Chapter fourteen.
Genzo.
No me importaba. No me importaba si Lily salía con Izawa. Eso me repetía una y otra vez y hubo un momento en que sí me lo creí.
Entonces... ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ello?
Izawa me había dicho que iba a llevar a Lily al baile de no se qué. Una fiesta de caridad para reunir fondos para Médicos Internacionales Unidos o algo así. Daba igual, lo que importaba era que iban a salir juntos. Recordé que, tiempo atrás, yo también había ido con Lily a un baile... El Baile de las Flores, y ésa fue la primera vez que la besé...
Esa tarde, Izawa me buscó justo antes de marcharse rumbo a la residencia en donde se hospedaba Lily. Me sorprendió verlo tan bien arreglado, me di cuenta de que era la primera vez que una chica le interesaba en serio.
- Capitán.- dijo.- Aun estás a tiempo. Si de verdad te molesta que salga con Lily dímelo con franqueza y me retiraré.
- No.- insistí.- De verdad que no me importa. Ve con ella.
- Gracias, capitán.- titubeó unos momentos antes de continuar.- ¿Podría pedirte un favor?
- Dime.
- Quiero impresionar a Lily, pero aun hay muchas cosas que no sé sobre ella...
- Y quieres que yo te de algunos consejos... .- completé.
- Sí.
¿No les parece un tanto extraño que alguien le pida consejos de cómo conquistar a una chica al que fue su novio? Como sea, no iba a permitir que eso se interpusiera entre la amistad que tenía con Izawa, así que lo acompañé hasta la residencia de Médicos Internacionales Unidos. No debí de haberlo hecho.
Lily.
Uhm, Izawa me pidió ser su pareja para el baile de caridad y ya me estaba arrepintiendo. Bien sé que no me gusta bailar, no sé cómo rayos acepté ir a esa fiesta, aunque supongo que no podía negarme, dado que soy miembro activo de la organización, pero aun así... No sé, me parece que mi vida es un círculo de hechos interminables... Bueno, ya no sé ni lo que digo, así que mejor así lo dejo.
Y una vez más, tuve problemas con el vestido. Aun conservaba el vestido azul que usé para ir al Baile de las Flores y era muy adecuado para la ocasión, pero no quería usarlo porque me recordaba a Ustedes-Ya-Saben-Quien, así que no tenía ni qué ponerme. Ni modo, esa mañana salí de compras al centro de Tokio a comprarme un vestido nuevo, con el escaso dinero que había ahorrado del sueldo que gané en Guanajuato. Sin embargo, no encontraba nada que me gustara, todo me parecía excesivo para mí, que acostumbro a vestirme con sencillez ya que siempre he pensado que las cosas sencillas son las más elegantes.
Después de dar muchas vueltas, vi un vestido que medio me gustó y decidí probármelo, pero al verme en el espejo lo rechacé casi al instante, pues era demasiado provocativo, aunque hubo alguien que no compartió mi opinión.
- ¡Uff, qué espanto!.- musité, en español, frente al espejo.- Mejor me compro otro.
- ¿Bromeas?.- dijo una chica, en el mismo idioma.- ¡Se te ve perfecto!
Volteé la cabeza y me topé con una chica más o menos de mi misma edad, de cabello negro largo y ondulado y unos sonrientes ojos color miel. En ese momento no capté que ella había entendido mi idioma.
- ¿Tú crees?.- pregunté, incrédula.- ¿No parezco teibolera?
- Jajajaja, no, cómo crees.- me contestó, riendo.- Se te ve muy bien, pienso que deberías comprarlo.
- No sé...
- Anímate, si no te gusta pues vienes y lo regresas.
Sonreí. Ella tenía razón y además ya no tenía tiempo para seguir buscando.
- Gracias.- en ese momento me di cuenta de que estábamos hablando en español y me sorprendí.- Oye, ¿cómo es que entendiste lo que dije?
- Ahh, es que el español es mi lengua materna.
- ¿En verdad? ¿De dónde eres?
- De México.
- ¿En verdad? ¡Yo también soy mexicana! ¿Y qué andas haciendo aquí en Japón?
- Pues... Formo parte de la organización de Médicos Internacionales Unidos y vine aquí a cumplir mi primera misión...
- ¡No me digas! ¡Yo también formo parte de Médicos Internacionales Unidos!
