Chapter two.

Lily.

¡Las cosas que pueden pasar en un hospital!

Después de terminar de vendar el pie del muchacho, Lety vino a decirme que Rika y el otro muchacho japonés andaban armando un escándalo por todo el hospital. Debo decir que el sitio en donde trabajo es un lugar muy pequeño, de manera que en menos de 5 minutos ya todos estaban enterados de lo que estaba pasando.

Al parecer, el muchacho de cabello claro persiguió a Rika por todas las salas del hospital, incluso se metió al comedor y estuvieron a punto de tirar una olla de frijoles que estaba colocada encima de una mesa. Durante toda la persecución, el muchacho no dejaba de gritarle a Rika algo en japonés, al tiempo que ella gritaba: "¡Déjame en paz!", una y otra vez. Nadie sabía lo que estaba pasando. Bueno, casi nadie...

El muchacho de la gorra roja escuchaba muy atento a todo lo que comentaban las enfermeras, bueno, a casi todo lo que comentaban, ya muchas frases estaban dichas en español y dudo mucho que él las entendiera. Me parecía que en cualquier momento soltaría una carcajada... Yo me sospechaba que el verdadero motivo por el cual Rika había huido de Japón era el muchacho que en estos momentos la perseguía...

Me acerqué al muchacho de la gorra roja con el fin de preguntarle qué era lo que estaba pasando. Él pareció adivinar mis pensamientos.

- Es muy pequeño el mundo, ¿lo sabías?.- me dijo.

- Supongo que sí. ¿Ustedes son amigos de Rika?.- pregunté, al tiempo que me sentaba a un lado de él.

- Algo así. El muchacho que la persigue es Taro Misaki, su ex novio. Y soy Genzo Wakabayashi, solo un buen amigo.

- ¿De ella o de él?

- De los dos.

- Ya veo... .- suspiré.- Y me supongo que él ha venido a arreglar asuntos del pasado...

- Sí.

- ¿Y es necesario que la persiga por todo el hospital? Están haciendo mucho escándalo y si no paran habrá necesidad de sacarlos del edificio.

- ¿Con policías y todo? Me gustaría ver eso.- Genzo Wakabayashi soltó una carcajada.

- Sí, eso estaría bien.- sonreí.

- Y a todo esto.- Wakabayashi volteó a verme.- ¿Cómo te llamas?

Yo lo miré a los ojos por un par de segundos antes de responder.

Genzo.

Lily Del Valle. La doctora Del Valle, así se llamaba ella. Debo reconocer que el enojo se me pasó en cuanto me percaté de su existencia. No puedo precisar exactamente qué fue lo que me pasó, pero sí sabía que deseaba conocer a esa chica a fondo. A mi parecer, era demasiado joven para ser doctora, pues, a lo mucho, aparentaba tener unos 18 años, aunque me suponía que debería de tener más edad. Tal vez este viaje precipitado no resultara tan malo como yo pensaba...

- ¿Desde cuando trabajas aquí?.- le pregunté a la muchacha.

- Uhm, pues apenas llevo dos meses.- respondió, al tiempo que soltaba la liga que sujetaba su cabello.

No puedo describir plenamente lo que sentí cuando su abundante cabellera cayó por su espalda y percibí su aroma. No me culpen, no soy muy bueno con las palabras... Solo puedo decir que me sentí un tanto hechizado...

- Si no es indiscreción, ¿qué edad tienes?.- pregunté, solo por decir algo.

- Uhm... .- ella me miró con cara de: ¿por qué todos harán la misma pregunta?

- Es que te ves muy joven.- añadí rápidamente.

- Lo sé, todo el mundo me lo ha dicho.- suspiró.- Pues tengo 23 años, y si el hospital no me mata cumpliré los 24 en unos cuantos meses. ¿Y tú?

- Ya veo. Yo cumplí 25 el diciembre pasado.

- Te ves mucho mayor.

- Y tú mucho menor.

- Eso ya me lo dijiste.

- Bueno, solo quería que quedara bien claro.

