La joven de aproximados 15 años camina por el pasillo y sale a escena. La cámara comienza a grabar después de tres segundos; entonces la muchacha alza un fólder y saca una hoja arrugada de él.

-¡Ejemp! - ella se afina la garganta, se despeina el cabello rubio, y con sus ojos azules saluda a los lectores, no de manera fría, pero sí un tanto indiferente.

-Hola a todos los lectores - dice, sin mucho ánimo -, mi nombre es Mayumi Ishida y voy a ser la presentadora del epílogo del fic Memorias Borradas.

Entonces se oye el sonoro aplauso del público lector, la chica de nuevo se mueve el cabello y entorna las cejas, haciéndose la interesante.

-Ustedes se estarán preguntando¿qué no Mayumi Ishida es la hija de Sora y Matt, que apenas tiene 11, y a eso les contesto que efectivamente soy la hija de Sora y Matt, pero ya no tengo 11 años, porque el epílogo que voy a presentarles está situado unos... ¿qué ser� Ah, unos 4 años después al último capítulo de memorias borradas. - La joven vuelve a revisar la hoja y la tira hacia atrás sin inmutarse. Entre el público se escucha la voz de un joven, May arquea la ceja y agrega: - antes de comenzar, mi primo Seiyuro me ha pedido que le mande saludos a sus supuestas admiradoras; ¿contento ya, Sei?

En el todavía barullo la misma voz del muchacho agradece y deja de oírse.

-Bien, como anfitriona y representante de CieloCriss, primeramente quiero informarles que la autora está muy apenada con todos los lectores de este fic... dice que lamenta que la publicación se haya atrasado casi un año, siendo que iba a tardar unos días - May hace una pausa para agarrar nuevo aire -, la razón de la tardanza se debe a que CieloCriss ya no tiene tiempo para escribir muchos fics como antes... pero bueno, la autora me ha pedido que no hablara mucho de eso, más que nada, ella quiere agradecer a todas las personas que han apoyado este fic tan largo y complicado, para ella acabarlo significa cerrar un ciclo.

Mayumi da dos pasos y se acomoda las manos en la cintura.

-En fin... CieloCriss me dijo que les informara muchas cosas que no recuerdo, algo así como "bla bla bla"... pero bueno, lo principal que no olvidé es lo mucho que ella aprecia el apoyo de todos ustedes, para ella fue una experiencia muy fenomenal eso de andarse metiendo en nuestras vidas en este fic (y mira que resultó medio sádica)... y bueno, mejor empiezo: queridos lectores, quiero decirles que CieloCriss está de buenas y ya ha publicado el epílogo, en el cual retoma a todos los elegidos y sus hijos ya como adolescentes... y lo mejor de todo es que este epílogo es como un episodio de la vida rutinaria de nosotros, no hay tantos enredos¡pero eso sí, hay algunas cosas interesantes... así que: si quieres saber qué pasó con la mamá de Yuri que estaba en coma, si quieres saber lo que contenía el video que le dio el señor Toriyama a Seiyuro en MB, si te interesa saber más de los gemelos Yagami, o de la salud de Osen, o de los romances, o de cómo son los bebés creciditos o nuestros papás ya más maduros¡este es tu fic, tu epílogo, así que disfrútalo. Y bueno, yo me largo, los dejo con la lectura del fic porque traigo bien reseca la garganta.

Mayumi Ishida, con su cabello rubio, su vestido negro y su rostro de ángel, sale de cuadro, la cámara ya no está registrando la imagen.

-¡Kotaro, tráeme un vaso con agua inmediatamente!

Er... mejor vamos a lo de la lectura.

(+Como un recordatorio.- Sasuke Toriyama es un sujeto que aparece en varios fics de CieloCriss: en MB es un sujeto al que poseyeron las mariposas digitales, por ello el hombre fue investigado por Toshiro Yagami, quien le informó a Takeru, quien a su vez fue a visitar al tipo junto con Seiyuro, y ahí Seiyuro se enteró de que Sasuke Toriyama había sido el jefe de sus padres en un periódico, y en esa ocasión el tal Toriyama le dio un misterioso video a Seiyuro... en fin, espero no haberlos hecho "bolas", si quieren saber más de ese sujeto, favor de dirigirse al fic 'En fuga'+)

Le dedico una felicitación especial a mi amigo IoriJestez, por su cumple en abril... espero te guste este epílogo!


MEMORIAS borradas

Por CieloCriss

E p í l o g o

Un día normal de otoño…

Año 2032

Muchas veces se ha dicho que la vida es como una escalera, y que conforme la subas, irás viviendo hasta llegar al final de tus días. Seiyuro Takaishi no pensaba eso, pero peldaño tras peldaño iba afirmando que si bien la vida no era una escalera, al menos podía ser un lugar en donde, en el momento adecuado, explotaban los recuerdos entre los eslabones que uno iba escalando… tenía qué admitirlo, nunca antes un puente peatonal lo había puesto a pensar tanto.

Los escalones del puente eran grises y cortos; su mirada celeste los enfocaba como si fueran la cosa más fascinante del momento.

Se entretenía con el panorama para no pensar en lo que estaba a punto de enfrentar. Era noviembre, el frío navegaba por las corrientes de aire, el cielo nublado pintaba el adiós del otoño que cesaría en diciembre. Sei llevaba puesto un abrigo negro, ancho y bastante varonil, sus cabellos rubios estaban cubiertos por una gorra excéntrica que su padre Takeru le había regalado en su cumpleaños la pasada primavera.

Cruzó la vía peatonal poniendo atención al ruido de las autonaves que circulaban bajo sus pies, suspiró, de manera inconsciente, metió la mano izquierda en el bolsillo y apretó con fuerza un viejo videocasete de formato VHS, que cuatro años atrás le había dado un sujeto gordo y calvo llamado Sasuke Toriyama.

El muchacho cerró los ojos, se detuvo por unos instantes. A su mente le vino la imagen de una mujer alta y rubia, que traía en sus brazos a un pequeño niño… Seiyuro recordó que en la cinta que cargaba en su abrigo, no sólo había cortometrajes de Yoshisaki Yínbee, su madre, sino que había grabaciones que le habían permitido conocer más sobre su propia vida.

Sei se sacudió la cabeza, siguió caminando. Tras cruzar el puente bajó las escaleras. Al pisar la acera vio frente a él un edificio descuidado, que tenía unas letras negras en un espectacular blanco, "periódico Odaiba" leyó con fugacidad.

Entonces el joven sonrió, y por primera vez en su vida, se sintió parecido a su padre, Takeru Takaishi.


El adolescente masticaba su chicle cada vez con más ansias, constantemente se asomaba a la ventanilla y refunfuñaba al ver nubes, nubes, y más nubes. Cada cinco minutos le hablaba a la aeromoza para preguntarle el tiempo que faltaba para que el avión aterrizara en Japón.

"Falta poco, joven" le aseguraba la azafata con la mayor paciencia que tenía, pero para Benjamín Tachikawa, eso no era suficiente. Paseó sus ojos color miel por todos los pasajeros, como los celulares estaban prohibidos, ni siquiera tenía la oportunidad de hablarle a sus padres.

Estaba nervioso; tenía incertidumbre. Maldijo en su mente el que adelantaran la fecha, le parecía algo muy desconsiderado.

—Joven - le llamó la azafata, cuando lo vio muy desesperado -, no se preocupe, el vuelo no va muy atrasado¿se encuentra bien¿No le gustaría un calmante?

—Mire, estoy bien ¿No ve?; pero otra persona me necesita… este aeroplano de insectos no debió atrasarse - renegó el chico, la aeromoza consideró prudente alejarse del chico excéntrico.

Ben siguió mascando chicle, con sus manos despeinó sus cabellos ondulados, estaba preocupado, ansioso¡estresado!.

—Espera un poco Cerebrito, ya no tardo.


Se entretuvo mirando el lugar. Las lápidas le provocaban incomodidad. Los árboles del cementerio eran abetos que le susurraban cosas al viento; las nubles poblaban el cielo, le daban un aspecto más áspero a las losas de cemento y al pasto fino.

Toshiro sujetó con ambas manos el ramo de flores que cargaba, al verla a lo lejos se detuvo por los nervios, pero al instante trascendió el momento: las ganas de compartirlo todo con ella fueron más fuertes que su timidez.

Caminó por una vereda de piedra, y cuando ya la tuvo cerca, la llamó con dulzura:

—Yuri…

Yuriko Hida dejó de ver la tumba, alzó sus esmeraldas ojos y parpadeó un par de veces al ver a su novio tan cerca.

—Toshi, pensé que no vendrías - susurró débilmente, bajando la mirada.

Toshiro llegó hasta ella, se inclinó unos segundos para dejar el ramo de flores sobre la lápida. Hizo una reverencia respetuosa, luego se irguió y tomó la mano de Yuri.

—¿Cómo no iba a venir, si es la primera vez que me pides que venga?... Yuri, honestamente no soy muy de venir a los cementerios, ni siquiera me gusta visitar la tumba de mi padre, pero ha sido un verdadero honor que me invitaras hoy.

—Mamá se siente honrada con tu visita, Toshiro, el año pasado le hablé de que éramos novios y le prometí que la próxima vez vendrías conmigo… hoy se cumplen tres años de su muerte, tenía que venir a verla.

—Entiendo.

Yuriko sonrió, le acarició la mejilla a su novio; luego se hincó en la tumba y recitó una breve oración, Toshiro permaneció quieto, todavía incómodo, pero muy conmovido.

—Listo Toshi, ya he terminado de hablar con mamá - dijo de pronto Yuri, poniéndose de pie -, si ella pudiera hablarme estoy segura de que me felicitaría por tenerte de novio… ¡la última vez que hablé con ella fue hace tanto tiempo¿sabes que fue lo que me dijo? - Toshiro negó, Yuri le tomó la mano al canelo de 17 años -, me dijo "tienes que verte muy linda, hoy es tu gran día", ¿no recuerdas, ese día tú 'supuestamente' me habías invitado a salir, y mamá estaba contenta por ello… claro que en realidad no íbamos a tener una cita ¿Verdad, sólo te iba a acompañar a una investigación relacionada con las memorias borradas a las instalaciones de un diario arcaico.

—Es verdad… recuerdo ese día.

—Yo nunca lo olvidaré - susurró Yuri -, ese día mi madre quedó en coma para siempre… y así estuvo el resto de su vida, hasta que decidió dejarnos.

Los ojos de Yuriko estaban vidriosos; al hijo mayor de Hikari se le resbalaron los sentimientos al ver sufrir a su chica.

—Yuri-chan, no te pongas triste ¿Quieres, a tu mamá siempre le gustó verte sonreír- dijo el hijo de Hikari, de manera lenta -, si tu madre se ha ido, estoy seguro de que ella los vigila a ti y a tu padre desde donde está.

—Tienes razón - replicó la castaña, sujetando la mano del muchacho -. Será mejor que nos vayamos, es tarde y hace frío… además, tenemos que pasar al hospital a hacer una visita.

