Atardecer

"Para que el amor sea verdadero, nos debe costar.

Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos"

Había despertado desde hacia un par de horas, la luz del sol ya había comenzado a filtrarse en el templo, iluminándolo levemente, observaba con suma intensidad el hermoso cuerpo desnudo que descansaba sobre su pecho, acariciaba ligeramente con la yema de los dedos el largo cabello azulado de cubría parte de la espalda, sentía su suave respiración, veía como sus hermosos ojos azules eran cubiertos suavemente por los párpados, en una expresión relajada y tranquila, se veía completamente hermoso, demasiado dulce para ser el frío caballero de Acuario, demasiado perfecto como para no amarlo, alguna vez alguien le había dicho que cuando encontrara el verdadero amor, solo tenia que imaginar como seria la vida que compartirían con el paso del tiempo, y si la duda no llegaba a su corazón, eso quería decir que era el indicado y él jamás había dudado, le fascinaba la idea de descubrir junto a Camus aquello que les deparaba el destino en cada día, tanto en aquellos llenos de luz, como en aquellos donde la oscuridad se ciña en él.

¿En qué piensas?- pregunto una voz adormilada al mismo tiempo en que lo besaba suavemente.

En ti- sonrió, mientras acariciaba tiernamente el rostro de Camus- en lo maravillosa que es mi vida a tu lado.

¿De verdad lo crees?

Así es- respondió besando fugazmente la punta de la nariz de Camus, provocando un ligero sonrojo en su rostro.

Será mejor que ya nos levantemos, es tarde- dijo Camus con una tenue sonrisa en sus labios mientras se levantaba de la cama.

Fue en ese momento que Milo sujeto la mano de Camus inesperadamente, fue tanto así que tomo a un Camus desprevenido, haciéndolo caer de nuevo a la cama, comenzó hacerle cosquillas provocando que Camus comenzara a reírse y Milo comenzara de forma traviesa a besar el rostro de Camus, quien no dejaba de reirse ante las sensaciones que le provocaba Milo.

... Milo... ya!... detente!... ja ja... Milo!

De pronto Milo se detuvo y ambos se miraron fijamente, con extraordinaria suavidad y lentitud comenzó a besar a Camus, disfrutando del beso, sin prisas ni desesperación, sabiendo que el tiempo anhelado era completamente suyo, fiel aliado y cómplice que les permite disfrutar siempre de su amor, Milo detuvo el beso, separando ligeramente sus labios de los de Camus, ambos sentían sus respiraciones, estaban demasiado junto, que podían sentir el latir de su corazón.

Milo- le hablo con dulzura- es en serio, ya es tarde, tenemos obligaciones.

Esta bien- dijo haciendo un leve puchero, haciendo ver su rostro ligeramente gracioso, permitiendo a Camus levantarse de la cama.

Aprecio perfectamente el cuerpo ligeramente bronceado de Camus, era una vista demasiado perfecta, tan hermosa, que no perdía detalle de él, la espalda perfectamente delineada, los músculos suavemente enmarcados, dotándolo de una extraordinaria belleza, Camus volteo al sentir la mirada de Camus.

Milo!- dijo Camus- tomando una almohada de la cama y aventándola al rostro de Milo.

Qué!

Ven conmigo- dijo con una voz extrañamente traviesa, mientras se dirigia al baño, con una mirada juguetona que lo incitaba y lo provocaba a ir.

Me agrada la idea...

Un momento mas tarde Camus se encontraba en la entrada de su templo, levemente recargado en una de las columnas, observando la hermosa mañana que el Dios Helios le permitía contemplar a los mortales, iluminándola suavemente, dotándola de calidez, mostrándole al hombre lo maravillosa que es la tierra donde fue enviado a nacer. Traía puesta una toga blanca, su largo cabello ligeramente alborotado acariciaba su rostro, en sutiles caricias, parecía que el viento se divertía jugando con el.

