CAPITULO 4: RECUERDO DEL PASADO

Bueno, muchas gracias, Mu- dijo Lily, sonriendo algo apenada- seguro habría muerto si no me hubieran ayudado...-

Mu se ruborizó ligeramente. Recordaba que él se había resistido a ir a salvarla, y que solo lo había hecho por la insistencia de Kiki. Lily trató de levantarse, pero el agudo dolor en su abdomen y sobre todo en su pie izquierdo la hizo gemir de dolor.

No te muevas- dijo Mu- vas a empeorar tus heridas...-

Pero...-

Pero nada- le dijo Mu- tienes que descansar hasta que cierren-

Lily resopló. Si estuviera en casa, claro que aceptaría la oferta de quedarse en cama, pero esta vez estaba en un lugar extraño, con el chico al que tenía que... no, ni pensarlo. Por segunda vez trató de levantarse, pero esta vez Mu la detuvo.

No te levantes- dijo Mu- estás aún muy débil-

Pero...-

Pero nada- dijo Mu de nuevo con voz autoritaria- aún no te has recuperado de tus heridas, y estás muy débil por el veneno y la fiebre que pasaste durante la noche...-

Lily cruzó los brazos un poco molesta, con la misma mirada testaruda que Kiki siempre ponía cuando Mu le imponía ejercicios. El caballero de Aries sonrió.

Vamos- dijo Mu- te traeré algo de comer antes de que Kiki salga a entrenar de nuevo-

¿Comer?- dijo Lily nuevamente sorprendida, y siendo conciente de una sacudida de hambre proveniente de su estómago- ¿pues que hora es?-

Son aproximadamente las tres de la tarde- dijo Mu, mientras añadía algunas almohadas a la espalda de la chica para que no estuviera completamente en posición horizontal.

Lily abrió la boca, sorprendida. Luego la cerró.

Está bien- dijo ella al fin derrotada, dejándose caer sobre las almohadas con los brazos cruzados- pero me voy a aburrir aquí-

Mu sonrió otra vez.

No necesariamente- dijo Mu- ¿te gusta leer?-

¡Me encanta!- exclamó Lily, recordando los codiciados volúmenes que su abuela y sus tías siempre mantenían escondidos de su vista en un cuarto, por razones desconocidas para ella.

Entonces te traeré un libro de la biblioteca- dijo Mu.

No hay problema- dijo Lily- cuando me mejore un poco yo misma iré...-

Este castillo no posee escaleras, Lily- dijo Mu- y dudo que tengas el poder de teletransportarte...-

Ella hizo una mueca.

Odio ser así tan impotente- dijo Lily entre dientes, pero Mu la alcanzó a escuchar.

El caballero no dijo nada, solo cerró los ojos e hizo aparecer al menos veinte libros de distintos tamaños y colores, y los puso en la mesita de noche. Mu no dejó de notar un extraño brillo de alegría en los ojos color amatista de Lily.

Estaré fuera con Kiki, porque no puedo dejar que abandone su entrenamiento- dijo Mu- si necesitas algo, no dudes en pedirlo...-

Gracias, Mu- sonrió Lily. Cuando Mu desapareció, Lily se puso a cuantificar mentalmente el número de veces que le había agradecido al caballero, y sacudió su cabeza. ¿Qué diría su abuela si la viera en ese momento?

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Esa noche, en el Santuario, Shion hojeaba el libro que había conseguido en Jamir, observando con cuidado las ilustraciones que Mu había visto. A diferencia del caballero de Aries, el Patriarca sí podía leer los extraños signos.

"En el principio de esta Era, los descendientes de Lemuria y de Salem vivían en paz. Ambas razas eran fieles a Atena y a sus caballeros, pero todo eso cambió durante la segunda encarnación de la diosa.

Los caballeros necesitaban armaduras, y las dos razas tenían que unirse para producirlas. La primera armadura dorada, Libra, fue hecha por el lemuriano Zenit, gracias al sacrificio de la poderosa reina salemita Dalila. La segunda armadura fue la de Sagitario, y requirió el sacrificio de su hija Mikelissa. Otras diez reinas, y setenta y seis salemitas se sacrificaron también, permitiendo que los lemurianos fabricaran las ochenta y ocho armaduras de Atena.

