Hoooola! Acá les traigo el segundo chap de este fic... En fin, lamento avisar que la pareja de Hermione todavia no aparece por aquí, pero al menos este chap tiene mucho de la segunda pareja del fic... La inigualable, inmejorable y perfectisima Draco/Ginny, jajajaa... Aunque las cosas no van a estar fáciles para ninguna de las dos parejillas a lo largo del fic, aviso ;)!

En fin... Enjoy, y por favor... Dejen revieeeews! Pleeeease!

2. Reencuentro

–¿Dónde pongo la mesa, señorita?

–Por ahí, en el salón –respondió una voz terriblemente chillona.

–¿Y estas cajas de libros, dónde van?

–Ésas... mmm... ponlas en la habitación, al lado de la cama... no, no, del lado izquierdo, que si no tropiezo con ellos...

–¿Señorita, el sofá violeta...?

–En frente de la chimen... eso es.

Hermione escuchaba todo aquello como si las voces estuvieran dentro de su cabeza, en sus sueños. Sin embargo, había algo ahí que no cerraba... a pesar de todo, no le parecía un sueño. Se encontraba en el típico estado intermedio entre estar dormido y despierto. Aún tenía los ojos cerrados... Y no quería oír voces; sólo deseaba dormir.

–¿PERO QUÉ HACE? ESO ES FRÁGIL, TIENE COPAS, MI CALDERO DE... NO SE LE OCURR...!

¡CRASH!

El estruendo terminó por despertar del todo a la castaña, que se sentó inmediatamente en su cama. Pudo comprobar que, efectivamente, no era un sueño; las voces existían de verdad... ¿Algún vecino?. ¿Qué había sido ese estruendo? La chica pudo oír que la voz chillona de mujer estaba gritando a todo volumen... Al parecer, alguien había roto algo que le pertenecía. "Las copas..." pensó con sorna, enfadada por el hecho de que la hubieran despertado.

Entonces el cerebro de Hermione reaccionó. "¿Dónde pongo tal cosa...?" Eso le hacía pensar en... ¿una mudanza? Se extrañó de no haberse enterado antes de que tendría nuevos vecinos. Rápidamente se vistió, hizo una fugaz visita al baño, y salió de su departamento.

La sorpresa que siguió hizo que pegara un grito, de manera que todos se le quedaron mirando. La puerta del departamento de al lado estaba abierta; dos empleados vestidos de uniforme movían muebles con las varitas, y allí, dirigiendo la operación y con cara de enfado, se encontraba ni más ni menos que...

–¿Parkinson?

–¿Nos conocemos? –inquirió la antigua Slytherin, distraídamente, indicándole a los empleados que siguieran su labor con un gesto de la mano.

–Soy... soy Hermione Granger –respondió la castaña, aún sin salir de su asombro.

–¿GRANGER? –exclamó Pansy, abriendo la boca y observándola cuidadosamente– Por Merlín, cómo es que nadie me avisó que iba a vivir al lado de una... una... Sangre Sucia?

–¿Y cómo nadie me avisó que una cabeza hueca iba a mudarse al lado? –replicó la chica, cruzándose de brazos.

–¿Qué pasa aquí? –preguntó una voz que arrastraba las palabras. Hermione se quedó inmóvil, resistiéndose a girar la cabeza. Aquello estaba empezando a convertirse en su peor pesadilla.

–Vaya, vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí? –de repente, el dueño de la voz cambió su expresión de burla a una de desconcierto– ¿H–Hermione Granger? –preguntó con un hilo de voz.

–La misma, hurón –respondió secamente la castaña, ahora mirando directamente a los ojos grises del rubio.

–No sabía que vivías en este lugar –balbuceó Malfoy, que parecía confundido, mientras Pansy lo tomaba por la cintura.

–Ni yo sabía que vendrías... vendrían –se corrigió, mirando incrédula cómo Parkinson daba pequeños besos en el cuello al rubio–. De lo contrario, me hubiera mudado a un millón de kilómetros de aquí.