Camus- le llamo Milo, quien recién había salido del templo.

Sin embargo Camus no pareció escucharle, así que hizo lo que siempre hacia en esos momento, comenzó a besarlo.

¿Te he dicho que tus labios saben a dulce- pregunto Milo al terminar de besarlo.

No- contesto Camus con una tenue sonrisa en su rostro.

Así es y me encanta- le dijo mientras daba otro fugaz beso a los labios de Camus- voy a ir hablar con Mu un momento antes de ir donde Aioria, nos vemos entonces ahí?

Esta bien.

Lo vio retirarse, alejándose poco a poco por las escaleras, una suave y pequeña sonrisa se formo en sus labios al contemplarlo, sabia que solo Milo podía hacerlo sonreír de esa forma y hacerlo sentir verdaderamente especial, regreso a ver al cielo, contemplando el hermoso sol que comenzaba a brillar con plenitud, dándole un aura mágico al día, proveyéndole luz y en un acto inesperado, lleno de corazón hizo una pequeña suplica, desde el fondo de su ser.

Que esto no sea un sueño- dijo mientras ponía una mano en su pecho, cerca del corazón- que no lo sea por favor.

De pronto sintió la presencia de dos caballeros en su templo, con pasos seguros y mirada firme se dirigió hacia ellos.

Caballero de Acuario, lamentamos molestarlo en estos momentos- dijo uno de ellos quien era Shiva, discípulo de Shaka- nuestro maestro desea verlo, se encuentra meditando en el santuario de Borodur.

Bien, en seguida iré.

Mientras tanto, en el templo de Aries Milo y Mu hablaban sobre un penoso asunto que traería fatales consecuencias, al menos, de eso era conciente Mu.

Debes hablar con él Milo- dijo Mu suavemente, tratando de ser comprensivo, aun que seguía sin entender como Milo había podido meterse en ese problema.

Lo se, pero tengo miedo de que no me perdone y de que nisiquiera desee escucharme- por primera vez en mucho tiempo se pudo contemplar un terrible miedo poseer la mirada de los ojos de Milo.

Tienes que hacerlo.

No lo entiendes, yo no podría vivir sin él.

Si no lo haces tu, alguien mas lo hará- le dijo Mu seriamente- si así sucede, te será muy difícil arreglar las cosas con él.

No digas eso.

Es la verdad, conoces a Camus, el amor que ambos se tienen a sido una nueva experiencia para él, que te ha llevado a conocer al Camus noble, dulce y tierno que nadie conoce, solo tu, él te lo a permitido por que confía en ti, te ama y por ese amor es que tu debes hablarle con la verdad, solo así le demostraras tu amos, debe ser él quien decida si aun así decide seguí contigo.

Se que tienes razón, pero no puedo.

Piénsalo- dijo Mu- el tiempo no siempre te va a esperar Milo, el siempre avanza aun cuando tu no te des cuenta. Por cierto cómo esta él.

Bien- sonrió- completamente hermoso, es tan especial que se que si Camus lo conociera, lo amaría igual que yo.

Ya tenia mucho tiempo que Camus no iba a ese lugar, quizás fue desde el momento en que dejo de sentirse solo, si, había sido justo ese momento en que como un torbellino el amor había entrado a su corazón y todo cambio, ya no estaría mas solo, por que Milo siempre aguardaría por él, siendo para él la estrella que ilumina el cielo, la pequeña esperanza que guarda en su corazón.

Vaya- sonrió dulcemente- parece que el amor me ha vuelto curso.

Al avanzar se percato de la presencia de Shaka quien parecía estar meditando, se encontraba sentado en posición de loto, con sus ojos cerrados ocultando su mirada, una mirada que no dejaba de reparar en él.