Toshiro asintió aliviado, no le gustaba estar ahí, esos sitios siempre se robaban las lágrimas de los vivos.

—Yuri-chan, le prometí a tu madre que te cuidaría siempre.

—¿En verdad? - preguntó Yuri, su rostro se relajó poco a poco, y le regaló a Toshi una sonrisa renovada - ¿Por qué?

—Po-por-que, ya lo sabes, te quiero - dijo, sonrojado, con rapidez besó la mejilla de la chica, quien también se puso colorada.

De la mano, lanzándose miradas, salieron del cementerio de la ciudad para encaminarse al Hospital de Odaiba.


"Pardiez, pensé que sería más sencillo enfrentarme a esto" pensó Seiyuro al entrar al edificio del periódico Odaiba "Quería venir con una actitud burlona como la de papá cuando visitó a Toriyama cuatro años atrás, pero no puedo hacerlo¿qué clase de personalidad tiene mi padre?... si él supiera que estoy aquí¿qué pensaría?". Sei avanzó hacia la recepción y tocó el timbre; varias muchachas escribían en unas máquinas de escribir del año del caldo, no lo hacían en computadoras. El chico se quitó el gorro y se puso a jugar con él mientras llegaba alguien a atenderlo "Con razón dicen que es un diario conservador, creo que se toman el sentido de la ideología de manera hiperbólica" se dijo brevemente mientras les entrecerraba el ojo a las secretarias que volteaban a verlo muy a menudo.

—Buenos días¿qué se le ofrece? - una mujer vieja, delgada y arrugada que asomó la nariz tras la recepción, tenía la vista dirigida a unas notas que revisaba con escrutinio con sus lentes de botella.

Seiyuro sonrió al reconocer a la secretaria. Era una mujer llamada Seki, que conocía a su padre y sentía cierta adoración por los Takaishi; le pareció increíble verla todavía laborando, los nervios se le fueron diluyendo, por eso se aclaró la garganta.

—¿Cómo ha estado usted, Miss Seki? - saludó Seiyuro, vigorosamente.

La señorita Seki soltó su bolígrafo asombrada, enderezó su joroba y levantó la cara.

—¡Pero si es Takeru Takaishi! - exclamó Seki. Juntó los brazos como una enamorada; las otras mujeres de la recepción se le quedaron viendo - Dios mío, Takaishi, cada vez que lo veo usted parece más joven.

Seiyuro rió con discreción, siguió jugando con su excéntrico sombrero.

—No soy Takeru Takaishi, aunque a mi padre le gustará saber que lo confundieron con alguien bastante más joven que él. -comentó con gracia el muchacho -. Soy Seiyuro Takaishi, Miss Seki, la conocí hace varios años atrás.

—¡Ah, por supuesto¡Usted se parece tanto a su padre!... no me lo va a creer, pero usted y su padre parecen clones o calcas; igualito a usted se veía su padre cuando vino a trabajar con nosotros.

—Se lo creo, señorita, hasta puedo imaginarme la escena

—Está tan grandote que pensé que era Takaishi, está tan apuesto como su padre¡es decir! - la señorita Seki agitó su mano como si hiciera calor en el ambiente y se estuviera conteniendo de besar al joven -, seguro que es tan bueno para escribir como su papá.

Nah, no tan bueno - dijo Sei, divertido -. Miss Seki¿usted cree que pueda ver al Director Toriyama, me he levantado temprano en sábado para visitarlo.

—Ay, por supuesto jovencito, yo me encargo de que lo vea y de paso lo contrate para que usted trabaje con nosotras -Seki miró hacia sus subordinadas - ¿Verdad que sí, muchachas?

Sei notó complacido que las chicas se sonrojaban, él se hizo el desentendido mientras veía que Seki salía zumbando de la recepción para avisarle al jefe.

"Vaya… ¿por qué no le avisó por el teléfono?" se preguntó, mientras sonreía despistadamente para que las secretarias lo vieran.

—¡Jovencito! - le gritó Seki al regresar -, al señor Toriyama le ha dado un gusto enorme el saber de usted, dice que puede pasar al despacho lo antes posible.

A Sei se le engarrotó el estómago. Se volvió a colocar su gorra y se llevó la mano a la barbilla, como si la noticia lo hubiera dejado pensando.

—Le agradezco la atención, Miss Seki… con su permiso, iré a ver a su jefe.

El muchacho se rascó las cicatrices en forma de punto que tenía bajo sus labios y que le había "regalado" LadyDevimon.

Caminó apresuradamente mientras sentía que Seki y su séquito de secretarias le devoraban con la mirada, eso le era indiferente, en otras circunstancias, si no estuviera pensando en lo que seguía, le hubiera parecido gracioso.

Entró a la Oficina sin pedir permiso, se desplazó hasta quedar frente al escritorio que tenía una placa con el nombre del director del periódico Odaiba: Sasuke Toriyama.

Sei no se tambaleó, pero estuvo a punto de alterarse. Con la mayor calma que pudo sacó la videocinta de su abrigo y la acomodó en el escritorio, justo enfrente de su interlocutor: un viejo gordo, calvo y consumido por los años.

Por un momento ambos personajes se miraron con intensidad, hasta que Sei rompió el contacto y miró hacia el techo entelarañado.

—Primero pensé que vendrías inmediatamente, chiquillo. Luego llegué a la conclusión de que no te presentarías nunca más en mi oficina… pero ahora he descubierto que te pareces a tu padre. Takaishi siempre llegaba tarde a nuestras citas de trabajo.

Seiyuro se mordió los labios, se arrepentía de estar ahí.

—Mi padre no es impuntual - dijo en voz casi baja.

—¿A que has venido exactamente, chico¿a regresarme la videocinta de tu madre, que te di varios años atrás, cuando viniste con Takeru Takaishi?

—Sí. A eso. - respondió Sei, de pronto sintió que le sudaban las manos. - A darle su video.

—¿Qué piensas de él?

Seiyuro cerró los ojos.

—Nada.

—¿Nada¿no vas a decirme nada? - protestó el viejo.

—No. - respondió Sei, mirando hacia atrás. Quería encontrar la salida.

—Escucha bien, niño. Yo he cambiado. Necesito una respuesta de lo que piensas del video.

—Lo que usted hizo con mi madre es algo de lo que no quiero hablar, señor.

—Ya veo. - rezongó Toriyama -. Vienes a entregarme el video y te quedas mudo. Seguramente tu padre te ha contagiado la cobardía.

—¡No meta a mi padre en este asunto, señor! - se exaltó Seiyuro.

—¿No vas a decir nada, niño¿no quieres preguntar cosas sobre tu madre?... Yoshisaki fue mi hijastra por muchos años, ahora tanto ella como mi mujer están muertas, sólo quedas tú.

—Señor, yo no soy su nieto - susurró Seiyuro -, usted encerró a mi madre en internados, la obligó a trabajar en negocios sucios de su mafia… usted no la quería…

Seiyuro tenía ganas de llorar, sin embargo se contuvo. Una vez más miró el video que le acababa de regresar a Toriyama: en esa cinta había descubierto que la cineasta Yoshisaki Yínbee, su madre muerta, era hija adoptiva de Toriyama… pero ese hombre había sido enemigo de su padre cuando era joven. Para el hijo de Takeru la situación era confusa, le atormentaba, pero ese día se había decido de una vez por todas; iba a enfrentar a ese hombre.

—No eres mi nieto, dices - dijo Toriyama -, y es verdad, porque no tenemos la misma sangre… pero yo ya estoy viejo, he cometido muchos errores, muchacho.

Sei no contestó. La mirada de viejo Toriyama reflejaba soledad y tristeza: hundimiento.

—Tú eres lo único que me queda. A ti te voy a heredar mis bienes.- Toriyama se acercó a Seiyuro, quien no se inmutó - ¿Por qué me guardas rencor, niño, si un viejo te pide perdón, deberías perdonarlo.

—Usted está perdonado, señor - aseguró Seiyuro -. Lamentablemente una cosa es el perdón y otra muy diferente es que lo considere mi pariente.

Toriyama se alejó súbitamente del chico y se hundió en su silla de cuero.

—Gracias por el video de mamá… si me disculpa, tengo que marcharme - se despidió Sei.

—¿Vas a volver a visitarme, Takaishi? - preguntó el hombre. Le temblaba la voz ronca por tanto tabaco, los ojos de piquete casi le estallaban. Sei suspiró.

—Un día de estos - respondió el hijo mayor de Takeru, evacuando la oficina.


Hidemi Yagami se sentó en el sillón de la alcoba, se estiró para desentumirse. Gracias a los cuidados de su padre y al tratamiento médico, el problema de su pierna era historia, sólo le quedaban los amargos recuerdos que cada día se le borraban más de la mente. La chica tomó los papeles que estaban en la mesita de estar y comenzó a revisar la correspondencia.

"Tengo que darme prisa, ya debo irme" se dijo la hermosa gemela de quince años. En ese momento, justo después de pensar en irse, Hidemi quedó muda ante lo que vio en el papeleo: entre la correspondencia del mes había dos cartas de su mam� Akane Fujiyama.

—… ¡no puede ser! - se dijo la chica, llenándose de escalofríos.

Se levantó del sofá un tanto alterada, y dio dos vueltas en círculo por la sala. Era la primera vez en cuatro años que tenía noticias de su madre¿qué había pasado con la vida de su mamÂ?Por qué se había ido de su lado?... Hidemi tembló conmovida y se llevó las cartas al pecho. Ella no comprendía a su madre, pero la amaba y estaba dispuesta a perdonar todo.

La letra de su madre estaba más legible que antes, una carta estaba dirigida a ella, sin embargo la otra tenía escrito el nombre de su hermano gemelo.

—También hay una para Taiki… - murmuró la chica.

Caminó con decisión hacia la alcoba de su hermano, no sabía si el chico estaba en casa, a Taiki le daba por salir sin avisar, era parte de su "nuevo" carácter.

—¿Pasa algo, princesa? - preguntó Taichi desde la cocina -¿quieres pizza, acabo de ordenar una para desayunar.

—No deberíamos desayunar pizza, papi - dijo Hidemi, con una sonrisa ansiosa.

—Ya lo sé, princesa. Le compré la pizza a Taik - dijo Tai -, necesito que tu hermano esté de buenas para después reprenderlo por sus notas¿has visto que ha suspendido educación física¿Habías conocido a alguien que reprobara esa asignatura, no sé qué rayos le pasa a Taiki, ya no sé qué hacer con él.

—Puedes mandarme a un internado si tanto te estorbo - dijo Taiki, saliendo de su habitación. Traía puesta una chamarra de cuero negra, con una calavera blanca como escudo. Los cabellos los traía más cortos y parados, y su voz varonil era seca e irónica.

—No te hagas el gracioso, Taik, tienes mucho que explicar acerca de tu desempeño escolar.

—¿Y crees que con una pizza vas a convencerme de lo 'malo' que soy, qué ridículo, no sé porqué me tratas como niño pequeño.