- ¿En serio? ¡Guau, qué pequeño es el mundo!
- Ni te imaginas... .- suspiré.- ¿Tienes mucho de haber llegado?
- No, llegué apenas hoy, pero tenía ganas de conocer la ciudad antes de llegar a la residencia.
- Ya veo... Y a todo esto, ¿cómo te llamas?
- Berenice Mendoza. Mucho gusto.- la chica me extendió la mano, con una sonrisa.
- Lily Del Valle. Es un placer.- le estreché la mano.
Me puse muy contenta al encontrarme con otra chica que se encontraba en la misma situación que yo. Llegamos a la residencia y se la presenté a Yukibe, quien le dio una habitación contigua a la mía. Berenice se fue a mi cuarto a ayudarme en mi arreglo para el baile, cosa que le agradecí dado que no soy muy buena en las cosas del peinado y maquillaje.
- Oye, ¿tú no vas al baile?.- le pregunté, al ver que ella no hacía intentos por cambiarse de ropa.
- No, la verdad es que estoy muy cansada, me gustaría dormir un poco.
- Entiendo.
Y pues por fin estuve lista. Yukibe vino a decirme que mi acompañante había llegado, aunque detecté la contrariedad en su voz. Me pregunté por qué sería y al llegar al rellano de la escalera, me di cuenta de lo que pasaba. Genzo había ido junto con Izawa.
Genzo.
Pareciera que yo busco el desastre. Cualquiera con dos dedos de frente se habría negado a acompañar a su amigo en busca de la chica que había sido su novia y que ahora era la pretendiente de éste, pero a mí siempre me han gustado los retos, y era un reto para mí el ver a Lily y a Izawa juntos y comprobar que no me afectaba en lo absoluto.
Sin embargo, al ver a Lily bajar la escalera comprendí que había cometido un error.
Cuando la tía de Izawa nos hizo pasar, éste y yo nos pusimos a conversar sobre trivialidades, para despejar un poco los nervios que ambos sentíamos. De pronto, una voz tan conocida por ambos nos sacó de nuestra charla.
- Izawa.- llamó Lily, desde lo alto de la escalera que conducía al segundo piso.
Y ambos nos quedamos con la boca abierta. Una vez más, esa chica me había dejado sin aliento. Lily llevaba un vestido rojo escotado y falda muy corta que le llegaba hasta medio muslo y su cabello caía reluciente por su espalda. Muy nerviosa, comenzó a bajar la escalera y los celos comenzaron a invadirme cuando me percaté de que esa bella dama no me venía buscando a mí, sino a Izawa.
- Hola, Izawa.- saludó.- Hola, Wakabayashi.
- Te ves hermosa.- murmuró Izawa, embelesado.
- Gracias, tú te ves muy apuesto.
Durante unos instantes, sentí deseos de golpear a Izawa. Me controlé, eso no habría arreglado nada y sí me habría causado más problemas.
- ¿Qué haces aquí, Wakabayashi, si no es indiscreción?.- Lily me miraba con desconcierto.
- Solo... Pasaba por aquí...
- Ahh...
- Eh, será mejor que nos vayamos.- Izawa nos interrumpió, para evitarnos a todos más incomodidades.- Se nos va a hacer tarde. Hasta pronto, capitán, y gracias.
Y se llevó a Lily, quien solo se despidió de mí con una mirada muy elocuente.
Regresé al campamento echo una furia. Eran idioteces todo lo que me había dicho acerca de que no me importaba si Lily salía con otro. Eran idioteces, porque estaba muriéndome de la rabia, del coraje y de los celos. Y lo que más me dolía era que ella me había rechazado a mí...
Llegué a la habitación que compartía con Misaki, azoté la puerta y me acosté sobre la cama sin percatarme que aquel estaba sentado en el sofá leyendo una revista de sóccer.
- ¿Qué te ocurre, Wakabayashi?.- me preguntó.
- Nada que te importe.
- Bueno, si me permites decírtelo, compartes esta habitación conmigo así que me parece que tu arranque de mal humor sí es algo que me importe dado que hay mucho riesgo de que termines por destruir todo lo que te encuentres a tu paso.
- El amor es una idiotez.- gruñí.
- Déjame adivinar... ¿Se trata de Lily?
- Touché.
- ¿Qué pasó ahora?
