DISCLAIMER: Es exactamente lo mismo que en los demás capítulos.

CAPITULO 5.

SALUD!!

Los castaños rizos caían en cascada sobre su cara bañándolo con su delicioso perfume, sus manos recorrían sin fin la suave piel del pequeño cuerpecillo que descasaba sobre el suyo mientras sus ojos se encontraron con la mirada intensa de Hermione, pudo sentir su respiración agitada acompasada con la suya y una oleada de sensaciones lo invadió recorriendo su espada como pequeños toques eléctricos que iban aumentando de intensidad en una dulce tortura, no podía aguantar más cuando... abrió los ojos y se encontró en su cama entre desordenadas sábanas de seda negra totalmente revueltas y SOLO.

-Maldición, porque siempre despierto en el momento más inoportuno?- dijo soltando un puñetazo en su cama.

-Pues despertaste bastante a tiempo, estaba a punto de vaciarte un vaso de agua encima - dijo Blaise abriendo una cortina del dosel de la cama de Draco- a juzgar por el volumen de tus gritos creo que tenias un sueño bastante agradable, no tengo ni que preguntarte con quien soñabas.

-Eso no te incumbe- dijo despectivamente mientras se levantaba y se ponía una bata de seda verde que hacía juego con el pantalón de su pijama que era lo único que llevaba puesto.

-No, si no te estoy recriminando, es pura envidia...- no pudo terminar la frase cuando el chico rubio ya lo tenía tomado por las solapas de su bata de dormir.

-No voy a volvértelo a repetir Zabini, no te le acerques, ella es mía.

-Por ahora jefe, nunca ha sido tu estilo aguantar a una mujer por mucho tiempo, y cuando te canses voy a estar ahí esperando.

-Entonces espera sentado- dijo Draco soltando al chico y mirándolo con desprecio salió del dormitorio, necesitaba urgentemente una ducha fría, pero no ahí, así que se dirigió al baño de los prefectos para tranquilizarse un poco.

En todo el colegio no había un lugar que le recordara tanto su propio hogar como el baño de prefectos, era una enorme habitación revestida de mármol blanco, en el centro había un amplio corredor flanqueado por altos biombos a cada lado que separaban a la derecha el baño de hombres y a la izquierda el baño de mujeres, al fondo del corredor había un enorme espejo empotrado en la pared sobre repisas en las que se encontraban cuidadosamente dobladas suaves toallas de colores y escrupulosamente ordenadas pequeñas botellas que todos suponían contenían productos de belleza pero nadie se había aventurado a probar alguno, el centro del baño de los chicos estaba ocupado por una enorme piscina rodeada de pequeños grifos dorados incrustados de gemas de diferentes colores, cada uno de ellos proveía de diferentes tipos de jabones y geles de baño de todos aromas, alrededor había mullidos divanes con los colores de las cuatro casas del colegio y unas pesadas cortinas al fondo separaban las duchas del resto de la habitación.

Se metió de golpe en la enorme piscina donde el agua fría lo cubrió hasta el cuello, sólo así el calor que todavía manaba de su cuerpo comenzó a bajar y se sintió más relajado, cerro los ojos y recargó su cabeza contra el borde e inmediatamente la figura de Hermione vino a su mente, como le pasaba a todas horas en los últimos dias.

El sentimiento que se había desarrollado en él era algo totalmente desconocido, parecido quizá a lo que sentía cuando su madre lo abrazaba, pero en una intensidad que nunca pensó que pudiera existir y en cierta forma lo asustaba, durante el fin de semana evaluó los pros y los contras de su relación con Hermione, el hecho de enfrentar los prejuicios de su familia y nivel social contra la procedencia de Hermione no le preocupaban, pero pensar en la seguridad de Hermione era otra cosa, lo primer que pensó fue alejarse de ella para mantenerla segura pero después el orgullo Malfoy salió a flote, quien podría cuidarla mejor que él? Ni Weasley ni Potter serían capaces de hacer lo que él estaba dispuesto a hacer por protegerla, así que estaba decidido, no habría poder en la tierra, humano o no que pudiera separarlo de la única persona que amaba y lo amaba en el mundo.