Sabes que Apolo es el Dios de la luz y la verdad, el único de todos los dioses que tiene el don de la profecía, o Helios, como lo prefieras llamar- dijo mientras se levantaba y se dirigía hasta el borde de la colina, abrió los ojos, los cuales eran extraordinariamente hermosos y observo el reflejo del sol en el mar, para después dirigir su mirada hacia él- tiene una posición privilegiada, que todo le permite ver, hasta aquello de lo que los mortales no desean ver por miedo a no saber enfrentar la situación o el miedo que da al reconocer que todo en lo que se creía era una absoluta mentira, teniendo el magnifico don de saber el destino de los mortales, un destino muy incierto, no lo crees?

No- contesto al momento en que acompañaba a Shaka y dirigía su mirada hacia Helios- creo que Apolo brinda la oportunidad de ver a nuestro alrededor, aunque sabe nuestro destino, su luz ilumina nuestro camino acompañándonos inclusive en la oscuridad, permitiéndonos ver que existe alguien que nos ama y que siempre guardara por nosotros.

¿En realidad lo crees?- pregunto con burla a Camus- es curioso que tu tengas una visión tan idealista de la vida, demasiado romántica, que solo te hace ver débil, deberías saber que el amor traiciona,

El verdadero amor no.

No estés tan seguro- afirmo Shaka con tranquilidad- a veces de quien menos lo esperamos es quien termina decepcionándonos y rompiendo nuestro corazón.

Milo no lo haría.

¿Cómo estas tan seguro?- pregunto Shaka suspicazmente.

Por que el me ama- respondió Camus con una aparente seguridad, sin embargo, el miedo ya comenzaba a embargar su corazón.

Si es así, supongo que no te molestara ver esto...

De improvisto el paisaje cambio, como el correr de un suave otoño, ahora parecían están dentro un templo, Camus observo el lugar y se dio cuenta de que era el templo de Milo, le llamo la atención la presencia de una chica, qué hacia una chica en el templo de Milo y de pronto lo vio a él, intento hablarle, pero Milo no lo escucho, lo que vio ante el fue tan irreal, que no lo podía creer, no podía ser cierto, la besaba de tal forma, la tocaba con tanta necesidad con demasiada urgencia y no pudo soportarlo mas.

Basta!

Y la imagen desapareció.

Esto no es cierto, esto solo es una ilusión que tu creaste, Milo no lo haría.

Lo hizo, lo hace y lo seguirá haciendo- afirmo Shaka en un tono desafiante en cada una de sus palabras- sabes por qué, por que te has vuelto débil, actuando estúpidamente ante un sentimiento que no sirve de nada, solo es basura.

Shaka por que me haces esto- pregunto Camus, retrocediendo con pasos inseguros de Shaka.

¿Yo?- dijo sarcásticamente- no soy yo quien se acuesta con otra, no soy yo quien te miente, no soy yo quien te engaña.

No te creo nada, ni siquiera lo que mis propios ojos acaban de ver.

Estas tan cegado por el amor que no quieres ver la verdad, eres un caballero, compórtate como tal, acaso ya olvidaste tus palabras, no eras tu quien decía que los sentimientos solo nublan la visión y no permiten ver claramente, que se debe pensar con la cabeza fría, que sentir estaba bien para el común de los mortales, no para un caballero¿no eres tu, qué demonios paso contigo? Camus- dijo Shaka en un tono recriminante- el verdadero amor no existe, por que siempre habrá alguien que te lastime, lloras ahora, pero si alguien te hace llorar no merece tus lagrimas, por que quien se las merezca, jamás te hará llorar, te necesitamos en el santuario, pero al verdadero Camus no al que tengo ante mis, eres uno de los siete caballeros mas fuertes del santuario y tu poder se ubica entre los primeros tres, no eches al vacío todo por un sentimiento que no vale la pena, que nunca valió la pena.

Es la primera vez desde que te conozco que desearía no conocerte.

Camus si aun dudas de todo lo que viste, por que no vas a su templo en la medianoche, pero no le preguntes, solo observa, nadie te mentira, ni será una ilusión, pero si aun insistes en creer en el, es que solo tu te has engañado.

