Chapter fifteen.

Genzo.

*Dicen que la distancia es el olvido,

Pero yo no concibo esa razón...

Y era verdad. Al menos en mi caso era cierto, yo esperaba que en el caso de Lily también lo fuera. No podía esperarme hasta el día siguiente, debía buscarla en ese mismo instante y decirle que la amaba con locura y que aun deseaba que fuera mi esposa. El pequeño, pequeñísimo, inconveniente era que ella se encontraba en los brazos de uno de mis eternos amigos... Mejor ni pensar en eso.

Me salí sin permiso del campamento, tomé mi automóvil y me dirigí raudo y veloz a la residencia de Médicos Internacionales Unidos. Si mal no recordaba, Lily detestaba bailar así que era muy probable que ya hubiese regresado de la fiesta. Llegué al sitio en cuestión y toqué el timbre sin importarme que pasara ya de la medianoche. Tardíamente recordé que quizás todos se encontrarían en el baile... Afortunadamente, una joven adormilada me abrió la puerta al poco rato.

- Buenas noches.- saludé.

- Buenas madrugadas.- refunfuñó la muchacha.- ¿Qué no sabe que éstas no son horas de visitas?

- Perdone usted, pero tengo que ver a la doctora Lily Del Valle, es urgente.- expliqué.

- Uhm, pues si está enfermo le recomiendo que se vaya a un hospital...

- ¡No se trata de eso! Tengo que verla en este mismo instante y pedirle que me perdone por mi comportamiento idiota.

La chica me observó detenidamente unos momentos, igual que si hubiera estado viendo a un animal en peligro de extinción. Segundos después, me sonrió.

- Pase usted, aunque le advierto que ella aun no regresa de la fiesta que...

- Sí, sí, ya sé.- la interrumpí.- Muchas gracias.

La muchacha me hizo pasar a la sala de visitas y me ofreció una taza de café. Yo la acepté.

- Déjeme adivinar.- me dijo, una vez que ambos disfrutábamos del café.- Usted es el ex novio.

- ¿Cómo lo supo?.- estaba un tanto sorprendido.

- No hay que ser muy inteligente como para darse cuenta de ello.- la muchacha sonrió.- No cualquiera llega a las 2 de la mañana armando semejante escándalo...

Le di un sorbo a mi taza de café. Definitivamente, ésta no era la manera en como se comportaría el Genzo Wakabayashi de siempre. ¿Qué era lo que me estaba pasando? Bien que lo sabía...

Lily. Ella siempre ponía mi mundo de cabeza.

Lily.

Estaba agotadísima, pero muy contenta, me la había pasado de lo lindo en la fiesta. Y lo mejor de todo era que había conseguido dejar de pensar en Genzo... Uhm, aquí vamos de nuevo...

No supe qué contestarle a Izawa, así que mejor me callé. Bailamos mucho rato, uno en los brazos del otro y me sentí tan a gusto que por un momento pensé en que quizás podríamos llegar a algo más... Pero una parte de mi corazón aun ponía una barrera, y esta vez no era el miedo...

Llegamos, al fin, a la residencia de Médicos Internacionales Unidos. Izawa apagó el auto y me abrió la puerta para ayudarme a bajar, como el caballero que era. Su tía, o sea, Yukibe Takenoushi, mi jefa, había decidido quedarse "un ratito más en la fiesta". Algo me decía que era un truco de ella para que nosotros nos viniéramos solos... En fin...

Llegamos hasta el pórtico y yo dudé en abrir la puerta. No sé por qué razón, pero aun no quería que la velada terminara. Y estoy segura de que Izawa tampoco lo quería...

- Muchas gracias por todo, Izawa.- le dije, sonriéndole.- Esta noche fue maravillosa.

- Deja de llamarme Izawa.- me pidió.- Es demasiado formal...

- ¿Mamoru te gusta más?

- Sí.

- De acuerdo... Muchas gracias... Mamoru...

- Gracias a ti por permitirme estar a tu lado.