Sumido en esos pensamientos perdió la noción del tiempo, cuando abrió los ojos ya los primeros rayos del sol se colaban por el domo de cristal que el baño de prefectos tenía como techo.

El baño frío había logrado calmar sus alocadas hormonas, salió de la poza y entró en la ducha, estaba poniéndose la bata cuando escuchó la puerta abrirse detrás del biombo que separaba el baño de hombres del de mujeres, escuchó como se abría la ducha y la esencia del shampoo delató a la recién llegada.

-Hermione?- preguntó en voz alta

-Draco?- le respondió la chica sorprendida.

-Pensé que no te gustaba venir al baño de prefectos.

-Es demasiado grande para mi gusto, pero Lavender y Parvati tienen tomado el baño del dormitorio y yo necesitaba salir temprano- contestó Hermione terminando de enjabonarse.

-Salir temprano? Alguna cita?- preguntó Draco cruzándose de brazos.

-Algo así...-sonrió divertida imaginando la cara del rubio.

-Tratas de molestarme Granger?

-mmhh celitos? – pensó - Iba a buscarte a tí tonto.

-Pues ya me encontraste- contestó Draco aliviado saliendo hacia el corredor que compartían los baños.

Escuchó la ducha cerrarse mientras miraba su reflejo en el espejo, se maldijo a sí mismo por las mariposas que invadían su estómago cada vez que tenía cerca a la castaña y por esa nueva sensación de enojo que acababa de sentir al pensar en Hermione saliendo con otro.

Hermione salió de detrás del otro biombo hacia donde él estaba y se recreó con la vista del chico de pié frente al espejo, enfundado en su bata de dormir que llegaba hasta el suelo y los mechones de su rubio cabello cayendo sobre su cuello y en húmedos mechones sobre su cara desde donde unos ojos grises la miraban desde el reflejo frente a él.

-Necesito pedirte algo- murmuró Hermione terminando de anudar su propia bata.

-Tu dirás - el chico continuaba mirándola por el espejo tratando de mantener la compostura ante la chica en bata de dormir y toda mojada que estaba detrás de él.

-Necesito infusión de catarsia, sabes donde puedo conseguirla?- dijo sonrojándose levemente.

-Hasta cuando vas a seguir resolviéndole la vida a Potter y Weasley?

-Sabes que los castigaron sin motivo además no les resuelvo la vida, se llama amistad.

-Pero no son amigos mios...

Hermione bajó la vista, al parecer la vieja rivalidad de Draco con Harry y Ron todavía era más grande de lo que ella pensaba.

-La poción Morpheus es algo complicado incluso para alguien tan hábil como tú, sólo se prepara en cursos avanzados – dijo dándose vuelta y caminando lentamente hacia Hermione, después de una pausa dijo tranquilamente – los espero a los tres a las 10 de la noche en el aula de pociones.

Hermione levantó la vista y emprendió una carrera que terminó con un salto a los brazos de Draco quien la sostuvo por la cintura mientras ella le rodeaba el cuello con los brazos y plantaba un sonoro beso en sus labios.

-Sabía que podía contar contigo- dijo la chica sonriendo con la boca y con la mirada al chico que la veía extasiado.

-Pero que quede muy claro que es sólo por ti.

-Muy claro, perfectamente claro- dijo la castaña apoderándose nuevamente de los labios del rubio.

Cuando por fín se separaron Draco estaba totalmente sin aliento y un ligero color rosado se abría paso en su rostro.

-Tengo que irme, necesito pasar a la biblioteca, te veo más tarde?- dijo Hermione sonriente.

Draco se limitó a asentir con un movimiento de cabeza y depositar un rápido beso en la frente de la chica, quien salió del baño rápidamente.

-Grandioso! Necesito otra ducha fría!- dijo Draco sacudiendo la cabeza y dirigiéndose a las duchas.

.......

-Segura que no puedes quedarte? - dijo el chico rubio poniendo su mejor cara de cachorrito a la chica castaña en cuyas piernas se encontraba tranquilamente recostado.

