Chapter nine.
Genzo.
La felicidad no dura para siempre. Se los dice alguien que ha luchado toda su vida para conseguir lo que desea. ¿Cuánto tiempo llevábamos en México? ¿Dos meses? ¿Tres meses? Era obvio que eso no podía durar para siempre, después de todo, Misaki y yo ya teníamos nuestras vidas hechas en otros países.
Una mañana, después de que me dieron de alta del hospital por mejoría, Misaki me dio una noticia que debió haberme llenado de orgullo, pero al recibirla solo sentí en mi interior un gran desasosiego.
- Wakabayashi.- dijo.- Hemos sido convocados para la Selección, de nuevo.
- Uhm, ¿cómo nos localizaron?
- No sé, pero no te quejes. El entrenador desea que nos veamos en Japón con el resto de nuestros compañeros.
- ¿Cuándo?
- La siguiente semana.
"Me lleva..."
- ¿Qué vas a hacer con Lily?.- me preguntó.- ¿Vas a decirle?
- Pues tengo que decírselo, tarde o temprano.- contesté.- Aunque no sé cómo va a reaccionar...
- No creo que le emocione mucho la noticia...
- Definitivamente que no.- suspiré.- ¿Por qué las cosas no son más fáciles?
- ¡Ja! ¿El gran Genzo Wakabayashi se está quejando por que la vida le está poniendo retos? Eso es nuevo.- se burló Misaki.
- Bueno, no me estoy quejando, es solo que... Realmente estoy enamorado de Lily. No quiero separarme de ella, ni ahora ni nunca, pero sé perfectamente bien que ella no va a querer irse de México, nunca ha estado entre sus planes.
- Pues yo tampoco creo que esté encantada de la vida con la idea... Más porque te costó trabajo convencerla de que fuera tu novia.- señaló Misaki.
- Touché...
- Sí que la tienes difícil. Pero me sorprendería muchísimo que te dieras por vencido ahora...
- ¿Y quién te dijo que iba a dejarme vencer?.- protesté.- Ahora que he encontrado a la única mujer que me vuelve loco, no pienso perderla por nada.
- ¿Y te quejaste por que yo haya atravesado medio océano para buscar a Rika?.- se quejó Misaki.
- Bueno, en ese entonces no entendía tus motivos.- sonreí.- Y a propósito... ¿Qué crees que Rika piense al respecto?
- Pues hemos hablado sobre esto.- respondió Misaki.- Ella desea volver a Japón en cuanto termine su año de servicio en el hospital.
- Y eso ocurrirá dentro de un par de meses...
- Así es, así que no creo que le moleste si la dejo sola por este tiempo.
¡Qué dilema! Sabía que esto tarde o temprano pasaría. ¿Entonces por qué me tomó de sorpresa?
Lily.
No sé si soy muy pesimista o qué onda, pero cuando todo anda bien en mi vida me pongo a pensar en cuánto tiempo pasará antes de que algo se arruine. Tal vez sí soy pesimista pero bien podría decir que más bien soy realista. La vida me ha dado uno que otro golpe duro y eso me tiene a la defensiva la mayor parte del tiempo...
Rika me invitó a su casa, para recuperar el tiempo que perdimos por culpa de nuestras riñas familiares. Ella cocinó unos deliciosos tallarines para cenar y yo... Pues yo colaboré lavando los platos, no soy muy buena en la cocina... Jiji, ¿cuándo han visto que un médico sea también un buen cocinero?
- Este, Anya... .- me llamó Rika, usando mi viejo apodo.- ¿Ya supiste lo de los muchachos?
- Uhm, no... ¿Qué les pasó?.- pregunté, un tanto preocupada.
- Nada grave, pero... ¿Ya te dijo Wakabayashi que los dos fueron convocados para la Selección de Japón?
- No, no me ha dicho nada... .- contesté, en voz baja.
- ¡Ups! Quizás no debí haberte dicho nada...
