los niños elegidos de esa época convirtieron su celular en un digivice… podríamos intentarlo… y podríamos tratar de ir justo como lo hicieron nuestros padres cuando eran niños. Nadie nos asegura que la puerta siga cerrada, lo que pasa es que las personas ya no han intentado entrar al Digimundo porque han olvidado, pero muchos polvos digitales andan rondando por aquí, así que yo creo que sí podemos ir.
—Parece viable, nuestro deber es intentarlo—dijo Kyo, aún sin haber digerido toda la información dada. —. Debemos intentarlo lo más pronto posible, pero antes es necesario saber quienes irán. Levanten la malo los que están de acuerdo.
Kyo puso el ejemplo. Seiyuro y Toshiro lo imitaron instantáneamente. Osen le sonrió a Ben, y ambos levantaron la mano; lo mismo que Yuri, May, Taiki y Zetaro. Kurumi suspiró vencida y alzó su brazo, miró como si reprendiera a Doguen, y éste, con un extraño temblar, subió su antebrazo para que todos lo vieran.
—¿Kotaro? —preguntó Seiyuro—¿Tú qué has decidido?
—Yo no quiero ir. —dijo Kotty, con la voz perturbada.
—¿Por qué?
—Porque lo arruino todo.
—Eso no es verdad, primo. Te lo he dicho muchas veces, eres muy valiente, ¿sabes?, sin ti no podríamos hacer gran cosa.
—Lo que dice nuestro primo Sei es verdad, Kotty—agregó Mayumi—. No lo digo para seguirle la corriente a Seiyuro, lo digo en serio… no creas que a mí me conviene que vayas y corras peligro, pero sé que un niño como tú puede aprender muchas cosas y puede ser de gran ayuda… tío Takeru tenía 8 años cuando viajó al Digimundo, y maduró mucho; pienso que tú también podrías ayudarnos.
—Eso es verdad—apoyó Zetaro.
—Entonces Kotty, ¿qué dices?
Kotaro alzó la mano un poquito más animado.
—¡Bien!, entonces está decidido, trataremos de ir al Mundo Digital—agregó Kyo—. No creo que sea conveniente irnos mañana, creo que lo mejor será esperar dos días, cuando las cosas ya estén más calmadas… cuando nuestros padres se resignen a seguir con la rutina y a sólo investigar en sus ratos libres. Por otra parte, Mayumi ya estará mejor, y le daremos a Taiki más tiempo con su hermana… a quien supongo que, no convendría invitar…
—No, ella no debe correr peligros—cortó Taiki.
—Disculpa Taik, no quise ser descortés—dijo Kyo, sintiéndose incómodo. — Para pasado mañana, hay que organizar la distribución de los alimentos, de preferencia enlatados, llevaremos provisiones para un mes… necesitamos algunas cobijas, no muchas, porque no podremos andar mucho si están pesadas… y Yuri, supongo que podrías traerte armas de tu dojo.
—Sí, de eso me encargo yo.
—Tampoco lleven mucho equipaje… Osen, deberás conseguir la computadora vieja de tu papá… y bueno… eso es todo por ahora, si alguien tiene alguna otra idea…
—Yo sí, ¿cómo vamos a regresar del Digimundo?
—Eso lo resolveremos cuando estemos allá.
"Ay Dios… ¿por qué me tiene que pasar esto a mí?" pensó Doguen.
—Deberíamos dividirnos en comisiones, cada comisión se encargaría de algo.
—Y además, propongo que les grabemos a nuestros padres un video de despedida.
—Buena idea, Seiyuro—felicitó Kurumi.
—Las niñas formaremos una comisión—dijo Yuri—Nos encargaremos de los alimentos y las cuestiones técnicas.
—Los mayores formaremos otra comisión: Toshi, Sei, Doguen y yo—dijo Kyo—Nos encargaremos de las armas y de otras cuestiones del equipaje.
—Nosotros seremos la última comisión, supongo—dedujo Ben, mirando a Taiki, Zet y Kotty.
—Chicas, deberíamos hacer una pijamada para organizarnos mejor—dijo Kurumi, sonriente.
—¿Sería eso necesario? —indagó Yuriko, quien estaba sin ánimos de nada.
