Capitulo 29

-Necesito que se encarguen de un estorbo.

-Cuenta con ello.

-Pero que parezca como un suicidio.

-Eso tendría un costo extra.

-No importa, solo háganlo.

-Señor

-¿Ya se encargaron del estorbo?

-Hay un problema, el sujeto no estaba donde nos dijo.

-¡¿Qué?! ¿Cómo es que pudo salir?

-Creemos que usó la ventana que esta en la habitación, la silla y la mesa se encontraban justo debajo de esta.

-Hijo de...¿alguien más sabe que escapó? ¿Los guardias en la puerta?

-Tuvimos que noquearlos.

-Si serán imbéciles, pero me tengo que conformar con ustedes ya que eran los únicos disponibles.

-¿Qué quiere que hagamos señor?

-Búsquenlo discretamente, no ha de andar lejos. Dejen el lugar como si hubiera atacado a los guardias, eso le restará puntos. Y cuando lo encuentren liquidenlo.


Rapha siguió el camino que Kameko debió tomar para escabullirse fuera del hotel. Tenía que admitir que la chica había sido lista, ya que después de saltar entre balcones, llegó a una habitación desocupada, que curiosamente estaba junto a las escaleras de emergencia y que para su sorpresa, estaban sin vigilancia. No había dudas de que Kameko salió de ahí sin problema alguno.

La ex-tortuga terminó llegando a la parte trasera del hotel, donde se realizaban las descargas de los suministros y por donde accedían los empleados. A esas alturas de la noche, se encontraba vacío, iluminado parcialmente por un par de lámparas tenues.

-Si yo fuera Kameko a dónde iría – se preguntó Rapha tratando de encontrar alguna pista de por donde pudo haber ido la chica.

En eso, una melodía llegó a sus oídos, era música producida por instrumentos de viento y cuerda, que podía identificar como de tipo tradicional. Rapha, guiado por los sonidos y cuidándose de no ser visto, se alejó del hotel con rumbo a la playa, y cuando estuvo a escasos metros del agua, pudo averiguar de donde venía la música. No muy lejos de donde se hallaba, había un muelle y en ese muelle se estaba celebrando un festival de fin de año.

Ahí debía estar Kameko, no tenía duda, en especial porque era lo más cercano al hotel.

Sin perder tiempo, Rapha en menos de cinco minutos arribó al muelle, donde fue recibido por luces, lámparas, comida, música y gente que iba de un lado al otro disfrutando de la velada, los puestos y el paisaje. Rápidamente se internó en el festival y empezó a buscar a la princesa por todas partes. No podía ser tan difícil, pues ella traía un vestido rojo llamativo que la hacía resaltar entre todas las chicas, o al menos que se lo hubiese quitado antes de escapar del hotel, así sería complicado encontrarla.

Rapha recorrió el lugar varias veces, revisó cada puesto de comida y juegos, los escenarios donde algún artista o músico mostraba sus habilidades ante el público, incluso reviso debajo del muelle y no encontró señales de la princesa.

¿Sería posible de que se hubiera equivocado y que en realidad Kameko no se encontraba en el festival?

Agotado, Rapha se tumbó en la arena, necesitaba pensar un momento. Ser ninja no era usar los puños, sino también el cerebro, y eso era algo que difícilmente lograba hacer, "analizar la situación fríamente y no dejarse llevar por las emociones" esas eran palabras de Splinter que cada vez que podía se las recordaba a él y a sus hermanos, en especial a él.

Pero analizar la situación no lo hacían sentirse mejor, pues solo podía recordar todos los errores que había cometido desde que había escapado de la guarida, había llegado a Japón y por supuesto lo que ocurrió en la cena de hacía unas horas atrás.

Llevándose una mano a la cara para quitarse el sudor, Rapha se percató de una silueta parada sobre el muelle, una silueta que estaba detrás de los puestos, una silueta de una mujer con un vestido rojo.

-Kameko – dijo Rapha levantándose de golpe y corriendo nuevamente hacía el festival.

Haciéndose paso entre las personas y sin importarle haber empujado a unos cuantos, la ex-tortuga consiguió llegar a la parte del muelle donde había visto a la chica y su corazón sintió un tremendo alivio al confirmar que en efecto era Kameko la mujer que estaba ahí. Se acercó sin hacer ruido y cuando estuvo a punto de tocarle el hombro…

-¡Ni lo sueñes pervertido! - exclamó Kameko amenazadoramente mientras sujetaba una pequeña lata de gas pimienta en sus manos.

