Capítulo 2: Loss

A través de las cortinas se filtraba la luz de la luna. La tormenta se había tomado un descanso y el silencio empapaba cada rincón y cada aparato de la habitación. No había estado en muchos hospitales pero todos tenían el mismo olor y la misma angustia pintada en las paredes. Sin embargo, esta vez era distinto. Normalmente era él el que estaba tendido en la cama con algún hueso roto o una extremidad de más. Era extraño estar del otro lado, observar en vez de sentirse observado.

Ella dormía sobre su costado derecho de cara a la ventana, con una mano bajo la almohada y la otra sobre las sabanas. Así, a oscuras y dormida, siempre había ejercido un efecto hipnótico sobre él, algo que el tiempo y la distancia no habían podido cambiar. Años atrás ella se habría despertado privándole de su pasatiempo favorito pero eso no ocurriría ahora. Por fin podría mirarla todo lo que él quisiera. Los sanadores habían pasado apenas unos minutos antes para comprobar que estaba dormida. Le habían suministrado un combinado de sedantes con una poción para no soñar y aumentarían la dosis si no tenía efecto inmediato. Ante todo, Lily debía descansar. El resto podía esperar.

El resto. Menuda se le venía encima. Los agentes del Ministerio esperaban pacientemente un gesto de los sanadores que les indicara que podían proceder. Aunque Lily quisiera olvidarse de lo ocurrido y dejar pasar el tiempo hasta que pensar en ello no causara el más mínimo dolor, ellos no lo permitirían. Le harán preguntas y más preguntas y, cuando acaben, aún tendrá que enfrentarse a lo peor. Gente de la funeraria, familia, amigos... cada uno de ellos reanudará el interrogatorio donde lo dejó el anterior y James no podía culparles.

Él mismo se moría por saber qué había ocurrido. ¿Quién les atacó, ¿por qué, ¿dónde está el Profesor Russel,... Y así seguía una lista interminable de incógnitas pero James sólo tenía interés en una, ¿quién es Emily o, mejor dicho, ¿es hija de Lily? Y, si es así, ¿quién demonios es el padre? Sólo pensarlo le estaba volviendo loco. Quería levantarse de aquel incómodo sillón, andar el metro escaso que había hasta su cama y despertarla de aquel silencio para que acabara con aquélla tortura. Claro que... no serviría de nada. Lily no se despertaría y, aunque lo hiciera y respondiera a sus preguntas, algo le decía que sus repuestas no iban a aliviarlo de ninguna manera. Y aún así... tenía que intentarlo.

Apenas se había levantado un palmo cuando escuchó aquellas familiares palabras. ¡James Harold Potter! ¡¿Es qué no sabes pensar en nadie más que en ti mismo! ¡Siéntate ahí y espera calladito! ¡Qué paciencia, Dios mío! Al momento perdió la fuerza en las piernas y cayó de nuevo en el sillón. Miró en todas direcciones y no vio nada. Pero si la había oído perfectamente, ¿dónde estaba? Maguie...

No. Maguie nada. Ella... ella ya no estaba. Ni aquí ni en ninguna parte. Y este nuevo pensamiento se hizo con el dominio en su cabeza y en su corazón. Y ya no pudo hacer otra cosa que llorar su pérdida. Llorar hasta que sus propias lágrimas lo sedaron a él también.

Lily

Empezaba ha cansarse de despertarse siempre en lugares extraños. Abría los ojos e inmediatamente se daba cuenta de que no estaba en su cama. A continuación intentaba levantarse pero el dolor se lo impedía y en este caso también unas correas. ¿Correas? ¡¿Pero qué...! Y entonces, por segunda vez en poco tiempo, la marea de los acontecimientos pasados la arroyó con toda su fuerza.

ooooooo

Por fin se materializó ante ella la que había sido su casa los últimos seis meses. Cuando la había dejado llovía a cantaros y las amenazas de sus atacantes la perseguían mientras se descolgaba hasta la calle por una tubería. Ahora que se fijaba le parecía imposible que alguien bajara esa altura con un bebe en brazos. Si no fuera por la ventana rota del dormitorio, pensaría que se lo había imaginado todo.

En el edificio todo seguía igual. De hecho, desde la calle se podían ver todas las luces del tercero encendidas. Los Hansen daban una fiesta que, aparentemente, no había decaído todavía. Ahora entendía por qué nadie había acudido a ayudarles. Todo el edificio estaba invitado y, aunque ruidosos, los Hansen son muy considerados así que, sabiendo que ella y Robert no asistirían, pusieron un hechizo silenciador en el piso para no molestar a Emily. La única luz que quedaba encendida en el resto del edificio era la de su cuarto. ¡¡¡Robert!

