Volviendo con la sección de ideas, fragmentos, y demás tonterías, en parte porque no estoy del todo seguro de cómo seguir una de mis historias, Naruto el conquistador, y no he encontrado a un personaje para mi serie de Fate, como sea, eso no es lo principal. Empecemos con los fragmentos.
— Kiba no está interesado en conseguir un trabajo —Tsume suspiró cansada mientras agarraba una copa de vino que estaba sobre la mesa, dando un trago más apropiado para una cerveza que para un vino— Ya intenté que trabajará en la veterinaria con Hana y conmigo, y tengo que acarrearlo, ya no sé qué hacer para que consiga un empleo —Gimió por lo bajo la mujer castaña.
La mujer castaña estaba sentada en un cómodo sillón blanco para tres personas, la mujer tenía una figura atlética y firme, su cabello corto y despeinado, ojos castaños miraban con cansancio y pena a las otras mujeres en la sala, vestía un pantalón deportivo negro y una blusa de tirantes blanca, exhibiendo unos brazos con su significativa cantidad de músculos sin dejar de verse femenina.
— ¿No crees que están un poco jóvenes para buscar trabajo? Apenas tienen 17 años —Cuestionó una mujer que estaba en el sillón al lado del de Tsume, solo que estaba en un sofá individual. La mujer tenía largos cabellos rojos y brillantes, de piel clara y suave, sus ojos violetas miraban a su amiga sin estar muy segura, vistiendo unos pantalones vaqueros azules y una blusa blanca.
— ¿Lo preguntas en serio, Kushina? —Cuestionó una tercera mujer, la que estaba frente a Tsume, era una mujer de piel pálida, de cabellos y ojos negros, y sin lugar a dudas era la que vestía más diferente, un traje completo negro con camisa blanca— Me sorprende que seas tú quien lo dice, sí Naruto ya tiene casi un año trabajando en el spa Samsara —Proclamó ella con tal certeza que hasta tomó por sorpresa a la pelirroja.
— ¿Qué? No, por supuesto que no —Afirmó Kushina mirando a su amiga con una expresión claramente desconcertada— A ver, me lo podría esperar de Boruto, con lo estudioso que es, pero no Naruto —La pelirroja admitió con un gesto apenado ante un favoritismo como ese— Especialmente cuando es un poco vago —Con sus mejillas sonrojadas, apenada.
— ¿Me estás diciendo que en serio no estás enterada de que tú hijo lleva un año trabajando? —Cuestionaron las otras dos mujeres, girando sus miradas a la mujer pelirroja que solo se sonrojó más ante la atención dada.
— En serio, no lo sabía —La pelirroja parpadeó mientras entendía que estaba tan separada de su hijo que ni siquiera se había enterado de que había comenzado a trabajar— ¿Qué hace exactamente? —Cuestionó, intentando disimular la vergüenza que sentía.
— Masajista, lleva siendo mi masajista cada vez que voy al spa desde hace más de tres meses —Tsume dijo con una sonrisa descarada, y quizás un poco mordaz, mientras ponía los pies sobre la, claramente costosa, mesa.
A partir de ese punto las conversaciones fueron apagando, siendo reducida a una charla entre Mikoto Uchiha y Tsume Inuzuka, sobre convencer a sus hijos para buscar empleó. Kushina no sabía cómo seguir la conversación, o más bien, como volver a unirse a ella, esa simple conversación que había empezado como una reunión de amigas después de sus actividades en la mañana mientras los hijos seguían en la escuela le habían dado el sorprendente golpe de que no se había enterado de ello, incluso cuando ella, al igual que sus amigas, visitaba el spa con suficiente regularidad.
Y mientras sus amigas seguían charlando, ella no había podido evitar preguntarse qué otras cosas no sabía sobre Naruto, y mientras más se ponía a pensar se daba cuenta que mientras que hasta podía decir de que tipo y color era la ropa interior que usaba su pequeño Boruto ese mismo día, pero no podía recordar cuando era la última vez que había hablado con su hijo, mientras las horas pasaban más se daba cuenta que menos sabía de su hijo.