-¡Soy yo! - dijo Rapha alzando las manos ante la amenaza de la chica.

-¿Ryu?

-No hay otro.

-Ryu, ¡por Kami! Créeme que realmente lo siento.-empezó a decir Kameko con lágrimas en los ojos - Jamás debí meterme en la relación de tu padre, tenías razón, había que dejarlos solos, pero yo estaba tan aferrada a querer ayudarte y…

-Te perdono, sé que no era tú intención lo que pasó– la interrumpió Rapha. -Pero yo también debo pedirte disculpas. - Kameko lo miró desconcertada. -Fui muy grosero contigo, te dije cosas horribles, cosas falsas de las cuales no estoy orgulloso de haber dicho. Fui...un completo imbécil, ¡Ya está, lo dije!…

Sin darle oportunidad de que Rapha pudiera decir algo más, Kameko lo abrazó, y dijo:

-Prometamos no volver a pelear.

-Prometido – dijo Rapha respondiendo al abrazo de la chica.

Ambos chicos permanecieron abrazados por un tiempo, hasta que Kameko lo rompió para decir con diversión:

-¿No se suponía que estabas recluido y bajo vigilancia?

-¿No se suponía que debías estar durmiendo en tu cuarto de hotel - le respondió Rapha en el mismo tono.

-Touché – Kameko dejó escapar una carcajada – Al menos los dos estamos metidos en problemas, como siempre.

-Si esto es una competencia, diría que llevo la delantera.

-Mmmmh, cierto, ¿Tú padre te dijo algo?

-Apagué mi móvil, así que no puedo saber exactamente en que consisten las amenazas de muerte que me ha de estar enviando.

-¿Por qué actuaste de esa forma en la fiesta? -Kameko lo miró directo a los ojos, en señal de que quería una respuesta sincera.

-Yo...no pude soportar el ver como te trataba Mako – admitió Rapha.

-¿Te dieron celos verdad? - nuevamente la voz de Kameko sonó divertida ante el desconcierto de Rapha. -¡Vamos admítelo! Prometo no decirle a nadie.

Rapha viendo que no podía engañarla, dejó escapar un suspiro y admitió haber sentido celos hacía Mako.

-Mako no debería ser tú esposo – agregó la ex-tortuga.- Puede que para todo el mundo parezca la mejor opción, pero no sabe nada de ti. ¿Qué clase de esposo sería?

-Uno al que solo le interesa el poder – respondió Kameko. - Muy al contrario de ti, que debería asustarme por toda la información que posees acerca de mi.

-Yo...bueno...quería ponerlo a prueba y...

-Al menos me alegra saber que alguien se preocupa por mi – dijo Kameko con una sonrisa. - Y he de confesar que disfruté en parte ver como golpeabas a Mako.

-¿En parte? -Rapha enarcó una ceja.

-No suelo aprobar la violencia, pero esta vez se lo merecía.

-¿No hay otra forma de anular el compromiso?

-Solo si aparece otro candidato.

Justo en ese momento, las campanas del templo cercano comenzaron a sonar, a la vez que el cielo se inundaba de fuegos artificiales de todos los colores y formas posibles. La gente que estaba en el festival y en la playa, detuvieron sus actividades y llevaron la vista al cielo para admirar con emoción el espectáculo.

-¡Feliz año nuevo! - dijo Kameko mirando al cielo.

Rapha no pudo evitar observar con mayor detenimiento a Kameko, en ese momento, en esa noche, bajo las luces de colores, la princesa a sus ojos, lucía increíblemente hermosa. Sintió como su corazón comenzaba a latir rápidamente, pero sabía que no era producto a un esfuerzo físico como correr o brincar. No, esto era diferente, muy diferente. Y sabía que solo se sentía así cuando estaba junto a Kameko.

"Apuesto que así se sentía Donnie cuando veía a Abril" pensó Rapha al ver la ironía de la situación. Siempre burlándose de su hermano y diciéndole que no tenía oportunidad y helo aquí, experimentando por primera vez en su vida sentimientos más allá de la amistad por alguien. "Me alegró que no este aquí, o sino me lo echaría en cara".

"Es tu oportunidad" escuchó a su subconsciente decir. "Dile a Kameko lo que sientes por ella"

"No, no puedo, ella ya está comprometida…"

"Al menos que haya otro candidato"

"Ahora eres un humano y si no te arriesgas jamás sabrás si tuviste oportunidad." las palabras de Midori hicieron eco en su cabeza.