- Pues ya hablaste. Y ahora me dirás qué es lo que eso significa.
- Significa que pronto se marcharán de México...
- Ahhh...
El comentario me cayó como balde de agua fría. ¿Genzo se iría del país y no me lo había dicho? ¿En qué rayos, por no decir algo peor, estaba pensando?
- ¿Qué vas a hacer?.- me preguntó Rika, con suavidad.
- ¿Cómo que qué voy a hacer? ¡Pues nada! Ni modo que le diga a Genzo que no se vaya.- golpeé el vaso que tenía en la mano contra la mesa, haciendo que parte del líquido se derramara en el mantel.
- No te enojes con él, seguro que tiene una buena razón por la cual no te lo ha dicho todavía...
- ¿Cómo que no me quiere, por ejemplo?
- No digas babosadas, bien sabes que está más que loco por ti.
- Ajá, ¿y entonces por qué soy la última en enterarse de que se larga de este mugroso y sobrepoblado país tercermundista?
Las lágrimas comenzaron a escurrir por mis mejillas. El coraje y la tristeza me invadían.
- Mira, conozco a Wakabayashi mucho mejor que tú.- me dijo Rika.- Y sé que él no va a irse así como así. Encontrará la manera de hacer que su noviazgo continúe, aun a pesar de la distancia.
- ¿Bromeas? Yo no soy de las pueden mantener un amor a distancia... .- me quejé.
- ¡Por todos los cielos, mujer!.- me regañó Rika.- ¡Pon algo de tu parte!
Yo sé que Rika tenía razón. Pero en esos momentos solo pensaba que Genzo solo había estado jugando conmigo...
Genzo.
Como si la situación no me ayudara para nada, aparte tenía que cargar con el hecho de que estoy enamorado de una chica sumamente terca, incluso mucho más terca que yo, la cual no me facilitó para nada las cosas. Para mi desgracia, Rika se me adelantó y le informó a Lily sobre mi inminente partida. Y como era de esperarse, a Lily no le hizo ninguna gracia que no hubiese sido yo quien le diera la noticia.
Llegué al hospital a la hora de salida de Lily, llevando un ramo de azucenas blancas como un patético intento de suavizar las noticias. La vi venir hacia mí, caminando a toda velocidad, sujetando con fuerza su chamarra blanca.
- Hola, mi amor.- la saludé cuando pasó a un lado mío.
- Ni me hables.- me gruñó, sin detenerse.- No quiero verte.
¿Por qué está mujer es tan necia?
- ¿Qué te pasa?.- le pregunté, siguiéndole los pasos.
- Tú deberías saberlo mejor que yo.- me respondió, aun dándome la espalda y caminando a toda prisa.
- No, no sé que te pasa y no voy a saber si no te detienes y me lo dices en este instante.
- ¿Quieres saber qué me pasa?.- Lily se detuvo y me miró con fiereza. Estaba muy, pero muy enojada.- Gracias por decirme que te largas a Japón la siguiente semana.
"Me lleva..."
- Ahhh... Iba a decírtelo...
- ¿Cuándo? ¿Cuándo estuvieras a punto de subirte al avión?.- gritó, al tiempo que golpeaba el suelo con el pie.- ¡Fui una idiota por creer en tu amor!
Fue suficiente. Ella se dio la vuelta e hizo el intento de irse, pero no la dejé. Nadie va a dudar del amor que tengo por Lily, ni siquiera ella misma. La tomé por el brazo y la llevé al Jardín del Cantador, el mismo lugar en donde le declaré lo que sentía por ella unos meses atrás.
- Escúchame.- le dije.- Oye bien lo que tengo que decirte y después me reclamas lo que quieras. ¿De acuerdo?
- No tengo tiempo ni ganas de escucharte.- refunfuñó.
- Pues lo vas a hacer, quieras o no.- dije, terminantemente.