Camus salio del lugar sin reparar en nada, se sentia tan confundido, como jamas lo habia estado, una parte de él le decia que era un estupido, Shaka jamas le mentiria, pero otra no podia evitar seguir creyendo en Milo, sin darse cuenta llego al templo de Aioria.

¿Qué sucede amor?- pregunto Milo preocupado al ver la pena y la tristeza adornar el rostro de Camus.

Nada Milo- contesto Camus, tratando de sonreír- estoy bien, solo un poco cansado.

¿De verdad?

Si- de improvisto abrazo a Milo, ante la urgente necesidad de sentirlo, de saber que sólo a él podia amarlo- Milo, tu ¿deseas decirme algo?

Ambos sintieron el mismo sentimiento ante esa pregunta, tuvieron miedo, miedo de la respuesta, de lo que vendría después de ella, miedo de la traición y de que la herida sea demasiado profunda que no permita perdonar. Milo reparo en la forma en que Camus, había planteado la pregunta, tenia miedo, Camus tenia miedo, sintió un ligero estremecimiento en su corazón al darse cuenta de ello, abrazo a Camus fuertemente en un intento desesperado de demostrarle amor y seguridad.

No Camus, no tengo nada que decirte- sintió pesar en cada una de sus palabras, la culpa comenzaba a no dejarlo respirar, el miedo había sido mas grande que su ¿amor?.

Esta bien.

Ambos se dirigieron en silencio hacia los demás que los esperaban dentro del templo.

Camus apenas y era conciente de la discusión que había a su alrededor, Milo, Mu, Aioria y Aldebaran, hablaban de una supuesta Atenea, quien se dirigía al santuario junto con otros caballeros, del hermetismo del patriarca, del por qué ocultar su rostro bajo una mascara, de su aparente personalidad dual, del papel de Shaka en el santuario, de la muerte de Aioros, algo en el santuario andaba mal y necesitaban saber que o quién lo provocaba, sin embargo en el santuario se había formado dos grupos en uno de ellos estaba el mismísimo Shaka, Mascara de Muerte, Shura y Afrodita, en el otro, estaban todos ellos, sin embargo Camus no habia fijado la posición que tenia en el conflicto.

Camus, que piensas de todo esto- le pregunto Mu.

No lo se, será mejor que me vaya, necesito pensar algunas cosas.

Se fue del lugar sin importarle la aparente molestia de sus compañeros, solo quería estar solo, pretendía pensar, sin embargo Milo fue detrás de él.

¿Estas bien?

Ya te dije que si Milo, es solo que necesito estar solo, por favor- dijo mientras reanudaba su marcha, deteniéndose ligeramente- estarás conmigo esta noche?

Tengo algo que hacer- contesto confundido.

Bien.

Pasaron las horas y el miedo que sentía Camus se hacia cada vez mas fuerte, quería ir, quería ver lo que hacia Milo, pero no podía, en un arrebato, se dirigió al templo de Escorpio, al llegar ahí, se acerco lentamente, sintiendo un gran nudo en la garganta, su corazón estaba completamente acelerado, estaba sintiendo demasiada ansiedad, detuvo su camino y vio ante el la entrada, cuántas habían sido las veces que él había entrado a ese templo sintiendo tanta calidez en su corazón y felicidad, por que si, él era feliz cuando pasaba por ese templo, era un sentimiento tan mágico el que podía sentir al estar ahí, por que recordaba tantas cosas que a los ojos de cualquiera podían parecer simples, pero a él le había marcado el corazón, como la primera vez que Milo lo había hecho sonreír. Pero ahora no podía hacerlo, tenia miedo y comenzaba a odiarse por ello mismo, iba a darse la vuelta, pero algo lo detuvo, era la esperanza, tratando de hacer el menos ruido posible entro al templo, estaba ligeramente oscuro, de pronto se detuvo, no podía creer lo que miraba, sus labios comenzaron a temblar ligeramente, su rostro se contrajo ante el dolor que sentía, observo la escena, algo dentro de él le impedía irse, forzándolo a ver, obligándolo a grabar en su mente lo que veía, castigándose de esa forma por su estupidez, no pudo mas y salió del templo sin decir una palabra.