—¡Claro que sí!, si nos reunimos en pijamada será más fácil salir de una casa para irnos al Digimundo… digo, si es que podemos—agregó la de cabello azul, pensando en que lo más seguro era que no podrían entrar en el Digimundo.
—¡Buena idea!, nosotros también haremos una—dijo Sei—… que cada comisión haga una fiesta en pijamas, será como una despedida del mundo real.
Los chicos asintieron.
—… Sólo espero que no muramos—lamentó Doguen, cambiando súbitamente de tema—. Nosotros no somos como nuestros papás…
—Eso justamente—interrumpió Zetaro—. Podemos fracasar porque no tenemos fe en nosotros mismos… sólo en nuestros papás, ¿se dan cuenta?... con esa actitud no llegaremos a ningún lado. Nosotros tenemos digimons, pero casi no hemos pensado en ellos, sólo pensamos y hablamos de los de nuestros papás, por eso nuestros digitales no aparecen; mencionamos las aventuras de nuestros padres, pero nos olvidamos de lo que hicimos, y así no lograremos nada.
—¡Vaya, sorprendente discurso, amigo!, ¡Y creo, Zet, que tienes toda la razón! —dijo Sei. —Tenemos que tratar de pensar en lo que hemos hecho, en nuestros digimons, ¡también los tenemos y ellos esperan por nosotros!
—Así que, ¡a cambiar de actitud! ¡A pensar positivo! —agregó Kyo.
Sin embargo un extraño silencio borró sus sonrisas… en verdad tenían miedo, en verdad iban a una aventura sin futuro prometedor.
--
—¿En verdad estarás bien cuando partamos al Digimundo?
—¿Qué acaso me ves tan débil, Taiki? —refunfuñó Mayumi; ambos niños estaban en la orilla del lago del parque, lanzando pequeñas piedras hacia el agua.
—Débil no es la palabra exacta, pero aún así te robaron mucha energía.
—No la suficiente—argumentó May, un tanto ofendida. —De cualquier manera, no me pediste que nos separáramos un rato de los demás para decirme esto ¿O me equivoco?
—No. Quería platicar contigo sentados a la orilla del lago, siempre que hablamos de cosas importantes lo hacemos aquí, y lanzamos rocas al agua…
—Dime Taiki, ¿Por qué estás molesto?... deben ser días algo complejos para ti, después de todo te enteraste de que tienes una hermana, pero no comprendo que estés enojado, porque claro que me di cuenta, cuando llegaste ardías en furia.
—¡Eso no es verdad! —renegó Taiki, mordiéndose los labios.
—Eres un chico muy obvio. — dijo Mayumi, recargándose en la hierba. Le dolía la cabeza, lo único que realmente deseaba era irse a dormir.
—…—Taik Yagami guardó silencio unos minutos, en todo ese tiempo no supo decir nada.
—Taiki… tienes razón— susurró la rubia Ishida, mirando su reflejo en el lago—, me veo fatalmente débil, y estoy cansada… lo mejor sería irme a casa.
—Yo… May…
—Gracias por rescatarme ayer. — murmuró la hija de Sora y Matt, con algo de vergüenza. Hizo ademán de levantarse, pero Taiki le sujetó la muñeca.
—Todavía no te vayas, por favor.
—Querías hablar conmigo, pero no dices nada.
—Es que ya no es como antes, ahora no encuentro las palabras.
—¿Cómo que no es como antes?
—May, yo ya no puedo ser como era antes, es sólo eso. Sé que suena muy tonto que diga esto, y no es que no te tenga confianza…
—¿Entonces qué es?, ¡dímelo!
—Mi madre volvió a abandonarme—rugió de pronto Taiki, con odio en sus palabras—. Papá nos leyó a Hidemi y a mí su carta de despedida… esa estúpida carta hizo llorar a mi hermana… Odio a mi madre, May, ¡la odio!; ¿sabes qué dice?, ¡que se larga porque no merece a su familia! ¡Y claro, no la merece y nunca la merecerá!... dice que NO soporta la repulsión que demostré tenerle, que va a cambiar y dejará de ser una cualquiera para que sea digna de MI… pero, por mí que se largue, que no vuelva, y aunque cambie, yo no le daré mi afecto ¡NUNCA!, porque ni ella ni yo nos tenemos cariño.
