Chapter seven.

Lily.

Tenía una cruda moral espantosa que nada tenía que ver con el licor. Y de hecho, solo me tomé un vaso de vino blanco con la cena. Pero no dormí en toda la noche, llegué a mi casa justo a las seis de la mañana, apenas a tiempo para darme una ducha rápida (yo sola, ¿eh?), cambiarme de ropa y salir corriendo rumbo al hospital. Y lo peor de todo, es que ese día yo tenía guardia. Me la pasaría más de 48 horas sin dormir...

Rika estaba en la misma situación. Cuando Wakabayashi y Misaki se despidieron de nosotras, muy sonrientes, ambas los detestamos en el fondo. Claro, ellos estaban felices porque se irían a descansar, no a encerrarse a trabajar en un hospital...

Y hablando de Wakabayashi... ¿Qué puedo decir? Solo que, a pesar del cansancio que traía, aun podía sentir en mis labios el fuego de sus besos. No sé cuanto tiempo estuvimos en el mirador. ¿Una hora? ¿Dos horas? Perdí la noción del tiempo entre sus brazos, solo sé que nos besamos tanto que prácticamente acabamos con toda la reserva de oxígeno de la ciudad.

¡Y qué manera de besar! Con cada beso me estremecía más y parecía que Genzo estaba disfrutándolo sobremanera. Dejará de ser hombre... Pero una vez que se me pasó el efecto hipnótico de sus labios, me entró la duda... Y el miedo... ¿Qué había significado eso? ¿Qué ahora éramos novios? ¿O solo amigos con derechos? ¿O qué? No tenía ni idea, ni él ni yo nos pusimos a pensar en eso durante todo el tiempo que duró el arrumaco. Mi pobre y atrofiado cerebrito de mujer no dejaba de pensar en las miles de posibilidades. Y de seguro, Genzo estaba en esos mismos momentos durmiendo como lirón...

Genzo.

Lily, ¿qué me has hecho? Por ti estoy en el cuarto de un hotel de un país extranjero, al otro lado del océano de mi hogar, dejando de lado, momentáneamente, mi carrera futbolística.

Y he aquí una nueva cuestión: ¿qué va a pasar cuando yo tenga que volver a Alemania? No había pensado en eso, pero ni me preocupé por ese tema. Llegado el momento, lo resolvería según las circunstancias. Aunque muy en el fondo, tenía muchos deseos de llevarme a Lily conmigo.

Yo no acostumbro a soñar con nada ni con nadie cuando duermo. Pero esa vez, soñé con Lily y con una niña muy pequeña y preciosa, parecidísima a Lily, quien me llamaba "papá". Los tres nos encontrábamos viviendo en una casa localizada muy cerca de un lago, y ellas jugaban con un perro labrador al tiempo que yo les tomaba fotografías. Un sueño muy extraño tratándose de alguien como yo. ¿Acaso eso era una muestra de lo que sería mi vida futura? ¿O tan solo el reflejo de lo que yo deseaba? No lo sabía. Pero el sueño me agradó tanto que me propuse hacerlo realidad... Algún día...

Jazmín.

Papá había tenido una visión de lo que podía ser su vida futura. Pero el hecho de haber soñado conmigo y con mamá no garantizaba que eso se hiciera realidad... Aun les faltaban muchas cosas por superar...

Lily.

Me cae que el mundo es pequeño. Pequeñísimo...

¿Saben que fue lo que me pasó? Me encontré a una pariente lejana en este atestado y diminuto hospital... Y ni se imaginan quién es...

En una de nuestras taaaaantas sesiones de descanso (nótese la ironía), Lety, Claudia, Rika y yo charlábamos al tiempo que nos tomábamos un café.

- Oye, Rika.- dijo Lety.- ¿Ya conocías México desde antes o esta es la primera vez que vienes?

- Uhm, pues ya había venido antes, a visitar a una tía segunda que tengo por acá.- contestó ésta.

- ¡Ah! ¿Y aún la visitas?

- No realmente, tengo muchísimo tiempo de no verla, ni a ella ni a mis primos.

- ¿Y eso?

- Psss, problemas familiares.- Rika suspiró.- Mi mamá se peleó con ella por ciertos asuntos y rompimos todo contacto con ellos.

- ¡Qué triste!.- intervine yo.- A mí me pasó algo similar, yo tenía una prima segunda a quien dejé de ver por problemas familiares. Y es una lástima, porque nos llevábamos muy bien...

- Sé lo que es eso, yo también me la llevaba de maravilla con una de mis primas.- señaló Rika.- Era un año y medio menor que yo, pero éramos inseparables, hacíamos cada travesura...

- Jajaja, igual yo.- me reí.

