Chapter thirteen.

Genzo.

Bueno, sé que Lily no se esperaba esto y yo tampoco, pero no se podía hacer gran cosa al respecto. Izawa nos miraba a Lily y a mí con incredulidad y, sí, algo de desilusión. No lo culpaba, yo me sentiría igual si descubriera que la chica que me gusta es la ex novia de uno de mis mejores amigos de la infancia...

- Uy, creo que solo compliqué las cosas.- murmuró Rika, al tiempo que todos los demás cuchicheaban entre sí.

- No me digas.- musité, entre dientes.

- Pero bueno, no se queden ahí parados.- intervino Yukari Nishimoto, la "querida" de Ishizaki.- Vengan a sentarse y cuéntanos, Rika, cómo es que conoces a Lily.

Yukari siempre había tenido mucho aplomo y esta vez se lo agradecí, ya que ella se encargó de poner algo de orden al asunto. Al poco rato, Rika y Lily platicaban la forma en cómo descubrieron que eran primas y su estancia en el hospital de Guanajuato, omitiendo, por supuesto, la "aventura" que vivieron con Misaki y conmigo...

Me levanté, aprovechando la distracción, y me dirigí hacia el jardín de la casa. Algo raro en mí, me puse a observar el cielo estrellado con melancolía...

- Capitán.- me llamó Izawa, a mis espaldas.- ¿Puedo preguntarte algo?

- ¿Qué ocurre?.- pregunté, aunque bien sabía lo que quería saber.

- Es sobre Lily... .- Izawa titubeó.- Ella... ¿Es verdad lo que dijo Rika acerca de que Lily es tu novia?

- Lo era.- contesté, sin titubear.- La conocí cuando fui a México.

- ¿Ya no son pareja?

- No.

- ¿Puedo preguntar qué fue lo que ocurrió entre ustedes?

- Pues... Dejémoslo simplemente en que ella me rechazó.

- Ahhh... Y... ¿Todavía sientes algo por ella?

Tardé en responderle. Iba a mentirle, por supuesto, así que mi respuesta debía sonar lo más creíble posible...

- No. Lily ya no significa nada para mí.- dije.

- ¿Estás seguro? Es que... Mañana por la noche habrá una reunión de caridad para reunir fondos para Médicos Internacionales Unidos y le pedí que fuera mi pareja, pero si tú aun la quieres, capitán...

- No, no.- contesté, rápidamente.- Ve con ella, no hay ningún problema por mí...

- Gracias por ser sincero conmigo, capitán...

Izawa se marchó en busca de Lily, me supuse. Yo lo miré irse al tiempo que pensaba que efectivamente no me importaba si Lily salía con él o no. Pero en el fondo sabía que eso no era cierto...

Lily.

Me sentía como una intrusa en medio de tanta gente desconocida. Es cierto que todos me trataban muy bien pero sabía que todos se hacían en el fondo la misma pregunta: ¿Es cierto que esta chica es la novia de Wakabayashi?

Pues bien, eso era mentira, porque yo ya no era su novia. Aunque, estrictamente hablando, nunca terminamos así que aun éramos pareja oficial pero no creo que eso importe ahora...

- Lily, ¿en dónde te estás quedando?.- me preguntó Sanae Ozhora.

- Eh, en la residencia de Médicos Internacionales Unidos.- contesté yo.

- ¿Y admiten visitas?.- preguntó Rika.- Tengo muchas cosas qué preguntarte...

Ya me imaginaba qué eran esas cosas que me quería preguntar...

- Pues la verdad no sé, nunca he recibido visitas... .- contesté.

- Jajaja, ¿y qué me dices de Izawa?.- cuestionó Ishizaki, el tipo con cara de simio.- Se la pasa ahí todo el tiempo, ¿no?

- Lo que pasa es que la tía de Izawa es la jefa de la organización.- intervino Urabe, el sujeto que tenía una cicatriz en el rostro.- Eso es nepotismo franco...

- ¡Qué manera de usar sus influencias!.- se burló Ishizaki.

Sentí como el color invadía mi rostro. Quería que me tragara la tierra... Me levanté, pretextando que iba al baño. En el camino me topé con una puerta que conducía al jardín de la casa. Era realmente precioso, muy al estilo japonés y me quedé un ratito allí, contemplando las estrellas... Me sobresalté cuando vi una sombra enorme dirigirse hacia mí.

- ¡Ahhh, Wakabayashi! ¡Me asustaste!.- respiré algo agitada, realmente me había sorprendido su presencia.

- ¿Desde cuando volvió a llamarme por mi apellido, doctora Del Valle?.- me preguntó.- ¿Desde la vez en la que decidió mandar lo nuestro al carajo?

- Ni siquiera sabes por qué no me presenté a la cita.- protesté.

- No, pero me imagino los motivos.- replicó él.- Tu eterna cobardía al amor, ahora entiendo que estabas obsesionada con tu doctor cirujano porque sabías que nunca llegarías a tener algo serio con él y eso mantendría a salvo a tu cobarde corazón de cualquier relación seria.

- ¡No sabes de lo que hablas!.- grité.- No saques conclusiones sin conocer primero los hechos.

- No necesito saber los hechos para darme cuenta de que nunca te tomaste en serio nuestra relación.- me respondió él, con frialdad.

Me dieron ganas de abofetearlo. Y no me las aguanté.

- Idiota.- murmuré, al tiempo que mi mano se estampaba en su rostro.

