Chapter sixteen.

Lily.

Claro, eso de que a la mañana siguiente me marcharía de Japón eran solo habladurías mías, bien sabía yo que tendría tanta flojera en la mañana que apenas y querría pararme a desayunar, mucho menos tendría ánimos para arreglar mis maletas, coger un taxi y marcharme al aeropuerto.

Cuando me levanté, era ya muy tarde. Berenice estaba feliz de la vida, acomodando sus cosas en su cuarto, el cual, como ya dije, es contiguo al mío así que podía escuchar todas y cada una de las canciones que tocaba su estéreo. Música en español, por supuesto. En ese momento era el turno de OV7, con la canción Aunque muera por ti:

Nunca pases de mí...

Que te parto la cara aunque muera por ti...

Si ahora pasas de mí...

Buscarán con cuchara lo que quede de ti...

Tenía ganas de cantarle eso a Genzo. Sí, para qué negarlo, en el fondo aun me moría por él pero tenía ganas de partirle su mandarina en gajos (o sea, de golpearlo, pues) porque ni pichaba, ni cachaba ni dejaba batear... Jajaja, bueno, perdón, soy mexicana y no puedo quitarme mis frases... Me refiero a que el muy tarado nunca quiso escuchar mis explicaciones pero tampoco dejaba que yo buscara el amor en otros lados. Ni volvía conmigo ni me dejaba marchar, así de simple. ¿No creen que ésa es una razón suficiente como para darle una buena patada en su fabuloso trasero? (Jijiji, perdón, pero no me podrán negar que tiene una retaguardia muy buena).

Me levanté con un humor de perros y me dirigí hacia la cocina en busca de algo que aliviara mi resaca moral. Me encontré ahí a Yukibe y casi me tropiezo con el largo de los pantalones de mi pijama.

- Bue... Buenos días, doctora.- musité.

- Buenos días, Lily.- me respondió, dirigiéndome una mirada severa.- ¿Qué fue lo que te dije el otro día?

Me lleva. Me puse a recordar las cosas que me dijo cuando llegué. Y supuse que lo que le molestó fue que yo me apareciera tan tarde...

- Perdóneme por haberme levantado tan tarde, pero es que yo... .- expliqué, apresuradamente.- Mi despertador no sonó...

- No hablo de eso.- me interrumpió Yukibe.- Te dije muy claramente que no quería que me llamaras doctora.

- Ahhh... Discúlpeme, Yukibe, se me olvidó...

- Así está mucho mejor.- ella sonrió, satisfecha.- ¿Y cómo te fue ayer con mi sobrino?

Me atraganté con el vaso de jugo que me había servido.

- Eh... Pues más o menos...

- ¿Por qué? ¿Quiso pasarse de listo contigo?

- ¡No! ¡Para nada!.- exclamé.- Mamoru se portó muy bien...

- Pero...

- Pero... Alguien nos arruinó la fiesta.- suspiré.

- Déjame adivinar.- pidió Yukibe, con tono de fastidio.- Ese muchacho Wakabayashi llegó a interrumpirlos, ¿verdad?

- ¿Cómo lo supo?

¿Cómo demonios le hacen todos para enterarse de lo que sucede tan rápido?

- Yo siempre me entero de todo lo que pasa en este sitio, Lily.- me respondió.- Ya me enteré de que vino a buscarte a las dos de la mañana. Berenice se portó muy condescendiente, pero debió de haber llamado a la policía...

- Ahh, estoy segura de que no pretendía molestar...

- Sí, cómo no. Ese tal Wakabayashi siempre ha causado problemas.- Yukibe movió la cabeza de un lado a otro, con desaprobación.

Miré mi vaso de jugo. No sé por qué, pero me dieron ganas de defender a Genzo. Me las aguanté, después de todo Yukibe era la tía de Mamoru. Y también era mi jefa.

Genzo.

Durante el entrenamiento del día siguiente, quise comportarme como si nada hubiese ocurrido. Me puse mi eterna coraza de frialdad y me concentré en el juego. Por fortuna, Misaki es un tipo muy perceptivo y supo que las cosas no habían salido bien cuando me vio llegar en la madrugada y optó por no hacer preguntas. Izawa, por su parte, me rehuía, siempre que podía se alejaba de mí y evadía todo tipo de contacto.

Los días pasaron. No tardé en enterarme, por boca del propio Misaki, de que Izawa le había pedido a Lily que fuese su novia y que ella había aceptado. Traté muchas veces de ir a ver a Lily y de ofrecerle disculpas por mi actitud tan inmadura, y también deseaba pedirle que fuésemos amigos, pero cada vez que la veía sentía en mí unos deseos inaguantables de tomarla entre mis brazos y pedirle que volviera conmigo, así que desistí. Me conformé con saludarla con un "buenos días, tardes o noches" cada vez que me la encontraba. Noté que ella tenía deseos de decirme algo, quizás deseaba reclamarme muchas cosas, pero nunca lo hizo.

Y también noté que Izawa evitaba todo tipo de contacto físico con ella cuando yo estaba presente.

Lily.

Yo he de estar loca. Sino, ¿por qué otro motivo habría de haber aceptado ser la novia de uno de los mejores amigos de mi ex, quien por cierto aun me mueve el tapete cuando lo veo?

Sin embargo, no andaba con Izawa por coraje o despecho. Él en verdad me gustaba y quería con toda mi alma amarlo tanto como llegué a amar a Genzo... Como aún lo... No, mejor ni lo digo...

El problema es que todos los días me topaba con el portero japonés en cuestión y eso no era bueno para ninguno de los tres. Cada vez que Mamoru y yo nos lo encontrábamos, aquel se alejaba de mí a toda prisa, como si yo tuviese alguna enfermedad contagiosa o algo así. Si estábamos abrazados, me rechazaba, si estaba a punto de besarme, no lo hacía, si teníamos nuestras manos entrelazadas, se soltaba. Y esto francamente me desesperaba.

