CAPITULO 9: EL SEGUNDO ATAQUE

Las chicas estaban conversando cuando llegaron Milo y Aioria. Ambos tenían una expresión muy triste en el rostro, como si acabaran de ver morir a alguien.

¿Qué sucedió?- preguntó Selene al ver la cara de Milo.

Acabamos de pasar por la casa de Aries- dijo Milo tras soltar todo el aire que estaba reteniendo en sus pulmones- Shion convirtió a Lily en una estatua de oro-

¿Qué?- exclamaron las tres al mismo tiempo.

Así fue- explicó Aioria- Mu nos lo contó todo. Lily pertenecía...- se aclaró la garganta- pertenece a una raza de hechiceras que odian a los lemurianos... es la nieta de la hechicera que nos atacó la última vez, y que Shion le entregó un diamante-

¿Pero porqué?- dijo Selene con una mirada llena de tristeza- ¿porqué le hizo eso? Ella no había hecho nada malo...-

Si lo hizo, Selene- dijo Milo, tomando las manos de ella- tú tenías razón. Intentó matar a Mu la otra noche...-

Pero Mu no dijo nada- dijo Marín.

No, porque Lily se arrepintió al final y no lo hizo- dijo Aioria- pero para eso había ido a Jamir en primer lugar...-

¿A matar a Mu?- preguntó Selene, sorprendida.

Pero su cosmo...- comenzó Melody antes de que los caballeros respondieran- su cosmo no era como el de su abuela...-

Ella lo tenía bien escondido, para que no nos diéramos cuenta de su verdadera naturaleza- dijo Aioria- pero al final lo activó haciendo un hechizo-

Las tres chicas se miraron entre sí. Ninguna de ellas podía creerlo. Marín y Melody bajaron la mirada, entristecidas, pero Selene cruzó los brazos de mal humor.

¡No es justo!- exclamó la gitana.

¿Qué sucede, Selene?- preguntó Milo, aún sin soltar las manos de su novia.

Fue mi culpa- dijo Selene- por mi culpa activó su cosmo...-

¿De que hablas?- preguntó Milo.

Escucha, ¿recuerdas el tipo del centro comercial?- dijo Selene. Milo asintió con el entrecejo fruncido- vino aquí por mí...-

¿Qué?- dijo Milo, encendiendo su cosmo lleno de furia. Selene le apretó las manos ligeramente para calmarlo.

Calma, Milo, ese desgraciado no me hizo daño- dijo Selene- Lily activó su cosmo para salvarme de ese tipo... lo hizo volar por el aire y luego lo dejó caer-

Y bien merecido lo tenía ese...- dijo Milo entre dientes, aún enfadado.

Milo, ella se descubrió por mi culpa- lo interrumpió Selene- el maestro Shion la descubrió por mi culpa-

No digas eso- dijo Aioria- y que mejor que haya sido así, porque pudo haberse arrepentido de no haberlo hecho y terminar su trabajo...-

Selene lo ignoró y soltó a Milo. Comenzó a caminar hacia las Doce Casas a paso decidido.

¿Se puede saber adonde vas, Selene?- preguntó Aioria.

A ver al Patriarca- dijo Selene con convicción- alguien tiene que ponerlo en su lugar...-

¿Qué?- exclamaron Aioria y Milo al mismo tiempo. El último alcanzó a Selene y la detuvo.

No, Selene, no podemos contradecir al Patriarca- dijo Milo.

¿Y no hay nada que Mu pueda hacer?- preguntó Selene, y Milo se encogió de hombros- ella no es malvada, yo lo sé... Milo, no puedo evitar sentirme culpable...-

Podemos ir con Mu, si eso te hace sentir mejor- dijo Milo en un tono tranquilizador- pero no creo que haya nada que podamos hacer...-

Selene asintió, y Milo la acompañó a la casa de Aries.

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Cuando los dos llegaron a la casa de Aries, el caballero guardián de la casa los recibió con tristeza. Mu escuchó la historia de Selene con toda atención, pero al final se levantó y sacudió la cabeza.

