Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.

Tokyo Ghōul, pertenece a Sui Ishida.

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Fem-Harry (como siempre).

Será convertida en una Ghōul, de forma igual a Kaneki.

Iniciará desde 1991 y no desde 1993. No tendremos a Fem-Harry (Artemisa), viajando atrás en el tiempo, como en el otro Fic.

Harem: Lily Potter (de una línea de tiempo alternativa), Hermione Granger, Daphne y Astoria Greengrass, Padma y Parvati Patil, Susan Bones (¿alguna otra Hufflepuff que se les ocurra, por favor?), Tōka Kirishima.

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Artemisa: Una Ghōul en Hogwarts (Versión 1.5) (O versión 1, pero modificada)

Capítulo 3: Aprendiendo algunas cosas.

Ni Artemisa, ni Lily hablaban. Lo primero que hizo la pelinegra de ojos verdes, fue agachar la mirada, pues se sentía culpable de su naturaleza. No se atrevió a volver a mirar, a su madre a los ojos, hasta que sintió una caricia, en su mejilla, y al mirarla, encontró que no la juzgaba, solo la mirada con cariño, simpatía y amor. —Según me explicaron Tōka-Chan y el Sr. Yoshimura, los Ghōuls pueden consumir café. De cualquier sabor, en realidad. Pero los Ghōuls por naturaleza, presentan una carencia de algo llamado Células Rc, que están presentes en el cuerpo humano, pero la única forma en la cual un Ghōul puede adquirirlas, es al consumir carne humana. El café puede ser un reemplazo de esto, pero es solo... temporal. E igualmente podría acabar llevándome al mismo frenesí de hambre por carne humana.

Lily lo pensó por un instante. —Bueno, cariño —dijo Lily, cuando su mente fue a algunos rincones oscuros. —En Japón, creo que los Ghōuls tienen una enorme suerte, pues su país es uno de los que tiene una de las mayores tazas de suicidio.

Janeth asintió. —Anteiku, es una organización Ghōul pacifista y mandan a algunos Ghōuls a buscar suicidas, para... bueno, mantener abierta su carnicería.

—Aun así, Inglaterra no se queda atrás, en cuanto a tasas de suicidio —dijo Lily. Artemisa, la miro esperanzada. —El trabajo en nuestro país, es casi tan demandante como el de Japón, a causa de que los últimos dos Ministros del Trabajo Muggle, demandan más horas. —Con un movimiento de cabeza, madre e hija fueron hacía un armario, donde había muchas escobas, y agarró dos de ellas. —Te compraré una nueva, y más rápida, lo prometo.

Aunque ella ya había presenciado la magia, se sentía bastante fuera de lugar, al agarrar esa escoba, y recordó algunos cuentos de fantasía. —Imposible —pensó para sí misma.

— ¡Vamos, Misa! —le llamó su madre. La niña corrió, para alcanzar a su madre, mientras cruzaban un pasillo, las cocinas y la mujer abría la puerta trasera de la casa, saliendo al patio. —Entonces, haremos esto bien. —Dejó caer las escobas, en el suelo y se paró junto a una de ellas. —Párate al lado de la escoba. —recordó las instrucciones de la entrenadora Hooch, en su juventud. —Extiende tu mano derecha sobre la escoba y di «arriba», con decisión y firmeza, cariño.

Artemisa asintió, extendió su mano hacía la escoba y gritó. — ¡ARRIBA! —La escoba de Janeth saltó de inmediato en sus manos, haciendo sonreír a su madre.