-Hice todo lo que pude, pero si hay una fecha que mis padres no me perdonan es la navidad, pocas veces me han dejado faltar a casa para estas fechas- contestó Hermione mientras peinaba la melena de Draco con los dedos – sólo van a ser dos dias, vas a estar bien?

-El colegio queda prácticamente vacío así que voy a tener libertad para romper unas cuantas reglas por tres grandiosos dias- dijo el chico ante la mirada seria de su novia – lo que me preocupa es que tú vas a estar sola, prométeme que vas a avisarme de cualquier cosa extraña que te suceda, recuerda que mi padre todavía anda suelto y ya debe saber lo nuestro con el reportaje de El Profeta.

Hacía algunas semanas que Rita Skeeter había visitado el colegio, originalmente iba a hacer un reportaje sobre la evolución de la educación en el colegio antes y después de Voldemort pero al estar haciendo las entrevistas a los profesores se dio cuenta que Draco y Hermione eran la pareja del momento en el colegio, haciendo algunas preguntas por aquí y por allá armó un artículo que ocupó las dos páginas principales del periódico haciendo que el mundo mágico se enterara de la relación del único heredero de la dinastía Malfoy y de la chica de padres muggles con el mejor promedio en Hogwarts.

-No has tenido problemas con tu familia por ese artículo? – dijo Hermione ignorando la preocupación del chico.

-Tuve una reunión con ellos la semana pasada y les dejé bastante claro que si quieren seguir viviendo de los negocios de la familia más les vale que no se metan con mi vida personal, y como no soportarían tener que trabajar para vivir no tuvieron otra opción que dejarme en paz.

-Bastante convincente.

-Puedo ser muy convincente cuando me lo propongo.

-Hey! Ustedes dos! Ya casi salen los carruajes para Hogsmeade, vas a perder el tren Hermione- oyeron la voz de Ron que gritaba desde las escaleras del campanario- a quién diablos se le ocurre romancear junto a campanas de tres metros?.

Con la llegada de las nevadas habían tenido que parar con los encuentros en el lago, ha pesar de que Draco se había vuelto algo más tratable no les parecía una buena idea verse en la sala común de Griffindor y ni pensar en la sala común de Slytherin, así que encontraron que los campanarios además de tranquilos y alejados eran bastante templados para poder verse.

-Vamos!- contestó Hermione poniéndose de pié con la ayuda del rubio.

Los tres chicos ayudaron a Hermione a subir sus cosas a la carroza y vieron partir la caravana que llevaba a los alumnos a la estación del tren mientras que la castaña sacaba la cabeza por la ventanilla y les gritaba las últimas recomendaciones.

-Pórtense bien! No hechicen a nadie! Les envío sus regalos en navidad! Besooooos....No se maaateeenn! – fue lo último que escucharon mientras la castaña melena ondeaba al viento y se alejaba.

Los chicos se miraron entre sí y no pudieron reprimir una carcajada, no eran los mejores amigos pero a partir de la tarde en que prepararon la poción Morpheus podían mantener una plática decente sin terminar hechizándose mutuamente.

-Nos vemos en la cena?- dijo Harry afirmando más que preguntando.

Los otros dos chicos afirmaron con la cabeza y se separaron hacia sus salas comunes.

El castillo lucía ya sus espectaculares adornos de navidad, doce árboles de navidad decorados con velas doradas y búhos vivos que cantaban a coro villancicos navideños adornaban el gran salón, el techo encantado tenía una continua nevada con pequeños copos que caían suavemente y desaparecían en cuanto tocaban los hombros de los alumnos.

Las cuatro mesas habían sido replegadas hacia las orillas de manera que únicamente estaba servida al fondo la mesa de los profesores en la que los pocos alumnos que quedaban en el colegio compartían la cena con los profesores, al centro estaba el profesor Dumbledore a su derecha sentado Harry y Ron acompañados de la profesora McGonagall, a la izquierda estaba el profesor Snape conversando animadamente con Draco, Dean y Seamus estaban en un extremo de la mesa tratando de ligar con dos chicas de Hufflepuff de segundo año que también se habían quedado y en el otro extremo estaba Hagrid con la señora Pomfrey y tres chicos de Ravenclaw que escuchaban pasmados las historias de desaparecidos que el semigigante contaba a todos en la mesa.

