Part 2. Tokio.

Chapter eleven.

Jazmín.

¿Se acuerdan que les dije que la vida les daría a mi papá y a mi mamá otra oportunidad de estar juntos? Pues aquí les va la segunda parte de esta historia, con su correspondiente desenlace.

Lily.

Regresa a mí*

No digas que esto terminó...

Dame tu amor,

Ten compasión...

Es curioso que sea precisamente ésa la canción que mi reproductor de discos compactos escogió tocar mientras el taxi en el que viajaba me llevaba al sitio en donde me hospedaría. Me encontraba en Japón, más específicamente en Tokio, dispuesta a empezar una nueva aventura, como nuevo integrante de los Médecins Internationaux Unis... Mmm, bueno, creo que así se dice, mi francés francamente es muy malo... Dicho en otras palabras, acababa de registrarme como voluntaria en la organización Médicos Internacionales Unidos, y no sé por qué razón, motivo o circunstancia mi primera misión la llevaría a cabo en Japón... Algo en verdad extraño, dados los hechos ocurridos apenas seis meses atrás.

No he podido olvidar a Genzo; las primeras semanas después de su partida me sumí en una depresión bastante fuerte y no era para menos, el destino se había encargado de alejarme del hombre que más amaba... En fin, luego de meses de lloriqueos, me convencieron de que lo que necesitaba era cambiar de aire por lo que me inscribí en Médicos Internacionales Unidos, para poder ayudar a más gente y de paso conocer otros países. ¡Qué ironía que sea precisamente Japón el primer país que yo visitaría! Menos mal que no me enviaron a Alemania...

En fin, el taxi me llevó hasta mi sitio de residencia, una vieja casa que tenía el aspecto de ser una antigua mansión señorial, algo que me sorprendió encontrar en el moderno Tokio. A mi llegada ya me estaba esperando una señora japonesa de edad avanzada, muy sonriente, vestida con unos shorts y una camiseta de manga corta que llevaba por debajo de su bata blanca. Una combinación un tanto extraña...

- Sea usted bienvenida a Japón, doctora Del Valle.- me saludó, inclinando ligeramente el cuerpo.- Me llamo Yukibe Takenoushi y soy la directora del movimiento Médicos Internacionales Unidos en Japón.

- Muchas gracias, es un placer conocerla, Dra. Takenoushi.- respondí, tratando de imitar la reverencia que ella hizo.

- ¡Oh! Sólo llámame Yukibe, entre colegas siempre me han incomodado los títulos.

Sonreí. Esta señora tenía un carisma que se sentía a simple vista.

Me condujo hasta el interior de la enorme casona y me mostró las instalaciones. Todo era discreto y austero en cuanto a decoración se refería, como era de esperarse, pero debo decir que el área acondicionada para atención médica estaba perfectamente equipada con los mejores materiales.

- Y ésta es tu habitación.- la Dra. Yukibe me llevó hasta una pequeña, pero limpia y acogedora habitación ubicada en el ala oeste.- Siéntete como en tu casa.

- Muchas gracias, espero que así sea, Dra. Yukibe.

- Solo llámame Yukibe.- me reprochó, una vez más, con una sonrisa.- Y pues no esperamos que te integres desde hoy al servicio, el viaje debió de haber sido muy pesado así que descansa.

- Muchísimas gracias, aunque realmente traigo tanta adrenalina en el cuerpo que no creo que pueda hacerlo.- musité, algo nerviosa.

- ¡Oh! En ese caso... .- Yukibe me miró por unos segundos, algo pensativa.- Le pediré a mi sobrino que te lleve a conocer la ciudad.

- No es necesario, gracias, no deseo ser una molestia...

- ¡Oh, no lo eres! Todo lo contrario, él está de vacaciones y bien puedo pedirle ayuda por el día de hoy. Además, ya le había dicho de antemano que quizás necesitaría su ayuda como guía turística para mis nuevas doctoras.