Lily le enseñó cómo montarse en la escoba, sin deslizarse hasta la punta, y corrigió la forma de sujetarla, demostrándole a la pelirroja de ojos verdes, que su hija tenía mucho de James, en ella, además del cabello. —Ahora, dale al suelo una fuerte patada —le indicó su madre. —Mantén la escoba firme, elévate un metro o dos y luego baja, inclinándote suavemente. —Artemisa asintió, y lo hizo perfecto. —Está bien. Lo haces muy bien, cariño. —Artemisa voló detrás de Lily, preguntándose hacía donde la estaba guiando su madre. Y fue aún más extraño, que recorrieran casas abandonadas, hace ya muchos años o incluso décadas. Se acercaron a la puerta de una de ellas y para ese momento, Artemisa ya había memorizado el hechizo que usaría su madre. — "Alohomora" —la puerta se abrió. — "Lumos" —de la punta de la varita, surgió una luz y ambas ingresaron en la casa abandonada. — "Si vas a suicidarte, tienes dos opciones: desear que tu familia encuentre tu cadáver, entonces te suicidas en la comodidad de tu habitación" —le explicó. Janeth asintió — "O simplemente, desear que nadie jamás te encuentre, y entonces, vas a una casa abandonada o al bosque" —ascendieron por las escaleras de la casa, y Lily abrió todas las puertas, con el Alohomora, encontrándose con dos cadáveres y un sujeto que seguía drogado. Todavía tenía la jeringuilla con algo de la cocaína, en el brazo. — ¡Diffindo Máxima! —Con un único hechizo, pero disparado a varias partes de los cadáveres, lo primero que hizo Lily, fue degollarlos y luego desmembrarlos. Suspirando, creó una bolsa de tela de la nada, y guardó los miembros, si acaso, abrieron los cadáveres y extrajeron los órganos, para que después, Artemisa pudiera comerlos. Lily y Artemisa salieron de allí. Increíblemente, ninguna de las dos vomitó, cuando podrían haberlo hecho, por el asco de semejante masacre, que acababan de cometer.

—Bien, regresemos a casa —dijo Artemisa, subiéndose a su escoba y despegando. Siguió a su madre. Visitaron otras construcciones abandonadas, repitieron el proceso de asesinato o simplemente de desmembramiento, al encontrar muchos cadáveres de suicidas. Cuando llegaron a casa, Lily tomó un baúl, lo lavó, extrajo todo el polvo, eliminó los comején y polillas, y después de eso, lo impermeabilizó, le colocó un hechizo que impediría el paso del tiempo y dentro, colocó los miembros amputados. Aunque Artemisa devoró un antebrazo completo, y luego se deshicieron de los huesos. —Mejor. —Suspiró pesadamente, sentándose encima del baúl, con la respiración pesada, apoyando sus antebrazos en sus muslos, mientras sonreía. —Mucho mejor. Casi caigo en un frenesí. Podría haberte lastimado.

—Soy mucho más, que solo una Pocionista, cariño —dijo Lily sonriente. —Por cierto: es momento, de que practiquemos, algo de magia y algunas cosas del común para los magos. —Artemisa le enseñó una sonrisa a su madre, más que dispuesta a aprender sobre las costumbres del mundo mágico inglés.

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Con el pasar de los días, le enseñó a preparar algunas pociones sin varita.

Entre más días pasaban, más iba aprendiendo Artemisa, especialmente sobre la magia africana, pues ellos no usaban varitas mágicas: le enseñó algunos hechizos simples para usar solo con gestos de manos: hechizo de desarme... cuando intentó enseñarle hechizos de todos los elementos de la naturaleza, descubrieron que Artemisa era afín al agua, hielo y tierra, entonces se centraron en esos elementos mágicos. Especialmente, encantamientos de Medimagia.

Usando hechizos de velocidad, agilidad, fuerza y resistencia, Lily podía luchar contra su hija, sin que le partiera los huesos de los brazos o piernas, o el coxis o las costillas, cuando era Lily, quien recibía los puños o patadas de la Ghoul.

Entre todo eso, un día, Lily decidió darle dos golpes mortales a Dumbledore y se Apareció en Gringotts: el Banco de los Magos, haciendo la anotación mental de enseñarle sobre el banco a Artemisa. Allí, pidió hablar con el encargado de las cuentas Potter: Litwood, solo para descubrir su fraude y como era uno de los que ayudaba a Dumbledore a trasladar dinero de las cuentas Potter, a las cuentas Dumbledore y otras cosas. Rápidamente, demostró ser la viuda de James Charlus Potter, y ordenó que Litwood fuera encarcelado, pues las pruebas del robo contra la casa Potter, estaban literalmente en los papeles, sobre esa mesa. Unos minutos después, otro duende, este llamado Ragnok, realizó un juramento de servir a la casa Potter, y lo primero que hizo, fue mandarle una carta a Albus Dumbledore.

— ¿En qué puedo servirle, Lady Potter? —preguntó Ragnok, ansioso por ayudar a la mujer.

—Una extracción de G600000 Galeones, por favor, Ragnok —dijo Lily. El duende entregó el dinero a la bruja, quien sonrió satisfecha.