Muy cerca de media noche dieron por terminada la cena después de haber disfrutado de exquisitos manjares preparados directamente de las cocinas del colegio, el profesor Dumbledore se dirigió a todos los asistentes.

-Creo que ya es momento de retirarnos a descansar, felíz navidad a todos y nos vemos mañana por la mañana, buenas noches- dijo el anciano profesor y se retiró a sus habitaciones como todos los demás.

Draco se enfiló rumbo a las mazmorras a descansar, cuando Harry y Ron lo alcanzaron.

-Hey hurón!- dijo Ron – vamos a seguir festejando en la sala común, vienes?

-A contar cuentos de terror y asar bombones en la chimenea? Paso!- dijo volviéndose a mirarlos de frente.

-George y Fred mandaron por adelantado mi regalo- dijo Ron mostrando una botella de whisky de malta - sólo nos faltan las copas.

-Voy por ellas a mi cuarto y los alcanzo allá – respondió Draco dirigiéndose a su habitación.

La sala común de Griffindor tenía un ambiente muy acogedor, la chimenea estaba encendida y era la única fuente de luz en la habitación, los pesados tapices que colgaban de las paredes daban una sensación de tranquilidad, en los sofás alrededor de la chimenea se encontraban Harry, Ron, Dean y Seamus esperando las copas que Draco traería aunque ya estaban adelantándose con algunas cervezas de mantequilla que Dean trajo del último viaje a Hogsmeade cuando escucharon un alboroto en la entrada.

-Déjame entrar sucio pedazo de tela!- gritaba Draco en la entrada.

-Contraseña!- gritaba obstinada la mujer gorda de la pintura.

-Bordetella pertusis! – dijo Harry desde el interior dejando pasar a Draco hacia la sala común bajo la mirada retadora de la pintura de la entrada.

-Traje una donación de la cava de la casa de Slytherin- dijo Draco poniendo las copas sobre la pequeña mesita y sacando dos botellas de coñac de las bolsas de su túnica.

-Excelente!- dijo Harry – cada quién tome una copa y vamos a brindar.

Todos los chicos obedecieron y llenaron sus respectivas copas.

-Por que brindamos?- preguntó el pelirrojo.

-Por estar vivos- dijo dramáticamente Harry.

-SALUD!- gritaron todos ya apuraron sus copas. Después llovieron brindis por todos lados, por los muertos, por los vivos, por los postres, por el quidditch, por los profesores, por Griffindor, hubo uno por Slytherin que a regañadientes apoyaron, por las chicas y aquí fue donde comenzaron los brindis personales.

-Brindo por la bruja más inteligente del colegio que es mi novia y a quien más les vale que no se acerquen a menos de un metro- dijo Draco levantando su copa sintiéndose ya algo mareado.

-Yo también brindo porque es además la mejor amiga que haya tenido nunca – completó Harry arrastrando un poco las palabras y abrazando a Draco.

-Entonces yo también brindo porque sin su ayuda no habría podido cumplir con todas mis tareas en el colegio- dijo Ron levantando su copa y pasando el brazo por los hombros de Harry.

-POR HERMIONE!! SALUD!!- corearon todos vaciando sus copas.

Escucharon un golpeteo proveniente de los ventanales de la sala, un gran número de lechuzas trataban de entregar un montón de paquetes que colgaban de sus patitas.

-Los regalos!- gritaron y se abalanzaron a abrir el ventanal, una lluvia de paquetes y cartas cayeron sobre los destinatarios de los regalos y en un momento tan rápido como entraron las lechuzas abandonaron la habitación a excepción de Hedwig y Pig que revoloteaba sobre las cabezas de los chicos.

Harry, Ron y Draco se sentaron en círculo para abrir los regalos que les habían llegado. Harry era quien tenía más así que comenzó a abrirlos todos encontrando un estuche nuevo para cuidar su escoba regalo de Hermione, grageas de todos los sabores de parte del profesor Lupin, un objeto que parecía ser un pastel de parte de Hagrid, el ya clásico suéter rojo tejido con una H en el centro de la señora Weasley que se puso inmediatamente y un calcetín sucio con cariño de su tío Vernon que hizo que todos se doblaran de risa.