Esto la sacó de su parálisis. Corrió hasta el portal y no le hizo falta su varita porque la puerta ya estaba abierta. A escasos pasos de ella yacía el cuerpo sin vida de una mujer mayor. Lily no necesitaba dar la vuelta al cadáver para saber quién era. Ni siquiera pudo llegar hasta su tía. Nada más dar el primer paso su mundo se sumió en sombras y el suelo de desvaneció bajo sus pies.

ooooooo

¿Así que eso es lo que ha ocurrido? ¿Me desmayé y me trajeron al hospital? ¿Pero quién me encontró?

Sus ojos se posaron entonces en la persona que dormía a su lado. Espatarrado de cualquier forma en un sillón cercano, respiraba profundamente James Potter. Sus gafas colgaban de su mano izquierda, preparadas para caer al suelo en cualquier momento. Tenía entonces la cara despejada de obstáculos de forma que se notaba que había estado llorando.

En ese preciso instante, observando los regueros que marcaban su rostro, se dio cuenta de que ella también estaba llorando. Las lágrimas no habían dejado de brotar desde el momento en que su cerebro se puso al día. Intentó secarse los ojos con las sábanas pero fue inútil.

Atada a la cama de un hospital, llorando por la muerte de su tía... el único familiar vivo que la quería. ¿El único?... ¿vivo? No, ya no le quedaba nadie, nadie vivo. Entonces... ¿qué hago aquí?, se preguntó, no puedo seguir yo sola. Quiso quitarse la vida. Tirarse por la ventana y acabar con todo. Incluso intentó levantarse pero las correas se lo impidieron de nuevo. Se sintió indefensa como un niño y la imagen de Emily se encendió en su mente.

¿Cómo puedo pensar en irme ahora? ¿Qué será de Emily? Ella es la más inocente de todos. Se lo debo. Le debo una vida feliz. Sólo por eso debo quedarme y es lo que voy a hacer. No dejaré que...

James,... ¡James!

Aquellas palabras salían de la capa de James. Él no contestó pero comenzó a moverse en su sillón. Alarmada, Lily cerró los ojos y comenzó a respirar lenta y pesadamente, dispuesta a hacerse la dormida.

¡¡¡JAMES! ¡JAAAAAAAAMES!

Ahora sí. Lily escuchó como James se sobresaltaba y revolvía en su capa.

James

¡¿Qué! ¿Qué? ¡¿Qué pasa! –dijo poniéndose las gafas torpemente.

Tenemos el sueño pesado, eh, pequeñín –respondieron desde el espejo que James sostenía en la mano.

Mira quién fue hablar, Sirius. ¡Y no me llames pequeñín!

Eh, relájate. Vas a despertar al dragón... y límpiate la cara, tío. Así no vas a ligar con ninguna enfermera.

Si lo del dragón va por Lily, no te preocupes –dijo frotándose los ojos-. Si no se ha despertado ya es que los somníferos han hecho efecto. ¿Qué ha pasado? Te dije que me comunicaría contigo.

¿Y lo has hecho?

Bueno, no. Me quedé dormido pero ¿qué pasa?

¿Que qué pasa? ¡Eso querría saber yo! Te fuiste detrás de ella y desde entonces no sé nada de ti, tío. Y ahora te llamo y estás en un hospital. San Mungo, deduzco. Me respondes con los ojos rojos y me dices que Lily está drogada hasta las cejas. ¡¿Qué coño pasa, Prongs!

Ni yo mismo lo sé bien. Me aparecí frente a su edificio y ella ya no estaba. Supuse que había subido a su piso pero cuando crucé el portal me la encontré tirada en el suelo. Al principio creí que estaba muerta pero sólo estaba inconsciente. Es normal que se desmayara. Había perdido mucha sangre. Todavía no sé cómo reunió fuerzas para llegar hasta allí.

¿Y Maguie? ¿No ibais a buscarla?

Ella... –las palabras se atascaron en su garganta.

¿Qué le pasa, James? ¿Está bien?

Ella también estaba tirada en el suelo, al pie de la escalera pero... ella sí que...

Las palabras no quisieron seguir saliendo de sus labios. La pena era demasiado grande, demasiado reciente,... demasiado todo. No obstante, no era necesario que terminara la frase.

James, tus padres están aquí. Dicen que van para allá. ¿Quieres que vaya yo también?

No. Alguien tiene que cuidar del bebé. Avisa a Remus. Ya debe estar recuperado de la última. Si pasa algo más me pondré en contacto, lo prometo.

Como quieras.