Lo siento, Selene, pero no hay nada que pueda hacer- dijo Mu, sin mirarla a los ojos- ni siquiera sé que puedo hacer...-

Deberías hablar con tu maestro, Mu- dijo Milo en tono serio- el hecho de que sea nieta de esa bruja no significa que sea malvada...-

Sí, y si al final se arrepintió de lo que iba a hacer, Shion no tenía porque...- dijo Selene.

Gracias por todo, chicos- la interrumpió Mu, cabizbajo- pero el Patriarca me ordenó dejarla así-

¡Por Dios, Mu!- gritó Selene, levantándose y pateando el suelo visiblemente enfadada- es injusto, y tú lo sabes. ¿Cómo puedes obedecerlo?-

¡Es mi maestro!- gritó Mu, levantándose a su vez- ¡no puedo desobedecerlo!-

¡Pero es injusto!- dijo Selene- ¡no hizo nada malo!-

Trató de matarme- dijo Mu a su vez.

¡Pero no lo hizo!- dijo Selene- ¡ni siquiera lo intentó!-

¡Ella estaba enamorada de ti!- gritó Selene al fin- ¡se le veía en los ojos! ¿Cómo pudiste permitir que tu maestro le hiciera eso?-

Mu se quedó petrificado al escuchar eso, con los ojos abiertos desmesuradamente. Milo se dio cuenta que la conversación había ido demasiado lejos, y tomó la mano de Selene.

Ya es suficiente, mi amor- dijo Milo- Mu debe decidir por sí solo lo que debe hacer-

Tienes razón, Milo- dijo Selene, calmándose y bajando tristemente la mirada- Mu, haz lo que tú creas correcto-

Y salió de la casa de Aries junto con Milo, quien la había abrazado para acompañarla de regreso al Recinto de las Amazonas. Mu alcanzó a escuchar a Selene sollozando.

¿Qué demonios estoy haciendo?- dijo Mu para sí mismo- Selene tiene razón, no puedo permitir que le pase esto a Lily...-

Cerró los ojos y se teletransportó de inmediato hacia la habitación del Patriarca.

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¿Están todas listas, Alice?- preguntó la reina Deyana.

Listas, señora- respondió una hechicera.

Bien bien- dijo la reina Deyana- marcharemos contra el Santuario tan pronto oscurezca... y recuerden, tenemos que traer a Lily a salvo, y a alguno de los traditori... atodos los que estén ahí, de preferencia-

Como ordene, señora- dijo Alice, inclinándose y saliendo a pasar el recado al resto de las salemitas.

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Mu apareció en la habitación del Patriarca. Shion no estaba ahí, sino atendiendo un asunto con Saori.

El caballero de Aries miró a su alrededor, y lo primero que vio fue el enorme libro dorado. Lo abrió y comenzó a correr las páginas. Vio la ilustración de la estrella de ocho puntas, la misma que tenía Lily en su frente. Vio otro dibujo, el de un lemuriano convirtiendo a una salemita en una estatua dorada. Desesperado, siguió corriendo las páginas. No sabía leer esos signos, ni que significaban.

De pronto, sintió el cosmo de Shion aproximándose, y desapareció de regreso a su casa. Una vez ahí, caminó en círculos por su habitación, tratando de recordar algo que le diera una pista de cómo volver a Lily a la normalidad.

De pronto, lo recordó. Y Lily había sido quien se lo había dicho. "Lo único que puede curarnos es la sangre de uno de ustedes". No estaba seguro de que funcionara, pero valía la pena intentarlo.

Mu entró a la habitación de Lily, donde la joven hechicera seguía convertida en una estatua dorada, de pie. La gata negra de la chica no paraba de maullar desesperadamente y de dar vueltas alrededor de su dueña.

Mu abrió la bolsa de la chica y sacó la daga. Con ella, se hizo un corte en la palma de su mano derecha. Una vez que fluyó la suficiente sangre, Mu puso su mano sobre la estrella de la frente de Lily.