Me alejé muy indignada y bastante dolida. No quería seguir ahí por más tiempo, regresé al salón, me despedí rápidamente de todos y salí como bólido de la casa, haciendo caso omiso de las súplicas de Izawa de que lo dejara llevarme a la residencia de Médicos Internacionales Unidos.

Genzo.

No me sorprendió descubrir que Lily no había cambiado en nada, seguía siendo la misma chica que siempre actuaba a la defensiva. Aun sentía la fuerza de su ira en mi mejilla. Era la segunda vez que me golpeaba y, debo reconocerlo, era la segunda vez que lo hacía con motivos justificados.

- ¿Qué le hiciste a Lily, Wakabayashi?.- me inquirió Misaki, al poco rato.

- ¿Qué te hace pensar que le hice algo?.- protesté, enojado.

- Pues te pregunto porque salió corriendo de aquí y algo me dice que tú tuviste algo que ver.

- Yo no le hice nada.- refunfuñé.

- ¿Por qué no dejas de comportarte de esa manera tan infantil, Wakabayashi?.- continuó Misaki.- Deberías de reconocer que aun la amas.

- No sé de qué me hablas.

- ¿Entonces en verdad ya no la quieres? ¿Después de que hace apenas seis meses le pediste que fuera tu esposa?

- Eso fue un error... Me precipité, ni siquiera la conozco del todo.

- Entonces no te importa si Izawa le pide que salga con él.

Miré a Misaki unos segundos antes de marcharme sin contestarle. No, nunca iba a reconocer cuánto me afectaba eso último...

Izawa me miró con cara de querer decirme algo. Me alejé antes de que tuviera alguna oportunidad de hacerlo. Ya no tenía ganas de seguir mintiéndole a los demás, y a mí mismo, por esa noche.

Lily.

Mientras esperaba con impaciencia a que pasara un taxi, un coche gris se estacionó enfrente de mí, se abrió la ventanilla del lado del pasajero y Rika asomó su cabeza a través de ella.

- ¿Te llevamos?.- me preguntó.

Abrí la puerta del asiento trasero y me subí sin contestar. Lo que quería era irme de ahí cuanto antes.

- Muchas gracias.- dije, una vez que me acomodé en el coche.

- No hay de qué.- me contestó Misaki, quien conducía el automóvil.

- ¿Te llevamos a la residencia de Médicos Internacionales Unidos o prefieres ir a un bar?.- me preguntó Rika, mirándome a través del espejo retrovisor.

- Un bar sería lo mejor... .- musité.

- Supongo que no extrañaste el carácter irascible de Wakabayashi.- comentó Misaki.

- Para nada...

- Oye, ¿entonces es cierto que tú y él se reencontraron por casualidad?.- inquirió Rika, algo incrédula.

- Pues sí, en verdad yo vine a Japón como miembro de Médicos Internacionales Unidos y resulta que la jefa de la organización es tía de uno de los mejores amigos de Wakabayashi, para que veas lo pequeño que es el mundo...

- Es el destino.- sentenció Misaki.- Ustedes debían encontrarse de nuevo.

No contesté, me limité a mirar por la ventana. La verdad, muy en el fondo le agradecía a mi suerte que me hubiese permitido ver a Genzo otra vez...

- Oye.- me preguntó Rika, con suavidad.- ¿Qué fue lo que pasó entre ustedes? ¿Por qué lo dejaste esperando en el Jardín del Cantador?

- No fue por gusto.- repliqué.- Tuve la mala suerte de que esa vez llegara un paciente grave al hospital y tuve que llevarlo de urgencia a otro hospital ubicado en otra ciudad. Tardamos mucho en volver, así que cuando llegué a la cita Genzo ya se había ido.

- ¡Ahh! ¿Pero entonces tú ibas a decirle que sí?

- Claro que iba a decirle que sí, estaba más que dispuesta a pasar mi vida con él.

- ¡Pero entonces debes de decirle esto! .- gritó Rika, volteando a verme.- ¡Él debe saber que tú quieres casarte con él!

- No. Yo quería casarme con él, pero ahora ya no lo quiero.- repliqué.

- Pero...

- Tienen que prometer que no le dirán nada de esto a Genzo.- ordené.- Él no debe saberlo.

- ¡Pero es que ustedes deben estar juntos!.- gritó Rika, exasperada.- Están hechos el uno para la otra.

- No, eso no es verdad. Todo eso quedó en el pasado, ahora ya cada quien continuó con su vida. Las cosas tienen que seguir así.- repliqué, testarudamente.

Rika y Misaki intercambiaron miradas antes de prometerme que no le dirían nada a Genzo. Pronto llegamos a la residencia y me bajé del coche lo más rápido que pude, no sin antes agradecerles a ambos su amabilidad. Llegué a mi cuarto y me encerré en él, para dejarme caer sobre la cama y llorar al fin todas mis lágrimas.

Al poco rato, cuando me calmé, levanté la cabeza y mi mirada se topó con algo que no había visto cuando llegué. Sobre la mesita de noche había una bellísima rosa blanca, colocada cuidadosamente en un jarrón de porcelana. Tomé la diminuta tarjeta que estaba a un lado del jarrón y la leí: La rosa blanca exhala el aroma del amor*... M.I.

Muy a mi pesar, sonreí. Izawa realmente era un muchacho muy dulce...

Jazmín.

Si mi papá continúa actuando de esa manera tan testaruda, corre el riesgo de perder a mi mamá. Y yo corro el peligro de no nacer...

O de tener un papá diferente...

Notas:

*Una rosa blanca, poema de John Boyle O´Reilly.