Y con estas dos palabras desapareció la imagen de Sirius para ser sustituida por el reflejo de James. Se observó detenidamente en el pequeño espejo. Bajo los ojos irritados e hinchados se adivinaban unas profundas ojeras y pequeñas perlas de sudor cubrían su frente. Al principio no se había dado cuenta pero hacía un calor inhumano en aquella habitación. Estaba sudando y lo raro es que, aun así, tenía un frío horrible.

Se quitó la capa y la dejó en el sillón. Después salió de la habitación y se dirigió al baño para refrescarse un poco. Cuando volvió se cruzó con lo sanadores.

Señor Potter, le estábamos buscando. ¿Por qué no nos avisó de que la Señorita Evans se había despertado? –le interrogó uno de ellos.

¿Cómo? Si estaba dormida cuando salí al baño y no he tardado más de un minuto en...

Pues según uno de nuestros dispositivos lleva despierta casi media hora. De todas formas ya está arreglado. Le hemos aumentado la dosis. Ahora descansará todo lo que necesita tanto si quiere como si no. Aun así, vigílela mejor esta vez.

De acuerdo.

Los sanadores se disponían a irse dando por terminada la conversación pero James los frenó.

Un momento. Si estaba despierta... ¿les ha dicho algo?

Estaba muy alterada así que no hemos querido preguntarle nada.

Entiendo.

Sin embargo, ella preguntó por usted y por eso le buscábamos.

¡¿Sí! –de pronto sentía un agradable calorcillo en el estómago- ¿Qué dijo?

Quería que le trajera a su niña, Emily, creo. ¿Es su hija?

La ilusión inicial se desvaneció dejando en su lugar un nudo. Las mismas dudas de antes lo asaltaron y otra vez se sentía como el rehén de un barco pirata, andando por la pasarela hacía el mar de la locura.

No... bueno, sí, quiero decir, no sé. Es la primera vez que la veo después de varios años sin saber nada de ella. Vino a mi casa con un bebé. Creo que se refiere a ella. La está cuidando un amigo.

En ese caso no la traiga todavía. No le conviene. Vamos a esperar a ver cómo evoluciona. Hasta luego.

Al tiempo que se despedía de ellos, aparecieron sus padres por el fondo del pasillo. Desde luego no habían perdido tiempo en cambiarse. Su padre llevaba una ridícula camisa floreada y su madre un sombrero mejicano. James no sabía si aquello seguía estando de moda en Cancún pero en un hospital de la lluviosa Inglaterra no pasaban, lo que se dice, desapercibidos.

¡Cariño, ¿estás bien! –su madre lo envolvió en sus brazos de modo que se le cayó el sombrero al suelo.

No tienes que disimular, canijo –dijo su padre agachándose a recoger el sombrero-, somos tus padres. Sirius nos lo ha contado todo. ¿Está en esta habitación?

Sí, pero no paséis. Ahora está dormida y no debe despertarse. Los sanadores ya me han echado la bronca una vez...

No te preocupes, cariño –dijo su madre entre sollozos-. Nosotros nos encargamos de todo ahora. Vuelve a casa y descansa.

Mamá yo no quie...

Se separó de él bruscamente y le empujó débilmente en dirección a la salida. Mientras tanto, no dejaba de llorar.

Vamos, Elizabeth, cálmate –dijo su padre mientras la abrazaba-. James, haz caso a tu madre. Ve a casa y, si no quieres dormir, por lo menos asegúrate de que Sirius no queme nada.

Grrrr... ¡Está bien! Toma. Este es el espejo que utilizo para comunicarme con Sirius. No tiene mucho misterio. Hasta tú puedes usarlo. Quiero saber cualquier cosa que pase...

Sí, sí, entendido, ahora vete. ¡Quién sabe lo que estará haciendo el loco de Sirius!

ooo

Al llegar a casa entró primero en la sala de invitados, adivinando que allí estarían Sirius y la niña. Los dos dormían ruidosamente sobre una butaca, la niña sobre su pecho chupándose un dedito y Sirius con la boca abierta dejando caer un hilillo de baba.

Conmovedor, ¿verdad? –dijo una voz conocida junto uno de los ventanales.

¡Remus! Pensé que no vendrías. Le dije a Sirius que te avisara pero no hacía falta que...

Que me molestara –dijo Remus apartando la vista del cielo por primera vez-. Ya, ya lo sé. Sirius me dijo lo mismo. En serio, son muchos años, mejor dicho, muchas lunas y no voy a dejarme dominar por ellas en tanto pueda evitarlo –diciendo esto se alejó de la ventana y se sentó en un sofá-. Vosotros deberíais saberlo. La luna llena fue ayer y hoy soy yo quien está al mando.

