Chapter four.

Genzo.

No tenía sentido. No tenía ningún sentido pero nada en este viaje parecía tenerlo. ¿Por qué habría de sentir celos de alguien a quien acababa de conocer? No lo sabía. Pero era cierto. Cuando vi que Lily estuvo a punto de suspirar por el hombre que acababa de marcharse sentí en mi interior una gran desazón. No sé si pecaba de ingenuo o de orgulloso, pero apenas media hora antes estaba más que seguro de que esa chica sería mía a como diera lugar. Y pensándolo bien, era una tontería, pues ni siquiera sabía si estaba enamorada de otra persona o si tenía algún compromiso. Y helo ahí, que ella, efectivamente, sentía algo por alguien más.

Sin embargo, algo me decía que ese amor no era, o no podía ser, correspondido, ya que Lily estaba algo decaída. O bien podía ser que solo me imaginaba cosas. Quien sabe, pero de lo único de lo que me sentía seguro en esos momentos era de los celos que sentía.

- Muy bien, chicas.- dijo Misaki, de pronto.- ¿A dónde desean que las llevemos?

- Yo no voy contigo a ninguna parte.- gruñó Rika, dispuesta a sacar las uñas en cualquier momento.

- ¡Oh, vamos! Nos molestamos en venir hasta acá por ustedes, bien podrían aceptar nuestros servicios de taxi al menos por esta vez.

- Nadie les pidió que vinieran...

Lily suspiró y volteó a mirarme con cara de disculpa.

- ¿Son así siempre?.- me preguntó.

- La verdad, no tengo idea.- respondí, encogiéndome de hombros.

En esos instantes pasaron los mismos vigilantes que el día anterior quisieron corrernos del hospital a patadas. Rika cambió su actitud inmediatamente y abrazó a Misaki, para evitarse nuevas broncas. Él, ni tardo ni perezoso, no solo la abrazó sino que además la besó fugazmente en los labios. Yo le vi a Rika en los ojos las ganas de arrojarlo por un barranco...

- Bueno, pues opino que Misaki tiene razón.- dije.- Si ya vinimos hasta acá al menos déjennos llevarlas a sus casas.

- Uhm... .- refunfuñó Rika.- ¿Tú que opinas, Lily?

- ¿Eh?.- ella parecía estar en las nubes.- Pues ha decir verdad, me caería de maravilla. Apenas puedo sostenerme en pie...

- ¿Pero sí querías quedarte a ayudarle al Dr. Mancera, verdad?

- Ahhhh... Es que... Es mi médico adscrito... No puedo negarme si él me lo pide... .- Lily se puso extremadamente colorada.

- Fue uno de tus médicos adscritos.- señaló Rika.- Y claro que puedes decirle que no, no estás rotando por el servicio de Cirugía en estos momentos, así que te puedes negar.

Lily ya no respondió, se limitó a mirarse las uñas. Pronto aprendería que ésta era una costumbre que tenía cuando no sabía qué responder.

Lily.

Tragedia de tragedias. Justo se me tenía que aparecer el Dr. Mancera cuando ya estaba por irme. Quisiera que uno pudiese controlar sus emociones, no me la podía pasar sintiéndome así cada vez que lo veía...

Rika no sabía de mis sentimientos, pero estaba segura de que se sospechaba algo. Lo bueno fue que estaba tan ocupada peleándose con Misaki que me parece que no notó mi reacción, pero algo me decía que Wakabayashi sí lo había notado, dada la manera tan escrutadora en como me miraba. Decidí fingir demencia, era lo mejor que podía hacer...

En fin, Wakabayashi y Misaki se ofrecieron a llevarnos a nuestras casas. Misaki y Rika se acomodaron en los asientos de piloto y copiloto y Wakabayashi y yo nos acomodamos atrás. Yo me dediqué a mirar el paisaje que pasaba a través de la ventana, mientras escuchaba cómo Rika y Misaki se peleaban en japonés. Bueno, me supongo que eso hacían...

- Te ves algo cansada.- comentó Wakabayashi, de pronto.- Y un poco decaída.

- ¡Ah! Pues sí, estoy cansada, tuve un turno de 36 horas corridas y estuvo fatal.- contesté, sonriendo apenas.

- ¡36 horas seguidas! ¿Por qué trabajas tanto?.- me preguntó, muy sorprendido.- Te matarás si sigues con esos horarios...

- Pues es que así son los horarios de trabajo de un médico estudiante como yo. No sé a quien se le ocurrió semejante forma de esclavitud, pero es la manera en como funcionan las cosas aquí, para mi desgracia...

- Ya veo... Entonces ya no podré pedirte que seas mi guía...

- ¿Por qué no?

- No tendré corazón para robarte tus preciadas horas de descanso.- me contestó Wakabayashi, sonriendo.

No sé que tuvo de especial esa frase o ese momento. Solo supe que mi corazón dio un vuelco y sentí dentro de mí algo muy extraño... Tonterías, debía de ser el cansancio...