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-/-/-/Hogwarts, oficina de Albus Dumbledore/-/-/-

Albus Dumbledore, era el director del colegio Hogwarts: de Magia y Hechicería. La escuela mágica de Gran Bretaña y antiguamente, fue el maestro de transformaciones. Cuando derrotó al mago maligno Gellert Grindelwald, todos lo alabaron y le otorgaron puestos gubernamentales: Jefe Brujo del Wizengamot y Jefe de la Confederación Internacional de Magos. Y gracias al primer puesto, fue que Dumbledore pudo colocar a Harry Potter, en el hogar de los Dursley, mientras que todos los magos de a pie, escuchaban de su boca, que El-Niño-Que-Vivió, estaba sano y salvo.

Todos creerían, que estaba en manos de algunos seguidores del lado luminoso, siendo criado para algún día, regresar triunfante a Hogwarts.

Cuando en realidad, estaba siendo criado por los Dursley, la desagradable hermana menor de Lily: Petunia Dursley, quien odiaba la magia y por extensión, odiaría a su sobrino. Dumbledore sabía que el niño, sería maltratado y tendría que serlo. Pues en la cabeza de Dumbledore, Harry Potter, tenía que ver a Hogwarts y al Mundo Mágico, como su hogar y un lugar en el cual poder escapar de los Dursley, en todo momento y estar en deuda con Dumbledore, por permitirle asistir al colegio de magia.

Sí. El plan de Dumbledore, tenía muchas capas y todas estas, giraban alrededor de un chico, que solo existía en la mente colectiva inconsciente de la Gran Bretaña Mágica, gracias a los Eternos: Harry James Potter-Evans: el hijo de James y Lily Potter, quien fue reemplazado en esta línea de tiempo, por Artemisa Potter-Evans, y de la cual Dumbledore no tenía la más mínima idea de su existencia, ni de la existencia de otra Lily Joanne Potter-Evans, quien ya había echado por tierra, todos sus planes para sacrificar a Harry, como un cerdo al matadero.

Y todo comenzó, con una carta.

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Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore,

nos dirigimos a usted como lo que es: un ladrón.

Se le informa que por el robo de las cuentas Potter, el secuestro de la heredera Potter y la continua sustracción monetaria de las cuentas Potter, sin el debido consentimiento de la heredera Potter; se han sustraído de su cuenta personal, G 800'000.000, de su cuenta personal, (a nombre de Albus Dumbledore), ubicado en la bóveda 123. Además, desde la bóveda 789, se han sustraído G 98'564.000, si estas cifras no son suficientes, para pagar el robo a la familia Potter, por daños y prejuicios, se le ordenará pagar en lingotes de oro, la suma de 30013 kilogramos en oro.

Por favor, espere una próxima carta, sobre esto.

Gringotts le desea un feliz día.

ATTE.: Ragnok, nuevo gerente de las cuentas Potter y Peverell.

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Al leer esto, Dumbledore se puso de pie. ¿Heredera Potter?, ¿Cómo sabían ellos sobre Harry Potter...?

No. Espera.

Algo estaba mal aquí. La carta decía HEREDERA, en femenino, no en masculino.

¿No se suponía que James (y por consecuencia Harry) eran los últimos miembros de la familia Potter?

Pero la sustracción del oro, sí era verdadero.

¿Qué se suponía que hiciera?

¿Qué simplemente él se quedará allí sentado y viera como sustraían su dinero?

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Bueno. Era una opción.

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Lo más tonto que podría hacer, sería (literalmente) apersonarse en Gringotts, donde podrían arrestarlo. Además: ya Gringotts, había sustraído el dinero de sus bóvedas y lo habían devuelto a esa tal heredera.

Lo mejor, para su gran ira era quedarse sentado y no mover ni un musculo. Si hiciera preguntas en Gringotts sobre esta heredera, incluso podría acabar encarcelado en Azkaban o (Merlín no lo permita) en las minas de los duendes, extrayendo carbón u oro, si es que no hubiera podido pagar lo que tomó de las cuentas Potter y Peverell.

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Entonces, sintió como perdía el control sobre los asientos Potter y Peverell. Y eso solo podía significar, que había un miembro de esa familia, que acababa de sentarse en ellos, en el Wizengamot.

¿Qué estaba pasando?

¿Quiénes eran los herederos?, ¿sabrían acaso ellos, sobre Harry?, ¿intentarían secuestrarlo del hogar de los Dursley? Si lo hacían, entonces él podría realizar un movimiento, para que los arrestaran por secuestro.

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Lo mejor, era quedarse sentado, en silencio, en la oscuridad.

Cállate y observa. —Se dijo a sí mismo. Oh, como odiaba no hacer nada, cuando sus planes comenzaban a derrumbarse, delante de él. —Espera hasta 1991, cuando Harry Potter venga a Hogwarts, y entonces, haz tu movimiento.