Se calló súbitamente, mientras Mayumi sudaba por no saber animar a su mejor amigo.
—Taik…
—Sólo quería decírselo a alguien, no tienes que decir nada— Pero May pensaba lo contrario, intentó articular varias palabras más. —. ¡No digas nada!, por eso no quería decírtelo, porque me ibas a compadecer… pero que sepas de una vez que aunque Hidemi se haya puesto a llorar por el abandono, yo nunca más derramaré una lágrima por mi madre, ¡es un juramento!, nunca necesitaré de esa mujer.
—¿Y crees que con ese resentimiento estarás bien?, cuando mis padres iban a divorciarse le tenía rencor a mi papá y eso sólo me hundió más. — admitió Mayumi—. Quería animarte, buscarte consuelo, pero necesitas que te reprendan si sigues con esa actitud.
—Tú que sabes, ¡no tienes la más remota idea de lo que yo…!—Taiki paró de gritar, se encogió súbitamente, como arrepentido; todo su coraje lo estaba descargando en May, y eso no era justo… su mejor amiga no tenía la culpa de sus problemas, la verdad era que Taiki se sentía muy mal, le dolía el pecho por no volver a saber nada más de su progenitora, ¿por qué había tenido que irse si apenas se habían reencontrado? ¿Por qué esa mujer no lo quería?
Hubo otro incómodo silencio entre los dos chicos.
—No quería gritarte, perdóname—rogó Taik, sin mirar a Mayumi. —Lo mejor será que luego, cuando esté más calmado, te hable de esto.
—Olvídalo, no hiciste nada del otro mundo. — Mayumi, sin tener una expresión clara en su bello rostro, se puso de pie.
—Escucha, May…—siguió diciendo Taiki—; me da gusto que estés a salvo…
—Si tú dices…—ironizó la rubia.
—¡May!
—¿Mh?
—Me gustas.
Mayumi se paralizó por la confesión, volteó hacia Taiki y descubrió que con una sonrisa lo haría sentir mejor. El hijo de Tai alzó su castaña mirada y observó con deleite la aceptación de su confesión… May lo sabía, Taiki sintió que su corazón palpitaba con más fuerza.
—Oye May, me gustaría presentarte a mi hermana.
—Será un placer.
--
Seiyuro se adentró con sigilo a su departamento. Dio una revisión general a su casa y caminó directo al cuarto de su pequeña hermana Minagawa. En esa habitación, vio a Hikari cuidando a la nena.
—Ya regresamos, mamá—saludó a su madrastra, mientras se acercaba a la cuna de Min. —¿Todo bien por aquí?, ¿a dónde fue mi papá?
—Takeru salió a la editorial, le llamaron de la oficina—respondió Kari, acariciando la rubia melena de Sei. —¿En dónde estaban ustedes?
—Pues… fuimos a platicar al parque de lo que ayer pasó.
—Ya veo—susurró la esposa de Tk. — Seguramente todos los chicos están asustados… pero por favor, querido Sei, no hagan más locuras por ahora…
Seiyuro sintió un intenso nudo de remordimientos porque él y sus amigos estaban planeando ese peligroso viaje al Digimundo.
—No te preocupes, realmente no hay nada que nosotros podamos hacer por ahora.... ¿ya mandaron al señor Wallace de regreso a Norteamérica?
—Sí, ya se ha ido—mencionó Kari, con tristeza. —Y sobre noticias recientes, pues, Koushiro nos ha mandado un e-mail con información relevante, pero no he podido leerlo.
—Toshi y yo cuidaremos de Min, ya puedes leer lo que gustes… pero ¿Y mi tío Tai? ¿Dónde está?
—Mi hermano salió, fue a recoger las cosas de Hidemi, también fue con Ken, para contratarlo… Tai quiere localizar a Akane Fujiyama.
—¿Hidemi fue con él? —preguntó el rubio.
—No; Hidemi está en casa, estaba muy triste porque su mamá se marchó… estuve con ella hace un rato, pero la dejé sola un momento para venir a atender a Min.
—Pobre Hidemi. —consideró Seiyuro—… y para Taiki tampoco es sencillo.
