El orgullo de un shaman.
Cáp.28: Pelearas?
Perezosamente frotó sus ojos mientras comenzaba a despertar, se sentó y bostezó mientras miraba en dirección hacia la ventana, miró a su lado para ver si él estaba pero el lugar estaba vacío y el futón doblado.
(Suspiro) Ya está despierto...
Se puso de pie y se colocó una falda de tablones color marrón y una camisa de mangas largas hasta los nudillos, color blanco.
Poniéndose de rodillas comenzó a doblar su futón para luego mirar el lugar donde él se encontraba la noche anterior, se sonrojó en pensar lo que había pasado, estaba tan metida en todos los problemas que no se dio cuenta de todo lo que había hecho, tomarlo por el brazo...incluso se atrevió a abrazarlo, su cara estaba mas que roja, eso significaba que había vuelto a la normalidad .
Luego de pensarlo sonrió, esto había sido gracias a que habló con Ren esa noche...
"¡Además, no dejaría que algo te lastimara!"
Aquellas palabras sonaban como un eco dentro de su cabeza, estaba muy feliz al haberlo escuchado.
Es mejor que baje ... –Susurró mientras se acercaba a la ventana y veía como copos de nieve caían del cielo.
Con un suspiro pesado abrió la puerta, y la cerró detrás de si, pero en los pasillos no pudo ver a nadie, eso la alivió un poco pero significaba que todos estaban despiertos.
Tragó saliva y siguió su camino, bajó las escaleras con cuidado y vio que la sala estaba vacía.
Se acercó hacia fuera y caminó por los pasillos de el exterior, estaba bastante frío pero igual la nieve se veía hermosa. Tomó asiento en la orilla del piso y mirando detenidamente la nieve sobre las ramas de los árboles, suspiró con resignación.
Una mañana muy fría ¿verdad?
Se estremeció al escuchar esa voz, giró violentamente para encontrarse con esa persona.
Yo...yo...señorita Miya... –Trataba de articular alguna oración mas sin embargo le era imposible.
El cielo...esta bastante oscuro –Mirando hacia arriba mientras mostraba una sonrisa llena de nostalgia.¿Puedo sentarme a tu lado?
Moviendo su cabeza arriba hacia abajo completamente roja, había respondido.
(Sonriendo) Me alegra...que estés a salvo.
Lo mismo digo –Respondió Tamao con timidez mientras la miraba.
Al principio...no te reconocí...has crecido –Sonrió con ternura, como una madre.
Lo-lo siento...puede que le...este causando mas inconvenientes –Exclamó sin dejar de sonrojarse.
Miya sonrió.
¡Ha¿Pero que demonios hacen? –Dijo molesta mirando desde una hendidura de la puerta, toda la escena.
¿Qué haces? –Preguntó seriamente.
La chica se asustó al oír la voz y giró sonriendo tratando de aparentar no estar haciendo nada.
¡Ah! Eres tu Ren –Sonrió con nerviosismo ¿A que debo el honor de tu... intervención?
¿Por qué las espías? � �
Tu sabes que soy una de las mejores amigas de Miya, por eso la gran Yuko, está observando sus movimientos –Exclamó mientras sus ojos brillaban.
Ren la miró con lastima.
¡Oye! Para tu información, solo miraba lo lentas que son.
¿Lentas?
(Abriendo un poco la puerta y mirando a las dos chicas de espalda mientras charlaban) Es lógico que como no se han visto desde hace mucho, no pueden hablar tranquilamente.
¿Y? � �
¿Qué no te das cuenta? Necesitan decirse mucho –Sin despegar la vista del lugar.
(Suspiro) Que tonta eres.
¡Ten mas respeto ¿Quieres chiquillo! � �
Déjalas a solas - Exclamó con seriedad mientras trataba de contener su enfado.
Debes comprender ...- Susurró ablandando su mirada – Miya es como una madre para mi...estoy segura que Tamao piensa lo mismo.
lo se –Respondió fríamente.- Por esa razón debes dejarlas a solas.
(Suspiro) De acuerdo...
El joven, giró y se dirigió hacia la pequeña sala, se sentó en uno de los almohadones mientras colocaba los codos en una pequeña mesa.
¿Deseas desayunar?
No tengo apetito.
Es mejor que comas algo –Sonrió – Es bueno para calmarse.
¿A que te refieres? �' '�
¿Acaso no te preocupas por Tamao?.- Preguntó sentándose al lado contrario de la mesa quedando frente a frente con el chico.
¿A que viene todo esto?
Debes quererla mucho –Sonrió colocando sus codos en la mesa mientras que con la palma de su mano detenía su rostro.
¿Qué estupideces hablas? – Dijo en tono irónico colocándose de pie y marchándose del lugar.