—¡Taik!

—Ya ya, no te sulfures pap� no tienes sentido del humor.

—Siéntate, tenemos qué hablar - regañó Tai, comiendo pizza -, y para que aprendas, no te daré de este deleite.

—Me da lo mismo - renegó Taiki, dolido en el fondo por la falta de alimento.-;además quiero ir con Osen en este instante, no quiero hablar de estupideces de la escuela.

—Hermano, no creo que a Osen le guste que te comportes mal con papá - dijo Hidemi, ligeramente molesta. En su pecho apachurró las cartas de Akane Fujiyama para que Taiki no las viera. Ya no pensaba en enseñárselas a su hermano, sabía que la reacción del mismo sería fatal.

—No me importa lo que Osen piense - retó Taiki, cruzando los brazos -¿qué escondes ahí, Hide?

—Nada.

—¿Cómo que nada, aprietas esos papeles como si fueran el testamento de papá.

—¡Taiki! - se indignó Taichi, perdiendo la paciencia -. ¿Qué sucede, princesa?

—Son… cartas… mías.

Taiki vio miedo en las pupilas de su gemela. Sin pensársela dos veces le arrebató las cartas a la chica.

—¿Qué es esto? - dijo, alzando los sobres para leerlos.

Hidemi suspiró resignada, Taiki no dijo nada, sólo le devolvió a Hide una de las cartas.

—Mentirosa, no son tus cartas, una es mía - dijo de manera mordaz, casi riendo.

—Son cartas que ha mandado mamá - le informó Hidemi a Taichi -, después de tanto tiempo ella nos ha escrito.

—Ya veo, así que son de Akane - dijo Tai, mirando a Hidemi -¿Estás contenta, hija?

—Sí… he estado preocupada por mi mamá. - admitió Hide, pues aunque su madre había cometido errores, la chica sabía que había hecho muchas cosas por ella.

—¡JA! - rió Taiki, llamando la atención - mira lo que hago con la carta de esa tipa.

Taiki rompió la carta en trizas con aparente frialdad, tiró los trozos en el cesto de la basura, y le mostró a su padre y hermana una sonrisa que más que triunfante, era triste.

—¡Taiki¡Es una carta de tu madre!

—¡Yo no tengo madre! - gritó el chico - A mí me abandonó esa mujer. Y ahora me largo a ver a Osen.

Se apresuró a salir del departamento Yagami, estrelló la puerta con furia. Hidemi miró a su padre con preocupación. Tai negó con pesadumbre.

—Taik ha cambiado mucho estos años, eso dicen todos los que lo conocen - murmuró Hidemi, tomando la mano de su papá -, pero no te culpes, pap� si Taik ha cambiado es por culpa de mi mamá…

—No es sólo eso. - admitió Taichi -. El pasado le cayó a Taiki como un balde de agua fría porque no tuve tacto con él… y bueno, está pasando una etapa difícil.

—Yo también iré con él, papá… luego leeré la carta de mi mamá.

—Está bien, princesa. Yo los alcanzaré en el hospital más tarde, después de pasar a la oficina.


Ben se entusiasmó cuando escuchó a la azafata decir el instructivo de preparación para el aterrizaje. Se puso el cinturón, obedeció con impaciencia las señales y previsiones que había que tomar en todo vuelo para el asunto de las llegadas.

En cuanto el avión se detuvo, el Principito pegó un salto de gusto, se encaminó al túnel de salida, pero inmediatamente se detuvo.

—Puras infamias - expresó, molesto -, de nada me sirve correr porque todavía me falta recoger el equipaje.

Frenó su ritmo para guardar energías, sacó su celudigital y marcó el número de su mamá.

"Arggg¿por qué no contestas, mam� necesito saber si todo salió bien". Marcó el número de Koushiro, pero el celular estaba fuera de servicio "¡Lo trae apagado!". Ben maldijo su suerte, corrió al área de equipaje para apresurar a los encargados.

Finalmente volvió a mirar su móvil y pulsó el número de su hermano menor… miró hacia el techo del aeropuerto y frunció las cejas.

"Hola, estás hablando a mi númelo pero no contesté, papá me dijo que 'dejada' un mensaje en el buzón 'paha' que luego yo sepa que me 'llamadon', yo soy Tulo, y mi mamá se llama Mimi, y a mi papá mamá le dice 'mi amod' pero se llama Kou, y tengo dos 'hemanos', mi 'hemanita' Osen que es muy buena, y mi 'hemano' Ben, que se enoja cuando juego con juguetes y…."

—¡Tulo, me las vas a pagar¿cómo se le ocurre a papá-Izzy personalizar el buzón de este pequeño demonio? - se quejó Ben, guardando su celudigital.

El joven de estatura media y vestimenta intacta, dirigió su mirada al aparato que desembocaba el equipaje. Con ánimos renacidos observó su maleta.

Siete minutos después salió agitado del aeropuerto, se subió al primer taxi que vio y le ordenó al conductor que lo llevara el Hospital donde trabajaba Jyou Kido.


—¡No no no no¡El semáforo está en rojo¡Vuelta a la izquierda no! - gritó Kyosuke Motomiya, aferrándose al asiento de copiloto.

—Ay, no seas ridículo¡si no nos damos prisa no llegaremos a tiempo! - dijo la conductora con naturalidad.

—Cuidado hermana, allá va un peatón - dijo un joven de cabellos violetas, mientras tecleaba en una computadora portátil.

—Ay, ni que no lo hubiera visto - se quejó ella - ¡dejen de criticarme!

—¿Cómo no te vamos a criticar, neechan¡Casi morimos!

—Ya, no seas tan dramático, Satoru - regañó Kurumi, frenando abruptamente para no matar al pobre peatón que cruzaba la calle. - estás muy chiquito para andar diciéndole a tu "one-sama" qué se debe hacer y qué no.

—¡Pero si es la verdad! - protestó el pequeño Satoru Ichijouji - ¿Verdad, Kyosuke-san?

—Ehh…

—Kyo no puede ni quejarse - dijo Kurumi -, en primera YO le estoy haciendo el favor de llevarlo a su dichoso encargo y en segunda él todavía no tiene permiso de conducir.

—Hermana, deberías avanzar, ya cruzó el pobre hombre - avisó Zetaro, más atento en su laptop que en el peligro que significaba subirse a una autonave conducida por Kurumi.

—Gracias Zetty¿ves que él no se queja?

—Eso es porque mi hermanoestá muy ocupado escribiendo cartas de amor - dijo Satoru.

Zetaro no se inmutó.

—Yo no escribo cartas de amor, Sato-kun - dijo Zet Ichijouji, de catorce años.

—¡Espérate Kurumi, la calle es de otro sentido! - gritó Kyo, horrorizado.

—Ash¡ya cállense, me desconcentran¿qué no ven que si no nos damos prisa no podremos llegar de pasada al hospital?

—Yo digo que de alguna manera iremos al hospital con estas manejadas - susurró Kyo.

—¡OYE¡Te oí, Motomiya!

El hijo de Daisuke, Kyo Motomiya, viajaba rumbo a un encargo de su padre junto a los tres Ichijouji; como el lugar adonde se dirigía estaba lejos, le había pedido de favor a Kurumi que lo llevara, pero ahora se arrepentía rotundamente. Kurumi podría ser para él la mujer más hermosa del mundo, pero asimismo era la peor conductora que conocía… de hecho, todavía se preguntaba cómo era posible que la joven tuviera licencia de conducir "a lo mejor como su padre es policía los maestros de manejo se compadecieron…" pensó con la cara verde, o gris o amarilla.

—¡Cuidado neechan¡Vamos a morir!

—¡Satoru, cállate!

"Este será un 'viaje' largo" pensó Kyosuke, con sudor en la frente.


Osen Izumi vestía una bata de hospital de color azul. Tenía los ojos inquietos y la piel macilenta. Sus cabellos rojos, de un largo mediano, estaban sujetos en una coleta mal hecha. Ella estaba sentada en una cama de textura lisa, sobre sus piernas traía una computadora portátil muy pequeña y discreta.

"Aún no llega" dijo para sí misma, mirando el monitor "pero me prometió que…". La pelirroja Izumi suspiró, se llevó la mano al pecho y poco a poco sintió que los latidos de su corazón aumentaban de ritmo. "Es muy curioso" volvió a decirse "no sé si estoy más ansiosa por la espera del e-mail o por estar aquí". Se llenó de una ligera sonrisa nerviosa, se mordió las uñas y miró el reloj.

Ya casi era hora.

¿Que ya era hora¿De qué?... de las dos cosas, se respondió Osen, palideciendo todavía más.

Tecleó brevemente en su computadora, si alguien entraba y la veía de viciosa con el aparato, la reprenderían: pero si él le había hecho una promesa, ella no podía quedarse con la duda. Actualizó la bandeja de entrada de su correo electrónico, la página se fue abriendo y fue mostrando dos correos nuevos. Uno era propaganda de una tienda de electrónica, el otro era de Óleo.

A Osen se le iluminó el rostro. En catorce años no había mostrado una cara igual de soñadora, las pestañas le revolotearon, la boca se le estiró, los ojos azabaches chispearon y se le fruncieron las cejas en un gesto dulce. Por un momento las mejillas le enrojecieron.

"Sabía que lo cumpliría" sonrió "sabía que Óleo no me iba a fallar".

Cuando iba a abrir el correo, escuchó el sonido de unos pasos que se acercaban, por eso respiró bruscamente, y con presura hizo que el ordenador se desfragmentara y se ocultara en su brazalete digital.

"Estuvo cerca…" pensó, recuperando la palidez.

La chica fijó su mirada en la puerta. De nuevo la invadió una excitación angustiante que la tenía llena de expectativas¿sería hora de…?

—¿Osen? - oyó que preguntaban tras la puerta - ¿Puedo pasar?

—¿May?

La puerta de hospital se abrió un poco, Mayumi Ishida se asomó por ahí y miró a Osen.

—¡Qué bueno que pude encontrarte! - dijo May Ishida, entrando a la habitación.

—¡May¿cómo pudiste entrar!... ya casi es hora.

—Tengo un permiso especial - explicó May, entrecerrando el ojo. - tenía que desearte buena suerte.

—…Gracias.

—Hey, Osen, estabas usando tu computadora¿no es así, tienes cara de pilla - aseguró May, que traía unos pantalones holgados y negros combinados con una blusa roja ancha y desgarbada; los cabellos rubios estaban desordenados y sueltos, como los de un caballo al galope, pero aún así la mujercita de Sora y Matt era un espécimen de belleza que ni Mayumi misma podía ocultar.

—Eh, sí… tú me conoces bien.

—Claro. Te conozco la cara que pones cuando ese "amiguito" virtual te manda mails cursis.

Óleo no es un simple "amiguito virtual", May, es una persona muy amable y bondadosa.

—¡JA, son boberías, pero allá tú si te enamoras de esas bromas. - dijo May, resoplando -, olvídate del tal Óleo y concéntrate en tu operación, que eso sí que es muy importante.