Ella me sonrió. A mí me entraron las ganas de invitarla a salir. ¿Y por qué no hacerlo? Después de todo, algo me decía que quizás Misaki pospondría por muchos días nuestro regreso a Japón...

- Oye, no conozco la ciudad y me gustaría hacerlo, parece ser un sitio digno de conocerse.- dije.

- A mí también me gustaría conocerla.- replicó ella, con una sonrisa.

- ¿Cómo dices? ¿Acaso no conoces la ciudad en donde vives?

- La verdad, no. Te dije que tengo apenas dos meses de estar trabajando aquí y eso incluye también el tiempo que he estado viviendo aquí. Acabo de llegar y la verdad es que no he tenido tiempo para turistear.

- Vaya, y yo que te iba a pedir que fueras mi guía...

- Puedo serlo, pero no te garantizo que no nos perdamos.- ella volvió a sonreír.- Aunque sí puedo garantizarte que te divertirás. En Guanajuato todo puede suceder.

¿Como enamorarse en la sala de urgencias de un hospital mientras tu amigo persigue como un loco a su ex?

Lily.

Y pues ahí estaba yo, sentada en la sala de espera de un diminuto hospital de una conocida ciudad, manteniendo una amena charla con un jugador de fútbol japonés al cual acababa de conocer, mientras veía como todo el hospital se volvía loco por el escándalo que armaban una pasante de enfermería y su ex novio. Lo más divertido de todo era que los vigilantes no se animaban a correr a ninguno de los dos, quizás por la cara de ogro que Rika traía... En fin, mientras platicaba con Wakabayashi, vi que Lety y Argénida, otra enfermera, cuchicheaban muy divertidas. Supuse que se traían el chisme de lo que ocurría con Rika y Taro, así que me paré a escuchar, después de pedirle a Wakabayashi que me esperaba unos momentos.

- ¿De qué tanto hablan?.- les pregunté.

- Pues del chisme del momento.- respondió Lety, con una sonrisa.

- Me lo supuse... ¿De qué cosa se enteraron esta vez?

- Pues resulta que ese muchacho tan apuesto que persigue a nuestra Rika es su ex novio.- comenzó Argénida.- Vivían juntos en Japón, incluso creo que tenían planes de casarse pero algo pasó y ella terminó con él y se marchó de su país para no tener que volver a verlo jamás.

- Y se vino a vivir al lugar menos pensado en donde él podría buscarla.- completó Lety.

Válgame. Quien diga que las enfermeras no son chismosas es porque nunca ha trabajado en un hospital...

- ¿Y ustedes cómo rayos se enteraron de todo eso?.- pregunté, algo asombrada.- Ni yo lo sabía.

- Pues Rika le confesó a Ana, la enfermera de quirófano del turno nocturno, que había dejado Japón para no verle la cara a su ex nunca más.- explicó Lety.

- Y es obvio que el muchacho japonés que intenta hablar con ella es precisamente su ex.- completó Argénida.

- Ya veo... ¡Qué lío! ¿Por qué los guardias no los han sacado todavía? Están armando mucho escándalo.- dije yo.

- Ha de ser porque le tienen miedo a Rika cuando se enoja...

- Y no me sorprende... .- suspiré.- Menos mal que hoy es domingo y el jefe Rivera no viene hoy, porque de lo contrario ésos dos ya estarían en el Ministerio Público con una denuncia por alteración del orden público...

- Uh, mejor voy y los detengo, no pueden seguir como el gato y el ratón toda la vida.- dijo Argénida.

- Oye, ¿y quién es ese bombón?.- preguntó Lety, señalando a Genzo Wakabayashi.

- ¡Ah! Ése es el muchacho a quien le puse la férula.- expliqué.- Es amigo del ex novio de Rika.

- ¿Me estás diciendo que, por casualidad, el amigo del ex novio de Rika se lesionó el pie y justamente vinieron a que lo curaran al hospital en donde ella trabaja precisamente el día que está de guardia?

