Capitulo 25.
Después de todo lo que pasó con las cartas de amor y la operación Reconciliación. Rapha fue suspendido de sus deberes como guardaespaldas de Kameko hasta nuevo aviso. Por lo que los siguientes días, pasó su tiempo libre en la Mansión Oroku realizando entrenamiento extra, y a pesar de que ese entrenamiento extra, originalmente era parte de su castigo, Rapha, no mostró señales de queja, al contrario, lo aceptó y aunque no lo admitiera en voz alta, aquel entrenamiento le hacía no pensar en lo que le dijo a Kameko la última vez que la vio.
Después de unos cuantos días, la emperatriz, había llamado al Palacio a Saki, para hablar sobre el comportamiento de su "hijo". Durante las tres horas que estuvo en audiencia con ella, le expuso todas las fechorías que había cometido Rapha junto con la princesa y que está vez ya no podía tolerar semejante comportamiento, por lo que consideraba seriamente la dimisión del muchacho.
-Emperatriz – dijo Saki. -Entiendo sus motivos, pero, ¿no es demasiado excesivo?
-Por supuesto que no -respondió ella firmemente. -Se llama poner el orden. Y como lo veo Oroku, te haz ablandado. Recuerdo que con tú hija Karai, tenías la mano muy firme, cosa que admiraba.
-He aprendido a que tener siempre la mano firme no es la solución a todo. -se defendió sin importarle que la persona de enfrente era la gobernante de Japón. - Con Karai cometí el error de tratarla más como una ninja en vez de como una hija, eso solo hizo que se alejara de mi y si me permite decirlo su alteza, si sigue tratando a su nieta como lo hace, ella tarde o temprano se alejará de su lado.
-¿A qué te refieres? - exclamó ofendida. -Mi nieta es la futura gobernante de Japón, tiene responsabilidades de las que hacerse cargo, no tiene tiempo de jugar y actuar despreocupadamente.
-Lo que hace es presionarla todo el tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que habló con ella como si solo fuera su abuela y no su emperatriz? ¿Cuándo fue la última vez que compartieron una comida, o que salieron a dar una vuelta, al parque, al cine, a cualquier sitio? ¿Cuándo fue la última vez que la escuchó y supo que era lo que en realidad quería?
La emperatriz no dijo nada, solo se limitó a fulminarlo con la mirada.
-Reconozco que el comportamiento de mi hijo no ha sido el mejor, pero dígame, desde que él está como guardaespaldas de la princesa, ¿no ha notado un cambio en su nieta?
-Ya he escuchado suficiente – dijo la emperatriz ya fastidiada. -Mi postura sigue siendo la misma.- Saki abrió la boca para replicar, pero la emperatriz se adelantó. - No obstante, permitiré que tu hijo cumpla sus funciones como guardaespaldas por una semana más, ya que he de viajar con mi nieta a Okinawa para celebrar los eventos de fin de año. Pero te lo advierto Oroku, si tu hijo vuelve a comportarse como un rebelde sin causa, me encargaré personalmente de que el Clan del Pie termine su relación con la familia real. Puedes retirarte.
Saki resignado y haciendo una reverencia, abandonó el lugar y se dispuso a volver a su hogar. Lo primero que hizo al arribar, fue dirigirse a la cocina y coger del refrigerador una botella de sake. Estaba cansando, y por primera vez sintió el peso de haber vivido poco más de cincuenta años. Había vivido muchos cambios, tanto de su vida como los del mundo y sabía perfectamente que aún faltaban muchas cosas más.
-Qué se vaya al diablo esa mujer – dijo Saki antes de tomar gran un sorbo de sake.
-Espero que a la mujer que estés mandando al diablo no sea yo - escuchó la voz de Midori, quién entraba en la cocina vistiendo ropa casual. Saki la miró sin decir nada, preguntándose el motivo por el cual la doctora después de tantos días se había atrevido a verlo. - ¿Qué te he dicho sobre tomar sake antes de las doce?
-¿Qué haces aquí? - le cuestionó el ex-villano. - Pensé que después de todo lo que pasó, te irías para siempre.
-He de admitir que lo consideré – dijo Midori. -Pero luego recordé que tengo pertenencias aquí, las cuales tenía que recuperar y luego me llegó está carta.
De su bolso, Midori sacó un sobre de color blanco y se lo entregó a Saki. Éste al tenerlo en sus manos, pensó que se trataba de los remanentes de lo que hicieron Rapha y Kameko, pero al verlo con más calma, supo que no era eso, sino que se trataba de la respuesta de una carta que él había enviado hacía varios días atrás.
-Quiero que me digas la verdad – dijo Midori seriamente. -Esto es de tú autoría, o debo suponer que fueron los chicos.
-Esto si es de mi autoría. -admitió Saki con una media sonrisa y sin poder preverlo, Midori dejó escapar un grito de emoción y corrió a besarlo.