—… no me lo recuerdes.

Mayumi llegó hasta Osen, el rostro de la pelirroja lucía de nuevo acongojada, la piel lívida, los ojos perdidos. May le desparramó los cabellos.

—Ánimo, O-chan - le susurró con sutileza, mientras la sostenía de los hombros.

—May… yo… tengo mucho miedo…

Mayumi se quedó sin argumento de ánimo porque afuera, por el pasillo, comenzó a escucharse una especie de disturbio. Se oía una corredera, gritos, reclamos, y, sobretodo, resaltaba una voz.

—Ay, qué escandaloso es Taiki - rezongó May, cruzando los brazos, mientras la puerta se abría abruptamente y un jadeante chico de cabellos castaños, entraba victorioso tras uno más alto y de lentes.

—Ya viste, Doguen¡bien que pude entrar sin permiso!

—¡Pero van a llamar a seguridad, Taik! - chilló el muchacho alto, que era hijo de Joe Kido.

Osen y May les miraron un par de segundos con los ojos desorbitados y curiosos.

—¿Pero qué se han creído¿Que un hospital es cosa de juego? - reprochó May, poniéndose de pie - ¡Van a asustar más a Osen!

—¡Silencio, May! - gritó Taik - ¡Yo sólo quería verla antes de su operación y el imbécil de Doguen no me dejaba!

—¡Y este bestia va a meter en líos a mi papá - gimió Doguen, desconsolado.

Taiki se acercó a Osen, le tomó las manos.

—Más te vale salir bien de esta - mencionó de pronto con mucha seriedad. Osen bajó la cabeza, apenada.

—Estas cosas no dependen de mí - le dijo.

—Si te llegas a morir, Osen - prosiguió Taiki, sin pensar en que estaba siendo demasiado rudo -, no te voy a perdonar¿de acuerdo?

Mayumi le pegó un coscorrón a Taiki en ese instante.

—Eres un imbécil - regañó -¿por qué mejor no le dices que la quieres mucho y que vas a estar siempre para apoyarla?

Esta vez Taiki bajó su rostro moreno.

—Ehh… no quise ser brusco. - le dijo a Osen.

—No hay problema, hermano - respondió Osen, con mejor cara.

—¡Hay que irnos, ya vienen! - avisó Doguen, que se había asomado por la puerta - ¡rápido, rápido!

Mayumi y Taiki se despidieron de Osen con la mano y salieron disparados, Doguen se flexionó brevemente ante la chica Izumi.

—Quedas en buenas manos, Osen-san. - le dijo, luego salió de la habitación con la intención de alcanzar a May y a Taik.

Osen se recostó en la cama. "Seguro que en este hospital no había habido un día tan loco desde la vez que nació Tulo y atacaron a las memorias borradas".


Kotaro Ishida bostezó, aburrido. Se meció en el columpio dos veces y puso atención a los dos niños que había frente a él.

—¡Mina, no te comas la tierra! - le gritó a una de los nenes. -¡Tulo, quédate quieto!

Al ver que no lo obedecían, el pelirrojo Ishida de once años saltó del columpio y caminó hasta el resbaladero con mucha indignación.

—¡Niños! - exclamó - ¡Están castigados!

Los dos pequeñitos se pusieron de pie y miraron con adoración al hijo menor de Sora y Matt.

—¡Primo Kotty, perdón, ya no vamos a ser malos! - dijo Minagawa Takaishi, a quien ordinariamente le decían Min o Mina. La nena tenía cuatro años y era un ejemplar rubio con ojos rojizos, como su mamá Hikari.

—¡Es que yo me 'quello' 'id' con mi 'hemana'! - dijo Tulo Izumi, el más chiquito: un niño pelirrojo de ojos marrones.

—Tulo-kun, ya te dije, a tu hermana la están curando en el hospital, en donde por cierto, no nos dejan entrar porque podemos enfermarnos también. Ya te expliqué como mil veces que tenemos qué esperar a que nos recojan en el parque, en donde supuestamente YO los tengo que cuidar¡así que háganme caso!...

Los nenes asintieron con frenesí, corrieron hacia Kotaro y le agarraron las manos.

—Como Tulo-chan está triste¡cuéntanos un cuento! - dijo Min.

—Eh, bueno, pero se quedan calmados.

—¡Uno de los 'diiimooonn'!

—No sé dice "diiimooonn", Tulo-kun¡se llaman Digimon, y son unas criaturas muy 'a todo dar', porque con ellas nuestros papás salvaban el mundo.

—¡Y Wizardmon también! - gritó Minagawa.

—La verdad no sé cómo es que te acuerdas de Wizardmon si sólo lo has visto una vez, pero sí, Wizardmon también salvó el mundo. De hecho, por eso nuestros papás están planeando hacer ese lugar, para que todos sepan lo 'geniales' que son los monstruos digitales.

A Mina y a Tulo los acogió un 'OHHHH' generalizado. Kotaro les soltó la mano, se sentó en una banca, y les siguió contando…


Cuando Kurumi Ichijouji se estacionó, rayó la autonave con un poste de luz.

—¿A quién se le ocurre poner un poste de electricidad aquí? - refunfuñó la hija de Ken y Miyako -, ya ves, Kyo, por tu culpa choqué el auto de pap� así que bájate de una buena vez y recoge los papeles que necesitas.

—Ehh, lo lamento Kurumi - dijo Kyo Motomiya, tocándose el pecho: tenía taquicardia.

—Pero neechan, no fue culpa de Kyo-san, es tu culpa por no fijarte - dijo Satoru, el vástago menor de los Ichijouji, quien por cierto ya tenía seis añitos.

—Sato-kun, eres un niño grosero e impertinente¡ush, deberías aprender a Zetaro; él sí sabe cuando cerrar la boca.

—¡Neechan, ya te dije que mi hermano está mandando cartas de amor a su novia!

—Sato-kun, no me levantes falsos - dijo Zetaro con tranquilidad.

Satoru Ichijouji se incorporó en el asiento trasero y se asomó al monitor de la computadora.

—Dice: e-l c-o-r-r-e-o d-e O-l-e-o s-e m-a-n-d-o-o-o… a- O-s-e-…

—¡Shhh, Sato-kun - se indignó Zetaro, cerrando el "caparazón" de su laptop - ¡ni siquiera sabes leer bien, además no es correcto revisar la correspondencia de los hermanos mayores.

—Lo siento, hermano.

—¡Uy, qué hermanos tan molestos!... ¡Kyosuke¿por qué no te bajas y vas de una buena vez por los papeles esos que te pidió el señor Daisuke!

—Ya voy, Kurumi, tranquila - dijo Kyo, entrecerrando los ojos.

Neechan, es que pobrecito, apenas se está recuperando del susto.

Antes de que Kurumi reaccionara con gritos, Kyo se bajó de la autonave y corrió al enorme edificio de oficinas donde lo había mandado su padre.


Afuera del hospital de Odaiba, el cielo parecía hospedar unas nubes moradas que se aglutinaban unas con otras, se rozaban hasta fusionarse. Hidemi Yagami las veía detenidamente, como si fuera una tarea extra del colegio; a su lado estaba Doguen Kido, echando maldiciones, y frente a ellos Mayumi y Taiki discutían acaloradamente.

—¡No tenías que destruir el bote de la basura sólo porque estabas preocupado por Osen¡Ahora tu papá va a tener que pagar las reparaciones!

—¡Pues no me importa, yo hago lo que quiero con las porquerías que veo!

—¡Ya, cállense los dos! - pidió Doguen -, aunque ya nos sacaron del nosocomio, debemos mostrar algo de respecto¡están operando a su mejor amiga y no se comportan!

—¿Nosocomio? - preguntó Hidemi.

—Ay, Hide-sa -regañó Doguen-¿qué no sabes que nosocomio es sinónimo de hospital?

—¿Y si puedes decir hospital, por qué demonios dices nosocomio? - interrumpió Mayumi.

—Pues para presumir que es un supuesto sabio - respondió Taiki, de mala gana.

—Envidiosos - cortó Doguen, frunciendo el ceño.

—Da lo mismo - dijo Mayumi -, no cambies el tema, Taiki¡ya es el colmo con tanta irresponsabilidad!

—¡May, a ti no te importa lo que haga¡Yo puedo destruir lo que se me pegue la gana! - el joven se dio la vuelta y comenzó a alejarse con gesto de indignado.

—¡Hermano! - le exclamó Hidemi -¿no vas a esperar a los resultados de la operación?

Taiki no contestó, tanto Mayumi como Hidemi, resoplaron.

—Pero qué molesto es este niño cuando se lo propone - dijo May, poniéndose de pie -, seguro que algo le preocupa además de lo de Osen.

Hide quiso decirle a May lo de las cartas de su madre que le habían llegado a ella y a su hermano, pero se quedó callada para no complicar más la situación.

—No te preocupes, Hide, iré por el imbécil - explicó May, siguiendo a Taiki.

—Par de salvajes… - dijo Doguen, acomodándose el chaleco -¡uyy, está haciendo mucho frío.

—A lo mejor va a lloviznar - dijo Hidemi, nostálgica.

Hidemi enderezó la mirada y se olvidó de las nubes, vio que por la acera se acercaban su primo Toshiro y Yuri Hida.

—¡Hey, por acá - los llamó.

Toshiro y Yuriko se acercaron.

—Hola prima, hola Doguen - dijo Toshiro, el hijo mayor de Hikari. Traía de la mano a su novia, la hija de Cody. -Pensé que estarían adentro, en la sala de esperas.

—Pues así debería de ser - comenzó a decir Doguen -, pero el irracional de tu primo Taiki hizo de las suyas y terminaron echándonos… mi pobre pap� seguro que lo regaña el director del hospital.

Jeje, supongo que mi primo glotón está algo nervioso - aseguró Toshi -, pero iré a ver si me dejan entrar¡no me perdonaría no ver a mi O-chan antes de la operación!... ¿me esperas aquí, Yuri-chan?

—Si, yo te espero.

Toshiro le soltó la mano a su chica y con delicadeza hizo que se sentara al lado de Doguen.

—En un momento regreso. - anunció decidido, y después siguió su camino hacia el hospital.

Hidemi y Yuri se sonrieron a manera de saludo.

—Yuriko, acompáñame por una bebida, que necesito glucosa - pidió de favor Doguen -, Taiki y Mayumi ya me dejaron de mal humor.

—De acuerdo, Doguen, ahorita regresamos, Hidemi-san.

El joven largo -de 16 años- que era Doguen Kido, se alejó junto a Yuri, quien era una chica de baja estatura, rellenita y de rostro serio, pero angelical.

Hidemi volvió a ver las nubes.

"Muero por leer la carta de mi mamá" se dijo, mientras parpadeaba ante los nubarrones a punto de explotar en chubascos.

—¡Mi linda y hermosa dama Hidemi! - oyó que le decía una voz cálida y sensual-¡a fe mía que verte sentada en una jardinera, frente a un descolorido hospital, te hace relucir todavía más, preciosa!