En el resto del camino, me la pasé charlando con Wakabayashi de cosas triviales. Hablamos sobre mi trabajo en el hospital y a qué se dedicaba él. Me sorprendió descubrir que era un jugador de sóccer profesional en Alemania, y muy conocido, por cierto. Yo recordé que vagamente lo escuché nombrar alguna vez, pero nunca me imaginé que llegaría a conocerlo en persona. Era un hombre muy agradable, aunque algo reservado. No me lo podía imaginar jugándole bromas a alguien o hablando sobre sus sentimientos. Aunque debo reconocer algo: mientras más charlábamos más evidente se hacía la conexión instantánea que se había establecido entre nosotros.

Llegamos hasta la casa en donde yo vivía con mi hermano y su familia. Me bajé del auto y le di las gracias a Misaki y a Wakabayashi. Éste, a pesar de que no podía caminar bien por la férula, me acompañó hasta la entrada de mi hogar, un detalle que me desconcertó dado el hecho de que dudaba mucho que alguien fuera a robarme en el corto trayecto que había del coche a la casa. Rika y Misaki también se bajaron del auto, aunque ellos se dedicaron a contemplar el paisaje (hágase notar que vivo muy cerca del Cerro de la Bufa, uno de los lugares más conocidos y lindos de Guanajuato).

- Muchas gracias, Wakabayashi.- dije, dándole un beso en la mejilla.

- No hay de qué.- respondió, algo sorprendido por el gesto.

¿Por qué rayos hice eso? Es cierto que es una costumbre en México despedirse con un beso en la mejilla, pero apenas acababa de conocer a este tipo, además de que él no es mexicano...

- Bueno Lily, pues directito a descansar, ¿eh?.- me ordenó Rika.- Nada de salirte a vagabundear por ahí.

- De acuerdo.- sonreí.- Nos vemos mañana. Hasta pronto, Misaki, y gracias de nuevo.

Los tres japoneses me sonrieron y yo entré con cierta desgana a mi casa. Al cerrar la puerta me vino a la mente el recuerdo del Dr. Mancera, aunque de pronto, y sin planearlo, lentamente fue sustituido por el recuerdo de la mirada de Genzo Wakabayashi...

Genzo.

En cuanto Lily cerró la puerta, Rika movió la cabeza de un lado a otro.

- Esa niña no entiende.- suspiró.

- ¿De qué hablas?.- pregunté inmediatamente.

- De nada en especial... .- Rika se encogió de hombros.- En realidad es su problema...

- ¿Qué ocurre?.- insistí.- ¿Pasa algo malo con ella?

- A Wakabayashi le gustó tu amiga, lo menos que podrías hacer es decirle lo que sabes.- terció Misaki, como quien no quiere la cosa.

En esos instantes comprendí por qué Rika tenía deseos de arrojarlo por la ventana...

- No me digas.- sonrió Rika, con malicia.- Pues déjame y te digo que tienes competencia...

- ¿En serio?

- Sí, bueno, no precisamente competencia pero... .- Rika comenzó a hablar en japonés, supongo que para evitar que alguien que nos escuchara nos entendiera.- Ella está obsesionada con otro hombre. Un hombre casado, por cierto...

- No me digas...

- Sí te digo. Aunque en realidad ella no me lo ha confirmado pero la situación es muy obvia. En cuanto él aparece Lily se pone nerviosa y comienza a tartamudear.

- Lo noté...

- ¿Ah, en verdad?

- Sí, es el doctor con el que estaban platicando cuando llegamos, ¿no es cierto?.- dije.

- ¡Vaya que eres perceptivo! Pues sí, sí es él.- Rika estaba algo asombrada.- Aunque, como te dije, es casado. Y la verdad, no creo que Lily esté enamorada, más bien creo que es una obsesión que se le ha metido en su mentecita esquizofrénica de doctor...

Me percaté de que Lily nos observaba desde la ventana del segundo piso. De pronto, me sentí como un niño al que han atrapado haciendo alguna travesura, pero pronto recordé que ella no podía entendernos. Ella me sonrió y yo le correspondí haciéndole un gesto con mi gorra.

"¿Con que tienes una obsesión por un hombre casado?", pensé, "Pues ya me encargaré yo de quitártela. Tú serás mía a como dé lugar".

Estaba más que decidido.

Lily.

Algunos días pasaron sin tener noticias del Dúo Dinámico en el hospital. O sea, me refiero a Genzo Wakabayashi y Taro Misaki. Ésos dos habían ocasionado revuelo, y no solo por el escándalo que hizo el segundo, sino porque ambos eran extremadamente atractivos. Todas las féminas del hospital se habían vuelto locas por ellos. No me digan de Wakabayashi, fue el que más éxito tuvo, ya que Misaki ya estaba "apartado" por Rika. Yo no sé qué les hizo ese portero japonés, pero a todas las hacía suspirar. Yo, en esos momentos, no me imaginaba que también terminaría por atraparme entre sus redes...