Ese chico puede ser apuesto, pero es demasiado engreído –Exclamó con molestia para sí.
Entonces...él también puede...-Exclamó Miya conasombro.
Si... –Susurró – Las personas que he conocido...tienen esa habilidad.
Ya veo
Pero... aunque me siento feliz de estar con ellos... esta mal... –Exclamó cabizbaja.
¿Sientes que está mal por tus emociones? – Preguntó sonriendo con diversión.
Bueno...yo... –Sonrojada
Y...¿Ya se lo has dicho?
Tamao asintió con la cabeza
¿Cuál fue la respuesta de él?
Aun...no responde...
Comprendo...aun así...
Esta bien –Interrumpió sonriendo – Yo se...que él quiere a otra persona...si es feliz...esta bien.
Tamao... –Susurró con cierta tristeza.
Por favor, no me mire así –Exclamó sonriendo animosamente – Me hace feliz el hecho...de que él me estime por lo menos como a una amiga.
(Sonriendo) Esta bien, ahora entremos, está muy frió aquí.
Si –Sonriendo.
Tamao imitó a la mujer a su lado, se colocó de pie. Entraron al interior de la casa y dejaron sus zapatos en el recibidor.
¿Terminaron? –Preguntó Yuko con impaciencia sentada sobre un almohadón.
n ñU
¿Desea desayunar-Preguntó Tamao.
¿Huh?
Me encargaré de hacerlo.
Por eso no te preocupes, yo me encargo de eso.
En verdad, yo puedo.
Eso lo se pero...
¡Ya¿Alguien quiere hacerlo, Me muero de hambre � �
n ñU
Disculpen...¿Alguien ha visto al joven Ren? –Preguntó tímidamente cambiando la conversación.
Él estaba aquí hace algunos minutos pero luego se marchó sin decir ni una palabra – Exclamó indiferente.
Pareces molesta -Dijo Miya.
Ese chico es muy engreído � �
Entonces...iré a buscarlo n ñU- Dijo Tamao.
Pronto desayunaremos.
Esta bien – Dijo Tamao sonriendo mientras se retiraba.
Colocándose los zapatos, salió por una puerta corrediza en la parte trasera de la casa y la cerró detrás de si, se abrazó un poco por el excesivo frió en el exterior.
Paso a paso se encaminó hacia los árboles en el patio, junto con la nieve les daba un aspecto bastante acogedor a pesar de ese frió que consumía todo el ambiente.
Sonrió al mirar a su alrededor, le traían mucha nostalgia...pero algo detuvo esa sensación, sentía algo extraño, el ambiente se había vuelto muy pesado...demasiado. Llevó las manos a su pecho y su respiración se aceleró ¿Qué estaba pasando, podía sentir como aquella pesadez la llamaba aun cierto lugar del jardín...no comprendía el porque...pero aquello le parecía tan familiar, sin esperar decidió retirarse sin embargo se detuvo de pronto mientras sus brazos caían lado a lado en su cuerpo.
¡Miya! T.T
Oh vamos Yuko no es para tanto solo espera.
Normalmente cuando a mi me toca hacer el desayuno no tardo demasiado ��
Tu no tienes remedio -
Yuko giró su mirada hacia otra dirección bastante molesta, cuando en el pasillo ve al chico de cabellos violáceos caminando con una mano en su cabeza.
¡Ren!
El chico giró sin dejar de tener la mano en su frente.
¿Te sucede algo-Preguntó Miya.
No es nada –Respondió frió.
Deberías ser mas agradecido ��
¡Yuko! –Llamó su atención – Por cierto ¿Has visto a Tamao? –Preguntó dirigiéndose a Ren.
¿A Tamao? – Exclamó con extrañeza.
Si ella dijo que te buscaría, pero aun no regresa, creo que aun estará en el patio.
Sin decir nada mas giró y se dirigió hacia el jardín.
¿A dónde vas?
No respondió sin embargo paró y miró a las mujeres por la altura del hombro.
A puesto a que iras a buscarla –Rió Yuko con malicia.
El joven le envió una mirada bastante Helida y llena de molestia, sin mas que mostrar se giró y siguió su camino.
¡Vaya! Ese chico si que causa miedo . .U
Pienso que fue tu culpa n ñU
�¿Mi culpa! – Exclamó ofendida.
Ren salió y cuando corrió la puerta para salir se encontró frente a frente con la pelirrosa.
Se puede saber ¿Qué demo... –Él mismo calló cuando miró el rostro de est�, estaba sonriendo mas sin embargo sus ojos habían perdido brillo. De pronto el chico llevó una mano a su cabeza, ese dolor había regresado, parpadeó varias veces y frunció el entrecejo.