Pero tras varias encarnaciones, Atena olvidó el generoso sacrificio de la raza de Salem, y las desterró a instancias de los lemurianos, prohibiéndoles ingresar a la orden de Atena. En venganza por la traición de los constructores de armaduras, las salemitas provocaron el hundimiento del continente de Lemuria, causando la muerte a la mayoría de los descendientes de esa raza y a los supervivientes los denominaron 'traditori'

Sorprendida y asqueada por el crimen de las salemitas, Atena las maldijo y otorgó ventaja a los escultores de armaduras sobre la raza de sangre de oro, plata y bronce... 'nunca una salemita podrá tocar a un lemuriano sin que su cuerpo reciba una herida de oro, plata y bronce, y solo la sangre del enemigo podrá curarla'. Sin embargo, si esto llegara a suceder, la salemita sería inmune a su adversario..."

Shion bostezó. Lo anterior lo conocía muy bien.

¿Qué haces despierto a estas horas, Shion?- preguntó una voz.

El Patriarca alzó la mirada y sonrió al ver a su visitante.

Hago una...investigación, amigo- dijo Shion. Dokho de Libra miró fijamente el libro que el Patriarca tenía abierto sobre la mesa.

Ya veo- dijo Dokho, sentándose del lado contrario de la mesa- sigues buscando pistas para descifrar lo que ocurrió hace dieciséis años...-

Así es- dijo Shion- hace dos noches noté algo en el cielo... la estrella de ocho puntas y las dos estrellas fugaces, como esa noche hace dieciséis años... sabes bien que significa eso...-

La vendetta- dijo Dokho, alzando las cejas con una expresión seria- ¿se lo has dicho a Atena?-

No he querido preocuparla- dijo Shion- de todas maneras, ya le advertí a Mu que me avisara si sucede algo extraño en Jamir...-

Dokho sonrió.

Entonces no te interrumpo más- dijo Dokho, poniendo su mano en el hombro de su amigo- te deseo suerte...-

Gracias, Dokho- dijo Shion, viendo a su amigo salir. Bostezó- mejor me iré a descansar. Mañana pensaré mejor las cosas, después de haber dormido- añadió, cerrando el libro y apagando la vela.

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Mientras tanto, en Jamir, Kiki había terminado su exhaustivo entrenamiento. La luna brillaba con intensidad, contrariamente a la noche anterior en la cual hubo una tormenta.

Buenas noches, señor Mu- dijo Kiki, bostezando agotado, entrando a su habitación para dormir.

Buenas noches- dijo Mu- que descanses...-

Mu se teletransportó a la habitación de Lily para recoger los trastos de la cena. La joven apenas había tocado la comida, y dormía profundamente abrazando una almohada, con un grueso libro color verde abierto sobre ella, y Rory acurrucada a sus pies. Mu sonrió, le quitó el libro de encima y la arropó con cuidado.

Que tengas dulces sueños- le dijo en voz baja, antes de teletransportarse a la cocina a dejar los trastes, y luego a su propia habitación a dormir.

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En el Santuario, Aioria, Milo, Saga y Touma tenían problemas discutiendo con sus chicas.

¿Porqué no hoy?- dijeron las cuatro chicas al mismo tiempo.

Porque es muy tarde- dijo Saga, en tono ligeramente molesto- si querían salir esta noche, tenían que haberlo dicho desde antes para hacer planes...-

Además, no podemos salir del Santuario sin permiso de Atena- dijo Milo- y Saori ya está dormida...-

Touma no necesita permiso para salir- dijo Melody.

Yo no lo necesito, pero tú sí, amor- dijo Touma.

Además... no se ofendan, pero no es muy divertido acompañarlas al centro comercial- dijo Milo, como que no queriendo- porque lo único que hacemos es cargar el montón de cosas que compran...-

Las chicas se miraron entre sí, y luego a los caballeros con una expresión de fastidio. Sintiendo el peligro, Aioria tomó la palabra.