Tenía que admitir que la doctora tenía la maldita razón. Desde muy joven, se había resignado a nunca conocer a alguien, todo por culpa de su condición de tortuga mutante. No era que no le gustara ser tortuga, al contrario, le encantaba serlo, pero...había momentos en que le molestaban las desventajas que traía consigo, como no poder salir de la guarida de día por temor a terminar en una mesa de disección, (aunque irónicamente terminó en una) no poder visitar lugares, realizar actividades como una persona cualquiera e incluso socializar sin temor a que estos llamaran a control animal.

Sin embargo, ahora era un humano como todos los demás, había podido hacer muchas cosas con las que solo había soñado, había podido caminar entre las calles sin temor a que alguien gritará del terror. Si, las cosas eran distintas, ahora tenía muchas oportunidades que no iba desperdiciar, y justo en ese momento tenía una oportunidad que no había querido aprovechar por temor, pero si no se arriesgaba, ¿cómo sabría que realmente la tuvo?.

-Kameko – dijo Rapha llamando la atención de la princesa. - Todo este tiempo yo he estado pensando….y quiero decir, que...sin importar los obstáculos a los que me enfrente, yo haré lo posible para ser tú….

-¡Ahí esta!

La voz de un extraño hizo que ambos chicos voltearan a su costado, en donde pudieron observar a dos hombres de una apariencia no fiable, vestidos de traje negro con la camisa blanca desabotonada en la parte de arriba. De un paso, Rapha se colocó frente a Kameko a modo de protección.

-¿Se les ofrece algo? - Les cuestionó Rapha desconfiando en esos sujetos.

-Si – dijo uno de ellos llevándose una mano dentro de su saco para sacar algo. -Nos estábamos preguntando si podrías ayudarnos con nuestro trabajo. ¿Sabes? Nos gusta hacer el trabajo fácil y rápido, y claramente chico, no nos lo has hecho sencillo.

Al finalizar esas palabras, el extraño sacó de entre sus ropas una pistola y sin dudarlo disparó hacía Rapha, éste último al ver el arma cogió a la princesa del brazo y la llevó detrás de una pila de barriles para protegerla, por suerte había logrado esquivar la bala por un pelo.

-Son Yakuzas – dijo Kameko asustada.

-¡Wow! Siempre me imaginé cómo sería conocer a un yakuza, pero no de esta forma. -dijo Rapha pensando en un plan de escape.

-Vamos chico, no tengo toda la maldita noche. -dijo el extraño caminando hacía los barriles con el arma en mano.

-Viene por mi – dijo Rapha sin perder de vista al yakuza. - Kameko, yo los distraeré en lo que tú pides ayuda, ¿puedo contar contigo?

-¡Ryu no! Es muy peligroso – le respondió Kameko -¿Alguna vez te has enfrentado a algo similar?

-No, fue mucho peor, un ejército Calamardos rosas. Toma – Rapha le entregó su celular a una Kameko asustada y desconcertada. -Estaré bien.

Con eso último Rapha alzó las manos en señal de rendición y salió detrás de los barriles.

-Muy bien chico – dijo el yakuza con satisfacción. - Te prometo que dolerá mucho.

-No lo creo – fue la respuesta de Rapha antes de echarse a correr hacía los puestos.

-¡Mierda! - maldijo el Yakuza – No lo dejes escapar.

De ese modo, los dos yakuzas comenzaron una persecución en busca de la ex-tortuga.


Rapha ya había estado en diversas persecuciones, algunas de ellas era él junto a sus hermanos persiguiendo a un enemigo y otras era huyendo de estos, en especial, aquella ocasión en que se metieron a una base secreta Krang repleta de cientos de ellos, pero nunca había estado en una en la que estaba involucrada la yakuza.

¡Qué increíble situación!

Otro disparo resonó en el lugar, Rapha instintivamente se agachó y se ocultó detrás de una carpa, mientras que las personas que disfrutaban el festival al escuchar el arma entraron en pánico, comenzaron a gritar y a correr por todas partes.

¡Lo que le faltaba!

Aprovechando que la gente corría despavorida de un lado a otro, Rapha consiguió escabullirse hacía las espaldas de uno de los yakuzas y sin que éste pudiera reaccionar a tiempo, la ex-tortuga consiguió desarmarlo por medio de una kata, para acto seguido dejarlo fuera de combate, y cuando se dispuso a ir por el otro hombre, otro disparo sonó, uno que le rozó la cien, haciendo que tuviera que alejarse de ahí.