–Eso hubiera sido genial –replicó Pansy, sonriéndole desagradablemente a la castaña–. ¿Verdad, Drak?

El muchacho no respondió; por alguna razón no parecía muy complacido por las caricias de su pareja y observaba a Hermione con una mirada algo extraña... ¿Tristeza, quizás?

Hermione, que no entendía cómo no había vomitado aún y se encontraba inmóvil de la sorpresa, decidió volver a su hogar.

–Bien, Parkinson... "Drak" –añadió con una carcajada irónica ante el nuevo apodo del rubio– me voy a desayunar. No estoy de humor para ver un show porno en directo –finalizó, asqueada, mientras Pansy paseaba sus manos por debajo de la camiseta de Malfoy.

Sin embargo, algo más la frenó. Algo que no había notado antes, y que la hizo quedarse con la boca abierta: Malfoy y Parkinson lucían dos relucientes anillos de oro en la mano derecha. El rubio, que realmente parecía incomodarse más a cada minuto que pasaba, notó la mirada de la chica y automáticamente se libró de su esposa, que lo miró confundida. Él se limitó a entrar en su nuevo hogar sin una palabra más.

Después de la quinta taza de té de tilo, Hermione seguía siendo incapaz de controlar sus nervios. No sólo iba a tener que aguantar a la imbécil de Pansy como vecina, sino que estaba CASADA con Draco!

El mismo Draco que durante tres años había sido novio de Ginny... La castaña recordaba muy bien esos tiempos. Se habían juntado durante el quinto curso de Ginny, y siguieron hasta que la pelirroja terminó en Hogwarts, cuando Malfoy se encontraba haciendo el primer año de su carrera (se dedicaba al descubrimiento y desarrollo de nuevas Pociones).

Entonces, un par de meses después, todo terminó. El día siguiente a la muerte de Lucius Malfoy, seis años atrás, la menor de los Weasley apareció en casa de Hermione llorando desconsoladamente; sin embargo, en todo este tiempo, nunca le había querido decir por qué habían roto. La castaña comprendió que Ginny no quisiera hablar de ello, y la apoyó mientras Ron y Harry se dedicaban a echarle en cara que todo era culpa suya por juntarse con quien no debía. Así había ido creciendo su amistad, hasta acabar siendo grandes amigas.

Durante el tiempo que la pelirroja y el rubio habían sido novios, Hermione había aprendido a llevarse bastante bien con él. Se había sorprendido al comprobar que cuando estaba con la menor de los Weasley, el Slytherin se transformaba en alguien completamente diferente: dulce, cariñoso, y para nada idiota. Por eso, después de la ruptura, la castaña lo buscó durante días para hablar con él. Lo encontró totalmente borracho y desaliñado en su casa; sus intentos de arreglarlo fracasaron estrepitosamente, y las últimas palabras que oyó de su boca fueron "¡No quiero hablar!. ¡No quiero nada! Sólo deseo morirme, lo entiendes?. ¡MORIRME! Así que dedícate a tu propia vida y déjame en paz..." Nunca lo había vuelto a ver. Hasta este domingo.

Finalmente, decidió llamar a Ginny.

–¿Diga? –oyó su voz al otro lado del aparato.

–¿G–Ginny? Soy Hermione...

–¡Ah!. Hola, Herm! Cómo estás?

–M... muy bien, y tú?

–Bastante bien, también... Oye, hace cuánto que no nos vemos? –inquirió la pelirroja, muy contenta de retomar el contacto con su amiga.

–Creo q–que un mes... Por eso mismo te llamaba... ¿Q–qué te parece si vamos a tomar algo y... charlamos más tranquilas?

–¡Claro, no hay problema! Hoy te parece bien o...?

–No, no, es fantástico...

–¡Bien! En las Tres Escobas a... las cinco?

–De acuerdo...

–Herm... ¿te pasa algo?

–¡No, p–para nada!. ¿Por qué lo preguntas?