Mejor hagamos un trato- dijo el caballero de Leo- vamos mañana en la tarde, ¿si? Lo más probable es que Saori nos de permiso, porque Mu va a estar aquí...-

Las cuatro chicas volvieron a mirarse entre sí.

Está bien- dijo Marín, después de que todas las demás chicas asintieron- mañana será...-

Los chicos suspiraron aliviados, porque a excepción de Selene, las chicas podían ser terribles cuando se enojaban; Clara incluida, a pesar de que no era amazona.

Hey, no te enojes- le dijo Saga, al ver que su novia se pasaba su bolso por el hombro y se dirigía de vuelta a la ciudad- mañana que vuelva Mu, puedes dejar a Zalika con Kiki... ya sabes que Mu la puede cuidar mientras salimos...-

Clara asintió, pero no descruzó los brazos. Saga la abrazó por detrás y le dio un beso en la mejilla, que la hizo ruborizarse y sonreír.

¿Porqué no puedo enojarme contigo?- dijo Clara.

Porque no puedes vivir sin mi- dijo Saga.

Eso es lo que tú crees- dijo Clara, dándole un amistoso codazo en el abdomen.

Vamos, no hagas berrinche- dijo Saga- te acompaño a tu departamento...-

Está bien- aceptó Clara, tras meditarlo unos instantes.

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Shion concilió el sueño con dificultad esa noche. No fue nada tranquilo. Al contrario. Una terrible pesadilla lo asaltó.

x-x-x FLASHBACK x-x-x

-Concéntrate, Mu- dijo Shion, de pie, con los brazos cruzados- mueve la pelota azul, y métela a la cubeta verde-

Mu, de cuatro años, cerró los ojos. Muy lentamente, la pequeña pelota azul quedó dentro de la cubeta indicada por su maestro.

-¡Lo logré!- dijo Mu, casi saltando de alegría. Shion estuvo a punto de sonreír, pero no lo hizo. Un cosmo se aproximaba.

-¿Quién...?-

Pronto obtuvo la respuesta. Era una mujer de cabellos color azul oscuro, y ojos violetas, la cual llevaba un diamante azul de en un collar. En su frente tenía una marca en forma de una estrella de ocho puntas.

-¿Quién...?- repitió Shion.

-Busco a Shion de Aries...- dijo la recién llegada.

-Soy yo- dijo el Patriarca- ¿qué...?-

-No hay tiempo para explicar- dijo la mujer, la cual tenía una expresión de terror en su rostro- soy Areli, hija de Deyana...-

-¡La reina de las salemitas!- exclamó Shion.

-Por eso he venido- dijo Areli- a advertirte... ella vendrá por ti y por el niño...-

-¿Por qué?- dijo Shion.

-Porque son un par de traditori...- dijo Areli- quiere eliminar a todos los de tu raza-

-Me has entendido mal- dijo Shion- ¿porqué has venido a advertirnos, siendo su hija?-

-Porque... porque en el pasado, nuestras dos razas unieron fuerzas para formar las armaduras de Atena... y porque no puedo permitir que dañe al niño también, cuando, yo misma también tengo una pequeña que cuidar...-

Shion asintió.

-¿Cuándo vendrá?-

-Hoy mismo- respondió ella.

-Mu, vuelve al palacio, y quédate en tu habitación- dijo Shion- no importa que escuches, te prohíbo que salgas de ella hasta que yo vaya a buscarte-

El pequeño Mu asintió y desapareció.

-Ahora ven conmigo- dijo Shion, volviéndose a Areli y ofreciéndole la mano- creo que dentro tengo un libro que me dirá como detenerla, y como ayudarte-

Areli miró vacilante la mano que Shion le ofreció.

-No puedo tocarte- dijo Areli- recuerda la maldición que pesa sobre mí y los de mi raza...-

-Es la única manera de que tú entres al palacio- dijo Shion. Areli asintió y tomó la mano de Shion.

