CAPITULO 3: EN EL PALACIO DE JAMIR

Kiki se teletransportó de nuevo al vale del Cementerio de la Armadura, y se sentó sobre una roca, mientras observaba a Lily pelear contra sus oponentes. El cielo ya se había oscurecido como la antesala de una tormenta. La chica seguía luchando valientemente, pero sus fuerzas comenzaban a agotarse y los esqueletos no dejaban de regenerarse.

Esta pelea no es justa, Rory- dijo Lily, tratando de recuperar el aliento- oponentes que se regeneran cuando los vences... es cuento de nunca acabar...-

Solo tienes una opción- dijo uno de los esqueletos- y es morir aquí-

Tiene que haber otra manera- dijo Lily.

Rory emitió un fuerte maullido, y pasó entre todos los enemigos a gran velocidad, llegando hasta el puente, cruzándolo y deteniéndose del otro lado. Luego se sentó ahí mirando fijamente a su dueña.

Por supuesto, el puente...- dijo Lily en voz baja.

Lily cambió su estrategia. Empuñó la espada con las dos manos y comenzó a apartar a todos los oponentes con ella, avanzando hacia delante. Estaba a punto de llegar.

Oh, no, no lo harás- dijo otro de los esqueletos, lanzándose contra ella con otra espada. Ella lo esquivó un par de veces. Por fin, ella lo cortó a la mitad por la cintura. Furioso, el esqueleto clavó su espada en el pie izquierdo de Lily, atravesando la bota desde el dorso hasta la planta.

Lily gritó de dolor, y el horrible ser sacó su espada llena de sangre. Con su pie sano, la chica le propició una fuerte patada que lo tiró por el vacío.

Ya no te esfuerces, niña- dijo otro de los esqueletos- todas nuestras armas están envenenadas. Aunque logres pasar al otro lado, morirás...-.

Rehusándose a creerlo, Lily siguió abriéndose paso. Recibió otra herida en el abdomen del lado izquierdo, aunque esta fue superficial. Golpeó al último de los esqueletos y cruzó el puente, llegando hasta donde estaba su gata negra.

Estoy bien, Rory- dijo Lily, al sentirse un poco incómoda por la mirada de su mascota.

La chica envainó su espada y se sentó en una roca y se quitó la bota destrozada para examinar el daño. Tenía su pie izquierdo ensangrentado. Lo limpió con el agua que le quedaba y vertió un poco de vino sobre la herida para desinfectarla. Rasgó un pedazo de su vestido, el cual ya estaba casi desecho, para usarlo como venda.

Estaré bien, Rory- dijo Lily, echando su bota rota en su bolsa y caminando sobre un solo pie, apoyada sobre las rocas junto a ella. No sabía que un par de ojos azules la había estado vigilando todo el tiempo.

Increíble- exclamó Kiki al verla caminar hacia el palacio de Jamir- sobrevivió...-

Pero Kiki estaba muy equivocado. Unos pasos más adelante, Lily sintió la cálida sangre fluir de su abdomen y de su pie izquierdo, empapando los vendajes que se había colocado. Comenzó a sentirse mareada, hasta que se desmayó.

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Mu había vuelto a su habitación. Ese libro dorado lo intrigaba. Jamás se había sentido tan curioso sobre ningún otro objeto. Sabía que al menos la mitad de ese volumen se refería a su raza, los descendientes de Lemuria. Pero no sabía a que raza pertenecían esas mujeres de la estrella de ocho puntas. Y no sabía porqué Shion querría un libro semejante tan urgentemente, o para qué.

¡Señor Mu!¡Señor Mu!- gritó Kiki, sacando a Mu de sus pensamientos.

¿Ahora que?- preguntó Mu, un poco molesto.

¡Está herida!- dijo Kiki.

¿De que hablas?- preguntó el caballero de Aries.