- Mamoru, ¿qué pasa contigo?.- le reproché una vez que, por no besarme delante de Genzo, me empujó de una manera un tanto violenta.

- ¿De qué hablas, mi amor?.- me contestó, fingiendo demencia.

- Bien que sabes, no te hagas. Cada vez que Wakabayashi aparece tú te alejas de mí.

- Eso no es verdad...

- ¡Claro que lo es!

- Corazón, trata de comprender, él es mi...

- Sí, sí, ya sé que fue tu capitán y eterno compañero y amigo, pero también eres mi novio.- lo interrumpí, exasperada.- Tienes que hacerte a la idea de que no puedes seguir ocultándole esta relación, o te haces a la idea de que somos novios ante todos o mejor aquí la dejamos.

- No, Lily, por favor.- suplicó.- No te enojes.

- ¡Cómo no quieres que me enoje! ¡Te importa más lo que piense tu mugroso capitán que lo que piense tu novia!

- ¡Él es uno de mis amigos más queridos!.- gritó Izawa.- ¡No puedo mandar al bote tantos años de amistad!

- ¿Entonces para qué demonios me pediste que fuera tu novia si le vas a temer a lo que piense Wakabayashi? ¿Por qué no le pediste permiso primero?

Izawa no me contestó, me lanzó una mirada furibunda y se alejó. Me valió cacahuates, ya tenía suficiente de ese par de imbéciles.

Jazmín.

Y es mi turno de narrar esta parte de la historia, ya que ni papá ni mamá estuvieron presentes.

Cuando Izawa dejó a mi mamá, el destino decidió poner las cosas en orden. Él iba caminando a paso veloz por la calle. De pronto, al pasar por la entrada de un callejón, se dio cuenta de que un sujeto estaba acosando a una muchacha de cabello negro y ondulado, que por cierto se llamaba Berenice Mendoza.

- Por favor, déjeme en paz.- la chica lloraba a mares.

- Para nada, preciosa. Tú vendrás conmigo.- el tipo la sujetaba con fuerza por un brazo.

- ¡Déjela en paz!.- Izawa interrumpió la escena.

- ¡No te metas!.- el sujeto soltó a Berenice y sacó una navaja de su bolsillo, dirigiéndose amenazadoramente hacia Izawa.

Pero Izawa no se amilanó, con una potente patada hizo que el sujeto soltara el arma y con otro potente disparo de su pierna derecha mandó al gañán al fondo del callejón, con un buen golpe en sus partes nobles. Izawa no perdió tiempo, tomó a Berenice del brazo y la sacó rápidamente de allí.

- ¿Estás bien?.- le preguntó a la muchacha, una vez que se encontraron muy lejos.

- S... Sí.- Berenice aun hipaba.- Mu... Muchas gracias.

Los hombros de la joven temblaban con violencia debido a la impresión, así que Izawa la abrazó para que se tranquilizara un poco. Después de un rato, ella se separó de él, un tanto ruborizada. Izawa también se puso colorado, aunque no supo por qué.

- Ahh... Mu... Muchas gracias.- murmuró Berenice.- Ya... Ya me siento mucho mejor...

- ¿Está segura?

- Sí...

- Déjeme llevarla a su casa...

- No, no, no será necesario, gracias.- ella sonrió.- Ya debo irme, se me hace tarde...

Berenice se alejó a toda velocidad, preguntándose quién sería el muchacho tan guapo que la había rescatado.

E Izawa la vio irse pensando en que se había sentido muy bien al tener a esa chica entre sus brazos.

Lily.

Me cae, me cae, me cae...

Este mundo es pequeñísimo, o quizás al Universo le encante jugar con nuestras vidas... (Bueno, no al Universo pero sí a la autora de este fic =P)

Berenice llegó a la residencia en completo estado de shock. Un tipo intentó hacerle daño y el patán se habría salido con la suya de no ser porque llegó a su rescate "un apuesto y amable muchacho", según palabras textuales de ella.

- Se portó muy amable y gentil y no dudó ni un segundo en defenderme.- me contó.- No sé que hubiera pasado si él no hubiera aparecido...

- ¿Quién habrá sido?.- hice una pregunta idiota, era casi seguro que ella no lo conocía.

- Quien sabe. Lo más seguro es que nunca más lo vuelva a ver...

Pero Berenice se equivocaba.

Al poco rato, llegó Izawa, buscándome para ofrecerme una tregua. Berenice abrió la puerta y corrió a buscarme, muy emocionada.

- ¡Es él, es él!.- me gritó.- ¡No sé cómo pasó, pero mi salvador ha venido a buscarme!

Salí inmediatamente, impulsada por la curiosidad. ¡Cuál no sería mi sorpresa al descubrir que el misterioso rescatador de Berenice no era otro que mi novio!

- ¿Mamoru? ¿Tú rescataste a Berenice?.- pregunté, incrédula.

- ¡Ahhh! ¿Lo conoces?.- inquirió Berenice, a su vez.

- Sí... Él es... El sobrino de Yukibe Takenoushi... .- respondí, en voz baja.

- Y el novio de Lily... .- completó Izawa.

Berenice nos miró a ambos con desencanto. Izawa miraba hacia algún punto distante, con cierta tristeza. Yo simplemente pensé que ya eran suficientes las sorpresas que la vida me había dado en este año...

Jazmín.

Pero para fortuna de mamá, las sorpresas y los encuentros inesperados estaban por terminar. Al fin las cosas comenzaban a tomar el rumbo que debían tener, y pronto, muy pronto, esta historia podrá llegar a su término...

Con un buen final para todos, espero.