–Oh, por nada –contestó Ginny, sin creerle del todo–. No tiene importancia. ¡Nos vemos!

Esa tarde, al salir de la ducha, se dio cuenta de que había pasado bajo el agua más tiempo del que debía. Se vistió rápidamente con una camiseta de tirantes roja, una falda negra con bastante vuelo y unas sandalias negras también; aunque ella pensara todo lo contrario, nadie podía negar que era hermosa. Había aprendido un conjuro para alisarse el pelo que utilizaba ocasionalmente y la favorecía en cantidad. Realizó el conjuro y minutos después se encontraba bajando las escaleras, casi corriendo, para no llegar tarde a su encuentro con Ginny.

–Herm, me alegro de verte! –exclamó Ginny mientras la abrazaba cariñosamente, dentro de las Tres Escobas. Una Ginny ya adulta, de 23 años, muy distinta a aquella adolescente de 17 que había aparecido en su casa llorando un día...

–Yo también, Ginny, yo también... Bien... qué vas a tomar?

–Una cerveza de mantequilla estaría bien.

–De acuerdo... y otra para mí... gracias –pidió dirigiéndose a la señora Rosmerta, que aún en su madurez seguía usando sus zapatos de taco turquesas.

–¿Cómo estás? –preguntó la pelirroja, sonriendo.

–Bien, por suerte... Estoy de vacaciones y... eh... bien. ¿Y tú?

–Bueno, todavía no tengo la suerte de estar de vacaciones... en el Ministerio nos tienen con bastante trabajo, pero creo que a partir de este viernes podré tomarme unas semanas. Las necesito, de verdad!

–Me imagino –replicó Hermione. Se sentía algo nerviosa: no sabía cómo sacar el tema de Draco. Decidió ir poco a poco.– Y bien¿qué tal tus... compañeros de trabajo? –preguntó guiñando un ojo.

–Bastante bien –contestó Ginny, riendo–. Parece que me ha tocado el grupo mejor dotado de todos... hay cosas muy interesantes!

–¿Alguno en particular?

–Bueno... –comenzó la pelirroja sonrojándose levemente– Hay uno especialmente simpático, y bastante guapo... Habrá que ver!

–¿En serio? Pues... me... alegro por ti –finalizó la castaña con una risa nerviosa.

–¿Y tú? La última vez que hablamos me dijiste que no estabas bien con...

–Ya no estamos –admitió Hermione–. Ayer mismo estuve hablando con él; me confesó que... que había estado con Luna.

–¿CON LUNA? –gritó Ginny con los ojos muy abiertos– Pero... ¿cómo puede ser?

–No lo sé... Parece ser que Luna tiene un encanto irresistible... –replicó la castaña con sorna.

–No lo puedo creer... que quieres que te diga, es para tenerle miedo! Aunque lo que más me cuesta asimilar es que Harry haya ido con ella, sabiendo que Ron te había hecho lo mismo...

–Ya lo sé... es patético –corroboró la castaña en voz baja, aunque luego vio que esa era su oportunidad: ahora que estaban hablando de antiguas parejas...– Por cierto, Ginny... ¿Has sabido algo de Dra... Malfoy en todos estos años?

–No mucho –contestó la pelirroja bajando la vista–. Lo último que escuché sobre él es que estaba con esa... Parkinson –suspiro–. Pero ya no... no me importa –finalizó sin mucha convicción.

–N-no, lógico...

–Herm... ¿qué pasa? Estás muy rara.

–¿Quién, yo? Oh, bueno –cedió ante la resuelta mirada de su amiga–. Verás, si te cité... aparte de porque quería verte, fue porque tengo noticias sobre él...

Ginny la miró fijamente, su cerveza en una mano y la otra totalmente quieta.

–El caso es que... él... él se ha... mudado al lado mío.

–¿QUÉ?

–Esta mañana me despertaron unos ruidos, salí al pasillo y los vi mudándose al lado...