¡Sobrevivió la pelea!- dijo Kiki- ¡pero fue herida!-

Veo que sigues hablando de esa chica- dijo Mu, cruzando los brazos- pero yo no puedo intervenir...-

¡Lo que no puede hacer es dejarla morir así nada más!- dijo Kiki- sobre todo porque luchó muy valientemente y logró pasar el puente-

Mu lo pensó unos segundos. Sabía bien que no debía intervenir, pero también Kiki tenía razón. Había logrado pasar el puente, y eso significaba que había pasado la prueba. Además, quería saber que demonios hacía una chica en un sitio como ese.

Está bien, vamos- dijo Mu, levantándose.

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Rory frotaba su cabeza contra su dueña, maullando desesperadamente, cuando Mu y Kiki llegaron. El caballero de Aries se arrodilló junto a la chica y le dio la vuelta. Mu se sorprendió al verla. No sabía porque, pero el rostro de la chica le parecía muy familiar.

Lily aún tenía una banda negra atada a su frente, y tenía las mejillas muy rojas y calientes.

Se nos acaba el tiempo- dijo Mu- tengo que llevarla al palacio, porque ahí tengo los antídotos...-

¿Antídotos?- preguntó Kiki.

Así es- dijo Mu, levantando su vista para contemplar el valle del Cementerio de la Armadura- las armas de los muertos están envenenadas. Si no me equivoco, fue el veneno y no la pérdida de sangre lo que la dejó en este estado...-

¿Se pondrá bien?- preguntó Kiki.

No lo sé- dijo Mu, levantándola en brazos- tenemos que llevarla pronto al castillo, antes de que comience a llover- y desapareció con estas palabras. Kiki recogió a Rory y la bolsa de la chica, y desapareció también. En ese momento, la lluvia comenzó a caer.

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Mientras tanto, en el Santuario, los caballeros de bronce se entretenían especulando sobre los tormentos que Kiki estaría recibiendo en ese momento.

Vamos, Mu no es tan estricto, ¿o sí?- dijo Shun.

Tanto como el Patriarca Shion- dijo Seiya- el pobre Kiki no llegará en una pieza...-

No exageres, Seiya- dijo Shiryu- Mu puede ser muy estricto con Kiki, pero no lo pondrá en algo peligroso, de eso estoy seguro-

Yo opino igual que Shiryu- dijo Shun.

Como sea- dijo Seiya, un tanto de mal humor de que sus compañeros le llevaran la contra- ¿y tú que opinas, Hyoga?-

Pero el caballero del Cisne no estaba poniendo atención. Estaba leyendo una carta con toda atención. Seiya y los otros lo vieron palidecer.

¿De quién es la carta, Hyoga?-preguntó Shun.

De nadie- dijo Hyoga, guardando la carta precipitadamente en su bolsillo- lo siento, tengo que hablar con mi maestro-

Hyoga se levantó y se dirigió hacia las Doce Casas.

¿Y ese qué trae?- preguntó Seiya.

Una de dos- dijo Shun- o es algo secreto o son malas noticias-

O ambas- añadió Shiryu, pensativo.

No entiendo- dijo Seiya, rascándose la cabeza- tal vez luego nos cuente...-

Mientras subía a la casa de Acuario, Hyoga iba murmurando algo de mal humor.

¡Dioses! A Camus le va a encantar esto...- dijo en tono sarcástico para sí mismo.

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Mu depositó a Lily con cuidado en una cama. Su piel seguía muy enrojecida, y la chica murmuraba algo sin recuperar la conciencia. Afuera, se desataba una furiosa tormenta.

Kiki, tráeme todas las vendas que encuentres, así como el antiséptico y varias gasas, por favor- ordenó Mu.

Kiki salió disparado a buscar lo que su maestro le había indicado. Mu sacó de un cajón una pequeña botellita con un líquido color rojo sangre, y disolvió su contenido en un vaso de agua.

Aquí está todo, maestro- dijo Kiki.

Gracias, Kiki- dijo Mu, entregándole el vaso con el líquido rojo- ahora toma una cuchara y agita esto hasta que te diga-

Mu tomó el antiséptico y comenzó a lavar las dos heridas de la chica, las cuales seguían sangrando, mientras Kiki agitaba la solución.

Bien, ya es suficiente- dijo Mu- ahora hazla tomar cinco cucharadas de esa mezcla-

Kiki obedeció.