Se llevo una mano a su pecho aferrándola levemente¿qué era ese dolor que ahora sentía, era como si algo dentro del él acabara de romperse, acaso era... su corazón?

Al darse cuenta de ello, perdió ligeramente el equilibrio, haciéndolo caer al suelo, regreso a ver el cielo y pudo ver que esta noche no había estrellas, haciendo ver a un cielo, demasiado oscuro, las ardientes lagrimas caían sin misericordia de su rostro, contraído por la pena, embargado por el dolor que ahora sentía, a su mente venían la imágenes de lo que había visto, con demasiada insistencia, provocándole dolor, fue en ese momento en que sucedió algo irreal, pudo contemplarse a si mismo, vio su figura delante de él, mirándolo dura y fríamente, que bien conocía esa mirada.

Te lo advertí- dijo con voz dura.

... yo... no...

Es tu culpa, te dije que no amaras... y aun así lo hiciste.

¡Cállate, grito poniendo sus manos en su cara.

¿Te duele, ya vez lo que pasa por amar a alguien.

Yo lo amo

¡Lo amas!- dijo con ironía y sarcasmo- ¡escúchate, que patético te oyes¡mírate, que miserable te ves, afróntalo, te equivocaste¡no te ama!.

El me ama , no lo entiendes, el me lo dijo.

Entonces qué demonios hace en su templo con...

¡No!... ¡cállate! Por favor... no lo digas... duele... me duele mucho.

¿De qué te sirvio amar'

Abrió los ojos desmesuradamente al escuchar esa pregunta, violentamente regreso a ver la imagen que se encontraba ante él, pero ahora no había nada, se llevo las manos a sus labios tratando de ahogar el maldito dolor que sentía, quería gritar, quería saber por qué, quería entender, no podía controlar las lagrimas que caían de su rostro, apoyo sus manos en el suelo, mientras su mirada reparaba en él, observo las lagrimas que caían y humedecían el suelo, todo había sido una mentira, una mentira que ahora podía reconocer, con sumo pesar se levanto del suelo y se dirigió a su templo, jamás el camino le había resultado tan largo, tan solo y tan silencioso, se sentía como un niño pequeño, tan vulnerable como aquella vez en que su madre lo había abandonado, el mismo sentimiento, el mismo dolor, la misma agonía de darse cuenta de que siempre estaría solo, entro, sin reparar en nada se dirigió a su habitación y abrió el pequeño buró que se encontraba al lado de la cama, saco un pequeño objeto de él, su rostro se mostró inexpresivo al tenerlo en sus manos, salió de la habitación y de su templo, fue entonces que se percato de que había comenzado a llover, salió del camino de las doce casas y se dirigió a una de las playas que se encontraban cerca del santuario, las mas hermosa y la que mejor recuerdos le traían.

Suspiro con tristeza al llegar al lugar, la lluvia caía intensamente sobre su cuerpo, como si deseara ofrecerle algún tipo de consuelo, cerro los ojos, tomo su cabello y sosteniendo la navaja que llevaba entre sus manos lo corto, sin remordimiento, ni reparo alguno, abrió los ojos y observo el mar que parecía confundirse con la noche, de improvisto una voz le hablo.

Camus... tu cabello...- dijo Mu al ver a Camus, estaba completamente sorprendido de lo que veía, Camus había cortado su largo cabello azulado- ¿qué sucedió, vamos a tu templo y conversemos, no podemos estar aquí.

El cielo esta llorando por mi... por que a mi no me quedan mas lagrimas...

Mu trataba imperiosamente de entender lo sucedido, por qué Camus actuaba tan irracionalmente, no lo entendia, intento acercarse, pero Camus se alejo.