- Así es. El mundo es un pañuelo...

- Y que lo digas... Ya era su destino.- Lety sonrió con picardía.- Por cierto que te he visto platicando mucho con él... No pierdes el tiempo, aunque con semejante semental no te culpo.

"¿Semental? ¿Acaso Wakabayashi es un toro de lidia o qué?", pensé.

- ¿De qué hablas?.- protesté, sintiendo como el color invadía mi rostro.- Solo quiero ser amable...

- Ajá... ¿Ya te diste cuenta de que no te quita los ojos de encima?

- ¿Qué cosa?.- estaba segura de que en esos instantes mi cara ardía de vergüenza.

- Ha volteado a verte al menos unas siete veces desde que te acercaste a charlar con nosotras.

- ¿Lo estás vigilando o qué?

- Eso no importa. Lo que importa es si él está vigilándote a ti...

Le hice un gesto de desdén con la mano a Lety, antes de entrar nuevamente a la sala de curaciones para coserle la mano a un sujeto que acababa de llegar.

Genzo.

Si no tuviera mi pierna lesionada, me habría levantado a detener todo el escándalo que estaba causando Misaki, pero precisamente por culpa de él estábamos metidos en semejante lío. Aunque si yo no me hubiera lastimado, jamás habríamos venido a este hospital, él nunca se habría reencontrado con Rika y... Yo no habría conocido a Lily...

Una enfermera se me acercó y me ofreció una taza de humeante café. Se la acepté, después de todo un café no se desprecia.

- ¿Cómo se siente?.- me preguntó.

- Mucho mejor, gracias.- respondí.- El dolor disminuyó con el vendaje.

- No me sorprende.- dijo ella, con una sonrisa.- Lo vendó una de nuestras mejores doctoras.

- Lo sé.- sonreí yo también.- Algo tiene esa chica en las manos que con solo tocarte se disminuye el dolor.

En esos momentos, se escuchaban lamentaciones y gritos de un sujeto que acababa de llegar con una cortada en la mano; por lo poco que alcanzaba a escuchar, me di cuenta de que el tipo estaba ebrio. El hombre gemía y gritaba como si estuviera muriéndose, pero Lily ni se inmutaba. Le daba órdenes al sujeto de una manera fría y un tanto despectiva.

- Es algo dura.- comenté, refiriéndome a Lily.

- Uhm, sí, a veces puede ser así con los pacientes.- suspiró la enfermera.

- A mí no me trató así. Conmigo fue muy amable.- hice notar.

- Eso es porque no vienes borracho.- explicó ella.- Lily no aguanta a los que vienen bajo los efectos del alcohol. Dice que esos sujetos se buscan todo lo que les pasa, por andar de irresponsables. Y tiene algo de razón...

Asentí con la cabeza, al tiempo que miraba a través de la cortina el perfil de la doctora y su paciente.

- Y por cierto, es soltera.- añadió la enfermera, sin que viniera al caso.- Y sin compromiso.

- No me diga...

- Sí. Se lo comento solo por... Bueno, por si algo se ofrece...

La enfermera me sonrió con complicidad antes de levantarse y entrar a ayudar a Lily. Sonreí para mis adentros. "¿Y por qué no?", pensé, "Después de todo, quizás fue el destino quien nos puso en esta situación".

Jazmín.

Papá ya había decidido que no dejaría escapar ninguna oportunidad de llegar a conocer mejor a mamá para en un futuro no muy lejano invitarla a salir. Papá creía que realmente valdría la pena. Sin embargo, él no sabía que las cosas no iban a resultar tan fáciles, pues el corazón de mamá estaba invadido por un sentimiento prohibido hacia un hombre equivocado...

¿Y Misaki y Rika? Pues al final, Argénida consiguió calmarlos a los dos, hizo que Rika regresara a urgencias a trabajar y logró que Misaki aceptara marcharse del hospital sin más escándalo del que ya había hecho. Papá y Misaki se marcharon del hospital pensando que no sería la última vez que pisarían ese edificio...