Aunque ya debía imaginárselo, cuando los chicos volvieron de la escuela, se dio cuenta de que Naruto no había vuelto con ellos, y, mientras Sasuke se separaba para tener una conversación con su madre, Mikoto, una conversación que estaba segura que, de haber puesto atención a la conversación entre Mikoto y Tsume sabría de qué iba. Y la propia Tsume se apartó para tener una seria discusión con su hijo, intentando convencerlo de conseguir un empleo, se acercó a Boruto.
— Hola mamá —Saludó con una sonrisa dulce— Me fue bien en la escuela, tendremos una exposición el viernes, Sasuke y Kiba se quedarían a dormir para completarlo —Opinó, y una parte de Kushina quería recordarle que no podía decidir eso por sí solo, y también quería preguntarle sobre el tema de la exposición, pero tenía otras cosas en mente.
— Hola querido —Devolvió el saludo mientras llevaba su mano a la mejilla rubia para acariciarla— ¿Sabes dónde está tu hermano? —Cuestionó mientras desviaba la mirada a la puerta, esperando que su otro hijo llegara y le contara sobre su día.
— El idiota de Naruto se fue, no sé a dónde ¿Por qué? —Cuestionó Boruto sin darle importancia al insulto que le había dado a su hermano, un insulto que parecía con toda la intención de ser grosero, y Kushina no pudo evitar fruncir el ceño ante el insulto.
— Simplemente quería hablar con él —No quería ahondar mucho en el tema de lo mala madre que se sentía, y mucho menos con uno de sus hijos.
Se sintió extrañamente perdida, la extraña resolución de que no solo sus hijos no parecían tener tan buena relación como esperaba, sino que realmente, no tenía idea de qué es lo que hacía su hijo, y mientras más intentaba recordar algo sobre Naruto, menos encontraba.
Mientras que podía imaginar que sus hijos aún se parecían físicamente, después de todo eran gemelos, de cabellos cortos rubios, ojos azules brillantes, de piel bronceada y con unas distintivas marcas en las mejillas, siendo lo único que permitían diferenciarlos, porque mientras que Boruto tenía dos en cada mejilla, Naruto tenía tres. No creía poder decir lo mismo en cuanto a sus gustos y preferencias, hasta estaba insegura de sí seguía usando el mismo tipo de ropa.
Las horas seguían pasando, ni siquiera al atardecer llegó, Minato, quién era idéntico a sus hijos, salvo por unos pocos rasgos, siendo que Minato no tenía marcas en las mejillas y tenía un rostro, como unas facciones, un tanto afeminadas, pero no lo suficiente para dejar de verse como un hombre, y Minato tampoco parecía afectado por la falta de uno de sus hijos. No fue hasta aún más entrada la tarde, con la noche ya totalmente puesta, cuando Mikoto y Tsume se habían marchado, cuando los chicos ya habían subido a la habitación de Boruto, dónde probablemente se quedarían a dormir, y que Minato y ella se quedaron solos en la sala, viendo televisión, que se animó a preguntar.
— Minato —Lo llamó mientras este elegía una de los tantos discos de películas que tenían— ¿Has visto a Naruto últimamente? No logro recordar la última vez que lo vi —Podría no ser lo más adecuado, pero prefería pasar como una mujer olvidadiza que como una mala madre ante su esposo.
Minato se detuvo en seco, se giró a verla con una pregunta en sus ojos, abrió la boca muy levemente, Kushina esperaba, realmente esperaba, que lo próximo que saliera de su boca no fuera un "¿Quién es Naruto?" porque si no tendría que llamar a la policía, y probablemente a servicios sociales, el rubio agachó la mirada, se llevó la mano al mentón, antes de voltear a verla con pánico.
— No lo sé —Admitió, y justo cuando Kushina estaba considerando sacar su teléfono para llamar a la policía y que buscaran a su hijo, la puerta se abrió.
Ambos adultos se quedaron callados antes de mirar a la puerta, por ella entró alguien un chico de cabellos rubios cortos y desarreglados, piel bronceada, ojos azules y marcas en las mejillas, tan idéntico a Boruto como recordaba, pero lo suficientemente diferente para no dejar lugar a las dudas, vaqueros negros, zapatillas del mismo color, una camiseta de manga corta. El chico ni siquiera hizo el más mínimo gesto de reconocerlos, cerró la puerta tras de sí y comenzó a caminar con mochila en hombro.