-¿Dónde esta la maldita seguridad de este lugar? - se cuestionó Rapha al mismo tiempo que corría en dirección hacia la playa. Por el bien de todos los asistentes al festival, primordiamente el de Kameko, Rapha optó por llevar la pelea a otro zona.

El yakuza siguió a Rapha hasta la playa, y para su desagrado, lo perdió en la parte inferior de los muelles. El lugar estaba parcialmente iluminado por la escasa luz que provenía de los fuegos artificiales que se colaba por las tablas, y el único ruido que se escuchaba era el golpear de las olas contra las rocas y arena.

-¡Vamos bastardo, sal de tu escondite! - gritó el yakuza mientras sostenía su arma listo para disparar, él no sería como el idiota de su compañero que apretó el gatillo a lo tonto y arruinó la discreción.

Caminando lentamente por la zona, el hombre, se percató de unas huellas recientes en la arena. ¡Bingo! Su objetivo no había sido muy inteligente al ocultar su rastro. Así que estando atento a cualquier sonido, siguió las huellas hasta que vio que estas rodeaban una de la tantas columnas de madera que soportaban el muelle. Relamiéndose los labios, alzó su arma y cuando estuvo a punto de disparar…

-¡ARRRRRGGGG!

El yakuza dejó escapar un grito de profundo dolor al sentir como el brazo con el cual sostenía el arma crujía y se doblaba hacía una dirección contraría a lo normal. Soltó su arma y se encorvó tratando de sujetar su brazo adolorido con el otro, pero al momento que hacía eso, una fuerte patada a la cara lo hizo ver estrellas, provocando que cayera de espaldas en la arena fuera de combate.

Rapha tuvo que recargarse en una columna para tomar aire, sentía la adrenalina al tope y creía que en cualquier momento le daría un infarto al ver que su corazón no paraba de latir más allá de lo normal. Si era sincero, ya había estado en otras situaciones en los que peligraba su vida y la de los demás, pero esta vez, era algo nuevo que recordaría para la posteridad.

-¡Ryu!

La voz de Kameko lo hizo reaccionar y para cuando se dio cuenta, ya tenía a la chica en sus brazos.

-¿Te encuentras bien? - preguntó la chica buscando alguna herida en su guardaespaldas. -¿Te hirieron? ¿Te duele algo? ¿Cuántos dedos vez?

-Estoy bien – respondió Rapha con media sonrisa. -No hay de que preocuparse, me he enfrentado a cosas peores...de verdad.

-¡Estaba tan asustada! - estalló Kameko en lágrimas. -No vuelvas a hacer eso, ¿me oíste? ¡Nunca!

-Si mamá – le respondió Rapha en tono de broma.

Rapha optó por llevar a la princesa de vuelta al hotel, había mucho que explicar, pero era mejor hacerlo en un lugar seguro por si aparecían más yakuzas. Ambos se dieron media vuelta y comenzaron a caminar, una vez salido de debajo de los muelles, Rapha y Kameko pudieron divisar a lo lejos varías patrullas de policía acercándose.

-Ya era hora – dijo Rapha torciendo la boca. - Una pizza hubiera llegado más rápido.

Los fuegos artificiales aún seguían retumbando en el cielo y la ex-tortuga se cuestionó el porqué el encargado de su manejo no los habría hecho parar de una vez.

Y justo en ese momento un sonido distinto casi cubierto por el ruido de los fuegos artificiales se logró percibir.

Extrañado por ello, Rapha se dio media vuelta y al hacerlo, sus ojos se abrieron de golpe, el yakuza que hacía unos minutos atrás yacía inconsciente sobre la arena, con trabajos lograba sostenerse en pie y apuntando su arma hacía él con el brazo bueno quedaba.

Rápidamente, Rapha se colocó frente a Kameko para protegerla, y se escuchó nuevamente el sonido de un disparo, pero para su sorpresa, éste no había sido producido por el yakuza, sino por un policía que vio a tiempo las intenciones del hombre y disparó a matar.

Rapha respiró aliviado, por fin la ayuda había llegado, pero Kameko no pensaba lo mismo.

-¡Ryu! - gritó ella señalando el costado izquierdo de Rapha.

-¿Qué? - le cuestionó Rapha al mismo tiempo que se percataba de una mancha roja creciendo rápidamente en su cuerpo. - ¡Mierda!

Y sin poder decir algo más, se desplomó inconsciente en la arena.