¿Y qué hago con lo que sobró?- preguntó el pelirrojo.

Dámelo- dijo Mu- y mientras, quítale los guantes de las manos y la bota-

Kiki le entregó el vaso, y Mu vertió su contenido sobre las dos heridas de Lily. Después de eso, el caballero tomó las vendas y algunas gasas y con ellos vendó la gruesa herida del pie.

Tal vez sería bueno que la viera la novia de Saga- dijo Kiki, pensativo- ella sería de mucha ayuda-

Indudablemente- dijo Mu.

¿Ya es todo?- preguntó Kiki. Mu sacudió la cabeza.

Parece que aún tiene fiebre- dijo Mu- tengo que mantener su temperatura corporal normal o el antídoto que le dimos no funcionará. Kiki, trae agua y algunos paños, por favor-

Kiki obedeció. Mu humedeció los paños y los utilizó para bajarle la fiebre.

Con esto deberá ser suficiente- dijo Mu, y miró como el cielo estaba completamente oscuro y de pronto iluminado por un relámpago- esta noche será muy larga-

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Camus tomó la noticia que Hyoga le llevaba con relativa serenidad, como es su costumbre, aunque la temperatura en el templo del templo de Acuario comenzó a bajar una docena de grados centígrados.

Lo siento, maestro- dijo Hyoga- odio traer malas noticias-

¿Lo sientes?- dijo Camus- no, no es tu culpa. Pero bueno, no hay nada que podamos hacer al respecto. Tendré que pedir licencia para partir el día indicado, aunque dudo mucho que la obtenga, ya que Mu está fuera también...-

Bueno, pero es algo...importante- dijo Hyoga- dudo que Saori se rehuse-

Está bien- dijo Camus- pero mientras tanto, no digas nada a nadie-

Por supuesto que no- dijo Hyoga- con permiso, maestro-

Hyoga dejó solo a Camus, quien manifestó su mal humor bajando aún más la temperatura de su propio templo.

Espero que esto no sea un truco de ese viejo Igor Shalikov- murmuró para sí mismo- porque si es así, lo congelaré tanto que no podrán sacarlo del hielo en tres millones de años...-

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Mu se quedó junto a la chica durante varias horas, controlando su fiebre para que el antídoto funcionara en ella. Hubo dos momentos en los que la chica comenzó a moverse, muy agitada, aunque sin recobrar la conciencia, como si tuviera una pesadilla. Murmuraba cosas horribles, como sangre, gritos y oscuridad.

Mu la tomó levemente por la muñeca para calmarla. Ella dejó de moverse y volvió a caer en un sueño tranquilo. Fue entonces cuando Mu lo notó.

¿Qué demonios...?-

Notó que la chica tenía una cicatriz horizontal, de color dorado, en el dorso y la palma de su mano derecha. Y notó que tenía el mismo tipo de cicatriz a la altura de la muñeca, donde él había puesto su mano.

Que extraño...- murmuró Mu.

En ese momento, Lily recobró la conciencia por un par de minutos. Sintió el cuerpo entumido, y mucho dolor en ambas heridas. Entreabrió los ojos y vio dos rostros, un hombre y un niño, que la miraban con preocupación.

No te preocupes- le dijo el hombre con voz serena- vas a estar bien...-

Lily abrió la boca y trató de responderle, pero su voz no salía.

¿Cómo te llamas?- preguntó el niño.

L...Lily- dijo ella con dificultad. No pudo mantenerse consciente por más tiempo, y cerró los ojos de nuevo.

Lily... despierta...- dijo Kiki, moviendo ligeramente el brazo izquierdo de la chica.

Déjala, Kiki- dijo Mu- déjala que descanse-

¿Se pondrá bien, maestro?- preguntó el pelirrojo.

Me has hecho esa pregunta un millón de veces el día de hoy- dijo Mu con un suspiro- pero creo que se va a poner bien... vete a descansar, ya es muy tarde-

Está bien- dijo Kiki- buenas noches, señor Mu-

Buenas noches, Kiki-

Kiki salió hacia su habitación. Mu no pudo evitar notar que en el sitio donde Kiki puso su mano no se formó ninguna cicatriz dorada.

