Capitulo 1: Nuevos comienzos, viejos amigos

Una noche oscura y fría acontecía, muy rara para ser verano. Todo el vecindario dormía mientras que en una de las casas, específicamente, en la pieza de una de ellas un chico estaba recostado en su cama, con sus ojos abiertos mirando al vacío. Era Harry Potter.

Llevaba dos semanas de vacaciones, las cuales habían sido las peores desde que tenía memoria... no era por el quedarse con sus tíos ya que ahora la indiferencia se notaba más que nunca... tampoco porque no podía saber nada de sus amigos, ya que estos le escribían a diario, pero no sobre el mundo mágico... era mas bien para ver si él estaba bien o no, para lo cual Harry siempre les mentía... porque él nunca estaba bien. No desde lo acontecido en la ultima parte de su quinto año.

No podía estar tranquilo, sobre todo con lo ultimo acontecido. Ya no sabía que pensar, en estos momentos sentía aún más la falta de un padre o una madre o por último de su padrino, pero todos habían muerto, todos lo habían abandonado por la culpa de Voldemort, o más bien la suya.

Se odiaba tanto como odiaba a ese asesino... todos días se preguntaba por qué, pero la respuesta nunca llegaba. Muchas veces se imagina que hubiese pasado si el muchacho del cual la profecía nombraba hubiese sido Neville y no él... si Neville hubiese sido el niño que vivió. Sin embargo eso nunca iba a suceder. Voldemort lo eligió a él y ese es su destino, el maldito destino que lo persigue.

Necesitaba aire, esa maldita pieza lo sofocaba. Miro la hora, eran solo las 12 de la noche. Agarro su varita y su chaqueta y se escabullo por la ventana. Desde que el antiguo auto de los Weasley había sacado los barrotes cuando los gemelos y Ron lo vinieron a rescatar en el verano de su segundo año, los Dursley no se habían tomado la molestia de arreglarlos y bueno también el hecho de que luego los había amenazado con contarle a Sirius, pero ya no podía... él se había ido.

Comenzó a vagar por las calles, muchas noches lo hacía... era una forma de liberarse, mientras el viento frío golpeaba su cara. Camino y Camino... hasta llegar a un pequeño lugar de juegos del vecindario. Se sentó en un de los columpios mientras miraba al cielo, estaba nublado, muy raro para ser pleno verano, pero no le importo. Mirar al vacío era una forma de no pensar en nada, quería no pensar en nada.

De repente comenzó a llover estrepitosamente. No le importo. La lluvia lo distraería más y eso era lo que quería. ¿Qué podría enfermarse? Já já ja... eso era mínimo comparado con lo que acontecía en el mundo en que él era parte y peor aún, era parte importante del desenlace de ese problema. No se dio cuenta de la hora, hasta que sintió un fuerte ruido, un movimiento muy extraño. Se mantuvo alerta, lentamente se paro y trato de ver que fue lo que sonó, pero no vio nada y eso tampoco le tranquilizo. Sabía ahora más que nunca, que el no ver nada no significa que no haya nada, el mundo mágico era muy complejo para no pensar en cualquier situación y no descartar casi ninguna.

Siguió caminando bajo la lluvia, la cual seguía copiosamente cayendo, cada vez más rápido. Prefería no arriesgarse si era algo que lo quería atacar. Ya había aprendido la lección en el departamento de misterios en año pasado, demasiado altas las consecuencias que tuvo que pagar.

Le faltaba solo una calle para llegar a la casa de sus tíos, cuando escucho su nombre. Su maldita curiosidad pudo más que él, además no sintió que la voz fuera enemiga, pero tampoco la pudo reconocer... lentamente se dio vuelta, empuñando su varita y se topo, cara a cara con...

- ¡Remus! ¿Qué haces acá?

- Gracias, es un gusto verte a ti también otra vez

- Lo Siento, es que me asustaste... ¿tu fuiste que el que hizo esos ruidos?

- Realmente debo mejorar si quiero espiar otra vez. Ahora ya sabes porque no fui auror. Sí, era yo quién hizo ese ruido mientras te seguía.

- ¿Me seguías?

- Por supuesto, ¿tu crees que no te vigilamos?. Y bueno alguien tiene que cuidar por ti si es que en una de tus escabullidas a media noche eres atacado o se te ocurría hacer algo peligroso. Que viniendo de ti no lo dudo, lo llevas en la sangre.