—Sei… eres tú - saludó Hidemi, de pronto se había puesto del color de la granada y su mirada adquirió un tinte profundo y más añejo que nunca.

—Sí, llego tarde¿no?

—No nos dejan pasar - explicó brevemente, mientras Seiyuro la miraba embelesado y se sentaba a su lado.

—Era de esperarse¿no te parece excesivo el que estemos todos allá adentro, suficiente con sus papás; nosotros la apoyamos desde aquí, y es seguro que O-chan comprenderá la situación.

—… sí.

Seiyuro comenzó a rodear a la joven por los hombros y le acarició largamente las mejillas.

—Sei, alguien… podría vernos.

—Mejor¡que lo sepan todos de una buena vez¿no?

—No, todavía no - pidió ella -, no quiero que Taiki te llegue a destruir el rostro o algo así¡y no quiero imaginarme la reacción de mi papá

¡Bah!, yo sería capaz de soportar a cualquier pariente celoso por tu cariño - dijo Sei un tanto vencido, mientras la besaba en la mejilla y se separaba un poco - pero será hasta cuando tú quieras¿verdad, mi preciosa dama?

—Te ves muy bien, Sei, más lindo que nunca.

—Es que me siento liberado de mi peor secreto.

—¿Es que tú tienes secretos?

—Sí, los tengo - respondió -, tú también¿no es así, ahorita te carcome uno.

—Es que mamá mandó una carta para mí y otra para Taiki… aún no la leo y tengo mucha ansiedad.

—¿Y quién no la tendría, seguramente son buenas noticias.

—Si puedo verla pronto, entonces sí serán nuevas noticias… echo de menos a mamá a pesar de sus errores… aunque… a Taik no le ha causado gracia, rompió la carta en mis ojos y se peleó con papá.

—Al rato va a estar tratando de pegar los papeles de esa carta, te lo aseguro - suspiró Seiyuro, entonces luego volvió a rodear a Hide por los hombros y se recargó en ella de manera tierna.

—Todo va a estar bien, Hidemi, mejor hay que mirar las nubes.

—Va a llover…

—pero luego va a escapar.

—tienes razón.


Toshiro entró a la sala de esperas lo más rápido que pudo; su rostro estaba impávido, pero quien le conociese sabría que había en el brillo de sus ojos rojizos un dejo de preocupación.

La sala estaba calmada, a lo lejos Toshi vio a su madre, que estaba al lado de la tía Mimi, la tía Miyako y la tía Sora.

—Hola - saludó Hikari, al ver a su hijo mayor -¿cómo te fue en el cementerio con Yuri-chan, hijo?

—Normal - respondió Toshiro -, aproveché para ver la lápida de papá…

—Ya veo - dijo Hikari, con una sonrisa tímida.

—¿Alcanzaré a ver a O-chan, mamÿ

—No, ya la llevan al quirófano - respondió Hikari.

—Qué pena… quería darle todo mi ánimo a O-chan - expresó Toshiro.

Mimi se puso de pie.

—Qué chico tan lindo tienes, Hikari - dijo Mimi -, corre, Toshi, seguro que alcanzas a Osen antes de que entren al quirófano.

—¿Usted cree?

—¡Por supuesto, yo no me sentí lo suficientemente fuerte como para acompañar a mi Kou¡se me iban a salir las lágrimas de los nervios, pero a Osen-chan le dará gusto ver a su Toshi-kun con ella antes de la cirugía.

—¡Gracias, señora Izumi! - dijo Toshiro, adentrándose en el pasillo, según las breves y escuetas indicaciones de Mimi.

—Cómo pasa el tiempo - mencionó Sora, cuando Toshiro desapareció. - tu hijo ya es todo un hombre, Hikari.

—Y uno guapísimo. - admitió Miyako.

—No quiero ni pensar en que mi Kotty crezca - admitió Sora -, está tan mono así, de pequeño.

—Pero nada podemos hacer - lamentó Miyako -, nos estamos volviendo viejas y nuestros hijos cada vez crecen más.

—Ni que lo digas... a veces sueño que de nuevo estoy de niña, viajando con Palmon por el Mundo Digital

—Yo también lo sueño a veces, aunque despierta - replicó Sora -, la verdad es que me hubiera gustado envejecer junto a Biyomon.

—Ahh, nuestros digimons - se quejó Kari -¡daría todo por volver a ver a Gatomon!

—Ánimo muchachas, nunca se sabe. Daisuke ya comenzó a construir nuestro sueño, a lo mejor un día de estos se hace realidad - dijo Mimi.


—¿Ya tienes los papeles, Kyosuke? - preguntó Kurumi, cuando el hijo de Daisuke subió al asiento del copiloto. Extrañamente todo estaba en silencio.

—Sí, los tengo; el terreno ya le pertenece a mi papá. - respondió mientras se ponía el cinturón de seguridad.

—¿Y cuándo será la inauguración?

—Pues no lo sé, pero pronto (nn) - admitió el joven -¿por qué tanto silencio?

—Porque odio que mis hermanitos hablen de más - dijo Kurumi Ichijouji.

Kyosuke pestañeó y volteó hacia atrás. Se mordió los labios. Zetaro Ichijouji estaba tecleando en la pequeña portátil y Satoru, el pequeño, estaba atado de manos y tenía la boca cubierta de cinta adhesiva.

—… pobre Satoru - expresó Kyosuke.

—Se lo ha ganado por grosero y hablador¡luego le irá con el chisme a mamá y ya no me prestarán la autonave, pero Sato-kun ya sabe que si se sigue portando mal ya no lo llevaré a ningún lado.

—Hermana, qué exagerada - dijo Zetaro.

—¡Uyy, no empieces Zet, o te irá peor que al "bebito".

—Como puedes ver, Kyo, ella es una fascista - susurró Zetaro.

—En fin¿nos vamos?

—Ehh, sí.

—¿Iremos al hospital a preguntar por Osen?

—¿Para qué? - interrumpió Zet, entre colorado y nervioso -, no es bueno para Osen que haya muchas personas a su alrededor en este día, los enfermos necesitan tranquilidad… o bueno, si quieren ir, me dejan en casa con Satoru.

—Ay Zetty, eres un insensible¡ni porque Osen es tu amiga, porque lo es¿verdad?

Zetaro quedó en silencio.

—No estás para saberlo ni yo para contarlo, Kyo, pero desde que Zet está en ese colegio particular se ha vuelto un grosero insensible¡ya ni se acuerda de los buenos tiempos!

—Ehhh…

—Las personas crecemos, Kurumi, eso es todo - se defendió Zetaro, con los ojos gachos, como resentidos. Miró la pantalla de su computadora, en su bandeja de entrada solamente estaba la dirección de Osen Izumi. "Espero que todo vaya bien" decía el correo que le acababa de enviar "Me gustaría estar contigo… pero ya que no puedo hacerlo, te mando un beso con todo mi corazón" "te quiere, tu amigo secreto, Óleo".

Zetaro apretó los puños. En el fondo lo sabía, que él no era Óleo, el cyberamigo de Osen, él era Zetaro y nadie, pero nadie lo sabía.

—Pues eso haré justamente, te llevaré a casa¡adolescente rebelde!

Cuando Kurumi arrancó la autonave, Kyosuke apenas tuvo tiempo de aferrarse en el asiento; luego salieron disparados hacia otra aventura con la hija de los Ichijouji al volante.


—… ¡Y luego el genial Weregarurumon, junto a su compañero, súper Kotaro, derrotaron al perverso digimon árbol!... no recuerdo el nombre del arbolito, algo de Cherrymon, creo¡pero eso no es importante, el punto es que con el gran poder de los Ishida¡y con el de mi digimon, que ¡zaz, y ¡trash, si hubieran estado ahí, lo comprenderían todo, y… y… ‚?MINA!

Kotaro Ishida dejó de contar su cuento al notar que su prima, Minagawa Takaishi, estaba dormitando en su hombro.

—Está soñando con los angelitos - explicó Tulo Izumi, quien parecía más interesado en los gusanos que en la historia de Kotaro.

—Debo ser un pésimo cuenta-cuentos - se lamentó con ironía el joven pelirrojo -, una se duerme y el otro se pone a mirar gusanos…

—Kotty…

—Tulo-kun, no debes decirme "Kotty", suena muy infantil y ya estoy grande, debes decirme Kotaro-sama, así suena más como mi personalidad.

—'Kotty-shama'¿cuándo voy a 'ved' a mi 'hemana'?

—Mh, no sé, cuando salga del hospital y la curen los doctores.

Kotaro arropó a su pequeña prima con su chaqueta y se recargó en el resbaladero; estaba aburrido, eso de cuidar nenes no se le daba bien, pero tenía que ser paciente.

Jugó un par de veces con sus bostezos y miró hacia arriba, el cielo estaba nublado.

—Si seguimos aquí, mínimo ustedes pescan un resfriado y yo un regaño - le dijo al chiquito Izumi, que seguía concentrado con lo de los gusanos.

—¡Ea¡Kotaro! - se escuchó de pronto, el pelirrojito se despabiló y se puso de pie con Min en brazos.

—¿Tío Takeru? - preguntó.

—Sí, sobrino, somos nosotros - saludó Takeru, quien estaba a unos diez metros de ahí, en la zona de los columpios.

—PapÂ?tú también vienes?

—Sí, claro, Sora me dijo que viniera por ti - explicó Yamato, quien venía caminando por el sendero -, y como hoy no había tanto trabajo en la disquera, decidí contagiarme con un poco de aire libre.

—Gracias por cuidar a Min-chan y a Tulo-chan - agradeció Takeru -, tenía varios pendientes en la editorial, pero ya estoy desocupado.

—De nada - sinceró el niño, estirando los brazos para que Takeru cargara a su hijita-, hasta eso que se portaron bien.

—Señor 'Takasuchi' - preguntó Tulo, jaloneando el pantalón de Takeru.

—¿Qué pasó, Tulo-chan?

—¿Y mi mamÿ

—Ella está con tu hermanita en el hospital, así que hoy te cuidará el señor 'Takasuchi', jeje.

'Gachias' señor 'Takasuchi'.

—Se dice Ta-ka-i-shi, Tulo-kun - reprendió Kotaro.

—Deja al chico en paz, Kotaro - mandó Yamato -, aún está muy chico.

—¿A dónde iremos, papÿ - preguntó Kotty.

—Con Ken y Daisuke para hablar de negocios, ya sabes, sobre el proyecto…

—¿Y sabes si mi amiga Osen salió bien de la cirugía?

—Tu madre quedó en avisar, hijo - dijo Matt -; andando entonces, que se hace tarde.


Toshiro cruzó el angosto pasillo que le llevaba directo al área de cirugías. Iba de prisa y asomaba la cabeza en todas las puertas. Se sentía incómodo con su narizota metida en medio hospital para dar con Osen¡ya hasta parecía el glotón de su primo haciendo diabluras!

Dio vuelta a la izquierda, y fue ahí cuando vio a lo lejos una camilla con rueditas que iba directo a la sala de operaciones. Vio que al lado de esa cama iba caminando Koushiro Izumi junto a los doctores.