Ya pero tienes que descansar.

Esa es otra de sus formas para dominarme pero contra esta sí que puedo luchar.

Como quieras pero vas a caer enfermo, Moony.

¿Y tú no? ¿Te has mirado al espejo?

Pues ahora que lo dices, sí –ahora era James quien se sentaba a su lado.

Entonces habrás visto las pintas que llevas.

Creo que no eres el más indicado para hablar de apariencia –la indirecta iba acompañada de un alzamiento de cejas muy significativo.

No, no lo soy, James, pero en mi caso es normal. ¿Desde cuándo llevas sin dormir?

Touché. Había perdido esa batalla. Ganar a Remus en una discusión como aquella era casi tan improbable como ganarle a una partida de ajedrez mágico.

Desde esta noche -¿colara?, pensó James.

¿Y cuánto? –no, no cuela, se auto-respondió.

Tres horas.

¿Tres horas? No, eso no cuenta. ¿Desde cuándo?

Está bien. Fueron tres horas esta noche, antes de que llegara Lily, y cero ayer porque...

Porque saliste con Sirius y los de la academia. Ya, ahora recuerdo. Era por eso por lo que no podíais estar en esta transformación. ¡Menudos amigos!

Pero si dijiste...

Que no me importaba. Lo sé, era una pequeña broma. Venganza por haberte metido antes con mi "apariencia".

De verdad que lo siento, Remus. ¿No estuvo Peter contigo?

¿Y qué puede hacer una rata por un hombre lobo en luna llena? ¿Dejarse devorar? No, le dije que no viniera. Su madre ha estado enferma estos días. Mejor que se quedara con ella. Y por mí, en serio, no te preocupes. Sólo lamento no haber podido celebrar con vosotros. Era una noche importante.

¡Y saldremos a celebrar! Cuando me digan si me han aceptado y de esa, amigo Moony, no te libras.

¿Y vas a tener ganas? Con todo lo que está pasando... Estás sonriendo pero al viejo Moony no le engañas con una careta.

Contigo no se puede, ¿eh?

Se apagó entonces el gesto bromista de su cara.

Estás muy jodido, ¿verdad?

No sabes cuánto, Moony. Cuando se fue todo era una mierda. Eso ya lo sabes. Pensé que si algún día regresaba, entonces todo volvería a ser cómo antes pero... nada ha mejorado. Todo lo contrario. ¡Una hija! ¡Y todo este lío! ¡Y Ma...!

No era la primera vez que lloraba delante de Moony pero sí la primera que no le daba vergüenza. Es difícil llorar delante de alguien que sabes que tiene más motivos para llorar que tú y no sentirte ridículo. Sin embargo, esta vez se sentía a la altura y, aunque eso le ayudaba a desahogarse, no lo hacía menos doloroso.

Joder, Moony –Sirius se había despertado-. Por esto no quería que vinieras. ¿A qué le has salido con el rollito sensible?

¡Duérmete, Sirius! –dijo Remus arrojándole un cojín que éste paró con su brazo libre.

Reflejos de guardián. ¿Ves, Remus, ves lo que te perdiste por no entrar en el equipo? Y no acaba ahí. ¿Ves esto? –dijo señalando a Emily-. Las chicas caen rendidas en mis brazos. Mira y aprende, cachorro.

Es increíble la cantidad de chorradas que puedes soltar en un momento, chucho.

Chorradas o no, habían conseguido calmar a James. Por ellas y por la presencia de sus amigos, se sentía afortunado y agradecido. Y aquello valía más que mil horas de sueño.

Dejadlo ya, cretinos. Vayamos a dormir a camas decentes que esta casa tiene unas cuantas.

¿Cretinos? –dijo Sirius siguiéndolo al piso de arriba.

Prongs, amigo, me temo que has perdido tu toque –y con esto Remus cerraba la comitiva-. Reza para que sólo sea la falta de sueño.

oooooooooooooooo

N. A.: Con las reviews que me dejasteisno podía dejarlo colgado, ¿no? Aquí tenéis el 2º chapi. Es un poco más corto que el anterior y a lo mejor os parece que no ocurren muchas cosas pero todo a su tiempo. De todas formas el 3er capítulo no tardará tanto, creo. Si queréis que lo cuelgue prontito, tendréis que hacerme el favor de comentarme este nuevo capítulo. No estoy segura de si todo tiene sentido. Besos y gracias otra vez por vuestras reviews. Ah, y disculpad el que falten guiones, espacios, exclamaciones, etc... es que está imposible últimamente.