- ¿Y en dónde vivía tu tía, Rika?.- preguntó Claudia.

- Pues en la ciudad de Celaya.- contestó Rika.- Creo que no está tan lejos de aquí...

- No, a unas dos horas de camino, más o menos.- señaló Lety.

- ¡Qué coincidencia!.- dije yo.- Mi familia es de Celaya.

- No me digas... .- Rika me miró con sorpresa.

- Sí. ¿Y adivina qué más? Mi prima también era japonesa.- añadí.

De pronto, las cuatro nos quedamos viendo unas a otras como si se hubiese encendido la luz.

- Lily, ¿cómo se llama tu madre?.- inquirió Rika, algo emocionada.

- Evelyn.- contesté yo, también con cierta emoción.- ¿Y la tuya?

- Kazumi...

Ambas nos miramos por unos cuantos segundos antes de sonreírnos.

- No puedo creerlo... .- murmuró Rika.

- No puedo creerlo... .- murmuré yo.

- ¡No me digan que son primas!.- exclamó Claudia.

- Todo parece indicar que sí... O sería una coincidencia muy grande... .- dije yo.

- ¿Pero es que acaso no se enteraron de eso cuando se encontraron en este hospital?.- preguntó Lety.- ¿Ni por los nombres?

- Ahh, es que yo no llamaba a mi prima por su nombre.- respondió Rika, muy feliz.- Yo le decía...

- Anya... .- completé yo.- Me llamabas Anya. Y yo te decía Rita porque no me convencía tu nombre japonés, y pues... Se me quedó grabado que el nombre de mi prima era Rita, no Rika.

- No me sorprende de ti.- Rika se rió.- ¡Qué gusto el reencontrarte!

- Bueno, pues ya abrácense.- dijo Claudia.

- ¡Qué emoción! Me siento la conductora de "Se vale soñar".- apuntó Lety, lo que hizo que todas nos riéramos.

De verdad, las cosas que pueden pasar en un hospital...

Genzo.

No sabía por qué, pero tenía un dolor insoportable que me afectaba en la parte baja del abdomen. Incluso, creo que me llegó a dar un poco de fiebre.

- ¿Te sientes bien, amigo?.- me interrogó Misaki.- Te ves pálido.

- La verdad es que me duele el estómago.- me quejé.- Y creo que tengo algo de temperatura.

- Es el efecto Lily.- bromeó Misaki.

- Hablo en serio.- gruñí.- Siento como si se me hubiese reventado algo.

Me incliné hacia delante, impulsado por un espasmo de dolor intensísimo; tuve muchísimos deseos de volver todo lo que había comido.

- Esto es serio.- oí que comentó Misaki.- Vamos al hospital.

Lily.

Estaba yo, tratando de no quedarme dormida, recargada en la central de enfermería, cuando la asistente médica me vino a avisar de un paciente que llegó quejándose.

- Doctora, afuera hay un muchacho que se queja muchísimo de dolor abdominal.- me dijo.- Se ve tan mal que creo que no va a aguantar a que le toque turno para la consulta.

- Páselo directamente.- ordené.

- Muy bien. Por cierto, ya es paciente conocido, ya vino aquí anteriormente.

- ¿Ah, sí?

- Sí, hace apenas unas tres semanas vino a que le pusiera una férula en el pie.

Al oír esto, el alma se me fue a los pies. ¿Estaría hablando de Genzo? Rogué porque no fuera él...

Pero sí era él, venía apoyado en Misaki y se veía que tenía muchísimo dolor puesto que apenas y podía sostenerse en pie. Inmediatamente lo pasé a una camilla y le pedí a Misaki que lo ayudara a quitarse la ropa y ponerse la bata de paciente. Mientras Genzo se cambiaba, Rika llegó a preguntarme qué era lo que estaba pasando.

- Es Genzo.- dije yo, tratando de aparentar tranquilidad.- Tiene muchísimo dolor.

- ¿Es algo serio?

- Aun no lo sé.

Cuando Genzo estuvo listo, comencé a interrogarlo sobre el inicio del dolor y sus características. Mi mente de médico saltaba de una posibilidad a otra, mientras que mi mente de mujer rogaba que todo fuera solo una falsa alarma. Y llegó el momento de explorar al paciente para conocer sus signos físicos... Y me enfrenté a una de las situaciones más difíciles a las que me he tenido que afrontar en mi carrera...

Es una idiotez, lo sé, pero... ¿Saben lo exhibicionistas que son las batas de los enfermos? Por Dios, la persona que las inventó no conoció el pudor... La cosa es que tuve que descubrir el pecho y el abdomen de Genzo y tuve que hacer un esfuerzo para no babear. Está buenísimo el tipo, y perdónenme por la perversión, pero de verdad que tuve que usar todo mi autocontrol para no saltar encima de él, con todos esos músculos...

