Nombre de la Canción: A Plage Tale Requiem
Compositor: Oliver Deriviere y otros.
*Pertenece a la Banda sonora del juego con el mismo nombre "A Plague Tale Requiem" Recomiendo escucharla mientras se lee la obra.
El barro le permitió vivir un día más.
Respiró hondo, cerrando los ojos mientras mojaba su cara con el río. Al abrirlos, observó la distorsión de su imagen reflejada en el agua, percibiendo, de igual manera, su rostro demacrado, pálido y sin vida, aun y las hondas del río. No sabía cuántas veces había intentado controlar sus lágrimas, obligándose a bloquear cualquier sentimiento que no fuera motivado por la venganza, pero estas se acumulaban en sus ojos, irritándolos. Aquello, sumado a la opresión en el pecho cada vez que recordaba los acontecimientos recientes y las heridas de la batalla, mostraban a una no era ni la sombra de lo que había sido.
Sango, la guerrera.
Estornudó por enésima vez y escupió algo de tierra, haciendo caso omiso al dolor en su cuerpo, dolor que en breve desaparecería gracias a esa piedra mágica que el señor le había entregado. Sin embargo, no pudo evitar recordar que esas heridas habían sido hechas por su propio hermano pequeño. Kohaku, que no estaba seguro de estar preparado para aquel encargo, había perdido el control y acabado con todos y cada uno de sus compañeros. Su padre incluido.
Sango, la sensata.
Gruñó enfadada, golpeando su imagen reflejada en el agua con ira. Ella había hostigado a su hermano, pensando que se trataban de los nervios por el primer trabajo. Nervios que ella misma había pasado y que su padre hizo desaparecer con rapidez. Pero su pequeño hermano no había sido capaz de poder luchar contra aquello, no había podido eludir las sombras en su mente que le obligaron a alzar su hoz y segar la vida a sus compañeros en un macabro baño de sangre que traumaría al más valeroso guerrero. Pero tenía que ser sincera, la culpa no era su hermano.
Sango, la culpable.
La culpa había sido de ella misma por no prevenirlo. Tenía un solo trabajo, había prometido a su madre protegerlo y ni eso había sido capaz. ¿Cómo se presentaría ante ella después de esto? Sus heridas en su espalda, no solo le recordaban que su misión había sido un fracaso por completo, sino que nunca podría cambiar su error. Pero pensaba vengarse. Había sabido que su pequeño hermano fue inducido por un medio demonio, un tal Inuyasha, con tal de trastornar su mente y así conseguir que atacara a los suyos por el simple deseo de acabar con todos los exterminadores. Se lo haría pagar.
Sango, la tenaz.
Porque ella había vuelto de entre los muertos para vengar a su familia. Recordó cerrar los ojos rechazando la idea de su muerte, no dejándose llevar por el descanso eterno, porque tenía una misión que cumplir. Esa sed de venganza, la obligó a abrir los ojos, a salir del barro y alzar, una vez más, su arma para arrancarle la vida a aquél que se había atrevido a destruir la suya.
Sango, la exterminadora.
Ese era su trabajo, pero ahora, sería su vida entera. Exterminaría a ese tal Inuyasha y a cualquiera que se interpusiera en su camino porque ese era su único destino, para lo que ella había nacido. Por ello, y si el destino se lo permitía, respiraría un día más hasta cumplir su venganza. Solo entonces descansaría.
Pues, al final, acabaría de vuelta al barro.
Fin.
Aquí aparezco de nuevo. Llevo unas semanas completamente desorganizada xD. Pero esta semana aprovecho el #escrito_activo_semanal para escribir sobre un personaje con el que aún no me había atrevido. Como habéis visto, ha sido escrita mientras escuchaba la canción del videojuego A Plage Tale Requiem (una de las causas por la que me he desorganizado tanto últimamente xDDD), la cual aparece en los créditos de inicio del juego. Si sois de jugar, os recomiendo éste y el anterior, A Plage Tale Innocence (no, no me llevo comisión por ello, pero estoy fascinada con el videojuego xD)
¡En fin, espero que os haya gustado! Si todo va bien, nos vemos la semana que viene.