—… O-chan - murmuró entre jadeos, pero ya no siguió caminando. Se quedó vencido a ver el cuadro tembloroso que estaba frente a él, y el estómago se le llenó de vértigo. Si era difícil desearle buena suerte a alguien enfermo, no quería ni imaginar lo que sería ser la persona enferma.

Para su sorpresa, su susurro decaído fue oído, y con una dulzura que lo conmovió hasta la garganta, vio que su hermanita postiza, O-chan, alzó su brazo y le indicó con el pulgar que todo estaría bien.

"Ella me ha escuchado" se dijo Toshiro, sonriendo "Te aseguro que te vas a recuperar, O-chan".

Toshiro vio cómo metían a su amiga al quirófano, se talló el cabello y con un gesto se dio la vuelta.

—Espera, Toshi, regresemos juntos - dijo Koushiro Izumi, quien lo había notado segundos anteriores.

—Claro, tío Izzy - dijo el canelo hijo de Hikari.

Koushiro y Toshiro comenzaron a caminar hacia la sala de esperas.

—Pensé que entrarías a ver la operación de O-chan.

—Creo que no tendría el valor, es una cirugía delicada - explicó Koushiro - pero como tengo fe en Joe estoy algo animado.

—Así debe ser, tío Izzy¡vas a ver cómo O-chan mejora!

—Claro que sí - dijo Kou, estaba lívido, su sonrisa no se extendía pero sus ojos negros eran dos puntos seguros y profundos.

—Regresemos entonces…


—¡Cómo es posible que sea tan descuidado, señor! - gritó Benjamín, el hijo mayor de Mimi. -¡le estoy pagando por un servicio rápido y mire usted con lo que me sale!

—Pero joven, comprenda que no es mi culpa el que se haya descompuesto la autonave… de verdad lo lamento, sólo tiene que esperar unos minutos en lo que la arreglo.

—Para usted es fácil decirlo - se quejó el Principito, mientras tecleaba en su celudigital. Después de algunos minutos bufó de indignación -. ¡Oiga señor¿le falta mucho!

—Un poco más, jovencito.

"Mamá no contesta, Koushiro lo trae apagado… ¡y claro, el celular de la mini amenaza de mi hermanito me manda al buzón" pensó ", no hay de otra más que ayudar a este insecto para que arregle pronto este carro del demonio".

—Deje le ayudo, señor, me urge llegar al hospital, están operando a mi hermana menor.


Daisuke y Ken estaban sentados en la sala del segundo, comiendo platillos del primero. Los dos estaban callados, sus bocas estaban concentradas en la suculenta comida. En la casa de los Ichijouji reinaba la paz, hasta que, hasta que…

—¡Papáááááááá - gritó Satoru, el hijo menor de Miyako y Ken.

—Sato-kun, no grites tanto - pidió Ken, cuando vio a su pequeñín de seis años entrar al aposento.

—Pap� mi neechan me amarró, y me tapó la boca con cinta¡es una niña mala!

Ken puso los ojos en blanco.

—Aquí vamos de nuevo… - susurró el detective Ichijouji.

Tras Satoru aparecieron sus otros dos hijos y Kyo Motomiya, el hijo de su mejor amigo.

—¡Cómo eres de chismoso, Satoru! - renegó Kurumi -¡es que tu hijo no me deja concentrarme mientras conduzco, papÂ?A cada diez segundos grita que todos vamos a morir¿Verdad Zetaro?

El mediano de la familia encogió los hombros.

—Voy a mi recámara, tengo tarea - avisó mientras reverenciaba a Daisuke por la visita -, que tengan una buena tarde.

—Nos vemos, Zet - dijeron Daisuke y Kyo al mismo tiempo.

—Y ustedes dos, chicos, dejen de pelear que tenemos visitas - advirtió Ken -, cuando mamá regrese podrán quejarse con ella.

—¿Y adónde fue mamita?

—Fue al hospital un rato, Sato-kun - explicó Ken.

—Ah

—Por cierto, Kyo - comenzó a decir Daisuke -¿pudiste recoger lo papeles?

—Sí pap� aquí los tienes - Kyosuke hizo entrega de los documentos a su papá.

—¡Excelente!... o como diría mi amiga Yolei¡Bingo¿cierto, Ichijouji?

—Cierto Daisuke, has tenido una muy buena idea.

—¡Nah, la idea es vieja; me la dieron nuestros hijos y los digimons hace como un lustro…

—¡Un lustro son cinco años! - dijo Satoru con mucha emoción, como si el saber eso connotara sabiduría -¿verdad papÿ

—Así es Sato-kun, qué listo - felicitó el papá "este crío mío me recuerda tanto a mi hermano Ozamu" se dijo Ken, sonriendo.

—Hace cinco años fue nuestra primera aventura en el digimundo - recordó Kurumi. -¿desde ahí viene la idea?

—Jeje, sí, qué mala memoria tienen ustedes. - dijo Dai, sonriendo -, la idea surgió en aquél verano del 2027, después de que arreglamos lo de la fusión prohibida¿Recuerdan que ustedes hicieron un festival?

—¡Sí, claro! - gritó Kurumi -, según me acuerdo, hicimos una especie de espectáculo de despedida, y recuerdo que yo era la hermosa presentadora.

—Y yo era el otro conductor - agregó Kyosuke, pero Kurumi frunció el ceño.

—Ush¡no hace falta que presumas! - renegó -, pero señor Motomiya¿qué tiene que ver su idea con ese festival?

—Pues si haces memoria, Kurumi, recordarás que en ese espectáculo que ustedes nos regalaron a los adultos, presentaron algunos shows, y en uno de ellos hicieron la propuesta de hacer un museo del digimundo y los digimons, y que al mismo tiempo en el digimundo los digimons hicieran uno sobre niños elegidos.

—¡Ah, es verdad! - exclamó Kyosuke -, esa fue idea de Seiyuro, Osen y Zetaro¿no es así, papÿ


(Flash back—2027)

"Bueno, sin más preámbulo, daremos inicio al festival de despedida¿Qué tenemos primero, Kyosuke?"

"Nada más y nada menos que la presencia de Zetaro, Osen y Seiyuro, vienen a traer un bonito regalo para los digimons".

Se escuchó una extraña música de fondo y los tres chicos mencionados, entraron. Primero iba Osen, seguida de Zet, y por último, Sei, que venía cargando una roca bastante fea.

"Muchas gracias por la presentación, Kyo - dijo Sei, mientras prácticamente le arrebataba el micrófono a Motomiya. - Nosotros queremos que este monumento quede estancado en el pensamiento de todos los digimons, y también pensamos en que sería bueno que hicieran un gran museo de los niños elegidos, nosotros fundaremos uno acerca del Digimundo"...

(Fin de Flash back—2027)


—Qué ingenioso eres, papÂ?mira que yo no lo recordaba!

—Es algo que siempre me quedó muy presente, Kyo - dijo Daisuke, ilusionado -, y bueno, tenemos las facilidades para hacer de esa idea de museo, una realidad.

—Cuenta con ello, Daisuke - agregó Ken, quien aún seguía demasiado entretenido con la comida del restaurante de su mejor amigo.


Taiki había salido huyendo del hospital con los puños apretados y los ojos perdidos; no sabía cómo controlarse y tampoco quería que nadie le viera a punto de llorar. Trotó hasta su casa sin mirar atrás, sin pretender echar un vistazo a su realidad. Mayumi lo siguió de cerca todo ese tiempo, pero jamás lo llamó ni procuró alcanzarlo, de alguna manera a ella también le hacía bien alejarse un poco del hospital y de la cirugía de Osen. Estaba preocupada por ello, sí, pero también se veía exaltada al ver a Taiki tan perturbado.

Taiki llegó hasta su departamento, abrió la puerta, caminó hasta la alcoba de su padre, pero al no ver a nadie suspiró. Suspiró otra vez, y otra¡y una vez más, luego, al llegar a la cocina, se inclinó, se acomodó en cuclillas ante el cesto de la basura y comenzó a vaciarlo.

Mayumi lo miraba desde la entrada¿qué hacía Taiki?... observó que el moreno recogía trozos de papel y los guardaba celosamente en su bolsillo.

—¿Taik? - se atrevió a preguntar tras unos minutos -¿qué haces?

—Cómo que qué hago, May¿qué haces tú aquí?

—Te estaba siguiendo, Taik, quería ver si estabas bien.

—Pues ahora que lo mencionas, estoy algo enojado porque no me gusta que me espíen.

—Escucha Taik, sé que estás preocupado por Osen, pero... ¿qué haces con esos trozos de papel?

—No te importa, May - entonces Taiki se puso de pie y miró a su amiga fijamente -, no me gusta que me sigan los pasos, ni siquiera tú... no vuelvas a seguirme May, y te lo digo por tu bien, porque no soy un tipo de fiar.

—No seas ridículo.

—Estaba recogiendo un examen... lo rompí esta mañana - mintió el gemelo hijo Taichi -, pero ya terminé¿nos regresamos al hospital?

—Aún no hemos terminado de hablar.

—¿Ah no, pues yo creo que sí. No hay mucho de qué hablar, los regaños me los da mi padre, los mimos mi hermana cuando no peleamos, y las preguntas me las haces tú, pero casi nunca contesto, vámonos.

Taiki pasó de largo a su amiga, sin que ella lo viera se restregó las lágrimas que gritaban el nombre de "mamá" de manera silenciosa.


Cody Hida conducía por la avenida principal de Odaiba; acababa de salir del juzgado, se veía como siempre: sereno y prudente. Había quedado en reunirse con sus amigos Daisuke y Ken para hablar sobre un proyecto que tenían sobre un museo, ya que Cody iba a encargarse de todos los movimientos legales necesarios. Iba algo retrasado, pero aún así iba lo más despacio posible, porque hoy era, para él, un día nostálgico: era el aniversario de la muerte de su esposa. En un día así¿cómo no pensar en el pasado?

Además, la avenida estaba algo saturada de tráfico. "Qué raro" se dijo Cody "Aún es temprano¿por qué habrá tanto tráfico, si no es hora pico?" se despeinó los cabellos castaños y frenó abruptamente al notar que los carros de enfrente lo hacían.

Había lluvia de claxon, que sin duda alguna podían hasta causar jaqueca. Cody mandó por su comunicador un mensaje a Dai, para decirle que llegaría tarde.

—¡Pero si es usted, señor Hida! - escuchó de pronto Cody, por lo que bajó la ventanilla del auto, a lo mejor era un cliente, o a lo mejor era... era...

—¿Benjamín?

—Sí, Ben Tachikawa, el que usted conoce. ¡Menos mal que me lo encuentro! - rugió Ben, como fiera -, estaba en el aeropuerto, y entonces tomé un taxi, pero el estúpido taxista no me advirtió que su coche andaba mal y...

—Pensé que estabas en Estados Unidos visitando a Michael, chico - dijo Cody, con aire despistado.