Yukibe salió de la habitación en busca de su sobrino, dejándome sumida en un estado de excitación y nostalgia... No era para menos, a pesar de que nunca había estado en Japón, todo me recordaba a Genzo...

- Lily, quiero presentarte a mi sobrino.- Yukibe regresó acompañada de un muchacho más o menos de mi misma estatura, con cabello largo y rebelde hasta los hombros y unos ojos asombrosos color café.

- Mucho gusto, doctora.- me saludó el muchacho, extendiéndome la mano.- Me llamo Mamoru Izawa, espero que su estancia en Japón sea agradable.

- Lily Del Valle, el placer es mío.- contesté, al tiempo que le estrechaba la mano.

Mamoru Izawa. No estaba tan mal el tipo, de hecho, era bastante guapo. Pero para qué hacerme mensa, nunca más podría fijarme en otro hombre... Porque siempre estaría pensando en Genzo...

Genzo.

Dicen que el tiempo cura todas las heridas y así lo creía yo... Hasta ahora...

Seis meses han pasado desde que me marché de México y debo decir que mi humor no ha mejorado mucho. Mi eterna y antigua pasión, el fútbol sóccer, me ha distraído lo suficiente como para no pensar en ella, y por ocasiones he llegado a creer que en verdad la he olvidado... Pero luego, basta hasta el más mínimo e insignificante detalle para que me de cuenta de que eso no es cierto...

Le pedí a Misaki que nunca más volviera a hablar sobre Lily en mi presencia. Afortunadamente, Rika aun se encontraba en Okinawa cuidando a su abuela paterna así que no tenía cerca de mí a nadie que me la recordara a cada cinco minutos. Cada noche, cuando Misaki le hablaba por teléfono a Rika, ella siempre pedía hablar conmigo, supongo que para enterarse por mi propia boca de lo que había ocurrido, pero yo siempre me negué. Nunca me ha gustado charlar con los demás acerca de mis sentimientos, incluso guardé hermetismo con Misaki, ni siquiera a él le he contado la enorme decepción que Lily me causó.

Como sea, mi vida ha vuelto a ser lo que era antes de ese viaje catastrófico y me alegro que así sea. Mi Selección se entrena duramente para el Mundial y eso me llena de satisfacción. Esta vez, estoy seguro, cumpliremos nuestro sueño.

Nos han dado unos cuantos días de descanso. Mis compañeros y yo decidimos reunirnos para jugar un poco de fútbol y distraernos. Sí, ya sé, no me lo digan, no podemos estar alejados ni cinco segundos de una cancha de fútbol, pero... ¿Qué jugador profesional puede estarlo?

Mis antiguos compañeros de colegio, y amigos de toda la vida, Hajime Taki, Singo Takasugi y Teppei Kisugi están esperando en el centro de una cancha pública de Tokio. Mi gran amigo, Tsubasa Ozhora, se encuentra también ahí, al igual que Misaki, Ryo Ishizaki (el bufón del equipo) y uno de las más jóvenes promesas del equipo: Aoi Singo.

- ¡Capitán!.- me saluda Kisugi.- Llegas tarde.

- Es el tráfico.- respondo yo, escuetamente.

- El pretexto de toda la vida, Wakabayashi.- replica Ishizaki.- Ya di la verdad, de seguro te topaste con alguna linda chica...

- No molestes.- gruñí.- Aunque al menos a mí sí me siguen las muchachas.

- ¡Oye!.- Ishizaki protestó.

Sonreí. Siempre me ha parecido divertido hacerle comentarios irónicos a Ishizaki. Mientras mis amigos le continúan haciendo burla, me percato de que, a pesar de que son mis mejores amigos, ninguno de ellos se ha dado cuenta de mi estado de ánimo. Mi barrera para las emociones funciona a la perfección, como siempre.