Cuando Wakabayashi fue a que le retiraran la férula, no quiso que nadie, más que yo, lo atendiera. Lety tuvo que ir a sacarme del baño para que atendiera al joven japonés. Me sentí halagada, a decir verdad, y un poco avergonzada. En pago por "mis servicios", como él los llamó, Genzo me invitó a comer ese día, cosa que acepté encantada, debo reconocerlo. Y debo decir también que me la pasé de maravilla. Cada día me agradaba más ese portero...

Al parecer, Rika estaba por perdonar a Taro. No sé cómo le había hecho, pero el japonés había logrado, a manera de insistentes visitas a su casa y de constantes llamadas telefónicas, que ella le diera otra oportunidad. A Rika aun no se le pasaba el coraje, pero todo parecía indicar que tarde o temprano volvería con él. Me daba gusto por ellos, aunque cuando pensaba en lo lindo de su relación me venía a la mente mi desgraciada situación... Para qué hacerme mensa, no tenía ninguna oportunidad con el Dr. Mancera...

Un buen día, en el cual me quedé de guardia, estaba yo en el cuarto de médicos (diferente a la mipera) haciendo una receta que me encargó el Traumatólogo*, y me encontraba sola, dado que el resto de los médicos estaba en consulta. De pronto, entró a la sala el Dr. Mancera. Mi corazón comenzó a latir como tambor y sentí cómo de ruborizaba. Me lleva...

- Hola, Lily.- saludó.- ¿Tienes mucho trabajo?

- No, doctor.- tartamudeé.- Solo tengo que hacer esta receta y ya.

- Ya veo... ¿Hoy sí te quedas de guardia?

- Sí, doctor...

- Entonces tendré el placer de tenerte como mi ayudante.- me sonrió.

- S... sí... .- yo no podía estar más colorada.

- No sabes cuánto me agrada eso... .- susurró él.

El doctor se acercó a mí, muy lentamente, me tomó de las manos y me miró a los ojos. Yo me quedé paralizada, dado que él nunca había actuado así conmigo.

- ¿Sabías que eres una niña muy linda?.- me dijo, en voz baja.- Eres una chica preciosa.

- Doctor... .- murmuré.

- Siempre me has gustado mucho...

- Pero doctor, usted es... .- mi corazón estaba a mil por hora.

- No lo digas.- me puso un dedo en los labios.- Eso no importa ahora.

¿Tendría el valor para hacerlo? ¿Tendía el valor para ser la amante de un hombre casado?

El doctor se acercó lentamente a mí. Yo cerré los ojos y me preparé para sentir el contacto de sus labios...

Pero entonces, sin previo aviso, Genzo Wakabayashi entró intempestivamente a la habitación. Yo me hice para atrás en cuanto lo escuché entrar. Me preparé para dar una explicación precipitada, pero antes de que pudiera hacer cualquier otra cosa, Genzo me abrazó por detrás y me besó en la mejilla.

- Hola, mi amor.- dijo.- Perdón por la tardanza.

El doctor Mancera y yo nos quedamos sin habla.

Genzo.

No voy a permitir que nadie me quite a esa chica. Soy extremadamente testarudo, y cuando quiero algo, lo consigo. Si supiera que Lily tuviera alguna oportunidad de ser feliz, me retiraría sin chistar, pero no voy a permitir que un hombre casado la haga sufrir por su amor cuando me tiene a mí para amarla sin límites. Y eso se lo iba a demostrar...

Sabía, por Rika, que Lily estaba de guardia ese día, así que fui al hospital para saludarla y charlar con ella un rato, si no estaba muy ocupada. Una enfermera me dijo que Lily estaba en el cuarto de médicos y me indicó como llegar. La puerta estaba entreabierta e iba a tocar para anunciar mi llegada cuando escuché fragmentos de una conversación que me dejó perplejo:

- ¿Sabías que eres una niña muy linda?.- dijo el doctor que había visto la otra vez.- Eres una chica preciosa.

- Doctor... .- murmuró Lily.

- Siempre me has gustado mucho...

- Pero doctor, usted es...

- No lo digas. Eso no importa ahora.

Vi que él se inclinó para besarla. De ninguna manera...

Entré como bólido, abracé a Lily por la cintura y la besé en la mejilla.

- Hola, mi amor.- la saludé.- Perdón por la tardanza.

Muy probablemente, ella se molestaría mucho conmigo por lo que acababa de hacer. Pero en la guerra y en el amor, todo se vale.

Jazmín.

Y, efectivamente, mamá estaba muy molesta con papá por la manera tan extraña en como se había comportado. Y más porque impidió el beso que estuvo a punto de darle el hombre de quien ella estaba obsesionada en esos momentos...

Aunque, muy en el fondo, mamá se sintió increíblemente emocionada cuando papá la abrazó y la besó. Ella no quería reconocerlo, pero sus sentimientos empezaban a cambiar...

Notas:

* El Traumatólogo es especialista que se encarga de las lesiones de los huesos, llámense fracturas, esguinces, etc.