Mamoru tomó mi mano derecha y la besó con ternura. Yo me puse colorada hasta la punta del pelo. Lo miré por unos instantes a la luz de la bombilla de la entrada. Nunca me ha gustado que un muchacho lleve el cabello largo, pero a Mamoru le quedaba muy bien, le daba cierto aire de niño tierno e inocente.

Mamoru se acercó a mí e hizo el intento de besarme en los labios. Yo no lo detuve.

Genzo.

Mi anfitriona se llamaba Berenice Mendoza y también era latinoamericana. Tenía apenas unas cuantas horas de haber llegado a Japón, pero ya había tenido el placer de conocer a mi Lily. Era una muchacha agradable y bastante comprensiva, pues no llamó a la policía a pesar del escándalo que armé a mi llegada. Si hubiese sido otra, Anego por ejemplo (Sanae Ozhora, para quienes no lo recuerden), quien hubiese estado en la residencia, muy seguramente me habría vaciado en la cabeza una cubeta de agua y me habría corrido a escobazos.

Después de mucho rato, escuché el sonido de un coche a la entrada de la residencia.

- Son ellos.- dije, al tiempo que dejaba mi taza de café sobre la mesita y me levantaba del sillón.

- Uhm, espera al menos a que llegue.- me aconsejó Berenice.- No creo que le agrade mucho que la sorprendas en la entrada...

- No puedo esperar más tiempo.- contesté, ignorando su consejo.

Debí de haberle hecho caso.

Al abrir la puerta de la entrada, me encontré a mi amigo besándose con la mujer que amo.

Lily.

Ahdio. Debí de haberme imaginado que se avecinaba el desastre. Eso era obvio, tarde o temprano me iba a quemar si me ponía a jugar con fuego...

Izawa, mejor dicho, Mamoru, se acercó a mí y me besó con mucha ternura en la boca. Yo lo abracé y cerré los ojos, queriéndome dejar llevar por cualquiera que haya sido la sensación que sentí en esos momentos. Pero entonces, la puerta de la entrada se abrió. Yo pensé que quizás habíamos despertado a Berenice. Pero era mucho peor...

Mamoru y yo nos separamos, un tanto avergonzados por haber sido sorprendidos, pero ambos nos quedamos petrificados cuando vimos que quien nos observaba desde el rellano de la puerta no era Berenice, sino Genzo. Sí, Genzo estaba ahí, haciendo quién sabe que cosa, a las dos de la mañana, viendo cómo su amigo y su ex se besaban. Por un momento, ninguno de los dos supo qué decir.

- Capitán.- musitó Mamoru.- No es lo que parece...

"¿Cómo que no es lo que parece?", pensé. "Si parece un beso, es porque es un beso".

- No tienes por qué darle explicaciones, Mamoru.- repliqué.- No estamos haciendo nada malo.

- Capitán.- continuó Mamoru, sin hacerme caso.- Yo... No quise... No es lo que tú crees...

Genzo nos miraba a los dos sin decir palabra. Vi el fulgor de sus ojos y me asusté. Era furia líquida lo que se derramaba de ellos.

De pronto, Genzo pasó por entre ambos, bajó como un tornado los escalones del pórtico y se perdió en la oscuridad. Mamoru no dudó ni un instante y se fue a perseguirlo. Esto me molestó, porque no teníamos por qué estarle dando explicaciones a nadie, mucho menos a mi ex novio, así que entré a la residencia y azoté la puerta.

- ¡Vaya manera de terminar una noche tan linda!.- grité.- Par de idiotas.

- Uhh... ¿Problemas con tu ex?.- habló Berenice, a mis espaldas.

- ¿Qué rayos hace él aquí?.- me di la vuelta y le increpé a Berenice la presencia de Genzo en la casa.

- Vino a buscarte... Estaba como un loco...

- ¿Y cómo es que lo dejaste entrar?

- Pues créeme que habría derribado la puerta sino lo hubiera hecho...