— Naruto ¿Qué horas son estas de llegar? —Cuestionó Minato viendo con seriedad a su hijo, mismo que se detuvo en seco antes de girarse a verlo confuso, ladeo la cabeza antes de responder.
— Siendo que llevo dos años regresando a "estas horas" supuse que no estaría en problemas, nunca me has dicho nada —Proclamó con descaro mientras hacía comillas con las manos. Kushina no pudo evitar pensar que sí no se habían dado cuenta de eso, su hijo podría estar metido en cualquier cosa, por muy ilegal que fuera.
— ¿Dos años? —Se quejó Minato en algo bastante parecido a un chillido— ¿Por qué estabas hasta tan tarde fuera? —Cambiando de tema le preguntó, cruzando de brazos, pasando a estar más ofendido que preocupado.
— Después del trabajo un cliente pidió un trabajo extra, y personal, terminé hasta hace poco —El chico no parecía ver qué es lo que hay de raro con sus comentarios, lo que preocupaba a sus padres, y, como sí quisiera mofarse de ellos, y Kushina sentía que así era, sonrió con descaro antes de añadir— Trabajo de masajista en el spa Samsara, por sí no lo sabían
— ¿Por trabajo extra y personal te refieres a ...? —Kushina no quería pensar en eso, pero era lo único que se le venía a la mente, y si ya de por sí no le gustaba demasiado el trabajo de masajista para su hijo, le gustaba aún menos la idea de que fuera un prostituto.
— ¿Sexo? —La sonrisa burlona y descarada solo preocupaba más a Kushina, y ofendía más a Minato— No, no hago eso, hago una lectura de adivinación, te sorprendería cuantos de los ricos que van al spa quieren tentar el ocultismo, incluso si creen que es una farsa —Se excusó con una sonrisa más tranquila y relajada.
— Eso es estafa, Naruto —Minato veía con desaprobación a su hijo, y en lugar del escalofrío que aún lograba recordar de sus hijos al recibir esa mirada en el pasado, Naruto no reaccionó en lo más mínimo, en realidad le dio una mirada burlesca.
— No los estoy estafando, ellos saben exactamente a que van y lo que obtendrán, solo quieren que les haga un teatro —Proclamó con sencillez, y Kushina no podía evitar pensar que algo de razón tenía, ella misma habría disfrutado en su juventud tontear y juguetear con lo oculto incluso sí sabía que no obtendría nada— Como sea, tengo pensado ir a mi habitación a dormir, ¿O necesitas algo más?
— Minato, recuerda que nosotros, cuando éramos jóvenes también tonteábamos con eso, aún recuerdo cuando nos reuníamos con la tabla ouija —Kushina intentó calmar a su esposo, quien solo suspiró agotado, dispuesto a ceder como hacía con los caprichos de su otro hijo— Naruto, por favor intenta volver a casa más temprano, nos gustaría que nos acompañaras en la cena —Pidió mientras sonreía suavemente.
La expresión de Naruto pasó de la sorna y descaro que había estado manteniendo constantemente desde que había llegado, había pasado a una expresión confusa antes de volverse agotada, pero asintió.
— Lo intentaré —Suspiró antes de seguir su camino hacia las habitaciones— Ya cené —Añadió con desinterés antes de detenerse en el segundo escalón— Igual llegaré tarde mañana, Tsume me pidió que fuera a su casa a darle un masaje después del maratón —Añadió.
Bien, este es un fragmento de la historia que tenía en mente sobre el Naruto brujo bisexual que ya ha tenido unos cuantos fragmentos en este apartado, una parte de mí piensa en que fuera parte del inicio de esa historia, pero no estoy seguro.
Siguiendo con la idea que tenía de cambiar el padre de Percy, en este caso con dos fragmentos diferentes, por lo tanto, con padres diferentes.
— ¡Por supuesto que nos tomaremos una foto! Solo permítanos arreglarnos, ¿Dónde está el baño? —Cuestionó Percy mientras abrazaba por los hombros tanto a Grover como a Annabeth. Confiaba en que el sátiro supiera lo que estaba intentando, pero sabía cuánto de mal podría tomarse la idea de su apariencia.