La sangre desapareció, como si la misma estatua la hubiera absorbido, y la chica recobró su color y textura original. Movió un poco sus parpados, como si ella estuviera sumida en un profundo sueño. Su cuerpo se aflojó y se dejó caer hacia delante, donde Mu la atrapó con cuidado y la colocó sobre su cama.

Lily aún no despertaba. Mu dejó que su sangre cayera sobre la mano derecha de Lily. En segundos, la sangre desapareció de nuevo, y todas sus cicatrices se curaron.

Fascinante...- dijo Mu en voz baja al mirar eso, y comprendió lo que Shion le había dicho.

¿Mu?- dijo Lily, entreabriendo los ojos y temblando ligeramente- ¿qué sucedió?-

¿Estás bien?- preguntó Mu.

Sí, solo que estoy muy cansada, y me muero de frío...- dijo ella en voz baja, aún temblando-¿qué me ocurrió?-

¿No lo recuerdas?- dijo Mu, mientras tomaba una manta y la cubría, y Lily sacudió la cabeza levemente- te convertiste en una estatua dorada...-

¿En serio?- dijo ella, sorprendida- ¡es cierto! ¿Pero cómo...?-

Fui yo- dijo Mu, mostrándole la herida que él mismo se había provocado en la palma de su mano. Lily lo miró sorprendida, y luego miró su propia mano derecha, libre ya de cicatrices.

Oh, Mu, lo siento muchísimo...- comenzó a decir ella.

No lo sientas- dijo Mu, tocándole la mejilla con su dedo índice- yo soy quien lo siente, debí haberlo detenido antes de que...-

Era tú maestro, Mu- lo interrumpió Lily- no podías contradecirlo... como yo no podía contradecir a mi abuela...- y tomó la mano de Mu.

Lily, ¿qué has hecho?- dijo Mu, y miró su mano sorprendido- ya no te aparecen esas cicatrices doradas-

No, la maldición que pesaba sobre mí se anuló, gracias a que tu sangre me salvó- dijo Lily. Mu sonrió.

¿Estarás bien?- preguntó Mu, y Lily asintió -¿y... es cierto entonces que la reina Deyana es tu abuela?- preguntó Mu, y ella asintió.

Sí, creo que no le agrado mucho a tu maestro por eso- dijo ella en voz baja- escucha, mi abuela estará furiosa... ella sabe lo que ustedes me hicieron...-

¿Qué dices?- dijo Mu.

Ella lo sabe, Mu- dijo Lily- y estoy segura de que vendrá...¿qué hora es?-

Las nueve de la noche- dijo Mu.

Oh, dioses, faltan tres horas- dijo Lily, llevándose la mano a la frente.

¿Tres horas para qué?- dijo Mu.

Para mi cumpleaños número diecisiete- dijo Lily- y mi iniciación... vendrá por mí pronto-

¿Quieres decir que atacará el Santuario de nuevo?- dijo Mu, y Lily asintió- tenemos que hacer algo... y avisarle a mi maestro... aunque no estará muy contento por haberte despertado-

Lily sonrió levemente. Ella había desobedecido a su abuela y Mu a su maestro, así que los dos ya estaban a mano. Mu la miró. Se veía hermosa. Sus mejillas sonrojadas, sus cabellos negros y sus ojos color violeta amatista.

¿No irás a avisarle?- preguntó Lily, sacándolo de sus pensamientos. Mu asintió.

Sí, iré enseguida- dijo Mu.

No me has soltado, Mu- dijo Lily, un poco sonrojada de que el caballero tuviera en sus manos las de ella.

Ah, claro- dijo Mu, sin soltarla. El caballero acarició su rostro y se inclinó hacia ella. Lily no se movió. Nunca había sentido nada parecido. Pasó los brazos por el cuello de Mu mientras los labios de ambos hacían contacto. Se besaron unos segundos y luego se separaron.

Vaya- dijo Lily, muy ruborizada- eso fue...diferente-

Sí- dijo Mu, igual de sonrojado.