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Al día siguiente, Lily sintió como si hubiera estado durmiendo por una semana. Alguien la movía con suavidad.

Lily...Lily, despierta- le dijo una voz. "Debe ser mi tía" pensó Lily, apretando los ojos-vamos, Lily- insistió la voz.

Como todas las mañanas, la chica siguió apretando los ojos sin dar muestras de estar despierta.

No responde, señor Mu- dijo la voz.

Déjala descansar- dijo otra voz, más grave- ya despertará. Tú ve y prepara todo, recuerda que mañana nos iremos al Santuario...-

De acuerdo-

Lily abrió los ojos al escuchar esas voces, y se encontró en un lugar extraño.

¿Dónde estoy?- preguntó.

Buenos días, Lily- dijo Mu, quien estaba recogiendo las sobras de vendas y paños que había utilizado- espero que hayas dormido bien-

Lily se le quedó viendo asustada, como si se tratara de un extraterrestre.

¿Sucede algo?- preguntó Mu.

No, nada- dijo Lily- bueno, sí- se corrigió- ¿eres un lemuriano?-

Así es- dijo Mu- ¿porqué?-

Por nada- dijo Lily- ¿podrías decirme donde estoy y que hago aquí?¿y cómo sabes mi nombre?-

Mu sonrió. Lily tenía una entonación muy peculiar en su voz.

Yo te iba a preguntar lo mismo- dijo Mu- tu nombre lo dijiste tú misma anoche; y estás en Jamir, que es mi hogar pero, ¿qué hacías intentando cruzar tú sola el Cementerio de la Armadura?-

¿Disculpa?-

El cementerio de la armadura- dijo Mu- peleaste contra los muertos de ese sitio, y lograste pasar-

Oh, es cierto- dijo ella, recordándolo- pero solo alcancé a ver el palacio de lejos. ¿Cómo es que llegué aquí?-

Mi aprendiz te estaba observando mientras peleabas, y me trajo la noticia de que estabas herida, por eso te trajimos...-

Yo... gracias- dijo Lily. Mu sonrió.

No hay porque darlas- dijo Mu- pero aún no has contestado mi pregunta-

Lily hizo una mueca. No podía revelarse la naturaleza de su misión, menos ahora que descubría que él le había salvado la vida.

Me perdí- dijo Lily.

¿Ah, sí?- dijo Mu- ¿y a dónde te dirigías?-

A...visitar a alguien...- dijo Lily nerviosamente- a una tía mía...-

¿Y porqué ibas armada?- preguntó Mu- no es normal que una chica lleve una espada...-

Tenía miedo de encontrarme bandidos en el camino, y la llevé para defenderme- dijo Lily.

¿En serio?- dijo Mu, un tanto sospechosamente- ¿y de dónde eres? Porque no pareces de por aquí...-

La chica se ruborizó. No sabía que contestar. Afortunadamente para ella, Kiki apareció en ese momento.

¡Por fin despertó!- exclamó el pequeño lemuriano, llevando a la gata negra. Mu sonrió.

¡Rory!- exclamó Lily cuando Kiki le entregó a su gata negra. Rory maulló y se lanzó al regazo de su dueña, donde se acurrucó. La chica la acarició, y se volvió a Kiki- gracias... ¿eres su hermano?-

No, es mi aprendiz- dijo Mu- se llama Kiki. Yo soy Mu, caballero de Aries-

Bueno, yo me llamo Lily, pero eso ya lo sabes- sonrió ella.

Bienvenida a Jamir, Lily- dijo Kiki.

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CONTINUARÁ...

¡Hola! ¿Ya ven lo que hace la falta de sueño? Subí el mismo capítulo dos veces... gomen. Espero que hasta aquí les esté gustando. Trataré de subir el 4 el lunes, pero tengo mil cosas y no prometo nada, solo subirlo tan pronto como pueda.

¡Mil gracias por todos sus reviews!

Abby L. / Nona