... a diferencia de muchas emociones, sabes lo que me gusta del dolor, es que nunca te decepciona, jamás te miente, solo se deja sentir y cuando piensas que este se ha ido- regreso a ver a Mu, con una mirada que lo estremeció totalmente, era tan inexpresiva que parecía estar sin vida, no era fría como en antaño ni cálida como había llegado a ser, había tanta desesperanza en esa mirada, que implícitamente reflejaba el vacío que solo podía provocar una herida en el alma, una herida profunda sobre el corazón- siempre termina por volver a ti.

Camus eso no es verdad...

... pero no me mires de esa forma viejo amigo- lo interrumpió- no me tengas lastima que yo no te lo pido, simplemente me equivoque, eso es todo y muy tarde me di cuenta de mi estupidez, tu lo sabias y no me lo dijiste.

Con esas palabras al fin Mu entendió, se sintió tan detestable, por que tenia razón, él lo sabia y nunca dijo nada, suspiro pesadamente mientras trataba de buscar una explicación, pero al intentar hacerlo, Camus hablo.

No es tu culpa, ni siquiera lo es de Milo, es solo mis, sabes una cosa, a veces sentía un gran vacío por dentro, como si estuviera muerto, era tan extraño, por que estaba conciente de que aun respiraba, pero no sentía nada y de pronto vino él y me hizo sentirme amado, completamente feliz, que ya no me faltaba nada, si él me sonreía, si me abrazaba, si me besaba... o si tan solo me hacia reír, solo eso me hacia recordar que aun vivía, de que a alguien le importaba y yo simplemente le creí.

... Camus... yo...

Tranquilo Mu, no te reprocho nada, honestamente te lo digo, la culpa es solo mía-soltó el cabello y la navaja, ambos cayeron en la arena- a los que he amado, los he amado solo, es curioso que cuando ríes, el mundo parece reír contigo, pero cuando lloras el mundo te abandona.

No estas solo Camus, yo estoy contigo.

Tu nunca has estado conmigo y ahora, no te necesito, ni a ti, ni a nadie...

No podía dormir, lamentaba haber lastimado a Camus y quizás esa era la causa de que el sueño no acudiera a él, al intentar cerrar los ojos veía esa mirada que le producía una extraña sensación en su pecho, no lamentaba el haberle mostrado la verdad a Camus, era solo que no deseaba herirlo, se sentó en la cama con lentitud, sus pies sintieron la frialdad del piso, su mirada se dirigió a la amplia ventana que había delante de él, había dejado de llover, ahora el frío parecía reflejar la tristeza del cielo, como si contemplara con desesperanza todo lo que el hombre es capaz de hacer.

Shaka regreso a ver al hombre que dormía a su lado, sin sentir nada al hacerlo, contemplo la mascara que siempre ocultaba el rostro de aquel que decía ser el maestro, solo una mascara fría, carente de emociones, escondiendo profundamente una verdad que el mismo Shaka parecía tener miedo de descubrir.

Se levanto de la cama cuidando de no despertarlo, no por miedo, sino por hastío, tomo una bata del piso y cubrió su cuerpo desnudo, salió de la habitación, quedando justo en la entrada del templo, sus pies se mojaron al hacerlo, pero no le importo, avanzo un par de pasos mas y luego se detuvo, contemplo el paisaje, la tristeza comenzo a embargarlo al contemplar el templo de Camus.

Perdóname... –susurro suavemente, sin dejar de mirar el templo de Camus- lo siento tanto, yo no deseaba hacerte sufrir, si tan solo no lo amaras, no te dolería tanto, pero ¿sabes, es mejor así, de esa forma no sentirás su muerte...

Muchísimas gracias a las personitas que leyeron el anterior capitulo y este también, espero que este no haya quedado "pior" que el anterior y si es así, pues háganmelo saber, muchas, muchas gracias.