- Nada, no pasó nada. Simplemente ella e Izawa fueron juntos a una fiesta de caridad, como pareja.
- Y eso te está matando, ¿no?
- Si ya lo sabes, ¿por qué preguntas?
- ¿Qué es lo que más te molesta? ¿Qué ella salga con otro o que ese otro sea Izawa?
- Da lo mismo. Lo que quisiera saber es por qué él y no yo... ¿Por qué Lily me rechazó a mí y en cambio a él sí lo acepta sin reservas?
Estrellé mi puño contra la pared. Tenía deseos de molerla a golpes. Misaki cerró la revista de fútbol y la dejó sobre la mesa. Suspiró y me miró fijamente por unos segundos.
- Hay algo que debes saber.- dijo, al fin.
- ¿Qué cosa?.- refunfuñé.
- La razón por la cual Lily te dejó plantado en el Jardín del Cantador. Le prometí que no te lo diría pero...
- Dímelo.- le ordené, al tiempo que me sentaba en la cama, conteniendo los deseos que sentía de zarandear a Misaki.- Debo saberlo.
- Te lo diré si prometes no zarandearme.- me contestó, adivinándome el pensamiento.- Debes saber que Lily iba a aceptar tu propuesta de matrimonio.
- ¿QUÉ COSA?.- me levanté de la cama y caminé hacia él, apretando los puños.- ¿Y por qué no se presentó si esto es cierto?
- Porque ese día ella tuvo una urgencia, se marchó a otra ciudad a llevar a un paciente grave que requería atención médica especializada. Se tardó mucho en eso y cuando volvió nosotros ya nos habíamos marchado.
En ese momento recordé lo que le me habían dicho en el hospital ese día, cuando fui a buscarla: Se marchó hace horas... Efectivamente, ella se había marchado, pero lo hizo por cumplir con su deber, no porque lo quisiera...
Me senté nuevamente en la cama y agaché mi cabeza. Miles de pensamientos giraban en mi mente.
- ¿Y qué harás ahora que sabes la verdad?.- inquirió Misaki.
- Voy a pedirle que vuelva conmigo.- respondí, levantando la mirada.- Debo decirle que aun la amo y que aun quiero casarme con ella y que no soporto que esté con otro hombre que no sea yo.
- Lo sabía.- Misaki sonrió, satisfecho.- Si fueras menos terco te habrías dado cuenta de eso desde hace mucho tiempo.
Sabía que Misaki tenía razón.
Lily.
Durante el trayecto hasta el sitio en donde se celebraría la reunión no pude dejar de pensar en Genzo. Siempre que lo veía el corazón me latía como caballo desbocado y el estómago se me llenaba de mariposas. Si fuera yo menos cobarde, hacía mucho tiempo que me habría arrojado a sus brazos para pedirle que me dejara explicarle lo que pasó... Pero no solo el miedo, también el orgullo me detenía.
Sin embargo, Izawa no me dejó pensar en Genzo por mucho tiempo. Su manera tan agradable de ser me cautivó y, a diferencia de Genzo, él sí sabía bailar muy bien. Desde el primer momento en que pusimos un pie en el salón, Izawa me tomó de la mano y me condujo a la pista de baile. No dejamos de girar y de movernos al compás de la música, y conforme pasaba el tiempo me sentía más atraída hacia él.
Comenzó a escucharse una música tranquila. Yo estaba dispuesta a abandonar la pista cuando Izawa me tomó por la cintura y me atrajo hacia él. Yo me sorprendí al principio pero después recargué mi cabeza contra su pecho.
- Debo confesarte algo, Lily.- murmuró.
- ¿Qué cosa?.- inquirí.
- Tú me gustas muchísimo...
No respondí. No supe definir la sensación que me invadió en esos momentos. ¿Sería confusión, sorpresa o desconcierto?
O quizás... ¿Alegría?
Jazmín.
Lo que papá no sabía era que mi mamá se la estaba pasando de lo lindo con Izawa. Ella había encontrado en él un consuelo para el dolor que sentía por los desplantes de papá y también a un buen amigo que la comprendía, además de que a Izawa cada vez le gustaba más mi mamá.
Pero aun le falta mucho a esta historia, no sabremos si al final triunfe el amor verdadero o gane el despecho...
Notas:
- Berenice Mendoza es un personaje creado por Sanae82.