Kari asintió.
—Ellos necesitan del apoyo de todos nosotros— dijo Hikari, con una leve sonrisa—. Estoy segura de que mi artista predilecto va a animarlos, ¿me harás ese favor, Sei?... creo que mi sobrinita necesita de amigos como ustedes.
—¡Claro!, yo la animaré. De hecho, Taiki ha traído a Ben, O-chan y a May para que Hidemi los conozca; no trajimos a nadie más para no atiborrarla de gente, pero imagino que todos nosotros la haremos sentir mejor.
—¿Y dónde están los demás?
—No han de tardar en entrar, pasaron a dejar a Kotty con la tía Sora… sabes mamá, noto muy triste a Kotaro, me preocupa… ya me está fastidiando que todo sea una tragedia…
—Mientras creamos en ellos con más intensidad a cada momento, estoy segura de que todo mejorará.
—¿Hablas de los digimons?
—Sí, hablo de los digimons. —sonrió Kari. —Así que, no pierdas la esperanza nunca.
Sei iba a contestar que nunca la perdería, pero tanto él, como Kari, fueron interrumpidos por Toshiro, Taiki, Mayumi, Osen y Ben.
—Ya estamos en casa—dijo Toshiro, guardando la llave del apartamento en su brazalete digital.
—Hola Toshi—respondió Kari, saliendo de la habitación de Min con la bebé y Seiyuro detrás de ella. —¡Vaya, tenemos visitas Min!
La hermosa carita angelical de Min comenzó a reír y pidió los brazos de Taiki.
—Mira Taik, mi hermanita quiere saludarte—mencionó Sei, al tiempo en que Kari se inclinaba hacia Taiki para que el chico cargara a Min.
Taiki suspiró, adoraba a su primita, y la sonrisa fresca de la nena, lo hizo sentir mejor. Tomó a la pequeña rubia en sus brazos.
—¿Cómo estás hoy, Minagawa? —dijo en un susurro, mientras Min jugaba con los cabellos de Taiki.
"Yo era un bebé como tú, Min… quizá no tan lindo, pero los bebés siempre son adorables… y un día, mi madre me tuvo en brazos así como yo te tengo en estos momentos, ¿y sabes qué?, no la enternecí, ni se encariñó conmigo… me cargó un rato y corrió a la casa de mi padre para abandonarme… una mujer así no merece compasión, y es comprensible que me haya vuelto a abandonar, de hecho, de ahora en adelante, eso ya no me importa"
—¿Sucede algo Taiki? —preguntó Osen, al ver tan pensativo y silencioso a su hermano-postizo.
—Ehh, no, nada… estaba pensando en lo que pasó ayer Osen. —respondió mientras besaba a frente de su prima y se la devolvía a Kari.
—Iré a ver si Hidemi está bien, y le avisaré que tiene visitas—dijo Toshiro.
El canelo se alejó de la estancia del condominio para dirigirse al sitio de Taiki, que era donde estaba su prima.
—Taiki a mí no me engaña, está muy dolido—murmuró Toshiro, mientras tocaba.
—Pasen…—escuchó que decía la frágil voz de Hidemi.
—Soy Toshiro, Hidemi-san, ¿puedo pasar? —preguntó el vástago mayor de Hikari.
—Sí. —respondió Hidemi.
Toshi abrió la puerta y se encaminó a su prima. La niña tenía los ojos hinchados, la mirada perdida; estaba sentada en la cama de Taiki sin ver nada preciso, y cerca de ella, en el buró, había un té frío, que no había sido tomado a su tiempo. La muletas plateadas estaban tiradas por la alfombra, Toshiro tuvo que saltarlas para continuar caminando.
—Ya regresamos de la reunión que teníamos con nuestros amigos—comenzó a decir Toshi. —Taiki se sintió muy mal por dejarte sola… veo que has estado llorando.
—Estaré bien…—contestó la gemela de Taiki, mirando hacia Toshiro por normas de educación; Toshi se sentía raro porque no sabía cómo actuar ante su prima, no la conocía y no sabía animarla. —Lamento haber hecho tanto escándalo hace un momento en tu casa, es que me dolió mucho leer esa carta de despedida… pensé que mi madre iba a cambiar… pero no debió sorprenderme que huyera de los problemas, ella siempre hace eso.