¿Me decía algo? –Sonrió Tamao.
El chico la miró con suspicacia y con mucha molestia.
Iré a ver a la señorita Miya – Sonrió mientras pasaba de largo junto al chico.
Este por su parte no dejaba de mirarla con desconfianza.
¡Tamao¿Por qué tardaste tanto? –Preguntó Miya con alegría al ver como la chica entraba a la cocina.
Solo miraba los alrededores.
¿No se suponía que irías por Ren-Intervino Yuko.
Tiene razón, ese pequeño detalle se me escapó.
La pelirrosa se acercó a Miya y decidió ayudarle, Ren tomó asiento pero no le despegaba la vista de encima.
¿En realidad te gusta? –Dijo en tono burlón percatándose de la mirada del chico, pero este no respondió ni siquiera hizo caso a lo que la joven de cabello castaño había mencionado. Esta por su parte notó en la mirada del chico mucha mas seriedad.
El día transcurrió muy lentamente, Ren no dejaba de espiar a Tamao mientras que ella lo notaba fácilmente, lo mas extraño era que todo aquello le molestaba.
Estaba atardeciendo y Miya estaba arreglando algo en la sala mientras Ren , Tamao y Yuko se encontraban en la sala, Yuko viendo alguna revista, Tamao sentada a su lado y Ren mirándola de reojo.
Disculpen... –Exclamó rompiendo el silencio – Yo deseo hablar con la señorita Miya ¿pueden dejarme a solas?
¿Eso?
¿Hablar? . .
¿Se puede saber de que-Preguntó Ren quien miraba molesta a la chica.
¡Oye eso es ser demasiado entrometido-Dijo Yuko.
No soy como tu –Exclamó con molestia sin despegar la mirada de Tamao.
�¿Qué!
Calma –Dijo Miya tratando de aliviar la situación.
¡No¡Yo deseo hablar contigo, primero! –Dijo Ren.
Entonces...le parece si salimos? ...
La chica salió antes que él al jardín, pero este antes de salir se detuvo.
No se atrevan a salir – susurró
¿Qué?
¿De que estas hablando?
¡Ya me escucharon! – Dijo Ren a ambas mujeres
Aquellas se quedaron de pie en ese sitio mirando hacia donde se habían marchado, se extrañaron mucho, pero si habían decidido estar a solas los dejarían.
La pelirosada se acercó a un árbol y se apoyó en él.
¿Qué es lo que desea decirme?
Ren se acercó a ella y golpeo con su puño el tronco donde la chica estaba apoyada, aquel golpe pasó muy cerca de el rostro de la joven, dejándola acorralada.
¡Deja el cuerpo de Tamao! –Dijo molesto.
�¿Q-que¿De que estas hablando! – Respondió con nerviosismo.
Estúpido - Sonrió con cierta maldad ¿Acaso crees que no me he dado cuenta?
�¿Cómo pudo ser! –Exclamó admirada y al mismo tiempo molesta mientras su voz era la misma sus actos eran otros.
¡He dicho que la dejes! –Gritó exasperado.
Así que...tu también puedes verme –Sonrió con cierta malicia.- Lo siento pero este cuerpo es mío, siempre fue así.
�¿De que estas hablando! –Dijo furioso mientras desplegaba la cuchilla y la apuntaba al cuello de la joven.
Tonto –Rió con ironía – No me puedes hacer nada, puesto que estoy en este cuerpo, y si lo haces ella saldrá lastimada.
El chico de ojos dorados se dejó llevar por la ira y no recordaba ese gran detalle, mas que furioso bajó su cuchilla poco a poco.
¡Respóndeme! –Gritó exasperado mientras aun acorralaba a la joven.
No tengo porque contestar, además... cuando esto termine me desharé de este cuerpo.
¡Maldito! –Gritó mientras apretaba con fuerza el puño que tenia apoyado en el tronco.
¿Por qué hay tanto ruido? –Dijo Miya abriendo la puerta y encontrándose con toda la escena. ¿Que pasa aquí!
¿Qué sucede miya¿por qué... –La chica calló al ver a los jóvenes cerca del árbol.
¡Ren! –Lo llamó asustada.
El joven giró su vista hacia la mujer por la altura del hombro, pero en eso la pelirrosa aprovechó y pudo liberarse, tomando de la otra mano del chico la cuchilla.
Y ahora ¿Qué es lo que harás? –Exclamó apuntando al chico con la cuchilla.
¿Qué es lo que pasa? –Se preguntó Yuco asustada.
Tamao... –Susurro Miya
Ren miró sorprendido aquello para luego fruncir el ceño Y reír por lo bajo con prepotencia
¿Piensas atacarme?
Continuara...