- ¿En dónde está Izawa?.- pregunté, al darme cuenta de que falta uno de mis grandes amigos.

- Uhm, fue con su tía a no sé donde.- responde Taki, encogiéndose de hombros.

- De seguro lo llevó de compras, para que le cargara las bolsas.- se burló Ishizaki.

- No, creo que más bien iba a llevar a una chica de paseo.- dijo Taki, sonriendo maliciosamente.

- ¡Ahhhh! ¿En serio?.- gritó Ishizaki.- ¡Hombre, hubiera avisado! Yo podría haberle ayudado...

- Mmm, mejor no, igual y la pobre muchacha sale corriendo despavorida al verte... .- bromeó Kisugi.

- Jajaja, sí, mejor que no te vea, Ishizaki.- Takasugi continuó con la burla.

- Uhm, ¿y a quién precisamente iba a llevar de paseo? ¿Alguna conocida?.- preguntó Tsubasa, un tanto divertido con la plática.

- No lo sé con exactitud.- respondió Kisugi.- Solo comentó que era una extranjera que acaba de entrar a la organización que dirige su tía... Médicos Internacionales Unidos, o algo así.

Y ahí estaba de nuevo. Médicos Internacionales Unidos. No pude evitar pensar en Lily.

Lily.

Y pues Izawa me llevó a pasear por el centro de Tokio, y le doy infinitas gracias a su tía por haberme mandado con él, ya que esta ciudad es algo muy parecido a la Ciudad de México, pero mil veces peor. Es un caos total, me sorprende que la gente no se pierda entre tanta confusión... Nos la pasamos muy bien ese día, tan bien que Izawa me volvió a invitar a salir unas cuantas veces más. Yo acepté, encanta de la vida. El muchacho era una ternura y a mí me hacía falta un buen amigo.

Solo eso, un buen amigo...

- ¿Y a qué te dedicas, Izawa?.- le pregunté, en una de las tantas veces que salimos a tomarnos un café.- ¿También estudias medicina?

- No. Soy jugador profesional de fútbol soccer.- me responde, con una sonrisa.

"Me lleva... Igual que Genzo...".

- ¡Ahhh!.- contesto yo, procurando que no se me note la tristeza.- ¿Y qué posición juegas? No me digas que eres portero...

- No, soy centro delantero.- me contesta.- ¿Por qué me preguntaste si juego como guardameta?

- Eh... No, por nada... ¿Y también eres integrante de la Selección Japonesa?

- Por supuesto.- me responde, con mucho orgullo.- ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué decidiste entrar a Médicos Internacionales Unidos?

- Pues... Es una larga historia, dejémoslo en que necesitaba un cambio...

- Ya veo... Pues espero que seas muy feliz en Japón y que tu trabajo sea satisfactorio. Mi tía puede ser algo estricta, pero es muy buena persona.

- Sí, lo he notado, tiene mucho carisma.- sonreí.

- Tú también.- me dijo Izawa, mirándome a los ojos.

- ¿Cómo dices?.- yo me ruboricé.

- Sí. Tienes un carisma enorme que te hace parecer un ángel. Ya solamente te faltan las alas... Aunque no te conozco, puedo darme cuenta de que serás una excelente doctora.

Me avergoncé muchísimo. Desvié mi mirada y me puse a jugar con un mechón de mi pelo castaño. Realmente me cohibió el comentario de Izawa...

- Lo siento mucho, no pretendía incomodarte.- se disculpa Izawa, después de un rato.

- No, no me incomodaste, todo lo contrario.- me apresuré a responder.- Es solo que era algo que no me esperaba.

- ¿Qué nadie te había dicho antes que se ve a simple vista que eres una chica muy especial?

- Eh... .- me puse más roja aun.

No, nadie me lo había dicho. Pero sí hubo alguien que me lo demostró de mil maneras...