Después de unos segundos la mujer se separó de él y apenada se arregló la ropa.
-Quiero que sepas que esto no hace que te perdone por lo que hiciste en el restaurante. - dijo la doctora tratando de recuperar la postura, pero con tan solo ver como el ex-villano enarcaba una ceja, cedió – Esta bien, lo admito, si lo hace, pero escuchame Saki, más te vale que no vuelva a pasar o para conseguir mi perdón, deberás traerme la luna.
-Puedo conseguirte rocas lunares – dijo Saki con una sonrisa.
Sin más que decir, Midori volvió a besarlo, para acto seguido coger la carta y leerla con emoción .
-¿Cómo lo hiciste? - le cuestionó la mujer sin poder creer lo que tenía en sus manos.
-Fue algo difícil, ya que había pasado el tiempo de selección, pero con un par de contactos, conseguí enviarle al comité tú manuscrito y ya sabes el resto.
-¡No lo puedo creer! Tengo que contárselo a Rapha, ¿dónde está?
-Creo que en el dojo.
Y sin esperar más, Midori salió corriendo de la cocina, mientras gritaba de la emoción:
Rapha se encontraba realizando katas en el dojo cuando Midori entró como una bala y lo abrazó emocionada, no obstante, el abrazo no duró ni un segundo, ya que está se separó al percatarse de que el chico estaba cubierto de sudor de pies a cabeza.
-Midori – dijo Rapha con sorpresa. -Creí que nunca volverías.
-¡Por favor! Solo me ausente por unos días – contestó ella.
-En realidad fueron 27 días….lo vi en el calendario de Saki.
-Bueno, ya no importa, mira.
Midori le extendió la carta a la ex-tortuga para que la leyera y como ella esperaba esté abrió los ojos con estupefacción.
-¿Esto es real? - preguntó sin poder creerlo.
-¡Si lo es! ¡He sido nominada al premio Nobel de Medicina!
-¿Fue Saki, verdad?
-Obviamente. Buscaba obtener mi perdón con esto y lo ha conseguido.
-Me alegro por ustedes dos, así que...¿nuevamente te veré por aquí?
-Más de lo que piensas.
-En ese caso...¡cámbiense de cuarto!
En eso, Saki entró al Dojo con mirada seria. Rapha no tuvo que preguntar, ya que sabía perfectamente que esa mañana había ido al palacio a ver su estatus como guardaespaldas y como lo prevenía, no traía muy buenas noticias.
-Midori necesito hablar con Rapha – dijo el Líder del Clan del Pie una vez llegado junto a ellos. -Qué tal si pides unas pizzas para celebrar.
La doctora reconociendo que Saki tenía que tratar un asunto serio con el menor, se limitó a asentir, para acto seguido abandonar el dojo con pasos de emoción. Una vez estando solo con Rapha Saki habló:
-Iré al grano, la Emperatriz te odia.
-Esa mujer odia a todo el mundo -dijo Rapha cruzándose de brazos.
-Ha pedido que presentes tu renuncia.
-¿Qué? - eso no se lo esperaba la ex-tortuga. -¿Hablas en serio?
-Me temo que si. - y tomando aire continuó. -Rapha, te lo advertí, ese día que quemaste la cocina.
-Licuadora.
-Lo que sea. Te advertí que después de ese incidente, estarías a prueba y que ya no podría hacer nada por ti.
Rapha bajó la vista hacía el suelo al escuchar aquello. Eso era todo, jamás volvería al palacio, y ya no volvería a ver a Kameko y ni mucho menos arreglar las cosas. Si que la había liado, y ahora ya no podía hacer nada para enmendarlo.
-Pero – dijo Saki captando nuevamente su atención. -Aun tienes otra chance.
-¿No acabas de decirme que estoy despedido? - dijo Rapha enarcando una ceja.
-Resulta que la emperatriz como todos los años debe ir a Okinawa a atender las fiestas de fin de año y en esta ocasión llevará a su nieta, por lo que necesitará que seas su guardaespaldas por una semana más. Espero que me estés entendiendo, porque es tu última oportunidad de demostrar que eres un hombre responsable y quizá, porque no puedo prometer nada, la emperatriz cambie de opinión, pero eso dependerá de ti. ¿Esta claro?
-Si sensei– dijo Rapha, tratando de mantener a raya su emoción, después de todo aún podía corregir las cosas. - ¿Cuándo parte la emperatriz y la princesa a Okinawa?
-Esta noche, así que será mejor que vayas empacando.
-Noc noc – dijo Midori en el umbral de la habitación de Rapha.
La ex-tortuga llevaba un poco más de media hora tratando de empacar lo necesario para el viaje a Okinawa. Ahora entendía perfectamente porque los humanos se quejaban del reglamento de equipaje de los aeropuertos, pues cómo conseguían meter todo lo necesario para una semana en una maleta de 55 x 40 x 25 cm centímetros.