—No te disculpes. —dijo Toshiro, con algo de torpeza—Sólo espero que no te sientas incómoda aquí, de verdad queremos hacerte sentir mejor… es natural que te preocupe tu madre y que la extrañes…
—Tu mamá ha sido maravillosa conmigo—dijo refiriéndose a Kari—; Taiki, mi hermano, me había dicho que ella había sido su madre en todo este tiempo…
—Mi mamá, que es tu tía, quiere que te sientas más animada, como lo quiere mi tío Tai.
—Pero ¿Por qué mi madre no quiso eso?, a ella no le importa que yo esté animada, sólo se va… se siente desdichada, pero también nos desdicha a todos con su partida.
—Hidemi… escucha, yo no conozco a Akane Fujiyama—dijo Toshiro, levemente—; sin embargo considero que ha hecho bien en irse. —Hidemi pareció extrañada, Toshi siguió hablando—. Tu madre está muy arrepentida de sus errores, y no soporta la idea de la felicidad, porque siente que no la merece… no es que hallando a Tai y a Taiki volviera a ser feliz, pero ver de nuevo a su hijo le hizo recordar que se siente indigna de una familia… quiere redimirse, quiere cambiar, y esta vez seguramente lo logrará… pero necesita tiempo y estar sola… quizá ella no es tan fuerte como tú, o como mi tío Tai, o como mi primo Taiki… sabe que arriesga tu cariño y el de su hijo, pero ante todo desea sentirse bien consigo misma, lo necesita urgentemente, necesita saber qué rumbo tomará su vida, ella quiere centrarse, y la aparición de mi tío Tai seguro la hizo decidirse, porque sabe que tú estarás mejor con tu padre… es posible que desee que un día, su hija esté orgullosa de ella.
Toshiro se puso amarillo, como temiendo haber dicho algo erróneo; sin embargo Hidemi lo miró intensamente y asintió agradecida.
—¿Cuántos años tienes, primo? —preguntó de forma tímida.
Toshi se sintió aliviado, ¡Hidemi le había dicho primo!
—Tengo 13, prima.
—¿En verdad?... eres muy maduro para la edad que tienes… dices cosas con sentido, y suenan, reconfortantes—Hidemi sonrió, se talló la cara. —Creo que tienes razón; debo darle tiempo a mi madre para que cambie, yo estaré muy bien aquí.
—Menos mal que no te molestaste, a veces hablo demasiado.
—¿Cómo les fue en esa reunión que tuvieron?
—Bien, verás, estuvimos hablando sobre Digimons y lo que sucedió ayer… tenemos un nuevo plan que te comunicaremos pronto.
—¿Taiki está menos molesto por lo de la carta de despedida de mamá?
—Taiki está mejor, seguramente. Me ha pedido que te pregunte si quieres conocer a unos amigos.
—Está bien, me gustaría conocerlos.
—¿En verdad?, entonces prima, te presentaremos a tres de los mejores amigos de Taiki— avisó Toshiro.
El chico se alejó e hizo una seña, Hidemi se talló la cara nuevamente y trató de verse menos triste. Vio que Seiyuro pasaba al cuarto y le sonreía, nuevamente, antes de que nadie se diera cuenta, le lanzó un beso. Hidemi se enrojeció mucho y bajó la mirada. La niña vislumbró que tras Sei, entraba su hermano con otro chico, tenía el cabello castaño claro, los ojos grandes y de color miel, luego aparecieron dos niñas, una pelirroja y otra rubia, Toshi fue el último en introducirse, cerró la puerta.
—¡Buenas tardes, bella dama Hidemi! — dijo Sei—¿Cómo te sientes?
—Estoy bien.—respondió con dulzura.
—¿En verdad Hide? ¿No necesitas nada?
—No hermano, estoy bien.
—Bueno, yo, quería presentarte a…
—Hola, me llamo Benjamín Tachikawa— interrumpió Ben, ofreciéndole la mano a Hidemi. —Soy amigo de estos insectos, ¡es decir! —se corrigió con presteza—, de Toshiro, Sei y Taiki, tengo 11 años y seré tu vecino; cuando se te ofrezca algo, no dudes en llamarme, con mucho gusto te ayudaré, considérame amigo tuyo desde estos momentos.