—Pues sí, pero como me enteré de que adelantaron la operación de Osen, me vine de sorpresa¡pero no podré llegar a tiempo para estar con ella!

—Súbete entonces, yo pasaré por el hospital.

—¡Muchas gracias, señor Hida, no esperaba menos de usted. La verdad es que siempre me pareció el más educado de los amigos de mi bella madre - exclamó Ben, como un crío pequeño.

—... Eh, sólo sube, chico.

—¡Yahooooo! - gritó Ben, con los ánimos renacidos, subió su equipaje en el asiento trasero y se trepó a la autonave del bueno de Iori.


Osen estaba ahí, en el quirófano. Parecía la imagen de una vela, con el cuerpo pálido y la cabellera llameante. Estaba aterrada¿y cómo no estarlo, ella le temía a esos lugares: odiaba los hospitales, las medicinas, las inyecciones, el asma, las enfermedades¡todo eso, y sin embargo ahí estaba, en el quirófano, a punto de ser operada. Le reconfortaba que ahí estuviera Joe Kido, su médico de cabecera y además amigo de la familia, pero aún así no era suficiente.

—Vas a contar hasta diez, y verás como quedas dormidita - dijo el anestesiólogo.

Osen asintió, y se despidió de todo lo que recordó: del doctor Kido, del e-mail de su amigo secreto, Óleo... de su familia, de sus amigos... del quirófano.

Sabía que su asma no se iría para siempre, pero... pero ahora tenía la oportunidad de mejorar y respirar mejor.

"Debo ponerme bien muy pronto" se dijo mientras contaba hasta diez "Tengo que leer el mail de Óleo... tengo que platicar con papá... jugar con Tulo y saludar a Ben... voy a recuperarme pronto, o Taik se enojará conmigo... pero sobretodo, debo ponerme bien para poder ayudar con el proyecto del señor Motomiya... un museo de digimons¡qué idea más súper!... será un... espléndido... lugar... si las personas logran ir al museo, seguro... seguro... seguro que muchos se acordarán de los digi... mon".

Osen sólo alcanzó a contar hasta nueve.


Tiempo después...

"El empresario Daisuke Motomiya, junto a sus socios, han dado por inaugurado el proyecto llamado 'Museo de Digimons', que tiene como propósito dar a conocer a las personas a unas criaturas mitológicas llamadas monstruos digitales" se le oyó decir al televisor: "En compañía de 11 compañeros de trabajo, en donde se encuentran personalidades como el cantautor y astronauta, Yamato Ishida, y el diplomático de la ONU, Taichi Yagami, el millonario Motomiya ha cortado el listón rojo, que abre las puertas del museo".

"-Nos sentimos muy contentos de que por fin las personas vayan a conocer más de los digimons- ha dicho el empresario, al lado de su esposa e hijo -, tenemos fe en que nuestro proyecto no sólo sea un centro de entretenimiento, sino una herramienta para que las personas reconozcan a los verdaderos digimons, que todos una vez tuvimos presentes".

"El museo cuenta con las mejores instalaciones, novedosos diseños y gran material basado en los libros del escritor del best seller de la saga de Digimon, Takeru Takaishi"...

—¡Bravo¡Espectacular! - aplaude Taichi, apagando el aparato -, sabemos que sales muy bien en televisión, Daisuke, pero ¿no sería mejor comenzar de una buena vez con la fiesta?

—No te burles, Taichi - reniega Daisuke -, la quieres apagar porque más adelante sales tú¿no?

—¿Qué comes que adivinas? - ríe Tai, de buen humor.

—¡Hombres, pero qué escandalosos! - se queja Yolei.

Bah, lo que pasa es que quieres ver tu parte ¿no Miyako, con el cuento de que eres la directora del museo... - dice Daisuke, tocando los hombros de su amiga de cabellos violetas.

—¡Ay, y te lo agradeceré siempre, Davis, me aburría tanto en casa.

—El caso es que el museo Digimon ya es un hecho - interrumpe Hikari -, aún falta mucho por hacer, muchas secciones qué inaugurar, muchas atracciones por adherir, pero el primer paso de nuestro sueño ya es un hecho...

¿Saben que sería genial? - dice Mimi, con mirada soñadora -, pues que Palmon y los demás estuvieran aquí¡y si la puerta se abriera nuevamente me pondría contentísima!

—Ken y yo trabajamos en eso, Mimi, sé paciente - agrega Koushiro.

—Bueno, bueno, hay que hacer el brindis¿no¡estamos en una fiesta de celebración por nuestro museo! - sugiere Takeru, alzando su copa.

Los demás lo imitan.

—Hay que brindar por cada uno de los digimons que hemos conocido, por cada una de nuestras aventuras y nuestras vivencias, por cada sonrisa y cada lágrima que le regalamos al Digimundo... brindemos por todo ese cariño, por todos los sufrimientos, por nuestra amistad, por las memorias que se recuperarán con el museo... y sobretodo, brindemos por nuestros hijos, que son la nueva generación.

—¡Vaya, Sora, sí que se te dan los brindis - asegura Taichi.

—Entonces brindemos por lo que ha dicho Sora - añade Cody.

—¡Salud! - comienza a decir Ken, luego los demás hacen chocar las copas.

Nos encontramos en la sala principal del museo Digimon, llamada "File". La sala es la recepción y la entrada del lugar. Ahí se realiza una reunión privada, por eso hay unas cuantas mesas con manteles blancos y una barra de comida, patrocinada por el restaurante Motomiya. Al fondo hay tres megapantallas, una de ellas acaba de ser apagada, las otras se muestran de color azul, difuminado. El piso es una alfombra gomosa, de color marrón, da la apariencia de un suelo salvaje y hermoso. Las luces del lugar salen del techo y son cálidas, como los palpitantes sueños de los humanos. Ahí se encuentran varias personas, todos están de pie y hacen constantes .

Ahí están los elegidos y sus parejas, ya crecidos, con los corazones vibrantes y los ojos crecientes, como jóvenes, como niños, como si estuvieran viendo una aurora boreal, la misma de 1999.

Arriba, en el techo de ese lugar, los colores de las luces se distorsionan y parecen ondear, parece que se forma una línea astral.

—Hey, vean hacia arriba - dice Joe Kido, quien, como todos los caballeros presentes, vestía un traje de corbata y toda la cosa.

—Es una aurora boreal - anuncia Koushiro -, se ve tan real...

—¡Igual de hermosa que la primera vez! - chilla Mimi.

—Tiene los mismos colores - agrega Taichi -... ojalá fuera la misma de la otra vez.

—Oye, hermano¡ya puedes iniciar! - avisa Takeru, cuando las luces de la aurora, que habían sido creadas artificialmente, cedían ante la intimidad de la recepción y desaparecían ante un telón que se abría...

Que se abría para mostrar a un hombre maduro, de cabellos rubios y ojos azules.

—¡Que bien te ves, cielo! - le grita Sora a Matt, al verlo en el pequeño escenario -¡y ustedes dos lucen estupendos, chicos!

Al lado de Yamato hay dos chicos. El más joven, de cabellera rojiza y aproximados 11 años, está sentado en un banco y carga con una guitarra; la otra es una joven que viste de negro y trae en los labios una armónica.

—Va por gabumon y los demás... - dedica Yamato Ishida.

Y así empieza la canción.

Hay una serie de aplausos escuetos que se acaban rápidamente por la atención prestada a la melodía, a la canción que la voz de Yamato da vida.

Sora se abraza de Taichi, quien chifla de gusto y corresponde el abrazo de su amiga. Mimi se embarra a Koushiro, quien ni se inmuta pero sigue sonriendo. Daisuke intercambia miradas con Ken; Joe queda nostálgico, entre callado y sonrojado; Miyako despeina a Cody y Hikari y Takeru se dan la mano.

Tras el telón, la agitación es más notable. Un muchacho rubio se asoma constantemente al escenario, mientras que otro de anteojos lo reprende.

—¡Ándale Doguen, un poquito más! - ruega Seiyuro Takaishi -le sale tan bien esta rola al tío Matt.

—¡Se supone que estamos organizándole esta fiesta a nuestros padres, y aún falta servir el pastel!

—Pero si eso te toca a ti y a Toshiro, a mí no me metas.

—De todos modos no debes interrumpir el espectáculo.

—Aguafiestas... ‚

Doguen baja a Sei del "improvisado" escenario y lo arrastra al salón de al lado, el cuál es la cafetería "Digitatamon".


—Listo, mi receta secreta está lista - dice Toshiro, en su traje de chef y su gorro largo y blanco -¿verdad, Yuri-chan¡Todo perfecto!

—Claro, siempre he dicho que mi novio es un experto cocinero.

—Es que después de haberlo quemado tres veces al final tenía que salir bien - dice Doguen, quien iba llegando junto a Seiyuro.

—Doguen, qué perverso eres con el buen Toshi - asegura Seiyuro, quien luego se acerca a Toshiro y le secretea: -pst, lo hizo Kyosuke¿verdad?

—Jaja, acertaste, Sei - agrega el canelo hijo de Hikari.

—Iré a decirle a los demás que comiencen a servir, en breve regreso... ¡y no pierdan el tiempo! - ruge Doguen, luego sale de la cafetería muy decidido.

—A fe mía que está peor que nunca de obsesivo - juzga Sei.

—Pobre Doguen, quiere que todo salga bien - dice Yuri -, iré a ayudarle, Toshi.

Toshiro se inclina para besar a su novia, quien sale del lugar.

—Ahh, qué bien me siento hoy - exclama Seiyuro.

—¿Cómo va todo allá afuera? - pregunta Toshiro.

—¡Bien, debiste ver la aurora boreal que hizo Osen con la computadora, y ahorita está cantando mi tío Matt.

—Acompáñame a fumar un cigarrillo para que me sigas contando.-pide Toshiro.

—Ni que estuviera loco; además, hoy no se fuma, vamos a espiar.

—Sabes Sei, a veces pareces más pequeño que nuestra hermanita.

Seiyuro y Toshiro siguen a Yuri y a Doguen; el primero con una sonrisa en la cara, y el segundo con un gesto de hastío, porque quiere su cigarro.

—¡Un día de estos me las vas a pagar, insetillo! - grita un joven. De repente Toshiro y Seiyuro se hacen a un lado cuando ven pasar a un torbellino pelirrojo en un triciclo de metal, lo persigue de cerca un joven de cabello castaño claro y ojos enfurecidos.

—¿Esos no eran el travieso Tulo y su perverso hermano Ben?

—Creo que sí - le responde Toshiro a Seiyuro. Segundos después una joven pelirroja, de vestido verde, cruza por donde mismo, sólo que ella viene caminando y con el rostro alivianado.

—Hola chicos¿por aquí pasaron mis hermanos?

—Si te refieres al torbellino pelirrojo y a su verdugo, se fueron por ahí - informa Seiyuro.

—Ah, gracias.

—¿Y qué sucede con ellos dos?