Los dos aparecieron en el estudio del palacio de Jamir, donde había varios libreros ordenados y un escritorio.

-Este es el libro- dijo Shion, tomando un libro de pastas doradas de uno de los estantes y colocándolo sobre el escritorio.

-Te equivocas si crees que puedes vencerme con ese tonto libro, Shion- dijo una voz femenina.

-Muestra tu rostro de una vez, Deyana- dijo Shion, dejando el libro sobre la mesa y encendiendo levemente su cosmo- ya me conoces, y sabes que no te temo...-

Hubo un destello dorado, y ahí apareció la reina Deyana, la mujer de largos cabellos negros y ojos azules. Shion la recordaba bien, la pequeña niña de diez años a la que había visto hacía más de doscientos años, justo antes de la anterior batalla contra Hades.

-Perderás la vida esta vez, traditore- dijo la recién llegada, apuntándolo con su vara de oro- tú y tu pequeño aprendiz también...-

-¿Eso crees?- dijo Shion, encendiendo su cosmo y extendiendo sus brazos hacia ella. Deyana dio un paso atrás, e hizo aparecer dos espadas de la nada.

-No necesito acercarme a ti para aniquilarte- dijo la mujer, lanzando sus espadas. Pero éstas no llegaron hasta donde se encontraba Shion.

-¡CRISTAL WALL!- dijo Shion, haciendo que las espadas chocaran contra el muro de cristal y desaparecieran.

-Puedes esconderte detrás de ese muro, cobarde- dijo Deyana- quítalo ahora mismo o el primero que morirá será el niño que se encuentra arriba...-

-No dejaré que lo toques- dijo Shion, encendiendo su cosmo de nuevo y eliminando el muro de Cristal. Deyana sonrió y aprovechó para hacer aparecer una nueva espada y atacarlo, pero Areli la detuvo por la muñeca...-

-No, madre, no lo hagas...- dijo Areli- no debemos lastimarlos-

-A un lado, traidora- dijo Deyana, empujándola y haciéndola caer al suelo- y mantente alejada de él. No quiero que se estropee todo si te toca-

Areli se levantó y le mostró su mano, en la cual había una cicatriz dorada.

-¿Como te atreves?- exclamó la reina, enfurecida.

-¡No haré esa tonta iniciación, ni mataré a los lemurianos como tú!- exclamó Areli.

-Entonces morirás tú también- dijo Deyana. Sin que Shion pudiera evitarlo, Deyana atravesó el pecho de su hija a la altura del corazón con la espada y le arrancó el diamante del cuello.

-¡No!- exclamó Shion- ¡STARDUST REVOLUTION!-

Deyana hizo una barrera de energía para defenderse.

-Un día volveré por la vida de ambos- dijo Deyana, apuntándolos con un dedo- en cuanto a Arelí, no se merecía portar esto- apretó el diamante- y me encargaré personalmente de su propia hija Lilia Alessandra... me acordaré de ustedes el día de su iniciación...-

Diciendo esto, la reina Deyana desapareció como niebla.

Shion se arrodilló junto a Areli para tratar de ayudarla, pero ella ya había muerto. Su sangre había manchado la pared y el suelo, así como algunos libros que estaban regados por ahí. Su sangre cambió de color, de rojo escarlata a un tono dorado brillante.

x-x-x FIN DEL FLASHBACK x-x-x

Shion despertó sobresaltado, respirando muy agitadamente. Respiró profundamente para calmarse. Recordaba perfectamente ese día.

Areli tenía una hija- dijo Shion- Deyana debió haberla educado. Tal vez su hija fue la que... la princesa a la que Saga y los otros quitaron el diamante... esa niña debe ser Lilia Alessandra-

Sin pensar más en ello, el Patriarca cerró los ojos y volvió a dormir.

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CONTINUARA...

¡Hola! Espero que les esté gustando. Muchísimas gracias por sus reviews, espero saber de ustedes muy pronto. Les mando muchos saludos a todos.

Abby L. / Nona