— Oh, mis niños, no tienen por qué hacerlo, se ven magníficos así —El monstruo, porque Percy estaba convencido que era uno, aunque no supiera cuál era, pero antes de que pudiera responder Annabeth lo hizo por él.
— No, no, no soportaría verme tan desarreglada para una foto, por favor, serán solo unos minutos —Honestamente, Percy tuvo que hacer un gran esfuerzo por esconder la mueca que quería cruzar su rostro— ¿Dónde dijo que está el baño? —El monstruo apuntó a una dirección y caminando tan rápido como pudieron, aunque sin correr, entraron los tres.
— Dime por favor que no soy el único que siente que nos metimos de lleno en la boca del monstruo —Sin tener que actuar Percy no pudo evitar jadear mientras hacía una expresión espantada, llevando sus manos a sus dorados cabellos para hacerlos para atrás.
— ¡Por supuesto que lo sé! No habría actuado como la boba de Drew si no lo supiera —Susurró histérica Annabeth mientras cubría su rostro.
— ¡Y ustedes no me querían escuchar! —Gimió Grover dedicándoles a ambos una mirada acusadora y mucho más agresiva de lo que esperarías de un protector ambiental.
— Cállate niño cabra —Annabeth lo silenció mientras le dirigía una severa mirada con sus ojos índigos— Emporio de gnomos de jardín de la tía M, emporio de gnomos de jardín de la tía M —Comenzó a repetir una y otra vez, y tan solo un segundo después gimió frustrada— Medusa, de todos los monstruos que nos podíamos topar es Medusa —Gruñó volteando a ver la puerta.
— ¿Podemos salir por alguna ventana? —Percy hizo la pregunta mientras se movía por la habitación hasta buscando una posible salida— No hay ninguna ¿Qué podemos hacer? Tenemos que enfrentarla —Cuestionó mientras veía su grupo.
Un Sátiro como guía. Annabeth, la hija de Afrodita, de cabellos rubios y unos misteriosos ojos índigo que te hacían sentir que por su mente recorrían miles de pensamientos indescifrables, vistiendo su playera naranja del campamento y unos vaqueros, salvo por la belleza que tenía que hacía que no pudieras ignorarla en la habitación no creerías que era una hija de Afrodita.
— Con sus garras estoy muerta antes de que pueda apuñalarla, tú eres hijo de Apolo, dispárale una flecha —Gruñó la hija de la diosa del amor mientras apuntaba a Percy.
Percy la miró fijamente con sus ojos azules mientras se jalaba los cabellos rubios, igual que Annabeth vestía una playera naranja del campamento y unos vaqueros azules, le habían dicho a Medusa que eran hermanos, aunque se lo habían dicho antes de saber que era un monstruo, y salvo por el tono de piel y los ojos, podrían hacerse pasar por hermanos sin mucho problema.
— Si estuviera dormida, o dándome la espalda ¡Por supuesto! —Rugió Percy con expresión preocupada, sintiendo como el suelo se le caía a pedazos debajo de él— Tengo que ver en su dirección para disparar, y aún no sé dar uno de esos silbidos mágicos de mis hermanos —Se dejó caer en el suelo, revolviendo con desesperación sus cabellos.
— Estamos muertos —Gimoteó Grover con desesperación, sentándose sobre el inodoro.
— Calma, vamos a planear algo —Annabeth dio unas pocas palmadas en el aire para llamar su atención— Grover, tú y yo seremos la distracción, debemos darle una oportunidad a Percy de disparar, o a mí de apuñalar, hay que intentar alejarla de Percy, nosotros podemos —Era un plan loco y desesperado, en el que muchas cosas podrían salir mal, y Annabeth lo sabía, Percy podía verlo en sus ojos, pero era lo único que podían intentar.
Ahora usando al Percy hijo de Apolo y a Annabeth hija de Afrodita, un pequeño corto.
Annabeth nunca terminaría de entender ni a Sally ni a Percy Jackson, su mejor amigo. La mujer era una de las personas más amables y alegres que conocía, desprendía una sensación que podrías llamar hogareña y viva, y eso mismo, que hacía que pudiera entender por qué un dios se había sentido atraído por ella, era lo que hacía desconcertante que trabajara en una funeraria como embalsamadora, cuando se enteró pensó que le estaban haciendo una broma.