Sin embargo, conforme fui avanzando en la exploración, mi profesionalismo se impuso y pronto comenzó a invadirme el temor de que Genzo estuviera sufriendo un ataque de apendicitis. Y temía muchísimo porque esto era algo serio, requería una cirugía lo antes posible.

- ¿Qué me pasa?.- me preguntó él, cuando terminé de revisarlo.

- Pronto lo sabremos.- respondí.- Te pediré algunos estudios que complementen el diagnóstico.

- ¿Es algo serio?

- Puede que sí...

Fui a buscar a la Dra. Morales para comentarle el caso. Le expliqué las molestias que Genzo presentaba y lo que yo había hallado en la exploración.

- ¿Tiene datos de apendicitis?.- me preguntó.

- Son dudosos, pero están presentes.- respondí yo.

- En ese caso... No hay que esperar más, ve a buscar al cirujano para que venga a valorarlo.

Al oír esto, di un respingo. El cirujano no era otro que el Dr. Mancera.

Genzo.

¿Alguna vez han sentido un dolor insoportable que no se les quita con nada? Yo no soy una persona quejumbrosa, pero esta vez la molestia era tanta que en verdad tenía deseos de gritar de dolor. Pero todo se calmó cuando llegué a las manos de Lily. Una vez más, ella, con su magia, me tranquilizó en un instante. Debo decir que me relajé cuando vi que sería ella la doctora que me atendería. Sin embargo, durante un momento vi la preocupación en sus ojos y ella no quiso decirme lo que estaba pensando.

- Bien, doctora. ¿Va a decirme qué es lo que me pasa?.- le cuestioné.

- Aun no estamos seguros.- respondió ella, a la evasiva.- Le pediré al cirujano que venga a valorarte. Pero por lo pronto, me tendrás que disculpar, pero no puedo darte ningún medicamento que te alivie el dolor hasta que no descartemos un proceso agudo.

- Y eso significa que...

- Que tendrás que seguir aguantando unos minutos más el dolor hasta que no estemos bien seguros de qué es lo que tienes.

- De acuerdo...

- A cambio de eso... .- ella me sonrió.- Te daré otra cosa que quizás te sirva...

Se inclinó sobre mi y me besó, muy tímidamente, en la frente. Yo agarré la oportunidad al vuelo, la tomé por la nuca y la besé en la boca. Lily se sorprendió al principio, pero no tardó en corresponderme. En cuanto la solté, salió corriendo del cubículo, aunque alcancé a ver una sonrisa en sus labios.

Lily.

Me carga la cachetada. Me cargan la Tostada y la Guayaba. Me carga el payaso. Me carga Pepe el Toro. ¿Por qué tenía que ser precisamente el Dr. Mancera quien estaba de guardia ese día? No sé por qué estaba tan ofuscada, se suponía que solo iba a presentarle a un paciente como cualquier otro, pero... La cosa era que no era un paciente como cualquier otro, era Genzo Wakabayashi de quien se trataba y no sabía cómo reaccionarían ni éste ni el doctor.

- Dr. Mancera, le traigo una interconsulta.- dije, cuando por fin me topé con el médico.

- ¿De qué se trata?.- preguntó éste, vagamente.

- Es un paciente masculino de 25 años, con dolor abdominal intenso en fosa iliaca derecha. Presenta vómitos de contenido alimenticio y trae fiebre de 38.5 grados.

- ¿Qué sospechas?

- Una probable apendicitis.

- Ya veo... Vamos a verlo.

El doctor y yo llegamos a Urgencias y nos dirigimos hacia el cubículo en donde se encontraba descansando Genzo. Éste, al vernos, fulminó con su mirada al hombre que me acompañaba. Y noté que el doctor Mancera le respondía de la misma manera...

Jazmín.

Y mamá se enfrentó a lo que bien se le podría llamar una ironía del destino. Papá no estaba dispuesto a dejarse revisar por el médico que, él bien sabía, había tenido obsesionado el corazón de mamá. Y el Dr. Mancera tampoco tenía muchos deseos de atender al joven que le había robado a la mujer que pudo haber sido su amante...

Notas:

- Me tendrán que disculpar los términos médicos, no los puedo evitar, jejeje. Apendicitis es una enfermedad en donde se inflama una parte del intestino grueso, llamada apéndice. Es una situación de urgencia, sino se opera lo antes posible el paciente corre riesgo de morir por alguna complicación. La fosa iliaca derecha es una de las nueve zonas en las que se divide el abdomen para su mejor exploración.