Tenía muchas ganas de seguir gritándole a Berenice, pero después de todo ella no tenía la culpa de nada, así que me callé. Subí a mi cuarto hecha una furia. Berenice me siguió.

- ¿Qué pasó.- inquirió.

- Pues poca cosa, simplemente me la paso de lo lindo con un chico que dice estar loco por mí y cuando al fin nos besamos mi ex, quien por cierto también es su capitán e ídolo de toda la vida, nos sorprende y él sale corriendo detrás del tarado éste para explicarle que "no es lo que él piensa".

- Uhm... .- fue la única respuesta de Berenice.

Juré para mis adentros que al día siguiente me marcharía de Japón. Ya había tenido suficiente. No quería volver a ver a un japonés nunca más en toda mi vida.

Genzo.

No pude resistirlo. Ver a Izawa besando a Lily... Mi Lily... Sentí unas ganas enormes de moler a Izawa a golpes y alejarlo de mi chica, pero una vez más tuve que echar mano de todo mi autocontrol para no hacerlo. Me alejé de ahí, para evitar cometer una estupidez, ignorando las súplicas de Izawa de que le permitiera explicarle lo que pasó... No había nada que explicar, todo estaba perfectamente claro...

- Capitán.- Izawa me alcanzó justo antes de que subiera a mi automóvil.- Por favor, capitán, déjame que te explique...

- ¿Qué es lo que me tienes que explicar? ¿Cómo te robaste a mi novia?.- le increpé.

- Capitán, tú me dijiste que ya no sentías nada por Lily...

- ¿Y me creíste?

- Sinceramente, no, no te creí... Pero después de todo, ella ya no es tu novia y tú nunca hiciste ningún intento por recuperarla.

No, nunca hice el intento de recuperar a Lily. Porque yo creía que ella me había rechazado.

- Además, tal vez son ideas mías, pero siento que no le soy del todo indiferente.- murmuró Izawa, desviando la mirada.

Un pensamiento comenzó a surgir en mi mente. Era verdad que Lily había estado dispuesta a aceptar mi propuesta de matrimonio, pero... ¿Quién me aseguraba que aun lo siguiera deseando? Yo no la había tratado muy bien que digamos desde su llegada a Japón, quizás mi comportamiento había terminado por enfriar lo que sentía por mi. Además, últimamente solo la había visto en compañía de Izawa... Quizás ella estaba enamorándose de él... Este pensamiento hizo que nuevamente me hirviera la sangre...

- ¿Y tú, Izawa?.- inquirí.- ¿Qué sientes tú por Lily?

- Estoy loco por ella, capitán.- me confesó, en voz baja.

Quizás, por primera vez, era hora de reconocer mi derrota...

- Entonces.- dije, al tiempo que abría la puerta del coche.- Yo no tengo nada que hacer aquí... Solo te pido que la hagas muy feliz...

- Capitán, espera... .- Izawa me detuvo.- ¿Qué pasará contigo?

- Genzo Wakabayashi jamás se rinde.- respondí.- Siempre consigo lo que quiero a cualquier precio. Pero nunca, jamás, sobre la felicidad de la mujer a quien amo.

Me subí a mi auto y me alejé de allí a toda velocidad. Quería estar solo, era la primera vez que perdía algo que deseaba con toda mi alma... Mi testarudez y necedad me habían conducido a esto...

Nunca me ha gustado la sensación de derrota.

Jazmín.

¡Nooo! ¿Acaso papá ya se dio por vencido? ¿Acaso yo no voy a nacer?

¡Papá, no te rindas! ¿Qué no sabes que mamá está perdidamente enamorada de ti? ¡Lo que siente por Izawa es solamente simpatía!

Por tercera vez, corro grave peligro de no llegar a este mundo... No, por favor, papá y mamá, arreglen sus diferencias, yo sé tan bien como ustedes que se aman con locura. ¡No dejen que una tontería acabe con nuestra futura familia!

Notas:

*La Barca, ha sido interpretada por muuuuchos cantantes y grupos.