–¿"Los"? –inquirió la menor de los Weasley frunciendo el ceño.

–Ehhhh... sí... bueno, a él y a... Parkinson.

–Entonces era cierto –susurró la pelirroja-. Bueno, gracias por las noticias, pero como te he dicho, no me...

–A mi sí –cortó la castaña-. Eso no es todo, Ginny, aún hay algo más: Malfoy y esa están casados –la chica abrió la boca, incrédula-. Es hora de que hablemos de ciertas cosas...

–¿Qué cosas? –inquirió la pelirroja con pequeñas lágrimas nublándole la vista.

–Cuando tú y Malfoy terminaron, no me dijiste por qué, pero no insistí en elllo porque entendí que pretendías olvidar. Pero ahora... es distinto. Malfoy siempre decía que odiaba a Parkinson, que no sabía cómo quitársela de encima, y ahora aparece casado con ella; por otro lado, ustedes dos estaban más que enamorados y un día cortan... ¿Por qué sí? Esta mañana, cuando Draco me vio, se puso nervioso, incluso parecía triste... Hay algo muy raro en todo esto, Ginny.

–Y... ¿para qué quieres averiguarlo?. ¿Qué más te da por qué Draco hizo lo que hizo con su vida? Lo nuestro... lo nuestro se acabó, y si está con Parkinson por algo será...

–Quiero saberlo, Ginny, porque sé lo que esa relación significó para ti... y para él. Esas cosas no se esfuman de un día para otro.

–Está bien, te diré lo que quieres! Pero sigo sin entender tu repentino interés por algo.. muerto –dijo lentamente, como si le costara pronunciar esa palabra-. Si no te dije por qué habíamos terminado es por que ni siquiera yo lo sé, 'Mione... Ese día fui a hablar con él por lo de su padre, ya que el día anterior no había tenido ocasión de acercarme a él... Cuando llegué ni me miró, sólo me dijo "Vete, Ginevra. Tú y yo ya no tenemos nada que ver. No me busques, porque yo no lo haré... Se acabó. Vete. Ahora." Ésa fue su despedida. Grité, lloré, incluso intenté golpearle, pero no conseguí nada. Me echó de su casa, y entonces fui a la tuya...

–Cuando fui a verlo –dijo Hermione pensativamente- me dijo algo así como "Sólo quiero morirme". No parecía muy contento de no estar contigo...

La pelirroja lloraba en silencio, mientras la castaña intentaba encontrarle un sentido a todo ese asunto. De repente se detuvo a mirar fijamente a Ginny, y preguntó:

–Todavía lo quieres, no?

–Eso... eso pasó hace mucho tiempo, yo...

–Vamos, Ginny... ¿crees que no me he dado cuenta de que, después de Malfoy, ninguna relación te ha durado más de un mes?

Después de una pausa, la pelirroja contestó lentamente:

–Siempre que estoy con alguien... tarde o temprano, me... me asalta su recuerdo, comienzo a rememorar el tiempo que estuvimos juntos... Me trataba tan dulcemente, y su abrazo... me protegía más que cualquier otro...

–Lo sé, lo sé... por eso estoy interesada en saber qué le ha pasado, lo entiendes? El hecho de que ahora lo vaya a ver casi todos los días es la oportunidad perfecta investigar... lo averiguaré, Ginny. Lo averiguaremos.


Sooo.. contesto los 2primeros revs, jeje ;)

marce: En efecto, ése era Harry ;) No lo trato muy bien, verdad? Jejeje, es que siempre es el protagonista que hace todo bien... ya le tocaba hacer las cosas mal XD! En fin, me alegro de que leas mi fic... Nos vemos!

Ary-malfoy: Hola! Me pone muy contenta que digas que es original, jeje . Por cierto... ya que tu nick incluye la palabra "malfoy", deduzco que te gusta el personaje (wow! que inteligencia! XDDD).. Así que.. que te pareció su aparición? Me quedó muy blandito? Ya me dirás que te parece...See ya!