- Se me cuidar solo, por si no lo sabían.– le respondió Harry secamente, odiaba que siguieran pensando que era un niño, después de todo lo acontecido en su vida ya no lo podía seguir siendo

- Si lo sabemos, pero tus sabes que como están las cosas nunca esta demás prevenir, ¿no crees?

- Siempre con lo mismo, por lo menos si me siguen siempre, podrían hacerme compañía en vez de estar debajo de una capa invisible.

- Fletcher es el que te vigila, pero hoy no pudo y me ofrecí... por lo que se ve él hace bien su trabajo ya que no tenías la menor idea que te vigilaban

- ¡Aja! Pero no me respondes mi pregunta

- Bueno Harry si tenías tantas ganas de estar con alguien del mundo mágico o saber de él, nada te costaba ir donde Arabella Fig. Ella gustosa te hubiese recibido.

No es que Harryno se hubiese acordado de la señora Fig. Es más, muchas veces ya sé la había topado cuando iba realizar algún encargo de su tía. Pero no quería porque iba a tener que preguntar por Dumbledore y realmente luego de lo sucedido era con él ultimo mago que le molestaría toparse. NO. Todavía no lo podía perdonar... por su culpa él estaba muerto. Todavía no lo podía nombrar, si lo hacía todo sería verdad y Harry no quería eso.

- Es que no he tenido mucho tiempo.- para no darle mucha vuelta al asunto.

- Aja... – Remus sabía que algo más. Algo había acontecido esa noche cuando su amigo murió que a Harry lo había cambiado, ya no era el mismo. Aunque debía admitir que él tampoco. Ahora si que se sentía solo en este mundo. Se había quedado solo.

- Oye, y si tu me estabas vigilando supuestamente. ¿Por qué me hablaste? Realmente te mueres de hambre como espía. – Harry dijo para cambiar rápidamente de tema y lo logro.

- Es que quería hablar contigo, para saber como estabas luego de lo sucedido

- La verdad que prefiero no hablar de eso. Es muy tarde ya me tengo que ir. Además ambos estamos empapados con la lluvia.

- Eso era verdad desde que habían estado hablando se habían olvidado completamente de que estaba lloviendo fuerte sobre ellos los cuales ya estaban empapados.

- Cuando estabas en los columpios no te importo que estuviera lloviendo. Pero tienes razón es tarde, mejor vete. Le mando saludos a Ron de tu parte.

- ¿Ves a Ron?- Pregunto Harry interesado

- Por si no lo recuerdas sus padres y hermanos mayores están en la Orden.

- Verdad, claro que mándale saludos a él y también a Ginny de mi parte. ¿Cómo esta la Orden?

- Veo que también tienes una cierta debilidad por las pelirrojas al igual que tu padre.- En ese instante Harry sintió sus mejillas un poco calientes.- La Orden esta bien, pero no te puedo contar mucho ya que es muy tarde, según tu, además estas empapado

- Harry lo miro con rabia, pero le dio más rabia con él mismo. Su propio argumento lo había atrapado. Como se notaba que Lupin había sido un merodeador. Sin contar que el comentario sobre Ginny lo había descolocado.

- Pero si quieres puedo venir mañana y hablamos con más detalle – acoto Lupin por sorpresa

- Sería genial.- respondió Harry aliviado, realmente quería saber que acontecía en el mundo mágico.

- Entonces esta decido. Mañana como a esta hora nos reunimos, no creo que a Fletcher le incomode. Es más así arregla bien sus asuntos. Bueno Harry te espero mañana, que este bien. Hasta luego.

- Tu también y no se te olvide mandarle mis saludos a todos. Hasta pronto.

Y Harry se dio media vuelta y se apresuro para llegar pronto a su habitación. No quería que nadie notara su ausencia, ya que nunca se había quedado hasta tan tarde en la calle. Eran las 3:30 AM. Estaba ansioso en hablar sobre todo, por lo cual supuso que el día sería eterno, y no se equivoco.

Mientras Harry se retiraba, Remus lo veía irse lentamente. Su idea estaba funcionando. Le estaba cumpliendo a Sirius su promesa. Además Harry era lo único que tenía y lo necesitaba, además sabía que él también necesitaba a alguien que le fuera incondicional, ya que Sirius se había ido... para siempre.

- No se preocupen- dijo Remus al cielo, mientras las gotas de lluvia golpeaban su rostro- Yo lo cuidare, no le pasará nada malo. Se los juro por lo más sagrado. Sirius tu promesa se cumplirá. Descansen en paz.

Luego de decir esto desapareció...