- ¿Te confieso algo?.- pidió Izawa, con voz suave.- Cuando mi tía me pidió que la ayudara con una de sus nuevas doctoras, me sentí un tanto fastidiado, ya que no podría jugar al sóccer en mis ratos libres.

- Ahhh...

- Pero.- agregó, rápidamente.- En cuanto te conocí, le di muchas gracias a mi buena suerte. No sabes cuánto me alegra que hayas venido a Japón.

Sonreí, un tanto conmovida. Este muchacho era algo tímido, pero aun así no se andaba con rodeos. Y era muy agradable. Y muy guapo. Pero no, aun era muy pronto para pensar en algo más...

Genzo.

En los siguientes días, casi no vi a Izawa en los ratos libres. Me topaba con él en los entrenamientos pero nada más, saliendo del campo de entrenamiento se desaparecía y no volvíamos a saber de él hasta el otro día. Me parecía que su comportamiento era muy extraño, algo me decía que le estaba ocurriendo algo. Y no fui el único que lo notó.

- Oigan, muchachos, ¿no creen que Izawa anda medio raro estos días?.- preguntó Kisugi, durante un descanso.

- Sí, bastante.- coincidió Misaki.- Terminando el entrenamiento sale corriendo como si algo importante lo estuviese esperando.

- Algo o alguien.- dijo maliciosamente Ishizaki.

- ¿Qué, crees que ya se consiguió una novia?.- preguntó incrédulo Taki.

- ¿Por qué no? Recuerden a la doctora de Médicos Internacionales Unidos... .- Ishizaki sonrió, enseñando sus dientes de simio.

- Uhm, es cierto, desde que ella apareció Izawa no ha sido el mismo.- comentó Tsubasa.

- Igual que tú desde que te casaste con Sanae.- bromeó Ishizaki.

- Y vamos de nuevo.- suspiré.- Y hablando de la chica en cuestión... ¿Alguien la conoce ya?

- No, capitán.- respondió Kisugi.- Aun no tenemos el gusto, pero Izawa dice que hoy la llevará a la cancha pública para que la conozcamos.

- Uy, muero de ganas de ver a la mujer que trae loco a Izawa.- comentó Hanji Urabe.- Espero que tenga una hermana o por lo menos una prima...

- Oye, Wakabayashi.- Misaki me abordó, aprovechando que todos estaban distraídos.- Supe que la doctora con quien Izawa sale es una mexicana. ¿No crees que se trate de...?

- No, no lo creo.- lo interrumpí, para evitar que mencionara el nombre que no quería oír.- Debe de haber muchísimas doctoras mexicanas, sería mucha coincidencia que se tratara de ella.

Y era verdad.

Esa tarde, todos esperábamos, un tanto ansiosos aunque nadie quería reconocerlo, a que Izawa se apareciera en compañía de su misteriosa "novia". Aunque no lo parezca, tengo que reconocer que todos somos un poco entrometidos...

Izawa no tardó en llegar del brazo de una joven latina. Reconocí esa larga y abundante cabellera castaño oscuro y esos profundos ojos negros... Y la impresión me hizo quedarme sembrado en mi sitio... De los millones de chicas que habitan este planeta, Izawa tenía que haber conocido justo a la única que podía causarme un impacto al verla...

Lily. Ella era la nueva doctora que había llegado a Japón como parte del programa de Médicos Internacionales Unidos...

El mundo, efectivamente, es un pañuelo...

Jazmín.

Lo que papá no sabía era que las sorpresas apenas comenzaban para él... Y esta vez sería uno de sus mejores amigos el encargado de dárselas...

Notas:

- *Regresa a mí, interpretada por Thalía.

- Originalmente Lily se inscribía en "Médicos sin Fronteras" pero dado que esta organización sólo envía médicos a países en guerra o en desarrollo que no tienen la capacidad de mantener un buen sistema de salud, lo cambié a "Médicos Internacionales Unidos", que es una organización que me inventé específicamente para corregir este error tan pendejo.