Siguió el turno de Ron, quien recibió un libro de Artefactos Muggles y sus usos de parte de Hermione, un colmillo de Dragón en una cadena como el de su hermano Bill que su hermano Charlie le mandó de Rumania y su consabido suéter naranja con una gran R que botó inmediatamente al otro extremo e la habitación bajo la mirada reprobatoria de Harry y Draco.

-Tu turno hurón, que tienes ahí?- dijo Ron tratando de desviar la atención.

-Es la primera vez que recibo regalos de alguien que no es mi madre- dijo algo extrañado mientras abría uno de los dos paquetes que le habían llegado.

-Es de Hermione!- dijo sacando un portarretratos plateado en el que había una foto de los dos en pleno beso, aunque la foto tenía movimiento en ningún momento sus labios se separaban, sólo se veían copos de nieve cayendo a su alrededor mientras sus túnicas se mecían con el viento.

-Es una de las fotos del artículo de El Profeta, debió haberla conseguido con Colin, últimamente son su mejor negocio- dijo Ron sonriente.

Draco no dijo nada pero sonriente metió el portarretratos en su túnica para que nadie lo tocara.

-El otro de quien es?- preguntó Harry.

-No lo sé, no tengo nadie más que me mande regalos de navidad- dijo Draco abriendo un pequeño paquete algo arrugado del que sacó una larga bufanda tejida de color verde oscuro que en los extremos tenía tejida una D en plateado, al verla Ron enrojeció inmediatamente.

-Creo que mi mamá ha estado leyendo El Profeta, así que bienvenido a los extraños regalos Weasley, si quieres puedes tirarla por allá junto al suéter- dijo cabizbajo.

-El regalo de una madre no se tira comadreja, sea quien sea- dijo el rubio enrollando la bufanda en su cuello – además ya necesitaba una bufanda nueva.

-Brindo por eso!- dijo Harry rompiendo la tensión del momento.

-Salud!- corearon los chicos, y siguieron a ese muchos otros brindis, hasta que ya avanzada la madrugada estaban en la sala únicamente Ron tumbado en un sillon y Harry y Draco frente a la chimenea con un brazo en el hombro del otro y lo que quedaba de una botella de coñac en la otra mano.

-Despues de todo no eres tan detestable- decía Harry arrastrando las sílabas y tratando de mantener el equilibrio aferrándose al hombro del rubio – más te vale que la cuides.

-o Moriré en el intento- alcanzó a balbucear Draco totalmente mareado- tengo que irme, ya está amaneciendo.

Dejó a Harry tumbado en el otro sillón y se dirigió hacia las mazmorras recargándose en las paredes hasta llegar a la casa de Slytherin que se encontraba prácticamente vacía, entró al dormitorio y con la cabeza dándole vueltas comenzó a desnudarse desde la entrada dejando un camino de ropa hasta la cama donde se desplomó.

Pasaron varias horas hasta que un grito lo despertó perforando hasta lo más profundo de su cerebro.

-DRACO MALFOY!! QUE DEMONIOS ESTAS HACIENDO DESNUDO EN LA CAMA DE PARKINSON??

........

N/A: Antes que nada miles de perdones por la tardanza pero ya saben como es esto del trabajo, pero por fín aquí está el quinto capítulo que espero les guste.

Miles de millones de gracias a todos los reviews que recibí, el capítulo anterior es el que más ha recibido así que veamos que tal le va a este, para las admiradoras de mi Draco les aviso que tengo otra historia que se llama "la esperanza de hielo" donde el protagonista también es Draco pero no tiene a Hermione como pareja. Dense una vuelta a ver si les agrada, si no, no se preocupen de esta historia todavía falta mucho por contar y tengo otra en espera para publicar tambien Dr-Hm, en cuanto esté lista yo les aviso, mientras tanto a dejar rw que es lo que me trae inspiración!!!.

Besos a todas, cuídense y nos leemos pronto.

Icy.