-Escuché que irías a Okinawa – dijo la doctora tomándose la libertad de entrar a la habitación del chico y sentándose en un cojín -¿Ya empacaste tú traje de baño?
-¿Por qué habría de necesitar uno? - preguntó Rapha confundido.
-Porque Okinawa es la prefectura con las mejores playas de Japón, rivaliza a Cancún.
-No creo que sea necesario – dijo rodando los ojos.
-Mejor hazme caso, te arrepentirás cuando estés en la playa con Kameko.
Rapha apartó la vista de su maleta y la miró estoicamente.
-Ya sé, ya sé – dijo Midori encogiéndose de hombros. -Lo admito, quizá si me he pasado un poco, metiéndome en tú relación contigo y la princesa.
-¿Un poco? - le cuestionó éste levantando una ceja.
-Es que no puedo pasar por alto que estés desperdiciando tú oportunidad con la princesa.-hizo una pausa antes de continuar – Desde que te conocí, te he estado observando, y he llegado a la conclusión de que optas por encerrar ciertas emociones y al hacer eso, permites que tú ira tome el control...
-Midori, no necesito que me psicoanalices – la interrumpió Rapha tratando controlar la molestia en su voz.
-Ahí está el ejemplo, en vez de aceptarlo lo evades o no niegas.
-Midori – dijo Rapha con advertencia en su voz.
-Ahora recurres a la amenaza.
-¿Entonces que es lo que quieres? - exclamó Rapha ya al borde del enojo.
-Que me digas por qué te aferras a no querer dar el siguiente paso.
-¡Porque no tendría oportunidad! - exclamó Rapha claramente molesto y harto de ese interrogatorio. - ¡¿Estas satisfecha?!
-¿Por qué no tendrías oportunidad? - Midori se levantó del cojín en el que estaba sentada y puso las manos en jarra. Esta era su chance para hacer confesar al muchacho, de poder ayudarlo de una vez por todas.
-Porque es imposible que pueda estar con ella – admitió Rapha. - Kameko es una chica linda, hermosa me atrevo a decir, pero no solo es eso, también es inteligente y sabe escuchar cuando es necesario, y...es la mejor amiga que he tenido, pero…
-¿Pero? -insistió Midori al ver como la ex-tortuga se detenía y dudaba si decir lo siguiente. - ¿Qué es eso que te impide avanzar?
-No tiene caso, olvidalo.
-No Rapha, este es el momento perfecto para que te enfrentes a ese miedo. - insistió la doctora al ver que el muchacho volvía a cerrarse.
-¡Ya te dije que lo olvidaras!.– Rapha luchaba por mantener controlada su voz
-Es más que obvio que hay algo - Rapha apretó los labios y apartó la vista, no quería gritarle a Midori, pero sus insistencias le menguaban la poca paciencia que le quedaba - Vamos, puedes confiar en mi.
-¡Soy una tortuga, ¡¿okay?! Eso es lo que me detiene de decirle a la princesa de Japón que me gusta. -Midori abrió la boca para hablar, pero Rapha se lo impidió y continuó – Por eso no puedo estar con ella...y yo...no deseo terminar como Donnie y Leo.
-¿Qué les pasó a ellos?
-¿Qué, qué les pasó? La respuesta es simple, fueron unos idiotas. A Donnie solo le bastó con mirar unos segundos a Abril para caer embobado por ella, pero a mi solo me tomó esos segundos para saber desde un inicio que no tendría oportunidad. A pesar de que sus sentimientos sean genuinos, Abril nunca le corresponderá de la misma manera. Se lo advertí, le dije que desistiera, pero no me escuchó y ahora vive en un eterno bucle donde todos sus intentos son en vano.
"Y Leo...Leo no fue como Donnie, él sabía perfectamente a lo que se enfrentaba, en especial por cortejar a la hija de Destructor. De igual forma le dije que no fuera estúpido y que abriera los ojos, pero me mandó al cuerno y terminó traicionado.
"Yo...no voy a terminar como ellos, porque sé desde un principio que no tiene caso que lo intente si ya conozco los resultados. ¡Así que dejame en paz de una maldita vez!
Con esas ultimas palabras, Rapha cerró su maleta de golpe, la cogió y caminó hacía la salida de su habitación a paso rápido.
-Rapha espera – pidió Midori, y para su alivio la ex-tortuga de detuvo en el umbral de la puerta, pero no le dio la cara. -Ahora eres un humano y si no te arriesgas jamás sabrás si tuviste oportunidad.
La ex-tortuga no dijo nada, solo se limitó a continuar con su camino, mientras Midori dejaba escapar un suspiro triste. Ahora lo entendía todo, Rapha tenía miedo de abrir su corazón y ser rechazado como le pasó a sus hermanos, pero si no se arriesgaba, terminaría sufriendo más allá de un corazón roto. Por lo que a Midori solo le quedaba rezar a Kami para que la ex-tortuga se atreviera a dar ese paso y forjar el rumbo de su nueva vida.