La hice sentarse en una banca. Lily se limitó a contemplarse las uñas y a mirar a todos lados, menos a mí. Esa costumbre de no verme a los ojos me hartaba, pero al menos ya la había convencido de que escuchara al menos por unos momentos.
- Tarde o temprano esto iba a pasar.- comencé.- Te tomó por sorpresa lo de mi partida, es cierto, pero, ¿acaso pensaste que me quedaría en México para siempre?
- Supongo que no.- musitó.
- Yo tengo una vida hecha en Alemania.- continué.- Y aparte soy miembro orgulloso de la Selección de mi país. No podías esperar que me quedara aquí toda mi vida, cuando tengo asuntos pendientes. Incluso me quedé mucho más tiempo del que había planeado, y me quedé solo por ti, así que no te atrevas a pensar que no siento nada por ti.
- Sí, ya sé con qué me vas a salir ahora.- me interrumpió.- Me vas a decir que todo esto fue una experiencia maravillosa pero que es imposible que siga continuando, debido a que nuestros caminos están por separarse y que tal vez solo debamos seguir siendo amigos. Pues bien, te ahorro las palabras, que te vaya muy bien en Japón, en Alemania o a donde sea que te vayas a largar.
Lily se levantó y comenzó a caminar a toda prisa. Yo solté las flores que llevaba para ir tras ella y sujetarla por la cintura. La sorpresa la hizo soltar la mochila y la chamarra que llevaba. La hice girar hasta quedar frente a frente y la sostuve contra mi cuerpo, acercando lo más que podía mi rostro al suyo.
- Al menos por una vez, Lily.- le pedí.- Al menos por una vez déjame terminar de decirte lo que tengo que decirte.
- Déjame en paz.- ella luchaba para no llorar.
- Tienes razón en lo que dijiste acerca de que lo nuestro ha sido algo maravilloso, pero te equivocas si crees que deseo dar por terminado lo nuestro.
- Yo no deseo un amor a distancia.- susurró ella.
- Y yo tampoco.- repliqué.- Yo deseo que vengas conmigo.
- ¿C... cómo?
- Sí. Quiero que vengas conmigo, que estés siempre a mi lado.- la miré a los ojos.- Yo te amo, Lily. Quiero que te cases conmigo...
Saqué de mi chaqueta una caja de terciopelo que contenía el anillo de compromiso que había sido de mi abuela y se lo puse a Lily en el dedo. Ella lo miró con incredulidad unos instantes.
- P... Pero... ¿Hablas en serio?.- tartamudeó.
- Nunca he hablado más en serio en mi vida.
- Yo... Yo... .- Lily me miraba con tristeza.- Lo siento, pero no puedo...
Se soltó de mi abrazo, tomó y sus cosas y se alejó lo más rápido que pudo. Esta vez ya no tuve el ánimo de ir tras ella.
Lily.
No, no, no, no, no puede ser.
No puede ser.
Genzo acaba de pedirme matrimonio.
Así sin más, después de dos meses de noviazgo, después de tres meses de conocernos, 5 días antes de que él se marche del país, llega y me dice que quiere pasar conmigo el resto de su vida...
¡Y quiere que me vaya con él! Quiere que deje mi país, mi carrera, mi familia, mis amigos, todo, para marcharme con él a un sitio a donde no conozco a nadie... Y sin embargo, y a pesar de que sé que es una locura, mi corazón no puede evitar saltar de la emoción, porque yo también amo a Genzo con toda mi alma y todo mi corazón.
Entonces...
¿Por qué me estoy muriendo de miedo?
Jazmín.
Desgraciadamente, a pesar de todos los intentos de papá, él y mamá terminarían por decirse adiós muy pronto... El miedo no dejaría que mamá aceptara de momento una proposición que ella deseaba con toda el alma aceptar. Y cuando mamá quisiera aceptar la propuesta de papá... Sería la suerte quien se encargaría de evitarlo...