—Bueno, creo que Tulo atropelló los pies de Ben con su bicicleta... sabía que si traía su bici no iba a resultar nada bueno, pero qué se le va a hacer.

—Vaya...

—Luces preciosa hoy, O-chan, te has recuperado de tu operación muy rápidamente¡y te ves tan vigorosa¿cierto Toshi?

—Cierto Sei, pero yo creo que O-chan está alegre por otra cosa.

—Es que hoy es un día especial... recuerdo que cuando me operaban soñé con este momento - admite la pelirroja hija de Izzy -, además, Óleo me escribió una nueva carta, y ya tengo ganas de contarle todo lo de hoy.

—¿Óleo¿Quién es ese? - pregunta Toshiro.

—Un amigo por internet que conocí hace unos meses.

—Ahh, es tu cybernovio - corrige Seiyuro.

Osen se pone colorada.

—¡Ay no, Sei¿Cómo crees! - acto seguido la pelirroja se despide con un gesto y se aleja por donde han pasado sus "hermanos".

—Acabo de ver el rostro de una niña enamorada - dice Sei.

—... ‚?tú crees! - se escandaliza Toshiro -, pues quien quiera que sea el tal Óleo, pues tiene suerte de tener a una niña como mi hermanita O-chan.

Los hermanos del alma, como se apodaban desde niños, siguen su camino; de un rincón sale un joven de cabellos morados y ojos grandes. Las mejillas del muchacho están escarlatas, pero asimismo tiene una mirada triste y desgastada.

—La verdad - susurra para sí mismo -, no creo que el tal Óleo tenga tanta suerte, como ellos dicen... nadie puede tener buena suerte si sólo dice mentiras.

—Hey, Zetaro Ichijouji - dice Doguen Kido, salido de la nada - según recuerdo tú eres de los repartidores¿no es así?

—Sí, eso creo.

—¡Pues ya va a ser hora de servir el pastel, repórtate en la cocina.

—Te tomas muy enserio todo esto, Doguen...

—¡Andando!

—Sí, ya voy, ya voy.

—¡Hermano! - Cuando Zetaro va hacia la cocina, siente que alguien le abraza las piernas.

—Sato-kun¿qué haces?

—Quiero ayudarte, es que Min y Tulo no se toman el trabajo en serio porque están chiquitos¿puedo ir contigo, puedo¿Verdad que sí?

—Eh, claro, ven conmigo Sato-kun.

—¡Pero no hagan destrozos en la cocina Zetaro y Satoru!

—Doguen-chan, respira hondo y profundo, que un día de estos te da un infarto.

—Yuri, es que esto es serio. Los jóvenes de hoy necesitamos ser serios para lograr sobresalir; y la verdad es que todo se lo toman a juego aquí¡inclusive tú!

—Pero es que es divertido¿no crees?

—Bueno, la música está bonita, el señor Ishida canta bien, mis papás se ven contentos... supongo que sí es divertido.

—Ánimo Doguen, vamos a lo del pastel.


Cerca de ahí en la cabina de sonido, una joven de anteojos está nivelando el audio de los micrófonos y las bocinas.

—Bájale un poco al micrófono de la armónica, Kyosuke.

—Sí - dice Kyosuke -, pero Kurumi¿y cuál canal es...?

—Eres tan torpe para esto, Kyo, deberías traerme unas bebidas porque tengo calor.

—...

—¡VE!

—Está bien, las traeré si aceptas tener una cita.

—Jamás saldría con mocosos como tú, Kyo, eres muy infantil.

—...

—Taiki, ya oíste a Kyo, no quiere ir por bebidas¿podrías hacerlo tú?

Taiki está perdido en el monitor, donde Yamato Ishida y sus hijos interpretan una canción. El joven de melena de león está embobado con la figura nívea y de cerámica de May Ishida, los ojos le tiritan mientras ve cómo la rubia toca al ritmo de la guitarra y el bajo. Se ve divina, como una musa.

—¡TAIKI!

—¿Eh, no grites tanto, Kurumi.

—Ve por las bebidas.

—Ni que estuviera loco, suficiente tengo con ayudar en esto¡qué tontería, en primer lugar yo no quería hacer esta ridícula fiesta, sólo es gastadero de dinero; hubiera preferido salir con mis amigos.

—Uyyy, seguro que sí, se iban a pasar la tarde muy contentos hablando de "El Capital" de Carlos Marx para apoyar sus tontas ideas de socialismo utópico, y luego se iban a largar al parque a hacer destrozos¡no me hagas reír!

—Ya, Kurumi, déjalo en paz, yo iré por las bebidas.

—Bien Kyosuke, hasta que por fin haces algo de servir.

—uu!


Kyosuke sale de la cabina de audio y se topa con Toshi y Sei.

—Kurumi quiere soda - dice Kyo -¿me acompañan a la cocina?

—Mal Kyo, muy mal, no sé cómo dejas que esa mujer te maneje. - lo regaña Seiyuro.

—Créeme que yo tampoco lo comprendo del todo - suspira Kyo -, supongo que me gusta demasiado.

—Vamos a la cocina entonces, sirve que le das buen gusto al pastel que hiciste y que todos creen que hice yo. - dice Toshiro.

Kyo y Toshi se alejan; Seiyuro por su parte se vuelve a asomar al escenario, la canción del tío Matt ya casi acaba.

Sei sonríe. Poco a poco se le encalambra la espalda de sensaciones placenteras, en breves instantes, pero con una suavidad única, siente que un par de manos lo rodean.

—Te estaba buscando - le murmura una voz al oído.

—Yo también - dice él, dándose la vuelta.

La ve frente a él, con los cabellos marrón recogidos en una elegante coleta y el vestido blanco, entallado.

—Te ves muy bien, Hide, pareces una... ¡diosa!

—No seas exagerado Sei-chan - retoba ella, sonriendo -, vamos a que me ayudes a servir el pastel.

—Es inevitable, supongo... - enuncia el chico, alejándose de la cortinilla -, Hide, hoy que te ves tan sublime¿no sería el momento adecuado para decirle a tu papá que salimos?

Hidemi niega

—Aún no Sei... no sería buena idea.

—Ya veo.

—Sé que no te gusta estar haciendo esto a escondidas, pero es lo mejor.

—Como digas Hide, pero ya sabes que...

—Shhh¡hoy es una noche estupenda!

Seiyuro le acaricia la espalda a Hidemi y le besa la frente.

—Sí Hide, hoy es una noche estupenda.

Los dos miran hacia abajo, al oír un ruidito. Ahí se encuentran a Minagawa Takaishi, quien parece estar dormidita en el piso.

—¡Min-chan! - dice Sei, levantándola en sus brazos -¿otra vez te dormiste?

—Es muy temprano, son las ocho de la noche.

—Es que esta nena duerme demasiado, papá dice que es normal, pero mamá-Hikari quiere llevarla al doctor.

—Debe ser sólo que está cansadita¿no crees?

—Sí, debe ser eso. Todos hemos trabajado duro para esta celebración.

Seiyuro acomoda a la pequeña Min en sus brazos; la pequeña se arropa en el traje negro de su hermano y comienza a hablar entre sueños.

... Wizardmon... y vuela... vamos... Kodai... - la niña sonríe mientras sueña. Seiyuro la abraza con fuerza, y junto con Hidemi, se asoma por el escenario.

Si tú lo deseas,

puedes volar

sólo tienes que confiar

mucho en ti y seguir

puedes contar conmigo,

te doy todo mi apoyo...

Entre la canción, entre aquellas sonrisas, entre esas prisas y pasteles, entre las celebraciones, la aurora boreal volvió a aparecer, y entonces, sólo entonces los elegidos saben que habrá un mañana... parece que va a llover digivices.


F i n


Después de haber apagado el monitor que ha contado la historia de las memorias borradas, las luces nuevamente iluminan el escenario, esta vez hay una conductora de cabellos castaños, recogidos en una coleta, tiene ojos de chocolate y sonrisa soñadora.

-¡Finalmente se cierra el ciclo de Fusión Prohibida y Memorias Borradas! – dice la chica, con un tono de voz dulce -, mi nombre es Hidemi Yagami y la autora CieloCriss me ha escogido para despedirme de todos ustedes, los lectores que han hecho posible la larga publicación de esta historia. A decir verdad yo me siento muy feliz de que la autora me haya considerado para esta despedida¡estoy tan contenta, y el final me gustó (aunque CieloCriss, como siempre, piensa que pudo quedar mucho mejor). Aunque casi no hubo acción y todo eso¡hubo puntadas interesantes, como lo de Osen y su amigo secreto Óleo, que en realidad es Zet, lo de mi romance son Sei-chan (pero por favor, no le vayan a decir a decir a nadie, es un secreto), lo del museo de los digimons, los sueños de Min, lo de la carta que mamá nos mandó a Taiki y a mí, del encuentro de Sei con el viejo Toriyama¡en fin, pasaron muchas cosas y quedé conforme… ahh, por cierto, CieloCriss lamenta no haber publicado antes, piensa que toda esa tardanza repercutió en los resultados (según ella muy ñoños)… pero ya nada puede hacer al respecto¿no, así que yo mejor ni me preocupaba por eso – Hide sonríe, cruza los brazos y toma aire -, así que, queridos lectores, CieloCriss quiere dar por cerrado formalmente este fic¡Muchas gracias a todos, TODOS los lectores, gracias a todos los que le dieron ánimos a la historia, a los personajes a la trama, a este final… Como dice CC, se cierra un ciclo en el que ella dedicó mucho de su tiempo en estos fics, y esperamos que el futuro traiga cosas mejores para todos ¿no¡Vaya, mi hermano Taiki tiene razón, soy una cursi de lo peor… pero, jeje, a nombre de todos mis amigos y de los adultos elegidos¡gracias y hasta pronto!...

Hidemi se ve interrumpida por una segunda persona, ya que de repente ha subido al escenario una chica pelirroja de baja estatura y cuerpo delgado.

-¿Osen? – saluda Hide - ¿Qué haces aquí?

-¡Hide-san! – contesta Osen -, es que antes de que cierres el fic, CieloCriss me ha mandando a dar un aviso.

-Ah, pues dalo, amiga mía.

La pelirroja hija de Izzy asiente, recupera el aliento y toma el micrófono de Hidemi.

-Hola a todos – dice brevemente -, antes de que esto se acabe, la autora quiere informar que próximamente va a publicar unos fics que tiene por ahí que son sobre nosotros, los hijos de los elegidos.

-¿De verdad? – interrumpe Hide.

-Sí… es que ella no podía publicarlos antes, pero ya con MB terminada, se tomará esa libertad – avisa Osen, con timidez -. Eso era todo, Hide-san, yo mejor me retiro.

-Hasta luego, Osen – se despide la gemela hija de Taichi, luego vuelve a tomar el micrófono y se despide -¡ahora sí, amigos!... este es el fin… ¡Adiós!

(A IoriJestez¡Feliz cumple!)

(A todos mis amigos de gracias)

Hasta luego.

Se cierra el telón. Ahora todo está negro en la imaginación de una autora.