Todos, a excepción de Hidemi y del mismo Ben, abrieron la boca por el asombro; generalmente Ben era demasiado huraño con las nuevas personas que conocía.
—¿Qué pardiez le pasa a Ben, O-chan? —le secreteó Seiyuro a Osen.
—No tengo la menor idea—admitió la pelirroja.
—Mi nombre es Hidemi, y el placer de conocerte es mío, Benjamín—Hidemi apresó amigablemente la mano de Ben.
—Puedes decirme Ben, así me dicen los que me conocen.
El Principito le sonrió a Hidemi y le dio espacio a las chicas para que se presentaran. May todavía estaba estática del asombro.
—¿Qué pasa, Cerebrito? ¡Te toca!
Ben empujó a Osen, quien se deslizó con inseguridad hasta Hidemi. Al contrario del saludo americano de Ben, ella reverenció como los japoneses.
—Me da gusto conocerte, Hidemi-san—dijo, muy nerviosa—. Taiki está muy feliz por haberte encontrado… yo… soy Osen Izumi, y… bueno…
—Osen vivió con Toshiro y conmigo por casi nueve años, nos criamos como hermanos— ayudó Taiki, con orgullo—… ahora su padre se casó nuevamente con la mamá de Ben y viven arriba de este departamento; ella tenía muchas ganas de conocerte, está contenta por mí.
Hidemi respondió el saludo de Osen sujetando la mano de esta, ambas niñas se sonrieron.
—Gracias por haber estado con Taiki todo este tiempo, Osen.
—No hay porqué.
Osen suspiró aliviada y le dio el pase a May.
—Mayumi Ishida—dijo entonces May, también ofreciendo la mano.
—Hidemi Yagami…—musitó la niña, tratando de dejar atrás su apellido Fujiyama mientras sujetaba con firmeza la mano de la mejor amiga de su hermano.
--
Fin del capítulo 20
--
*--*--
NOTAS finales DE la AUTORA.- Bien, lo admito, se me está haciendo eterno este fic… realmente no pasó nada en este episodio y hasta me puse melancólica en partes ¿No creen?; pero consideré necesario un espacio de explicaciones para que la trama tuviera un poco de más sentido… espero que ya tengan más idea de lo que va a pasar. ¿Les gustó?, quizá estuvo algo cursi en partes, pero tenía ganas de tratar a ciertos personajes que tenía un poco olvidados (como es el caso de Ben, esta vez salió mucho)… tampoco puse directamente lo del funeral de Willis para no dramatizar tanto, lamento haberlo matado sin que él pudiera ver de nuevo a sus gemelos digitales, pero las situaciones y la inspiración, me hicieron cruel por esos instantes… y como este capítulo está visto desde el enfoque de los niños, por eso no puse lo del funeral ni me interné en los sentimientos de los adultos elegidos. También, para darle sentido a la trama, usé algunos argumentos de Digimon Frointer –eso me facilitará mucho la vida-. Bueno… les aseguro que aunque este capítulo estuvo un poco lento y explicativo, el siguiente estará muy divertido, porque habrá tres pijamadas y un viaje al Digimundo por hacer… y cuando ese viaje empiece, comenzará la cuenta regresiva de este fic.
¡Gracias por seguir leyendo!, por favor, no se olviden del comentario.
Este capítulo lo dedico a todas las personas que leyeron FP y me han dado sus ánimos en reviews y cartas para seguir escribiendo, ¡gracias!
**Por cierto, en este cap, hay retrospecciones de Fusión prohibida, de los capítulos 11 y 17**
El próximo capítulo de Memorias Borradas se titulará: **El Verdadero Centro del Digimundo**, si se enredaron con mis infamias de explicaciones, en el siguiente episodio todo les quedará muy claro.
Mi e-mail: cielocriss@graffiti.net
¡Hasta pronto!
Atte. CieloCriss
P-D. Espero el fic no tenga muchos horrores ortográficos, creo que la revisada que le di no ha sido suficiente, pero debía subirlo ya.
--*--*