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Milo se encontraba en la casa de Escorpión, mirando tristemente por la ventana. No sabía cual había sido la decisión de Mu.

Ya deja de lamentarte, Milo- le dijo Aioria- verás como todo se solucionará-

Lo sé- dijo Milo- pero no me agrada ver a Selene tan triste...-

No te preocupes- dijo Aioria- ya...-

Pero se interrumpió, y volvió su vista a Milo. Los dos habían sentido varios cosmos cerca de la entrada del Santuario. Salieron y vieron como comenzaba el ataque de las hechiceras.

Son ellas de nuevo- dijo Milo.

Vamos, a luchar- dijo Aioria.

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Shion también sintió los cosmos de las salemitas en la entrada del Santuario.

Oh, no, que no sea lo que pienso- dijo Shion en voz baja.

¡Shion!- dijo Saori- ¿sentiste eso?-

Sí, Atena- dijo Shion- me temo que vinieron por la princesa Lily, y probablemente a vengarse por lo que sucedió-

Entonces, Shion, no deberías acercarte a la batalla- dijo Saori.

Eso es imposible- dijo Shion- la reina tiene un gran poder, y yo puedo detenerla-

Está bien- dijo Saori- pero ten cuidado-

Lo tendré- dijo Shion, desapareciendo hacia la entrada del Santuario.

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En la casa de Aries, Mu también sintió un cosmo en la entrada del Santuario, y Lily palideció.

Mu, es ella- dijo Lily, apretando la mano del caballero- es mi abuela...-

Quédate aquí, Lily- dijo Mu- iré con los otros a detenerla...-

No, Mu, no vayas tú- dijo ella, tratando de incorporarse- entrégame, a mí no me hará ningún daño... en cambio, si tú o tu maestro salen de aquí, los matará...-

Lily...-

Mu, sé que te he mentido muchas veces, pero te juro que esta vez te digo la verdad...- dijo la chica- por favor, confía en mí-

Está bien- dijo Mu- es solo que... no quiero perderte otra vez-

Lamento interrumpir esta linda conversación, caballero- dijo una voz femenina desde la entrada de la habitación- pero tienes algo que me pertenece...-

¡Abuela!- dijo Lily.

Gusto en verte, Lily- dijo la reina Deyana, quien iba acompañada de Alice y de otra hechicera- veo que los traditori son muy ingenuos para haberte librado de la estatua dorada tan pronto...-

Lily frunció el entrecejo, y Mu se colocó entre ella y la reina.

No estorbes, caballero- dijo la reina apuntándolo con su vara- mi nieta vendrá conmigo...- Mu no parecía dispuesto a moverse- tú lo quisiste entonces, haré lo mismo que con tu maestro...-

¡CRISTAL WALL!-

Pero el hechizo de la reina rompió el muro de cristal y dio en su blanco, rodeando a Mu con un aro de fuego.

No, abuela- dijo Lily, sacando su vara para anular el hechizo. No lo logró, pues Alice la detuvo.

¿Me vas a traicionar, Lily?- dijo la reina, frunciendo el entrecejo.

No - dijo Lily con convicción- ya lo hice. No iré con ustedes-

La reina se enfureció.

Entonces vendrás con nosotros por la fuerza- dijo la reina, haciendo una seña significativa a sus dos acompañantes. Ellas tomaron a Lily por los brazos antes de que ella pudiera deshacer el hechizo de la reina, y desaparecieron con ella, convirtiéndose en niebla.

¡No!¡Lily!- dijo Mu, tratando de librarse del aro de fuego.

No te preocupes, caballero, tú también nos acompañarás- dijo la reina- los otros caballeros y el Patriarca están muy ocupados luchando afuera con mis otras hechiceras para darse cuenta de mi presencia...-

Mu frunció el entrecejo.

Vamos, no me mires así- dijo la reina- te prometo que si tanto te gusta mi nieta, podrás verla de nuevo antes de morir...-

La reina dejó escapar una carcajada, y desapareció. Segundos después, Mu también desapareció de la misma manera.

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CONTINUARA...