Percy era otro caso curioso, era alegre, amable, y por alguna razón pese al entrenamiento seguía teniendo una apariencia juvenil que lo hacía parecer una especie de niño eterno hasta cierto punto, y con una actitud normalmente positiva, y que, salvo por contadas prendas, evitaba el negro como la peste. Incluso Quirón se quedó con la boca abierta cuando fue proclamado como un hijo de Hades.
Pero lo había aceptado, eran personas tan positivas y vivas que por alguna razón estaban ligados hasta el cuello con el mundo de los muertos, eran anomalías, por decirlo de algún modo, y ahora que había llegado a su casa, que también era la funeraria en la que trabajaban, no esperó encontrarse a la diosa de la primavera, Perséfone, entregándole a su amigo un cachorro de sabueso infernal, que tenía tamaño suficiente para tumbar a un chico de su edad sin mayor esfuerzo.
— Disculpe, Lady Perséfone, pero, sí puedo preguntar, ¿Qué hace aquí? —Cuestionó intentando sonar tan amable y respetuosa como pudiera.
— ¿Recuerdan cuando se infiltraron en el inframundo hace unos pocos veranos? —Cuestionó la deidad con tranquilidad mientras daba un pequeño sorbo al té que Sally le había preparado— Usaron a una hembra sabueso infernal para distraer a Cerbero, una cosa llevó a la otra y tuvieron a este cachorro, y ya que, en parte, nació gracias a Percy, ahora tendrá que hacerse cargo —Aclaró Perséfone con un gesto suave.
Esa era otra cosa rara, no es que fuera la primera vez que Perséfone aparecía en la casa de los Jackson, y aunque solía ser retratada como alguien que tenía poco que envidiarle a Hera en cuanto al trato que daba a sus hijastros, parecía ser que Sally y Percy, de algún modo, se la habían ganado, Annabeth podía recordar, al menos, seis veces que había llegado con la familia y Perséfone estaba poniéndose al día con Sally como si fuesen buenas amigas de toda la vida.
— ¿Es macho o hembra? Necesito saber para ponerle un nombre —Percy estaba al lado del perro infernal que estaba lamiéndole la cara como lo haría cualquier perro, con algo de esfuerzo lo levantó para mirar— Oh, es macho, ¿Kor? ¿Te gusta ese nombre, compañero? —Le preguntó al perro como sí le entendiera.
— Intenta no ponerle un nombre en honor a un Dios, quizás en el pasado sería algo correcto, pero actualmente... —Habiendo notado, igual que Annabeth, que la elección del nombre no era otra cosa que una forma abreviada de "Kore" uno de los otros nombres de Perséfone, prefirió buscarle otro nombre.
— Bien amigo, tú serás Berus, por tu papá —Proclamó con una sonrisa radiante antes de abrazar al perro infernal, que sí llegaba a tener el tamaño que tenía su padre, bueno, sería una amenaza enorme.
— Lamento la tardanza, había un tráfico horrible —La voz de Thalía sonaba detrás de ella, en la entrada de la casa— Ya podemos ir a ayudar a Grover, démonos prisa chicos... —La manera en que su expresión se llenó de pánico y terror al ver no solo al perro infernal, sino también a la reina del inframundo.
En momentos como esté Annabeth se lamentaba de no haberle dicho a Thalía que Percy, el chico que le había ayudado cuando "revivió", era hijo de Hades, el mismo dios que le había dado caza antes de volverse pino, esto haría las cosas tan difíciles.
Este era el otro corto que había pensado, Percy hijo de Hades, que en lugar de parecer el chico creepy o que tiene una clara presencia de muerte en su vida, parezca más un malvavisco, este pequeño corto sería una especie de preludió a "La maldición del titán"
Lo siguiente es más bien una idea más que un corto o algo más, personalmente, cada vez que he buscado una historia de Danganrompa, Naegi parece el niño bueno que no rompe un plato, y lo entiendo, es lo normal y a la gente le gusta, pero me gustaría verlo de manera diferente, quizás con un talento, o con una personalidad que no lo haga una especie de santo.
